Capitulo 9
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La foto no me pertenece, los créditos se ban a su talentoso creador.
Hashirama arribó al lugar escondido donde mes tras mes, visitaba a Shiyo. Llegó cargado de provisiones, ya que el mes anterior no había podido verla, por los muchos conflictos en las diferentes aldeas cercanas a Konoha, sin olvidar, la enorme tristeza que le daba saber a Hinata en ese profundo sueño. Ella llevaba cuatro semanas igual y aún no lograba dar señales de recuperar la conciencia. Tsunade le contó lo sucedido el día en que Madara la fue a ver y desde ese día, se encargó de colocar unos Anbus, para que la vigilaran en caso de que el azabache quisiera entrar a perturbarla.
—Que gustó verte—la anciana sonrió al verlo acercarse hasta su cabaña—Me tenías muy preocupada por tu seguridad y la de tu familia—aunque el castaño mandó una ave avisando su ausencia, la fémina no pudo evitar preocuparse por él.
—Lo se y me disculpo, pero como ya te dije, estaba muy ocupado con todos los deberes de la aldea—trataba de sonreír aunque le costaba mucho hacerlo.
—¿Y como te esta yendo con la chica de ojos bonitos?—Chiyo ya sabia acerca de Hinata, ya que el último mes que la fue a ver, sonreía involuntariamente, dándole a la anciana las pistas para preguntar el motivo de su buen humor. El Senju le contó como la conoció y también que era una mujer prohibida, dado que era la esposa de su mejor amigo.
—¡Hinata!—la nombró con melancolía y le contó todo a la mujer acerca de lo sucedido con ella durante las últimas semanas—Me duele verla así... yo solo quiero que ella despierte de una vez—le dijo con pesar.
La anciana se entristeció con la suerte de la pobre chica. De verdad que le había ido muy mal durante los últimos días y aún le faltaba despertar para enfrentar la pérdida de la niña.
—Tranquilo, verás que muy pronto la tendrás de regreso y la suerte estara a tu favor—el Senju sonrio deseando que las palabras de Chiyo, se hicieran realidad.
—Eso esperó, no sabes las ganas que tengo de verla sonreírme de nuevo, tal como solo ella lo sabe hacer—los ojos del Hokage brillaban al hablar de la ojiperla. Chiyo sonrió al verlo así, tan entusiasmando como lo estuvo años atrás. Ese muchacho se merecía tener un poco de felicidad en su vida, después de esforzarse tanto por proteger a todas esas personas, incluyéndola a ella, era justó que obtuviera el amor de esa joven a la que aún sin conocer, ya la quería por darle vida a Hashirama.
Ambos pasaron a la cabaña de Chiyo para guardar las provisiones y la anciana se apresuró a prepararle algo de comer, pues en esa ocasión, le dijo que no podía quedarse hasta el siguiente día debido a las muchas obligaciones, incluyendo el hecho de no querer separarse de Hinata.
—Te agradezco que aún ante tus tantos pendientes, te dieras el tiempo de venir a ver a esta vieja—agradeció Chiyo antes de despedir a Hashirama.
—No hay nada que agradecer, a mí me hace bien salir y hablar contigo, de alguna manera, me olvido de los problemas estando aquí—confesó y después de darle un abrazo, se marchó de la misma manera en que llegó. Le urgía llegar a Konoha para ir a ver a su bella durmiente. De nuevo sonrió al saberse posesivo con alguien que todavía no le pertenecía, pero que muy pronto sería suya y de nadie más.
[...]
Madara realizó uno a uno los acuerdos correspondientes en las diferentes aldeas a las que llegaron. Todo salió como lo habían planeado, sin embargo, la opresión en el pecho no lo abandonó en ningún momento. Como pocas veces en su vida, aceptó que no tenía idea de como hacer para que su mujer despertara y lo mas importante, no sabía que le iba a decir en cuanto la mirara. Ese pensamiento no logró abandonarlo y muy a su pesar, sus acompañantes lo notaron, pero no dijeron nada, especialmente Obito, quien parecía acusarlo cada vez que lo veía.
No dejaba de preguntarse, como su sobrino había terminado queriéndola, habiendo sido uno de los más renuentes a aceptarla. Entonces ¿porque él no pudo portarse igual que Obito? No le hubiera sido difícil, después de todo, ella era realmente hermosa, tanto por fuera, como por dentro y lo que era mejor, Hinata lo amaba, se lo demostraba cada noche que la hacía su mujer. Su ojiperla se entregaba a él por completo y aunque se negara a admitirlo, se había vuelto dependiente de ella, de su calor, de su cuerpo, sus dulces gemidos, de su aroma tan embriágate, tan delicado y femenino. Toda ella era lo más cercano a la perfección.
Si hubiera sido más inteligente, se habría dado cuenta desde mucho tiempo atrás lo importante que su esposa era para él. Ahora su cerebro sólo se centraba en la forma en que habló de su propia hija frente a la madre, misma que estaba dispuesta a dar su vida, por la vida de la niña. Por su maldita culpa su hija había muerto antes de nacer y Hinata se debatía entre despertar y enfrentar la oscura realidad, o quedarse dormida para siempre.
Izuna veía a su hermano por el rabillo del ojo, pero aunque lo deseaba, no dijo ni preguntó nada, pues era claro el porqué del silencio prolongado. Todo se debía a la Hyuga y a la hija de ambos. El sufrimiento que mostraron las oscuras orbes de Madara, el día que enterraron la pequeña cajita, fue muy notorio para todos los presentes. Sin embargo, la forma en que habló de esa criatura, logró que lo inevitable sucediera y ahora ya no había vuelta atrás, debía aprender a vivir con las consecuencias de sus propios actos.
Sabía que su hermano estaba cambiado desde que se caso, pero nunca pensaron que se hubiera apegado tanto a ella, a modo de parecer enamorado. El plan que formularon acerca de enamorarla, terminó volviéndose en contra de Madara y lo irónico era, que la chica ni siquiera tenía pensado interferir en los asuntos del clan Uchiha, así que el plan resultó obsoleto.
Lo mas lamentable de todo, era que al parecer, también Hashirama se había enamorado de ella y a diferencia de Madara, el Hokage no tenía ningún reparo en hacerlo notar, lo cual no fue el caso de su hermano, quien prefirió despreciarla deliberadamente al igual que ellos y la mayoría de los Uchihas.
—Será mejor parar aquí para acampar—sugirió Obito, en un claro del bosque. Faltaba un día para llegar a Konoha y no habían descansado desde que salieron de la última aldea.
—De ninguna manera, es mejor continuar—refunfuño Madara, dado que no quería acampar, a fin de cuentas, no podía dormir y aunque lo quisiera, no lograba conciliar el sueño por mas de dos horas y en ocasiones, ni siquiera eso.
—Nii-san, Obito tiene razón es mejor descansar, de todos modos llegaremos mañana al medio día y la verdad estoy muy cansado—soltó Izuna colocando troncos secos para encender la fogata.
Madara chasqueó la lengua y muy a regañadientes, tuvo que permanecer en ese lugar a pasar la larga noche de insomnio que le esperaba.
[...]
El sonido de las máquinas médicas, unido a las manecillas del reloj colgado en la pared de aquella blanca habitación, era todo lo que se podía escuchar como si estuvieran en sincronía.
La puerta permaneció cerrada después de la última revisión médica y los ojos color luna que durante cuatro semanas, permanecieron cerrados, ahora se abrían lentamente. La primera reacción de Hinata fue inspeccionar la zona en la que se hallaba, aunque por los sonidos y los cables conectados a su cuerpo, no tenía que ser un genio para saber que de nuevo, se hallaba en el hospital.
Durante toda su vida apenas y piso un hospital y desde que se caso con Madara, ya era la tercera vez que ingresaba. De pronto recordó el porqué estaba en ese lugar y por instinto, intento llevar sus manos hacia el vientre, no obstante, le fue imposible, ya que las tenía sujetas a ambos lados de la camilla. La respiración se aceleró, unido a los latidos del corazón, no podía gritar debido al tuyo en su boca. Lentamente dirigió la vista a donde debía estar su hija y las lágrimas comenzaron a llegar.
La bebé ya no estaba, la había perdido.
Una enfermera llegó alterada por los ruidos de los electrónicos y quedó sorprendida cuando miro las perlados orbes abiertas. Se aseguró de estabilizarla y corrió a buscar a Tsunade. Hinata continuó llorando mientras esperaba.
—¡Hinata!—la médica se apresuró a revisar los signos vitales de la joven y ayudada por las enfermeras, poco a poco, fue retirando los tubos y cables que la mantenían con el soporte vital. La joven trató de hablar, pero la voz no le salió debido al tiempo que estuvo inconsciente—No hables todavía... espera sólo un poco de tiempo y tu voz regresará.
—Nos preocupaste mucho—Shizune también entró alertada por las enfermeras, que formaron un escándalo y prácticamente todos en el hospital ya lo sabían.
Ambas médicas vieron como la chica no dejaba de llorar y Tsunade se apresuró a tomar la palabra para explicar todo lo que sucedió, incluyendo la dolorosa pérdida de la niña.
—Escucha Hinata, la pérdida fue inevitable debido a los diferentes factores de lo que ya te había hablado—mencionó mientras Shizune, palmaba la espalda de la ojiperla—Sin embargo, no tendrás ningún daño a largo plazo y puedes realizar todas las actividades que realizabas antes del embarazo, todo esto luego de descansar una o dos semanas, pues debido a las cuatro que llevas aquí, tu recuperación fue bastante rápida. Incluso tu presión arterial regreso a la normalidad—la ojiperla se tensó al escuchar que durmió por cuatro semanas. Ella pensó que apenas acababa de suceder el incidente donde su esposo se expresó de una manera tan mezquina respecto a ella y a su hija.
La tristeza abandonó el rostro de la ojiperla apenas recordó los motivos que la llevaron a permanecer en coma durante todas esas semanas. Sabía que iba perder la niña, pero lo que escuchó sólo empeoró todo.
—Todos estarán contentos cuando lo sepan... Tu hermana viene todos los días a verte, también tu padre, Neji y tus amigos te han visitando cuando sus deberes se los permiten, incluso, me enteré que Obito Uchiha, ha venido con todo y un cuervo gigante que llaman Tobi—informó Shizune, haciendo que Hinata sonriera.
—Eso no es nada, Hashirama que viene todas las noches, dejo que Kiba trajera al lobo llamado Kuro—dijo Tsunade malhumorada al recordar el incidente del que su tío pensó, ella no se enteraría. La postura de la Hyuga cambió completamente y el frío que sintió en su pecho desapareció, cuando la rubia mencionó a Hashirama y también a Kuro—Lamentablemente ahora está fuera de la aldea, de lo contrario sería el primero en estar aquí.
...
En poco tiempo la habitación de Hinata, ya se encontraba con varias personas, entre ellas, Hanabi, quien no soltó el abrazo de su hermana desde que llegó. Hiashi aunque no lo demostraba abiertamente, se sintió muy feliz de ver a su hija recuperada. Neji también llegó y el fue quien notó la gran tristeza que tenía su prima. Ella casi no hablaba y estuvo a punto de llorar, así que no entró a verla y cuando todos se marcharon, él regreso para estar con ella a solas.
—Hinata-sama—el rostro de la ojiperla se descompuso y estiró los brazos hacia su primo en busca de consuelo. La joven aún no podía hablar con claridad y lo único que hizo fue llorar por mucho tiempo, hasta que creyó que ya no tenía más lágrimas. Agradeció a Neji por conocerla tan bien, pues en ningún momento le cuestionó nada acerca del embarazo, ni de su llanto, simplemente, le ofreció lo que ella tanto necesitaba en ese momento. El joven se quedó con su prima hasta que se durmió. No quería marcharse, pero sus obligaciones no le permitieron ausentarse por mucho tiempo.
En la madrugada del día siguiente, Hinata se despertó debido a una pesadilla sobre su bebé. Sabía que ya no iba poder dormir y la herida en su alma le hacia difícil permanecer despierta, dado que no podía olvidar lo sucedido desde que cometió el error de creer el el "amor" Con dificultad se levantó de la camilla, su chakra estaba renovado gracias a Tsunade y le resultó más fácil vestirse, para salir del hospital sin que nadie la viera.
El día anterior alcanzó a escuchar que enterraron los restos de su hija en el cementerio Uchiha y en ese momento, lo único que pretendía era estar con ella. No le importo si se lastimaba en el proceso, dado que su cerebro ya no razonaba. Abrió lentamente la ventana y salió en la oscuridad de la madrugada, siendo observada por los Anbu que el Hokage mandó para que cuidarán de ella.
Atravesó el distrito Uchiha cuando el sol todavía no hacia acto de presencia, lo que le resultó mejor, ya que no deseaba ver a nadie. Continuó hasta que llegó al lugar donde colocaron a su niña. Apenas encontró la tumba y todo su autocontrol desapareció, al igual que el deseo de pasar desapercibida. Sin poder evitarlo y sin pensar en las consecuencias en contra de su salud, convirtió sus puños en leones gemelos y destrozó el mármol con la hipócrita inscripción.
Pedazos de piedra salieron disparador por todos lados y su visión se debilitó por el esfuerzo, lo que ocasionó que cayera de rodillas. Fue en ese momento que comenzó a golpear el suelo con sus puños, ya sin los leones, simplemente su propia fuerza.
Sus gritos llenos de dolor eran capaces de erizar la piel de cualquiera que los escuchará. En ese momento ya no le importo que la pudieran juzgar por ser débil, que hablaran mal de ella. Su único deseo era sacar todo el dolor, el dolor por perder a su hija, por ser engañada, por haber creído, que con su amor podía lograr tener al hombre que logró herirla de muchas maneras, y que incluso terminó estrujando su corazón a modo de sentirse adolorida por dentro.
Los residents poco a poco se fueron acercando, pero nadie se atrevió a decir ninguna palabra, ni siquiera sabían que ella ya había despertado del coma en el que estuvo durante cuatro semanas.
Suki y Sakura, se acercaron junto a otras mujeres residentes y se dedicaron a ver la escena de la destrozada Hyuga. Hinata escuchó los murmullos y uno entre todos logró captar toda su atención, haciéndole girar para comprobar de quien se trataba. Con todo el porte digno de su clan, se puso de pie y miró a todos con el más profundo despreció. Toda esa maldita gente no hizo mas que despreciarla desde que llegó y ahora se deleitaban viéndola destrozada.
—No se atrevan a acercarse a este lugar... No se les ocurra profanar el suelo donde descansa mi hija, o lo lamentarán, así que se pueden ir largando a sus deberes, que aquí no hay nada que mirar—les dijo a todos en tono de amenaza. Estaba furiosa, todo su dolor se volcó a la furia, justo en el momento en que los enfocó en su campo de visión, especialmente a Suki.
—¿Nos estás amenazando Hyuga?—la desafió Sakura sin inmutarse por la orden de Hinata.
—Lo es y la próxima vez que se dirija a mí, no me tutee que no somos, ni seremos amigas, ademas, tampoco yo lo hago—soltó dejando a Sakura enfurecida. Hinata no se consideraba mas que nadie, sin embargo, esa mujer fue muy tajante y grosera con ella desde el mismo día en que llegó a ese clan. Sin querer seguir prestándoles atención, se volteó para continuar mirando el suelo, no obstante, antes de lograrlo, Suki habló.
—¿Porque tanto alboroto? Después de todo, ya sabemos que esa mocosa no era hija del líder, además no era mas que un simple feto sin importancia—al darles la espalda, nadie fue consiente en que momento la ojiperla activó el Byakugan y con la velocidad digna de un rayo, se giró contra la Uchiha.
—Lávate la boca antes de volver a hablar de mi hija—rugió como fiera, al mismo tiempo que giró como destello azul. Sólo quienes tenían el sharingan, fueron consientes de como la ojiluna cerró los puntos de chakra en la fémina, luego la arrojó lejos contra las lápidas cercanas.
Suki grito de dolor, tanto por sus miembros entumecidos, como por las costillas que se golpeó contra las lápidas.
—La próxima vez que oses a hablar mal de mi hija, te sacare los ojos—le advirtió frente a todos los presentes. Nunca antes había sentido tanta satisfacción al golpear a otra persona, tal como lo sintió al golpear a esa mujer y se desconoció a si misma, por querer continuar. Luego se dispuso a encarar a los que no se habían ido—Me juzgaron desde que llegue sin conocerme, sólo se dispusieron a despreciar mi existencia por el simple hecho de pertenecer a otro clan, por ser una Hyuga. Me consideraron indigna de pertenecer a tan "honorable"clan, como lo es el Uchiha... pues ahora les aclararé que ya no me interesa seguir formando parte de él , como tampoco me importa lo que piensen de mí... sin embargo, aún tengo la obligación de permanecer aquí, por lo tanto, me voy a encargar de demostrarles que tan molesto y "despreciable" puede llegar a ser un Hyuga—sonrió sin humor antes de continuar—¡Ahora desaparezcan de mi vista!—les grito encendiendo los leones en los puños y sin desactivar el Byakugan. Mientras los veía, recordó todos y cada uno de los desprecios, haciendo que la ira se fuera en aumentó. Ya no estaba pensando con sensatez, lo único que quería era acabar con el dolor y la forma mas sencilla, era atacando a las mismas personas que la repudiaron.
El aterrador aullido de un lobo, erizo los vellos de las personas que aun no se animaban a irse. El imponente animal negro se postró frente a su dueña y en segundos encaró las posibles amenazas, mientras merodeaba de un lugar a otro.
El lobo sintió el chakra de su ama y sin que nadie pudiera detenerlo, saltó tan alto que logró quedar fuera de los terrenos Inuzuka. Necesitaba encontrar a su dueña. Kuro sintió el dolor y toda la mezcla de emociones que tenía Hinata, lo que lo hacía impredecible, al igual que ella.
Sakura corrió para auxiliar a Suki, quien gritaba de dolor.
...
Al ser temprano, los Uchiha que pertenecían a los Anbu todavía no se marchaban, entre ellos se hallaban, Itachi, Sasuke y Shisui.
Mikoto y Fugaku, también fueron alertados de lo que sucedía en el cementerio y se acercaron para ver que pasaba. Al llegar pudieron ser testigos de lo que sucedía y no se acercaron a intervenir, pues estaban sorprendidos de verla así.
La joven que días atrás lucía como un ángel, incapaz de dañar ni siquiera a un insecto, ahora se asemejaba a uno, pero uno oscuro, el cual era perfectamente capaz de dañar, incluso de asesinar a otro ser.
Ima y Mikoto, veían con tristeza lo que el dolor ocasionó en la dulce chica. El gusto que la anciana había sentido al saberla despierta, se convirtió en dolor y de nuevo supo lo que predijo desde el día en que ella llegó... La oscura nube los había cubierto, especialmente a Madara y a ella.
[...]
Hashirama y dos guardias llegaron a Konoha luego de ver a Chiyo y visitar una aldea, la cual requería su presencia. Todavía no llegaba a la torre, cuando uno de los Anbu que colocó para cuidar de Hinata les salió al encuentro.
—¿Pasa algo?—Hashirama se tensó cuando vio al joven y temió que le hubiera pasado algo malo a la ojiperla.
El Anbu hizo una reverencia y se dispuso a dar la información—La esposa del líder Uchiha despertó y se escapó del hospital... se dirigió al cementerio del distrito Uchiha y... creo que usted debe ir allá—el Senju no necesitó más explicaciones, simplemente corrió hacia ella lo mas rápido que pudo.
Cuando finalmente llegó, se dio cuenta de lo que quiso decir el Anbu, dado que la situación era muy inestable. Los tiernos y dulces ojos perlados, se veían llenos de odio, además, las venas dignas del Byakugan, los hicieron mas intimidantes. El inocente rostro que siempre le pareció incapaz de dañar a alguien, ahora estaba transformando en uno lleno de dolor y lo más peligroso, era la postura de Kuro. De no lograr calmar a Hinata, el lobo atacaría a quien ella percibiera como amenaza.
...
—Debemos hacer algo, puede enfermarse de nuevo si continúa así—les advirtió Sasuke a los Uchiha. De no ser por lo delicado del comportamiento de la Hyuga, se hubiera permitido reír por lo sucedido a Suki, pero de una cosa podía estar seguro, eso jamas lo olvidaría, pues hasta lo miró con el sharingan. Esa bruja se lo tenia bien merecido, finalmente alguien la ponía en su sitio.
—Yo me encargó—Hashirama palmeó a Sasuke y pasó adelante para llegar a ella, sin miedo a que Kuro lo atacara—¡Hina-chan!—sólo eso fue suficiente para que Hinata apagara los leones y desactivara el Byakugan. Kuro se relajó de inmediato, ya no pareciendo amenazador.
—¡Hashi-san!—la joven corrió a los brazos del castaño y se aferró a él como un salvavidas—La perdí, perdí a mi niña—el Senju la apretó contra su cálido pecho y en segundos la tomó en sus brazos para regresar al hospital. Necesitaba ser revisada correctamente antes de darle el alta—No quiero dejar a Kuro—murmuro entre sollozos.
—No lo dejaremos—le aseguro apretándola mas contra él. Estaba feliz de verla despierta, aunque le dolió verla de la manera en que lo hizo, preferiría eso, a saberla en coma.
—¿A donde la lleva Hokage-sama?—preguntó Itachi preocupado por la chica.
—Se escapó del hospital sin que nadie se enterará, aún no le dan de alta—el Senju dudaba que ya lo supieran—necesita que la revisen para comprobar que se encuentra bien, estoy seguro que para el medio día estará de regreso—respondió mirando a todos con amabilidad, para luego continuar su camino fuera del distrito Uchiha, seguido por Kuro.
Dos de los los trabajadores Uchiha transportaron a Suki a su casa para seguir siendo tratada por Sakura, aunque la pelirosa podía sanar con rapidez los golpes que recibió al caer, le era imposible destapar los puntos de chakra que obstaculizó Hinata con el puño Hyuga. Sólo ella, o alguien de su clan podían destaparlos antes de que se desbloquearan por si solos unas horas después. La fémina se quejaba mientras lanzaba maldiciones y más palabras poco educadas a la esposa del líder.
—Esa mujer se volvió loca, miren lo que le hizo a la pobre de Suki—afirmó Sakura—Además, también arruinó por completo el mármol que mandó colocar Madara-san y ese demoníaco animal estuvo a punto de atacar. Les dije que no era bueno tenerlo aquí.
—Con eso aprenderá a no hablar mal de quien no debe y en cuanto al lobo, tu misma escuchaste cuando el Hokage dijo que el animal haría lo que ella le ordenara y dadas las circunstancias, la joven no lograba pensar con claridad debido al dolor de perder a su hija—soltó Sasuke, mientras recordaba la forma en que esa mujer atacó, era prácticamente la misma técnica que empleaba Neji, lo cual le sorprendió, dado que no pensaron que ella tuviera conocimientos de una kunoichi.
—Se lo advertí a Madara, le dije que no debió colocar esa lápida antes que Hinata-chan la mirará—aseguró Mikoto, preocupada por el rumbo que habían tomado las cosas entre la pareja.
—Ella no debió hablar así de la criatura, parece que olvidó que esa niña también era hija de Madara... Suki se puede meter en muchos problemas si la Hyuga se queja con los miembros del consejo, ya que literalmente la acusó de adultera sin tener pruebas—añadió Fugaku, negando con la cabeza.
Itachi, Izumi y Shisui, permanecieron en silencio. Ima lloraba lastimada por el sufrimiento de Hinata, mismo que le rompió el corazón. Agradeció que Madara no estuviera presente, o de lo contrario, todo hubiera empeorado.
Poco a poco, todos se fueron retirando del cementerio. Los jóvenes se marcharon a cumplir con sus labores, Sakura se fue muy molesta a casa de Suki y Fugaku mandó limpiar la sepultura de la niña.
...
—¿Estas mejor?—Hasirama disfrutaba de sostener a la mujer que amaba entre sus brazos. Le dolió verla tan llena de ira, transformada en alguien totalmente diferente a lo que en realidad es su dulce esencia.
—Si, gracias por todo... Siento mucho la manera en que me porte—le dijo escondiendo el rostro en el cálido y protector pecho masculino. Se sentía tan bien, con tanta paz, estando junto a él.
Hashirama hizo una seña a Shizune para que no dijera nada, mientras él la regresaba a la misma habitación de la cual se había escapado horas antes. La colocó en la camilla y se aventuró a sentarse junto a ella sin dejar de verla a los ojos—Me da mucho gusto que por fin despertaras, me tenías muy preocupado—el castaño observó como el lindo rostro de la niña, esquivó su mirada y se intentó corregir—Bueno, a todos nos tenías muy preocupados—Hashirama se rascó la nuca nervioso. Se reprendió a si mismo por estarse comportando como un adolescente.
—Lamentó mucho haberlos preocupado, nunca fue mi intención—repuso triste.
—No digas eso, tu eres muy preciada para nosotros y no quiero verte triste, ahora que ya estás mejor—de nuevo se aprovecho de la situación y la abrazo—Tienes a muchas personas, que te quieren... recupérate pronto pequeña—en esos momentos, Hinata logró olvidar el agudo dolor que le causaron las cosas que dijo Madara de ella y de su bebé. En ese instante, también ella decidió olvidarse de todo y se dejó consolar por Hashi.
Tsunade entró más tarde y al ver a la chica durmiendo en los brazos de su tío, solo sonrió. Realizó toda la revision y le dio de alta ese mismo día, en cuanto se despertara y estuviera lista.
...
Hashirama no se alejó de la ojiluna en toda la mañana, mas que para ir en busca de comida para ella. Aprovecho que Hinata se daba un baño para ir por roles de canela y toda clase de comida que sabía a ella le gustaba. Kuro estaba al cuidado de un miembro del clan Inuzuka, mientras la morena era dada de alta, por lo tanto, no tenía de que preocuparse.
Hinata vestía ropa de entrenamiento, misma que el día anterior le trajo Hanabi, también despedía su siempre embriagador aroma, sin embargo, el semblante lleno de melancolía predominaba en su hermoso rostro. El Senju se propuso a no dejarla hundirse y empezó ese mismo día. Se prometió que mientras estuviera con él, ella tenía que sentirse feliz.
—Luces mucho más bella—la aduló sin pensarlo—ahora tienes que comer—el castaño se apresuró a colocar todo en una mesa dentro de la habitación y como todo un caballero, abrió la silla para que Hinata se sentara.
—Muchas gracias, pero no tengo hambre, quizás mas tarde—respondió parada en seguida de la silla que sostuvo el Hokage.
Hashirama hizo una mueca de depresión, incluso se encogió de hombros. El aura que despedía era de tristeza. Hinata abrió mucho los ojos y de inmediato se sintió muy culpable por despreciar todo lo que el hizo por ella—E-esta bien... ya tengo mucha hambre—mintió, pero se propuso comer para darle gusto y como por arte de magia, el castaño se recompuso, continuando como si nada hubiera pasado.
En minutos, Hinata estaba siendo prácticamente alimentada como una niña pequeña, por el mismo Hokage. En un principio le dio pena, pero luego se relajó y se sintió cómoda viendo el comportamiento de ese gran hombre.
Tal y como lo dijo Hashirama, después del medio día regreso al distrito Uchiha con Hinata y Kuro. Ayudado por Ima y Mikoto, instaló a la ojiperla en la habitación y una vez comprobó que ella estaba bien, se despidió con un beso en su frente y también en las manos.
Hinata lo miró salir y no pudo evitar negar con la cabeza, al mismo tiempo que sonreía por ese comportamiento tan único. Cansada de estar en la cama, caminó por su habitación y encontró un peluche que le regaló Hashirama cuando la miró triste en una visita que le hizo. En ese tiempo, ella aún estaba en las primeras semanas del embarazo y por ende, se asociaba directamente a esos días. Lentamente lo tomó en sus brazos y la tristeza regresó de golpe, haciéndole llorar en silencio, mientras se abrazaba al peluche y a Kuro, quien se recostó en su regazo.
[...]
Madara, Izuna y Obito, llegaron al distrito Uchiha horas después de lo previsto, pues unos ladrones retrasaron la salida. El lider Uchiha estaba furioso con sus parientes por haber dormido la noche anterior, en vez de continuar y debido a ese detalle, ahora llegaron con mucho retraso.
Aunque ya habían pasado algunas horas, los residentes aún hablaban de lo sucedido esa mañana, como también del estado de Suki. Madara frunció el ceño al ir escuchando y Obito se detuvo a cuestionar sobre el tema.
—¿Que fue lo que pasó esta mañana?—preguntó a uno de los comerciantes que atendía su negocio.
—La esposa de Madara-sama despertó y...—el sujeto miró directamente a Madara y no supo como decir que la Hyuga prácticamente se había vuelto loca. Sin embargo, no fue necesario que lo hiciera, ya que apenas escucharon que Hinata despertó y los tres corrieron hasta la mansión del líder, para verla.
Madara se inquietó y su corazón latió mas rápido que de costumbre. Aún no sabía como la iba a enfrentar después de lo sucedido, pero de todos modos, la felicidad que experimentó al saberla despierta fue indescriptible.
Llegaron a los verdes jardines donde se hallaban sus hogares y antes de poder adentrarse, fueron retenidos por Fugaku, quien les pidió esperar para hablar con ellos.
El mayor les relató lo sucedido y las reacciones de los tres, eran de desconcierto e incredulidad ¿Como podía esa chica hacer algo así? Eso no tenía sentido, pensó Izuna, pues ella se veía dócil incapaz de dar batalla.
—¿Dijo algo sobre mí?—preguntó Madara con cautela.
—No, ella no te mencionó en ningún momento y de hecho, tu ausencia fue lo mejor, ya que estaba irreconocible, prácticamente perdió el control de sus propios actos y el lobo logró ponerse igual que ella—los tres recién llegados escucharon lo que decía y quedaron sorprendidos—De no ser por el Hokage, la verdad no se que hubiera pasado con ella—el semblante de Madara permaneció serio, pero por dentro, de nuevo algo se estrujaba.
—¿Y donde esta Suki?—cuestionó Izuna por curiosidad.
—La llevaron a su hogar, pero no podrá usar las piernas, ni los brazos, hasta que se desbloqueen del bloqueo que le ocasionó el puño de Hinata-san--Obito estuvo a punto de reírse, no obstante, logró contenerse antes de hacerlo ¿Quien diría que ella era capaz de someter a otra persona? Sin embargo, recordó el porqué de sus acciones y su semblante se volvió serio. Debió sufrir mucho para que se transformara de esa manera, sin perder mas tiempo invocó a Tobi y se dispuso a ir en busca de la chica, después de todo, no necesitaba saber el lugar exacto de su paradero, el mismo Tobi daría con ella donde quiera que se hallara.
Llegó a la habitación de Hinata y sin tocar la puerta entró—¡Despertaste!—Obito la abrazó sin reparos—No sabes el gusto que sentimos, Tobi y yo—el cuervo voló para quedar en el hombro de su dueña, aleteando gustoso de tenerla de nuevo.
Hinata se limpió las lágrimas y sonrió correspondiendo las muestras de cariño. Obito, debido al gusto que sintió de verla despierta, no cerró la puerta. La ojiperla y él veían como sus animales también parecían saludarse luego de tantos días sin verse.
—¡Hinata!—ambos escucharon el llamado, haciendo que la chica se tensará. Aún dando la espalda, reconoció esa voz, esa que no había dejado de recordar, especialmente, lo que dijo la última vez que lo miró y habló sobre ella y su hija. Kuro se puso en alerta, percibiendo el estado de su ama. Obito trató de contenerlo—¿Como estas?—se aventuró a preguntar, queriendo acercarse a ella.
—Quiero que se marché, no quiero que se me acerque—le grito, sin girar a verlo.
—Pero...—Madara continuó queriendo insistir, no obstante, pero también Izuna había llegado junto a él para impedir que continuara.
—¡MÁRCHESE!—le gritó mas fuerte. La Hyuga respiraba apresurada y Obito temió que recayera de nueva cuenta.
—Retírate, ella puede recaer por tu culpa—el menor avanzó y sin ceremonias, cerró la puerta en las narices de Madara.
...
Durante dos semanas, Hinata estuvo dentro de su habitación y rara vez hablaba, dado que su cerebro era un completo caos. Tuvo algunas visitas, pero no interactuó mucho con nadie, ademas, las muchas misiones de todos la dejaron aún mas sola. Hashirama iba a verla por cinco minutos, cuando su tiempo se lo permitía, sin embargo, no la pudo animar. Tsunade le dijo que debían darle tiempo, dado que ella procesaba la pérdida de ese modo.
Madara no se acercó a ella, lo cual fue de gran ayuda y con el paso de los días, ella decidió que ya era hora de tomar las riendas de su vida. Se baño durante largo rato, luego se colocó un bonito kimono y se maquilló, quedando muy linda.
Ima estuvo feliz de ayudarla en todo—Te vez preciosa—aduló la anciana al momento de terminar con su arreglo.
—Gracias por todo Ima-san, no se que hubiera hecho sin usted—las dos bajaron las escaleras y el nieto de Hiroshi llegó para cuidar de Kuro mientras Hinata entraba a la sala de juntas, donde la esperaban todos los miembros del consejo Uchiha.
El día anterior, la ojiluna pidió una junta formal, como la esposa del líder Uchiha y los miembros no pudieron negarse. Madara no se encontraba en Konoha, pero eso no le importaba, dado que las decisiones ya estaban tomadas y su opinión no le importaba en lo absoluto.
...
—¿En que podemos servirle Hinata-sama?—preguntaron los miembros del consejo, luego de saludarla con reverencias. Fugaku le hizo un asentamiento con la cabeza, indicándole que continuara con lo que tenía que decir. Él ya estaba al tanto de todo y no pudo negarse a ayudarla.
Continuara.
Disculpen la espera y los errores. Los corregiré pronto, cuando termine de actualizar las otras historias 💕💕💕
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