Capitulo 15
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imagen no me pertenece y los créditos, son para su creador.
La noche en que todo sucedió. Hinata cayó inconsciente en el embravecido río, siendo arrastrada inmediatamente por las gélidas aguas. Su cerebro ya no estaba conectado a la realidad y por ende, no trató de salir, sin embargo, Kuro, le dio alcance por el mismo río y logró sacarla, hasta la orilla para continuar un poco más lejos encontrando una pequeña cueva entre las rocas. El animal lamía el rostro de su ama, pero ella no reaccionaba, así que se aseguró de mantenerla caliente para que no muriera debido al frío.
...
—¿Que pasa?—le preguntaron los compañeros a una chica experta en percibir chakras.
—Siento un débil chakra humano y también otro algo extraño—la pelirroja avanzó hacia el lugar de donde provenían y lo que encontraron, los dejó boquiabiertos.
—Es una chica y un lobo—afirmó Suigetsu apuntando a la chica que se veía a punto de la hipotermia. Desde donde estaban, pudieron apreciar, que el lobo llevaba un collar en el cuello, con una placa mostrando su nombré. Era claro que el animal, era la mascota de la moribunda mujer.
—Esta a punto de morir—afirmó otro de los joven a quien llamaron Jugo. El lobo poco a poco se colocó en plan de ataque, para desgarrar el cuello de quién tocara a su ama—Tranquilo, solo queremos ayudarla—Jugo se dirigió directamente hacia el animal y pasados unos segundos evaluando a los intrusos, Kuro, se hizo a un lado para que salvarán a Hinata.
Karin la cubrió con una manta, para mantenerla un poco más seca. Se arremangó la blusa dejando su brazo expuesto y lo colocó en la boca de la ojiperla. Ella misma movió la boca de Hinata, para que mordiera y pudiera estabilizar el chakra o de lo contrario moriría. El lobo negro comenzó a fregarse contra Jugo, dejando claro, que confiaba en él.
Los tres chicos se hacían llamar, equipo taka y trabajaban en contra de su voluntad para Orochimaru, aunque estaban tratando de independizarse, dejando atrás a ese psicopata.
Esa noche regresaban a sus hogares luego de una misión ordenada por Kabuto uno de los achichincles del mismo Orochimaru.
—Parece que está un poco mejor... Rápido, llevémosla con nosotros—Jugo, se acercó y cargó con ella, sin problemas, siendo seguido por sus compañeros y por Kuro.
—¿Que podría estar haciendo esta chica sola y moribunda en estos lugares?—preguntó Suigetsu, sin dejar de evaluar a la joven en los brazos de su compañero. También estaba la gran incógnita, del protector animal a su lado.
—Es algo raro, ya que el lobo tiene su chakra, debido a eso, no se retira, aunque también está débil—añadió Jugo.
...
—Colócala en la habitación de invitados, y salgan los dos, para poder cambiarle la ropa mojada—les ordeno Karin a los dos varones. Debía asegurarse de estabilizarla y con suerte, pronto podía despertar para preguntar ¿Quien era y de donde venía? No es que ellos fueran unos ángeles, salvando personas, pero el estado de la chica, unido al poderoso chakra que aunque débil provenía de ella, la impulsó a querer ayudar, pues de haberla dejado, lo más probable es que hubiera muerto de frío en pocas horas.
La pelirroja, le colocó ropa suya y comprobó, que la joven, era una kunoichi. Su cuerpo tonificado con algunas cicatrices, eran el resultado de batallas y arduos entrenamientos.
—¿Como está?—en ese momento, entraron sus compañeros y Kuro.
—No tiene cortes recientes, ni heridas visibles, pero parece haber algo en su cabeza. Es extraño, es como si hubiera recibido un fuerte golpe... nunca había sentido algo así y saben que he tratado a muchos pacientes—la chica continuó revisando a la morena y se aventuró a evaluar las orbes.
—Que raro color de ojos ¿Crees que esté ciega?—cuestionó Suigetsu, cuando apreció el color.
—Claro que no—respondió la chica, irritada por las tontas preguntas de su compañero—Lo más probable es que sea miembro de algún clan con poder ocultar... puedo sentirlo—señaló, poniendo fin a las preguntas. Ellos no conocían a ningún Hyuga y por ende, desconocían todo de ese clan.
Los tres salieron, dejando a Kuro, también seco y sanado de sus heridas, acompañando a su ama. Las habitaciones de ellos estaban cerca, así que, podían estar al pendiente de cualquier percance. El clima era muy frío, pero con el lobo a su lado y las muchas mantas, no sería un problema para la inconsciente joven.
La chica, pasó dos días, sin despertar y a la mañana del ya tercer día, lentamente abrió los ojos. Sin saber donde estaba, lo único que ubicó fue el pelaje negro, de algo, luego se asustó cuando fue completamente lamida del rostro por un enorme lobo negro. En un principio, tuvo miedo, pero poco a poco, se fue relajando. El lobo parecía amistoso y no le miró intención de atacarla.
Minutos mas tarde, intento levantarse, no obstante, un fuerte dolor en la cabeza, logró desestabilizarla. Se masajeó para continuar con su cometido. Necesitaba saber donde estaba.
Salió con el lobo a su lado y sus pasos se dirigieron hacia donde escuchaba voces.
—¡Despertó...!—exclamó Suigetsu, dirigiendo sus orbes hacia la puerta que dividía el pasillo de la cocina y donde la ojiperla se sostenía para no caer, por el mareo, luego de permanecer dormida por varios días.
—Con cuidado—Karin camino hacia ella y la condujo a una de las sillas para que no se cayera—¿Como te sientes?—la Hyuga los miró a los tres, luego miró a Kuro y comenzó a negar con la cabeza.
—¿D-donde estoy? ¿Ustedes me conocen?—ellos fruncieron el ceño, ante las preguntas y Karin recordó el extraño golpe en la cabeza.
—¿Como te llamas? ¿Recuerdas porque estabas en el lugar donde te encontramos?—la pelirroja, debía comprobar su teoría.
—Yo-yo...—se llevó las manos a la cabeza y los miró de nuevo—No recuerdo mi nombre... no recuerdo nada, ademas de los últimos veinte minutos, desde que desperté—las lágrimas comenzaron a empañar sus ojos y los tres chicos se veían entre sí. Dos de ellos sin comprender y la fémina comprobando su teoría. La chica no tenía recuerdos pasados, seguramente causado por el golpe, o por lo que fuese que entró, en su cerebro.
—Todo esta bien, no llores ni te esfuerces, lo más probable es que sufrieras un golpe y eso logró borrar tus memorias, pero con los días quizás regresen—los tres se portaron muy amables y le explicaron, como fue que la encontraron junto a Kuro. La persuadieron para que comiera y la tranquilizaron, diciéndole que cuando estuviera mejor, la llevarían a la aldea mas cercana en busca de un médico.
—Como aún no recuerdas tu nombre, debemos ponerte uno, para llamarte—señalo Suigetsu.
—Tienes razón, pero ¿como la nombraremos?—Karin coincidió con el joven de los dientes afilados.
—Sus ojos, son tan bonitos y llamativos como la luna, sugiero que la nombremos Tsuki—propuso Jugo, acariciando a Kuro y sonriendo con amabilidad hacia la ojiluna. Ella le devolvió la sonrisa y asintió en la forma en que el joven propuso llamarla.
—Muy bien Tsuki, mi nombre es Karin y este tonto con dientes de tiburón es Suigetsu—la morena le sonrió—Y este grandote defensor de los animales, es Jugo—la chica se sintió cómoda con ellos, a pesar de no reconocerlos, pero tampoco es que tuviera muchas alternativas, debido a su condición.
El primer mes pasó muy rápido para la ojiperla, pues se quedó con los tres jóvenes y salió con ellos en busca de un médico, sin embargo, el diagnóstico era el mismo que anteriormente le había dado Karin. Sin mas opciones por el momento, optó por salir a realizar misiones con ellos, tales como cobrar deudas, llevar pergaminos de un lugar a otro y robar secretos de clanes importantes, para mandar la información a Kabuto.
Karin, pronto comprobó que Tsuki, tenía el kekkei genkai y le sugirió, cambiar el color de sus ojos con unos lentes de contacto, para no atraer atención de ambiciosos mercenarios, aunque su verdadera preocupación, era el mismo Orochimaru. El científico era capaz de querer experimentar con Tsuki, tal como lo había hecho con ellos en el pasado.
Hinata, no tuvo mas remedio que adaptarse a las misiones que realizaban sus amigos. Kuro luchaba con ella, cuando lo necesitaba y aunque ya tenía tiempo saliendo y conociendo personas, sólo algo venía a su mente, después de despertar. Solo así, lograba vislumbrar algo que sucedió y posiblemente era a través de los sueños. En ellos veía un hombre fornido sin rostro, emanado una energía mortal y llena de maldad. Luego sangre , mucha sangre corriendo por sus piernas y cuando se tocaba el vientre, sentía un dolor indescriptible dentro del pecho, como si hubiera perdido algo muy valioso. En todas y cada una de esas pesadillas, despertaba bañada en sudor y con el corazón a punto de salirse de su caja torácica.
Si algo como ese inmenso terror estuvo en su pasado, preferiría no recordar nada. Después de todo, nadie parecía buscarla, seguramente no tenía a nadie en el mundo y por eso, le dio su chakra a un lobo, uno, que a pesar de no recordarlo, lo amaba como si siempre hubieran estado juntos.
—¿Te sientes bien?—cuestionó Jugo, al mirar a Tsuki más pálida de lo que siempre estaba. Los cuatro llegaban a la aldea donde vivían y caminaban por las avenidas. El aroma a comida con los distintos olores de perfumes, todo mezclado, hizo que la ojiperla se sintiera mareada, lo cual rápidamente atribuyó al cansancio, pues prácticamente todas las noches sufría de pesadillas.
—Estoy bien, sólo un poco cansad...—no termino la oración, ya que perdió el piso y todo le dio vueltas. De no ser por la rapidez de Jugo, se hubiera caído en plena calle.
—¡Tsuki!—la llamaron Suigetsu y Karin al mismo tiempo.
...
—Y bien... ¿Que tiene?—los varones y Kuro, esperaron a que Karin realizara un chequeo de rutina sobre el inconsciente cuerpo de Tsuki. La pelirroja, se golpeó mentalmente por no haberlo percibido con anterioridad, pero cómo vivían juntas, no se concentró en el chakra cambiante de la joven.
—Esta embarazada—la ojiperla abrió los ojos de par en par, cuando escuchó lo dicho por su amiga y los dos chicos se miraron entre sí, para luego negar con la cabeza. Ellos no se inmutaron a la hora de realizar las misiones y la ojiperla se desempeñó al mismo nivel que ellos, eso le podía hacer daño al bebé. Si tan solo, lo hubieran sabido, nunca le hubieran permitido acompañarlos, a dichas misiones.
—¿Estoy embarazada?—se preguntó en voz alta y se llevó las manos al vientre—No recuerdo ni mi nombre y tampoco recuerdo quien puede ser el padre—la Hyuga comenzó a derramar gruesas lágrimas antes de continuar, pues de nada servía estarse lamentando por no tener recuerdos—¿El bebé esta bien?—cuestionó limpiándose el rostro. Por alguna razón desconocida, sintió pánico mientras esperaba la respuesta de Karin. Era algo como un dejavú, como si ya en algún momento hubiera vivido lo mismo.
—En perfecto orden... de hecho, su chakra, es muy fuerte al igual que él—el suspiro de alivio que soltó la ojiperla conmovió a sus amigos.
—De hoy en adelante, no volverás a salir de misión con nosotros... De ninguna manera te expondremos a salir lastimada, poniendo en riesgo también el bienestar del niño—repuso Suigetsu, tratando de darle ánimos, luego de verla triste y preocupada.
—Como en raras ocasiones, estoy totalmente de acuerdo con este—señaló Karin a Suigetsu, con fastidio—Te quedarás aquí con Kuro y no te esforzarás.
Hinata buscó la mirada de Jugo y también él, estaba de acuerdo con sus compañeros, así que, no le quedó otro remedio que obedecer. Vivían a las afueras de la aldea, pero de todos modos podía hacer algo para generar ganancias, mientras esperaba la llegada de su niño. Tiempo atrás había descubierto, el poder que poseía en sus ojos y comenzó a usarlo a su favor y también ahora lo haría, quizás haciendo ungüentos medicinales o ayudando a los aldeanos, que tenían golpes internos. Sin un médico cercano, era buena opción, al menos por el momento.
Los meses continuaron y con ellos las misiones de sus amigos también. Una tarde cuando Hinata paseaba en el bosque, en busca de plantas medicinales, se abalanzó un gran cuervo, sobre ella y la hizo caer contra Kuro, debido al susto que le dio, al posarse sobre su hombro. El ave, también parecía conocerla y lo comprobó, cuando Kuro se puso feliz con su llegada. Asumiendo que también le pertenecía, se lo llevó con ella y lo mostró a sus amigos. Karin lo escudriñó y comprobó, que también el el ave, poseía parte de la joven, lo que los dejaba con más dudas acerca de su identidad.
La ojiperla trataba de mantener todo en orden, como la comida, la casa y ropa limpia. Eso era lo menos que podía hacer, después de lo mucho que ellos hacían por ella. Sus amigos se iban de misión y cuando regresaban, traían con ellos, postres, juguetes y ropa para ella y para su niño, el cuál ya se había vuelto muy inquieto dentro de su vientre.
Con ocho meses de embarazo, la morena continuó ayudando a los aldeanos usando su Byakugan y también ungüentos curativos.
A paso lento, regresó a la casa donde vivía con los jóvenes, luego de unas curaciones que realizó a los niños de los aldeanos, pero apenas llegó y notó la presencia de dos desconocidos. Uno de ellos tenía el la piel descolorida, cabello oscuro, totalmente liso y sus ojos eran algo parecido al dorado. El otro desconocido, era de cabello gris, ojos negros acompañados de gafas.
Pensando que se trataba de aldeanos de las afueras, en busca de ayuda, los saludo con amabilidad, aunque le costó trabajo, sostener a Kuro, dado que apenas los sintió y se había puesto inquieto.
—¿Puedo ayudarlos en algo?—sus amigos no debían tardar en regresar de su última misión a la que partieron dos días atrás. La incomodidad de la joven se disparó, cuando los dos sujetos la miraron de arriba, abajo, para terminar sonriendo.
—¡Interesante...!—murmuró el hombre de ojos dorados, mientras se relamía los labios con su extraña y bífida lengua.
—Estamos aquí en busca de Karin, Suigetsu y Jugo—la ojiperla estaba por decirles que ellos no se encontraban, cuando los tres llegaron, colocándose entre la ojiperla y los dos extraños.
—Entra a la casa Tsuki—le ordenó Jugo, asustando a la morena, ya que el joven siempre era muy amable y ahora se escuchó irritado. Sin mas entró rápido y se fue a su habitación con los dos animales.
—¿Que quieren?—cuestionó Suigetsu con irritación, pues no les gustaba que esos dos se aproximaran a ellos, en su hogar y mucho menos ahora que tenían Tsuki bajo su protección.
—Vinimos a conocer a su nueva integrante—se apresuró a responder Orochimaru—ya nos habían llegado los informes acerca de su poder ocular, sin embargo, no pensé que se tratara de una Hyuga—Jugo apretó los puños, sabiendo lo que pretendía.
—¿Y que hay con eso? De todos modos, nuestra deuda con ustedes esta por terminar y ya no tendremos la obligación de realizar trabajos —espetó Karin.
—La Hyuga, está embarazada y ese bebé tiene un chakra, aun más poderoso que el chakra Hyuga... el Uchiha—añadió Kabuto, sin molestarse en prestar atención a lo dicho por Karin.
—Deberían llevarla a mi "hospital" después de todo, ese niño será algo muy raro de ver y estará mejor atendida a la hora del parto—todavía afuera de la casa, Orochimaru, podía sentir el increíble chakra, que emanaba del vientre de esa joven y definitivamente, lo tendría a cualquier costo.
—Esta bien, me parece buena idea, así Tsuki estará en mejores manos, sin embargo, debemos consultarlo con ella—sugirió Karin, pues debían ganar tiempo, por lo menos unos días—Estoy segura que aceptará, solo deben regresar en unos días, quizás una semana—les sugirió con amabilidad.
Los dos científicos sonrieron entre si—Esta bien, por ahora nos retiramos, pero regresaremos pronto... No queremos que el bebé nazca, sin estar bajo supervisión médica adecuada—después de lo dicho por Orochimaru, se marcharon, dejando a los tres chicos en estado de alarma. Ellos conocían a la perfección, lo poderoso que podía ser el Sharingan de los Uchihas, pues un miembro de ese clan era muy amigo de los tres y durante un tiempo, se unió al equipo taka. Sasuke Uchiha, era considerado, un muy buen amigo para el equipo.
—Será mejor darnos prisa, debemos partir mañana mismo... Estoy segura que regresarán para llevarse a Tsuki y no quiero ni imaginar, lo que harán con ella y con el pequeño Tenchi—como había decidido nombrarlo la futura madre.
—Sugiero que le digamos todo a Tsuki, es mejor que esté preparada—sugirió Jugo. Los tres fueron en busca de Hinata y le contaron lo que creían sobre las intenciones de esos dos tipos.
—¿Porque me quiere quitar a mi bebé? ¿Que pretenden hacer con él?—preguntó sosteniendo su ya abultado abdomen.
—¡Escúchame Tsuki!—Karin la tomo de las manos, para que la mirara—No es nada bueno, lo que pretenden y pase lo que pase, no te dejes atrapar por ellos—la Hyuga asintió.
—Empaquemos todo... saldremos mañana a primera hora y no te preocupes Tsuki, no dejaremos que te lastimen, ni a ti ni a nuestro ahijado—le aseguro Jugo, dándole un poco de calma.
Una vez terminaron de empacar y cenar, los cuatro se fueron a dormir, pues debían salir muy temprano, hacia la aldea de la niebla, donde tenían contactos para que los ayudaran a ocultarse.
Entrada la madrugada, Kuro se puso muy inquieto y logró despertar a los chicos—¿Que pasa?—preguntó Suigetsu tallandose los ojos.
—No lo hagas Tsuki, mejor conserva tu chakra para huir—Jugo impidió que activara el Byakugan, pues el rostro de Karin, les confirmó la presencia de intrusos.
—Toma ponte esto—Karin se apresuró a colocarle una mochila en la espalda que contenía provisiones y algo de dinero. También le puso una capa, impregnada de chakra falso, para confundir a los captores, mientras ellos los entretenían y así la joven podía escapar—Pase lo que pase, no trates de ayudarnos, ni regreses, nosotros te daremos tiempo para que huyas con ellos—la joven apuntó a los dos animales, los cuales ya eran parte de sus vidas, sólo esperaba volver a verlos a todos incluido el niño.
Los tres la abrazaron antes de salir, por la puerta de enfrente, para que la ojiperla, pudiera escapar por atrás. Con el rostro lleno de lágrimas los miró por última vez, antes que salieran, a enfrentarse con los ninjas enviados por ese horrible hombre, sediento de poder.
No supo cuánto caminó, hasta que finalmente amaneció y encontró una pequeña cueva. Kuro parecía tranquilo y decidió descansar por un rato antes de continuar. Ni siquiera sabía hacia donde dirigirse, sólo quería alejarse lo más posible de esos bandidos, sin embargo, la preocupación por la suerte de sus amigos, la ponía muy triste.
Se quedó dormida por unas horas hasta que Kuro la despertó. Asustada salió de la cueva y continuó, sabiendo que la seguían de cerca. El vientre le dolía y ya estaba cansada, cuando los ninjas le dieron alcance. Sacando fuerzas de donde ya no había y ayudada por sus fieles compañeros, Kuro y el cuervo, los enfrentaron.
Lograron sacar de combate a varios de ellos, pero sabía que venían más. La visión se hacía borrosa y se resistió a no perder el sentido, de lo contrario, le quitarían a su niño. La voz de alguien logró distraerla y perdió el conocimiento.
Horas mas tarde y aún si abrir los ojos, la ojiperla, se llevó las manos a su vientre para comprobar que todavía estaba donde debía estar. Lentamente y con miedo, abrió los párpados, encontrando a Kuro y al cuervo a su lado.
—Me da mucho gusto, que estes despierta—la misma voz, que escuchó, antes de desmayarse, le hablaba.
—Debo irme... ellos... ellos quieren robarme a mi hijo—casi entra en pánico al recordarlo todo, no obstante, la anciana le impidió que se levantara.
—Nadie te hará daño aquí, tranquila y trata de descansar, de lo contrario, puedes poner en peligro a tu bebé—con todo lo dicho, la ojiperla suspiro más tranquila y se volvió a recostar—Puedes llamarme Chiyo—la fémina trataba de no alterarla, pues por lo que podía ver, no le faltaba mucho para dar a luz.
—Muchas gracias Chiyo-san... mis amigos, me nombraron Tsuki, por mis ojos—la anciana, no quiso interrogarla y en su lugar, les preparó la comida.
Tres semanas pasaron y ya la ojiperla, le había contado su corta historia a Chiyo. La mayor, también le contó su vida y como vivía sola en ese paradisíaco lugar.
La mañana siguiente, las dos mujeres recogían las verduras que Chiyo plantó, cuando la ojiperla sintió un fuerte espasmo que logró hacerla jadear. El líquido caliente comenzó a filtrarse por sus piernas y no sabía que hacer.
—Bamos pequeña, aguanta un poco—la anciana le ayudó a llegar a la cabaña donde preparó todo para ese momento—Tu bebé, esta por nacer—Tenchi nació sano y fuerte, sin ninguna complicación. La ojiperla lloró agradecida, cuando Chiyo se lo entregó. No sabía porque había tenido tanto miedo a no poder tenerlo, a pesar de ya estar a salvo.
...
Chiyo sentía que Tsuki había traído de nuevo la alegría a su solitaria vida. De inmediato quedó prendada de su forma de ser y cuando nació Tenchi, todo fue en aumento. La ojiperla, los animales y el niño, le dieron sentido a sus días. Lo único que empañaba su alegría, era el sufrimiento de su muchacho, tras la pérdida de la mujer que amaba. La última vez que lo miro, fue el mismo día en que la chica llegó con los animales. Después de ese día, era su hermano o algunos de los Anbus, quienes le llevaban provisiones, dejando todo en los límites de la barrera.
Tsuki, se bañaba casi todos los días en el lago, con su niño y los animales jugaban por el bastó terreno, mientras Chiyo los veía desde lejos. Era tan gratificante, escuchar personas alegres y mirar artículos para niños. Tsuki también le dio sabor a su cocina, ya que la chica, era excelente cocinando y desde que nació Tenchi, era ella quien se dedicó hacerlo, para ambas.
En una de tantas noches hablando, recordó que Hashirama, le contó, que la joven a la que amaba, tenia ojos bonitos. Tsuki, le dijo no tener memoria y sus ojos eran muy bonitos. No tardó mucho tiempo, antes de imaginar, que quizás Tsuki podía ser la joven a la que amó tanto su muchacho, pero luego lo fue olvidando. Eso era casi imposible.
—No te preocupes por este angelito, que yo lo cuidaré—le aseguro Chiyo a la ojiluna, cuando lo colocó en una manta sobre el pasto. Rápidamente, Kuro se acostó con él y el cuervo sobre el lobo.
—Esta bien, yo prepararé los dangos y el té—la morena se dirigió a la cabaña que ocupaba y que estaba en seguida de Chiyo. Al haber muchas desocupadas, le sugirió que se instara en una, con los animales, a fin de cuentas, pasaban el día juntas.
La mayor asintió y se sentó en un sillón de madera, construido por Hashirama, años atrás.
Pasaron al rededor de veinte minutos, cuando fue a traer unas frutas para el bebé, pero antes de poder realizar la acción, escuchó los pasos de alguien, dentro de las barreras y se regresó encontrándose, con un muy sorprendido Senju.
...
Hinata calentaba el agua para el té y colocó todo en una bandeja. Todavía se entristecía cuando intentaba recordar todo su pasado, sin embargo, no conseguía nada mas que las mismas pesadillas, que logró aminorar con la llegada de Tenchi. Cuando recordaba a sus tres amigos, no podía evitar llorar de tristeza, pensando que quizás, ya no estaban con vida y todo por ayudarla a ella. De no ser por Chiyo, se hubiera perdido en la tristeza y la depresión, dado que la fémina, fue de gran ayuda cuando nació su hijo.
Ella no sabía prácticamente nada de como criar un niño y Chiyo le enseñó todo con paciencia, incluso, era quien iba en busca de lo necesario para su hijo. Ellos no volvieron a salir del lugar, por el miedo a quienes querían robarle a Tenchi.
Terminó de colocar todo y soltando un suspiro salió para ir con Chiyo, pero al llegar, se dio cuenta que no se hallaba sola. Un apuesto hombre sostenía a Tenchi y la miraba fijamente, logrando sonrojarla. Su corazón latió con júbilo y su vientre se sintió invadido de mariposas. No tuvo tiempo de seguir con sus pensamientos, cuando el castaño ya la tenía abrazada, mientras la llamó con un nombre que no había escuchado.
Chiyo comprobó las teorías, que tiempo atrás, consideró poco probables. La mujer que amaba y creyó muerta Hashirama y Tsuki, eran la misma persona. De alguna manera el destino los puso en el mismo lugar, para que se encontraran. Sonriendo, arreglo todo, para que el bebé y los animales, pasaran la noche con ella.
...
—Mi ángel... en verdad eres tu—la ojiperla se sintió conmovida al ver las lágrimas manchar el perfecto rostro del castaño y sintiendo que tenían una conexión íntima, se las limpió con los pulgares—Te amo tanto—reiteró cuando la colocó arriba de la cama en una de las cabañas. Tenía muchas preguntas, sobre todo lo del niño y su estancia, antes de llegar con Chiyo, pero ¿Como apartar su boca del cuerpo de su amada? ¿Como resistirse a continuar, cuando ella lo veía con los ojos llenos de deseó?
El vestido de Hinata comenzó a caer levemente en los hombros, dejándolos expuestos, debido al diseño. El Senju, no perdió el tiempo y la beso en el cuello, como tantas veces quiso hacerlo. Su ereccion, iba en aumento y debido al movimiento de sus manos, los hermosos senos comenzaban a mostrarse. Lo mejor de todo, era lo entregada que estaba ella.
Hashirama se sintió como un aprovechado, dado que no era correcto tenerla, cuando ella no cuenta con recuerdos, pero los largos y dolorosos meses creyéndola muerta, segaban su racionalidad. Con avidez despojo a la chica de toda la ropa y por primera vez, pudo ser testigo del hermoso cuerpo de Hinata, aun habiendo dado a luz, ella era perfecta.
Hinata se sintió avergonzada ante el escrutinio de Hashi y para desviar la timidez, desprendió los botones de la camisa masculina, exponiendo el pecho del varón. Tenía mucha necesidad de tocarlo de besarlo y tembló de placer, cuando la boca del castaño introdujo uno de sus senos, para succionarlo.
Los gemidos de la joven, lo enloquecieron y no se detuvo hasta que se hincó para acceder al centro de la feminidad de su ángel. La camisa ya había sido lanzada por algún lugar en el piso y las pequeñas manos, lo rasgaban tratando de contener el inmenso placer. La lengua de Hashirama se movía logrando que los gemidos se hicieran más audibles. El castaño no soporto más y se vio obligado a sacar su miembro para masturbarse, de lo contrario explotaría dentro de su pantalón.
Los jadeos masculinos, mientras continuó comiendola, hicieron que ambos llegaran al orgasmo simultáneamente. La chica quedó tendida en la cama, sin fuerzas y sintiéndose plena por primera vez.
Lejos de sentirse satisfecho, Hashirama, sólo quedó más prendado de ella. Sin embargo no podía aprovecharse de su situación. Debía contarle todo, pero no podía hacerlo de golpe, primero tenía que buscar ayuda, no quería terminar dañándola por ser precipitado. El jutsu prohibió seguramente fue lo que causó la ausencia de sus recuerdos y debía primero investigar cómo manejarse antes de traer a su familia, no obstante, Hiashi sería alguien a quien le iría a contar la increíble noticia, sabía que él, lo entendería, si todo lo hacían por el bien de Hinata.
También estaba el asunto de Madara. Ese idiota, le confesó que haría cualquier cosa por quedarse con ella y ahora que tenían un hijo, sería mas difícil mantenerlo al margen. Pero tampoco él, la dejaría escapar, con hijos o sin ellos, Hinata era suya y se lo acababa de demostrar.
La noche cayó y se recostó con su ángel atrayéndole hacia él. No podía dejar de pensar en Madara y en el dolor de pensarla muerta. Ella parecía sentirse muy cómoda a su lado, ya que se hundió en su pecho, al mismo tiempo que no dejaba de palparlo, como una niña, llena de curiosidad por su nuevo juguete. Sin querer, un oscuro y doloroso pensamiento comenzó a invadirlo ¿Y si solo la encontró para que Madara se quede con ella? ¿Y si nunca podía tenerla como la tenía en ese momento? ¿Que tan malo podía ser, pensar con egoísmo por primera vez? La amaba con locura y las emociones de tenerla de nuevo, lo estaban consumiendo.
La ojiperla, no podía creer, que ese hombre tan imponente estuviera ligado a ella, pero se sentía tan bien en sus brazos, que ni siquiera al recordar el miedo a ser secuestrada lograba turbarla. Era como si supiera, que ese hombre la protegería de todo. Haciendo a un lado, el pudor, continuó tocándolo embriagada por su esencia. Su cabello largo, era suave y tenía agradable aroma. Sin querer esperar, tomó la iniciativa y lo beso en los labios,siendo correspondida de inmediato. Lo necesitaba, quería sentirlo por completo y su anhelo solo iba en aumento, cuando las varoniles manos la acariciaban por completo.
Hashirama, estaba en el punto de no retorno, sin embargo, pudo contenerse antes de consumar la entrega—¡Hinata...! ¿Estas segura de esto?—ambos estaban desnudos y el Senju, se hallaba en medio de las piernas femeninas, con la palpitante ereccion, clamando por conectarse con ella, en el más íntimo acto de amor, entre dos enamorados.
—Si lo estoy—aún con la consciencia gritándole que se detuviera, la aceptación de su amada, lo incitó mas, si es que eso, era posible.
—Una vez, que seas mía, lo serás para siempre—le advirtió, colocando su pene, en la pequeña cavidad femenina.
—Estaré feliz de serlo—ella no titubeó, sabía que el hombre sobre su cuerpo, era una buena persona, se lo escuchó decir a Chiyo, innumerables veces. La anciana lo quería mucho, como a su propia familia. Aún sin conocerlo, sentía mucha admiración por él y ahora, se sentía cien por ciento segura de lo que iba hacer.
Hashirama no pudo más y lentamente la envistió. La sensación fue tan increíble, que involuntariamente serró los ojos. Apenas podía creer, que finalmente la tuviera, pasó muchas noches imaginando ese maravilloso momento y lo haría mágico para ambos.
La ojiperla, dejó escapar un jadeo de dolor y se aferró a las mantas. Luego la molestia desapareció, dando paso al placer. El mismo, que apenas iniciaban.
Continuara.
Me demoré un poco, pero trataré de actualizar mas seguido. También me disculpo por los errores de ortografía, luego los corregiré 💕😊
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