Capitulo 24
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—No tienes idea de las ganas que tenia de hacerte el amor mi ángel—Hashirama continuó envistiéndola acostado tras ella sobre la suave cama del hotel donde se hospedó. Aferrado a los senos de su mujer siguió hablándole al oído. Estaba feliz de tenerla como la tenía y escucharla gimiendo lo volvía loco de amor.
—¡Lo amo mi Hokage!—repuso ella al mismo tiempo que el castaño depositaba besos en su cuello y espalda.
—No responderé por mis actos, si continúas llamándome así—bajo una de las manos para acariciar la intimidad de la joven, mientras que la otra continuó alternando en cada seno.
—No quiero que responda por ellos—lo provoco, logrando que el Senju reaccionara. Con avidez la volteó totalmente hacia abajo y él se hincó posicionándose tras ella justo en medio de sus piernas. Levantó las caderas femeninas para adentrarse de nuevo en el interior de su amada. La Hyuga soltó un fuerte gemido de placer y se dejó hacer lo que él quisiera, después de todo, confiaba ciegamente en Hashi y sabía que no haría nada para lastimarla.
Hashirama remembró los días en la cabaña y se dedicó a mirar como su miembro entraba y salía dentro del delicado cuerpo de Hinata. Echaba de menos esa sensación tan excitante, embriagadora y a la vez, placentera.
—¡Te amo ángel! Nunca me cansaré de decírtelo—reitero en el oído femenino, cuando se agacho para morderle el cuello—has hecho que mi cordura desaparezca... te amo, te amo...—las frases fueron silenciadas por los labios de la ojiperla que giró su rostro para besarlo. Ese hombre también a ella logró hacerla enloquecer, estaba completamente enamorada de él, como nunca pensó que podía ser posible estarlo de alguien.
El Senju continuó hincado tras ella y la levantó dejando la espalda femenina pegada a su pecho. Ella se aferró a él, colocando sus delicados brazos sobre su cuello, en una forma de no caer, pero Hashirama la sostenía posesivo sobre la cintura y con la otra manó se dedicó a acariciarla por todos los lugares estratégicos, en lo que sabía que ella disfrutaría. Los hermosos senos quedaban muy expuestos en esa posición y el castaño no dejaba de apretarlos. Si no podía degustarlos con la boca, como más le gustaba, lo haría con la mano, después de todo, escucharla gemir mientras se adentraba en su pequeño cuerpo, era la mejor satisfacción que hubiera podido experimentar.
—Ha-Hashi... Hashi yo...—los gemidos de Hinata eran más audibles. Pronto llegaría al climax y comenzó a moverse al compás de su amado. Las manos que tenia en el cuello del castaño, comenzaron a moverse por todos lados, era claro que estaba en su punto máximo de excitación.
—Pide que te de más mi ángel, pídemelo, quiero escucharte—ella se estremeció en mas placer al escucharlo, pues no era un pedido, era una clara orden y viniendo de él, sonaba jodidamente caliente.
—Más Hashi... fuerte, no se detenga, ahhh más—Hashirama sonrió complacido y comenzó a moverse de manera ruda, salvaje y al mismo tiempo la apego a él, con ternura—¡Así mi Hokage así!—en segundos, ambos amantes alcanzaron un arrasador orgasmo, que los dejó exhaustos y satisfechos, al menos, por el momento.
El castaño se tiró sobre la cama y la llevó junto a él para recuperarse juntos. La amaba tanto, que aún teniéndola a su lado, creía que se esfumaría como le sucedía en sus sueños. Ella en lugar de permanecer con la espalda pegada a él, optó por encararlo. No quería perderlo de vista y estaría admirándolo todo el tiempo que pudiera. Si iban a hablar, lo harían mirándose mutuamente.
—¿Mi cuerpo te lastimó?—cuestionó con burla, para verla sonrojada.
—No, yo estoy bien—tal como lo pensó, ella se sonrojó y con dificultad, logró sostenerle la mirada durante unos pocos segundos. Lo enloquecía la forma de ser de su ángel.
—En ese caso, estoy listo para escuchar todo—la miró con seriedad—y cuando digo todo, me refiero al momento en que recuperaste la memoria, hasta el que lograste convencer a mi hermano de dejarte hacer este peligroso viaje—lo último lo dijo algo molestó y en realidad, así era, ya que no podía imaginar lo que hubiera sucedido, si ella y sus compañeros se encontraban con los enemigos. No soportaría verla herida, simplemente, no iba soportar perderla, así que se propuso a que nunca más la perdería de vista. Su pequeña resultaba ser muy escurridiza y era mejor tenerla cerca.
—Bueno...—Hinata suspiro y se incorporó un poco, sosteniendo la cabeza en su mano que tenía el codo doblado sobre la almohada—¿Recuerda la noche del festival?—el Senju asintió, dado que apenas habían pasado unos días—Cuando regresé a casa con Tenchi, me encontré con Suki- san, en ese momento no tenía idea quién era, sin embargo, ella parecía conocerme—la ojiperla se estremeció ante el recuerdo, porque esa noche llevaba a su hijo con ella y ahora sabía lo que esa mujer intentó en su contra.
—¿Te hizo algo?—la seriedad de Hashirama se apoderó de su rostro y verlo así, casi logra que la Hyuga se lanzara sobre él. Le encantaba verlo en esa faceta de seriedad, al igual que verlo divertido.
—No me hizo nada, pero comenzó a decir cosas que en esa noche no entendí y cuando estaba por marcharme, me sugirió ir al cementerio—el castaño arqueo una ceja mientras escuchaba—Por alguna razón que no podía comprender, comencé a tener ansiedad por ir a ese sitio, así que al día siguiente, luego de comer con los chicos Taka, me armé de valor para ir... No estaba segura de que buscaba, pero luego, mis pasos me llevaron a una lápida con el nombre...—Hashirama la abrazó para que ya no continuara, pues ella estaba a punto de llorar.
—No continúes pequeña—le dio un beso para que se tranquilizara.
—Estoy bien—le aseguró para que le permitiera continuar—el punto fue, que estando en ese lugar, todos y cada uno de mis recuerdos regresaron, comenzando con el de mi hija—a Hashirama no le importó estar desnudó y sin reparos, se sentó recargado en la cabecera de la cama, trayéndose con él a su mujer, la cual se sonrojó al verse desnuda sobre el regazo masculino—No se como, pero Uchiha-san, llegó hasta allí y quiso que me fuera con él, llegando con fuerza los peores recuerdos—ella continuó relatando como Kuro llegó con su hermana y Ko, antes de desmayarse.
—Lamento mucho no haber estado contigo mi ángel—con dulzura, el castaño beso el rostro de la joven, al mismo tiempo que le retiraba el cabello del rostro.
—¿Como puede ser tan bueno conmigo? ¿Que hice para merecer a alguien como usted?—coloco sus pequeñas manos en las mejillas del castaño y lo miró a los ojos, sintiéndose culpable—Soy yo quien debe disculparme por hacerlo sufrir estando al lado de Uchiha-san. Usted tuvo que vernos y se quedó en silencio para no empeorar la situación—el varón sonrió enternecido.
—Eso es parte del pasado, tu no tenías memoria y cualquier cosa que sucediera entre ustedes, me encargaré de que la olvides—en realidad, eso era lo que se había propuesto, quería borrar todo resto que Madara hubiera podido dejar sobre ella.
—Le juró que entre él y yo, sólo hubo un beso y nada mas—Hashirama sintió un gran alivio al escucharla—Estoy segura que mi subconsciente de alguna manera, me trataba de proteger, porque con ese único beso, no logré dejar que volviera a suceder—ambos se besaron en la boca antes de continuar.
—Ahora cuéntame ¿como hiciste para que mi hermano te dejara venir hasta aquí?—el castaño se sorprendió al ver a su mujer sonriendo sugestivamente—No... ¿no me digas que embaucaste al suspicaz de Tobirama?
—¿Que? Claro que no—la morena se sonrojó y Hashirama comenzó a reír a carcajadas—Yo le hablé con la verdad, le dije que lo amaba sólo a usted y que me permitiera alcanzarlo antes que algo mas lograra separarnos—la Hyuga miró hacia abajo muy sonrojada.
—¡Eres única!—repuso y la encaró—Nadie es capaz de convencer a mi hermano como lograste hacerlo tu mi ángel—la morena se sintió más apenada, sin embargo, lo hubiera hecho de nuevo, si con eso estaba junto al hombre que amaba—sin embargo, fue muy arriesgado lo que hiciste y no dejaré que vuelvas hacer algo tan imprudente.
—¿Entonces no esta feliz de verme aquí? Usted me dijo que sí ¿porque cambio de opinión?—ahora la joven estaba a punto de llorar.
—No me mal intérpretes, ni pongas ideas equivocadas en esta linda cabecita—de inmediato se apresuró a aclarar las cosas—Estoy muy feliz de tenerte aquí, pero hubiera enloquecido, si algo malo te sucede en el peligroso camino... Se que tus compañeros y tu, son muy fuertes, pero los enemigos también lo son y lo peor de todo, es que nos superan en número. Estoy completamente seguro que Orochimaru y sus aliados, están planeando dar un golpe a nuestras aldeas, incluso han estado secuestrando personas a lo largo de las cinco naciones... A eso se debe mi preocupación, sólo imaginar que esos malditos te pusieran las manos encima, me pone furioso.
—Entiendo su punto, pero entiéndame a mí también, yo no podía estar un sólo día mas sin usted—eso fue todo para que la preocupación y molestia de Hashirama por saberla en peligro se esfumará. Escucharla diciendo que no podía estar un solo día más sin él, lo derritió por completo, definitivamente Hinata lo tenía en sus manos, ella podía hacer cuanto quisiera con él y ni siquiera era consiente del poder que tenía.
—Te entiendo mi ángel, ya no tienes que explicarme nada, lo bueno es que ahora estamos juntos y no permitiré que nada ni nadie interfiera entre nosotros—sin demora, el castaño la elevó un poco para hundir su hombría dentro de ella—Tenemos mejores cosas que hacer en lugar de discutir ¿no crees?—cuestiono con una amplia sonrisa.
La ojiluna estaba adolorida de su intimidad, sin embargo, el placer que experimentaba en esos momentos tan íntimos, la hicieron ignorar la molestia, después de todo, mas tarde podía usar ninjutsu médico para aliviarse a sí misma.
Los dos cuerpos tan desiguales encajaban a la perfección al momento de fundirse entre sí. El Senju la ayudó a subir, luego con fuerza la bajaba, disfrutando de la privilegiada vista. Los senos de su mujer se movían de arriba abajo logrando encender aún más el frenesí que ella podía despertar en él. Los aldeanos de Konoha, estaban lejos de imaginar que el hombre con el más alto cargo en la aldea y que siempre se mostraba amable con todos, era tan apasionado con la mujer que amaba. La única que tenía el privilegio de saberlo y también de comprobarlo, era precisamente, la mujer que yacía sobre su regazo mientras la poseía de manera salvaje.
A lo largo de la noche, ambos se ducharon y cuando el castaño pensó que no podía sorprenderse más, su mujer se hincó y le dio sexo oral en el mismo baño mientras el agua los cubría. Luego de unos minutos, ya no pudo más, ella lo dejó completamente flácido y le sonrió en forma inocente, como si no acabara de hacer semejante hazaña. Le tomó un rato recuperarse y no queriendo perder, la esperó a salir de la ducha para levantarla sobre la pared, colocando la intimidad femenina justo a la altura de su rostro. La toalla que Hinata llevaba al rededor de su cuerpo, se le levantó lo suficiente para que su lengua la invadiera... El castaño parecía no estar haciendo ningún esfuerzo mientras la sostenía en esa posición, así que se tomó su tiempo para enloquecerla.
—¡Hashi...!—lo llamó por lo que estaba haciendo, pero en realidad, ya no logró mirarlo al rostro debido a que lo tenia por debajo de la mal acomodada toalla—Ahh... por favor Hashi—prácticamente le rogó para que continuara con su asalto, dado que la sensación era surrealista. Agradeció mentalmente que el techo de la habitación fuera alto, de lo contrario, estaría con la cabeza pegada a él.
Hashirama se mantuvo en el mismo sintió por unos minutos, hasta que lentamente la bajó y la incitó para que lo rodeara de la cintura, no sin antes preparar su pene para introducirlo por completo dentro de ella. Usando la misma pared donde la colocó mientras la degustaba ahora la uso para apoyarla y envestir con firmeza. La habitación del hotel, fue testigo de las múltiples entregas de la pareja. Ellos lograron quedarse dormidos hasta la madrugada y no les importó que al día siguiente se tuvieran que levantar temprano para despedir a quienes regresaban a Konoha, ni que pudiera verse con ojeras frente a los feudales, después de todo, no iban a desaprovechar ni un solo momento juntos.
A la mañana siguiente, ambos se ducharon juntos, pero no pudieron disfrutarse debido a que ya sus amigos los esperaban en las puertas de Suna, para regresar a Konoha.
La pareja llegó tomados de la mano y atrayendo todas las miradas hacia ellos.
—¡Buenos días!—Gaara fue el primero en romper el silencio que se formó mientras los veían acercarse. La ojiperla se sonrojó y quería tener la habilidad de teletransportarse a otro sitio, no obstante, Kuro y Tobi, se acercaron a ella, logrando aliviar un poco la tensión del momento—Creó que su despertador bebé haberse dañado ¿no es así Hokage-sama?—era raro ver al Kazekage, hablando con sarcasmo, pero ver a la pareja llegar veinte minutos tarde, le causo mucha gracia y no pudo evitar divertirse con ellos.
—Así fue—afirmó el Senju y se rascó la nuca nervioso. Luego comenzó a reír muy a su manera, contagiando a casi todos.
—Como te quedarás aquí, creo que lo mejor para Kuro, es regresar con nosotros a Konoha, este clima no le favorece y puede enfermar—sugirió Kiba a la morena, explicando la situación y ella estuvo de acuerdo, aunque lo iba a extrañar.
—Te lo agradezco Kiba-kun y lo mejor es que también Tobi se marché con ustedes, en el complejo Hyuga lo mantendrán cerca de Tenchi y ayudarán a cuidarlo mientras yo regreso. Shino y Kiba se despidieron de ella, asegurando que también estarían al pendiente del niño.
—Hasta luego Hina-chan... yo al igual que tus compañeros me comprometo a cuidar del pequeño y pondré a Tobi a su disposición—la ojiperla y Obito se despidieron con un abrazo y terminadas las despedidas, Hashirama se puso serio para entregar el pergamino dirigido a su hermano y al clan Uchiha. La ojiperla observó a Sakura y se sintió mal por ella a pesar de todo lo pasado, pues era evidente su desconcierto al enfrentarse a la traición de la persona que creyó su amiga y por quien se atrevió a romper las reglas, costándole su matrimonio con Sasuke.
Con todo listo, Sakura, Obito, Kiba, Shino, Kuro, Akamaru y Tobi, partieron. Caminarían durante unas horas para luego transportarse con un portal realizado por Obito. De ese modo, evitarían a los ninjas enemigos y a los bandidos oportunistas que pudieran encontrar en su camino.
Los Kages debían dirigirse a la oficina de Gaara para llevar a cabo la próxima reunión. Hashirama sabía que su mujer debía estar cansada y no quería pedirle estar con él, al menos por ese día, así que le pidió a Naruto, acompañarla al hotel, luego el Kazekage enviaría unos Anbus para cuidar de ella.
[...]
Tobirama evaluaba los daños que causó la invasión a la aldea y pronto comprobó lo que más temía... personas de diferentes clanes fueron secuestradas, entre ellas se hallaban, un miembro del clan Yamanaka, dos Uchihas, un Hyuga y dos Aburame. Si bien es cierto que las personas secuestradas no eran ninjas, aún poseían el linaje de sus respectivos clanes y eso, era justo lo que Orochimaru buscaba para realizar sus experimentos.
Minato se encargó de recopilar información acerca de las identidades de los secuestrados y él escribió un pergamino para enviarlo a Suna y avisar a su hermano acerca de lo ocurrido.
Madara y el consejo comenzaron con la averiguaciones para saber con exactitud, quienes habían desaparecido, no obstante, la preocupación del azabache era la seguridad de su hijo y sin que nadie logrará detenerlo, se dirigió al complejo Hyuga. No tenía intención de armar conflictos, pero debía verlo por sí mismo. Mikoto al saber las intenciones de su hermano, le pidió a Sasuke ir con ella, para cuidar la actitud de Madara, ya que no era de extrañarse que armara un escándalo cuando no lograba obtener lo que quería y ahora estaba su niño de por medio.
—Espera Madara ¿que crees que haces? No puedes irrumpir en los dominios Hyuga sin previo aviso, tu sabes que no eres bienvenido—reprochó Mikoto cuando lograron darle alcance.
—Necesitó ver a mi niño, no pienso causar problemas, pero se que también desaparecieron miembros Hyugas y quiero asegurarme personalmente de que está a salvo—replicó con visible preocupación.
—Entonces nosotros iremos contigo, te será mas sencillo y no habrá problemas—repuso Sasuke y sin esperar respuesta, avanzó hacia las puertas y tocó.
El guardia los miró a los tres e hizo una reverencia—¿Que se les ofrece?—pregunto, luego del saludo.
—Avise a Hiashi-san, que estamos aquí y queremos verlo—reprendió Sasuke. El guardia les informó que en ese momento no se encontraba, pero que Hanabi podía recibirlos—En ese caso, llámela.
...
Hanabi que jugaba con Tenchi, acompañada de Chiyo. La castaña se puso de pie cuando el guardia le informó sobre los visitantes y pronto le pidió que los hiciera pasar. De todos modos, estando Sasuke y Mikoto, no creía que el líder Uchiha, pudiera hacer una imprudencia.
Los tres Uchihas, llegaron a las bancas del jardín, donde les indicó el guardia y pronto divisaron a Tenchi. Madara no pudo evitar avanzar con precaución, pues no quería alterar los ánimos ahora que le permitieron entrar. Recordó con dolor y tristeza, la única vez que visitó ese bonito lugar... ese día fue cuando se realizó el acuerdo para el matrimonio entre Hinata y él. Si tan sólo pudiera volver el tiempo atrás, si no se hubiera portado tan mal, quizás ahora estaría feliz con su Reina y su princesa, sin olvidar al pequeño principe que sonrió cuando lo miró acercarse... Lamentablemente, el arrepentimiento llegó muy tarde y así tendría que vivir el resto de su vida, arrepentido, mirándola enamorada de otro hombre, uno que supo cuanto valía desde el primer momento en que la conoció.
—¡Buenas tardes Hyuga!—la joven dirigió su mirada directamente hacia el más joven de los recién llegados, cuando esté la saludo. El azabache sonrío con suficiencia y ambos se enfrascaron en un duelo para ver quien de los dos, se rendía primero y apartaba los ojos del otro.
—Me alegro de ver que están bien—la voz de Mikoto los distrajo a ambos y la castaña se reprendió mentalmente por su descuido, dado que Tenchi, ya era sosteniendo por su progenitor. No era su intención impedirlo en ese momento, debido a lo sucedido, porque de no ser así, no le hubiera permitido verlo hasta que su hermana estuviera de regreso. Aunque debía admitir, que también se debió a la presencia de ese odioso, apuesto y arrogante Uchiha... Sasuke. Confiaba en él y sabía que podía evitar que el mayor hiciera algo estupido.
Chiyo escudriñó a Madara, sabiendo que durante años, ese hombre fue el mejor amigo de Hashi y ahora estaban enfrentados por el amor de una mujer. No podía negarlo, el Uchiha en verdad, amaba al niño y a pesar de lo mal que se hubiera estado portando con Hinata, su conducta con Tenchi, era genuina. Se veía realmente aliviado de saberlo a salvo.
—Sufrimos una pérdida y varios heridos, pero todo sucedió cerca de las entradas, esos tipos no lograron acercarse al complejo—aclaró Hanabi—Mi padre se encuentra cerca de la torre del Hokage, informando la identidad del Hyuga secuestrado... También ustedes tuvieron secuestros ¿verdad?
—Así es, pero aún no sabemos quienes fueron, pues había algunos Uchihas, fuera de la aldea y nos resultó complicado dar directamente con ellos—respondió Mikoto.
—Gracias por permitir que lo mirara—los presentes se sorprendieron al escuchar a Madara dándole las gracias a Hanabi. El azabache era un hombre demasiado soberbio para algo cómo eso y menos si se trataba de un Hyuga, definitivamente, ese pequeño niño al igual que la madre, lograron derrumbar las altas barreras que Madara se colocó a su alrededor.
—Nuestras órdenes eran claras respecto a usted, pero debido a lo que pasó, me permití hacer una excepción—aclaró la Hyuga.
—Lo se... ¿Y ella? ¿Tienen noticias de Hinata? Me refiero a saber sobre su llegada al sitio de la misión—él no podía evitar pensar en ella, Neji ya le había dicho que estaría bien, pero ¿como se convencía a sí mismo de tal información? No quería saber que podía correr peligro o que pudieran secuestrarla y como si de una maldicion se tratara, nadie sabía darle información en cuanto a su seguridad, ni al lugar a donde se fue.
—No hemos sabido nada, sin embargo, estamos seguros que ella se encuentra bien—la castaña quiso reír al imaginar a su tímida hermana complaciendo al Hokage en todos los sentidos.
Madara asintió y sabiendo que tenía muchos deberes, beso la frente de su hijo y se marchó. Mikoto estuvo un rato platicando con Chiyo y mirando a su sobrino, mientras que los más jóvenes continuaron uno frente al otro.
—¿Que piensas hacer mañana por la tarde?—Sasuke fue directamente al punto.
—Supongo que jugar con mi sobrino, puesto que a esa hora, ya terminó con la mayoría de mis labores—respondió la chica cruzándose de brazos.
—En ese caso, pasaré por ti para ir a cenar—Sasuke ni siquiera espero respuesta y con una sonrisa retorcida, se alejó. La Hyuga no supo que decir, puesto que esa no fue una invitación, sino mas bien, había sido una orden, sin embargo, no logró enojarse y en su lugar, sintió que el corazón le latía irregularmente. Mikoto se despidió de ella feliz de verla así. Estaba segura que con un poco de suerte, en poco tiempo, la tendrían con ellos en el distrito Uchiha.
[...]
Poco tiempo antes del anochecer, el portal de Obito se abrió justo en las puertas de la aldea. Akamaru y Kuro, fueron los primeros en saltar para despejarse, seguidos por Tobi y Kiba. Una vez adentro, el grupo avanzó camino hacia la torre del Hokage. Sakura se disculpo y se dirigió a su hogar, o al menos, eso fue lo que todos creyeron, dado que apenas los dejó de ver y se fue como poseída por el demonio a enfrentar a esa mal amiga. Sin importarle las consecuencias, logró evadir a los guardias de la entrada principal y continuó su camino.
Suki, abrió la puerta y sin previo aviso, fue lanzada de un golpe sobre el suelo. La Haruno tronó los dedos antes de acercarse a ella.
—¿Que demonios te pasa?—los guardias que esquivo para adentrarse ya se podían escuchar, pero ni siquiera eso logró que aplacara su ira en contra de la Uchiha.
—Eres una maldita, fuiste tú, quien colocó el sello prohibido en la espada de la Hyuga y me borraste la memoria para salir librada mientras yo lo perdí todo—Suki se sorprendió cuando la escuchó.
—¿De que hablas? Estás equivocada, yo no te haría algo así—trató de engañarla como muchas veces lo hizo en el pasado, sin embargo, esta vez, sería diferente.
—No pierdas tu tiempo hablando para limpiar tu nombre conmigo... Es cuestión de tiempo para que los guardias incluyendo al líder Uchiha, vengan por ti, ya lo saben todos, incluso el Hokage y me imagino que a esta hora, ya se esté decidiendo tu suerte en la torre—la pelirosa estaba por darle otro golpe, cuando los guardias la sostuvieron y se la llevaron fuera del distrito Uchiha.
Suki tembló al imaginar la reacción que tendría Madara al saberlo, sin mencionar al Hokage. Se puso de pie y de inmediato realizó el jutsu para cambiar de identidad. Reunió algo de ropa y artículos personales, necesitaba ganar tiempo, antes que vinieran por ella.
...
Mientras tanto en la oficina del Hokage, Tobirama leía el pergamino que envió su hermano y pronto llamó a unos Anbu, para que estuvieran preparados ante la reacción del líder Uchiha, pues no podían permitir que hiciera justicia por su propia mano, al menos debía intentar evitarlo, aunque si era sincero consigo mismo, sabía que cualquier cosa que hiciera, sería inútil, ese Uchiha enloquecería y no se detendría.
—¿Cree que pueda entregar el pergamino su a clan usted sólo Obito-san?—le pregunto directamente al Uchiha y esté asintió sin dudarlo—En ese caso, adelante, puede partir para dar aviso a su clan—Obito se marchó dejando a los compañeros de la ojiperla junto a los animales—¿Hinata-san esta bien?
—Si, ella se quedó con el Hokage-sama y regresará cuando él lo haga—respondió Shino.
—¿Y donde esta Hurano-san?—ambos chicos le informaron que se había ido a su hogar y desde allí esperaría a ser llamada para brindar su declaración. Tobirama mando a un Anbu también al complejo Hyuga para que avisara sobre Hinata. Sólo esperaba que las cosas no empeoraran en ausencia de su hermano, aunque lo mejor ya estaba hecho, ellos dos ya estaban juntos, como debió ser desde que se reencontraron.
...
Madara logró encargarse de sus labores y en ese momento se encontraba en su oficina, revisando unos documentos.
—¿Puedo pasar?—preguntó Itachi y el líder asintió sin mirarlo—Obito acaba de regresar y trajo información importante—Madara levantó la mirada y se encontró con Izuna, Fugaku, Obito e Itachi. Todos se veían serios y algo en su interior se removió.
—¿Le pasó algo a Hinata?—el miedo reflejado en sus ojos aminoró cuando los miró negando—¿De que se trata? Díganlo de una vez—exigió sin paciencia.
—Ya sabemos quien estuvo tras el atentado contra Hina-chan—Obito no se inmutó ante el escrutinio de su tío y continuó—finalmente logré hurgar en los recuerdos de Sakura-san y comprobé, que la responsable de todo fue tu concubina... Suki Uchiha—Itachi dirigió una mirada de reproche hacia su primo, por la forma en que soltó la información. Fue evidente cuanto disfruto escupir esa verdad frente a Madara, no obstante, Obito fingió no haber hecho nada incorrecto.
—ESA MALDITA YA NO ES MI CONCUBINA—rugió activando el Sharingan y saliendo de la oficina como alma que lleva el diablo. Los otros Uchihas lo siguieron para tratar de evitar un grotesco espectáculo a los residentes cercanos al hogar de Suki.
Las llamas negras quemaban parte de la casa, para antes que los chicos pudieran llegar. Madara accedió al sitio pero su frustración y enojo sólo aumentaba cuando no logró encontrarla por ningún lado.
—No logró percibir su chakra—añadió Izuna, comprobando que la estancia estaba vacía.
—¡No puede ser posible! Ella se escapó—afirmó Obito con molestia. Uno a uno de los varones comenzaron a buscar en todos los sitios posibles para dar con ella. Esa mujer iba pagar caro y según las intenciones de Madara, su muerte sería lenta y dolorosa.
[...]
Hinata se despertó al medio día y se encontró sola, pues Hashirama le informó que demoraría prácticamente todo el día en las reuniones. Sin querer desperdiciar el soleado día, se preparó para salir a dar un paseo por la aldea. Los Anbu la siguieron sin decir nada, simplemente se dedicaron a seguir las órdenes del Kazekage. Apenas puso un pie fuera del hotel y se encontró con Temari.
—Me alegro de verla ya lista para salir, porque precisamente me dirigía a su habitación para invitarla a comer—la ojiperla sonrió con amabilidad y se apresuró a pedir dejar de lado las formalidades, dado que no se sentía cómoda siendo tratada de esa manera y mucho menos por la agradable rubia—Está bien Hina-chan, entonces tu también debes llamarme por mi nombre o de lo contrario, me molestaré contigo.
—Estoy de acuerdo Temari-chan y ahora dime ¿a donde iremos?—la hermana del Kazekage, la arrastró a todos los lugares turísticos de la aldea. Hinata quedó encantada con las pequeñas tiendas de recuerdos y compró algunos para su regreso. Horas mas tarde, llegaron a un restaurante ubicado a las afueras de la aldea dónde pidieron algo de comer.
La ojiperla comprobó que no se había equivocado con la rubia, pues en realidad sí era una agradable compañía, incluso le contó que estaba manteniendo una relación clandestina con Darui, la mano derecha del Raikage, pero sus hermanos aún no lo sabían. Aunque a decir verdad, todo parecía indicar que no le importaba lo que ellos pensaran. Hinata pasó la mayor parte de la tarde sonriendo y antes de comenzar a comer, algo les llamó la atención a ambas.
—¿Que sucede?—preguntó Temari a un aldeano que corría hacia la torre del Kazekage.
—Unos extraños ninjas, están luchando con los guardias de la entrada principal—el hombre se tambaleó cuando hizo la reverencia.
—Avise a mi hermano, yo trataré de retenerlos para que no logren entrar... Tu acompáñame—le ordeno a uno de los Anbu—y tu, cuida de ella—le dijo al otro guardia y se apresuró a preparar su abanico para la batalla, sin embargo, mientras corría miró a Hinata por el rabillo del ojo.
—No pienso quedarme con los brazos cruzados, iré contigo—se apresuró aclarar la Hyuga, puesto que ya imaginaba lo que le iba a decir. Ambas chicas y los Anbus, llegaron a dar apoyo a los guardias, sin embargo, los intrusos los superaban en número y ya habían comenzado a entrar, dándoles muerte a tres de cuatro Shinobis que custodiaban las puertas.
Temari logró retener a una gran parte de los intrusos usando su abanico, mientras que la ojiperla y los Anbus sometían a los que lograban esquivar las ráfagas de viento. Los sujetos parecían no agotarse y pronto comenzaron a entrar otros, con mayores proporciones de chakra.
—Capturen a las dos—ordenó una voz desde atrás y pronto aparecieron unos extraños sujetos que las superaban tanto en chakra como en estatura—el maestro estará feliz, si logramos llevarlas ante él.
—¡TEMARI!—la ojiperla miró con horror como la chica fue lanzada sobre la arena por un ninja que parecía un enorme leopardo. Se apresuró a girar pero sus intenciones fueron segadas por algo pegajoso que no lograba quitarse y cuando activó el Byakugan, soltó un jadeo de asombro ante la realidad.
—Te tengo—le dijo el sujeto, mostrando los colmillos y las múltiples extremidades. La morena trató de alejarse, pero la sustancia que no la dejaba avanzar, resultó ser telaraña. Ella le temía a las arañas y el sujeto, parecía ser una y muy grande. Pronto la forro casi por completo logrando inmovilizarla al igual que a Temari.
—Con ellas es suficiente, ahora vamos—les ordeno el lider y el ninja se acercó al rostro de la ojiperla.
—Cuando mi maestro terminé contigo, serás mi comida—comenzó a reír al verla asustada y se dispuso a lamerla. Hinata estaba asustada y cerró los ojos para no ver todos esos ojos. Expectante, los abrió de nuevo al escuchar un crujido y miró que el sujeto fue literalmente partido por la mitad gracias a múltiples estacas de madera.
—¡Hashi!—pronunció entre lágrimas y de inmediato fue liberada por su Hokage.
—Siento no haber llegado antes mi ángel—los brazos masculinos la acurrucaron con cariño junto a él. Yamato liberó a Temari y entre Naruto y Kakashi, lograron atrapar al líder, mientras que Gaara sepultaba a los que ya se alejaban.
—Estoy agradecida—aseguró e intentó no mirar el cuerpo similar a una araña. Hashirama sonrió y rápidamente, lo alejó hacia el desierto, pues ya sabía que ella temía a esos bichos—no dejemos que escapen, yo también ayudaré—el Senju negó con la cabeza y la dejó junto a Temari.
Lo que Hinata miró después, la dejó boquiabierta... el Hokage era el hombre más poderoso que hubiera visto. Su padre siempre lo decía, pero hasta el momento, ella no lo había podido ver así. La única vez que estuvo con él en una batalla, fue cuando la dieron por muerta y también estaban los Uchihas, de manera que el castaño, no luchó solo. En ese momento, tampoco estaba solo, pero los otros compañeros, se estaban ocupando de otros problemas, mientras que Hashi, dominó por completo la feroz batalla, derrotando sin esfuerzo a los humanoides, incluso a los mas grandes de todo el grupo.
—¿Estás bien?—Gaara pregunto a su hermana, cuando pasó a su lado. Ella asintió y cuando pensaba regresar a la batalla, comprobó que ya no había necesidad.
—Tu vienes con nosotros, tienes mucho que explicar—refunfuño Naruto con el sujeto que forcejeaba queriendo escapar.
—Cuidado Naruto—advirtió Kakashi cuando miró al tipo convirtiéndose en una serpiente.
—¡Que demonios!—soltó Gaara y antes que lograra escabullirse, Yamato lo retuvo con estacas de madera. Finalmente lograron someterlo y todos se acercaron hasta él.
—¡Kabuto-san!—lo nombró la morena y el nombrado la miró con una sonrisa cínica.
—¿Cuanto tiempo Tsuki? ¿O debo decir... Hyuga?—la morena recordó el día en que Orochimaru junto a ese hombre, llegaron a donde vivía con los chicos del equipo Taka.
—¿Este es uno de los hombres que intentó secuestrarte?—preguntó Hashirama con aparente calma, sin embargo, ella pudo ver la tormenta dentro de sus ojos.
—Si, él es la manó derecha de Orochimaru—respondió sin dudarlo.
—Vaya vaya... finalmente nos conocemos—Hashirama lo veía sin soltar la cintura de su amada, dejándole en claro que la mujer a quien intentaron secuestrar, era suya y nadie se metía con ella sin sufrir las consecuencias.
—Estoy seguro que Inoichi-san, estará muy complacido de poder acceder a toda la información que esté gusano lleva dentro—repuso Naruto y pronto, todos coincidieron en que eso era lo mejor. Hashirama decidió posponer las siguientes reuniones, ya que el asunto a tratar era mucho más delicado y requería de él. Gaara realizó los arreglos para que los shinobis de la hoja partieran al día siguiente, llevándose al prisionero. Entre más pronto supieran el paradero de el principal cabecilla, más rápido le pondrían fin a esa ola de terror que despertó a lo largo de las aldeas.
...
—¿Te asustó mucho ese monstruo?—el Senju yacía sobre la cama, con su ojiperla abrazada a su pecho. Ambos corrieron a la habitación del hotel una vez realizaron los arreglos para regresar. Fue tanto el anhelo, que a Hashirama no le importó el desconcierto que causó con los ocupantes del mismo hotel cuando prácticamente estampó a su chica sobre la puerta, antes de lograr abrirla. La beso con deseo y cuando finalmente entraron, dieron rienda suelta a la pasión.
—No mucho, usted llegó a salvarme y al verlo llegar, olvide que le temo a las arañas para concentrarme en el hombre fuerte... el hombre al que amó—la pareja comenzó a besarse y pronto ya se encontraban demostrándose cuanto se amaban. Al día siguiente debían regresar a Konoha, donde enfrentarían a todos especialmente, a Madara y no perderían su tiempo pensando en nada que no fueran ellos dos.
Continuara.
De nuevo me disculpo por la demora y las posibles faltas de ortografía, en cuanto las encuentre, las corregiré.
La historia esta por terminar y creo que le queda uno, o dos capítulos para darle fin y espero no demorar mucho en hacerlo 😊💕
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