Capitulo 14
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—Disculpe mi intromisión Senju-san, pero estoy aquí en busca de noticias sobre el rescate de mi sobrino—Hiashi fue la noche anterior en busca de noticias, pero la oficina del Hokage estaba cerrada y no quiso molestar al Senju en su domicilio. Entonces no le que otro remedio que marcharse y regresar esa mañana, ya que la opresión en el pecho, unida a la constante ansiedad de Hanabi, no lo dejaban concentrarse en nada que no fuera su primogénita y Neji.
—Aún no se sabe nada, pero como ya le dije a su hija, deben tener paciencia y fe en Hashirama, mi hermano no regresara sin los shinobis secuestrados—le respondió algo extrañado por la visible preocupación en el líder Hyuga—Y no debemos olvidar lo buen guerrero que es Neji-san.
—Lo se... Neji es fuerte, no obstante, no sólo estoy preocupado por él, sino también por mi hija—aclaró lanzando un suspiro.
—¿Que tiene que ver su hija en esto?—Tobirama sintió que algo se le estaba escapando de las manos—¿De nuevo alguien intentó robarle el Byakugan?—cuestiono refiriéndose a Hanabi.
—No habló de Hanabi, sino de Hinata... ella se fue ayer para reunirse con el equipo y mas tarde regresó su cuervo al clan, pero ella no venía con él—el Senju se puso de pie sin poder creer lo que acababa de escuchar.
—¿Como que se fue? Ella estuvo aquí para obtener información acerca del lugar donde se realizó la misión y aunque trató de confundirme, no le dije nada, esas fueron las órdenes de mi hermano... ademas, no había forma de llegar—llevándose los dedos al puente de la nariz, Tobirama sintió un nudo en el estómago. Su hermano no estaría feliz, pues su único interés era mantener a salvo a la joven que amaba.
—Estoy seguro que trató de convencerlo y me disculpo si lo molesto—Tobirama negó, asegurando que no fue así—Sin embargo, sólo pocas personas conocemos lo obstinada que puede ser mi hija tratándose de las personas que ama y créame, tampoco yo quería dejarla ir, pero de nada me hubiera servido negarme, ya que ella de todos modos se hubiera ido—en ese momento entró un cuervo por la ventana sostenido una nota.
—Es un cuervo de los miembros Uchiha—afirmó el albino, mientras retiraba el pequeño papel del ave—Es un mensaje de un Uchiha—Hiashi se tensó mientras esperaba que el Senju lo leyera y la ansiedad aumentó al verlo asustado, aunque trató de disimularlo.
¿Hay noticias?—la espera lo estaba poniendo en peor estado.
—Hyuga-san...—Tobirama le entregó el papel y de inmediato Hiashi se llevó las manos al pecho.
—Solicitó su permiso para ir también—el Senju asintió, pues no había forma de negarle al padre ir en búsqueda de su hija. Hiashi leyó el mensaje una última vez... El Hokage necesita que venga, Hinata desapareció en la batalla y no hay señales de ella, todo indica que falleció. El Hyuga hizo una reverencia de despedida, para irse a preparar con los guerreros de su clan.
Tobirama también dio aviso a todos sobre lo sucedido y dejó a Tsunade para que se encargará del puesto de Hokage. Las cosas se habían salido de control y debía apresurarse para ir en apoyo de su hermano.
Media hora mas tarde, se encontraron en las puertas de Konoha. El líder Hyuga llevó a dos de sus hombres y Tobirama llamó a Minato con dos Anbu. No llegarían tan rápido como los Uchihas, pero dada la velocidad de Minato y Tobirama, en medio día se reunirían con ellos.
[...]
Fugaku leyó el mensaje que le mandó su hijo mayor y suspiro frustrado por las posibles consecuencias que acarrearía la inminente muerte de la esposa de Madara. Itachi le informó de manera secreta en un pergamino sellado con sangre lo sucedido con la espada, pidiendo que comenzara con las averiguaciones.
—¿Pasa algo?—preguntó Mikoto, quien se encontraba con su nieta en brazos y con Sakura en la sala. La madre tenía los nervios de punta por el secuestró de Sasuke y la nuera estaba con ella en espera de noticias—¿Le pasó algo a mi hijo?—el rostro de su esposo le indicó que algo malo había sucedido.
—Sasuke ya esta a salvo—respondió aún serio.
—¡Gracias al cielo!—exclamo la dama Uchiha y Sakura sonrió complacida—¿Entonces que pasa? ¿Porque estás así tan preocupado?—Ima, Izumi y Shisui, llegaron para obtener noticias.
—Todo parece indicar que Hinata-san murió durante la batalla de rescate—las expresiones de los presentes variaron entre apatía por parte de Sakura, dolor por parte de Mikoto e Ima, preocupación por Izumi y culpabilidad por Shisui. Este último fue quien mas se turbó al saberlo, pues prácticamente la condujo a su muerte.
—¿Como sucedido? ¿Están seguros?—el cerebro del muchacho divagaba en lo último que vivió con ella y la culpa se hacía mas grande. Nunca debió acceder a llevarla, debió enfrentar las consecuencias por desobedecer sus órdenes y nada de eso estuviera pasando.
—Itachi lo deja muy claro—Ima y Mikoto ya estaban llorando—Y hay algo más, pero esto debe permanecer entre nosotros, esta información no debe divulgarse hasta dar con los responsables—el joven azabache estaba seguro que se trataba de la persona que la llevó a donde encontró su muerte—Alguien dentro del distrito Uchiha accedió a los pergaminos con jutsus prohibidos y colocó uno mortal en la espada de Hinata-san—Sakura sintió que las piernas le fallarían en cualquier momento. Suki le aseguro que no dejaría rastro de nada y ahora todo se iba a saber, debía hacer algo.
—Eso es imposible, solamente pocas personas tienen acceso a esos pergaminos... sólo los miembros y los familiares cercanos, podemos entrar a tu oficina, que es donde permanecen—añadió Mikoto.
—Lo se, por eso mismo les pido discreción hasta que encontremos al culpable, porque aunque debamos ingresar a los recuerdos de todos para indagar en sus acciones, lo haremos—concluyó sintiéndose defraudado por alguien de su propia familia.
[...]
—¿Que quisiste decir sobre lo sucedido con la Hyuga Itachi?—Izuna se acercó de inmediato, apenas escuchó a su sobrino y debía enterarse, pues el joven ya había mandado un cuervo hacia Konoha, directamente al clan Uchiha.
—Mira esto—el hermano del líder Uchiha pudo apreciar los restos del sello prohibido perteneciente a su clan. Tenía que haber un error, esos sellos permanecían en los pergaminos prohibidos y nadie mas que los líderes tenían acceso a ellos—No esta del todo claro, pero todo indica que la espada tenía un sello y es uno de los nuestros—le dijo despacio, para que sólo él pudiera escuchar.
—¿Y en que le afectaría a ella, dicho sello?—pregunto Sasuke al ver la seriedad de los familiares.
—Es para dar muerte a quien es dirigido, en este caso la persona en cuestión fue Hinata-san—Hashirama se acercó de nuevo hasta quedar frente a Itachi.
—¿Significa que está muerta?—el Senju se negaba a perderla ahora que pronto estarían juntos. Esto tenía que ser una pesadilla.
—Me temo que si—Itachi no quiso hablar mucho, pero estaba seguro que así hubiera sobrevivido a la caída, no sobrevivió al sello. Aunque por los restos estampados en el metal, se percató que esté no se liberó completamente debido a la funda de cuero, el no lograr desenfundar la espada, permitió que parte del sello se quedara en la hoja de metal. La persona que lo hizo, no pensó que algo así pudiera ocurrir y ahora quedaron pruebas del atentado.
—No, no, ella no puede estar muerta, me resisto a creerlo... ¿Enviaste el cuervo hacia Konoha?—Itachi asintió, omitiendo que también mandó uno a su clan—Necesitó que Tobirama sea quien venga para que la rastreé—añadió el castaño muy desesperado—Ahora todos busquen por todos las aldeas por donde pasa el río, debemos encontrarla, mi ángel no puede haberse ido—la mayoría de ellos obedeció la orden y Hashirama de nuevo se acercó a Neji—¿Puedes ves algo por donde cayó?—el Hyuga había esforzado su Byakugan al máximo y aunque le comenzaron a doler los ojos, no estaba dispuesto a rendirse.
—Puedo ver casi todo, hasta donde empieza el río y no hay rastros de chakra—respondió con pesar debido a la culpa ¿Que se supone que le diría a su tío? ¿Como podría decirle a Hanabi que por su culpa se quedó sin su hermana mayor? Y lo que mas le dolía al punto de las lágrimas ¿Como se supone que enfrentaría la vida sin saberla a salvo? Sin mirar sus sonrisas, sus hermosos ojos llenos de bondad y cariño. Se limpió las lágrimas dándose cuenta, que el Hokage hacía lo mismo.
—Buscaré por todo el río hasta llegar al océano si es necesario, pero no me conformo—Hashirama bajo hacia el río y siguió la corriente arriba de una balsa que hizo con su técnica, mientras Kiba, Akamaru y Shino, buscaban por la orilla.
Madara casi había agotado su chakra buscándola, estaba fuera de si, al grado de formar el Susano, para que buscara por donde nadie más podía hacerlo.
—Tómalo con calma o terminarás sin fuerza para continuar—lo reprendió Izuna al sentirlo al máximo de su límite. Desde que la Hyuga desapareció entre los escombros, Madara no se comportaba normal, de hecho, no había dicho ni una sola palabra. Pasó la noche sin dormir, completamente en silencio y apenas aparecieron los primeros rastros de claridad, se dirigió a continuar con la búsqueda, al igual que Hashirama, quien llegó primero que él.
Madara no escuchó a su hermano, dado que lo único en que podía pensar era en el momento en que la vio desapareciendo en la oscuridad, tragada por los escombros, luego de la segadora luz. Si lo que decía Itachi era cierto, ella ya estaba muerta y ante ese probabilidad, no tenía la menor idea de cómo podía reaccionar. Hinata, su esposa, la mujer que logró entrar en su endurecido corazón ¿Muerta? Definitivamente no pensaba conformarse, ella no podía estar muerta, su mujer debía estar inconsciente en algún sitio, por ese motivo no lograban encontrarla, pero no aceptaría su muerte, no hasta no tener pruebas.
Estaba dispuesto a entrar en los cerebros de cualquier aldeano que se encontrara cerca de donde ocurrió el incidente... alguien debía haberla visto ¿O quizás el enemigo la capturó? Sintió algo cálido deslizándose por sus frías mejillas y con dolor comprobó que se trataba de lágrimas, las cuales bajaban enfriándose y mostrándole la oscura realidad. Las posibilidades de volver a verla con vida eran nulas y él lo sabía, sin embargo, el dolor lo estaba cegando, al grado de negarse a aceptarlo. Las cosas entre ellos se estropearon tanto, que lo único en sus ojos, esa última noche fue decepción, miedo y despreció, dirigidos hacia él.
Los recuerdos llegaban uno tras otro, mientras continuaba golpeando dentro de las cuevas llenas de escombros. El día que llegó al distrito Uchiha como una niña soñadora llena de sueños, ilusiones, dulcemente enamorada, luego todo se fue trasformando en dolor, tristeza, debido a sus malos tratos y el poco interés que le dio, tanto en el ámbito amoroso, como en el ámbito de respeto. No se preocupó en exigir buen comportamiento hacia su esposa por parte de su clan y se encargó de mostrarse frente a todos con la concubina, dejándole claro que no albergaba ningún sentimiento hacia ella y que la única razón para mantenerla con él, era un arreglo donde ambos clanes salían ganando.
Aún comportándose como un patan, ella continuó esforzándose por salvar el matrimonio y cuando llegó la noticia del embarazo, todo se perdió. A partir de la pérdida, algo en ella cambio y ya no intento salvar nada, ya no volvió a mirarlo de la misma manera. La había perdido, se había encargado de matar el hermoso y puro amor que su esposa sentía por él y dudaba que alguien lo volviera amar de la manera que logró amarlo Hinata. Quizás perderla era su castigo por tratarla como lo hizo, las perdió a ambas, primero a su hija, luego a la madre.
...
Tal como lo predijeron, Tobirama y sus acompañantes llegaron después del mediodía, para unirse a la búsqueda. Neji al verlos, de inmediato se acercó a su tío.
—Hiashi-sama... todo esto sucedió por mi culpa, ella no debió venir a buscarme, Hinata-sama debió dejarme y si mi destino era morir, así debió ser—el joven no se atrevía a encarar al líder Hyuga, no quería que lo mirara llorar como un hombre débil, incapaz de proteger a la persona que se le encomendó desde niño—Estoy dispuesto a pagar con mi vida la falta al no haberla podido mantener a salvo, después de todo, sin ella mi vida ya no tiene ningún sentido.
—No digas eso Neji—el joven levantó el rostro para encontrar los ojos tal iguales a los suyos, a punto de dejar caer las lágrimas—Si alguien está sufriendo la desaparición de mi hija, ese eres tú... Siempre supe lo que sentías por ella desde que eran niños, te vi sufrir cuando Hinata creció y dejó de lado las promesas infantiles. Observé tu dolor cada vez que alguien la pretendía y todo empeoró cuando finalmente se caso—Hiashi colocó su mano en el hombro del muchacho—Créeme, me hubiera hecho muy feliz que mi hija se hubiera casado contigo.
—¿Usted... lo sabía?—el castaño no daba crédito, pensó que era muy discreto pero ahora veía cuán equivocado estaba.
—Nadie la cuidó como lo hiciste tu, nadie la miraba con la devoción que la veías tu, era imposible no darse cuenta—el líder Hyuga sonrió con tristeza—Y en cuanto a lo sucedido, deberías saber que ella no se iba a quedar de brazos cruzados sabiendo que estabas en peligro, deja de culparte, mi hija sabía a lo que se exponía cuándo pidió mi aprobación para venir por ti, así que no vuelvas a decir que tu vida ya no tiene sentido, porque eso si me hará decepcióname de ti—concluyó Hiashi avanzando con los otros para ayudar en la búsqueda. Aunque trataba de mostrar fortaleza, el semblante de Neji, unido al de todos, lo sacudió por dentro.
—¡Que bueno que llegaron!—Hashirama corrió hacia ellos, cuando los miro cerca del rio. Hiashi, Minato y Tobirama, se sorprendieron al verlo completamente mojado y ni siquiera parecía importarle el frío—ya busque por todo el río y los chicos me ayudaron, pero no logramos encontrarla—les contó paso por paso lo sucedido la noche anterior.
—¿Donde esta el lobo? Estoy seguro que él puede rastrear cualquier indicio de mi hija—preguntó Hiashi, pues no veía al lobo por ningún lugar.
—Kuro... él, él se lanzó desde lo alto del precipicio hacia el furioso rio, después de darles muerte a los atacantes de Hinata y después de verla desaparecer entre los escombros—aclaró el Senju mayor.
—Hashirama, sabes lo que eso significa ¿verdad?—pregunto Tobirama.
—Silencio, no lo digas, no quiero escucharlo—exigió el Hokage. Claro que sabía lo que el comportamiento del animal indicaba, pero se negaba a creerlo y en cuanto a lo dicho por Itachi acerca de un sello, ni él, ni Neji, prestaron mucha atención, pues el dolor no los dejó procesar nada. El único, además de los Uchihas que pareció interesado fue Shikamaru, el joven Nara no perdió detalle de todo lo dicho, pero permaneció en silencio hasta que fuera la hora de hablar sobre el tema.
...
Madara le dio muerte a todos los aliados de quienes secuestraron a los Anbus, pues gracias a ellos su esposa estaba presuntamente muerta. Los otros Uchiha entraron en los recuerdos de los aldeanos que vivían cerca del incidente y no encontraron nada.
Hashirama informó a los cuatro Kages y todos mandaron a sus mejores equipos de rastreo. La búsqueda continuó por semanas, hasta que se declaró oficialmente muerta a la primogénita del clan Hyuga.
Hashirama se negaba a renunciar a la búsqueda, pero las obligaciones como Hokage no le permitieron continuar. Madara era otro que no se quería dar por vencido, sin embargo, no había señales de ella y de estar con vida, ya alguien la hubiera encontrado, dado que su mejor amigo se encargó de poner al tanto a todas las aldeas feudos y demás lugares donde hubiera vida.
[...]
Suki se encargó de cubrirse la espalda. Apenas llegó Sakura como loca diciendo que su suegro y todos sabían acerca del sello prohibido, se dispuso a silenciar a su molesta cómplice, haciéndole olvidar lo sucedido. Gracias a los pergaminos con los jutsus prohibidos, logró obtener el que usaría con Sakura a través de un té.
La pelirosa estaba histérica y Suki le aseguro que se encargaría de todo y le ofreció la taza con el té, el cuál al ingerirlo, se encargó de borrar lo sucedido en cuanto a lo hablado sobre los pergaminos, excluyéndola a ella por completo. Los recuerdos de Sakura se borraron justo en el momento que tomaba los pergaminos y regresaba luego de colocarlos en su lugar, logrando una laguna mental, así que toda la culpa recaería sobre la esposa de Sasuke. Tan poderoso era el jutsu, que la chica no tendría ese recuerdo nunca más.
Suki se relajó y fingió querer ayudar a Sakura, incluso le pregunto a quien le dio esos pergaminos, pero la Haruno no recordaba absolutamente nada. No era casualidad que dicho jutsu fuera de los prohibidos, al igual que el empleado en ella misma, bloqueando a los Uchiha lo que ella deseaba. El jutsu le funcionó por también formar parte de ese clan. No podía dejar nada al azar, sobre todo con Itachi sobre ella. El chico era muy difícil de engañar y temía que si bajaba la guardia, él la atraparía en sus mentiras.
Esa tarde todo estaba de cabeza. Se había declarado oficialmente muerta a la maldita Hyuga y le darían el último adiós en una ceremonia junto a la tumba de la hija, donde solo se colocaría la espada, pues en ausencia de un cuerpo, no contaban con otra opción. No obstante, el clan Uchiha permaneció interrogando a Sakura, dado que odiaba a la ojiperla y era de las pocas personas en tener acceso al despacho del ex líder.
—Por última vez Sakura ¿dinos que hiciste con esos pergaminos?—cuestionó Fugaku, luego que Itachi entrará en sus recuerdos.
—Ya les dije que no lo recuerdo, no se que hice con esos pergaminos, no recuerdo porque los tomé—decía llorando, pues las consecuencias por su acción eran graves.
—Todo parece indicar que tu misma borraste lo que hiciste para no responder a tus acciones—añadió Madara. El interrogario se llevaba a cabo en la oficina del Hokage, donde se hallaban, Sasuke, Madara, Fugaku, los padres de Sakura, Hiashi y en representación del Hokage, se encontraba Tobirama. El líder Hyuga miró con rabia a la mujer, pero al ver el rostro de los padres, recordó a su hija y optó por no decir nada, simplemente se dispuso a retirarse al cementerio donde en minutos se le daría el último adiós a Hinata. No quería pedir castigo para alguien que no recordaba haber obrado mal y por lo que pudo apreciar, la chica no mentía, ella en realidad no recordaba nada. Era como si alguien mas, estuviera tras ella y no dudaba que fuera el mismo líder Uchiha para desacerase de su hija.
—Espere Hyuga-san—lo llamó Fugaku antes de poder cerrar la puerta—usted debe estar de acuerdo con el castigo.
—Es evidente que no recuerda lo que hizo y mi hija no regresara de la muerte por darle un castigo, ademas, no sólo ella es culpable, dado que el actual líder debió mantener esos pergaminos mejor resguardados. Imaginen lo que sucedería si estos jutsus caen en manos enemigas—concluyó mirando directamente a Madara en forma de reproche.
—¡Bien! En ausencia de cargos por el lider Hyuga deberán ser ustedes quienes decidan que hacer con ella, pues tampoco nosotros podemos juzgarla sin tener completamente clara su participación en los hechos que llevaron a la muerte de Hinata-san—les dejó claro Tobirama.
—Se los dije, yo no hice nada—se defendió la chica buscando la mirada de su esposo.
—Quizás alguien te uso para tener acceso a los pergaminos y así conseguir dañar a Hinata-san, pero eso no quita el hecho de que fueras tu, quien los robó por su cuenta y después de eso, no podemos volver a confiar en ti—aclaró Fugaku.
—Lo mejor será que abandones el distrito Uchiha... quiero que nos divorciemos y compartamos la custodia de la niña—soltó Sasuke encontrando el castigo perfecto para su esposa.
—Sasuke, no puedes hacerme esto—la compostura que la fémina guardó durante todo el interrogatorio, se esfumó apenas escuchó a su esposo.
—Puedo y lo haré... Espero que esta misma noche abandones mi casa y pediré que las puertas del distrito Uchiha queden cerradas para ti—amenazó el azabache y salió de la oficina sin prestar atención a las súplicas de la chica. Madara la vio con despreció y se alegró de la decisión tomada por Sasuke. El día en que supo la participación de la pelirosa quiso asesinarla, pero todos lo retuvieron diciendo que debía pensar en la hija que tenía con Sasuke y en que no sólo ella estaba involucrada en todo lo sucedido. Le costó mucho desistir en su plan de darle muerte, pero ahora que la veía sufrir, por la decisión de su sobrino pudo sentir un poco de alivió.
...
La ceremonia de despedida en honor a Hinata fue muy conmovedora. Estuvieron presentes todos sus compañeros, también los miembros Hyuga, algunos Uchiha, como Obito, Itachi, Fugaku Mikoto, Ima y los dos jardineros que le habían tomado tanto cariño. Hanabi se abrazaba a su padre, mientras lloraba y en momentos era consolada por Neji y también por Ko. Madara y Hashirama esperaron cada uno en diferentes lugares, hasta que el cementerio quedó completamente vacío.
—¿Como estás?—cuestionó Madara, al ver llorando a su mejor amigo. En ese momento se sintió realmente culpable por no jugar limpió, total, ninguno de los dos logró quedarse con ella.
—Cuando creí que no volvería amar, llega un ángel a mostrarme cuán equivocado estaba—se limpió las mejillas sin dejar de mirar la tumba—No obstante, de nuevo estoy solo... ¿Que le habré hecho a los dioses para que después de encontrar la felicidad la pierda otra vez? Creo que mi destino es permanecer solo—de nuevo las lágrimas mojaron sus mejillas y la culpa del azabache aumentó.
—¡Hashirama! Hay algo que debo confesarte—el Senju miró por primera vez en dirección de su amigo—Tu fuiste honesto conmigo y yo no lo fui contigo.
—¿Que tratas de decir? Se directo Madara—exigió el castaño.
—La noche del festival, yo...—el Uchiha no estaba seguro de que lo impulsó a confesar lo sucedido, pero ahora ya no había marcha atrás—yo entre en la habitación de Hinata y me aproveche de su estado para seducirla—el semblante melancólico de Hashirama cambió a uno de furia.
—¿Porque demonios lo hiciste?—le grito apretando los puños.
—No lo se, pero cuando me preguntaste que si sentía algo por ella, yo en realidad no dije la verdad—confesó—y verla junto a ti me lleno de inseguridad. No quería perderla aunque ya me habías confesado tus intenciones, aún así no dude en poseerla hasta que la escuche llorando—todavía le dolía recordar la forma en que ella lloraba en el baño por su culpa, luego se encargó de dejarle claro preferir la muerte a volver a estar con él.
—¿La forzaste?—la ira iba en aumento para el Senju.
—No del todo, quizás forcé un poco la situación y gracias al alcohol no supe notar su negación... Ahora que estoy siendo sincero por primera vez, también debo decir, que lo haría de nuevo si con eso lograba hacer que se quedara conmigo para siempre, ademas, ambos sabemos lo mucho que me amaba, era cuestión de tiempo para que la conquistara de nuevo—confesó con verdadera arrogancia.
—Ni siquiera tienes una maldita idea de lo que estas diciendo—Hashirama negó con la cabeza—Esa misma noche ella acepto mi cortejo apenas saliera el divorcio ¿Lo entiendes ahora? Hinata acepto quedarse conmigo, me eligió a mí y no a ti Madara—el Senju miro en todas las direcciones y finalmente encaró al Uchiha, el cuál estaba pasmado por lo que dijo Hashirama. Su esposa lo pensaba cambiar, ella en verdad había elegido al Hokage sobre él.
—No te creo, ella no puede haberme cambiado, tu mismo viste lo mucho que me amaba—quería convencerse a si mismo de sus palabras.
—Acompáñame Madara—el azabache frunció el ceño—sígueme—le ordeno y los dos se dirigieron a donde tuvieron la gran batalla, años atrás.
—¿Que hacemos aquí Hashirama?—ni bien terminó de preguntar, cuando recibió un golpe en la mandíbula—¿Que demonios te pasa?—pregunto desde el suelo donde lo lanzó el golpe.
—Será mejor que pelees Madara—el Uchiha se resistió, pues no era su intención tener una confrontación con su amigo—PELEA MALDITA SEA... PELEA MADARA—las lágrimas de Hashirama no dejaron de mostrarse debido al dolor y la decepción, necesitaba desquitarse, de lo contrario enloquecería por la muerte de Hinata.
El azabache comprendió la gran necesidad que tenía Hashirama de desquitarse por la pérdida de la mujer que amaba y no podía culparlo, pues él estaba igual, así que ¿porque no? En minutos, ambos ya se habían enfrascado en una mortal batalla. Tal como lo pensó Madara, el Senju necesitaba sacar el dolor de haberla perdido y cuando su amigo le confesó la bajeza que hizo en contra de Hinata, encontró la oportunidad perfecta.
En poco tiempo las personas se dieron cuenta de lo sucedido, debido a quienes los miraron irse juntos. Los Uchiha como Izuna se dirigieron al lugar donde se percibió el chakra de su hermano. Tobirama también se dirigió al lugar seguido de muchos compañeros, debían evitar una tragedia.
Cuando los familiares de los dos amigos llegaron, ya había amanecido y lo que encontraron, fue algo similar a un sitio donde se mantuvo una guerra en la que participan cientos de contrincantes.
—No logro sentir sus chakras—aseguró Tobirama, preocupado por su hermano.
—Tampoco yo siento ningún indicio de ellos—añadió Izuna, mientras buscaba con sus familiares entre los grandes huecos que dejaron, pues la feroz batalla abarcó un radio de muchas millas.
—Los tengo—las miradas de todos se fueron hacia Hiashi, quien también se unió a la búsqueda, en cuanto supo lo sucedido—Están gravemente heridos, pero viven—los shinobis se dirigieron hasta lo mas profundo de un acantilado, donde yacían ambos compañeros. Ellos estaban uno al lado del otro sin lograr moverse y sólo hablaban entre sí de lo mucho que les dolía la muerte de su ángel, por parte de Hashirama y su mujer, por parte de Madara.
Los dos ninjas fueron trasladados al hospital de Konoha, donde permanecieron al rededor de dos meses. Los Uchiha reprendieron a Madara por comportarse de esa manera, siendo la cabeza del clan. Para Hashirama no fue mejor, pues entre su hermano y la sobrina, lo reprendieron con argumentos bastante válidos, entre ellos, el abandono a su hijo por todo ese tiempo, como también, el desatender sus obligaciones de Hokage. Le hicieron ver que si atacaban la aldea, no contaría con dos de los más poderosos shinobis y aunque tenían razón, fue gracias a la batalla que logró desquitarse de el gran dolor y enojo que llevaba dentro por perderla.
[...]
El tiempo transcurrió y el semblante de Hashirama regresó al de antes de conocerla. De nuevo era atento con las personas, con su niño y familia, pero la alegría que había mostrado desde que conoció a Hinata, desapareció por completo. Con Madara casi no se veía y cuando lo hacía, procuraba enfocarse solo en los asuntos correspondientes a la aldea y los clanes, al mismo tiempo que el azabache, hacía exactamente lo mismo. Pasó días enteros pensando en la noche del festival y en lo dicho por Madara. Ahora nunca sabría si ella preferiría a su amigo o a él.
Desistió de buscar a quien la condujo al lugar donde murió, pues ya nada podía cambiar las cosas y en cuanto a la presunta responsable de atentar contra su vida, ya se había divorciado del joven Uchiha y ahora vivía de nuevo con sus padres. No tenía sentido haberla encarcelando, dado que aún había alguien tras ella. La Haruno solo fue un chivo expiatorio, usado por alguien mas listo y que odiaba a Hinata. A pesar de ser un hombre calmo y siempre haberse caracterizado por su buen juicio, juraba que si encontraba al responsable, se encargaría de hacerlo pagar con su propia vida por causar la ausencia de su ángel.
Cuando llegaba a salir de Konoha y se encontraba con personas relacionadas a los secuestradores de los Anbu, no mostraba piedad y los asesinaba totalmente cegado por el dolor y al recordarla sonriéndole, su nostalgia y tristeza aumentaban haciéndose menos tolerante.
Chiyo sufrió mucho al verlo sumergido en la tristeza, su muchacho de nuevo había caído en la melancolía. Sus visitas eran una vez al mes, sin embargo, con la muerte de Hinata, comenzó a ir con menos frecuencia, hasta que Tobirama iba en su lugar para llevarle provisiones a la anciana.
Chiyo no dependía de las provisiones, ella solo quería ver feliz a Hashirama, pero el destino se había empeñado en quitarle la felicidad en dos ocasiones y temía que esta vez, si cerrara su corazón para siempre.
...
Madara se volvió mucho más temerario que antes dentro de su propio clan. Los recuerdos de Hinata deslizándose por toda su propiedad, incluyendo los jardines, lo atormentaba constantemente. Luego del interrogatorio a Sakura, tenía sus dudas acerca del verdadero perpetrador. Se negaba a desconfiar de su propio hermano y también de su sobrino, pero ellos no sentían simpatía por ella y eran capaces de borrar los recuerdos de Sakura. Con los meses no se pudo contener y los enfrentó, comprobando que no eran culpables, aunque Shisui confesó que fue él quien la llevó al lugar de su muerte. El muchacho estaba muy consternado y mantenía la gran carga dentro de su pecho, no quedando otro remedio que confesar.
Itachi sugirió la participación de Suki en el atentado, pero la concubina no tenía acceso a los pergaminos y ademas, no tenía nada dentro de sus memorias que pudieran culparla. No obstante, no confiaba en ella y optó por dejarla de lado, total, desde que se casó, no se volvió a acostar con ella.
Shisui por su parte, se sintió tan culpable por la suerte que corrió la chica, que juró junto a sus primos no descansar hasta dar con el verdadero culpable del sello. La chica demostró su carácter al no delatarlo y tuvo que admitir haberse equivocado con ella.
Obito fue al clan Hyuga para saber acerca de Tobi. El cuervo extrañaba a su ama y no era justo que permaneciera encerrado, lo mejor era liberarlo, así que una tarde junto a Neji y a Hanabi, lo libero en la lápida de la niña, donde le ponían flores a Hinata.
—Búscala Tobi—eso fue lo que le dijeron los tres, antes de dejarlo partir. Los primos Hyuga se abrazaron el uno al otro. La chica no dejaba de llorar, pues el ave la mantenía unida en cierta forma a su hermana.
[...]
Pasó un año con cuatro meses desde la muerte de Hinata. Madara se negó a regresar las pertenencias que ella dejó en su habitación. Esperaba inútilmente que su esposa regresara. Lo que él no sabía, era que ya la hermana menor de su esposa se dirigía al distrito Uchiha, acompañada de guardias Hyuga para transportar todo lo que perteneció a su hermana y nada, ni nadie, la haría desistir.
Durante los días seguidos a la muerte de Hinata, Hanabi se sumergió en el dolor. Luego se enfrascó en todo para no pensar. Su padre había desmejorado mucho debido a la tristeza y lo mismo sucedió con Neji. Así pasaron el tiempo, hasta que lograron resignarse y fue cuando recordó lo último que habló con Hinata, acerca de abandonar el distrito Uchiha. Le cumpliría la última voluntad, eso era lo menos que podía hacer.
Avanzaba orgullosa, mirando con despreció a los residentes, quienes trataron mal a Hinata. Poco a poco se acercó hasta el lugar donde le indicaron y la única persona disponible, era un alto azabache que regaba las flores, o al menos, eso parecía. Hanabi estaba segura que era uno de los empleados y se dispuso a llamarlo.
—Hey usted—lo llamó pero el hombre ni siquiera volteó a mirarla, lo que hizo molestar a Hanabi—¡Mozo!—le gritó con autoridad y el azabache la encaró, ninguno de los dos se habían visto con anterioridad, pero él supo de inmediato quien era ella—Abisale a tu jefe que vengó a llevarme las pertenencias de mi hermana—ordenó con arrogancia, la típica arrogancia de los Hyuga.
Sasuke preparaba la comida y necesitaba tomates, así que salio vistiendo un delantal a los jardines, donde tiempo atrás sembró unas plantas. Entonces escuchó que alguien hablaba, sin embargo, no prestó atención, dado que no creyó que lo llamarán a él, hasta que la chica se colocó prácticamente frente a él, ordenando como si fuera un empleado. La joven era la hermana menor de Hinata y era tan hermosa como lo fue la ojiperla, aunque al parecer, su carácter era todo lo opuesto.
—Tendrás que buscar a alguien más, porque yo no sigo tus órdenes—realmente podía darle aviso a Madara, pero se molestó por la actitud de la chica y se negó ayudarla.
—Eres un igualado, seguramente fuiste de los que menospreciaba a mi hermana cuando vivió aquí—soltó con molestia y mirándolo hacia arriba por la diferencia de estatura.
—Pienso exactamente lo mismo de ti... eres una malcriada arrogante y en cuanto a lo de tratar mal a...—el Uchiha no pudo terminar lo que le diría porque en ese momento, Ima los interrumpió.
—¡Hyuga-san!—Hanabi miró hacia la anciana y sonrió con dulzura, pues recordó lo mucho que Hinata aprestaba a esa mujer—Debe ser la hermana de Hina-chan—la castaña asintió y le hizo una elegante reverencia—supongo que ya conoció a Sasuke-kun , él es hijo menor de Mikoto-san—la chica encaró de nuevo a quien creyó sirviente y entonces recordó haberlo visto entre los miembros Uchiha, pero nunca le prestó atención.
—Hmph, ya conocí lo mal educada que es ella—las orbes perladas y las oscuras se miraron desafiantes durante unos segundos.
—¿Podría hablar con alguien que si tenga educación? Y no con personas groseras e incultas—le preguntó a Ima, ignorando a Sasuke y dándole la espalda.
—Claro que si... venga conmigo Hyuga-san—Ima avanzó hacia la mansión de Madara y no pudo evitar sonreír al ver la forma en que esos dos se conocieron. La sensación que tuvo cuando Madara se conoció con Hinata, fue mala y en esta ocasión, fue todo lo contrario.
[...]
Luego de meses sin visitar a Chiyo, Hashirama se armó de valor para ir a visitarla. No le gustaba hacerlo, porque terminaba llorando como niño, pero tampoco podía dejar de lado a esa mujer que tanto lo ayudó. Él era el único contacto que la anciana tenía con personas, pues vivía sola sin nadie con quien hablar. Su ángel completaba un año con cuatro meses de haberse ido y él, completó poco más de siete meses sin visitar a la anciana.
Apenas entró y notó el ambiente más liviano y no supo porque lo envolvió ese sentimiento... Continuó avanzando hasta que escuchó risas. Hashirama se paralizó en el momento en que visualizó a un niño sentado en una manta, acompañado de un enorme lobo negro y junto a ellos, también se hallaba un cuervo. El lobo se levantó y en segundos se acercó a él, dejando en claro de quien se trataba.
—¿Kuro?—el lobo movió la cola y se dejó acariciar, para regresar hacia el niño. Lentamente se acercó al pequeño y casi sufre un infarto cuando el pequeño lo encaró mostrándole las orbes. Orbes color luna tan iguales a las de ella.
—¡Muchacho...! No te sentí llegar—Chiyo se acercó a saludarlo, feliz de verlo de nuevo, sin embargo, se veía asustado.
—¿Quien quienes son ellos?—apunto al niño y a los animales. Su corazón parecía querer escapar de su pecho y creyó estar soñando.
—La última vez que viniste, te note tan triste que decidí seguirte hasta las orillas de las barreras. Me quede por mucho tiempo y cuando estaba por regresar, escuché gritos, decidí salir y me encontré a una chica luchando contra unos bandidos, aún con el estado tan avanzado en el que estaba su embarazo, logró deshacerse de algunos, mientras el lobo y el cuervo también ayudaban para que no la alcanzaran, fue cuando decidi intervenir y los ayude ocultándolos aquí adentro. Ella me contó que un sujeto llamado Orochimaru quería robarle su bebé y también sus ojos. Días después, entró en labor de parto y le ayudé a traerlo al mundo—Chiyo apuntó al pequeño que jugaba en el suelo—Hashirama estaba atónito.
—¿Quien es ella? ¿De donde viene?—la ansiedad en el castaño iba en aumento.
—Tsuki, como la llamaron sus amigos, no tiene recuerdos y me contó que estaba huyendo desde días atrás, así que les di refugio y desde entonces viven aquí conmigo—el niño hizo un ruido para llamar la atención y el Senju lo miro desde su altura. El pequeño le extendió los brazos para ser alzado, el castaño no dudo y lo levantó.
—¡Chiyo-san! Ya termine con los dangos—Hashirama tembló al escuchar esa voz, no obstante, su temblor aumentó cuando finalmente quedó frente a frente con ella. El castaño le entregó el niño a Chiyo y como si de un iman se tratara, avanzó hacia ella y la abrazó quedando de rodillas.
—¡Hinata...! Mi ángel, estás viva—la chica se sorprendió al verse presa de los brazos masculinos. El hombre la abrazaba fuerte y lloraba sobre su pecho. La cabeza le comenzó a doler y lo único que hizo fue mirar a Chiyo, quien solo se dedicó a sonreír. La anciana no tenía que ser adivina para saber la verdadera identidad de Tsuki—Estas vivía—se negaba a soltarla, pensó que sí lo hacía, ella se iría de nuevo.
Lentamente se puso de pie y la tomó de las mejillas sin dejar de verla, debía estar completamente seguro que era ella.
—¿Usted me conoce?—le pregunto mirándolo tan cerca, lo que la hizo sonrojarse. La sensación de esos cálidos brazos le trajo una paz que no había sentido desde que despertó delirando sin recuerdos. Algo en ese hombre le hizo aflojar las piernas y presintió que podía confiar en él.
—Si mi ángel, te conozco y también tú me conoces, soy Hashi—ella le sonrió y Hashirama ya no se pudo contener. La beso sin importar la presencia de Chiyo, como tampoco el hecho de encontrarla sin memoria. Ella correspondió al beso y le rodeó el cuello con sus brazos. Quizás su cerebro no lo recordaba, pero su cuerpo y sus labios si lo hacían.
Chiyo se fue con el niño y los animales para darles privacidad, pues ellos dos parecían estar ajenos a todo, solo eran los dos y nadie más. Hashirama la levantó instándole a rodearlo con las piernas y ella lo hizo. Lentamente camino hacia una de las cabañas. Debía comprobar que era Hinata, que no se trataba de un jutsu—Nunca volveré a perderte, desde ahora te protegeré—le aseguro cuando despegaron los labios y mantuvieron las frentes unidas. Hinata le sonrió y lo beso profundizando mas el beso. Seguramente, él era el padre de su hijo, pensó la ojiperla sintiéndose feliz y acalorada por el beso.
Continuara.
Me disculpo por la demora y los errores de ortografía, en cuanto los vea, los iré corriendo.
El capítulo fue algo confuso y en el siguiente, explicaré quiénes ayudaron a Hinata y todo lo que hizo durante ese tiempo en que todos la creyeron muerta.💕😊
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