Capitulo 4

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Madara entró en la habitación de su esposa, luego de regresar de la cena y no la encontró. Se inquietó un poco pero no hizo ningún movimiento para buscarla, en su lugar, se fue hacia su cuarto y en poco rato se quedó dormido, sin embargo el sueño no fue placentero, debido a que tuvo pesadillas durante toda la noche y encima... Ima lo estuvo llamando, para decirle algo sobre la Hyuga, pero se negó a abrirle la puerta, lo más seguro, es que la chica estuviera preocupando a todos con su "dolor de cabeza" y el no se iba a prestar a esos chantajes.

A la mañana siguiente se levantó más tarde que de costumbre y de muy mal humor, sabiendo que esa tarde debían asistir a la reunión de clanes. Después de darse un baño salió, para dirigirse hacia el comedor, pero recordó a su esposa y se detuvo en su puerta para verla. Toco en repetidas ocasiones y no hubo respuesta, así que decidió entrar. Revisó todo el entorno siendo recibido por ese embriagante aroma que ella poseía, pero sólo quedo su fragancia ya que, se dio cuenta que no había nadie y lo más raro de todo, el kimono que uso la noche anterior, estaba en el baño con manchas de sangre. Un escalofrío le recorrió la columna vertebral, pensando en las diferentes posibilidades de que algo malo le hubiera sucedido.

Bajo a toda prisa, encontrándose con Izuna, en la cocina.

—¿Has visto a la Hyuga?—le preguntó agitado.

—No desde anoche ¿que pasa? ¿Porque la buscas?—le cuestionó arqueando una ceja.

—No durmió en su habitación y la ropa que llevaba puesta, esta en su baño con muchas manchas de sangre... temo que le haya pasando algo malo—respondió mirando en todas las direcciones.

—Eso sería excelente forma de deshacerte de ella, antes del año, como nos dijiste la semana pasada—soltó Izuna despreocupado, por la suerte de la chica.

—No digas tonterías, no te das cuenta que toda la responsabilidad recaería sobre nuestro clan—molesto salió y buscó por los alrededores, pero no la encontró. Media hora mas tarde prácticamente, todo el distrito Uchiha estaba al tanto de la búsqueda y nadie parecía haberla visto, a excepción de las únicas, tres personas, con las que ella hablaba.

—Entonces ¿dónde paso la noche?—le preguntó a Ima, una vez que la localizo, a orillas del bosque. La fémina, no dejaba de llorar y respondió con dificultad a la pregunta.

—Paso la noche dentro del bosque y esta mañana muy temprano, apareció—el escuchaba todo, negando con la cabeza ¿como era posible que se hubiera adentrado sola en ese lugar?

—¿Y donde está ahora?—pregunto Sasuke, que al igual que Itachi y otros miembros también se unió a la búsqueda.

—Ella salió hacia el jardín y cuando tardó en regresar, salimos a buscarla y solo encontramos esto—la anciana sostenía una pequeña manta donde Hinata envolvió a Kuro, y la tela estaba algo quemada, con manchas de sangre.

—¿Como es posible que nadie viera nada?—gritó Madara frustrado, adentrándose en el espesó bosque, en busca de algo que le indicará lo que pasó.

...

Todos los residentes del distrito Uchiha, murmuraban sobre lo sucedido y fuera de preocuparse, más bien se molestaron por perturbar la tranquilidad, como era el caso de Sakura y Suki, las cuales tomaban el té mientras los demás se encargaban de la búsqueda, ellas solo tenían en mente una cosa y esa era, comprar el atuendo más llamativo, para asistir a la reunión de clanes. La suerte de la Hyuga, no era problema suyo, aunque Suki rezaba, para que un animal salvaje la hubiera devorado.

...

Obito corrió en busca de la ojiperla, pero no la alcanzo y no hubo ninguna pista de ella. Ahora se había unido a la búsqueda, sin decir absolutamente nada sobre lo sucedido, sin embargo, temía encontrar el cuerpo en cualquier tramo del bastó terreno.

—Has estado muy raro ¿que te pasa?—le preguntó Shisui, dado que no era normal, verlo así, se podría decir que hasta preocupado se veía.

—Creo que mate a la Hyuga—confesó frustrado y sin atreverse a mirar a su hermano.

—¿Que estás diciendo Obito? ¿Sabes los problemas en los que te meterías?—Shisui se asusto, eso no estaba planeado, no debían atentar contra la chica, el nunca creyó que su hermano fuera capaz de algo así.

—Lo se, por eso mismo estoy así—respiró profundo—No lo hice a propósito, pero eso no cambia el hecho.

—Habla de una maldita vez Obito ¿que fue lo que pasó para que digas eso?—Shisui se impacientó por la falta de información.

—¿Recuerdas la manada de lobos, que estuvo causando perdidas en el ganado?—Shisui asintió—Ayer, coloque unas trampas para los que quedaban y una gran hembra me salto encima. Logré darle muerte y creí que esa era la última... pero esta mañana muy temprano, vine a revisar la trama y en la orilla del cuerpo sin vida, de la hembra, encontré al mismo cachorro que logró colarse a los jardines del Madara, semanas atrás.

—¡Continua!—ordenó el hermano impasible.

—Cuando estuve a punto de quemarlo, no se como, te lo juro que no se como, apareció la Hyuga y logró cubrirlo, mas no logró esquivar el jutsu del todo y termino muy lastimada—Shisui se tomo el puente de la nariz—Cuando le reclamé por intervenir, me enfrento y dijo, que tendría que matarla, antes de dañar al pequeño lobo, incluso, el animal, poseía su chakra, trate de explicar, pero huyó y no conseguí dar con ella—concluyó avergonzado por lo que sus acciones causaron dentro del clan.

—No se que decir, de hecho todas las probabilidades son malas, ya que si muere, los Hyugas nos culparán y si vive, ten por seguro, que no dudará en señalarte como su agresor—la situación era mala y ambos lo sabían.

...

Madara, estaba en un dilema, no sabía si dar aviso a Hashirama y por ende a los Hyuga, o si debía continuar buscando. Ella no se fue por su propia voluntad, ya que todas sus pertenencias, todavía estaban en su recámara.

No sabía como identificar, lo que sentía dentro de si, al pensar en su mirada la noche anterior, unida a esas lágrimas que derramó al marcharse, luego Ima llamándole seguramente para avisar sobre su ausencia, negándose a escuchar.

Decidido a dar parte al consejo, se dispuso a regresar a la mansión, pero un Anbu, se apareció frente a el, con un pergamino. Apenas se lo entregó y el Anbu desapareció.

Lo abrió con rapidez y vio que lo mandaba Hashirama.

Madara, tu esposa sufrió un pequeño percance y la llevaron al hospital de Konoha, todo esta bien y unos guardias la escoltaran mas tarde... Espero verlos esta noche, en la reunión de los clanes.
          
Hashirama Senju.

—¿Que demonios?—dijo enfurruñado, llamando la atención de los guardias que lo acompañaban en la búsqueda—Se suspende la búsqueda—les gritó a todos, los que ayudaban.

—¿La encontraron?—preguntó Shisui, preocupado por la respuesta, puesto que Madara se veía muy molesto.

—Parece que tuvo un pequeño accidente y se encuentra en el hospital de Konoha—Obito también escuchó y permaneció en silencio esperando lo que seguía—Hashirama me informa, que ya esta bien y que en un rato mas regresará aquí—sin decir nada mas, se retiro con un tornado de pensamientos dentro de el.

—Parece que aún no te delata—Shisui palmeo el hombro de su hermano y se marchó también a su hogar dejando a Obito muy confundido.

[...]


—¿Ya te sientes mejor pequeña?—le preguntó Hashirama a la Hyuga y ella asintió limpiando su rostro

—Gracias por todo Hashi-san, ha sido usted muy amable—le agradeció de todo corazón, puesto que la ayudó, sin conocerla y sin su ayuda, Kuro estuviera en más peligro.

—¿Quieres que le avise a Madara? Debe estar preocupado—Hinata desvió la mirada.

—No creo que sepa que no estoy—confesó haciendo que Hashirama, sintiera más curiosidad.

—¿Y que piensas decirle cuando regreses? Porque ya es algo tarde y en algún momento, alguien se dará cuenta de tu ausencia—en ese momento, ella entró en pánico. Tenía a Kuro en sus brazos y ahora sabía que se trataba de un lobo. Para ella, ese detalle no cambiaba nada, pues de todos modos lo quería, pero cuando pensó en todo, se puso a llorar, esta vez se sentía pérdida, todos en ese clan la odiaban y no iban a dudar en protestar por el animal, la muestra más clara era la forma en que Obito quería deshacerse de el—Hey ¿que pasa? ¿Porque lloras? No hay nada que no tenga solución, mientras exista la voluntad, de querer arreglarlo—se colocó a su altura y le limpió las lágrimas con un pañuelo.

—El-el se molestará mucho conmigo—dijo entre sollozos—Kuro es un lobo y nadie lo querrá cerca... apenas me toleran a mí—de nuevo Hashirama se sintió molesto, aunque no podía esperar menos de Madara, lo cierto era, que apenas supo acerca del matrimonio, sintió pena por la futura esposa, ya que su amigo, no es un hombre que guarde sentimientos por nadie fuera de sus familiares ¿pero como podía ser malo con alguien como ella? Si por lo menos, se tratara de una chica gruñona y caprichosa, estaría bien, pues así también el, recibiría su merecido durante todo un año.

—¿Confías en mi?—le preguntó mirándole directamente a los ojos sin reír.

—Si—respondió ella sin pensarlo, porque en verdad, ese hombre le inspiraba mucha confianza y tranquilidad.

—Entonces, deja todo en mis manos y te prometo, que nadie te molestara, por el—el castaño apuntó a Kuro, el cual no se despegaba de la chica.

—Pero...—la joven pensaba preguntarle ¿como podía hacer tal cosa? Pero en ese momento, Hashirama se levantó para abrir la puerta, que alguien tocó.

Hashirama, miró de quien se trataba y salió para explicar la situación antes de entrar hablar con ella—¿Me trajeron lo que les pedí?—el Anbu asintió y le dio una bolsa con ropa femenina que pidió, puesto que la ropa de la chica, estaba quemada y muy manchada. También enfocó a un chico con marcas en las mejillas y por los colmillos, que se podían ver, supuso que era del clan Inuzuka—¿Eres del clan Inuzuka?— cuestionó para estar seguro.

—Así es Hokage-sama... Kiba Inuzuka, a sus órdenes—el joven hizo una reverencia para presentarse frente a la máxima autoridad de la aldea.

—Gracias por venir hasta aquí Kiba-san, pero te voy a pedir que cuando entremos en esa habitación, solo me llames Hashi, tengo mis razones para pedirlo ¿podrías hacerlo?—inquirió y espero la respuesta del joven.

—Cuente con eso—respondió y ambos entraron en la habitación, donde se hallaba la muy preocupada y llorosa joven.

—¡Hinata-chan!—la llamó Hashirama, sonrojando a la joven, por la forma en que la llamó, sin embargo, le gustaba como se había escuchado—Este joven es Kiba Inuzuka y su clan es experto en perros ninjas, estoy seguro, que el te puede ayudar con Kuro—aclaró el Senju y ella sonrió al recién llegado—Kiba-san, ella es Hinata Uchiha, la esposa de Madara Uchiha—concluyó Hashirama.

—Estoy a sus ordenes Uchiha-sama—el joven saludo, tal y como le advirtió su madre, puesto que la joven era esposa, de uno de los líderes de los clanes pertenecientes a Konoha.

—Si usted piensa ayudarme, no me llame así, solo dígame Hinata y tutéeme—le pidió esperando, que no se molestara.

—Pero es usted la esposa de...—ella no lo dejó continuar, porque en ese momento se colocó a Kuro en su regazo.

—Por favor—el joven no pudo negarse y buscó a Hashirama, para saber que hacer. El castaño asintió y Kiba se acercó directamente al cachorro, para evaluarlo, pues apenas entró y sintió el aroma del lobo, pero ella no lo había mostrado.

Pasaron unos minutos, muy tensos para Hinata, hasta que el chico habló—¡Bien Hinata-chan!—la atención de ella se fue hacia el—Cuando Kuro perdió a su madre, su vida, estaba destinada a terminar, ademas al caer en la trampa, ya no había ninguna probabilidad. Fue así que llegaste a salvarlo y le diste tu propio chakra para mantenerlo con vida—ella lo veía asintiendo a lo que contaba—El punto es, que para Kuro, tu eres su madre—Hinata miró a Hashirama y el se acercó a ella—El vínculo que se formó, es inquebrantable, a menos que uno de los dos muera y créeme, el estará dispuesto a protegerte hasta la muerte y te obedecerá en todo lo que pidas... Tanto tu, como el, podrán sentir cuando hay peligro para uno o para el otro—repuso el joven.

—¿Eso quiere decir que no sera un peligro para las personas a su alrededor?—preguntó Hashirama.

—Siempre y cuando, Hinata-chan, no lo ordene, el no atacará a ningún humano ni animal, que no muestre peligro para ella—el Senju sonrió.

—Pero ¿eso es posible? Quiero decir ¿se puede tener un vínculo así?—pregunto ella, aún escéptica.

—¡Oh, si lo sabré yo!—Kiba sonrió mostrando los colmillos—Mi mejor amigo es un perro y se llama Akamaru—afirmó orgulloso—Lo único que te voy a recomendar, es que lo dejes conmigo por unos días, para ponerle vacunas y registrarlo como tuyo, todos los registros deben ser firmados por el Hokage y Hashi-san, puede ayudarnos con eso—ambos jóvenes miraron a Hashirama y este asintió.

Hinata y Kuro se despidieron, pero Kiba y Hashirama la tranquilizaron prometiendo que esa noche en la reunión de los clanes, podía ir a verlo, por el tiempo que quisiera.

Hashirama mandó un pergamino al distrito Uchiha, explicando la ausencia de Hinata, como un pequeño percance, pero nada grave, eso por pedido de ella. Ya tendría tiempo de aclarar las cosas frente a frente con el Uchiha gruñon.

Hinata se cambió de ropa, usando la que el Senju le trajo, se sentía en deuda con el, por lo mucho que la ayudó.

—¿Estas lista?—le preguntó el castaño, cuando la miró salir de la habitación.

—Estoy muy agradecida con usted... No se cómo pagarle—aseguró dirigiéndose a la salida junto a el.

—Consideró, que dejando de estar triste, estaremos a mano—los dos se miraron por unos momentos, hasta que llegaron dos Anbu, para llevarla al distrito Uchiha—Ellos te llevaran y esperó verte de nuevo esta noche—ella hizo una reverencia y se fue con los Anbu.

...

Hinata y los dos Anbu, aparecieron frente a la mansión de Madara, para suerte de la Hyuga, parecía que nadie se había percatado de su ausencia. Cerró los ojos, pensando que eso era obvio, no sabía porque se extrañaba.

Se dispuso a entrar, luego de agradecer a los Anbu, cuando escuchó que alguien la llamaba.

—¿Se encuentra bien?—ella se giró para encontrarse con uno de los sobrinos de su esposo, el mismo que se fue la noche anterior, antes de concluir la cena—Pensamos que algo malo le había sucedido.

—Estoy bien, gracias por preguntar—sin mas palabras hizo una reverencia y entró dejando al joven afuera. No solía ser descortés y no lo fue, pero sabía que ellos no la querían y ya no le interesaba, que la aceptaran, después de todo, ni su esposo lo hacía ¿porque habían de hacerlo ellos?

Subió a su habitación, agradecida de no encontrarse con nadie mas, pero minutos después de entrar, Ima tocó la puerta. Hinata le contó todo a la anciana, omitiendo la parte donde Obito, la dañó accidentalmente.

Pronto, la fémina, le ayudó a buscar un lindo kimono para la noche, asegurándole que la ayudaría a verse hermosa.

—¡Ima-san!—la llamó Hinata, mientras le ayudaba a trenzar el azulado cabello—¿Quién es Suki-san?—la anciana se tensó de inmediato y el cambio, no pasó desapercibido para Hinata.

—¿Porque lo preguntas?—Ima, no quería responder, pero tarde o temprano, la chica iba a saberlo y quizás de una manera cruel.

—Porque anoche, ella y mi esposo, se la pasaron coqueteando, sin importarles mi presencia y estoy completamente segura, que hay algo entre ellos—confesó derramando nuevas lágrimas.

—No te pongas así—la anciana le limpio las lágrimas. Ella se sentía muy mal por la joven, porque no se merecía todo lo que le estaba pasando. Lo peor de todo, era haberse enamorado de Madara.

—Se que lo sabe, por favor dígame todo, no quiero que continúen riéndose de mi, a mis espaldas... Se lo suplico—tomó las manos de la mayor y le rogó.

—Esta bien, pero no te alteres, esto es algo, que los Uchihas no ven con malos ojos—Hinata esperaba, sin imaginar lo que diría—Suki, es una de las concubinas, de mi muchacho—el corazón de Ima se estrujó al ver como la noticia destrozó a la pobre chica. Lloraba sin parar y sin decir nada, simplemente continuó llorando. Ima le explicó acerca de la otra concubina y de como muchos hombre también tenían una, pero a la morena, no le causaba alivio.

—G-gracias por todo Ima-san—agradeció entre sollozos, cuando terminó de ayudarla.

—No tienes nada que agradecer, aún es temprano, trata de descansar, para que tu familia no te vea así, ademas también vas a mirar a Kuro—la Hyuga asintió y la atención de las dos se fue hacia la puerta, que Madara abrió sin siquiera tocar.

—Déjame a solas con ella—le ordenó a Ima y la fémina obedeció.

Al igual que un predador se colocó frente a la ojiperla—Me quieres explicar ¿que demonios pasó para que te llevaran al hospital?—exigió una respuesta, mientras la veía. Lucía hermosa, lo único capaz de empañar esa perfección, eran las huellas de las lágrimas y la tristeza reflejada en ese perfecto rostro.

—Soy torpe y me caí, eso es todo—respondió seria sin encararlo, o de lo contrario lloraría de nuevo.

—¿Estás segura que solo fue una simple caída?—inquirió con suspicacia.

—Si—respondió soportando el nudo, que se le había formado en la garganta. No quería llorar frente a el, no quería darle ese gusto, ademas tenia que estar bien, puesto que esa misma noche vería a su familia y no podían verla triste.

—Anoche vine a buscarte... Te necesitaba—Madara se acercó a ella y le acarició el rostro con el dorso de su mano, como solía hacerlo cuando entraba en su habitación, noche tras noche. Su esposa le respondía cerrando los ojos y dejándose llevar, pero en esa ocasión, todo fue diferente, ella no cerró los ojos, tampoco sonrió, simplemente permaneció quieta, con la vista perdida en cualquier lugar, que no fuera el. Desconcertado hizo algo que incluso a el, le sorprendió, lentamente se apegó a ella y con delicadeza la rodeó de la cintura para besarla en los labios.

Su esposa correspondía, aunque había algo diferente, en ella, era como si no hubiera la misma pasión que días atrás. La sentía tensa—¿Pasa algo?—le preguntó.

—No, solo estoy un poco cansada—aunque no le creyó, no tenía otra opción que quedarse con esa respuesta, mientras la veía luciendo un kimono negro con dorado. Estaba seguro que ninguna de las mujeres que asistieran a la reunión, sería mas bella que la Hyuga. Era una lastima, que fueran tan diferentes, ademas de ser enemigos por tantos años.

—Esta bien, en una hora nos iremos a la reunión—Hinata se quedó en el mismo sitio sin verlo salir, solo cuando se cerró la puerta se llevó la mano a los labios, sin dejar de temblar debido al llanto.

Se había enamorado como loca de un hombre que no sentía nada por ella. Solo tenia que soportar diez meses mas, aunque sabía que era mas fácil pensarlo que hacerlo. Más aún, cuando al salir para partir a la reunión, esa mujer se unió a todos luciendo, muy hermosa, con un kimono rojo. Ahora entendía porque las miradas llenas de burla dirigidas a ella. Los únicos que no parecían de acuerdo con la presencia de esa mujer, era toda la familia de Mikoto, excluyendo a Sakura, quien parecía querer glorificarla.

Sin decir nada, se adelantó usando chakra sobre sus pies, prefería andar sola, que con todos ellos. Apenas se separó y sintió la presencia de alguien muy cerca de ella.

—¡Hyuga! Puedo saber ¿porque no me delataste con nadie? ¿Que pretendes?—Hinata francamente, no estaba de humor para soportar a nadie, aunque su esposo no se acerco a la concubina, su sola presencia, le recordaba, lo poco que valía para todos ellos y el escaso respeto que le tenían.

—Piense, lo que crea más despreciable de mi parte, si con eso se siente contento, pero evite dirigirme la palabra, ambos sabemos que no me soporta, así que no finjamos—se adelantó, pero no por mucho, ya que en ese momento llegaron y Madara tomo su mano para, seguramente, guardar las apariencias. Obito se quedó parado en el mismo lugar, sin saber que pensar. La Hyuga, lo dejó, sin palabras, tanto por lo que le dijo, como por no delatarlo.


[...]

—¿Están listos?—preguntó Tobirama a su hermano mayor.

—Ya casi, solo un poco de fragancia y ya—Tobirama arquero la ceja al verlo, pues no vestía la capa del Hokage. Para su sorpresa, el usaba, ropa de civil.

—¿No usaras la capa?—el castaño negó sonriendo y eso descolocó al menor—¿Te sientes bien nii san?—se vio obligado a preguntar, dado que quizás comió algo en mal estado, o un jutsus desconocido, en fin, había muchas probabilidades.

—Estoy bien y la capa, la usaré más tarde... ahora vamos Kenzo—los tres salieron y al igual que la mayoría de los residentes, se dirigieron al clan Inuzuka.

En cuanto llegaron, se encontraron con los Nara, los Yamanaka y y también los Namikaze. Entraron juntos, mirando como ya el lugar estaba ocupado con los integrantes de otros clanes, como los Uchiha y los Aburame. Mas atrás también llegaron los Hyuga.

La mirada de Hashirama, se centró en la pareja que sobresalía entre todos, al menos a sus ojos, el flamante matrimonio Uchiha y Hyuga. Sin querer, se quedó mirando a la chica y pudo comprobar, lo que había estado pensando durante todo el día. Ella no se veía alegre, tampoco cómoda, al continuar con el escrutinio, supo la causa de la incomodidad de la joven. Suki, la concubina de Madara, también estaba entre el grupo de Uchihas.

Como el Hokage, su obligación era saludar a todos y empezó con los primeros, hasta que se dirigió a los pocos Hyuga. Todavía no llegaba, cuando Hinata corrió hacia ellos, siendo recibida por la que supuso, era la hermana menor, continuó con Ko, como lo presentó Hiashi en la torré, luego se dirigió con el lider Hyuga, recibiendo un paternal abrazo. De pronto un joven mas alto que ella, camino hacia enfrente, tomándola también en un abrazo, que la levantó del suelo y le dio una vuelta completa, logrando que ella riera por el acto.

Esperó a que el cariñoso acto terminará, cuando sus orbes localizaron, a su mejor amigo, el cual, no parecía contento y su postura rígida, le daba la razón, ya que tenía la mandíbula tensa, los puños cerrados fuertemente y el rostro lleno de ira. Se dirigió hacia el, para saludarlo y Madara, ni siquiera lo noto, por continuar viendo a la chica, con el varón Hyuga.

—¿Algo te molesta?—le preguntó con burla, al verlo relajarse, fingiendo que no pasaba nada.

—¡Hashirama!—ambos se saludaron, pero el azabache, no dejaba de mirar hacia los Hyuga.

—Si no te conociera tan bien, diría que estás celoso... No te culpo, es muy bella tu esposa—soltó el Senju sin pensarlo.

—Hmph—de inmediato cambio su semblante—¿Celoso de ella? Por favor—lo dijo sonriendo con altanería—Esa mujer, no significa nada para mi, como bien sabes, no es mas que un trato, del que ya no veo, la hora de poder liberarme—aseguró con firmeza.

—Claro ¿como podrías sentir celos? Si para eso, se deben tener sentimientos de amor, como respeto y es evidente que tu no los tienes, de lo contrario, no cargarías con todo y tu concubina—Madara se quedó callado, observando como su tarado amigo, se acercaba a los Hyuga.

...

Hinata saludo con reverencias a todas las personas que se iban encontrando. Tomó asiento junto a Madara y seguida de Mikoto. Su único pensamiento, era desaparecer, de allí. Era tan humillante, permanecer cerca de la mujer con la que también se acostaba su esposo.

—Hina-chan ¿te sientes bien? Te noto muy distante—le pregunto Mikoto y ella le restó importancia, asegurando estar bien.

Sin saber que mas hacer, volteo hacia la entrada y sus ojos brillaron de alegría. Era su familia, ellos estaban en el mismo lugar.

—Con permiso, ahora vuelvo—hizo una reverencia y sin esperar respuesta de su esposo, se dirigió hacia su familia. Tenía dos meces sin verlos y moría por un abrazo protector de ellos. Los Uchihas se quedaron en las mesas, mirando la dirección que tomó la ojiperla, algunos con curiosidad y otros con desagrado, como Sakura y Suki.

—Vaya, ese Hyuga, se ve muy embelesado con ella— soltó Sakura, al momento en que Neji, dio vueltas con la chica y sin que nadie lo esperara, Madara soltó un gruñido, de molestia y se puso en marcha al mismo sitio a donde se fue la ojiperla.

...

—Tenía tantas ganas de verlos—les dijo, cuando llegó con ellos.

—¿Como te están tratando? Dime la verdad Hinata ¿Ellos te tratan bien?—pregunto el líder Hyuga, dispuesto a romper cualquier contrato, si se enteraba, que su hija sufría maltrato.

—Todo esta bien padre, ellos me tratan bien, no se preocupen por mí—debido a la alegría, pudo verse convincente y ellos le creyeron.

—Buenas noches, que bueno que vinieron—la morena sonrió al encontrarse con su salvador.

—¡Hashi-san! Que gusto verlo de nuevo, le presentaré a mi familia—las personas, que la escucharon, incluyendo a Madara, no pudieron evitar mirar hacia Hinata y Hiashi casi se ahoga con su propia saliva, debido al comportamiento de su hija.

—¡Hinata!—la llamó avergonzado y ella no supo, que hizo mal—Disculpela Hokage-sama, pero mi hija no suele ser así, ella seguramente se encuentra bajo mucha presión—todos hicieron una respetuosa reverencia y la morena casi se desmaya.

—¿Hokage? ¿Usted es el Hokage?—sin esperar respuesta, ella también hizo una respetuosa reverencia—Lo siento mucho Hokage-sama, disculpe mi falta—Hashirama comenzó a reír escandalosamente, llamando la atención de prácticamente todos los invitados. El Senju, no reía desde la muerte de Mito y ahora era todo un suceso digno de admiración, especialmente, para quienes lo conocían muy bien, como su familia y Madara.

—Tranquila Hinata-chan— se acercó a ella—Es mi culpa pequeña, fui yo quien no te lo dijo—el corazón de Hiashi, latió regular y soltó el aire que había contenido. Estaba seguro que el bastardo de Madara, había puesto un jutsu a su hija y debido a eso, ella se portó así.

El castaño explicó un poco, de como se conocieron, excluyendo las heridas de Hinata. La reunión en el salón estaba a minutos de comenzar y solo el líder del clan era quien entraba mientras la familia, esperaba afuera, conversando y divirtiéndose. Entonces el Senju, vio la manera de que la joven, estuviera con su cachorro, durante ese lapso de tiempo.

—Con permiso—se despidió de los Hyuga, pero no de todos—Ven conmigo...te dije que verías a Kuro y pienso cumplir... Se las robaré por un rato—les dijo a los Hyuga y  camino frente a todos con Hinata, del brazo, para llegar a donde estaba Kiba. La ojiperla fue presentada con todos, no tanto como la esposa del líder Uchiha, sino como la dueña de Kuro, causando una muy grata impresión. En ese momento, llamaron a los líderes al salón de juntas y uno por uno se fueron dirigiendo hacia el lugar—Te dejó en buenas manos, para que veas al cachorro—le dijo el castaño antes de irse hacia el salón. Su hijo estaba con Kushina y cuando saliera de la junta, el se encargaría de cuidarlo.

Tobirama, no sabía si sentirse feliz o triste, por lo que presenció. Su hermano estaba feliz, pero el motivo de esa felicidad, ya tenía dueño y no cualquier dueño, no. El maldito Uchiha, el mejor amigo de su hermano. Esto se podía salir de control, aunque el Uchiha, no se veía muy interesado en conservar el matrimonio, ya que todos conocían a la mujer que estaba entre ellos, en la misma mesa. De verdad que Madara era un descarado, pensaba el albino.

...

—¿Que fue eso?—preguntó Izuna, atrayendo la atención de todos en la mesa.

—Averigüe que fue el, quien la ayudó a llegar al hospital, en muy mal estado—repuso Itachi.

—Pero Madara nos dijo que el Hokage envío un pergamino, donde informaba, que solo fue un pequeño percance—replicó Mikoto sorprendida y preocupada por la información.

—Creó, que ni siquiera el, lo sabe—Shisui miro a su hermano y Obito no mostró expresiones.

—¿Pero porque estaba herida?—preguntó Sakura con molestia.

—Por ahora no lo se, pero ya lo averiguaré—concluyó Itachi, mirando a todos los que estaban sentados con el, excluyendo a sus padres.

—¿Insinúas que uno de nosotros lo hizo?—cuestionó Izuna con sarcasmo.

—No, lo insinuó, lo afirmó—Itachi se levantó y se fue sin decir nada mas. Últimamente, su familia, lo asqueaba.

...

—¿De donde conoces a mi esposa?—Madara había presenciado toda la interacción entre el Hyuga y su mujer, para dar paso a una extraña y confianzuda conversación, entre su amigo y ella. Incluso su esposa presentó a Hashirama, con su familia, mientras que el, siendo el esposo legítimo, ni siquiera sabía quien era quien, dado que al único que conocía era al líder.

—Cuando terminé la junta te lo diré, tenemos mucho de que hablar—Hashirama se adelantó a tomar su lugar y Madara se quedó atrás, tratando de encontrar respuestas a todo, desde lo sucedido en el clan, la actitud de Hinata con el y la forma en que su amigo la condujo del brazo frente a todos, para llevarla con los Inuzuka ¿que estaba pasando? ¿Y porque el no sabía nada? ¿Porque lo excluyeron de todo? La sensación de molestia se hizo mas grande, a tal grado, que casi no puso atención a lo que se decía ahí adentro.

Luego de minutos que a el le parecieron largas horas, la junta termino. Madara fue el primero en salir del salón. Por alguna razón, quería saber el paradero de la Hyuga. Pensando que la encontraría con su familia, regresó a la mesa, pero ella no estaba con ellos. Giró en dirección a dónde estaban los Hyugas y ninguno de ellos se hallaba sentado.

—¿Donde esta mi esposa?—le preguntó a Mikoto—¿Porque no está aquí? Se supone que es una Uchiha, aquí es donde debe estar—las oscuras y furiosas orbes de Sasuke se dirigieron hacia el, unidas a las de Fugaku y Mikoto.

—¿Como pretendes, que este en el mismo sitio donde esta tu amante?

—Cuidado con lo que dices Sasuke—advirtió el líder Uchiha, molesto por las verdades que le lanzaron, ya que su sobrino tenía razón. Aunque en su defensa, el no fue quien invitó a Suki, ella fue, porque así lo hacia antes de su matrimonio, como también asistieron, otras chicas y chicos, pertenecientes al distrito Uchiha. solo que la situación ya no era la misma y no se tomó el tiempo de analizar ese detalle.

—Si no te gusta escuchar las verdades, procura ser más discreto, todos en esta reunión, saben quien es esta y no dudó que a estas alturas, tu esposa también lo sepa—concluyó y al igual que su hermano mayor, también se levantó para alejarse de ese lugar.

Gritos y risas divertidas se escucharon en el fondo del jardín Inuzuka, atrayendo la atención de los presentes, incluyendo a los Uchiha. Madara dirigió sus orbes hacia el lugar y pudo ver lo que sucedía. Su esposa estaba hincada junto al Hyuga que la abrazó, sosteniendo un cachorro de lobo negro, para mostrárselo a Kenzo, el pequeño hijo de Hashirama, mientras un joven del clan Inuzuka detenía un gran perro blanco, que acariciaban, los otros dos miembros Hyuga.

También se hallaban algunos amigos de Sasuke, como el rubio llamado Naruto, la joven Yamanaka, junto a su futuro esposo, el chico Nara, Kushina y el antisocial Tobirama Senju. Todos reían, contagiando a varios de los presentes, com era el caso de Mikoto.


Continuara.

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