Capitulo 23
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—¿Que sucede?—preguntó Izuna cuando miró a su hermano entrar en su habitación sin siquiera dirigirles una mirada.
—No lo se... así esta desde que regresó—respondió Ima, preocupada por el estado de ánimo de su muchacho. Aunque Madara fuera un hombre hecho y derecho, la nana lo seguía mirando como a su muchacho. Estaba segura que su estado de ánimo, de alguna manera, tenía que ver con Hinata y aunque sintiera pena por la situación, no podía hacer nada por él, puesto que todo lo que pasaba, era culpa suya y de nadie más.
Madara cerró la puerta de su habitación en automático. No logró su cometido, no pudo volver a enamorarla y la mirada de desagrado hacia él, regresó en segundos, oprimiendo su corazón que desde mucho tiempo atrás, latía por ella.
No quería conformarse, estaba seguro que si lo amo tanto, podía volver a amarlo. Se dice que donde hubo fuego, cenizas quedan, pero no parecía ser el caso de Hinata y todo se debía a Hashirama.
Hashirama había llegado de la nada y poco a poco se la fue ganando. Ni siquiera se esforzó por hacerlo, ya que fue él mismo, quien se encargó de literalmente arrojarla en sus brazos logrando abrir un enorme abismo, sin embargo, se negaba aceptar esa verdad ¿Como podía olvidar las noches en las que se entregó a él? Conocía cada rasgo del cuerpo femenino. Sabía dónde poner su boca y sus manos para lograr enloquecerla, aún cuando se resistía y pretendía no sentir nada.
No quería perderla de nuevo y encima estaba su hijo, a quien amaba igual que a ella, sin embargo, no quería que Tenchi llegara a verlo con miedo o repulsión como lo hizo Hinata, cuando en el pasado lo veía igual que a una deidad.
Si Hinata no regresaba con él y si no la enamoraba de nuevo, ella podía negarse a que volviera a ver a su hijo y eso si lograría matarlo, dado que desde que lo conoció, se llenó de orgullo y euforia por ser el padre de ese ser tan perfecto, mitad de su amada y mitad suya.
—¿Puedo pasar?—Izuna abrió la puerta y lo miró sentado en uno de los sillones, con la mirada perdida—¿Que te pasa Madara? Empiezas a preocuparme—el menor entró sin esperar la aprobación de su hermano.
—Recuperó la memoria—no hizo falta decir nada más, para comprender lo que lo había puesto en ese estado de ánimo—La encontré en el cementerio en la tumba de nuestra hija y cuando quise acercarme lo supe—Izuna no supo que hacer para aminorar el pesar de Madara, dado que no era usual verlo así y sólo lo vio de esa manera, cuando la declararon muerta.
—Pero no te pongas así, piensa que ahora tienen un hijo en común y por ese motivo, estarán unidos... Quizás con todo claro, pueda darse un acercamiento entre ustedes—Izuna no podía ver a su hermano en ese estado, Madara siempre fue un hombre duro y de carácter inquebrantable, sin embargo, se veía destruido y con muy pocas esperanzas.
—Tenchi... él es quien más me preocupa, temo que mi hijo me vea como a un mal hombre—el mayor se sirvió un trago y lo tomó de golpe para llenar de nuevo el vaso—no quiero que sepa que soy un abusador cuando se enteré de como fue concebido—habló con pesar.
—Aunque las cosas se hayan dado de esa manera y aunque me avergüence decirlo, ella no envenenaría así a tu hijo... Hinata Hyuga, es mucho más madura de lo que fui yo, cuando te di esa despreciable idea para mantenerla a raya—Madara quería creerlo, pero no podía dejar de pensar lo contrario y su preocupación fue en aumento por el pesó de no haber podido averiguar quién dentro de su clan, fue capaz de querer asesinarla.
[...]
—Que gustó saber que ya estás bien y lograste recuperar tus memorias al cien por ciento—la ojiluna le sonrió a Kiba y no pudo más que estar de acuerdo con él. Era mejor recordar todo, por muy doloroso que sea, a permanecer en las sombras.
—Gracias Kiba-kun, también a mi me alegra... lo único que lamento es no haberlo recordado antes—los dos chicos sonrieron entendiendo por que lo decía.
—El Hokage estará feliz cuando te vea—añadió Shino apreciando el sonrojo de su compañera.
—Espero que no esté molesto conmigo por todo lo que tuvo que mirar, sin poder hacer nada—le había dado su palabra de matrimonio y de pronto, todo se vino abajo. Hashi, no hizo nada para intervenir con sus vagos recuerdos, donde él, todavía no entraba en su vida, no obstante, el sentimiento dentro de ella le decía que había algo, su corazón no podía latir así por alguien que no había dejado huella en su vida... y vaya que dejó huella. Se sonrojó de nueva cuenta, al recordar las noches que pasaron juntos e hicieron de todo, menos dormir, no en balde, Chiyo le colocó una bolsa con hiervas para preparar el té, mismo que usaba en las cabañas para no quedar embarazada. No es que no quisiera un bebé con su Hokage, pero todavía no era el momento.
Recuperar los recuerdos, la regreso a los oscuros días que siguieron luego de perder a la niña. Apenas podía creer que Tenchi hubiera logrado nacer, teniendo todo en contra. Quizás fue bueno, no haber tenido memorias de lo contrario, se hubiera mantenido estresada y con miedo por no lograr concluir el embarazo. A pesar de las circunstancias y de la manera en que fue concebido, lo amaba más que a nada en el mundo.
Tenía sentimientos encontrados acerca de Madara, ya que aún sabiendo lo que pasó entre ellos, se aprovechó de su falta de memorias. Sólo pensar en haber regresado con él a su casa y haber mantenido vida marital, le enchinaba la piel, debía agradecer a su padre por no permitirlo, pero lo que más le preocupaba era la paternidad de Madara, porque independientemente de que entre ellos ya no hubiera nada, Tenchi le había tomado afecto a su progenitor y por otro lado, tenía que aceptar que Madara se lo supo ganar. Tobi se restregó contra su cuello regresándola de sus pensamientos para continuar avanzando hacia su Hokage.
—A pesar de llevarnos un día de ventaja, lograremos llegar antes, debido a las distintas velocidades—anunció Kiba, percibiendo el aroma de las personas que seguramente pararon en el lugar donde pasaban ellos.
—Manteniendo la misma velocidad, llegaremos mañana temprano al mediodía a Suna—añadió Shino y el corazón de la ojiperla se aceleró pensando en lo que pasaría cuando se encontraran con ellos. Parecía que toda la valentía que tuvo cuando salió de Konoha, se esfumaba a medida que se acercaban.
—Debido al calor, estaremos hechos un desastre cuando lleguemos a Suna—agregó Kiba y la Hyuga estuvo de acuerdo. Shino notó la preocupación de Hinata y sugirió alquilar las habitaciones antes de reunirse con el Hokage. Después de todo, tenían que dormir en un lugar.
—Si, es una buena idea—Hinata de inmediato aceptó—así también me encargó de Kuro y Tobi—Suna era demasiado caliente para Kuro y debía mantenerlo lo más fresco posible. Ella nunca estuvo en esa aldea, pero había escuchado sobre el clima muy distinto al de Konoha.
[...]
Durante el camino hacia la aldea del desierto, Hashirama se mantuvo entretenido escuchando lo que contaban acerca del festival de Konoha.
La mayoría de los visitantes de Suna, le felicitaron por tal éxito, pues afirmaron que ese festival era uno de los mejores de todas las aldeas.
—Hay algo que me gustaría hablar con usted—le dijo Gaara al Hokage cuando acamparon y lo llamó para apartarlo del grupo.
—Esta bien, creo que aquí nadie nos escuchará—el pelirrojo estuvo de acuerdo.
—Ayer me llegó un pergamino donde me informan que ha habido avistamientos en una pequeña aldea cercana a Suna... al parecer se trata de unos extraños shinobis—el castaño frunció el ceño—la descripción sólo explica que no se ven muy humanos, al menos en su totalidad y lo que más me alertó, fue a quien señalan como el cabecilla de estos.
—¿Y usted que piensa de todo esto?—cuestionó Hashirama con una molesta idea en mente.
—No puedo garantizarlo, pero por la forma en que atacaron para robar pergaminos y el poco armamento, anudado a las advertencias que usted nos envió sobre Orochimaru y Kabuto, creo que se trata de este último—Hashi apretó los puños y recordó que esos bastardos trataron de secuestrar a su ángel cuando estaba indefensa. De no ser por los chicos Taka, no sabía que hubiera sido de ella y de Tenchi.
—Entonces debemos investigar y ver cómo podemos ayudar a las personas afectadas—la sugerencia salió en automático. El Hokage, no podía dejar que se aprovecharán de personas inocentes y tampoco podía dejar pasar lo que hicieron contra Hinata y sus amigos. Giró hacia la fogata donde todos charlaban y sabía que ellos estarían de acuerdo con él.
—Estaba seguro que podía contar con usted—Gaara le explicó que dada la cercanía de la aldea, podían pasar a revisar, antes de llegar a Suna y Hashirama estuvo de acuerdo. Esa noche durmieron y apenas amaneció, les informaron a todos sobre el cambio de planes.
El grupo arribó a la aldea y pronto comprobaron que lo informado era verdad, no obstante, no había rastro de los perpetradores. Ayudaron a quienes lo necesitaban y ambos líderes ofrecieron estadía en sus aldeas a quienes lo desearan, pero principalmente a las familias con niños.
Hashirama tensó la mandíbula con molestia. Saber que esos malditos habían cometido esa clase de asaltos en aldeas que no contaban con ninjas lo puso en alerta, dado que seguramente buscaban personas para continuar con los retorcidos experimentos y lo peor de todo era, que en ese momento podían estar en cualquier lugar. Tendría que realizar un plan para reunir pistas sobre su paradero y de ese modo atrapar a los fundadores.
—Al parecer se llevaron a tres adultos—informó Obito, luego de hablar con algunos testigos que lograron escapar.
—Eso parece, de todos modos enviare un grupo de de Anbus para que ofrezcan protección mientras reconstruyen las viviendas a quienes se queden aquí—añadió Gaara—también daré aviso a los otros Kages para que estén en alerta.
—Malditos aprovechados... atacar así a una aldea que sólo se dedica al comercio y la agricultura—espetó Naruto, visiblemente afectado por lo sucedido. El lugar era pequeño pero al mismo tiempo, servía como punto de llegada a los shinobis. El área contaba con buenas posadas y ni hablar de los restaurantes.
—Será mejor darnos prisa, de todos modos ya no hay nada que podamos hacer aquí, al menos por el momento—Gaara estaba ansioso por llegar a su aldea, dado que temía por la seguridad de su gente.
El grupo partió, seguidos por los aldeanos que se quedaron sin hogar y cuando lograron llegar, el Kazekage ordenó a sus hombres que acomodaran a los aldeanos y también a sus invitados.
El Hokage y sus acompañantes fueron guiados a uno de los hoteles y cada uno tomó una habitación. Hashirama se desvistió y se dispuso a darse un baño.
Durante el trayecto no había dejado de pensar en su ángel y las cosas que ella logró recordar. Su corazón se aceleraba con la idea de que pronto sucediera. El agua se llevaba todo el cansancio, el sudor y de nuevo se acordaba de ella, de las noches que compartieron haciendo el amor y de como ambos se duchaban para dormir por unas horas, antes de continuar amándose.
Luego de unos minutos salió y se sentía frustrado. De no haber pasado lo que pasó, ellos ya habrían anunciado su próximo matrimonio y seguramente los tendría viviendo con él. Cerró los ojos con pesadez pensando en lo mucho que cambio su vida luego de conocerla y enamorarse como un loco.
Si era sincero consigo mismo, quería haberse encontrado con los ninjas comandados por Kabuto, de ese modo, habría matado dos pájaros de un tiro, pues gracias a su frustración por la falta de su ángel, quería desquitarse con ellos y si agregaba los rostros llorosos de los niños en la aldea atacada, se ponía peor.
Al día siguiente debía reunirse con unos feudales y debía estar con la mente despejada, para poder encargarse de los temas a tratar, así que ya no quiso salir a cenar y aceptó lo que le trajeron sus acompañantes para cenar en la habitación.
...
La mañana siguiente como a las once salió del hotel para reunirse con los feudales en la oficina de Gaara, luego comerían y beberían algo en uno de los bares de la arena.
—Parece que todos los puntos han quedado en orden—declaró Gaara complacido de solucionar los primeros acuerdos de los que llevaron al Hokage hasta su aldea. Con menos conflictos en ese ámbito les sería más fácil concentrarse en los culpables de asaltar las aldeas.
—Nosotros nos iremos adelantando—les avisó Obito, a los dos Kages y ellos estuvieron de acuerdo.
—Ojalá que tengan ramen—todos miraron a Naruto y no pudieron evitar reírse—eso es lo único que logra calmarme los nervios.
—Yo prefiero calmarme con una mujer... o quizás dos—soltó Kakashi despreocupado.
—De hecho... creó que yo optaré por las dos cosas—agregó Obito, cuando finalmente llegaron y tomaron asiento cerca de la entrada donde también Gaara y Hashirama se unían a ellos.
Luego que todos terminaron la cena y que para suerte de Naruto si encontró ramen, comenzaron a beber, no tenían pensado embriagarse sólo se relajarían un poco, esa era la idea, sin embargo, fuertes gritos femeninos se escucharon, seguido de curiosos avanzando al lugar donde provenían los gritos. Como era de esperarse, Hashirama y Gaara se pusieron de pie y Naruto ya se había unido a los curiosos.
[...]
Tobirama continuó sustituyendo a su hermano y en ese momento se concentró en estudiar unos jutsus, que había estado queriendo mejorar. Terminó el trabajo temprano y se concentró tanto, que apenas escuchó la puerta. Lo cierto es que alguien sonaba con insistencia. Frunció el ceño notando los tres chakras, lo cual le pareció sumamente extraño.
—¡Adelante!—los tres chicos entraron y se veían muy preocupados.
—Senju-sama—los tres hicieron la respetuosa reverencia—siento un chakra enemigo al lado sur y también cerca del rio—Karin hablaba rápido pues ese olor lo conocía perfectamente y ahora era incluso más intenso, lo que indicaba la gran cantidad de ninjas que se acercaban.
En ese momento Tobirama se puso en alerta y comprobó lo que la joven le informó. Llamó a dos Anbus y les indicó que corrieran avisar a todos para interceptar a los intrusos antes que pudieran entrar a la aldea.
—Ustedes vengan conmigo—el equipo Taka obedeció y siguieron al poderoso Senju. Los aldeanos realizaban sus deberes, ajenos a la amenaza que venía y eso los motivó aún más para no darles la oportunidad de lograr atacar.
—¿Que pasa?—Minato se unió a ellos y Tobirama le contó.
—Manda grupos de defensa en todas las entradas de la aldea y que los otros nos den alcance en el río... Debemos impedir que entren a cualquier costo—con avidez las órdenes del Senju se cumplieron al pie de la letra y media hora más tarde, todos los shinobis de la hoja estaban en posición de defensa, incluso quienes se encargaban de los refugios
Ibiki Asuma Shikaku aguardaban en la entrada principal. Neji Sauke y Rock Lee, llegaban de una corta misión y se encontraron con la situación.
—¿Pasa algo?—preguntó Sasuke cuando miró a varios de sus compañeros Anbu en estado de alerta.
—Byakugan—Neji observó antes de recibir una respuesta y de inmediato la tuvo—Un gran grupo con extraños chakras se acerca desde el río, no son fácil de percibir, porque se encuentran sumergidos—las miradas de todos se fueron hacia el Hyuga en busca de una respuesta a lo que acababa de decir, sin embargo, el joven se fue corriendo sin decir nada.
—¡Espéranos Neji!—Rock Lee se fue corriendo tras él, seguido por Sasuke. Cuando los tres llegaron, Tobirama formaba un dragón de agua y arremetía con todas las criaturas que salían del rio.
Suigetsu, Jugo y Karin, se encargaban de un tipo con aspecto de tiburón que sostenía una gran espada la cual nombró Samehada. El shinobi parecía dominar a la perfección el elemento agua y de no ser por Suigetsu, los hubiera ahogado con rapidez.
Itachi, Izuna y Shisui, se enfrentaron a los que se acercaban desde más lejos, ayudados por Shikamaru, Choji Genma y Kotetsu. A diferencia de las criaturas acuáticas que luchaban cerca del río, estos eran mucho más grande y lanzaban púas venenosas.
El Senju no tenía problemas para reducir a los intrusos, pero no podía bajar la guardia y desde la distancia, miró a dos de los Taka, en burbujas de agua, mientras que Suigetsu trataba de esquivar los ataques de la poderosa espada. Si no lograban romper las burbujas, los dos jóvenes morirían ahogados.
—Ayuden a Karin—les pidió Sasuke a sus compañeros cuando logró romper la burbuja de Jugo.
Neji de inmediato se dirigió hacia la chica, mientras Rock Lee se fue en ayuda de Suigetsu.
Karin se derrumbó en los brazos del castaño cuando esté logró sacarla de esa trampa.
—¿Está bien?—le preguntó Neji cuando logró ponerla en un lugar seguro.
—Si, gracias por salvarme la vida—la chica tomaba todo el aire posible, dándole alivio a sus pulmones. Cuando logró levantar el rostro para ver a su salvador, de nuevo quedó atrapada en las atrayentes orbes aperladas. Él parecía no perturbarse, pero ella logró verlo preocupado, no obstante, lo atribuyó a la situación que manejaban.
—Aquí estará a salvo, no se mueva... Nosotros nos encargaremos estos tipos—sin esperar respuesta, el castaño se unió a Rock Lee y a Gay sensei para luchar contra ese extraño tipo.
Una vez recuperada, la Uzumaki se encargó de ayudar a quienes estuvieran heridos, ya que sólo quedaban los líderes de los extraños ninjas, enviados seguramente por Orochimaru, de eso no tenía la menor duda.
...
Al rededor de tres horas de batallas a las afueras de la aldea, todo había terminado con éxito, pues nadie murió y lograron capturar a uno de los lideres de nombre Zabuza.
El tipo llamado Kisame, había sido vencido y su cuerpo pasó a ser el de un humano, dejando en claro que se trataba de los experimentos de Orochimaru y Kabuto.
Madara llegó a donde se reunieron los Anbu que regresaron de las batallas a las afueras. Buscó entre todos los shinobis a Hinata, sin embargo, no la encontró, luego de unos minutos se percató de otra persona ausente. Trató de no armar conjeturas apresuradas, pero todas las alarmas le gritaban que ellos dos estaban juntos.
—¿Donde está Hinata?—le preguntó directamente a Neji sin ceremonias y sin dar un sólo saludo. No era que quisiera ser deliberadamente grosero, pero no tenía la cabeza para pensar en eso, no ahora que comenzó a imaginar mil cosas.
Neji lo miró sin mostrar emociones, no obstante, respondió a la pregunta—Ella fue enviada ayer a una misión de rastreo—el Uchiha frunció el ceño y miró los cuerpos sin vida, como también los shinobis gravemente heridos y no pudo evitar sentir un hueco en el corazón—Tenchi se quedó a cargo del clan Hyuga... él esta a salvo—el Hyuga no supo porque lo dijo, quizás el miedo nunca antes visto en el rostro del azabache, logró que empatizara con él, ya que su prima, había quedado inalcanzable y sólo podía alimentarse de los recuerdos. Sin esperar a lo que el líder Uchiha iba responder, Neji se dirigió hacia el hermano del Hokage al igual que los otros Anbu en espera de nuevas órdenes.
El líder Uchiha se quedó procesando la respuesta y comprobó que no se habían ido juntos, ya que había ventaja de un día y por lo menos sabía que su niño estaba a salvo ¿pero que hay de ella? ¿Cómo podía quedarse tranquilo con ella afuera corriendo peligro? No iba soportar perderla otra vez. Su padre y seguramente Tobirama, no debían haber permitido su salida, eran unos irresponsables.
...
Tobirama ordenó llevar los heridos al hospital y al prisionero a los cuarteles Anbu para ser interrogado por Inoichi, el cual se uniría al interrogatorio hasta el día siguiente, ya que su hija fue ingresada al hospital, apenas se dio aviso sobre los intrusos. Shikamaru fue llamado con urgencia pues se había ido antes de que su mujer comenzara con las contracciones.
Rápidamente todo quedó en orden, pero no el cerebro del albino, dado que si la Hyuga y sus compañeros se encontraban con tipos como esos, tendrían complicaciones y si algo le sucedía, Hashirama no lo iba perdonar por autorizar su salida. Lo único a su favor, era que la chica contaba con los dos animales y con todo su conocimiento en batalla, al igual que sus exitosos compañeros.
[...]
—Su permiso por favor—les pidió el guardia a los tres shinobis de Konoha que arribaron a Suna.
—Aquí tiene—Kiba le extendió el pergamino que les facilitó el Senju, donde explicaba que los dos animales eran ninjas y formaban equipo con la Hyuga, de la misma manera en que el perro blanco también lo hacía con Kiba. Los guardias miraron con escepticismo al lobo, pero no pudieron argumentar nada al respecto.
—Todo en orden... pueden pasar—los tres agradecieron y se apresuraron a llegar a rentar unos cuartos. Lo cierto es que Hinata ni siquiera tenía hambre, dado que su único pensamiento era su Hokage.
Alimento a sus dos animales y se apresuró a la ducha, sintiendo el corazón a punto de salir de su pecho. Se tomó mucho tiempo, ya que quería estar totalmente relajada y con buen semblante para que él, no pudiera negarse a perdonarla.
Una hora mas tarde Kiba tocó su puerta—Nosotros ya comimos y yo pienso quedarme en mi habitación con Akamaru ¿Que te parece si me dejas a Tobi y a Kuro para que te ocupes de tu misión?—la ojiperla ya estaba vestida con un fresco pero bonito vestido lila y se disponía a salir.
—Te lo agradezco mucho Kiba-kun, así ellos también descansan del viaje. Shino la acompañó para mostrarle donde estaba cada cosa, puesto que era su primera vez visitando Suna.
—Aquí se encuentra la oficina del Kazekage y unas calles a la derecha esta el hospital—Shino le mostraba los lugares más importantes para que no tuviera problemas cuando se encontrara sola. Todavía faltaba un rato para anochecer y las miradas de algunos aldeanos se dirigieron a ellos hasta que ambos quedaron frente a frente con Sakura Haruno.
Tanto Shino como la ojiperla no hicieron el impulso por saludarla, pues ellos no eran amigos y tampoco mantuvieron una relación cordial. Hinata no pudo evitar retroceder en el tiempo en que llegó al distrito Uchiha y esa mujer frente a ella se encargó de demostrarle todo su despreció.
—¡H-Hyuga!—el rostro de la médica mostraba desconcierto y a la vez temor. No es que no supiera sobre el regreso de Hinata, pero no la había visto en persona y ahora que lo hacía, su cerebro pareció procesar algo, algo que estuvo olvidado, o quizás bloqueado para que no pudiera recordar.
—Haruno-san—respondió Hinata sin inmutarse, pero sin dejar de pensar en la poco usual actitud de esa mujer.
—Fue ella—comenzó a gritar llamando la atención de los transeúntes y quienes se hallaban cerca—ella me pidió que lo hiciera... no podía recordarlo—la mujer de plano se veía tan alterada, que incluso Hinata y Shino, se preocuparon por la estabilidad de la médica.
—¡Tranquila...!—Shino al igual que su compañera trataban de buscar ayuda de alguien más, ya que la pelirosa estaba fuera de si y mas y más personas continuaron acercándose.
—Ella no me dijo lo que planeaba hacer con esos pergaminos y yo, yo... le creí—el Aburame comenzó a entender de que se trataba a diferencia de su compañera, la cuál no estuvo durante ese tiempo y nadie le contó nada al respecto.
—¿Ustedes?—los dos compañeros voltearon a donde se escuchó otra persona y se encontraron con las azules orbes de Naruto, tan sorprendido de verlos como del estado de Sakura.
—¡Hinata...!—la ojiperla reconoció esa voz y no pudo evitar sonreír, aún en medio del escándalo que ya se había formado en torno a ellos.
—Obito-Kun—el azabache lo pudo ver en sus orbes y en su sonrisa... ella ya había recuperado la memoria. Se dieron un fraternal abrazo, como en el pasado, el cual fue interrumpido por los fuertes sollozos y lamentaciones de Sakura.
Obito avanzó hacia ella al igual que Naruto, mientras que la ojiperla trataba de entender porque Sakura se puso así cuándo la miró. Ella no recordó haberle hecho algo a esa mujer y francamente, su estado la estaba comenzando a afectar.
—¿Que pasa Sakura?—Naruto intentaba calmarla al igual que Obito. Shino pidió que llamaran un médico y de pronto la médica habló.
—Suky, fue Suki, ella me pidió robar los pergaminos con los jutsus prohibidos... Ella quería deshacerse de usted y tomo el sello para colocarlo en la espada—la ojiluna retrocedió recordando el momento exacto en que la segadora luz, escapó de su espada. Suki, nunca la soportó y posiblemente la llego a odiar cuando la puso en su sitio en el cementerio, pero no pensó que su odio fuera tan grande como para que quisiera matarla.
—Itachi tenía razón... maldita mujer—soltó Obito con los puños apretados por la furia.
—Suki, ella me traicionó dándome algo de beber para que olvidará todo, sin embargo, cuándo la miré a ella—continuaba señalando en dirección a la Hyuga y ella se alteraba más. Quería salir de ahí, necesitaba asimilar la idea de saber que alguien intentó asesinarla, ya que de todos los recuerdos, eso no lo tenía y ahora temía incluso por su niño. Sin decir nada se dio la vuelta dispuesta a irse al cuarto que alquiló, pero antes de lograr correr, una reconfortante voz la llamó como sólo él, la llamaba.
—¡Mi ángel!—entre todas las personas, estaba el hombre, el mismo que fue a buscar.
—Hashi—sin importarle las personas alrededor, corrió directamente hacia el Senju. Hashirama al igual que Obito pudo ver que la bruma que antes tenían sus ojos, se había ido. La miró en busca de respuesta y ella le asintió repetidamente con la cabeza. El fornido e imponente hombre la tomó en sus brazos sintiendo que una parte que le faltaba, le era regresada.
—Que felicidad...!—exclamo sin dejar de verla y sin querer soltarla, ya que temía volver a perderla.
—Perdóneme por olvidar nuestra historia y por...—el castaño no la dejó continuar.
—Yo no tengo nada que perdonarte, nada de esto fue tu culpa y ahora de nuevo estas conmigo—para ese momento, se habían apartado un poco de los aldeanos de lo contrario hubieran sido testigos de como el respetable Hokage de Konoha, se comportaba como un adolescente con su primera novia—y dime que está pasando? Porque grita Haruno-san?—atino a cuestionar cuando logro apartarse de ella.
—Ella dice que que Suki Uchiha la concubina de... de Uchiha-san, fue la responsable de colocar algo como un sello prohibido en mi espada para asesinarme—el Hokage apretó los puños. Así que finalmente descubrían quién estuvo detrás del intento de asesinato a su ángel. Por un lado deseaba huir con su mujer hacia la habitación del hotel, y por el otro, debía encargarse personalmente de ese asunto tan delicado como lo que decía la médica. Frustrado optó por la segunda opción y se acercó con su ángel al grupo donde se hallaban sus compañeros y la chica en cuestión.
—Kazekage-sama ¿cree que podamos solucionar esto en un lugar más privado?—debía apresurarse para demostrarle a la ojiperla lo mucho que la extraño.
—Por supuesto... vengan conmigo—Sakura avanzó ayudada por Naruto y Kankuro el hermano del Kazekage, mientras los otros también los seguían. Gaara los condujo directamente a su hogar y los paso a su oficina, donde Hashirama le pidió quedarse para respaldar todo lo dicho por la médica, ya que con esa información, se pondría a la autora intelectual tras las rejas. Ella no se iba salvar como ocurrió con Sakura.
—¡Bien! Ahora si podemos hablar—repuso el Hokage en modo serio—¿Esta completamente segura de lo que dice?—preguntó directamente a Sakura y ella no dudo en asentir. Parecía no tener ninguna duda al respecto.
—Si usted me lo permite, yo puedo acceder a sus memorias para comprobar todo—ofreció Obito. Los Kages lo pensaron, pero fue la misma médica quien habló.
—Si, por favor, dejen que lo haga para que puedan comprobar que no miento—Naruto y Kankuro se habían quedado en la sala con Hinata y Shino. Ellos le explicaban a la ojiperla, como se dieron las cosas luego de su supuesta muerte y de como Sakura fue acusada.
—En ese caso, tiene mi consentimiento—Obito asintió y despertó el Sharingan mirando directamente a Sakura y en minutos todo termino—¿Encontró algo?—de inmediato preguntó el castaño, cuando la chica recuperó la compostura.
—Ella está diciendo la verdad... al parecer tenía un jutsu que no le permitió recordar nada y tampoco nos dejaba a nosotros acceder, pero cuando miró a la persona a quien iba a dañar, el jutsu desapareció—Kakashi Yamato y Gaara anotaron sus nombres en el pergamino que enviarían a Konoha, aunque dadas las circunstancias, quizás debían ir personalmente a llevar la información al clan Uchiha—Madara asesinara a esa mujer—repuso Obito negando con la cabeza y Hashirama no pudo argumentar nada, puesto que él, quería hacer lo mismo.
—Hokage-sama—lo llamó Kakashi—Quizás los compañeros de Hinata-san, puedan viajar de regreso a Konoha y así no se corre riesgo de que alguien pueda interceptar el mensaje, después de todo, usted todavía tiene reuniones programadas—evitó decir que Hinata seguramente se quedaría con él, ya que era obvio.
Creó que es una buena idea, ademas recuerde que los feudales de la niebla sólo viajan aquí para reunirse con ustedes y si no lo encuentran, lo considerarán un insulto y tampoco podemos olvidar los grupos rebeldes que rondan por las aldeas—añadió Gaara.
El Senju lo pensó y también estuvo de acuerdo en que era buena idea, sin embargo, iba tener que mandar a Obito, para que le informara directamente a su clan. Sakura también iba tener que regresar a Konoha, antes de lo previsto para dar su declaración.
Arreglado todo, Hashirama literalmente se llevó a Hinata en brazos y entró en la habitación que tenía para él.
—No tienes idea de lo feliz que me has hecho, ni siquiera en mis más bellos sueños, hubiera imaginado que te unirías a mi en este viaje—Hashirama besaba a la ojiluna con frenesí al mismo tiempo que le retiraba las prendas—¡Te amo mi ángel!—la chica se derritió como solía hacerlo cuando estaba a su lado. Ese hombre le hacía sentir un sin fin de sentimientos, entre ellos amor, seguridad, pasión y por supuesto deseo entre otros. Ahora podía entender porque sentía que algo le faltaba y era él, era su Hokage.
—Yo también lo amó, lo amó mucho—respondió entre gemidos por lo que las manos y la boca del Senju le estaban causando a su cuerpo. Hashirama no indagó en cómo recuperó sus memorias, ni tampoco en el hecho de viajar para unirse a él, todo fue tan rápido y se sintió tan necesitado de ella, que apenas resolvió el asunto de Sakura y se ocupó de su necesidad sobre esa pequeña mujer que logró enloquecerlo. Más tarde buscaría explicaciones, porque en ese momento, sólo deseaba sentirla suya reafirmándose como dueño absoluto de todo lo que ella le estaba ofreciendo.
—Ahhh Hashi...—la ojiperla se estremeció al sentir el duro miembro de su amado adentrándose en su cavidad.
—Lo siento pequeña, pero no podía esperar—ronroneo sobre sus sensibles pezones que fueron succionados, con fuerza—Todo esto es mío—declaró con voz ronca y mirándola fijamente—Dímelo—ella sabía lo que quería y lo complació.
—S-soy suya ahhh mi Hokage—el castaño arremetió moviendo las caderas para propinarle poderosas embestidas. Quería dejarle claro lo mucho que le hizo falta y lo mucho que la amaba, pero todo su autocontrol se esfumó, cuando lo llamó como le gustaba que ella lo llamara.
—¡Toda mía!—la noche apenas comenzaba y él, no quedaría saciado con sólo un encuentro, así que Hashirama no se preocupó por durar mucho, ya que durante todo el resto de la noche, le entregaría su amor sin descanso.
Continuara.
Me disculpo por la demora y por las posibles faltas de ortografía, luego las iré corrigiendo. Después de este capítulo, sólo quedaban dos para terminar la historia, ademas del epílogo, ojalá les guste 😊💕
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