Capitulo 25
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Sasuke se encontraba con Hanabi cuando los Anbu que envió Tobirama, informaron que su hermana se encontraba a salvo con el Hokage y que regresaría junto a él. Todavía no despedían al Anbu, cuando llegaron Kiba y Shino con los amigos de la ojiperla.
—Uchiha-san... Hanabi-chan—los mencionados saludaron y en ese momento, se acercó Hiashi con Tenchi en brazos—nos ofrecimos para traer a Kuro y a Tobi... ellos estarán mejor aquí, puesto que el clima en Suna no es el adecuado, especialmente para Kuro—declaró Kiba.
—¿Dónde esta mi hija? ¿Porque no está con ustedes?—Hiashi sintió que no iba a poder soportar que algo malo le hubiera ocurrido a Hinata, ya que él no logró escuchar lo que informó el Anbu, el cual se acababa de marchar.
—Ella esta con el Hokage—se apresuró a responder Shino al mirar la preocupación en el rostro del castaño.
—Y ustedes ¿porque regresaron antes?—Sasuke sintió que había algo más y no se atrevían a decirlo, quizás debido a su presencia.
—Regresamos para escoltar a Haruno-san—Hanabi miro directamente a Sasuke, luego enfocó sus orbes en la niña que le daba de comer a los peces del lago dentro de los jardines del complejo Hyuga.
—¿Escoltarla? ¿Porque?—preguntó el azabache con impaciencia. Lo único que se le ocurrió pensar, fue que esa mujer se había metido en un nuevo lío y su hija saldría afectada a causa de sus malas decisiones.
—Hinata-chan y Haruno-san se encontraron en las avenidas de Suna—aclaró Shino intentando dar la información, lo mejor que podía para que ellos lograrán entender—apenas se miraron y Haruno-san, empezó a ponerse muy inquieta, luego comenzó a gritar que ya sabía quién estuvo tras el atentado en contra de Hinata—el joven les contó lo sucedido y como Obito confirmó la información, no obstante, aún no decía el nombre que los tres querían escuchar.
—¿Quién es esa persona?—esta vez fue Hanabi quien cuestionó, apretando los puños y tratando de contener la molestia. Hiashi no estaba en mejor condición, aunque en su caso, Tenchi permaneció en sus brazos y no quería asustarlo.
—Suki Uchiha—con sólo la mención de ese nombre, el azabache apretó la mandíbula. Esa maldita mujer lo había hecho, Itachi siempre tuvo razón y por supuesto que tenía que haber sido ella. Finalmente lograron desenmascararla. De pronto se preocupó por lo que podía suceder dentro del distrito Uchiha.
—Esa mujer lastimó mucho a mi hermana y no se conformó con eso, sino que también intentó asesinarla—Hiashi se acercó a su hija, para que no elevará la voz.
—Pero esta vez, pagará por sus actos... Obito-san ya debe haber informado al líder Uchiha y tano ellos, como el Hokage y su hermano, ya lo saben—aseguró Kiba con satisfacción—Haruno-san testificará en su contra y con los recuerdos revelados, no logrará evadir las responsabilidades de sus actos—luego de aclarar las dudas de todos, los tres compañeros de Hinata se marcharon. Hiashi suspiró aliviado. Su hija estaba a salvo y eso era lo único que le importaba en ese momento, después de todo, no era extraño que la responsable del atentado fuera una de las concubinas del Uchiha... Minutos después, se despidió de Sasuke con una reverencia y se fue hacia el lago con Tenchi, para unirse a Sayuri.
—¿Estas todo bien?—inquirió Hanabi al mirar el semblante de Sasuke. Ellos se habían vuelto muy cércanos y quizás lo había afectado saber las noticias de su ex esposa.
—No puedo imaginar la reacción que esta información, ocasionará en mi tío Madara... Indirectamente, es su culpa por no haberse deshecho de esa mujer cuando se caso con tu hermana—desde que esa mujer y Sakura lo engañaron para confundirlo, no confiaba en ella y le resultaba increíble que alguien con la inteligencia de Madara, pudiera no darse cuenta de su verdadera personalidad.
—¿Y que hay de su ex esposa?—cuestionó un tanto apenada pero debía saber a que atenerse, dado que no pretendía interferir en conflictos de personas que aún mantenían lazos amorosos.
—¿Que quieres decir Hyuga? ¿Porque preguntas eso?—cuestionó con seriedad y en ese momento lo comprendió. Sin poder evitarlo, una arrogante sonrisa se estampó en su hermoso rostro—¡Hanabi Hyuga está celosa! Esto es increíble...—la chica trató de negarlo, sin embargo, él no le permitió hacerlo—la Hyuga más segura que conozco, ahora se siente insegura y celosa—la castaña comenzó sonrojada, pero luego se puso furiosa por la burla a costa suya.
—No sea infantil Uchiha-san... los celos son señal de inferioridad y es evidente que no es mi caso—soltó a sabiendas que lo dicho no era cierto, sin embargo, no pensaba dejarse intimidar por él. Era obvio que estaba acostumbrado a ganar y aunque si sintió celos, no lo admitiría jamás.
—¡Ya veo!—el azabache continuó sonriendo y lo único que deseaba era besarla para bajarle la soberbia y demostrarle que estaba atraída por él, al igual que él, lo estaba por ella. Camino lentamente a su alrededor y se percató que Hiashi, su hija y Tenchi, no estaban a la vista—Aunque no lo creó—sin que la castaña pudiera reaccionar, el azabache la rodeó de la cintura y unió sus labios a los femeninos. Hanabi trató de alejarlo, pero poco a poco, comenzó a ceder respondiendo al beso—¿Que tal ahora?—lentamente se alejó un poco para mirarla.
—Yo-yo... Me tomó desprevenida—ella se alejó y cruzó los brazos con molestia, no obstante, su corazón parecía querer escapar de su pecho. Ese había sido su primer beso y definitivamente, no pudo ser mejor.
—¿Ustedes ya son novios?—ambos se sobresaltaron cuando Sayuri preguntó, mostrando una linda sonrisa.
—No, claro que...—la castaña no pudo terminar con la negación por la interrupción del varón.
—Aún no, pero pronto lo seremos—la niña se llenó de alegría y corrió hacia Hanabi, la cual se encontraba sonrojada y atónita—sólo estoy esperando su respuesta—añadió Sasuke, dejando a la joven en un dilema.
—Le dirás que si ¿verdad?—¿en que momento las cosas llegaron a ese punto?—¿Lo harás?—era evidente que debía responder a la muy poco romántica petición del oportunista Uchiha. Sin más remedio, asintió y un rato después los acompaño hasta la salida del complejo.
—¡Eso fue jugar sucio!—reclamo y ante esa conducta, Sasuke le robó otro beso.
[...]
—Uno más mi ángel—el Hokage y la ojiperla pidieron el desayuno a la habitación. Hashi no tardó en sentarse atrayendo a la morena a su regazo, donde se dedicaron a comer.
La chica se dispuso a malcriarlo, dándole la comida en la boca, tal como lo había hecho él, mucho tiempo atrás en la habitación del hospital. La morena sonreía complacida, mientras lo veía comer sin dejar de abrazarla. Ambos vivían los mejores momentos de sus vidas y vaya que sabían cómo sacar el máximo provecho.
—Ahora es mi turno—el castaño tomó los palillos de las manos femeninas y acercó trozos de fruta hacia su mujer. Sabía que ella comía muy poco, comparada con él, sin embargo, se encargaría de que lo hiciera, puesto que el viaje los dejaría exhaustos—¡Anda mi ángel!—Hinata trataba de negarse al sentir que ya no tenía hambre, pero Hashi continuó insistiendo—Recuerda que debes estar bien alimentada... Anoche y durante la madrugada quemamos muchas calorías y debemos recuperarlas, de lo contrario, tendré que llevarte en mi espalda durante el viaje, lo cual me agrada—la morena se sonrojó y de inmediato abrió la boca para seguir comiendo, mientras que Hashirama comenzó a reír. Ellos compartían los momentos más íntimos entre pareja y su ángel, aún se avergonzaba frente a él.
—N-no será necesario—se dispuso a responder y Hashirama no dejaba de reír.
A la hora indicada, salieron de la habitación para reunirse con sus compañeros y también con el Kazekage. Para alivio de la Hyuga, ellos fueron los primeros en llegar y minutos después, arribó Gaara con sus hermanos y algunos guardias que custodiaban al prisionero.
En poco tiempo se unieron a ellos el resto del grupo—Gracias por su hospitalidad Kazekage-sama—Hashirama hizo el agradecimiento en nombre de sus shinobis por la amabilidad que tuvo para con ellos.
—Al contrario... gracias a ustedes por ayudarnos a combatir a los enemigos—Gaara hizo una reverencia—de no ser por ustedes, quizás se hubieran llevado a mi hermana—Temari se despidió de todos especialmente de Hinata. Kankuro hizo lo mismo y les ofreció regresar cuando quisieran.
...
—A este pasó, llegaremos mañana al amanecer—anunció Naruto, luego de recoger sus pertenencias del lugar donde se habían detenido a acampar. El grupo avanzó durante todo el día y por la noche acamparon cerca de un río. Hashirama construyó una cabaña y la ojiperla revisó con su Byakugan. Uno a uno, los ninjas se fueron al río para darse un baño y cuando llegó el turno de Hinata, Hashi se fue con ella para asegurarse que nada malo le pasara, aunque su intención era bañarse con ella, no lo hizo debido a los peligros que se pudieran presentar durante el acto.
—Será mejor darnos prisa, antes que los cómplices de este tipo adviertan a su verdadero jefe acerca de la captura—sugirió Kakashi.
—Son unos idiotas... nunca podrán vencer a mi maestro—anuncio Kabuto con arrogancia atrayendo la furiosa mirada de Hashirama.
—Será mejor que cierres la boca—advirtió el Hokage y cuando pensaba acercarse a él, la pequeña mano de su ángel lo retuvo.
—No caiga en su juego... eso es lo que él quiere—el Senju finalmente asintió y continuó avanzando sin desamparar a la ojiperla.
—Veremos si continúas con tu seguridad cuando lleguemos a Konoha—soltó Naruto sonriendo y ante eso, Kabuto guardó silencio. Él estaba seguro que Orochimaru mandaría a sus hombres para rescatarlo. Le había servido como el mas fiel de sus alumnos y por ende, su jefe jamas lo abandonaría en manos enemigas. Con los nuevos guerreros de poderosos clanes ya reclutados, se dedicarían a atacar las cinco naciones, especialmente Konoha, la aldea que más deseaba Orochimaru y seguramente, adelantaría el ataque para rescatarlo.
...
El grupo finalmente arribó a Konoha y sin perder el tiempo, Yamato y Kakashi se llevaron al prisionero a los cuarteles Anbu. Naruto se dirigió a buscar al padre de Ino y el Senju se aferró a su ojiperla sin pretender soltarla.
—Yo puedo ir sola a mi hogar... usted debería ir en busca de Kenzo y de su hermano—sugirió la chica, al mismo tiempo que su rostro ganaba color, pues las miradas de los aldeanos estaban puestas en ellos y en la mano masculina sosteniendo la suya.
—¿Y perderme el placer de llevarte yo mismo...? ¡Jamás!—declaró sonriente y saludando con la cabeza a quienes se iban encontrando en el camino. Hinata se sentía feliz de ir en compañía de Hashi. El orgullo que experimentó en ese momento, no lo había experimentado antes y a pesar de no gustarle atraer las miradas de las personas, en ese momento se olvidó de todo y se dispuso a dejarlo hacer lo que él quisiera, después de todo, su Hokage había sufrido mucho durante el tiempo en que su memoria se alteró y ahora debía compensarlo—Y prepárate, porque esta noche como las que siguen, estarás conmigo... No pienso dejarte sola ahora que logré recuperarte—los ojos del castaño la miraron con pasión y con la clara advertencia de lo que vendría durante esas noches.
—¡Hashi!—lo reprendió mirando en todas las direcciones, dado que él no lo dijo en voz baja y cualquiera pudo escucharlo.
—Es mejor que se enteren todos de lo mucho que te amo y así ya no habrá dudas mi ángel—la chica se conmovió y le sonrió con timidez—además, los niños estarán muy contentos de volver a verse—el castaño no sólo la quería a ella, él deseaba tener a Tenchi junto a ellos para vivir los cuatro y los que vendrían en un futuro... los hijos que ambos concebirían como fruto de su gran amor.
La pareja llegó al complejo Hyuga donde Hiashi y Tenchi fueron los primeros en recibirlos, pues al igual que los días anteriores, el patriarca Hyuga llevó a su nieto cerca del lago para alimentar los peces.
—¡Hija mía estas de regreso sana y salva!—aunque el líder Hyuga era muy hermético en cuanto a sus sentimientos, desde que pensó a su primogénita muerta, ya no le importaba ser juzgado como blando y ahora les demostraba su cariño a sus hijas y a su pequeño nieto—¡Hokage-sama! Gracias por traerla de regreso—Hiashi le hizo una respetuosa reverencia al Senju y después abrazó a su hija con el brazo que no sostenía a Tenchi.
—Soy yo quien debe agradecerle por dejar que Hina-chan fuera a mi encuentro, aunque como ya se lo dije a ella... se arriesgó mucho al hacerlo—Hinata ignoró el reproche que hizo Hashirama en su contra y se dedicó a sostener su bebé en brazos. Ambos hombre la miraron como apretaba a Tenchi contra su pecho, al mismo tiempo que le daba besos en las mejillas.
—¡Hinata!—Hanabi salió corriendo seguida de Tobi y de Kuro—Me alegró mucho que estés de regreso—las hermanas se dieron un abrazo con el niño en medio de ambas y no pasó mucho tiempo, antes que protestará.
—Me alegró de verlos juntos de nuevo—Chiyo también se acercó y sonrió complacida al ver la radiante sonrisa de su muchacho.
Los Hyuga insistieron para que Hashirama se quedara a comer con ellos. El Hokage no se hizo del rogar y aceptó sin dudarlo, después de todo, entre mas tiempo pasará con su mujer, era mejor. Durante la comida, Hinata se sentó junto al Senju, mientras su padre y él, hablaban de los últimos acontecimientos, tales como la huida de Suki, como la captura de Kabuto.
[...]
Izuna y Obito concluyeron su turno de trabajo y se dirigieron al distrito Uchiha. La noticia del regreso del Hokage junto a su grupo como a la princesa Hyuga, no se hizo esperar y a esas alturas, toda la aldea hablaba de lo enamorados que se veían. Para Obito, no fue sorpresa, pues él ya los había visto en Suna, sin embargo, la captura de Kabuto si lo sorprendió. Izuna permaneció en silencio pensando en su hermano y en lo mucho que le afectaría la noticia.
—No pareces sorprendido—espetó Izuna hacia su sobrino.
—Si te refieres a lo de Hina-chan y el Hokage-sama, la respuesta es no... Yo mismo me despedi de ellos antes de regresar de Suna—soltó despreocupado mientras se llevaba los brazos cruzados atrás de la nuca.
—¿Y porque no se lo dijiste a Madara? Él esta muy preocupado por ella y resulta que tú sabías su paradero—reprochó la falta de información.
—Sabes que mi lealtad esta con mi clan y por ende con el líder, sin embargo, al no revelar el paradero de Hina-chan, no estoy traicionando, ni defraudando a Madara, puesto que ella también se ganó mi respeto y no volveré hacer nada en su contra como lo hice en el pasado—aclaró el menor y ante eso, Izuna ya no pudo debatir. Obito tenía razón y no hizo nada indebido al ocultar información, ya que no era algo que pusiera en peligro a ningún integrante del clan y por lo tanto, no estaba obligado a decirlo.
Ambos continuaron avanzando y cuando se acercaron a su hogar, se encontraron a Ima.
—Acabó de regresar de la aldea... ¿es cierto lo que todos dicen? ¿Es verdad que Hina-chan está regreso con el Hokage?—cuestiono a los dos varones y antes que pudieran responder, Madara se acercó a ellos.
—¿Hinata regresó? ¿La vieron? ¿Se encuentra bien?—la emoción que mostró era genuina y tanto Ima como Izuna, sintieron pena por él.
—Así es, ella regresó junto al grupo que se quedó en Suna—respondió Obito—También trajeron con ellos a uno de los hombres responsables por la desaparición de personas en las cinco naciones—lo último que informó Obito, ya no fue escuchado por Madara, pues en su cerebro sólo apareció la imagen de Hashirama con Hinata. Alcanzó a oír cuando Ame hizo la pregunta, no obstante, su interés por el bienestar de la ojiluna fue más grande y cuando su sobrino lo confirmó, ya no había dudas. Ellos estuvieron juntos en Suna... Apenas recuperó la memoria y su ex esposa se fue al encuentro del hombre que se la había robado.
—Entonces ella no fue de misión como lo dijeron en su clan—murmuro con una amarga sonrisa—La salida de Hinata era para alcanzar al tarado de Hashirama y todo este tiempo ellos estuvieron...—antes de continuar con lo que iba decir, prefirió marcharse. Tenía que hablar con ella, debía darle la cara y explicarle sobre Suki, aunque lo que en realidad quería era verla y cuestionar su proceder aún cuando no tenía ningún derecho de hacerlo.
[...]
Hashirama salió con una sonrisa del complejo Hyuga y se dirigió a buscar a su hijo. Luego de recogerlo, fue a la torre donde se hallaba su hermano.
—¿Porque tardaste tanto?—cuestionó Tobirama sin levantar la vista de los documentos que revisaba. Él sintió el chakra de su hermano desde que llegó a Konoha, sin embargo, sonrió al notarlo junto al chakra de la Hyuga—¿Aún no te sientes satisfecho con los días juntó a ella?—la risa de Hashirama contagió a Kenzo y obligó a Tobirama a levantar el rostro. El albino quiso verse molestó, sin embargo estaba feliz de ver el brillo en los ojos del mayor.
—Con ella, nunca es suficiente—afirmó cuando dejó de reír—ademas, su familia me invitó a comer y no podía negarme—el menor negó con la cabeza y se puso de pie para ceder la silla al Hokage. Kenzo sonreía feliz, ya que su padre le había explicado sobre Hinata y Tenchi. El niño se puso muy contento, sobre todo por la felicidad que mostraba su progenitor.
Los tres Senju salieron de la torre, luego de terminar con las firmas. Dejaron a Kenzo en la academia donde iría a entrenar y los hermanos se dirigieron hacia los cuarteles Anbu. Uno de los guardias los había ido a buscar por petición de Inoichi Yamanaka. El interrogatorio fue muy extenuante, sin embargo, el rubio de mediana edad, logró obtener la información que necesitaban.
—Pasen por aquí—Minato los condujo al sitio donde lograron recopilar la máxima información.
—¡Escuchen todos!—Inoichi llamó la atención de los presentes—Por lo que pude averiguar, la situación es delicada... Orochimaru ha logrado reunir un gran ejército de humanoides con gran cantidad de chakra y su objetivo principal es obtener el mando absoluto de Konoha—Hashirama apretó los puños con enfado, puesto que el tipo no se había tentado el corazón al experimentar con las personas que logró capturar.
—Se los advertí... Mi maestro conseguirá lo que quiere y ustedes no podrán detenerlo—soltó Kabuto, quien aún en su estado debilitado por el interrogatorio, continuó firme a su creencia.
—Pero tu no estarás con él cuando eso suceda—aclaró Tobirama, pues el comportamiento arrogante de ese imbecil ya lo había cabreado y lo último que deseaba en ese momento, era escucharlo—Regrésenlo a los calabozos que cubren el chakra—les ordenó a los Anbus. Neji y Sasuke estaban entre ellos y fueron quienes se encargaron de la orden. Tanto el Hyuga como el Uchiha, disfrutaron colocar a ese tipo tras las gruesas rejas del oscuro calabozo.
Aún en la deplorable situación en la que se hallaba, Kabuto no dejó de mostrarse confiado hasta que Neji le colocó las esposas unidas a las pesadas cadenas extractoras de chakra y fue cuando estuvo inmovilizado, que finalmente el Uchiha se removió la máscara para mostrar su verdadera identidad.
—¡Sasuke!—lo nombró confundido y el joven sonrió al igual que lo hizo Neji.
—Veo que me recuerdas—el Sharingan del azabache se activó—ahora sentirás en carne propia lo que sintieron todas las personas inocentes a las que capturaron—en segundos, Kabuto ya se encontraba dentro de un poderoso y despiadado jutsu, mismo que le hacía sentir una y mil veces, el dolor que experimentaron las personas que transformaron en monstruos.
Neji se permitió sonreír cuando abandonó el calabozo junto al azabache. Los aterradores gritos de Kabuto se fueron quedando atrás, mientras él recordaba a su pobre prima huyendo de ellos cuando estaba embarazada.
[...]
Mientras tanto, Hinata salió con Chiyo y Tenchi. Ahora que los recuerdos habían regresado a su mente, se dispuso a ir en busca de Ino. Ella no conocía a su bebé y tampoco la había felicitado.
Hanabi y Neji, le advirtieron que se cuidará puesto que Suki logró huir y podía estar en cualquier lugar. El día anterior, su primo le obsequió una nueva espada con funda muy similar a la que le regaló en el pasado. La morena se puso feliz, dado que le gustaba mucho practicar con ella. Cuando se encontraba practicando con Neji, le avisaron que Madara quería verla, a lo que ella se negó. Sabía que tenía que enfrentarlo, pero en ese momento, aún no se sentía lista y prefirió esperar un poco mas.
—¡Hina-chan que gustó verte!—la reacción de Ino fue invaluable cuando abrió la puerta y se encontró con la brillante mirada de Hinata. Desde ese momento lo supo... su amiga ya era la misma de antes y ese hecho la hizo muy feliz—A usted también Chiyo-san—la rubia saludó a Chiyo y apretó los cachetes de Tenchi. Condujo a sus visitas a la sala, donde les indicó tomar asiento mientras ella iba por el nuevo integrante de la familia Nara y Yamanaka—Este es Akira—con orgullo, la rubia presentó a su retoño, el cual era un adorable niño de cabello negro y ojos azules como su madre.
—¡Ino-chan tu bebé es realmente hermoso! Me recuerda a Tenchi cuando nació—Tenchi miraba al pequeño con curiosidad, sobre todo por la emoción que mostraba su madre. Chiyo también sostuvo al bebé y la ojiperla aprovechó para entregar los regalos que compró para ellos.
—Espero que nuestros hijos sean compañeros de juegos cuando crezcan—repuso la rubia mostrando entusiasmo, pues desde que su hijo nació, todo su mundo giraba en torno al pequeño y lo mismo sucedió con Shikamaru.
—Estoy segura de que así será—añadió Hinata. La madre de Shikamaru se unió a ellas y les sirvió el té, mientras las dos amigas se ponían al día con todo lo ocurrido durante el tiempo en que la ojiperla estuvo sin memoria. La Yamanaka no tuvo reparos en contarle a su amiga sobre los chismes en torno a su ex esposo, los mismos que decían como buscaba mujeres con rasgos similares a los suyos para mantener relaciones sexuales. La Hyuga frunció el ceño con desagrado y a la vez decepción. No es que le doliera, pues ya no sentía nada por él, eso era cuestión de orgullo y le desagradó, que dijera amarla cuando en realidad no creía que pudiera hacerlo.
Hinata también le contó a Ino, cómo iban las cosas con su Hokage y de la misma manera en que la rubia describió el comportamiento del Uchiha, también contó sobre Hashirama y lo mucho que sufrió con su ausencia, incluso le contó que ambos hombres pelearon a muerte y pasaron meses en recuperación. Hinata no podía creer lo que escuchaba. Nadie le había dicho sobre ese enfrentamiento y de cierta manera, agradeció no haber estado presente. Si bien es cierto que ellos se distanciaron, no los imaginaba combatiendo de manera tan feroz como para terminar hospitalizados.
Mas tardé se despidieron y quedaron de reunirse en unos días. Chiyo veía la inquietud de la ojiperla y sabía a que se debía—¿Quieres que regresé al complejo Hyuga para que tú vayas a la torre?—los ojos de Hinata se llenaron de alegría y no era para menos, pues a pesar de lo dicho sobre dormir con el Hokage, ellos no lograron enfrentar a Hiashi para decirlo y ya tenían todo un día sin verse, ademas, lo dicho por Ino sobré todo lo que sufrió por su falsa muerte, la conmovió por completo y ahora sentía que lo amaba más que antes. Por otro lado, no podía dejar ir a Chiyo a solas.
—Será mejor que regresemos a casa y cuando los deje ahí, me iré sola a verlo—la anciana asintió sonriendo al ver el sonrojo de la joven.
Tal como lo dijo la chica. Dejó a Chiyo y a Tenchi en la seguridad de su clan, para dirigirse hacia el encuentro con su amado. Con un poco de suerte, también podía mirar a Kenzo y de una vez disculparse por su ausencia.
Cuando se acercó a la torré, activo su Byakugan y no pudo evitar sonreír. Su Hokage se encontraba a solas y había muy pocas personas a los alrededores. Posiblemente se debía a la vigilancia. Estaba por tocar la puerta cuando alguien la llamó. La chica conocía bien esa voz y ya no podía evitarlo por mas tiempo, como lo hizo el día anterior.
—¡Hinata!—Madara la estuvo buscando y la miró saliendo del complejo Hyuga luego de haber entrado con la anciana y con su hijo. Su intención era abordarla desde antes, sin embargo, ella iba muy rápido y si también él lo hacía, daría una mala impresión a los aldeanos—¿Podemos hablar?—su actitud no era desafiante pero tampoco se veía dispuesto a recibir un no, como respuesta.
—Yo no creo que sea el momento—respondió sin poder encararlo, puesto que con su sola presencia, recordaba lo que le dijo Ino, sobre todas las mujeres con las que estuvo mientras la creyó muerta.
—Sabes que esta conversación es algo que debemos tener tarde o temprano—él tenía razón y ella lo sabía, sin embargo, su amado estaba dentro de la habitación. Lo que menos quería era enfadar a Hashi y no estaba segura de poder estar a solas con Madara.
—Esta bien, pero primero debo ver a Hashi—el azabache sintió ganas de derrumbar la puerta que los dividía del tardado para golpearlo. Odiaba escucharla llamarlo así.
—¿Ya no sientes nada por mí? ¿Acaso lograste borrar nuestra historia?—lentamente se acercó a ella. Hinata lo percibió y dio unos pasos hacia atrás. No lo quería cerca de ella y temía que pudiera someterla como lo hizo tiempo atrás.
—No se me acerque o no tendremos la conversación que desea—le advirtió sin responder las preguntas que le hizo.
...
Hashirama se puso en alerta cuando escuchó las voces fuera de su oficina. Aunque deseaba intervenir, optó por no hacerlo. Ellos debían hablar y así se muriera de celos, debía confiar en el amor de su ángel. Continuó escuchando hasta que Hinata lanzó la advertencia y como rayo se acercó a la puerta y la abrió.
—¿Sucede algo?—sin retirar la vista de su amigo, se acercó a su mujer para darle seguridad, puesto que logró percibir su nerviosismo.
—Necesitó hablar con la madre de mi hijo... a solas—repuso Madara con enfado por la intromisión—Supongo que no eres tan inseguro coma para sentir celos por el hombre al que ella tanto amo ¿o me equivoco?—la Hyuga se aferró al brazo del Senju, mientras asimilaba lo dicho por su ex esposo.
—Estoy completamente seguro del amor que siente mi ángel hacia mi y por supuesto que no me siento inseguro—la tranquilidad de Hashirama, molestó al azabache—ademas, como tú mismo lo dijiste Madara, tu eres el hombre a quien ella amó en el pasado... "amaba" tiempo pasado. Supongo que entiendes la diferencia ¿no es cierto?—Madara apretó los puños y lo único que quería era arrebatarle a Hinata de los brazos para llevársela con él. De no ser por Tenchi, estaba seguro que ya lo habría hecho, sin embargo, su hijo estaba de por medio y no podía hacer nada estupido o lo perdería para siempre.
—¡No me provoques Hashirama!—le advirtió en tono amenazante, lo cual ni siquiera perturbó al castaño. Su molestia se debía a la incomodidad de su ángel y si Madara continuaba, no iba a poder contenerse por más tiempo.
—Eso mismo digo yo—la morena se tensó al captar la hostilidad entre ambos—¿Te sientes cómoda para hablar con él?—pregunto a la joven ignorando la presencia del azabache.
—Puedo hacerlo en un lugar público—en realidad quería pedirle que él estuviera cerca, pero dadas las circunstancias y la vigilancia, le pareció imprudente pedírselo.
—¡Bien...! Ahí tienes la respuesta—soltó el Senju y se dirigió al oído de su mujer—No temas, yo estaré cerca por si me necesitas—eso fue lo único que la morena necesitaba para darse valor. Ellos ya habían conversado sobre ese momento, no obstante, Hinata no pensó que sería tan pronto.
—Hmph—fue lo único que salió del Uchiha. Si decía lo que pensaba, ella le temería más y no lo querría cerca, así que haciendo uso de todo su auto control, aceptó las condiciones de la fémina. Haciendo una seña con el brazo, le indicó a la joven que saliera primero, para seguirla, pero los tres se detuvieron cuando llegó un Anbu y se colocó frente al Hokage.
—¿Que pasa?—el instinto del Senju, le advirtió que algo malo había sucedido.
—Los guardias encargados de vigilancia, avisaron que se acerca un gran número de ninjas.
—¿Por cuál de las entradas?—cuestionó para estar preparados.
—Por todas... Hokage-sama, estamos completamente rodeados.
—¡Tenchi Kenzo!—la morena se llevó la mano al pecho debido al temor de que algo malo les pudiera ocurrir a los niños. Madara quiso abrazarla para que se tranquilizara, pues también él, pensó en lo mismo, en su adorable hijo, no obstante, Hashirama la atrajo hacia él y ella pareció suspirar.
—Suenen las alarmas y que avisen a Tsunade para que prepare los refugios... Avisen a todos los shinobis que se preparen para la batalla.
—En seguida Hokage-sana—el Anbu desapareció y en segundos, las alarmas de la aldea se escucharon por todo lo alto. Desde que Konoha fue fundada, era la primera vez que se usaban.
—No los dejaremos entrar—aseguró Madara, quien olvidó por un momento su mal humor para ponerse en modo protector. Nadie iba poner en riesgo la seguridad de Tenchi, ni de Hinata, aunque con ella le iba resultar muy difícil, debido a su terquedad.
—Buscaré a Kenzo-kun y también a Ino- chan, para llevarlos al refugio de mi clan donde cuidarán bien de ellos mientras nosotros defendemos la aldea—Hinata se preparó para la batalla.
—Hinata—Hashirama negó con la cabeza cuando ella le sonrió y se marchó sin que lograra detenerla. Estaba seguro que la vería luchando al lado de Neji y de sus dos animales. Los dos amigos se miraron y no hizo falta decir nada para saber que ambos pensaron lo mismo. El recuerdo de aquel día entre la nieve aún era doloroso, no obstante, esta vez no permitirían que algo le sucediera.
Continuara.
Me disculpo por la demora. Tengo varias historias con los capítulos comenzados, pero no lograba concentrarme para completarlos debido a que mi perrita estuvo mala. Su ojito se le veía muy cerrado y después de darle largas, finalmente la llevé al veterinario. Le dieron tratamiento y le pusieron un collarín, lo que le limitó la movilidad. Aunque trataba de pensar en algo más, no puede hasta hoy, que ya la veo un poco mejor.
Me disculpo por las faltas de ortografía que seguramente se me quedaron, en cuanto las encuentre las corregiré. Para quienes siguen El cordero, esa será la siguiente actualización, seguida por La esposa del héroe o No quiero ser ella, la que salga primero 😊💕
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