Capitulo 2

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


En una pequeña aldea oculta de todos los ojos, se encontraba una anciana, viendo como los árboles que la rodeaban haciéndola invisible, se abrían, para dar paso a la persona que los visitaba una vez por mes. Desde quince años atrás el varón encontró la aldea por casualidad, mientras se debatía en un combate contra un grupo de bandidos. El chico cayó cerca y entre algunos de los ancianos, lo llevaron adentro, para curar de sus heridas, luego lo dejaron cerca de los compañeros, puesto que nadie conocía la ubicación de esa diminuta aldea. Mas, el joven, agradecido y curioso por quienes lo ayudaron, se dispuso a investigar que había tras esa arboleda. Fue así que conoció a los pocos integrantes que permanecieron dentro, sin ser notados por nadie.

El joven Senju, quedó tan agradecido, que desde ese día, visitaba la aldea con la intención de ayudar a los residentes, especialmente a Chiyo, que fue la persona la cual trató sus heridas.

—¡Muchacho...! Llegaste antes de tiempo—le dijo sonriendo, cuando también el, intento sonreír, casi como lo hacía en el pasado.

—Abuela Chiyo ¿acaso no le da gusto verme?—pregunto, cuando llegó hasta quedar frente a ella.

—Eres mi única visita y también el único contacto con el mundo de afuera... Claro que me da gusto verte Hokage de Konoha. Hashirama y Chiyo entraron en la cabaña de la anciana, para sacar, toda las provisiones que traía en los pergaminos, como lo hacia siempre.

El lugar era un paraíso, donde se podía contar con un hermoso lago de aguas cristalinas, acompañado de una cascada y verde llano. El suelo era muy fértil y los pocos aldeanos sembraban frutos y vegetales. Con el tiempo, ya no quedaban mas que dos cabañas ocupadas, dado que los aldeanos habían optado por marcharse y otros, simplemente habían fallecido por causas naturales.

Aunque Hashirama, invitó a Chiyo para vivir en Konoha, ella declinó la idea, pues estando en esa aldea, podía recordar a su nieto Sasori, el cual sufrió un trastorno de personalidad y terminó por el mal camino, antes de morir. El chico, dejo todas sus pertenencias y marionetas dentro de la que era su habitación y ella, dejó todo como estaba, para poder sentirse cerca de el, hasta que llegara la hora de su muerte.

Chiyo, conocía la historia, del muchacho frente a ella, al cual consideraba como un nieto. A travez de los años, lo miró madurar convirtiéndose en un hombre muy responsable. Un día el llegó acompañado de una linda chica de cabellos rojos, a la que presentó como su novia. Las visitas del joven, no volvieron a ser solitarias, la pareja llegaba, derrochando cariño y amor. Eran realmente adorables, incluso había días en que se quedaban a dormir en las habitaciones que tenía en su propia cabaña.

Poco a poco, la relación avanzó, hasta que le dijeron que ya estaban casados, luego llegó la noticia del embarazo y finalmente, la más lamentable...Mito había muerto y su muchacho, no volvió a ser el mismo. A pesar de continuar con todas sus obligaciones, la alegría que derrochaba y el brillo en sus ojos, se habían ido, seguramente empañados por el gran dolor, de perder a la mujer que amaba.

Al año de la muerte de Mito, el joven regresó acompañado, de un pequeño rayito de luz, llamado Kenzo. Era la viva imagen del padre, sin embargo, en algunos de los rasgos tenía mucho de Mito.

—¿Cuantas de las viviendas, necesitan mejoras?—preguntó Hashirama, ya que entre ambos mantenían las cabañas como nuevas, aunque no estuvieran ocupadas por nadie.

—Todas están en perfectas condiciones, tu jutsu, es muy poderoso y duradero—le respondió, mientras guardaban los artículos entre ambos, dentro de los gabinetes.

—Me alegro, pero de todos modos sigo pensando que debería  venir conmigo a vivir en Konoha... estoy seguro que le gustara—la anciana negó con la cabeza, pues seguido le hacía la misma oferta y la respuesta siempre era la misma.

—No me queda mucho tiempo de vida y quisiera permanecer aquí hasta los últimos días en que viva—le respondió sin inmutarse.

—Esta bien, no insistiré, pero no vuelva a decir que le  queda poco tiempo—le pidió con tristeza—Recuerde que tiene que estar cuando Kenzo se case y tenga hijos—aseguró intentando sonreír, aunque por dentro, odiaba pensar en vivir otra perdida.

—Dime ¿como esta mi Kenzo y Tobirama?—poco a poco, el castaño, se relajó mientras contaba todos los acontecimientos, que habían estado sucediendo en Konoha, desde su última visita. También contaba con orgullo, todas las cosas que su hijo hacía y como iba volviéndose mas fuerte.

La anciana preparó comida y el Senju, se la comió gustoso, como lo hacía siempre, dado que amaba la sazón de Chiyo. Cuando llegó la noche, el varón se fue a dormir, para partir por la mañana a primera hora. Su hijo estaba bien y la aldea parecía estar en orden.

...

—Salúdame a tu hermano, a tu sobrina y dale un beso a mi niño—le pidió la fémina, antes de despedirse del joven.

—Cuente con ello abuela... ahora me voy, cuídese mucho y recuerde, que en un mes regresaré—el castaño abrió los árboles, como solo el podía hacerlo, para salir y colocarlos de nuevo, donde estaban.

Llegó a Konoha, muy temprano y se dirigió a casa de los Namikaze, para recoger a su hijo y pasar el día con el, después de todo, Tobirama lo cubriría en la torre del Hokage y podía hacerlo sin preocupaciones.


[...]


—U-Uchiha-sama—la Hyuga tartamudeó sonrojándose de inmediato, al estar tan cerca del hombre, que al día siguiente, sería su esposo. Como pudo, hizo una respetuosa reverencia sin perder detalle del apuesto hombre.

Madara, la miró desde su altura sin mostrar ninguna emoción, que no fuera despreció. La joven frente a el, no le hacía ningún tipo de gracia, puesto que ni siquiera, se asemejaba a las mujeres, con las que estaba acostumbrado a tener sexo. A el le gustaban altas, fuertes, no como ella, que era baja de altura y según su vestimenta se veía gorda, literalmente una mujer sin ningún atributo físico, que pudiera atraerlo. Sin duda alguna, sería un largo año.

—Mi muchacho, ya está aquí tu futura esposa... mira que linda es—Ima inicio una conversación, al sentirse incómoda ante la mirada que Madara, le estaba dando a la tímida chica.

—Hmph—soltó y continuó su andar, sin prestarle mas atención a la ojiperla.

Hinata se sintió con unas inmensas ganas de llorar, ante el despreció del que sería su esposo. Si bien sabía que se trataba de un matrimonio arreglado, no imagino, que el pudiera portarse con tan poca educación, para ni siquiera tomarse el tiempo de responder al saludo.

—No le haga caso, él es así—Ima trató de disculpar al azabache, cuando miró el rostro de la joven. No pudo evitar, sentir lastima por ella, porque era evidente que albergaba sentimientos por Madara y eso le traería muchos sufrimientos.

Como pudo, la chica mostró una falsa sonrisa y asintió con la cabeza, para continuar el trayecto hasta su habitación.

—Grasias por todo Ima-san—la ojiperla hizo una reverencia, cuando la anciana terminó de mostrarle toda la habitación.

—Hyuga-sama, no tiene nada que agradecer... yo estoy aquí para servirle—por alguna razón, la anciana le dio ternura y no se sintió cómoda, cuando la escuchó tratarla con tanta formalidad—¿Quiere algo de comer?—preguntó antes de dejarla descansar.

—No tengo hambre, estaré bien no se preocupe... creo que me recostaré por un rato—sugirió, para poder quedarse a solas y poder descargar las lágrimas que todavía amenazaban con escapar.

La anciana salió de la estancia, dejando sola a la morena. Apenas cerró la puerta y ella dejó caer las lágrimas, solo esperaba que las cosas mejoraran con la ceremonia.


[...]

Madara pensó pasar la última noche de soltería con su concubina favorita, pero en lugar de hacer lo que pensaba, Suki se puso histérica por su inminente boda con la princesa Hyuga. Toda la exitacion que tuvo, se desvaneció y ya no tuvo ganas de nada relacionado con el sexo.

Desde hacía dos años, tenía de concubinas a dos hermosas mujeres de treinta años. Una era del clan Uchiha y la otra, la trajo del país del hierro. Suki, era la Uchiha, contaba con cuerpo alto y esbelto, su cabello era negro, hasta los hombros. Mientras que Kaori, era rubia también alta y esbelta. Ambas lo complacían de las mejores maneras, aunque tenía que decir, que desde hacía mas de cuatro meses, ya no buscaba a Kaori, puesto que Suki se había vuelto su favorita.

Kaori no le reprochó nada, de hecho ella parecía haberse cansado de estar siempre recibiendo migajas y dos semanas atrás, le informo que regresaría a su país y ya había mandado el pergamino para informarles a sus familiares. Mentiría, si decía que le había dolido, pues no sentía nada mas que deseo por ella y últimamente, ya ni eso.

Por otro lado Suki, al saberse su favorita y también la de todo el clan, excluyendo a sus familiares, se había vuelto muy caprichosa y demandante... demasiado para sus gustos, puesto que a el, nadie le daba órdenes, ni lo chantajeaba con nada.

Odiaba que las mujeres se pusieran así de complicadas, él no era un hombre de rendir cuentas y Suki, lo saco de sus casillas. Tendría que hablar seriamente con ella, cuando estuviera mas tranquilo, para hacerle ver cuál era su lugar. No pensaba aguantarle ningún numerito, como el que le hizo y si lo dejó pasar, fue por no poner en alerta a la mocosa Hyuga, de lo contrario Suki lo hubiera lamentado.

Sin mas que hacer, regreso molesto a la casa principal, para intentar dormir, antes de su unión con la Hyuga.

...

Ambos novios, eran preparados, para la ceremonia en sus respectivas habitaciones. Madara se vistió con un kimono negro de ceremonia, solo por ser el líder del clan, mientras que la ojiperla, esperaba usar el kimono de su madre, pero en su lugar, había otro, que aunque era hermoso, no era lo que esperaba.

Con ayuda de Ima, se colocó el kimono en color lila, con flores doradas, al igual que el obi.

Alguien tocó la puerta y de pronto se abrió para dar paso a una bella mujer, con el cabello y ojos negros.

—Me tomé la libertad de venir hasta aquí para conocerte antes de la boda—Hinata sonrió con amabilidad, sin saber quién era la dama frente a ella—Eres tan bella y tan joven... Por cierto, mi nombre es Mikoto Uchiha, hermana mayor de Madara—Ima sonrió al ver la aprobación de la fémina hacia la chica.

—Hinata Hyuga, encantada de conocerla Uchiha-san—la chica se puso de pie para hacer una formal reverencia.

—Nada de Uchiha, llámame Mikoto, después de todo, seremos cuñadas—la ojiperla sonrió con un poco de amargura, dado que su futuro esposo no tenía ni la cuarta parte de la emoción que tenía su hermana—¿Necesitan ayuda?—se dirigió hacia Ima y aprecio mejor a la joven Hyuga.

Mikoto fue a esa habitación, movida por la curiosidad, pues, no se hablaba de otra cosa que no fuera, la futura esposa del líder, sin embargo, Fugaku ya le había contado acerca de la ojiperla y por lo que pudo ver, no se equivocó, al describirla. La novia era muy bella, pero no se trataba solo de eso, sino del aura relajante y dulce que emanaba de ella. Se pudo dar cuenta que era muy educada y amable. Ese descubrimiento, la hizo sentirse mal por la joven. Solo esperaba, que fuera lo suficientemente fuerte para soportar lo que viviría durante ese año.

—Se ve hermosa Hinata-sama—Ima la veía con admiración, al igual que Mikoto.

—Por favor Ima-san, no me llame así, solo dígame Hinata y tutéeme también—la anciana trató de argumentar, pero la chica, no le dio otra opción y la Uchiha asistió para que hiciera lo que decía la joven.

—Entonces vamos al salón, donde todos esperan por ti—Hinata se empezó a sentir nerviosa, ya que no contaba con ninguno de sus familiares. Estaría rodeada de extraños.

...

En el salón de juntas, ya se hallaban los miembros Uchihas, que eran los más allegados al líder, tales como Itachi, Sasuke y su esposa Sakura. Izuna, el hermano menor del líder. Los sobrinos Obito y Shisui con su esposa Izumi. Los miembros del consejo y Fugaku.

Nadie a excepción de Fugaku, conocía la Hyuga y los secreteos, no dejaban de escucharse, mientras esperaban.

Madara no mostraba emociones, ni hablaba con nadie, estaba a punto de llamar a uno de los empleados, para que fueran a llamar a esa mujer, pero antes de hacerlo, las puertas se abrieron, mostrando la radiante sonrisa de su nana y de su hermana. Tras ellas venía la chiquilla luciendo un elaborado kimono, se tomó el tiempo de apreciarla y noto, que no era fea, sino por el contrario, mirándola bien, parecía una muñeca de porcelana. Quizás en un escenario diferente, ella hubiera sido buena esposa para Itachi o para Izuna y Obito, pero en ningún escenario sería buena para él.

Todos los presentes, la miraron entrar y solo pudieron sentirse molestos por tener que compartir la estancia con la primogénita del clan, con el que se mantuvieron en conflicto durante tanto tiempo. Las dos esposas de los sobrinos, no pudieron evitar el desagrado que les causó la chica, dado que Suki, era muy cercana a ellas y ahora esa Hyuga, ocuparía su lugar.

La ojiperla, pudo sentir toda la hostilidad de los presentes. Ellos no disimularon el desagrado y odio hacia ella, pero eso no le importó, como el hecho de la frialdad en Madara. Estuvo a punto de llorar pero logró evitarlo e hizo lo mismo que él. Dedicarse a ignorarlo, pareciendo una estatua sin expresiones.

—¡Bien! Con esto quedan oficialmente unidos en matrimonio... ahora se les dará a conocer los derechos sobre el acuerdo—les informo la persona encargada de realizar el contrato matrimonial.

—Durante un año deberán mantener el vínculo, llegado el año, podrán divorciarse sin ningún problema. Es obligación de la esposa del líder participar en las decisiones importantes que deban tomarse en ausencia del líder, puesto que el mismo respeto que tenga él, lo debe tener ella—Madara frunció el ceño en desacuerdo y no dudó en interrumpir.

—¿Que significa esto? ¿Como que una Hyuga tendrá los mismos derechos que yo?—los ancianos miraron hacia Fugaku, en busca de ayuda, debido a que ellos no podrían lidiar con el furioso líder.

Hinata permaneció en silencio, aunque por dentro se derrumbaba cada vez mas. Todos los familiares que estaban atrás de ella, se escuchaban ofendidos por los derechos que le estaban dando a ella, como si fuera culpa suya.

—Madara, este no es el momento—señaló Fugaku—No se porque estas tan sorprendiendo, si eso es lo que pasa al contraer matrimonio, eso fue lo que sucedió, con Mikoto y yo, cuando fui líder del clan—concluyó molesto por la forma en que Madara se portaba.

—Pero esté no es un matrimonio normal, ella no es una Uchiha—soltó más molesto.

—El resultado es el mismo, arreglado o no...y de antemano te aclaro, que ella ya es una Uchiha—remarcó Fugaku, dejando a Madara sin mas armas para continuar argumentando. Sin importarle la novia a su lado, salió furioso necesitaba calmarse o de lo contrario haría una aniquilación masiva y empezaría con ella.

Las miradas llenas de burlas dirigidas hacia Hinata, no se hicieron esperar, incluso se escucharon algunas carcajadas. Nunca en toda su vida, fue tratada de esa manera y en ese momento, lo único que deseaba, era entrenar duro, para canalizar su vergüenza y la tristeza.

—Con permiso, debo retirarme—hizo una reverencia hacia todos, demostrando que ella si tenía educación.

—¡Espera! Hinata-chan, déjame presentarte con la familia—Mikoto intervino antes de que pudiera marcharse, debido a la vergüenza que le causó el comportamiento de todos lo ahí presentes.

La Hyuga miró los rostros de todos los mas jóvenes, uno a uno y prefirió declinar.

—Deberán discúlpame, pero ahora estoy un poco indispuesta... con mucho gusto será en otra ocasión—sin mas palabras, camino despacio y con elegancia por donde permanecieron todos quienes no dejaban de verla. Momentos después ya se hallaba en su habitación, donde pudo dar rienda suelta a las lágrimas. Neji tenía razón, su estadía en ese sitio sería un infierno y ahora estaba segura que su esposo jamás podría sentir cariño por ella.

...

—Será mejor que aprendan a guardar sus comentarios y su hostilidad hacia esa mujer—ordenó Fugaku en tono amenazante.

—¿Pero como nos pides algo así? Ella no es nadie para tener los mismos derechos de el líder—reprochó Izuna.

—Parece que no han entendido el motivo de esta unión... Esto es por mandato del Hokage y si alguien se atreve a ir en contra de ella, será acusado de traidor ¿les quedó claro?—nadie se atrevió a decir nada mas.

Ima y Mikoto sintieron mucha pena por la chica, que fue prácticamente humillada y no dijo nada para defenderse.

—Llévale algo de comida a esa niña—pidió Mikoto a Ima. La chica no comió nada y dudaba, que quisiera bajar para comer con ellos el banquete que se había preparado para la ceremonia.

Todos voltearon a mirar en dirección a la matriarca y ella les dio una mirada desaprobadora por la forma tan grosera de portarse, se suponía que los Uchihas, eran personas educadas, sin embargo, dentro de ese salón, demostraron todo lo contrario.

—La celebración se terminó, puedes regresar a sus deberes—ordenó Fugaku, mientras buscaba a los empleados para que pusieran todo en orden dentro del salón.

...

Madara maldijo a su atolondrado amigo una y mil veces, por la estupida orden que mandó. Destruyendo todos los árboles que pudo, logró aplacar un poco la ira y cuando regresó, ya estaba cayendo la noche.

Entró en su despacho, para beber hasta embriagarse. La puerta se abrió y miró a su hermano menor entrar para sentarse frente a él.

Por unos minutos, ninguno de los dos, dijo nada, hasta que Madara rompió el silencio.

—En estos momentos, es cuando reniego de ser el líder—soltó calmó.

—Si lo piensas bien, te podrías dar cuenta, que no todo está perdido—el mayor arqueo una ceja sin entender a donde quería llegar Izuna.

—¿De que hablas?

—Tu estabas tan molesto que no te diste cuenta—sonrió con malicia—La Hyuga esta muy interesada en ti, incluso puedo asegurarte que pronto se enamorará.

—Eso lo supe desde ayer que llegó, se que le gustó pero ¿que benefició tiene ese detalle?—cuestiono sin ánimos, puesto que no era raro, que las mujeres se derritieran por él.

—¿No lo entiendes? Eso es una carta a tu favor, si logras fingir que te interesa, pronto la tendrás rendida a tus pies y de ese modo, te será muy fácil manipularla, manteniéndola a raya, para que no interfiera con nuestro clan durante el tiempo que permanezca aquí—la sonrisa maliciosa del líder, se dibujó en sus labios. Izuna tenía razón, solo tenia que fingir un poco y tendría dominio absoluto sobre ella.

—¡Hermanito! Eres un genio—ambos brindaron, dando paso al despiadado plan. La suerte de Hinata estaba echada y a menos que fuera inmune a los encantos de Madara, no tenía escapatoria.

[...]

—Tus padres parecen haberse encariñado con esa tipa—reprochó Sakura, cuando se peinaba frente al espejo, por donde podía ver a Sasuke, jugando con su hija.

—Ellos son mas inteligentes que todos nosotros. No te das cuenta de lo que significa para todos formar parte de Konoha, como uno de los clanes mas poderosos del mundo—replicó molesto—Así que no hables de lo que no sabes—advirtió el azabache ofendido por la acusación sin sentido en contra de sus padres.

—Vaya, no solo ellos, cayeron en su embrujo—se giró molesta para encararlo.

—¿Cual es tu problema Sakura? ¿De donde te sale tanta estudides para afirmar algo así?  Los Uchihas somos considerados a la par con los mejores, como te acabo de decir...pero de nada sirve, si todos los otros clanes, se unen en nuestra contra. Ellos fácilmente podrían exterminarnos, no olvides lo poderosos que son el Hokage y su hermano, también está los Uzumaki, como lo es Naruto, el cual no lo pensará dos veces, para ponerse en nuestra contra. El boleto que nos deja entrar a Konoha, por la puerta grande y como orgullosos guerreros, es esa tipa, como la llamaste. Si en algo aprecias tu posición, la misma que te encargaste de imponer con trampas... mantente al margen de esa chica o de lo contrario, no seré yo, quien interfiera, para que no te señalen cómo traidora—concluyó el moreno.

La pelirosa, no supo que responder y se quedó callada, mirando como su marido salía de la habitación con la niña en brazos, dejándola sola, como casi siempre lo hacía. Apretó los puños con fuerza, para luego lanzar un golpe sobre la mesa de noche, partiéndola en dos—¡Malditos!—grito frustrada.

...

Sasuke salió al jardín con Sayuri y encontró a su hermano mayor observando el cielo nocturno.

—¿Otra discusión con tu esposa?—cuestiono el mayor dirigiendo sus orbes hacia la pequeña de once meses sobre los brazos de Sasuke. No era raro, ver a su hermano menor discutiendo con su esposa y también cuidando de la hija de ambos. La mayor parte del tiempo, tanto su sobrina como Sasuke, pasaban la noche, en casa de sus padres.

Las residencias dentro del distrito Uchiha, que pertenecían a la familia del líder...eran parecidas al complejo Hyuga. Primero se hallaba la gran mansión de Madara, donde vivía con su hermano menor en el segundo piso, mientras que en el primero se alojaban algunos empleados incluyendo a Ima, aunque ella no era considerada como tal.

Frente a la gran mansión, se encontraban, la mansión de Mikoto, luego la de Obito y Shisui y un poco mas alejada, se hallaba la propiedad de Sasuke, ahora que ya contaba con su propia familia. Todas las propiedades contaban con jardines traseros, pero frente a ellos, compartían el gran tramo del territorio adornado con bancas y algunas mesas para que, la familia de cada propiedad pudiera disfrutar del té en la tardes.

Las enormes fuentes de aguas cristalinas, unido a  los majestuosos árboles de cerezos y la diferente diversidad de flores, hacían el lugar encantador. Todos se encontraba en el límite del distrito Uchiha, estando el basto bosque, tras los jardines. La entrada al distrito era la que se consideraba, zona comercial y era muy parecida a Konoha, en menor tamaño.

—Ahora se le ocurrió señalar a nuestros padres, por encariñarse con la Hyuga—soltó el mas joven muy molesto.

Itachi suspiro y regresó su atención hacia el cielo—Lo que sucedió horas atrás, fue realmente malo... Madara no pensó, en lo complicado que será, si esa mujer, se queja con los Hyugas, ademas el comportamiento que mostraron Izumi y Sakura...—el joven, guardó silencio y ya no quizo continuar.

—Lo se y nuestros padres junto a los miembros del consejo, parecen ser los únicos en entenderlo—añadió el menor—Respecto a Sakura, te juro que ya no se que mas hacer. Todo a ido de mal en peor, si no fuera por los arreglos entre las dos familias, ya me hubiera divorciado.

—Esas son las consecuencias de embriagarte hasta perder la cordura, para poder distinguir, entre dos personas—reprochó el azabache mayor, molestando aún mas a Sasuke. El no planeó casarse con ella, sino por el contrario, el siempre se mantuvo lejos de Sakura. Se habían conocido en las previas reuniones entre clanes, donde también conoció a Ino Yamanaka, quien captó toda su atención, pero en una de las muchas reuniones con todos los integrantes, comenzó a beber con otros jóvenes de su edad, tales como Naruto, Shikamaru, Ino y por supuesto... Sakura, esta última se dedicó a continuar ofreciendo mas y mas tragos, hasta que terminó en su habitación, besando a Ino. Eso era lo que pensaba mientras le hacía el amor, hasta que los padres de Sakura como los suyos, entraron y lo encontraron con la pelirosa, durmiendo desnuda sobre su pecho.

Las circunstancias se pusieron delicadas, dado que apenas se estaba llegando a los acuerdos de paz y su acto fue calificado como desleal. Sin mas remedio, se tuvo que hacer responsable y terminó casándose con ella. Luego se enteró que Sakura, ayudada por Suki, utilizó un jutsu de transformación, simulando ser Ino. Cuando estuvo a punto de exponerla para divorciarse, ella le dijo que esperaban un hijo, producto de esa confusa noche de alcohol.

—No tienes que recordármelo y no hay día que no maldiga mi poco juicio, como a la bruja de Suki—sentenció apretando la mandíbula—Ino, se casará con Shikamaru, espero que por lo menos ella, logre ser feliz.

—¿Aún sientes algo por ella?—cuestiono Itachi.

—Ya no algo romántico, pero le tengo cariño y también mantengo un poco de nostalgia—no mentía porque en realidad, ya no la veía como antes, ahora solo le deseaba lo mejor, al igual que al Nara.

—Me alegro, porque con el matrimonio de Madara, quedan cerradas las disputas y las batallas. Eso, a su vez, conlleva a múltiples reuniones entre todos los clanes, lo que significa, que la verás muy a menudo—afirmó Itachi.

—Ya lo se... y no puedo evitar pensar en la forma en que Madara se comporte frente a todos, con la Hyuga. Como todos lo escuchamos, ella también será parte de las decisiones importantes, durante el año que sea una Uchiha.

—Eso es lo que me tiene preocupado también a mí, porque aún después del comportamiento poco amable que mostramos dentro de ese salón, la chica no reprocho nada y tampoco se quejó. Me tomé el tiempo suficiente de observarla y me di cuenta de cómo evitó llorar desde que entró al salón, ademas no pude encontrar en sus perlas la frialdad calculadora que que se manifiesta en la misma mirada de los Hyugas con los que nos hemos enfrentado en batalla.

—¿Que quieres decir?

—Que la Hyuga se veía triste, como si en verdad nuestra actitud, especialmente la de Madara, le hubiera dolido.

—¿Tratas de decir que siente algo por el?—cuestiono incrédulo.

—No lo trató de decir, estoy completamente seguro de eso—aseguró Itachi, sabiendo que lo mismo que el percibió fácilmente lo podrían percibir los Senju y siendo como era Hashirama, se portaría con ella de la misma forma en que se portaron Mikoto y su nana, poniéndose a favor de esa misteriosa mujer.

—Vaya, que es irónico... Esa mujer, si que es una rara—soltó Sasuke ante la afirmación.

—Es un poco más complicado—repuso Itachi—Tu mejor que nadie, sabes lo difícil que es ganarse a Ima y a nuestra madre—Sasuke afirmó con la cabeza, puesto que a pesar de los múltiples intentos de Sakura y de Suki por ganárselas, nunca lo consiguieron—La Hyuga, no lleva 24 horas dentro del distrito Uchiha y ya parece haber despertado, algo mas que lastima en ellas dos—el azabache menor reaccionó mirando hacia su hermano. No cabía duda que a el, nada se le escapaba y en esta ocasión, también se había percató de lo sucedido. Era verdad, ellas no eran tontas y con la mocosa, se veían diferentes, ese comportamiento no era actuado.


[...]


—¿Donde está la Hyuga?—preguntó Madara dispuesto a poner su plan en marcha.

—Ella sigue en su habitación no quizo salir y tampoco comer—respondió Ima, algo preocupada, dado que ya había caído la noche y la joven no salió.

—No te preocupes por ella, cuando tenga hambre que coma lo que quiera. Ahora ve a dormir—sin decir nada mas, se dispuso a buscar a la joven.

Llegó a la habitación y tocó la puerta en repetidas ocasiones, pero nadie atendió. Pensando que quizás se hubiera dormido, abrió la puerta y entró en silencio, para ver si estaba sobre la cama. Al no encontrarla, se disponía a salir cuando la puerta del baño se abrió, dejando ver a su joven esposa, envuelta en una toalla, mientras se secaba el largo cabello con otra. Las oscuras orbes se tiñeron de rojo y la respiración se volvió más acelerada, se le secó la boca y le fue imposible ver a otro lugar, que no fuera el hermoso cuerpo de la Hyuga.



Continuara.

Me disculpo por los errores de ortografía, cuando pueda, los iré corrigiendo 😊💕

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