Capitulo 21

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.



—Mi papá me estará cuidando durante estos dos días hasta que mamá regrese de Suna y mañana estaremos en el festival ¿te gustaría unirte a nosotros? Estoy segura que a papá también le gusta mi idea ¿que me dices?—Hanabi se sorprendió por el inocente pedido de Sayuri, como por la forma en que hablaba a pesar de su corta edad. Sus orbes se encontraron con las oscuras del varón, que parecía no haber sido afectando por el pedido de la niña. Él sólo permaneció con las manos en los bolsillos del pantalón.

—No lo se, quizás tu padre ya tenga otros planes con alguien más—su corazón latía con rapidez y la intensa mirada del azabache, no ayudaba a sus nervios.

—¿Que pasa Hyuga? ¿Crees que no estamos a tu altura para estar con nosotros?—por alguna razón, que ni él mismo comprendía, disfrutaba molestando a la encantadora chiquilla. Le gustaba verla nerviosa cuando lo tenía cerca.

—Los Hyuga, no acostumbramos sentirnos superiores a lo otros, como lo han hecho los Uchihas desde que los conocemos—precisamente, eso era lo que más le gustaba al Uchiha de ella, su carácter desafiante y soberbio.

—¿Entonces aceptas?—la niña interrumpió a los dos adultos que ahora se veían cabreados especialmente la chica.

—Esta bien, acepto—Sasuke sonrió con arrogancia y cuando la joven se disponía a decir algo, un saludo con una voz familiar los distrajo.

—Buen día—los dos mayores giraron para encarar al castaño.

—Buen día Hokage-sama—ambos hicieron una reverencia y lo miraron marcharse con rumbo al hospital, donde estaban Hinata y Tenchi. Sasuke y Hanabi, permanecieron mirando la dirección que tomó Hashirama. Ninguno de los dos dijo nada, sin embargo, para la castaña fue triste ver como el rostro antes radiante de felicidad, ahora se veía empañado por la tristeza. Su esperanza era que Hinata lo recordara lo antes posible.

—Será mejor acercarnos, ya deben estar por terminar con las vacunas de Tenchi—sugirió Sasuke. Luego de ver al Hokage, yendo en dirección del hospital, era probable que se encontrara con la Hyuga mayor y no sabía cómo podía reaccionar ella ante el encuentro.

...

¿Dónde estabas Hinata?—cuestionó Karin cuando se regresó para buscarla y se la encontró caminando a paso lento, con la mirada perdida y apretando el caballito de madera perteneciente a Tenchi—¿Hinata?—la llamó de nuevo, pues ella parecía ajena a su presencia.

—P-perdón ¿que me decías?—Karin frunció el ceño. Hinata cambio totalmente su semblante durante ese corto lapso de tiempo en que fue a buscar el juguete.

—No es nada vamos—las dos se dirigieron hacia donde las esperaban Chiyo y Mikoto, para luego continuar con lo planeado.

—¿Como se portó mi muchacho?—preguntó Chiyo y sólo entonces, la ojiperla reaccionó, ya que no había podido dejar de pensar en el Hokage y en la extraña sensación que le causó su cercanía.

—Mi mejor paciente hasta hoy—declaró Karin con entusiasmo.

—¡Claro! Él es muy valiente, me recuerda tanto a Itachi cuando era pequeño y rara vez lloraba—añadió Mikoto. Hinata recordó al amable Uchiha y se permitió sonreír. Sólo esperaba que su hijo tuviera el carácter tranquilo y respetuoso del hijo mayor de Mikoto.

—Gracias por todo Karin—la ojiperla agradeció a la pelirroja y salió siguiendo a Mikoto y a Chiyo para unirse con Hanabi, pero antes acordó verse con Karin, el día después del festival.

—¡Estamos de regreso!—exclamó Mikoto sonriendo al ver a su nieta conversando feliz con Hanabi—¿Se divirtieron?—cuestionó directamente a Sayuri y la niña, saltó emocionada diciendo que si y que Hanabi estaría con ellos durante el festival.

—Creo que debemos volver al complejo Hyuga—soltó Hinata olvidando que tenían planes para comprar ropa y accesorios para el siguiente día.

—Dijiste que iríamos de compras, ademas es muy pronto para volver—Hanabi ya había comprado ropa para ambas, pero quería que su hermana se quedara por mas tiempo para que se encontrara con Hashirama y si era necesario ayudarles, lo haría sin dudarlo.

—Pero Tenchi podría ponerse inquieto por las vacunas y...—Chiyo pronto captó el mensaje de Hanabi, pidiendo ayuda.

—Si se inquieta, yo puedo llevármelo, de todos modos, no tengo que comprar nada—repuso Chiyo—Hinata todavía pensaba argumentar, pero también Mikoto se negó a que regresara y hasta las invito a comer dangos en el restaurante cerca del hospital... Sin mas remedio, la ojiperla las siguió y todos ocuparon dos mesas al aire libre, por petición de Hanabi.

Al poco rato, ya se encontraban comiendo y hablando de la llegada de los Kages para celebrar el festival.

Hinata se perdió escuchando y pronto, se desentendió de todo y sólo se ocupó de sostener a Tenchi. Sus orbes veían la calle, como a las personas que iban y venían, hasta que el corazón le dio un vuelco, cuando enfocó a un niño castaño, que corría en dirección al hospital con una hermosa mujer de cabello rojo siguiéndolo de cerca. Por alguna razón no pudo dejar de verlos y fue en ese preciso instante, que el Hokage salió del hospital. El pequeño corrió mas rápido hacia él y fue capturado en sus fornidos brazos. Un toque de molestia se hizo presente, al ver la interacción del castaño con la mujer pelirroja

Ellos se veían felices y en los ojos marrones ya no veía la tristeza que apreció en su habitación cuando sostenía a Tenchi y la llamó ángel ¿Porque le molestaba verlo feliz con esas personas? No tenía que esforzarse mucho para saber que el niño era su hijo, pues eran muy parecidos y a juzgar por la familiaridad que se reía con la mujer, debía tratarse de su esposa. Continuó observando como hipnotizada, hasta que Chiyo se puso de pie y sonriendo se dirigió en dirección a ellos. Su curiosidad se disparó, cuando el apuesto hombre abrazó a la fémina y el niño pareció feliz.

—¿Hinata...?—en ese momento dejó de verlos para encarar a su hermana—Te estoy llamando y no me respondes ¿dime que pasa?—la menor quería gritar de la emoción, era obvio que su hermana aún sin recordarlo, se sentía atraída por el Hokage y ella, no fue la única en notarlo, pues aunque le doliera su hermano, Mikoto quería ver feliz a Hinata ahora que la vida le había dado otra oportunidad y ¿quien mejor que Hashirama para hacerla feliz?

—Oh... no te escuché—respondió mirando hacia donde se hallaba Hanabi, pero sin querer abandonar el escrutinio que había estado teniendo con el fornido Hokage.

—Probablemente no lo recuerdes, pero Chiyo-san es muy allegada al Hokage y a su hijo—Hanabi se acercó a su hermana para evaluar sus reacciones—El pequeño se llama Kenzo ¿no es adorable?—sin pensarlo, la ojiperla asintió y no pudo evitar sonreír cuando veía los gestos de padre e hijo—La guapa dama que esta con ellos es Kushina Uzumaki, la madre de Naruto y es quien cuida de Kenzo la mayor parte del tiempo.

—¿Y que hay de la esposa del Hokage?—preguntó sintiendo como su corazón se aceleraba ante la expectativa.

—La madre de Kenzo, murió cuando dio a luz, dejando huérfano al niño y viudo al Hokage—el semblante de Hinata cambió totalmente y ahora la invadió una opresión en el pecho. Instintivamente, abrazó con fuerza a Tenchi, pensando en el sufrimiento de los dos castaños de diferentes edades—A pesar de ser un hombre tan apuesto, no volvió a casarse y créeme, no fue por falta de candidatas, sin embargo, él sólo se dedicó a la aldea y a su niño—Sasuke mostró una sonrisa torcida, cuando veía las reacciones de Hinata, era claro, que algo dentro de ella, le indicaba que no era extraño, no obstante, los recuerdos continuaron ocultos.

...

Hashirama terminó de hablar con Tsunade y se dirigió a la salida. Aún estaba eufórico por el encuentro con su ángel y sólo en eso podía pensar mientras caminaba. De pronto vislumbró a una de sus mayores razones para vivir... su hijo, su Kenzo que saltó hacia él feliz de verlo.

—Vinimos a recoger una camisa para Naruto y Kenzo quizo pasar a saludar—informó Kushina cuando se unió a ellos.

—Yo quería darte una sorpresa para que no vuelvas a estar triste—añadió Kenzo sonriendo.

—¡Mis muchachos! Que gustó verlos—Chiyo abrazó primero al pequeño, luego saludo a Kushina y finalmente, le dio un maternal abrazo al Hokage. En ese momento fue que el Senju se percató de la presencia de Hinata. Aunque sabía que ella lo estaba mirando, se obligo a fingir no verla, aún cuando lo único que deseaba era estrecharla en sus brazos, al igual que a Tenchi. Conversaron con Chiyo por unos minutos y se marcharon evitando a las Hyugas y a los Uchihas. En realidad, Kushina y Kenzo, ni siquiera los miraron, ya que de lo contrario, se hubieran acercado para saludar.

[...]

Madara llenaba documentos relacionados con su clan. Había descuidado un poco sus obligaciones, debido al regreso de Hinata. No le importaría llenar centenares de documentos y pasar gran parte de la noche sin dormir, si con eso conseguía tenerla con él, sin embargo, nada era igual que antes. Ella no parecía sentir lo mismo que sintió en el pasado. Su reacción al besarla no fue la esperada para ella, aunque para él, hubiera sido uno de los mejores momentos de toda su vida, luego de creerla muerta, mientras que para la ojiperla, pareció ser compromiso. Sus ojos no tenían el mismo brillo que tuvieron en el pasado y con Tenchi, le estaba costando mucho, pues su hijo no lo conocía.

Le hervía la sangre cuando recordaba a Hashirama tomando su lugar, como marido y como padre. Ellos dos eran suyos su familia y ese tarado no tenía derecho a adueñarse de ellos. Cuando salía a pasear con ellos, hacia hasta lo imposible por ganarse a su bebé, el cual, al igual a la madre, ya se había convertido en el centro de toda su vida. No le estaba resultado fácil, pero no iba rendirse. Fue en una de esas salidas que miró a Hashirama desde la distancia. Sabiendo que los veía, no pudo evitar robarle el único beso que han compartido, a su esposa. Sería un gran mentiroso si decía que se había sentido mal, por la reacción de su amigo, más bien, disfrutó de sobre manera, dejarle claro, que ella estaba donde debía estar... a su lado y con un poco de suerte, pronto los tendría dentro del distrito Uchiha.

—¿Continua sin recuperar los recuerdos?—cuestionó Izuna, cuando entró en el despacho y miró a su hermano sonriendo a solas. Esa sonrisa era algo que muy pocas personas habían tenido el gusto de apreciar y desde que la Hyuga, resultó estar con vida, Madara la mostraba mas a menudo.

—Así es y si de mí depende, espero que nunca recuerde nada, especialmente, lo vivido con Hashirama—la sonrisa se había esfumado, quedando el semblante molesto en el perfecto rostro del líder Uchiha. Izuna se quedó en silencio. Su hermano temía más a los recuerdos del Hokage, que a lo sucedido cuando la Hyuga perdió el primer embarazo. Ese hecho, fue lo que terminó poniendo fin al inmenso amor, que la joven mostraba por su hermano y los sucesos que siguieron antes de su desaparición, empeoraron más, la ya desgastada unión. Lo mas probable, era que apenas su ex cuñada recordara a la niña, fallecida, no le permitiría a Madara, acercarse a ella y mucho menos al hijo que procrearon.

—Ojalá puedas reconquistarla antes que ella recuerde algo... En verdad, quiero convivir con mi sobrino, ya que apenas lo he visto un par de veces y ha sido desde la distancia, por no querer incomodar a la madre—en realidad él, tenía reservas en cuanto a la Hyuga y todo se debía, a la forma en que la trataron cuando recién llegó. La ojiperla no hizo nada para ganarse su despreció ni el de los residentes del distrito Uchiha, sin embargo, fueron muy pocas personas, quienes la trataron bien, aún, cuando la joven, no cometió ninguna falta, a excepción, de enamorarse se Madara. Ese fue su único error.

—Mañana estarán conmigo durante el festival, puedes acerarte a nosotros y te presentaré formalmente a Tenchi Uchiha, mi primogénito y todo mi orgullo—repuso sonriendo—Soy tan afortunado Izuna, aún cuando fui un desgraciado con ella en el pasado, Hinata llega de nuevo brindándome otra oportunidad, como una luz en la oscuridad, trayendo con ella un perfecto ser, formado por ambos... Tenchi demuestra, que no todo en nuestra unión fue un error. Él es la prueba de nuestro amor, independientemente de como lo hayamos concebido—si antes Izuna tenía dudas en cuanto a los sentimientos de Madara, con respecto a la ojiperla, ahora quedaban totalmente disipadas. Su hermano se había enamorado por primera y única vez,  hablaba de esa mujer, de la misma manera que hablan los enamorados. A decir verdad, jamas creyó vivir lo suficiente para ver lo que veía.

—Esa es una buena idea, porque me gustaría hacer las paces con ella, tal cómo lo hicieron Obito y Shisui, aunque me hubiese gustado que fuera cuando ella aun tenía memoria—concluyó el menor de los hermanos, antes de despedirse para ocuparse de sus deberes.

Más tarde, también Madara salió de su despacho y cuando se disponía a ir a uno de los comercios, se encontró con su hermana, también con Sasuke y su pequeña hija—¿Y ustedes de dónde vienen?—preguntó con curiosidad. Miró directamente a Sayuri que se veía cansada y le sonrió sinceramente. Ahora que era padre, comprendía el comportamiento de sus sobrinos. En el pasado creyó que ser padre y formar una familia hacían débiles a los hombres, pero luego de tener a Hinata y a Tenchi, comprobaba que no era así, sino todo lo contrario. Ua familia te da más fuerza para luchar, para mantenerlos a salvo y sobre todo, para mantenerlos felices. La muestra más clara, era el mismo Hashirama, que aún después de perder a su esposa, continuaba esforzándose para construir un mundo mejor, donde viviera su hijo.

—Acompañamos a Hinata para que le pusieran las vacunas a Tenchi... Hiashi-san, no se hallaba en la aldea y aproveché el día libre de Sasuke, para que nos sirviera de escolta—Mikoto ya no ocultó el motivo de la salida, después de todo, ya habían regresado y no tenía como aparecer frente a Hinata.

—¿Que...? ¿Porque nadie me aviso? Yo debía estar con ellos en un momento tan importante—reprochó molesto por sentirse excluido. Seguramente eso era obra de Hiashi, quien no perdía tiempo en interferir en su relación con Hinata—¿Porque fuiste tú, cuando es a mi a quien correspondía estar con ellos?

—¡Tranquilo! Esto no fue planeado y tampoco es que ellos sean tu propiedad para que nadie más que tu, se les pueda acercar—el Uchiha menor, se molestó con su tío por pretender ser el dueño de la Hyuga, cuándo en el pasado se comportó como un bastardo que no perdía la oportunidad de humillarla—Estas son sólo las primeras de muchas vacunas que recibirá Tenchi y lo mas seguro, es que te toque estar en varias de esas visitas, pero créeme, no es agradable—concluyó acomodándose a Sayuri en su hombro para que se durmiera.

—Supongo que así será, pero de todos modos, debo verlos, quiero saber que mi niño está bien—Sasuke puso los ojos en blanco.

—No pasa nada Madara, creó que estás exagerando... Tenchi no es el primer niño que recibe vacunas, ademas no le afectaron en nada—Mikoto estaba segura que su hermano, sólo buscaba una excusa para ir en busca de Hinata. No dudaba de su preocupación por Tenchi, pero estaba exagerando—Ademas no creo que debas ir hoy, considerando la hora que es, si de todos modos, mañana los verás en el festival.

—¿Que pasa?—Itachi y Obito regresaban de realizar guardia, supervisando la seguridad de la aldea. Todo debía estar en orden para el festival.

—Que Madara está preocupado porque hoy le pusieron las vacunas a Tenchi y no estuvo con él—respondió Mikoto, restándole importancia.

—¡Cierto...! Hina-chan, me lo dijo cuando la fui a ver y estoy seguro que Tenchi, se porto muy valiente, como siempre lo hace—soltó Obito, sin importarle la molestia que causó en su tío.

—La Hyuga menor, me contó lo rápido que te ganaste a su sobrino—añadió Sasuke echando más sal en la herida.

Madara chasqueó la lengua y se retiró sin despedirse de nadie. Lo que más le preocupaba era que Hashirama se hubiera podido encontrar con ella y eso lo llenaba de ira. Debía tenerla con él, antes que recuperara la memoria, debía atarla para que ya no pudiera abandonarlo.


[...]

La cama crujía contra la pared debido a las fuertes embestidas que el cuerpo masculino le daba al delicado cuerpo de la ojiperla. Hinata se aferraba a las almohadas, mientras su cabello estaba estirado hacia atrás. El placer era demasiado grande y los gemidos pronto inundaron la habitación iluminada con la luz de la luna, que se colaba por la ventana. Su cuerpo se arqueaba y se movía al compás de su amado.

Sin palabras, cambiaron de posición y ahora ella se encontraba a horcajadas sobre el varón. La deliciosa sensación de calor en su vientre la impulsaba a cabalgar más rápido, mientras sus dos senos eran succionando, dejando marcas del acalorado encuentro. Los pezones erectos eran una invitación para la boca masculina, la cual alternaba entre uno y el otro con fuerza, como si quisiera obtener algo de ellos.

—Ahh, yo...—estaba por venir, ella lo sabía y acunando la cabeza de su acompañante sobre su pecho lo sostuvo sintiendo el largo cabello entre sus dedos.

—Te gusta así ¿verdad? ¿Te gusta como sólo yo puedo poseerte?—la voz masculina estaba ronca por el deseo al igual que la suya—¡Dímelo!—le ordeno sintiendo que también él estaba por llegar.

—Así mi Hokage—la ojiperla despertó jadeando y completamente empapada de sudor. Se levantó de la cama y se fue en busca de agua para tomar, debía refrescarse de alguna manera y no quiso hacer mucho ruido entrando en la ducha, sin embargo, no podía dejar de pensar en el candente sueño que tuvo. ¿Porque se imaginó haciendo el amor con el Hokage? Eso no estaba bien, él era la máxima autoridad de la aldea, ademas ella estaba con Madara ¿Porque su subconsciente le jugó esa mala broma? Apenas conocía a ese hombre y sólo por sentir su aroma el día anterior, sus sentidos se dispararon de manera que hasta lo soñó en un modo tan intimo. En realidad, podía sentir las fuertes manos del castaño sobre su cuerpo, era como si en verdad algo hubiera sucedido, no obstante, debía admitir que esa probabilidad era imposible, ella nunca le sería infiel a Madara.

Regresó a su habitación y se aseguró que Tenchi estuviera bien. Sabía que ya no iba poder dormir debido a las miles de preguntas y las sensaciones que todavía podía sentir en su cuerpo. El sol apenas comenzaba a salir y se dirigió a entrenar, esa era la única manera que podía encontrar para silenciar su vergüenza por soñarse así con otro hombre que no era el padre de su hijo.


[...]

Cerca del mediodía, la aldea de la hoja ya se veía abarrotada de vendedores y visitantes de otras aldeas, incluyendo a los acompañantes de los Kages, los cuales llegaron el día anterior. Tobirama ayudó a su hermano con todos los preparativos y notó en él, un ligero cambio en su semblante. Ahora se veía un poco más animado, incluso, estalló en carcajadas en dos ocasiones.

—¿Has mirando a Hinata?—le pregunto, cuando lo miró arreglando a Kenzo.

—Si y tengo que darte las gracias por tus consejos, ella no me recuerda, pero su cerebro está peleando por hacerlo, lo comprobé ayer cuando nos encontramos en el hospital—Hashirama le contó todo lo sucedido y su hermano lo palmeó. Finalmente el gran Senju, había reaccionado y estaba en pie de batalla, para no perder a la mujer que amaba. Los tres salieron a las concurridas avenidas de la aldea, recibiendo miradas soñadoras por parte de las chicas.

La mayoría de las personas hacían respetuosos saludos y ellos correspondían con amabilidad, sobre todo el castaño, que siempre fue más amigable que su hermano menor.

—Luego de que tu relación con la Hyuga mayor se hizo pública, la jóvenes parecen estar al acecho sobre ti y no sólo las jóvenes—el albino hizo una pausa divisando a los Kages, especialmente a la pelirroja—Anoche la Mizukage parecía querer comerte—el castaño puso cara de preocupación, cuando recordó la noche anterior, donde se reunió con ellos en el restaurante y Mei pasó la mayor parte del tiempo, restregando sus senos en él.

—Lo se y casi salgo corriendo... ella siempre ha estado sobre Madara o también contigo, no se que mosca le pico, para que de buenas a primeras, se interesara en toquetearme—Tobirama sonrió divertido por el semblante asustado de Hashirama, era obvio que no estaba acostumbrado a ese tipo de acoso, como lo estaba él, al igual que le sucedía al Uchiha—No te burles, pero me hizo sentir como un gran trozo de carne frente a un lobo hambriento y lo que es peor, fue que la chica rubia de grandes senos, también me manoseó por todos lados—las personas no pudieron evitar sorprenderse, cuando escucharon la fuerte risa del hermano menor del Hokage. El hombre siempre se caracterizó por su seriedad, incluso parecía molesto la mayor parte del tiempo y no socializaba con personas al azar, a menos que se tratara de asuntos relacionados con la aldea y ahora, incluso se limpiaba las lágrimas de sus ojos, debido a la prolongada risa.

—¡Vaya vaya! El poderoso Hashirama Senju, fue víctima de acoso sexual por dos "peligrosas y voluptuosas" mujeres, creo que debe ser muy aterrador, sin contar que serás la envidia de muchos... Dime hermano ¿temes que tu integridad sea dañada por esas aterradoras criaturas? ¿Quieres que ponga a los Anbu para protegerte? En verdad temo que puedan abusar de ti—el castaño frunció el ceño, cuando cayó en cuenta que su hermano se estaba burlando de él, sin embargo, cuando analizó lo dicho por Tobirama, se sintió como un tonto y terminó contagiado por la alegría del albino. Ahora la risa de Tobirama quedó apocada por las fuertes carcajadas del Hokage.

—Tu lo dices porque ya estás acostumbrado a eso, pero no es mi caso y no supe que hacer—replicó Hashirama, asegurándose que su hijo no hubiera entendido nada, pues le resultó vergonzoso. Agradeció que nadie más, hubiera escuchado y que Kenzo estuviera entretenido en uno de los puestos de juguetes.

—Lo se—Tobirama regresó a su actitud sería—pero tal vez puedas sacar ventaja de ese acosó que estás sufriendo.

—¿De que manera? No te entiendo—cuestionó Hashirama.

—Por lo que me contaste de Hinata, creo que sería buena idea darle un poco de celos, no digo que las dejes propasarse, simplemente, deja que estén cerca, cuando la Hyuga esté presente, quizás obtengas buenos resultados y si no sucede, tampoco tienes nada que perder—el castaño lo pensó por unos momentos, para luego estar de acuerdo con su hermano, total, como decía Tobi, no tenía nada que perder, después de todo, ella no lo recordaba y tendría que verla con Madara durante la noche, teniendo que tragarse los celos ¿Que podía perder si también él, le hacía sentir lo mismo?

—Eres un genio hermanito—con eso en mente, ambos caminaron hacia donde los esperaban los otros Kages y los líderes de los clanes que ya habían empezado a llegar.

[...]

Ima se había vuelto muy cercana a Hinata, tal como lo fue en el pasado, incluso hizo muy buena amistad con Chiyo y pronto, terminó ganando el cariño de Tenchi. La anciana visitaba el complejo Hyuga, casi a diario y el mismo Madara le dio el consentimiento de hacerlo.

Esa tarde llegó y junto a Chiyo, se encontraba en la habitación donde las dos hermanas Hyuga se preparaban para el festival. Ella se encargó de ayudarlas a ambas con los peinados, mientras que Chiyo cuidaba de Tenchi. Ima se sentía muy feliz de poder convivir con las dos chicas, incluso el lider Hyuga, le dio la bienvenida con amabilidad, cuando comenzó a visitarlas.

Hinata veía su reflejo en el espejo. Desde que tuvo ese acalorado sueño, no podía dejar de pensar en el Hokage, quería saber más sobre él, sobre su vida personal, aún cuando sabía que no era correcto, no obstante, ya no podía suprimir la curiosidad por averiguar más.

—¿Ustedes conocieron a la esposa del Hokage?—las tres féminas voltearon a mirar a la ojiperla. Chiyo y Hanabi sonrieron entusiasmadas, mientras que Ima, sintió pena por su muchacho, sin embargo, Hinata merecía ser feliz y Madara tuvo la oportunidad de hacerlo bien y prefirió dañarla. Ella ya lo sabía, Hinata no tenía el mismo brillo en los ojos, cuando miraba a Madara, como lo tuvo cuando se caso con él. Aunque creía amarlo, era sólo un espejismo, ella ya no lo amaba y el único responsable, fue él mismo.

—Yo la conocí muy bien—repuso Chiyo—durante el tiempo en que ellos estuvieron juntos, fueron muy felices, pero cuando la desgracia los alcanzó, él se quedó con un bebé recién nacido y sin ánimos para volver abrir su corazón, se dedicó completamente a Kenzo y a la aldea durante unos años, hasta que su corazón de nuevo volvió a latir por otra mujer.

—¿Otra mujer?—se presentó para si misma—¿Y donde esta esa mujer?—el corazón de la ojiperla, latía desenfrenado y no podía entender el porqué.

—A ella... a ella también la perdió, primero por la muerte y después por una mala jugada del destino—Ima y Hanabi miraron a Hinata, queriendo analizar sus gestos—La vida parece haberse ensañado con una persona tan bondadosa y gentil, como lo es Hashirama Senju—Chiyo veía a Hinata directamente a los ojos, mientras contaba sobre la segunda mujer en la vida del castaño.

—Eso es muy triste—repuso la morena mientras limpiaba una lágrima que se le escapó. No podía entender porque se sentía tan triste, luego de escuchar sobre la vida personal del Hokage. No se atrevió a cuestionar más, sobre la manera en que también perdió a la mujer que logró enamorarlo de nuevo. Su pecho le dolía y se sintió contrariada.

—¿Porque tanta curiosidad Hina?—cuestionó Hanabi, quien al igual que las otras dos féminas, también fue consciente de la lágrima derramada por su hermana, cuando Chiyo, le contó lo que pasó con ella, aunque no recordara ser dicha mujer.

—Yo mmm, no bueno e-es solo por curiosidad—cuando se miró en el espejo se dio cuenta que se había sonrojado de sobre manera—Traeré la mochila donde pongo lo necesario para Tenchi—literalmente salió huyendo, para que no notaran su nerviosismo, pues aún con la triste historia de ese hombre, no pudo olvidar lo ocurrido durante el sueño.

—Estoy segura que mi hermana, pronto recordara todo—soltó Hanabi sonriendo en el momento en que Ima terminó con su cabello. La chica sonrió fascinada con el resultado y no pudo evitar, darle un abrazo a la Uchiha—Gracias Ima-san, es usted genial—la anciana correspondió el abrazo y evitó los pensamientos tristes, pues una vez que Hinata se uniera al Hokage, quizás ya no podría verla tan seguido, sin embargo, por una de las hermanas que se alejaba, la otra estaba cada vez más cerca. Con un poco de suerte, Hanabi llevaría luz de nuevo al distrito Uchiha, tal como lo hizo Hinata, antes que Madara casi la opacara por completo.

—¿Están listas?—Neji llegó para verificar que sus primas hubieran terminado, pues él era quien las llevaría al festival. Tenchi comenzó a brindar feliz y extendió sus bracitos hacia el Hyuga. El joven lo cargó en su regazo y comenzó a jugar con él.

—Si ya terminamos—respondió Hanabi, al mismo tiempo en que regresó Hinata con la mochila de su bebé. Luego de despedirse de Ima y Chiyo, los primos emprendieron el trayecto hacia el centro de Konoha. Tenchi era sostenido por Neji, pero apenas se acercaron a las avenidas principales y Madara les salió al encuentro.

—Se pueden ir adelantando, Hinata y mi hijo estarán conmigo—Hanabi y Neji lo fulminaron con la mirada, no obstante, guardaron silencio para no alterar a Hinata.

—Estaremos cerca Hina, nos vemos mas tarde durante los fuegos artificiales cómo quedamos—la ojiperla asintió y se quedó a solas con Madara y con Tenchi.

—¡Vamos bonita!—Madara sostenía a su hijo en un brazo y a la ojiperla con el otro. Con los días, Tenchi comenzaba aceptarlo, pero Hinata se veía cada vez más distante de él.

En poco tiempo estuvieron entre las personas. La Hyuga veía como su esposo o mas bien su ex esposo, hacía todo cuanto su hijo deseaba. Sonrió enternecida y pensó que seguramente, Madara siempre quiso tener un hijo de ambos, pues no perdía oportunidad de decir lo mucho que le enorgullecía el color de ojos que Tenchi adquirió por herencia Hyuga. Definitivamente era un buen padre y también trataba de ser buen esposo ¿Entonces porque ni sus parientes, amigos cercanos y Kuro no parecían felices? ¿Porque incluso ella sentía un abismo entre ellos? Continuó mirándolo sin que él, lo notara. Era tan apuesto que muchas miradas femeninas estaban posadas sobre él. Recordó la impresión que tuvo cuando lo conoció y quiso volver a sentir toda esa marea de sentimientos, las mariposas en su interior, el nerviosismo, quería revivir todo, pero no lograba hacerlo, no obstante, por el bien de Tenchi, pondría más de su parte para que todo mejorará entre los tres.

Te has portado como un cobarde con tu esposa ¿como pudiste abandonarla ahora que espera un bebé tuyo? Es una niña... apuesto a que ni siquiera lo sabías ¿o me equivoco?

—Deje muy en claro que no quería casarme con ella y si lo hice fue porque no tenía otra opción—Hinata casi se cae, luego de recordar fragmentos de una conversación entre Obito y Madara, pero ¿sería parte de un sueño? De repente su respiración se hizo más acelerada y sin pensarlo, se llevó las manos al vientre. Ahora más que nunca, sabía que algo le faltaba.

—¿Pasa algo? Estás pálida y si no te sostengo, te hubieras golpeado—la ojiperla lo veía fijamente, intentando recordar algo, pero era inútil y comenzaba a sentir dolor de cabeza.

—¿Usted estuvo casado con alguien más?—Madara frunció el ceño por la repentina pregunta.

—No ¿porque lo preguntas?

—Me llegaron fragmentos de una discusión entre usted y Obito-san, sobre una mujer embarazada, que usted abandonó porque no quería casarse con ella—la chica sonrió con tristeza aún sintiendo en repentino vacío en el pecho—No me haga caso, quizás sean recuerdos de algún sueño o también un jutsu—el azabache se paralizó al escucharla. Ella recordó parte de la discusión que tuvo con su sobrino, el día en que perdieron a su hija.

—Si, debe ser... Ahora dime ¿como se porto mi campeón en las vacunas? Me hubiera gustado estar con ustedes ahora que estaba en Konoha—Hinata dejó de lado los extraños recuerdos, para sentirse culpable con Madara, por no decirle nada sobre la visita al hospital. Le contó todo y se disculpo por no avisarle, mientras continuaron abriéndose paso entre las decenas de personas.

—Hasta que te encuentro—Izuna llegó y se quedó mirando a la ojiluna luego al pequeño niño que su hermano sostenía en brazos—Me da mucho gusto verla de nuevo Hyuga-san—Hinata respondió al saludo con una respetuosa reverencia—Se que no me recuerda, pero soy Izuna, el hermano menor de Madara y por ende, soy el orgulloso tío de este hermoso niño... ¿me permite cargarlo?—ella no entendía porque tenía que preguntar, pero de inmediato asintió.

—¿Para que me buscabas?—cuestionó Madara cuando su hermano sostenía a su hijo y lo veía fascinado.

—Ohh, lo olvidé, Fugaku me mando a buscarte porque uno de los Kages tiene un asunto referente al clan, que debe tratar contigo, te esperan en donde están todos los gobernantes y los líderes de la aldea—el mayor chasqueo la lengua con molestia, dado que debía interrumpir el paseo con su mujer y su hijo, para tratar asuntos diplomáticos. Sin poder negarse, Madara tuvo que acceder, dado que era su deber como líder del clan.

—Esta bien, yo buscaré a mi hermana para estar en un buen lugar y así Tenchi pueda ver mejor los fuegos artificiales—Izuna le regreso al niño y ella se fue alejando, pero se detuvo a levantar el caballito de su hijo. Estaba por irse cuando observó desde la distancia, a una chica con los rasgos parecidos a los suyos. La fémina, se acercó a su ex marido y le dijo algo en el oído. El acercamiento fue tan intimo, que incluso creyó ver un fugaz beso en el cuello por parte de la chica, antes que Madara la alejara con molestia y le dijera algo que no logró escuchar. Rápidamente se ocultó para que él, no pudiera verla y pareció funcionar, pues al activar su Byakugan, lo observó mirando en todas las direcciones, como si comprobara que nadie fue testigo.

—¡Tsuki!—habiendo escuchado ese nombre, se giró para enconarse con dos chicos sonrientes y una peliroja que ya conocía.

—Ya les dije que su nombre es Hinata y no responde al nombre que le pusimos cuando estuvo con nosotros—los reprendió Karin—Hinata, quiero que conozcas a Jugo y a Suigetsu, ellos al igual que yo, te consideramos como nuestra familia y desde que llegamos a Konoha, soy la única que ha podido verte y conocer a Tenchi—la sensación de alegría que la ojiperla experimentó, fue suficiente para sonreírles y mostrarles a Tenchi. Los dos varones no perdieron tiempo y la abrazaron al mismo tiempo, con todo y el pequeño niño.

—No sabes el gusto que nos dio cuando el Hokage, nos mandó a buscar por petición tuya—Karin le dio un pisotón a Suigetsu por hablar de más—¿Que...? ¿Porque no debo decir la verdad? Si no fuera por ella, nosotros no tuviéramos la suerte de pertenecer a Konoha—el joven dientes de tiburón, no estaba de acuerdo con ocultar información y mucho menos ahora, que se había enterado de lo que los aldeanos comentaban del padre de Tenchi.

—Eso quiere decir que él y yo, nos conocemos—murmuro para ella misma, pero ellos la escucharon.

—No conocemos que relación existió entre ustedes, pero es claro que si se conocen—añadió Jugo, ya con Tenchi en brazos—y por lo que hemos podido comprobar, él es una excelente persona y también un gran líder—la ojiperla sonrió y los cuatro fueron a uno de los puestos de dangos para continuar hablando. Se sentaron en unas mesas al aire libre y desde ahí, se apreciaban las personas dentro del restaurante con bar.

Hablaron durante mucho rato. Los diferentes temas, variaban entre la estancia en la aldea, hasta lo lindo que era Tenchi. La concentración de Hinata se terminó, cuando observó a Madara en el restaurante frente a ellos, junto a una hermosa mujer pelirroja. A pesar que él, trataba de mantenerse alejado, ella lograba acercarse a decirle algo al oído, al igual que sucedió con la otra chica. Muchas preguntas llegaron a su mente y una de ellas, era la que más necesitaba ser respondida  ¿Será que Madara le fue infiel? ¿Esa será la razón por la que nadie parece contento con su relación? Para la Hyuga, las cosas no podían estar más confusas, o al menos eso pensó, pues cuando desvió la vista a la derecha del mismo local, donde se hallaba Madara, enfocó al Hokage sonriendo alegre con unas chicas y una rubia de enormes senos, estaba colgada de su brazo. Sin saber porque, se levantó de la silla en donde estuvo y con rapidez se despidió de los Taka, ellos no entendieron el drástico cambio en la actitud de la ojiluna, hasta que miraron lo mismo que ella.

Hinata caminó lo mas rápido posible, rumbo al lago, dónde vería las luces. Pretendía aislarse de todos, sólo estaría con su niño. Llegó a un lugar apartado, donde encontró una bonita banca de madera. Tenchi jugaba con su caballito de madera, mientras estaba sentado en su carriola y ella se limpiaba las lágrimas, las cuales, no parecían querer dejar de hacerse presentes.

—¡Buenas noches Hyuga-san!—la morena se paralizó cuando escuchó esa varonil voz. Tenchi comenzó aplaudir feliz—Este lugar me trae muchos recuerdos y suelo venir aquí... espero no incomodarla, de haber sabido que alguien más estaba aquí, no hubiera interrumpido—el castaño tocó las mejillas de Tenchi y le regaló una sonrisa—Los dejó a solas... con permiso—Hinata lo miró dispuesto abandonar el solitario y pasivo lugar y sintió más vacío en su pecho.

—¡Hashi!—Hashirama trató de no saltar de alegría cuando la escuchó—Perdón, y quiero decir H-Hokage-sama, por favor no se marche... si quiere, podemos compartir la banca para mirar el espectáculo en el cielo—el castaño sonrió feliz y se giró hacia ella, para encontrarla parada tras él, sonrojada y con las manos a la altura de su pecho, en busca de una respuesta.

—Esta bien, pero tendrás que permitirme, cargar a este muchacho—ella asintió y se preguntaba el motivo por el cual, lo llamo como Hashi y encima, los recuerdos del apasionado sueño, regresaban más nítidos debido a la cercanía que estaban manteniendo.

Continuara.

Me disculpo por la demora y por las faltas de ortografía, en cuanto las vea, las iré corrigiendo. 😊💕

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