Capitulo 17

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Los días que Hinata estaba viviendo luego de la llegada de Hashi, fueron como un hermoso sueño para ella. Esa mañana despertó en los brazos masculinos de su prometido. Sabía que antes de que ella se levantara, él debía partir, sin embargo, no desaprovecharon ningún momento cuando estaban juntos.

Hashirama literalmente, la marcaba con su boca, por lugares que sólo ella, era capaz de mirar. Llevaban tres semanas de estar haciendo el amor y las marcas, le duraban hasta que regresaba y le hacía nuevas. Ese increíble hombre, le había dejado claro, que cuando había amenazado con mantenerla despierta durante toda la noche, no mentía. Hashi era insaciable y en un principio la dejó muy adolorida, pero conforme fueron sucediendo más y más entregas, ella también comenzó a disfrutarlo por completo.

Apenas lo sentía llegando y corría hacia él. El Senju la levantaba desde el suelo y la hacía rodearlo de la cintura con la piernas femeninas, para luego, guardar la compostura, debido a la presencia de Kenzo, el adorable hijo de Hashi.

La primera vez que lo miro, quedó fascinada con el niño y lo mejor de todo, fue que también él, parecía quererla, al igual que a Kuro, lo cual comprobó que ya se conocían. Kenzo, fue todo un amor con Tenchi y durante la estancia de los dos hombres, todo se sentía como si fueran una familia. Los cinco comían juntos, luego disfrutaban del paradisíaco entorno y en la noche, Chiyo cuidaba de los dos niños, como también de los animales, para su Hokage y ella, pudieran pasar la noche juntos, en una de las cabañas vacías.

Gracias a Chiyo, era que podían amarse hasta el amanecer, ya que, según Hashi, debían aprovechar el buen gesto de Chiyo y la mejor manera de hacerlo, era haciendo el amor, apagando el fuego que los consumía cuando estaban cerca, incluso, el Senju se aprovechaba, de los momentos en que la encontraba a solas, para besarla y tocarla, consiguiendo, prender aún mas la pasión.

A pesar de la apariencia amable y calma de Hashi, ella pudo comprobar, que cuando estaban a solas no era así. Él no era calmó y el semblante amable, era reemplazado, por uno de deseo. Hinata descubrió que al castaño, lo excitaba mucho, cuando lo llamaba... "mi Hokage" durante la entrega y ella también debía decirle que era suya, sólo suya.

Recargando su cabeza en la mano, se dedicó a observarlo. Él era tan perfecto y entre más tiempo estaban juntos, más recuerdos le venían a la mente. Fue extraño, que en la mayoría de ellos, ella se hallaba triste, llena de dolor y con la sola presencia de Hashi, todo cambiaba, dando paso a momentos en los que reían. Con esos recuerdos, anudados a los sentimientos que le despertó, le quedaba cada vez más claro, que no se había equivocado, cuando decidió pertenecerle a Hashi. Ella era suya en todos los sentidos.

—Y usted es mío—decreto sonrojándose, al mismo tiempo que le retiraba unas hebras de cabello, que le impedían apreciar mejor su rostro.

—Todo tuyo mi ángel—la Hyuga, soltó un pequeño grito y de inmediato escondió el sonrojado rostro en el pecho del castaño. Ella no pensó que él, la estuviera escuchando, dado que se veía dormido. La fuerte risa de Hashirama, retumbó dentro de la cabaña y posiblemente, fuera de ella también.

—¿Cuanto tiempo lleva despierto?—le pregunto sin encararlo, debido a la vergüenza, que le causó ser pillada mirándolo y declarándolo como su propiedad.

—El suficiente, para escucharte—con avidez, se colocó encima de la ojiperla y ella abrió las piernas para darle acceso. El cuerpo del castaño, era muy grande, así que debía acomodarlo, de la mejor manera.

—S-siento mucho haberlo despertado... ahhh—la ojiperla trataba de hablar, pero la boca de Hashi, ya se había comenzado apoderar de sus pezones.

—Yo no—replicó sonriendo- ¿Que te parece si la siguiente vez que venga, me acompañas a la aldea mas cercana? Podemos dejar a Tenchi, con Chiyo, para que no estés preocupada por él—ya para ese momento, se había colocado frente a su rostro, en espera de una respuesta. Hinata, se quedó pensando por unos momentos, pues desde que llegó, a ese sitio, no volvió a salir por miedo a encontrarse con Orochimaru, sin embargo, junto al Hokage, se sentía segura y una sonrisa iluminó su rostro.

—Si quiero ir—respondió acercando sus labios a los suyos.

—Entonces así lo haremos... Ya veras todos los juguetes que le compraremos a Tenchi—sugirió sonriendo, por la expresión que puso su ángel. Lo último que Tenchi, necesitaba eran más juguetes, pues desde que lo conoció, prácticamente le hizo de todo, desde la cuna, hasta un caballito de madera y toda clase de muebles para bebé, que ella jamas podría haber obtenido, debido a no poder salir.

—No creo que mi hijo necesité nada, pero me siento contenta de poder salir—Hashirama la beso y llevo una de sus manos hacia la intimidad femenina. Quería hacerle el amor antes de partir, pues cuando regresaba a Konoha, lo único en lo que podía pensar, era en ella y en lo felices que eran estando juntos. Ya no veía la hora de poder llevárselos con él, para hacerla su esposa y así nunca más, separarse.

—Como tú quieras, pero ahora, déjame entrar dentro de ti, otra vez... por favor—¿Como podía negarse a complacerlo? ¿Como decirle que no a cualquier pedido que hiciera? Si todo él era un amor. Se sabía afortunada de tenerlo con ella, diciendo y demostrando con hechos, cuanto la amaba.

Con solo una sonrisa, le otorgó el permiso de continuar y con una poderosa estocada, se unió con ella para comenzar con el más puro y placentero acto de amor, entre dos personas que se aman.

La intensidad del castaño, aumentaba con cada envestida, haciendo que la ojiperla gimiera cada vez más fuerte y desesperada por alcanzar la cúspide. Lo acerco del cuello y lo besó mas fuerte, en esa sensible piel, dejando marcas sin ser consiente de lo que hacía, de lo contrario, hubiera quedado avergonzada.

El Senju sintió que su ángel estaba por llegar y cambió de posición, colocándola en cuatro. Entró en ella fuerte posicionando las manos en las caderas. La vista era impresionante. Sabía que su miembro era grande y verlo entrando y saliendo en el delicado cuerpo de Hinata, lo calentó aún más.

—Hashi... ahh Hashi—lo llamaba arqueando la espada, por la intromisión de la mano masculina, estimulando su clitores, mientras que la otra la uso para sostenerle el largo cabello, aumentando los movimientos pélvicos. Los sonidos de los dos cuerpos colisionando, anudado a las gemidos, pronto inundaron la habitación.

—¿Te gusta así mi ángel? ¿Lo gozas tanto como yo?—la morena cerró los ojos. Esas preguntas y otras más subidas de tono, eran algo que solo ella podía escuchar, ya que mientras estaban a solas Hashirama, parecía cambiar su personalidad amable a una pervertida y eso, lograba prenderla más. La segunda vez que hicieron el amor, Hashi le pregunto ¿Si le gustaba su pene? Luego le dijo, que amaba sus senos y que cuando se casaran, dormiría con un pezon el la boca. Incluso, le hablaba a su vagina, simulando que era el pene quién lo hacía. Todo ese comportamiento al principio, le causó varios intensos sonrojos, pero cuando la penetraba y hablaba así, ella lo disfrutaba más.

—Si mi Hokage, me gusta mucho ahhh—eso fue el empujón que necesitaba, pues cuando ella obtuvo el orgasmo, él también lo hizo. Los dos terminaron sudorosos y listos para darse un baño juntos.

Antes de las ocho, Hashirama se marchó con Kenzo. Hinata les preparo el desayuno y les hizo rollos de canela, dulces y dangos para cuando llegaran a Konoha.

Hinata, Tenchi, Chiyo, Kuro y Tobi, estuvieron mirándoles hasta que atravesaron la barrera y ya no fueron visibles, aunque la Hyuga sabía que regresaban, no podía evitar, sentir tristeza, cuando los veía partir, sin embargo, en esa ocasión, se quedó un poco más tranquila, dado que al regresar, iban a ir a la adea mas cercana.


[...]

Hanabi, estaba feliz con la increíble noticia sobre su hermana. Su humor era excelente, a tal grado, que cuando su primo preguntó por uno de sus uniformes Anbu, ella se ofreció a buscarlo y llevárselo, para que él no llegará tarde.

La castaña entró en el cuarto de lavado y ahí lo encontró. Agradeciéndoles a las personas que lo lavaron, lo colocó en una bolsa y salió a dejarlo. Neji le contó que debía salir a una misión de un solo día y necesitaba tener un cambio de ropa. Sin perder el tiempo, corrió por los tejados, hasta que divisó el lugar. Entonces se colocó en el suelo para buscar la entrada.

—¿Le puedo ayudar en algo?—pregunto, uno de los Anbu encargados de estar al frente en la entrada del cuartel.

—Buscó a Neji Hyuga, debo entregarle algo antes que salga de misión—el joven llamó a otro para que la condujera a donde se hallaban los que estaban por salir.

Hanabi miró al frente y encontró a dos Anbus listos para partir ya con las máscaras, pero ninguno de ellos era su primo—Hyuga-san, no debe tardar, ellos son sus compañeros de misión, siga adelante y espere por él—el joven se retiró y los dos que esperaban giraron a mirar hacia la chica. Ella les hizo una reverencia de cortesía y les preguntó por Neji.

—Hmph...¡Hyuga!—el hombre mas alto se retiró la máscara, dejando ver el cabello y los ojos negros de los Uchihas—No creo que debas estar aquí—soltó el azabache, el cual la escudriñó sin darse cuenta y no era el único, pues a eso se debió, que le dijera lo último, dado que sus compañeros también la veían sin recato. Debía admitir que la Hyuga se veía muy tentadora con la ropa ajustada y ese aire arrogante, le parecía todo un desafío.

—Ah, es usted—la chica uso el mismo tono desinteresado que uso Sasuke cuando la menciono—¿mi primo tardara mucho?—les pregunto ignorando lo dicho por el Uchiha, sobre no estar ahí. Pues según ella, Sasuke la irritaba, sobre todo cuando la veía de arriba abajo, como lo acababa de hacer. No pudo evitar sentir un cosquilleo en su vientre y el corazón le latió más acelerado de lo normal, lo cual, nunca antes le había sucedido con nadie.

—¡Hanabi-sama...! ¿Que hace? No es buena idea que esté aquí—Neji se molestó, cuando miro a sus compañeros actuando como lo hacían cada vez que llegaba una chica, lo que no imaginó, fue que dicha chica, fuera su prima.

—Encontré tu uniforme y vine a traértelo—respondió la castaña intercambiando miradas con su primo y con el Uchiha. Los dos le dijeron que no debía estar en ese sitio y no tenía idea del porqué, pero lograron molestarla.

—¡Vamos! La llevaré afuera de las instalaciones—Neji no pensaba dejarla salir sola por ningún motivo.

—No te molestes, puedo regresar sola—replicó la más joven, pero Neji no le permitió seguir argumentando y diciéndoles a sus compañeros que en segunda regresaba, tomó el brazo de Hanabi y camino con ella hacia afuera.

Sasuke cruzó la mirada con la castaña durante unos segundos y de no haber sido por la seriedad de Neji, se hubiera reído de ella para molestarla, sin embargo, el Hyuga resultó ser un sobre protector, casi como lo era con Hinata. Seguramente a eso se debía que cuidara tanto a la menor, a no querer perderla, como lo hizo con la esposa de Madara.

—La próxima vez que deba venir, es mejor que espere afuera—repuso Neji, cuando logró salir con la joven.

—¿Que pasa? ¿Porque tanta molestia sólo porque te traje algo?—cuestiono cruzandose de brazos.

—Su atuendo no es el más indicado para un lugar que está compuesto en la mayoría de hombres, no es correcto como la veían—la chica finalmente entendió a lo que se refería Neji... pero, también el Uchiha se lo sugirió ¿Sera que también él lo noto?

—Lo siento nii-san, no tenía idea—Neji asintió y se despidió de ella. Hanabi se fue con intención de ir a la florería. Quería colocar un arreglo a la tumba de la niña, como lo hacía una vez por semana desde la supuesta muerte de Hinata. Ahora iba sonriendo, porque solo colocaría un arreglo y no dos. Ese pensamiento la lleno de euforia. Ya quería reunirse con ella y con su sobrino. Tenía tantas cosas que contarle y lo haría aunque ella no la recordara.


[...]


Hashirama se reprendió mentalmente por no comportarse con seriedad frente a Madara. No podía revelar su secreto, al menos no, por el momento. Temía lo que Madara sería capaz de hacer, si se enteraba de la verdad, ya no pensaba que podía perder a su ángel, pues estaba casi seguro, de su amor hacia él, pero no estaba seguro, que su amigo entendiera que ya no eran esposos. Por otro lado y lo que mas le preocupaba, era la existencia de Tenchi. Lo que menos quería, era que ese pequeño, saliera dañado.

—¿Como están ellas y el bebé?—preguntó Tobirama, refiriéndose a Hinata, Chiyo y Tenchi, cuando entró en la oficina de su hermano y lo encontró sentado en la silla, mirando hacia afuera.

—En perfecto estado—respondió sonriendo—¿Sabes...? Arregle todo para que los Hyugas se encuentren con ella, en la próxima visita—Tobirama afirmó con la cabeza—ella cree que la llevaré de paseo, pero en realidad, todo es para que se encuentre con sus familiares, como si se tratara de una coincidencia.

—Me parece muy bien y se que estarán felices de poder recuperarla—la atención del menor se dirigió hacia el cuello de su hermano y no pudo evitar sonreír, lo cual le resultó extraño al Hokage.

—¿Porque te ríes?—cuestionó arqueando una ceja.

—Perdón, pero no puedo imaginar a la tímida chica Hyuga, marcando tu cuello—Hashirama se sorprendió y de inmediato abrió uno de los cajones buscando algo para reflejarse y al no encontrar nada, optó por hacer un clon para poder verse. Se tocó el lugar y recordando el momento, su alegría terminó, cuando también recordó el encuentro con Madara y las preguntas que le hizo acerca de estar saliendo con alguien. Seguramente él, también miró lo mismo que su hermano y de inmediato ató cabos. Otro descuido, no podía bajar la guardia y mucho menos frente a Madara.

—Será mejor, que no la imagines, esa imagen, es sólo mía—le advirtió habiéndose recuperado de la impresión y desapareciendo el clon.

—De acuerdo... No pensé que fueras tan territorial. Eso si que me sorprende—se burló el albino. En el fondo se sintió muy satisfecho con el actual comportamiento de su hermano, quien hasta hacía un mes atrás parecía una persona gris, sin esperanzas y con  muy pocos motivos para estar alegre.

—Te confieso, que tampoco yo lo sabia y creo que antes de ella, nunca lo fui—confesó sonriendo, al mismo tiempo que se sentaba de nuevo, para continuar con sus labores, sin embargo, su único pensamiento eran los apasionados momentos que compartía con su amada ojiperla.

Tobirama se retiró y el castaño se puso al día con todos los pendientes y pronto logró terminar, dado que el perfeccionista de su hermano, nunca dejaba algo comenzado.

Los días continuaron y el Senju, se percató de la presencia de Madara. No creía que fuera coincidencia, estárselo encontrando por donde quiera que iba. Probablemente, Madara, ya estaba sospechando que ocultaba algo y estaba dispuesto averiguarlo.

No estaba dispuesto a que le arruinara sus planes, así que buscó una misión para dársela el día previó a su partida. Aunque dejaba un clon en su lugar, no se pensaba arriesgar y también debía poner sobre aviso a los Hyugas. Para ellos debía ser mas fácil pasar desapercibidos debido al alcance de su Byakugan.

[...]

—Es mi imaginación  ¿o estás siguiendo al Hokage?—cuestionó Itachi, al encontrarse de nueva cuenta con su tío, en los mismos sitios a los que iba Hashirama. Era la tercera vez, que sucedía y ya no creyó que se tratará de una simple coincidencia.

—Claro que no—replicó de inmediato, sin embargo, Itachi se convenció aún más, de que sus suposiciones eran correctas, lo que no entendía, era el motivo de dicha acción—¿Para que podría estar siguiendo a ese tarado?—soltó irritado, por ser descubierto, cuando creyó ser discreto.

—No lo se, eso tendrías que decirlo tu—respondió el joven y se fue dejándolo solo. Desde su ubicación divisó a Hashirama y su curiosidad solo iba en aumento. Él sonreía con los aldeanos, jugaba con Kenzo, incluso se daba tiempo para entrenarlo y todo lo hacía, sin dejar de sonreír, como cuando aún vivía Mito, como cuando... se enamoró de Hinata. La corriente eléctrica que sintió dentro de toda su anatomía, lo dejó perplejo ¿Acaso cabía la probabilidad? No, claro que no, de ser así, él ya lo sabría ¿Pero entonces porque se comportaba así? Y encima, estaba la marca que le miró en el cuello.

Estaba completamente seguro, que su amigo se encontraba viendo a alguien, lo que no sabía ¿era quien podría haberse ganado su corazón? ¿Quien podría en tan poco tiempo, sustituir a Hinata? Las dudas lo carcomían, sin embargo, había una en particular que lograba dejarlo sin saber que pensar, aunque de una cosa si podía estar cien por ciento seguro... si comprobaba sus sospechas, nada ni nadie, lo detendría para reclamar lo que le pertenece, así lo tenga que hacer por la fuerza.

No tenía otra alternativa, debía continuar siguiendo a Hashirama, hasta dar con la verdad, pero debía hacerlo, sin continuar levantando sospechas, ya que si Itachi lo descubrió, lo mas seguro era que el Hokage también lo hubiera hecho.

Para no levantar sospechas, envió un cuervo para que observara desde lejos, todos y cada uno de los movimientos de su amigo, así se mantendría al tanto de todo, sin exponerse. Todo marchaba sin ninguna novedad, hasta el Viernes por la mañana, que un Anbu, llegó con un pergamino, donde se le daba una misión. Maldijo su suerte y no tuvo mas remedio que acatar las órdenes, después de todo, era algo rápido.

[...]

Chiyo veía a Hinata, ir y venir durante el día, mientras se encargaba de limpiar las cabañas. No era necesario hacerlo, pero con el tiempo descubrió que la chica era fanática del orden. Todo siempre estaba limpio y sin polvo, incluso las cabañas vacías, siempre estaban completamente en orden y así era desde que ella llegó. Sin embargo, en esta ocasión, se veía más inquieta, como si algo la estuviera preocupado.

—¿Porque no me cuentas que te preocupa?—la chica finalmente regreso a la realidad, dado que no supo por cuanto tiempo, se sumergió en sus pensamientos. Estuvo toda la semana esperando por ese día y ahora que ya había llegado, se sintió muy inquieta, como si algo fuera a suceder. No sabía si se trataba de el tiempo que estuvo sin salir, o quizás a algo más, pero su corazón latía apresuradamente y cuando se ponía así, lo único que podía hacer era limpiar, aunque cuando veía el lago, sentía una inmensa necesidad de entrenar, como lo hacía con sus amigos de equipo Taka.

—Creo que es por la salida que daré con Hashi—respondió besando las mejillas de su niño, el cual sonrió divertido, mirando hacia Kuro y Tobi.

—¿Temes encontrar a los tipos que quisieron secuestrarlos?—cuestiono la anciana.

—No se trata de eso, es algo diferente, pero ni yo misma me entiendo—finalmente sonrío y se obligo a ya no pensar más en lo mismo. Tenía que bañar a Tenchi, también ella, pues su prometido, llegaría en unas horas para dormir con ella. Quería tener la cena lista y que todo estuviera en orden para dedicarse sólo a complacerlo. Se sonrojó cuando pensaba en las muchas formas en que a él, le gustaba ser complacido.

—No te preocupes, todo estará bien, mi muchacho hará que la salida sea de todo tu agrado—Chiyo, ya sabía el motivó por el cual Hashirama llevaría a la joven fuera y esperaba, que pronto sus recuerdos regresaran, sin embargo, no podía evitar sentir un hueco en el corazón, al pensar que se iría a Konoha, a donde pertenecen y ella los extrañaría mucho. Hinata, Tenchi y los dos animales, se habían metido muy dentro de su corazón y pensar en perderlos, la entristeció.

...

Tal como lo habían planeado, Hashirama, dejó un clon en su lugar y salió de la aldea sin ser visto. Mando un mensaje a los Hyuga, para encontrarse al día siguiente en una aldea a donde llevaría a Hinata. Todo fue más sencillo, con la ausencia de Madara y sin querer perder más el tiempo, se apresuró a llegar a los brazos de su mujer. En esa ocasión, viajó sin su hijo, ya que, si todo salía bien, pronto regresaría a Konoha con Hinata y lo quisiera o no, también se llevarían a Chiyo. Hinata jamás la dejaría atrás y estaba seguro, que la anciana, no podría resistir el pedido de su ojiperla.

Apenas movió la barrera y la sintió venir corriendo hacia él. Eso sin lugar a dudas era lo más satisfactorio que podía haber tenido. Hinata lo recibió lanzándose a sus brazos, con las sensuales prendas que él mismo le había comprado para que las usara cuando se vieran. Ya era muy tarde y Tenchi se había ido a dormir, junto a Chiyo y los animales, así que con ella en su regazo, se dirigió hacia el lago, donde aún no habían intimado y vaya, que deseaba hacerlo.

—¡Hashi!—lo llamó, cuando la acostó en el verde pasto a las orillas del agua y comenzó a desvestirla.

—Tranquila... te prometo que te gustara—pronto se dejó llevar y en pocos segundos, ya tenía que aferrarse al pasto, cuando la cálida lengua del castaño, lamió su intimidad. La noche era fresca debido a la hora y el aliento de Hashi, contrastaba con la temperatura, logrando que las sensaciones fueran mas intensas. Las manos de Hashirama se colocaron en sus senos, mientras continuó enloqueciéndola con la lengua.

El Senju, había estado pensando en el sabor de su mujer y cuando la miró sola, ya no pudo esperar por mas tiempo. Bajando una de las manos, se ayudó a penetrarla con dos de los dedos, al mismo tiempo que aumentaba los movimientos de la boca. Escucharla gritando su nombre, lo llenaba de satisfacción y poco después recibió el añorado premio.

Sin darle tiempo a recuperarse, la tomó en brazos apenas se despojó de sus prendas y entró en las serenas aguas cristalinas. Hinata se estremeció al tener contacto con el agua, aunque la temperatura era tibia, su cuerpo aún estaba ardiendo por el trato que recibió de Hashi. No obstante, la curiosidad por experimentar algo nuevo, logró que su deseo por él, fuera en aumento.

—Lo siento mi ángel, pero ya no puedo esperar—antes que ella pudiera preguntar a que se refería, la embistió fuerte y sin ceremonias, haciendo dolorosa la intromisión, sin embargo, pronto pasó a ser el placer más puro, que ambos necesitaban.

...

Los rayos del sol, comenzaron a entrar por la ventana de la habitación, calando en las orbes perladas de Hinata. Se removió entre las sábanas y sintió que no estaba sola, entonces abrió los ojos para comprobar que su Hokage estaba con ella y que no había sido un sueño, todo lo sucedido horas atrás. Habían hecho el amor en el lago por mucho tiempo, luego se fueron a la cabaña, donde se dieron un baño y continuaron entregándose, hasta que cayó dormida, al menos, eso era lo que podía recordar.

Se tomó unos momentos, para observar como boba, el perfecto rostro masculino y pronto, ya lo tenía posicionado sobre ella, con la mirada llena de deseo. La forma en que Hashi la veía cuando sentía deseo y no hacía juegos ni comentarios divertidos, le calentaba la sangre. En esos momentos, él, no reía y era cuando mas intenso y posesivo se volvía, logrando que la unión se sintiera más desesperada, cómo si temieran, que algo pudiera separarlos.

...

Como a las nueve de la mañana, se despidieron de Chiyo, de Tenchi y también de Kuro y Tobi. Hinata les pidió a sus compañeros, cuidar bien a las dos personas y sabía que podía confiar en ellos.

El trayecto fue divertido, entre las bromas del Senju y los atrevidos toques que le daba a los senos de la ojiperla, por encima de la ropa, pronto, miraron la entrada de la aldea.

—Antes de entrar, prefiero que cambies el color de tus ojos, para no llamar la atención de las personas equivocadas—ella de inmediato los cambio a un color similar a los del varón—eso es, porque nadie mas que yo, tiene derecho a mirar tan hermosas orbes—la ojiperla sonrió y tomados de la mano, avanzaron en las avenidas.

—Estoy segura, que nunca estuve aquí—declaró la Hyuga, mirando a las personas que entraban y salían de los comercios, sin embargo, no pasó desapercibido, el respeto y también algo parecido al miedo, que mostraban los aldeanos, al mirar a su acompañante. Ella no se equivocó, pues después de su supuesta muerte, Hashirama, se encargó de masacrar sin remordimientos, a cualquier ladrón, que relacionó con su perdida y en poco tiempo, las noticias recorrieron cada rincón de las naciones ninjas. Madara hizo lo mismo, pero viniendo de él, a nadie le sorprendió, sin embargo, nadie podía creer, que un hombre como Hashirama, fuera capaz de semejantes actos, lo que le ganó, el miedo de los ladrones y el respeto, de los demás.

—En ese caso, me alegro de ser el primero que te trajo—el Senju, estaba nervioso y buscó a los Hyuga, entre los establecimientos, pero no logró encontrarlos, así que se dedicó a poner feliz a su ángel. La aldea estaba muy abarrotada, debido a que eran los días en los que se llevaban a cabo los festivales anuales. Hashirama, no contaba con ese detalle y se reprendió mentalmente por no haber prestado mas atención. Aunque Hinata estaba feliz, en esa clase de festejos, podían encontrarse a personas que los conocían. Lo único bueno, era que ya había informado a los jefes de la aldea, sobre su presencia y la de los Hyugas. Gracias a eso, no necesitaba presentarse ante ellos.

Mirando a su ángel tan llena de vida, sonreía feliz, al igual que lo hacía ella. Caminaban por diferentes puestos de bebidas, ropa, armas y muchas otras cosas. Hinata, observó un dije de plata, en forma de flor y de inmediato se sintió atraída por la joya. Hashirama pensó que se le vería bien y cuando pensaba colocársela, ella le dijo que era para Chiyo. Sonrió con el comportamiento de su mujer, siempre pensando en los otros antes que ella. Algunas cosas, nunca cambian, se dijo mentalmente.

Se sentaron en un pequeño restaurante, donde vendían dangos y las orbes de Hashirama, finalmente enfocaron a las tres personas, con las que quedó de verse ese día. Hinata aún no los veía, pero ellos, a ella si.

...

—Es ella... es mi hija—Hanabi y Neji, temieron que el patriarca enfermara por la impresión.

—¡Hinata-sama!—exclamó Neji y la menor no pudo contenerse y derramó gruesas lágrimas. Los tres sabían que el Hokage, era incapaz de mentirles sobre algo tan delicado, no obstante, tenían sus dudas, las cuales quedaron disipadas, en el momento en que la vieron sonriente y con vida.

—Padre—lo llamó Hanabi, cuando el mayor, avanzó hacia ella, sin decir nada. Los menores lo siguieron y pronto la ojiperla se percató de su presencia.

La morena observó a las tres personas frente a ella y no pudo evitar, que su pulso se acelerara. La fuerte punzada en la cabeza, regresó, como cuando habló la primera vez con Hashi. Sabía que eran parte de su vida pasada, pues el color de ojos y los rasgos físicos eran similares a los suyos, y al ver al mayor de ellos, derramando lágrimas, el dolor aumentó, teniendo que llevarse las manos hacia las cienes.

—¿Que pasa Hinata? ¿Te sientes mal?—Hashirama se alarmó cuando la miró haciendo muecas de dolor. Hiashi también se preocupó y espero paciente por una respuesta.

—¿Quienes son ustedes?—los encaró sin responder a las preguntas. Su consciencia le decía que había muchos lazos de amor entre ellos.

—Soy tu padre—la ojiperla miró a Hashirama y él asintió con una sonrisa—ella es tu hermana menor Hanabi, y él es Neji, tu primo—el patriarca quería abrazarla, pero no se atrevió a dar ese paso por miedo a dañarla, sin embargo, Hanabi no fue tan condescendiente y en un parpadeo, se lanzó a los brazos de su hermana mayor, llorando sin parar. Pronto Hinata la rodeó con sus brazos y también comenzó a llorar, sintiendo que ya antes, había pasado algo igual.

—Te extrañe tanto Hina—le dijo entre hipidos. La castaña se calmó y estiró el brazo de su padre, para que también se acercara y ella se hizo a un lado dándoles espacio. Hiashi, la envolvió en sus brazos y ella correspondió. Hinata sintió, la misma seguridad que sintió con Hashi, pero acompañada de un sentimiento, parecido a lo que siente por Tenchi.

—Hija mía... creí que te habíamos perdido para siempre—el Senju casi lloraba, al ver la escena frente a él.

Cuando llegó el turno de Neji, se miraron fijamente, el uno al otro, hasta que la morena habló—¡Nii-san...!—Neji asintió y antes de derramar las lágrimas, la abrazó, como siempre lo hacía, levantándola del suelo. El sentimiento de paz, que le trajo ese joven, era increíble y reconfortante y su subconsciente, la hizo llamarlo nii-san.

—Perdóneme por no protegerla Hinata-sama—la ojiperla negó con la cabeza, para que el joven, ya no se sintiera con esa culpa... En segundos, comenzó a tener recuerdos de ella, entrenando con él. También llegaron las imágenes de su padre y su hermana. Los recuerdos, vinieron con las punzadas de dolor, que ya no pudo ignorar. Neji, de inmediato la sentó y Hiashi sugirió llevarla al hospital.

—Te llegaron recuerdos de ellos ¿no es cierto?—cuestiono el Hokage y ella asintió—tranquila, te lleváremos al hospital—estaba por tomarla en brazos, pero ella se negó.

—Estoy bien, es solo, que cuando llegan algunos recuerdos, me duele mucho la cabeza, cuando quiero recordar más—les aclaro y pronto los Hyuga, se sentaron con ellos para continuar hablando, aunque Hanabi, no se separó de su hermana.

—No te esfuerces, quizás con el tiempo, puedas recordar todo—le dijo su padre, entendiendo, lo que le sucedió.

—¿Y donde esta mi sobrino?—cuestionó Hanabi, logrando que la mayor, sonriera—Y por poco lo olvido ¿Como están Kuro y Tobi?—después de esas preguntas, la morena no tuvo ninguna duda sobre ellos y con un poco de timidez, comenzó a abrirse. No podía temer, cuando su prometido, le sostuvo la mano durante la mayor parte del tiempo.

Hablaron durante mucho tiempo, hasta que caía la tarde. Hinata dedujo que esa reunión, fue planeada por Hashi, pero en vez de molestarse con él, se sintió muy agradecida. Su familia, le dio otro sentido de paz y de alegría.

—Se que es muy pronto y tal vez, estás confundida pero... me gustaría conocer a mi nieto—ella de nuevo, buscó la mirada de su prometido y él asintió.

—Iré al baño antes de irnos—les informo Hinata, mientras todos se arreglaban para marcharse.

—No te perderé de vista, así que, también iré—Hanabi se fue con la mayor y los varones les dijeron, que las esperaban afuera del local. Las calles se habían llenado de personas y las chicas no tardaron en salir en busca de los hombres—No los veo, hay muchas personas—se quejó la castaña, abriéndose paso con Hinata siguiéndole.

La ojiperla, observó en todas las direcciones y de pronto, se puso rígida. A lo lejos entre todos los aldeanos, estaba segura de ver al mismo hombre de sus pesadillas. Las miradas de ambos se encontraron por un segundo y el terror, la hizo desviar la mirada hacia donde caminaba su hermana. Sin querer comprobar de quien se trataba, corrió, llevándose de encuentro a varios aldeanos, sin embargo, no se disculpo, hasta que chocó con el Senju. Los Hyuga se preocuparon al verla tan alterada, en especial Hanabi, pues solo la perdió de vista por unos segundos.

—¡Hashi...! Sáqueme de aquí, lo mas rápido que se pueda—un mal presentimiento se apoderó del Hokage y sin hacer preguntas, se la llevó siendo seguido por los tres Hyuga.

[...]

Madara terminó su misión, antes de tiempo. Su compañero fue Shisui y su sobrino le pidió pasar por una aldea que les quedó por el camino. El mas joven quería llevarse algunas armas que sólo se vendían en los festivales anuales y la aldea tenía las festividades en esos días.

El líder Uchiha no pudo negarse pues a fin de cuentas, no tenía nada qué perder. Llegaron en la tarde y ya las avenidas estaban atestadas de personas. Él no tenía nada que comprar, así que le dijo a Shisui, que se iría a rentar un cuarto en una de las posadas. El joven estuvo de acuerdo y cada uno se dirigió a diferentes lugares.

Pronto la molestia lo invadió y se apresuró para salir de ahí, lo mas rápido posible, sin embargo, tuvo que detenerse debido a unos niños, que tropezaron con sus piernas. Chasqueó la lengua y puso los ojos en blanco, buscando paciencia, para no estallar. Miró a todos lados y entre todas las personas, miró a una que resaltó entre todas.

—Hinata—la nombró en voz alta. Ella también lo miro y antes de poder acercarse, la perdió de vista. Era ella, aunque sus ojos no tenían el mismo color, estaba seguro, que se trataba de ella. Enloquecido y sintiéndose tonto, la buscó sin obtener ningún resultado. Quizás su mente le había jugado una mala pasada, se dijo, cuando no logró encontrarla, pero al mismo tiempo, algo le decía que no y que si, se trataba de su esposa.

Continuara.

Me disculpo por la demora y por los errores de ortografía, luego los corregiré 😊💕

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top