Capitulo 18

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

¡Shisui...! Hasta que te encuentro—el joven azabache veía a su tío con el rostro pálido, como si estuviera sorprendido y en realidad, Madara era muy difícil de impresionar, así que debía tratarse de algo grave—¿Dime que tu también lograste verla? ¿Dime que no fui sólo yo?—lo sacudió cuando le hacía las preguntas.

—No te entiendo nada tío...¿A quien se supone que debía ver?—quizás algo que comió contenía veneno o fue alguna bebida adulterada.

—Acabó de verla, era ella, estoy completamente seguro que era ella—le aseguró con desesperación—También tu debes haberla visto... dime que no lo imagine, por favor, dime que también la viste.

—Con un demonio tío ¿a quien te refieres?—el muchacho perdió la paciencia con la extraña actitud del líder Uchiha.

—¡Mi esposa! La mire en medio de toda la multitud, era mi Hinata, ella está viva—el menor estuvo seguro que su tío se estaba desquiciando.

—Bien sabes que llevo todo este tiempo culpándome de haberla llevado a su muerte... nadie estaría más aliviado de saberla viva, que yo, pues de no haber obedecido su orden, ella continuaría con vida, sin embargo, todos sabemos que no hay vuelta atrás—el joven se preocupó cuando veía a Madara girando su rostro en todas las direcciones. Ni siquiera lo estaba escuchando y su mirada decía que creía haberla visto. Lo mas seguro era que miro a alguien parecido a ella.

—Ayúdame a buscarla—al parecer, el líder Uchiha no pensaba ceder, pues nadie lo convencería de lo contrario, él sabía que la había visto y no iba parar hasta encontrarla—Si lo hacemos los dos podemos abarcar más lugares—Shisui sabía que nada en el mundo haría que Madara desistiera. Su tío era terco como una mula y se vería forzado ayudarlo, quisiera o no.

—Esta bien, te ayudaré a buscar entre todas las personas y si ella de verdad esta aquí, créeme, que la encontraremos, pero, si no logramos encontrar nada, regresaremos de inmediato a Konoha... Al parecer algo en la comida, las bebidas o el ambiente, logró dañar tu cordura—Madara asintió, sin molestarse por lo último dicho por el muchacho. Los dos se fueron en dirección opuestas y quedaron de verse en dos horas, frente al mercado de armas.

Shisui revisó prácticamente a todas las chicas, con los rasgos parecidos a los de Hinata, sin embargo, ninguna era como ella, pues al girarlas, faltaban las perladas orbes. Eso podía deberse a ocultarlas, pero luego aparecían otras diferencias, que dejan en claro no ser la Hyuga mayor. Si era sincero consigo mismo, debía admitir, que su tío le preocupaba, pues tardé se dio cuenta, que la Hyuga mas que amor, era prácticamente su propia vida y al perderla, perdió toda racionalidad.

Madara realizó la misma tarea de Shisui, pero al igual que su sobrino, tampoco tuvo suerte. No quería desistir, estaba totalmente seguro que no lo había imaginado. Era ella, esos ojos, ese angelical rostro, no tenía dudas se trataba de su esposa.

El tiempo pactado se llegó y Madara se negaba abandonar la búsqueda, no obstante, Shisui fue inflexible.

—Te ayude a buscar en todos lados y no la encontré, tampoco tu encontraste rastros de lo que creíste ver, así que lo mejor será marcharnos—muy a su pensar, Madara tuvo que acceder al pedido del joven y sin dejar de voltear atrás, se fue siguiendo a Shisui. Su corazón latía con desenfreno, estaba seguro de haberla visto, aunque durante el trayecto, comenzó a cuestionarse sobre la veracidad de su consciencia. Quizás su inmenso deseo de saberla con vida, le jugó una mala pasada a su cerebro y solo la imaginó, sin embargo, el recuerdo de la actitud de Hashirama, en los últimos días, le decía que algo se estaba ocultando tras él. Fuera lo que fuera, lograría dar con lo que ocultaba, dado que ahora mas que nunca, asociaba a Hinata en todo ese embrollo.

[...]

—¿Estás mejor?—Hashirama, se acercó hasta el oído de Hinata, para preguntar y que sólo ella lo pudiera escuchar. Desde que abandonaron abruptamente la aldea, ella se veía asustada y no dijo ni una sola palabra.

—Lamentó mucho mi comportamiento, pero yo...—no sabía cómo decirle a su prometido, sobre la persona que miró ¿Como podía explicarle, que era el hombre despiadado que aparecía en sus pesadillas? No podía ni explicárselo ella misma, así que no podría hacerlo con alguien mas.

—¿Que te asustó de esa manera? Y no temas en decirlo, yo estoy aquí para protegerte, lo sabes ¿verdad?—ella asintió, al mismo tiempo que los tres Hyugas, también eran partícipes de la conversación—¿Confías en mi?—de nuevo asintió—Entonces dime ¿porque te pusiste así?

—Mire a alguien entre las personas—los cuatro presentes, se pusieron en alerta, especialmente Hashirama, el cual imaginó a Orochimaru, o también a quienes mandó a secuestrarla—era él...el mismo hombre de cabello negro y ojos que cambian a rojo—Hashirama se tensó de inmediato al escuchar el relato de su amada ¿Acaso tenía tan mala suerte de haber ido al mismo lugar y el mismo día? Sabía que tarde o temprano, debían enfrentarlo y no es que le temiera ni mucho menos, pero no podía decir lo mismo de Hinata, ella por alguna razón le temía. Seguramente la noche que la forzó a tener relaciones logró asustarla...Maldito ¿Como pudo ser capaz de semejante bajeza? Y lo que era aún peor... todo lo hizo cuando le confesó sus sentimientos hacia ella. Gracias a las malas acciones de Madara, no se inmutaría al momento de luchar por el amor de su ángel, ahora era suya y antes debían matarlo, para dejar que se la arrebataran.

—Tranquila hija, mientras yo este con vida, nadie te dañará... No importa que color de ojos tenga—Hiashi, trató de tranquilizar a su hija. Sintió mucho más despreció por Madara, de lo que ya sentía y eso, ya era mucho decir. Su hija le temía y sólo podía imaginar, los horrores que tendría que haber vivido dentro de ese clan, para que ella recordara algo así.

—Será mejor darnos prisa, ya muero por conocer a Tenchi—soltó Hanabi, sabiendo que la mención del niño, distraería a su hermana y tal como pensaba, así sucedió. La ojiperla mayor sonrió mientras sostenía una cajita de madera, donde estaba un dije del clan Hyuga. Su padre se lo entregó diciendo que era para su nieto. No quiso preguntar debido a la conmoción, pero algo le decía, que no lo habían comprado en la aldea. Esa joya, mas bien parecía muy elaborada, como si ya hubiera sido ordenada con anterioridad. De ser así, eso significaba, que Hashi preparó todo para que ellos se reunieran. No podía estar molesta con él, dado que una vez más, demostraba el gran ser humano que era. Cada día se sentía más deslumbrada, pero sobre todo, más enamorada de él.

Neji le sonrió, dándole aún más calma. Avanzaron rápido y sintió un ligero apretón en su mano. Hashi, le indicaba, que ya estaban por llegar. Habiendo salido por primera vez, no tenía idea del tiempo que llevaba regresar, ni tampoco sabía donde iniciaba la barrera.

—Se que puedo confiar plenamente en ustedes, sin embargo, debo recordarles, que nadie sabe la ubicación y gracias a eso, fue que nadie pudo encontrar a Hinata, para secuestrarla y quitarle a Tenchi... En otras palabras, el lugar es como un refugio—les aclaro, esperando que comprendieran.

—No se preocupé Hokage-sama, por nosotros, nadie sabra nada. Estamos muy agradecidos por cuidar de Hinata-sama y lo menos que podemos hacer, es guardar el secreto—repuso Neji, respaldado por los otros dos Hyuga.

Hashirama sonrió, e hizo los movimientos para abrir la barrera de árboles. Apenas se adentraron y lo primero que los Hyugas, miraron, fue el enorme lobo negro que corría hacia ellos, luego lo sobrepasó Tobi, el cual llegó primero. Neji sintió tanta melancolía y al mismo tiempo, alegría, al ver el lobo con vida, aún recordaba, el aullido lleno de dolor que dio, antes de lanzarse al río. Con un gran suspiro, acarició el brillante pelaje oscuro del imponente animal. Kuro por su parte, parecía feliz de obtener tantas atenciones de los recién llegados, incluyendo a su ama.

Hanabi sintió casi lo mismo que su primo, cando vislumbró a los dos animales, pero especialmente a Tobi. Recordó con dolor, el día en que Obito, Neji y ella, lo dejaron partir. Eso había sido como perder a su hermana por una segunda vez. Sin pensarlo, se lanzó a tomar a su hermana en un fuerte abrazo, no le importaba si ella la recordaba o no, pero recordar los oscuros días en que la creyeron muerta, logró hacerla llorar.

—¡Hanabi!—la llamó Hiashi, pues su comportamiento, podía alterar a Hinata, sin embargo, fue la misma ojiperla, quien le indicó que no se preocupara y correspondió el fraternal abrazo.

—Nunca vuelvas a dejarme... nunca nos dejes otra vez Hinata—la mayor, sonrió y con cariño, le limpió las mejillas.

—No lo haré—le respondió sin pensarlo. Tener a su hermana de esa manera, le trajo aún más recuerdos de cuando eran niñas. La mayoría de los recuerdos que su familia, le trajo, fueron buenos—Ahora vamos a conocer a mi bebé—los Hyugas, siguieron a la pareja y pronto comenzaron a mirar las cabañas, como también el increíble entorno.

—¡Que lugar tan impresionante!—exclamó Neji, sin poder evitarlo, pues durante su corta vida, no miró algo así.

—Estoy de acuerdo con Neji—soltó Hiashi, en cierta forma, agradecido, de que su hija, hubiera vivido allí, durante todo ese tiempo.

—Es el entorno perfecto, para perderse de todo contacto con el mundo exterior... Las personas que vivieron aquí, estuvieron refugiados hasta que ya sólo quedó Chiyo, quien aún con toda mi insistencia, se niega a ir conmigo a Konoha y prefiere vivir en soledad... todo claro, antes de la llegada de Hinata—Hashirama sonrió mirando a su amada.

Llegaron frente a una de las cabañas y antes de que pudieran entrar, la puerta se abrió, mostrando a Chiyo, con Tenchi en brazos. Hinata corrió hacia ellos, mientras que Hashirama, evaluaba la gran conmoción que ese pequeño, causó en los tres Hyugas.

—Que bueno que ya están de regreso y por lo visto, ellos son tu familia—Chiyo miró a los tres desconocidos y pronto supo, que eran familiares de Hinata.

—Oh...claro, déjame presentar a Hiashi, el padre de Hinata, Hanabi, su hermana y Neji, su primo—cada uno de ellos hizo una respetuosa reverencia, a la persona responsable de haber ayudado a salvar la vida de Hinata, como la del niño y los animales—Y este precioso niño, es Tenchi—el mayor de los Hyuga, se acercó hasta donde la ojiperla sostenía al niño y con la mirada, ella comprendió que quería cargarlo. La morena sonrió y le entregó el niño.

—Mi nieto—afirmó con voz quebrada. Estrechó a Tenchi entre sus brazos, como lo hizo con su hija, cuando la sostuvo por primera vez. La sensación era indescriptible, a pesar de tener la sangre Uchiha, recorriendo las venas de su nieto, no cambió nada el amor que ya sentía por él. Hashirama sonrió, cuando miró una lágrima recorrer la mejilla del imperturbable líder Hyuga. También a él, Tenchi le robó el corazón.

Todos entraron en la vivienda de Chiyo y para esos momentos, Hanabi ya le había quitado el niño a su primo. Neji, intentó protestar, pero la chica no le prestó atención. Nadie le quitaría la felicidad de sostener por mas tiempo a su sobrino. Para los tres, fue como una felicidad doble, primero cerciorarse que Hinata estaba con vida, luego conocer al pequeño, fue casi un antídoto, para los meses de oscuridad que vivieron, luego de su desaparición.

Entre Chiyo y la ojiperla, prepararon la cena y conversaron durante horas, sobre como fue que Hinata llegó a ese sitio, también se hablaron de los otros chicos que la ayudaron y que no sabía si aún continuaban con vida. Finalmente entre todas las preguntas, llegó la que Chiyo, sabía que llegaría y no pudo evitar, sentir un hueco en su ya cansado corazón.

—¿Cuando regresarás a Konoha?—la morena se tensó, cuando Hanabi le cuestionó sobre su regreso. Sin poder evitarlo, miró la expresión de Chiyo, luego la de su padre. Ambas expresiones eran totalmente diferentes, mientras que la de su padre, era de añoranza, la de Chiyo era de tristeza, aunque trataba de disfrazarla con una sonrisa. Neji sostenía a Tenchi, ya dormido y trataba de no mostrar expresiones, pero ella podía ver tras su mascara de indiferencia, un sutil brillo en sus ojos tan iguales a los de su hermana, la cual esperaba con ansias la respuesta. Hashirama le tomó la mano sobre su regazo en señal de apoyo.

—Creó, que todavía no estoy lista—se negó a mirarlos, pues no quiso ver la decepción en sus rostros—sin embargo, estoy segura, que pronto lo estaré—decía la verdad, ella sabía que debía regresar y de esa manera, podía recordar más sobre su vida, pero tenía mucho miedo, al punzante dolor en su alma que sentía cuando tenía las pesadillas. Estaba segura, que algo doloroso, sucedió en Konoha, pero no se atrevió a preguntar y tampoco, nadie parecía dispuesto a decirle. Por otro lado, estaba la propuesta de Hashi, sobre ser su esposa, la mejor manera de hacerlo posible, era regresando y ya no volverían a separarse.

—No te preocupes hija, no vamos a presionarte y cuando tu creas que estás lista, te recibiremos con los brazos abiertos—Hiashi se sintió triste, pero entendió la situación.

—Lo haré pronto, se los prometo, pero tengo una petición—Hiashi asintió para que pidiera cualquier cosa—cuando regrese, quiero que Chiyo venga conmigo, no pienso dejarla aquí... ella es parte de mi familia...Tenchi, Kuro, Tobi y yo, la queremos con nosotros—la fuerte carcajada de Hashirama, estremeció el pequeño cuerpo de Tenchi, el cual, ya estaba acostumbrado y pronto continuó durmiendo.

—Quiero ver que se niegue ahora—la anciana había derramado las lágrimas ante lo dicho por Hinata y pronto al igual que todos, miró en dirección al castaño—Tengo mas de quince años, intentando llevarla conmigo a Konoha y siempre se niega—Hinata pronto se fue en dirección a Chiyo.

—¡Chiyo-san! ¿Dígame que si vendrá con nosotros?—la suplica en la voz de la chica hizo que la anciana, la mirara con cariño—Yo no pienso irme sin usted—reiteró con las manos juntas sobre su pecho.

—Supongo que durante todo este tiempo, viviendo con mi hija, ya podrá darse cuenta, que no habrá nada que la haga cambiar de opinión—añadió Hiashi—Estamos en deuda con usted, por todo lo que hizo por mi familia y con gusto, pondré a su disposición un lugar para que lleve todas sus pertenencias, dentro del complejo Hyuga, así, no dejara nada atrás y también, puede regresar aquí cuando lo desee, el Hokage puede traerla.

—Por favor...—Hinata no iba a desistir, hasta que no aceptara irse con ella. No volvería a dejar a ninguna persona que amaba atrás, como lo hizo con el equipo Taka. En ese tiempo, no pudo hacer nada, debida su avanzado embarazo, pero ahora era diferente y contaba con más personas para que le ayudaran.

—Este ha sido mi hogar durante toda mi vida—aclaró como último recurso, aunque sabía que no podía negarse a la petición de la joven.

—El hogar, es donde están las personas que queremos y que nos quieren... Tenchi y yo, no podemos ir a ningún lado, si usted no va con nosotros, incluso, Kuro y Tobi, la quieren—la anciana abrazo a la ojiperla y asintió con lágrimas en los ojos. Se había negado abandonar su casa, prefiriendo confinarse a la auto impuesta soledad y argumentando que ahí era donde más cerca se sentía de su nieto, ni siquiera las súplicas de Hashirama lograron hacerla cambiar de opinión. De pronto, llega Hinata a su vida y tal como lo hizo con la vida de Hashirama, también tuvo gran impacto en la suya, a tal grado de no poder negarse al pedido. Si era sincera consigo misma, debía admitir, que lo dicho por la chica, la hizo inmediatamente feliz.

—Tu llegada trajo luz a mi solitaria existencia ¿como podría negarme a estar con ustedes? Te agradezco tanto, que a pesar de ser una vieja y quizás una carga, aun me quieran con ustedes—Hanabi también derramo las lágrimas, y no pudo evitar recordar a Ima. Su hermana sin duda alguna, dejaba huella donde quiera que iba.

—Lo sabía... sabía que mi ángel lograría lo que yo no pude y me siento muy feliz—Hashirama abrazo a la abuela, como acostumbraba llamarla y como seguramente la llamaría Kenzo y Tenchi.

Cuando llegó la hora de dormir, Hanabi de inmediato repuso que dormía con su hermana y con Tenchi, a lo cual Hashirama no pudo argumentar nada, pero realmente no había pensado en que no iba a poder amanecer con su mujer, luego del mal rato que pasaron en la aldea, lo único que quería era marcar a la ojiperla como suya. Inconscientemente, quería demostrarse a sí mismo, que ella le pertenecía y que no se iba ir con Madara. Con solo pensarlo, su lado posesivo salía a flote y ahora tenía que esperar hasta la próxima semana, para regresar a sus brazos.

Hinata, no estaba en mejores condiciones. Se había acostumbrado a dormir con Hashi, prácticamente desde el primer día que se reencontraron. Iba ser una tortura, saberlo tan cerca y no poder sucumbir a sus acaloradas caricias, que terminaban en placenteras entregas. No es que le molestara dormir con su hermana, era sólo que luego de ver a ese hombre, la sensación de temor, no la había abandonado, trató de disimularlo durante todo el resto del día, sin embargo, el miedo estaba presente dentro de ella.

...

La mañana siguiente durante el desayuno, todos intercambiaron ideas y llegaron a la conclusión, que en un mes, Hinata, Tenchi y los animales, regresarían a Konoha, llevándose a Chiyo con ellos. Hashirama, aprovechó un descuido de Hiashi, para robarle un beso a la ojiperla, era lo único a lo que pudo acceder.

[...]

Madara y Shisui, llegaron a la aldea, en la mañana del siguiente día y el lider Uchiha, se dirigió a la oficina de Hashirama, por alguna razón que ni él mismo podía explicar, tenía la necesidad de ir a verlo. Su desasosiego sólo se disparó, cuando entró para encontrarse con Tobirama, en el lugar de su atolondrado amigo.

—¿Donde está Hashirama?—cuestionó con suspicacia. No estaba seguro de si se trataba de su ansiedad, o bien, el deseo de encontrar algo, pero la ausencia de Hashirama, no le gustaba para nada.

—Se quedó arreglando algunos imprevistos con Kenzo, pero pronto estará aquí—respondió con una mentira, pero se dio cuenta que Madara, estaba intuyendo algo y no sería por él, que se enteraría de absolutamente nada, incluso, le pareció que su intención de querer saber algo, estaba fuera de lugar, ya que tampoco es que guardara mucho luto por su ex esposa y las habladurías que había en su entorno, dejaban mucho que desear sobre su vida sexual.

—Hmph, entonces dejaré aquí el informe sobre nuestra misión y más tarde regresaré para hablar con Hashirama—Madara salió sin esperar respuesta del albino, pues tampoco es que pensara dársela, así que se dirigió a la florería, luego al cementerio, como lo hacía cada vez que regresaba de una misión. Aún continuaba desconcertado, por creer que miró a su esposa, pero luego de regresar y no mirar ningún cambio, de nuevo pensó, que quizás lo había imaginado.

...

Shisui, aprovechó la ausencia de Madara, para hablar con Fugaku y con los otros miembros. Aun era temprano y seguramente, todavía estaban en sus respectivos hogares.

—¿Sucedió algo?—la primera en cuestionar fue Mikoto, después de todo, Madara era su hermano y Shisui aseguró que el tema de conversación, se refería a él. Izuna también estaba expectante ante lo que pudiera decir el muchacho.

—Ayer mi tío y yo, pasamos por una pequeña aldea donde se celebraban las festividades anuales... yo necesitaba comprar algunas armas, pero eso no es importante—les aclaro antes de continuar—lo realmente importante, fue que nos separamos por unos momentos, y cuando buscaba las armas, el tío apareció, diciendo que había visto a la Hyuga entre los cientos de personas—los oyentes procesaban la información. Cada uno a su manera—Aunque en un principio creí que bromeaba, luego me di cuenta, que él en realidad, creyó verla. Me hizo buscarla por toda la aldea y aunque me resistí, logró convencerme de hacerlo.

—¿Crees que fue producto de su imaginación? ¿O quizás bebió algo?—inquirió Izuna.
Itachi quien también se encontraba atento a la conversación, recordó que días atrás, también se estaba comportando de manera extraña.

—No lo se, y por eso vine hasta aquí, para que ustedes también pongan atención a su comportamiento, cualquier cosa fuera de lo común que haga, deberemos contarla entre todos... quizás si estamos mas al pendiente, sea más sencillo saber que es lo que le está ocurriendo—en ese momento, todos estuvieron de acuerdo con lo dicho por Shisui, sin embargo, Itachi guardo la información, que tenía, solo para él, pues una idea muy remota se estaba vislumbrando, en su cerebro y antes de soltar información, debía estar cien por ciento seguro.

[...]

Hashirama arribó primero a la aldea, aunque viajó junto a los Hyugas, se separaron antes de llegar, para no levantar sospechas, incluso él mismo, uso un jutsu y se transformó en Anbu, para pasar desapercibido entre los aldeanos. Tenía que darse prisa para llegar a la torré, antes que alguien notara su ausencia, también debía averiguar, si de verdad, era Madara, la persona que asustó a su ángel.

...

Los tres Hyugas, llegaron media hora mas tarde, vistiendo elegantes Kimonos. Todo para simular, que venían de una importante reunión de clanes en la aldea vecina. Desde el mayor, hasta la más joven, se veían radiantes, era como si un gran pesó hubiera sido retirado de sus espaldas, apenas podían creer que en un mes, Hinata regresaría a su hogar y lo mejor de todo, era que no tenía que regresar al distrito Uchiha, pues ese matrimonio, había concluido mucho tiempo atrás y Hanabi se llevó todas sus pertenencias, para el complejo Hyuga.

Hiashi sonrió para sí mismo, cuándo recordó el comportamiento del Hokage con su hija. Él ya les había informado, que la quería, sin embargo, mirarlos juntos, fue algo digno de admirar. Hinata, nunca se había visto, tan contenta, ni siquiera cuando se enteró que se casaría con el azabache. A diferencia del líder Uchiha, Hashirama, era todo un caballero y no hizo mas que demostrarlo, sin siquiera pretenderlo. Pero sin duda alguna, lo que mas contento lo tenía, era haber sostenido a su hija y a su nieto en brazos, eso fue como vivir de nuevo. Apenas podía esperar para presentar a su nieto con todos, se sentía muy orgulloso de ser abuelo y por ende, deseaba hacer partícipes a todos.

Neji estaba igual a su tío, pero a diferencia del mayor, el joven no podía estar tranquilo, debido a lo que haría Madara cuándo se enterará que el niño es suyo. Lo que menos quería, era ver sufrir a su prima y temía, que ese arrogante hombre arruinara la felicidad de todos. Era evidente, que algo malo le había hecho a Hinata para que ella tuviera pesadillas con él, entonces ¿cómo reaccionaría al verlo de nuevo?

Hanabi no pudo evitar pensar en Mikoto y también en Ima. Ellas seguramente estarían felices cuando supieran sobre su hermana, pero sobre todo, cuando conocieran a Tenchi. Madara, para bien, o para mal, era muy querido por las dos féminas y saber que Tenchi es suyo, las pondría felices. Solo había algo que no encajaba y eso era la fecha de nacimiento, de su sobrino. Hinata le contó que se regresaría al complejo Hyuga, también estuvo los últimos días con el Hokage... eso solo la llevaba a una oscura posibilidad. Madara había forzado o quizás violado a su hermana, ya que Hinata, no era capaz de estar jugando con dos hombres al mismo tiempo. Eso explicaría, el miedo que presenció en sus ojos, cuando creyó verlo entre las personas. Maldito bastardo, murmuro sin que nadie pudiera escucharla.

[...]

Sasuke, Naruto y Kakashi, llegaron a la torré del Hokage, justó cuando también Hashirama iba llegando. Los tres ninjas tenían una misión y fueron para saber las instrucciones, sin embargo, algo en los papeles arriba del escritorio, llamó la atención de Sasuke. Se apresuró a saludar, porque deseaba preguntar.

—Senju-san... Hokage-sama—ambos asintieron—¿Puedo saber porque están buscando al equipo Taka?—los conocía bien y no creía que pudieran haberse metido en problemas, para ser buscados con urgencia según lo decía la hoja que sostenía en su mano.

—¿Los conoces?—Hashirama no pudo evitar sonar eufórico.

—Si, ellos son mis amigos y no creo que hayan hecho algo malo...—pensaba continuar, pero no lo hizo, pues tampoco podía meter las manos al fuego por ellos, no, luego de lo último que supo, acerca de realizar misiones para Kabuto, el achichincle de Orochimaru.

—Todo lo contrario, ellos hicieron algo bueno por Konoha y quiero encontrarlos para ofrecerles venir a vivir aquí... La información, de su último paradero, es muy desalentadora y me temo que no sigan con vida—Hashirama, pasó de estar alegre, a estar totalmente depresivo, lo cual hizo palpitar una vena en la frente de su hermano menor.

—Yo puedo encargarme de buscarlos y si están con vida, creerme que los encontraré, aunque déjeme asegurar, que deben estar con vida—no dijo porque, pero para sus adentros pensó sonriendo, que hierba mala nunca muere.

Como por arte de magia, el semblante del Hokage, volvió a ser alegre, dejando más irritado a Tobirama—¿De verdad? ¿Tú tienes cómo contactarlos?—Sasuke asintió—Entonces hazlo por favor, es de suma importancia, que ellos vengan aquí, de verdad necesito hablar con esos tres jóvenes—la curiosidad de los tres presentes se disparó, especialmente la del Uchiha más joven ¿Que habrían hecho esos tarados, para que el mismo Hokage, quisiera verlos en persona? Debía ser algo realmente importante, para que incluso, quisiera ofrecerles, vivir en Konoha.

Luego de recibir, la información sobre la sencilla misión, los tres ninjas, salieron de la oficina, con la mente llena de interrogantes y dejando a un alegre castaño junto a su irritado hermano.

—¿Como estuvieron las cosas en mi ausencia?—cuestionó aún sonriendo.

—Todo en orden, hasta hace una hora, cuando Madara regresó de la misión que le encomendaste y quería hablar contigo, incluso cuestionó tu ausencia y dijo que mas tarde regresaría para verte—el albino, le explicó cual fue la excusa que le dio sobre su ausencia y la alegría de Hashirama, se convirtió en preocupación. Si Madara acababa de regresar, eso quería decir que sí, era él, a quien Hinata miró ayer en la tarde—¡Maldicion...!—soltó con molestia.

—¿Que sucede?—inquirió el Senju menor, ante el enojo de Hashirama.

El castaño estaba contándole todo lo sucedido, cuando, el toque de la puerta los interrumpió y apenas se abrió, se introdujo la imponente figura de Madara. El Uchiha, no pudo regresar a su clan, debía confirmar que en verdad, Hashirama, se encontraba en la aldea y apenas salió del cementerio, se dirigió de nuevo a la torré. No pensaba marcharse, hasta no ver a su amigo.

—Veo que ya llegaste—soltó sin mostrar emociones y dirigiéndose al Hokage.

—¡Bien! Yo me retiro, nos vemos mas tarde—Tobirama se despidió y dejó a los dos "amigos" a solas.

—¿A que debo tu visita Madara? Ya mire tu informe y no creo que haya algo mas que tratar—con el informe, pudo comprobar que efectivamente, Madara estuvo en el mismo lugar donde estuvieron ellos el día anterior, no obstante, se abstuvo de hacer preguntas al respecto.

—Te he notado extraño las últimas semanas y quería ver, que todo estuviera en orden contigo—el azabache, decidió jugar el mismo juego que su amigo y no habló nada sobre lo sucedido en la aldea donde creyó ver a su esposa.

—Todo bien y te agradezco tu "sincera"preocupación—respondió arqueando una ceja, por el poco discreto escrutinio de su amigo, dado que lo examinó por todos los lugares, donde sus prendas, no lo cubrían, seguramente buscando marcas, como la última vez que lo miró.

—Me alegro de que estés bien y me mantendré al pendiente, de que así siga—dicho esto se retiró. Para quienes no lo conocieran, Madara podía haber sonado, como una persona genuinamente preocupada por su amigo, sin embargo, para Hashirama, esa era una advertencia muy clara, de que lo estaba vigilando. Era claro que el encuentro con Hinata, prendió aún mas las alarmas del Uchiha y ahora se tenía que andar con mas cuidado, incluso, mas que antes.

...

Madara llegó al distrito Uchiha y sintió la presencia de alguien.

—¿Que quieres?—preguntó con molestia.

—Ha pasado mucho tiempo desde que ya no compartimos nada ¿porque tiene que buscar fuera lo que yo puedo darle?—cuestionó Suki con fingida inocencia. Había hecho hasta lo imposible, por desaparecer a la estupida Hyuga y después de todo, no pudo quedarse con el premio.

—Ya te dije que no me molestes, yo nunca volveré acostarme contigo, es preferible, continuar satisfaciendo mis necesidades afuera con desconocidas, que contigo—el azabache asoció la muerte de su hija a esa mujer y desde entonces, le asqueaba pensar en volver a tener sexo con ella. Sin decir más, se retiró y la dejó hablando sola, no tenía tiempo para esas cosas, por el momento su única prioridad, era averiguar lo que escondía Hashirama y como que se llamaba Madara Uchiha, lo iba averiguar.

[...]

Dos semanas pasaron, cuando un halcón llegó al brazo de Sasuke. El Uchiha sonrió y se dirigió al lugar del encuentro. Había dado con una pista, sobre el posible paradero del equipo Taka, sin embargo, tenía que encontrarlos y hablar con ellos antes de llevarlos a Konoha. Algo muy raro estaba sucediendo, porque le costó mas de lo que pensaba, para dar con información sobre ellos, incluso, tuvo que enviar mensajes a los lugares más lejanos y recónditos de las naciones ninjas, era como si los tres miembros de Taka, se hubieran estado ocultando de algo, o de alguien. Sosteniendo el pergamino sellado que les entregó Hashirama, se preguntaba que era lo que decía ahí dentro, que solo ellos tenían permiso de abrirlo.

Obito fue el compañero designado por el Hokage, para que lo acompañara, ese era otro punto algo raro, pues Hashirama, había insistido mucho en que fuera su primo, quien fuera con él, en busca de los Taka.

—¿Te dijo algo el Hokage sobre la importancia de llevar el equipo Taka a Konoha?—cuestionó Sasuke.

—No, lo único que me dijo, fue que cuando hablara con ellos, entendería todo, aunque realmente, no se a que se refería, pues yo nunca he visto a esas personas—respondió Obito, encogiéndose de hombros. El viaje tomaría mas de diez días en ida y vuelta, así que no perdieron tiempo y se concentraron en avanzar.

[...]

Hashirama evitó llevar a Kenzo, al refugio donde se hallaba su ángel, después de todo, ya solo faltaban pocos días, para que regresara a Konoha permanentemente. En parte también lo hizo, para no levantar sospechas, aunque Madara parecía haberse controlado, no pensaba bajar la guardia. Dejó un clon en su lugar y sin que nadie lo viera, salió a verla como lo hacía desde que la encontró.

Apenas llegó, fue recibido como siempre y no pudo evitar sentirse feliz, cuando comprobó, que ya habían empezado a empacar las reliquias de Chiyo. Con desánimo, le informó que la siguiente semana no podrían verse, debido a unas juntas y de más, obligaciones que tendría en la adea.

La visita concluyó al día siguiente, sin ningún contratiempo y asegurando regresar en dos semana. Las cosas parecían calmadas y los Hyugas también preparaban todo para la llegada de Hinata.

El tiempo transcurrió con rapidez y ya solo faltaba una semana para su llegada.

Hashirama de nuevo hizo, lo que hacía en cada vez que iba a verla. En esa ocasión, llevo a unos guardias con él, para que lo ayudaran a trasladar algunas pertenencias de Chiyo. Los guardias no llegaron hasta las cabañas, sino que esperaron en una zona cercana, donde el Hokage, llevaría todo dentro de pergaminos, luego de la partida de los guardias, pensaba regresar a los brazos de su amada, hasta el día siguiente. Esa sería la última vez que se separarían, dado que la próxima venida, sería para llevársela con él.

—Acampen aquí y dentro de unas horas estaré de regreso—los guardias asintieron y el castaño, se fue con gran ansiedad. Moría de ganas por abrazar a su ángel.

Tal como lo imaginó, apenas abrió la barrera y su mujer corrió hacia él.

...

Hinata se preparaba para la llegada de su prometido. Había estado empacando la mayoría de sus cosas y dejó lo suficiente, solo para una semana. Esa tarde llevaba puesto un pequeño camisón que dejaba ver su perfecta figura, gracias a la translúcida tela. Se suponía que debía ponerse la otra parte de dicha prenda, la cual se podía usar para cubrir la sugestiva tela, sin embargo, con el gusto que le dio, saberlo cerca a Hashi, ni siquiera recordó cubrirse y se echó a correr hacia él.

Tenían muchas ganas de verse, ya que la semana anterior, no pudieron estar juntos por las ocupaciones de Hashirama.

—¡Mi ángel...! No sabes las ganas que tenia de verte—como ya era costumbre, la levantó desde el suelo y ella lo rodeó con las piernas. Ella lo beso con mucha necesidad mientras aun la sostenía.

—También yo moría por verlo... ¡Mi Hokage!—el beso se intensificó por unos minutos, hasta que recordaron que debían poner parte del equipaje en pergaminos.

—Haremos todo rápido, para regresar lo antes posible—como solo iba a dejar los pergaminos con los guardias, Hashirama se llevó a Kuro y a Tobi, para compañía.

Chiyo se llevó a Tenchi a dormir, porque Hinata insistió en ser ella quien empacará todo. La ojiperla se quedó mirando la partida de su Hokage y después de unos minutos se disponía a entrar para continuar, sin embargo, escuchó una escalofriante voz, proveniente del bosque que se hallaba dentro de la barrera, lo que quería decir, que quien  fuera, estaba dentro. Había anochecido y a simple vista, no pudo saber de quien se trataba, no obstante, estaba petrificada para recordar el Byakugan.

—Veo que después de todo, no me equivoque—rugió la voz masculina.

—¿Q-quien está ahí?—pregunto con temor, pues pudo percibir la furia que había tras lo dicho.

—Muy buen plan bonita... Fingirte muerta, para refugiarte aquí y revolcarte con tu amante—para ese momento, Hinata ya estaba llorando, tenía mucho miedo, era como si las pesadillas se hicieran realidad, anudado al creciente dolor de cabeza por tratar de recordar ¿quien era exactamente ese hombre y porque le hablaba así?

—¿Quien es usted?—dos orbes rojas se fueron haciendo visibles y la imponente figura de un hombre con cabello negro y largo, se fue acercando peligrosamente hacia ella. La sonrisa que tenía no era de alegría, era de pura maldad. Los ojos regresaron a ser negro, una vez que la asustó lo suficiente y en ese momento, ella pudo apreciar, como la furia, el dolor y el arrepentimiento, predominaban en ellos—No se acerque... aléjese de mí—le ordeno, apenas audible.

—¿Acaso esta es la forma de recibir a tu marido luego de tanto tiempo? ¿Me dirás que tu amante te hizo olvidarme? Soy Madara, tu marido y el único hombre con el que debes estar—se acercó hasta ella sin presentar atención a los temblores de la chica—Di mi nombre Hinata... vamos quiero escucharte—los labios de la Hyuga, temblaban de miedo y ya no tenía a donde retroceder.

—HASHI...—la sonrisa de Madara se borró por completo, cuando el único nombre que salió en forma de grito, de la boca femenina, fue el de Hashirama.

Continuara.

Me disculpo por la demora, no estaba segura de colocar el encuentro con Madara en este capítulo, o esperar al siguiente, pero no me pude aguantar. Me disculpo también por las faltas de ortografía, en cuanto las vea, las corregiré.💕😊

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