Capitulo 12

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


—Mi ángel—musitó Hashirama aun en los labios femeninos, para regresar de nuevo a fusionarse con ellos.

—Esto-esto, no e-esta bien—atinó a decir la ojiperla sin poder contener la oleada de calor, que nacía en todo su interior. Nunca antes había sentido algo tan agradable, ya que, la sensación de culpabilidad por no estar haciendo lo correcto, la llenó de más satisfacción.

—No pienses en nada—Hashirama bajo de los labios hasta el cuello y la sensación fue mucho más buena, de lo que había podido imaginar, definitivamente Hinata era su perdición. Los días después de la boda, los paso ignorándolo. Lo supo de inmediato, pues cuando lo veía acercarse, buscaba cualquier pretexto para huir. Lo dejó pasar, queriendo darle tiempo para asimilar lo que sintió durante el beso y quería pensar, que también ella había sentido el mismo calor en el pecho que sintió el.

Luego llegó esa misión que aparentemente era sencilla, pero que de inmediato se complicó, dejándola a ella y a sus compañeros, en el ojo del huracán. Pasó días queriendo ir en su ayuda, pero Tobirama logró hacerlo desistir, argumentando que ella y sus compañeros, eran totalmente aptos para controlar los imprevistos y su presencia, demostraría que no confiaba en ella. Tuvo que hacer un gran esfuerzo, pero logró aguantar.

Ese día era el festival y no tenía mucho humor de hacer nada, pero era su obligación, así que realizó algunas tareas en la torré y cuando estaba saliendo la miró dirigiéndose hacia el. No soportando por mas tiempo, se fue contra ella, sin darle tiempo a resistirse a sus besos y el resultado, no pudo ser mejor, ya que también ella le estaba correspondiendo con melodiosos gemidos, que no hacían mas, que exitarlo a niveles muy peligrosos. Sabía que debía calmarse pero ¿como hacerlo cuando finalmente tenía a Hinata entre sus brazos? Lo peor era el volumen que se formó en su entrepierna y que en poco tiempo, ella comenzaría a sentir.

—Hashi—lo llamó entre jadeos y gemidos, que perturbaron aun más, al ya fogoso Hokage.

Ambos se dejaban llevar. Se besaban con hambre, como si no hubiera un mañana, hasta que el carraspeo de garganta los paró en seco. Hinata enrojeció y de inmediato bajó sus piernas de las caderas masculinas. Muy a regañadientes, Hashirama la fue soltando, para enfrentar al intruso.

—Siento mucho la interrupción, pero los cuatro Kages, vienen hacia acá y supuse que querrían saberlo para poder recibirlos.

—Yo...debo irme—la ojiperla le hizo un reverencia a Tobirama y también al Hokage. Entregó el pergamino, sobre la misión y prácticamente, salió corriendo para no tener que enfrentar al hermano menor del Hokage. Se fue por todos los techos, para regular la respiración y para que nadie notara la enorme conmoción, por lo que acababa de hacer. Eso había sido increíble, Hashirama era tan apasionado y lo mas extraño, era que nunca lo imaginó. Pensó que el era calmo, dulce y delicado, pero en su lugar, se encontró con un hombre lleno de fuego, uno que logró encenderla también a ella.

Todavía con la respiración acelerada, llegó al distrito Uchiha, ignorando a todas las personas que la veían, sin atreverse a decir nada. Entre todas las miradas se destacaba, un par de ojos negros, iguales a los de todos, con la única diferencia, que esos ojos la veían con el mas grande y puro odio.

Suki la miró desde uno de los comercios. Sus orbes la escudriñaron por completo y la espada dentro de la funda colgada en la espalda, fue lo que logró dibujarle una sonrisa cargada de maldad. Días atrás logró encontrar el Jutsu prohibido y lo copió completamente, para poder regresarlos, sin que nadie se diera cuenta. Aunque se necesitaba de mas tiempo para lograr perfeccionar la eficacia en el resultado final, de todos modos ella moriría, sin remedio.

Esa misma noche, era cuando debía acceder a esa espada, y lo haría apenas, la viera salir al festival sin cargar con ella.

...

Hashirama trató de recuperarse lo antes posible. Agradeció tener puesta la capa del Hokage, de lo contrario sus visitantes podían apreciar, lo que esa hermosa mujer ocasiono en el.

—Veo que te lanzaste sin reservas—le dijo Tobirama sin sonreír, pero con la voz divertida.

—Pensé que moría sin ella y tu lo sabes, fue por eso que apenas la miré sana y salva... bueno ya sabes—terminó la conversación, debido a que ya veían a los Kages, caminando en dirección a ellos.

—¡Bien!—suspiro el albino—Aquí vamos de nuevo—hizo una seña con los ojos en dirección a los visitantes—en el futuro, ve a un lugar más privado, porque esa escena, estuvo muy subida de tono—el castaño trato sin éxito de defenderse, pero Mei, ya estaba parada frente a ellos.


[...]

Madara se hallaba en su despacho cuando escuchó la puerta principal abrirse y por el chakra, supo que era su esposa la que había llegado y se apresuró a salir para hablar con ella. Tenía muchos días sin poder cruzar palabras con ella, debido a que no la veía y eso lo tenía al borde de la locura, pensando que pronto llegaría la fecha del divorcio y así es como sería la vida. Tenía poco tiempo para lograr su cometido y no lo pensaba desaprovechar.

—Me da gusto que estes de regreso a salvo—la Hyuga se estremeció cuando le habló, ya que, ni siquiera lo había percibido. Aun se hallaba pensando en los labios de Hashi y encima se entretuvo con los juegos de Kuro y de Tobi—Estuve muy preocupado por ti, cuándo me enteré que tu misión se complicó.

—Gracias—fue la única escasa respuesta que le dio y solo lo hizo por cortesía—con permiso—se dispuso a subir a su habitación, pero el Uchiha se apresuró a llamarla de nuevo.

—¡Espera!—se aventuró a tomarla del brazo con suavidad, pero ella de inmediato se liberó del agarré—Hoy es el festival de la aldea y la mayoría de los Uchihas, iremos—la ojiperla supo a donde quería llegar, pero se apresuró a corregir las cosas.

—Lo se, pero a diferencia de un evento familiar, como una reunión de clanes o bien, una boda, a esta celebración, no tenemos que asistir juntos, en realidad, ni siquiera estamos obligados a ir, así que no se molesten en esperarme—dicho todo, subió la escalera dejando al líder Uchiha, sin saber como más acceder a ella. Todos sus intentos se reducían a ser más cortes, pero no sabía como más proceder, pues no parecía surtir efecto.

Sin mas que hacer por el momento, regreso a su despacho y continuó bebiendo. No dejaba de pensar en lo mucho que se preocupó, cuando avisaron sobre los problemas que la misión estaba teniendo. Al igual que Hashirama, el también intento ir en su ayuda, pero Itachi, lo reprendió, diciendo que no era maduro, abandonar el clan, solo por no confiar en ella—Deberías ver como se desenvuelve en el campo de batalla y no sentirías preocupación por ella—eso fue lo que le dijo su sobrino, cuando intento ir en su ayuda.

Se estaba quedando sin tiempo y no tenía la menor idea, cómo hacerla entender, que sólo quería estar cerca, aunque no intimaran, ya que el sentía, que la necesitaba para todo y no sólo por sexo.

Cuándo se iba de misión, la mansión, se sentía totalmente gris, sin ningún color. La comida le sabía insípida y el duro silencio, parecía devorarlo. Todavía se reprochaba por no haber visto todo esto, antes ¿Porque fue tan orgulloso?

No supo cuántas horas, estuvo bebiendo, perdido en sus pensamientos de culpa, cuando entró su hermano—Estoy listo para el festival... ¿Vienes conmigo?—Madara, le dijo que se irían juntos, pero su intención era escoltar a su esposa, para intentar hablar con ella.

—Es una celebración importante, creó que debo esperar a mi esposa—se atrevió a confesar, aún sabiendo que su hermano podía burlarse de el.

—¡Tu esposa...! Ella se marchó hace mas de media hora—Madara se puso de pie, sin poder creerlo. Su primer reacción fue, mirar hacia el reloj y se sorprendió, tenía mas de tres horas dentro, sin darse cuenta de nada. Ahora su mujer, ya debía de estar caminando por donde todos podían apreciar lo hermosa que era. Todos, especialmente Hashirama. Apretó los puños hasta que le dolieron, sin embargo, le dolió mas el pecho al imaginarlos juntos.

—Entonces vamos—los dos salieron y se dirigieron hacia el centro de Konoha. Le dio la noche libre a Ima, para que hiciera lo que quisiera hacer y la anciana, también se unió a Mikoto, para ayudarle con la nieta durante el festival, dejando la mansión sin nadie. Eso era lo que esperaba Suki, para poder entrar, sin que nadie se percatara de su presencia.

Esa noche, miró pasar a la maldita Hyuga vestida con un kimono negro estampado con flores de colores vibrantes y lo que la hizo desfruncir el ceño por el desagrado que le causaba verla, fue que noto, lo que ya había previsto... la tonta, no portaba la espada.

Con el Jutsu de transformación, Suki, se convirtió en Ima, sólo por si alguien decidía regresar y la encontraban dentro. A toda prisa buscó la habitación de la fémina y la encontró.

Entró, observando todo a su alrededor y se encontró con la enorme jaula del cuervo, se estremeció cuando escuchó que el animal estaba dentro, pero, para su buena suerte, estaba completamente tapado y no lograba verla.

La mueca de despreció no abandonó su rostro, mientras veía, las pertenencias de la joven. La espada no se veía a simple vista, así que abrió el armario, donde la encontró junto a todo el equipo, que Hinata llevaba a las misiones. Tomó la espada y la desenfundó, para comenzar con los sellos correspondientes. Tardó, como quince minutos en terminar, luego sonrió con satisfacción, al mismo tiempo que continuó observando, que no hubiera dejado ninguna prueba.

Al momento en que la Hyuga desenfundara la espada y la usara, en batalla, esta a su vez, desprendería una luz mortal, que viajaría al cerebro de la persona con el nombre que colocó, en el mismo selló, dándole muerte instantáneamente. El margen de error era nulo, ya que se aseguró de colocar todo en perfecto orden y según, lo que logró escuchar, la maldita siempre usaba esa arma en batalla. Lo único que debía hacer, era esperar, a que hubiera un combate en una misión.

Salió sin que nadie la viera y en minutos, se dirigió al festival, también usando un un elegante kimono, de fiesta. Nadie sospecharía nada, el plan era perfecto.


[...]

Hinata, colocó un mensaje en las garras de Tobi y lo mandó al clan Hyuga. En la nota pedía a Hanabi, que la esperaran, antes de entrar en las avenidas del festival. Tobi, regreso en minutos con la confirmación y salió rápido para no encontrarse a Madara.

Salió con Kuro y dejó a Tobi, en su gran jaula tapando con una tela negra, para que descansara. El, a diferencia de Kuro, no disfrutaba de tener mucha atención y se ponía inquieto. Kuro, por el contrario, amaba que lo tocaran y lo mimaran.

Salió del distrito Uchiha y se sentía muy inquieta, por ver de nuevo a Hashi. No había dejado de pensar en él, durante toda la tarde. Se veía muy bonita y las miradas, no se hicieron esperar, sin embargo, ella no las notaba, ya que su cerebro, estaba hecho un caos.

Recordó el encuentro con Madara y no sabía que pensar, no confiaba en él, ni en sus supuestas buenas intenciones, temía que el cambio de actitud hacia ella, se debiera a que planeaba algo en su contra. Deseo tanto, obtener atención de su esposo y no la obtuvo, ni siquiera cuando mas lo necesito, por eso ahora, no sabía como interpretar su acercamiento. Si bien es cierto, que todavía lograba despertar sentimientos encontrados en ella, estos eran distintos a los que la enamoraron cuando se conocieron, estaba segura, que de no haber sucedido lo de la niña, ella aún estaría con esperanzas de lograr formar una familia amorosa, pero todo había quedado atrás y en estos momentos, se encontraba muy confundida, especialmente por Hashi.

—¡Hina!—se detuvo en seco, cuando Hanabi y Neji, se colocaron frente a ella—Tenemos rato llamándote y pareces perdida en otra dimensión—la reprendió su hermana negando con la cabeza—Mira, que hasta Kuro, nos escuchó y tu simplemente nada.

—Lo siento... estaba un poco distraída—saludo a su hermana, para sonreírle a Neji, quien la veía con preocupación—¿Y padre?—cuestiono para desviar la atención.

—No pudo venir, los miembros del concejo lo llamaron para una junta de última hora y nos pidió que viniéramos nosotros dos—respondió Neji.

Los tres caminaron adentrándose en los diversos puestos de comida y muchas artesanías. Las principales avenidas se hallaban aglomeradas de personas, pertenecientes a Konoha y también a otras aldeas vecinas, sin olvidar a quienes venían con los Kages.

—¿Como esta su mano?—cuestionó Neji, al ver que todavía traía una pequeña banda en ella. La había mirado con devoción, como quien ve, lo más preciado del mundo y técnicamente, eso era Hinata para el. Ambas chicas lucían preciosas, Hanabi con su kimono dorado, adornado con ramos en color negro y su hermana, con uno negro, estampado con flores de colores. Para Neji, la mayor de ellas se llevaba toda su atención y no podía evitar, recordar el pasado.

—Está bien... ya no me duele—le respondió con dulzura y el castaño asintió. A medida que se adentraban, los diferentes aromas de comida comenzaron a llegarles, como también los rostros de los conocidos. La morena recordó que Hashi, le pidió estar con el, durante toda la noche, pero eso había sido, antes de los besos y ahora, no sabía que hacer.

—Aprovechando que nuestro padre no está aquí, yo quiero beber—anunció Hanabi, ganando una mirada de reproche por cortesía de Neji—¿Que? Nunca lo hago y no veo nada de malo en hacerlo hoy y mi hermana mayor, me acompañará ¿no es así Hina?—tanto Hinata, como Neji, negaron con la cabeza, sabiendo de antemano, que nada, ni nadie, podía persuadir a Hanabi, de hacer cualquier cosa que se le metiera a la mente.

—Yo quiero ver los fuegos artificiales—anuncio Hinata.

—En ese caso, busquemos un restaurante con bar, que esté cerca del lugar donde los lancen y así, podemos, beber, comer y mirar—sugirió Hanabi y los tres caminaron en busca de un buen lugar. Pocos minutos abriéndose paso entre las muchas personas, llegaron a un buen sitio.

El mayor de los Hyuga, fue quien se encargó de pedir las bebidas para las dos, ya que, el debía salir a un misión secreta, con otros Anbu.

Las chicas esperaban por el, atrayendo la atención de muchos varones, fascinados por las dos hermanas. El castaño regresó con una bandeja, donde tenía las bebidas, como también, rollos de canela y dangos. La mesa que escogieron, era perfecta. Contaba con la vista directamente al lago y se hallaba al aire libre.

—¿Nos podemos unir?—frente a ellos, estaban, Kiba, Akamaru, Shino, Naruto, Tenten, Ino y Shikamaru.

—Por supuesto—les indicó Hanabi.

—Sabía que eran ustedes, cuando los miramos pasar, por el restaurante de ramen, donde nos obligó a comer Naruto—soltó Ino, ya un poco entrada en tragos. Entre risas y platicas, todos se sentaron. Mas tarde, se unieron a ellos, Rock Lee y Choji.


[...]

Hashirama, les había mostrado prácticamente toda la aldea a los Kages, también los llevó a cenar, mientras discutían sobre seguridad y como aliarse para mantener más seguros los caminos. Prácticamente ya todas las conversaciones políticas se habían terminado y no encontraba la forma de poder deshacerse de ellos, para ir en busca de su ángel. Quienes más trabajo le estaban dando, eran el Raikage y el Tsuchikage, ya que, Gaara se había retirado a disfrutar del festival, con sus acompañantes, al igual que Mei, quien apenas observó a Madara y se lanzó tras el.

Lo único que lo mantuvo calmado, fue saber, que Madara no estaba con Hinata, pues camino con Izuna, directamente a un bar, seguramente buscando embriagarse. Fue en ese momento, que se le ocurrió ir con el, para que los Kages se relajaran, con un poco de sake.

—¡Madara, que sorpresa!—el castaño fingió no haber visto al Uchiha, antes de acercarse a la barra, con los dos Kages y sus acompañantes.

Madara contuvo el impulso de poner los ojos en blanco, por un lado, Mei, no dejaba de insistir, en ir tras los puestos rumbo a los callejones oscuros, para hacerlo rápido y por otro lado, llega Hashirama con mas personas, que terminaran molestando más. Su única intención era buscar a su esposa y encontrar la manera de acercarse.

El castaño inició una conversación y poco a poco, se fue escabullendo, sin ser visto. Todavía debía ir por Kenzo, quien se hallaba con Tobirama y seguramente Tsunade, para después encontrar a Hina, antes de los fuegos artificiales.

Se quitó el gorro de Hokage, para no continuar llamando tanto la atención de todos y así poder desplazarse con mas facilidad. En uno de los juegos, encontró a Tobirama, con Kenzo. Su niño reía muy entretenido cuando Tobirama, lanzaba una caña de pescar en un pequeño estanque improvisado el cual contenía peces. Su hermano preparó también un una pequeña caña a la medida de Kenzo.

—¿Se divierten?—ambos voltearon a verlo y su hijo le mostró un pez colgando de la pequeña caña.

—Por fin pudiste liberarte—repuso el albino—Prometí a Kenzo, llevarlo yo mismo a ver los fuegos artificiales, así que... ve por ella hermano—el Senju menor le cerro un ojo y Hashirama asintió, pero antes de irse, Tobirama lo llamó de nuevo—Revisa los puestos frente al lago, por esa zona percibo su chakra.

El castaño levantó la mano en señal de agradecimiento y salió corriendo hacia el lago, donde no tardó en encontrarla. Ella se sonreía con sus compañeros, los cuales ya se veían ebrios, especialmente la Hyuga menor.

—¿Como se la están pasando chicos?—todos giraron en dirección al Hokage y trataron de saludar correctamente, aunque sin mucho éxito. Hinata se sonrojó, en parte por el sake y en parte, por la pena de verlo, tan cerca de ella—Espero que nos les importe, si me robo esta linda dama—el Senju, no se anduvo por las ramas, pues ya había tenido bastante de controlarse durante toda la noche y ahora, sólo quería estar con ella, antes que terminara el festival.

—L-los veré después—les dijo la morena, cuando Hashirama le ayudó a ponerse de pie. Algunos ya intuían la gran atracción de ese par, especialmente, Neji Itachi y Shikamaru, ellos fueron los primeros en notarlo. Con el paso de los meces, la mayoría comenzó a darse cuenta y ya se hablaba del tema en la aldea.

—Me llevaré a Kuro conmigo—le informó Kiba antes que se marchara. Eso era lo menos que podía hacer por ellos y a el, no le costaba nada hacerlo.

...

—¿Olvidaste que estaríamos juntos durante el festival?—le preguntó cuando la apartó lejos de todos. Se colocaron en un lugar apartado, donde se apreciaba el cielo, el lago y dentro de un rato, también los fuegos artificiales. Hashirama, con su Jutsu, construyó una cómoda banca de madera, donde atrajo a la ojiperla, para sentarla a su lado.

—Yo...b-bueno...—la risa de la joven rompió el silencio. Estaba algo ebria y nunca había visto a Hashirama, realizando tal acción. Su padre siempre decía, que era muy poderoso, al igual que Madara, pero ella nunca lo miró y ahora se sentía como tonta, por estarse riendo sin motivos.

El Hokage, por su parte, quedó más enamorado, cuando la escuchó reír, ella no lo había vuelto hacer, desde lo sucedido con el embarazo. Sin poder contenerse por mas tiempo la abrazo contra su pecho y poco, a poco, la colocó arriba de su regazo para que estuviera a su altura—¡Hashi!—pronuncio a centímetros de los labios masculinos.

Hashirama acortó el espacio y reclamó su boca, de la misma manera que lo hizo ese día en la torré. Ambos se besaban con frenesí y como si el momento no pudiera ser más romántico, el cielo se iluminó con los primeros fuegos artificiales.

—Te amo mi ángel—la ojiperla se quedó estática, cuando escuchó a Hashi y de inmediato buscó sus orbes, para comprobar si había escuchado bien—No voy a ocultarlo por más tiempo... te amo, te amo como un loco y quiero que me permitas cortejarte, cuando salga el divorcio—la tomó de las mejillas, para que lo mirara directamente, mientras las luces en el cielo la iluminaban haciéndola mas hermosa, de lo que ya era—¿Que me dices?—cuestiono, sin alejarse.

—Yo-yo... no se que decir—aún pensaba que no había escuchado bien, eso era tan increíble, tan romántico. Pero de ser cierto ¿como podían comenzar algo? ¿Y que pasaría con los Uchihas? También estaba su padre y su clan.

—Se lo que estás pensando y desde ahora te digo, que no tienes nada de que preocuparte, ya toda Konoha, sabe lo que siento por ti—ella se sorprendió, por cómo pudo adivinar sus preocupaciones—Tampoco tienes que sentirte obligada a corresponder, yo entenderé, si no quieres separarte de Madara, después de todo, el es tu esposo y se cuanto lo has amado—le dolió hasta lo mas profundo de su ser, tener que decir eso, pero tampoco podía negar esa probabilidad.

—No-no—negó muchas veces con la cabeza—Yo, no me quedaré con el, eso no tiene futuro y nunca lo tuvo—respondió con sinceridad—Es sólo que no pensé que bueno, usted estuviera enamorado de mí y no quiero causarle problemas, por mis sentimientos tan confusos, como lo están en estos momentos—soltó lo que pensaba.

—Lo se pequeña—el alivio llegó, cuando dijo que no se quedaría con Madara—Pero estoy dispuesto a esperar con paciencia, hasta que logres corresponderme, solo quiero que me des la oportunidad de intentarlo, sin ninguna obligación—la ojiperla, sintió que se derretía, con lo que dijo Hashi. La felicidad comenzó a filtrarse por todo su ser, como si, todo lo dicho, tuviera el poder de curar sus heridas.

—Si... si quiero—Hashirama sonrió y la beso con desespero, lo había hecho inmensamente feliz, con su aprobación—E-espere—logró separarse de el, para poder aclarar otro punto—solo quiero que seamos discretos, hasta que yo sea libre y pueda mostrarme con usted, sin que nadie lo juzgue por mí culpa—el Senju no tuvo mas, que sonreír y abrazarla mas fuerte. Hinata, lo quería cuidar a el, cuando debía ser al revés.

—Lo que tu digas mi ángel, pero eso, lo pondremos en efecto, hasta mañana, porque hoy, no pienso dejar de besarte—declaró sin poder contener la felicidad que sintió por la respuesta que le dio.

Juntos disfrutaron de la iluminación, entre besos, risas y tragos de sake, por parte Hinata. Ella nunca antes había bebido, pero realmente le estaba gustando, como se olvidaba de toda su vergüenza con Hashi, aunque estaba segura, que nunca lo haría de nuevo. En ningún momento, el castaño se propasó en las caricias, todo lo hizo con mucho cuidado de no ofenderla, ya que el día que pudiera consumar su unión, lo harían sin ofender a nadie y bajo las leyes, lo haría cuando fuera legalmente su mujer y de nadie más. Sin embargo, le estaba costando mucho, contenerse.

Todos los movimientos y muestras de afecto que se demostró la pareja, era observado por un par de ojos, negros, que ahora se veían rojos, gracias al sharingan.

Madara, notó de inmediato, la ausencia de Hashirama y sin mucho que decir, se fue dejando a los Kages, bebiendo con otras personas. Se adentró entre la multitud, en busca del Senju, sabía que si lograba encontrarlo, también la encontraría a ella. No podía ser difícil, encontrar a una hermosa mujer, paseando con un enorme lobo negro, pero se equivocó y tardó mas tiempo del que pensó.

Cuando el cielo comenzó a iluminarse, enfocó al grupo de compañeros de su esposa, incluyendo a los Hyugas, pero ella no estaba. Sin acercarse, siguió observando todos los alrededores, hasta que finalmente, en el lugar más apartado, la encontró y no estaba sola, su mejor amigo, estaba con ella.

Se acercó lo suficiente, para verlos, pero no para que pudieran advertir su presencia. No supo, como logró detenerse cuando los miró besándose. Sabía que las acciones de Hashirama, se debían a la respuesta que el mismo le dio, pero aún así, no podía apartar ese dolor, de  su corazón. Ella todavía era su esposa, no tenía que estarse besuqueando con otro. Las muestras de cariño, no eran la gran cosa, pero con sólo ver, la mano de Hashirama en la cintura de su mujer, le fue suficiente para enloquecerlo.

Todo lo que el decía, lograba hacerla reír, como nunca lo hizo con el. Su orgullo se sintió muy herido, pisoteando y el alcohol no era buen consejero. Los siguió entre las sobras de la noche, hasta que llegaron al distrito Uchiha. La dejó en la puerta de la entrada principal y solo se sonrieron el uno al otro, en una total complicidad, antes de despedirse.

Se quedó quieto, mirando en la oscuridad, hasta que el chakra de Hashirama, desapareció por completo y fue entonces, que decidió entrar. Se fue a  su despacho, donde continuó bebiendo. Trató de acomodar sus ideas, pero todas y cada una de ellas lo conducían a una sala cosa, quería verla, demostrarle, que solo a el, podía amar y a nadie mas.

Segado por la bebida y los celos, principalmente los malditos celos, se dirigió al dormitorio de su mujer. No supo, si lo que pasó a continuación, se trataba de una segunda oportunidad, o era el destino, burlándose de el, pero, todo estaba como la primera vez, que entró en la habitación de su mujer. Paso sin tocar, dado que no quería escucharla negándose a recibirlo. Ella no estaba a simple vista y cuando miró en dirección al baño, fue el mismo momento en que Hinata salió, con apenas dos toallas, una cubriendo su cuerpo y la otra, envuelta en el cabello.

Decidido, pensó que la vida le estaba brindando una segunda oportunidad y no la iba desperdiciar, se abalanzó sobre ella, dispuesto hacerla suya.

...

Hinata se despidió de Hashi y se fue directamente a su habitación. Estaba muy ebria, pero declinó la idea, de permitirle al Hokage pasar y ayudarla a llegar. Como pudo, se desnudó y se metió en el baño, necesitaba tratar de bajar la embriaguez, que lo único que le causaba, era muchas ganas de reír. Le era imposible, no hacerlo, sobre todo, por lo que pasó entre ellos dos. Le dijo, que la amaba, que quería una oportunidad, para enamorarla. Entre más lo pensaba, mas ganas de correr hacia el, le daban.

Terminó de bañarse y se secó, lo mejor que pudo, ya que, apenas podía mantenerse parada, sin tambalearse. En cuanto salió del baño, sintió un agarré sobre su cuerpo. Las toallas cayeron al piso, dejándole completamente desnuda, mientras era tocada completamente. La habitación estaba en completa oscuridad, sin embargo, aun en su poca conciencia, pudo sentir el aroma de Madara. Se puso tensa y trataba de resistirse, pero el la estaba dominando por completo, como lo hacía antes, incluso más.

—Déjeme, no me toque—le ordeno la ojiperla, pero su boca fue tomada por la boca masculina, mientras una de las callosas manos del Uchiha, se aventuró a estimular su intimidad y la otra la sujetó de la cintura, impidiendo que se moviera. Poco a poco, la condujo a la cama, donde se posicionó sobre ella, ya sin ropa—Por favor... no lo haga—las lágrimas de Hinata no tardaron en aparecer.

—No te resistas, tu cuerpo, me indica, que también quiere lo mismo que el mío—ella trataba de moverlo, pero le era imposible y lo que mas la frustraba, eran las reacciones, que estaba consiguiendo. Que su cuerpo le respondiera, la hacía frustrarse más, esta vez no era como las anteriores, donde lograba seducirla, ahora no quería y no se lo haría fácil.

—Así no, déjeme, yo no quiero, no puede obligarme—lo golpeó, se defendió, pero una manó del Uchiha, inmovilizó las dos de ella, colocándolas sobre su cabeza.

—Shhh, no temas, no voy a dañarte, solo te demostrare, lo mucho que ambos nos necesitamos—le demostraría durante la noche, que aún lo amaba y que jamás nadie podía poseerla, estaba completamente seguro, que por la mañana, la tendría como antes—Solo déjate llevar y entrégate a mí—en ese momento, la envistió lentamente, sin dañarla. Esa noche, Madara le hizo el amor a su esposa, entregándose por completo a ella, en ninguna ocasión, se había sentido tan satisfecho. Estaba tan ebrio que no se daba cuenta, que los gemidos de Hinata, estaban cargados de placer, pero también de dolor, incluso mucho mas dolor que placer.

La ojiperla, finalmente se rindió y dejó de luchar. Madara no fue violento con ella, durante los juegos previos y tampoco cuando la poseía, sin embargo, el dolor que sentía, no era físico. Su espíritu estaba herido, toda ella permaneció en una completa lucha interna y lloró con más dolor, sintiendo que traicionaba a Hashi. Su único pensamiento era el, era su Hokage y en como le diría lo que acababa de suceder. Estaba completamente segura, que lo iba a perder, que también esa ilusión, le sería arrebatada por Madara.

El Uchiha terminó llegando a la cima y quedó sin fuerzas, derrumbándose sobre su mujer, pero sin llegar a lastimarla. Trató de besarla, quiso demostrarle, lo feliz que se sentía, y que ambos podían ser como antes. Lo que no predijo, fue que apenas dejó de ejercer fuerza, sobre el cuerpo femenino, ella se liberó de su agarre y corrió al baño, donde se encerró a llorar. Asustado por el comportamiento de Hinata, se levantó y fue a tocar la puerta, pero no obtuvo respuesta, de pronto, una incomodidad se apoderó de el, bajando casi completamente la embriaguez. Los ruegos de Hinata llegaron uno a uno, como dagas que lograban atravesarlo. La había forzado... en su afán de retenerla, de demostrarle que no lo ha olvidado, no se daba cuenta, que la estaba forzando hacer algo que ella no quería.

Estuvo como una hora esperando en la puerta del baño, pero lo único que podía escuchar eran los sollozos de la joven y eso, lo hacía sentir como basura. Se vistió y se fue a su habitación. Por el momento, no iba a poder hablarle y solo conseguiría empeorar las cosas.

La ojiperla, se baño de nuevo, sin dejar de llorar. Pensaba en lo que acababa de ocurrir y se sentía cada vez más traidora con Hashi. Estuvo pensando mucho en lo que debía hacer y después de casi tres horas, salió. Se vistió y tomo sus maletas, para empacar todas sus cosas. Contrato, o no contrato, nadie le impediría salir de ese lugar ese mismo día. Estaba segura que su padre la recibiría con los brazos abiertos dentro del clan Hyuga. Cuando terminó de empacar todo, se recargó sobre la cama, con Tobi, sobre ella y se quedó dormida.

No supo cuánto tiempo pasó, hasta que tocaron su puerta y antes de abrir, entro Madara.

El rostro de Hinata se lleno de miedo, cuando lo miró acercarse a ella y lo único que pudo hacer, fue tomar un kunai—No se acerque, o no respondo—lanzó la advertencia, con las manos temblorosas.

—¡Hinata!—la llamó y ella cerró los ojos con fuerza para no verlo—Yo... siento mucho, lo que ocurrió anoche—la observó mientras hablaba—no fue mi intención, dañarte... ¡Escucha! Se que me he portado como un bastardo contigo, pero aunque no me lo creas, quiero que empecemos de nuevo.

—Salga de aquí por favor—exigió la chica, sin prestar atención a lo que dijo el Uchiha.

—¿Porque empacaste todo?—un vacío se sintió en el azabache, cuando se percató de las pertenencias de su mujer, acomodadas, como cuando llegó, meses atrás.

—Porque hoy mismo, regreso al complejo Hyuga—respondió evitando verlo.

—No puedes irte, nuestro matrimonio, aún no ha terminado—el pánico se apoderó de el.

—No se preocupe, todo seguirá igual, pero desde hoy, me voy y no regresaré nunca más.

—No puedes dejarme Hinata—ella se apegó mas a la cabecera de la cama—No quiero que me dejes, porque yo te amo—soltó sin darse cuenta de lo que había dicho.

—¿Sabe?—se animó hablar mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas—Cuando lo miré por primera vez, mi corazón latió como nunca antes lo hizo y cuando supe que sería su esposa, me sentí la mujer más afortunada del mundo, creyendo que lograría hacerlo sentir un poco de amor hacia mi.

—Y lo conseguiste, lograste que te...—ella negó con la cabeza, para que no continuara.

—Aguante sus desplantes, sus faltas de respeto de usted y los de todo su clan, todavía con la esperanza de poder lograr obtener su amor, ni siquiera cuando me entere de su concubina, fui capaz de aceptar, la realidad—hablaba con dolor—No fue hasta que despreció mi existencia y la de mi hija, que pude ver, la realidad, misma, que me había negado a mirar. Usted no es capaz de amar.

—Estaba equivocado, yo nunca quise tener hijos y no supe cómo afrontarlo, pero después si llegue a quererla. También debes saber, que desde que nos casamos, yo no te he engañado con nadie, porque me enamoré de ti.

—Nadie que ama, es capaz de dañar, de la manera que ha logrado dañarme. Con dolor me di cuenta, que la persona que ame tanto, fue la misma que me causó tanto dolor y cuando creí, que no podía lograr herirme mas, sucede lo de anoche—la joven se negaba a mirarlo, no lo hizo durante toda la conversación, ella solo se aferró al kunai—Me iré apenas esté lista y más tarde alguien de mi clan vendrá por lo que no pueda llevarme—concluyó determinada.

—No dejaré que me abandones, no te iras de mi lado—trató de acercarse a ella, pero de inmediato se detuvo por la amenaza.

—No se acerque—le apuntó con el kunai.

—Sabes que no lograrás matarme con eso.

—Quizás no, pero prefiero morir, antes que dejar que me toque de nuevo—el Uchiha miró con horror, como la ojiperla presionó el arma contra su propio cuello, dejando que una fina linea de sangre, bajara manchando la blancura de la piel.

—¡Madara!—ambos miraron hacia la puerta, que permaneció abierta, donde Izuna, se paró con el rostro lleno de preocupación—Hay problemas, el grupo de Anbus que salió de misión, fue emboscado y capturaron a Sasuke, como también al Hyuga.

—No...—la ojiperla se llevó las manos al pecho.

—Anda, el Hokage nos espera en su oficina—Madara, miró a la Hyuga, luego a su hermano durante unos segundos, hasta que siguió a Izuna, para ir a ver a Hashirama. Sabía que ella no podría irse, hasta no tener noticias de su primo.

Apenas se fueron y la ojiperla, tomo su ropa de misión, junto a la mochila, y la espada. Si Neji estaba en peligro, ella misma iría en su ayuda, puesto que no confiaba en nadie. Lo que ella no sabía, era que Hashirama llamó a los Uchihas, para llegar rápido por medio de portales, lo que le haría imposible, llegar hasta ellos sin ayuda de alguien con ese poder.

Continuara.

Me disculpo por la demora. Aunque trate de acomodar escenas de Hashihina, me fue difícil, porque ya llevaba mucho escrito y todavía falta mas, así que será en el próximo.

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