Capitulo 10

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imagen no me pertenece y todo el crédito es para su creador.


—Te juró que me las pagará, esa maldita se arrepentirá de hacerme quedar en ridiculo—gritaba Suki cuando Sakura la fue a revisar.

—Lo peor, fue que nadie hizo nada para reprenderla por sus actos—agrego la pelirosa, poniendo mas sal en la herida.

—Nunca imaginé que esa estupida fuera capaz de ocasionarme tanto dolor... pero le haré pagar caro esta vergüenza—la concubina estaba llena de odio hacia Hinata y durante el tiempo que permaneció en cama, Madara no la fue a visitar, ni una sola vez.

Contrario a lo que todos pensaban, Suki, estaba completamente segura que Madara, se había enamorado de esa maldita Hyuga, pero aún no lo descubría. Ese pensamiento, sólo aumentaba el odio hacia la ojiperla.

Esta vez haría uso de su jutsu para cambiar por otras personas, debía pensar muy bien como eliminar a esa mujer para siempre, no sólo hasta el divorcio, no. Debía borrarla del mapa de una buena vez.

[...]


—Antes que nada, gracias por recibirme—la ojiperla agradeció a todos los miembros del consejo y pasó a lo importante—Como ya saben, en unos meses se terminara el acuerdo matrimonial que me trajo hasta aquí, para formar parte del clan Uchiha a pesar de haber sido enemigo en el pasado—remarcó especialmente la última frase—Una vez terminado el acuerdo, no regresare jamas al distrito Uchiha, lo que me haría imposible visitar el lugar donde yace mi hija—los ancianos asintieron—Por ese motivo, quiero que los restos de Hikari sean removidos del cementerio de este clan y se coloquen en el cementerio de Konoha, donde están los niños que no nacieron, igual a ella.

—Pero Hinata-sama, nuestro líder debe aprobarlo primero—dijo uno de los miembros nervioso por las represalias que tendría Madara.

—Según el acuerdo prenupcial que tengo en mis manos, soy capaz de tomar cualquier decisión al igual que él y en lo referente a mí hija, no daré marcha atrás... Todos saben que eran muy pocos los miembros del clan que querían su nacimiento y entre ellos no estaba Madara-san—ya no se refirió al Uchiha como Sama y no volvería hacerlo—Ya arregle todo y hoy mismo vendrán unas personas a encargarse de mi pedido.

—Ella tiene razón y no podemos negarnos a su petición—les dejo en claro Fugaku, quien sabía todo de antemano. Hinata no podría regresar cada vez que quisiera a poner flores, porque ya no pertenecería al clan y después de ver lo que sucedió con Suki, dudaba que las cosas salieran bien. Lo mejor para todos era que la niña permaneciera donde ella quería.

—Aclarado lo de mi hija, proseguiré con lo siguiente... Esta misma tarde me uniré formalmente a los ninjas de Konoha y pediré salir de misión lo mas que se pueda, de ese modo, estaré dentro del distrito el menor tiempo posible—no era un pedido, sino un anuncio.

—Usted estaría arriesgando mucho si sale de la aldea—de nuevo trataron de persuadirla.

—Se los motivos por los cuales no es recomendado salir para la esposa del líder, sin embargo, ese punto se podría tomar en cuenta, si nuestro matrimonio fuera a largo plazo—les aclaro con firmeza—además, seamos sinceros, ustedes saben al igual que yo, que si me secuestran, mi "esposo" no moverá un dedo para rescatarme y tampoco quiero que lo haga—declaró despreocupada

—Según sabemos, tampoco su padre estará de acuerdo con su decisión—le dijeron tratando de convencerla, sin embargo, no sirvió de nada, puesto que ella estaba decidida a no seguir como lo hizo los últimos meses.

—De mi padre me encargo yo, hay muchas cosas que él ignora y que estoy segura, lo harían venir de inmediato a sacarme de aquí—hojeo los documentos y encontró el que buscaba—Por ejemplo... que mi esposo y yo tenemos derecho a tener amantes... aunque yo no ejercí ese derecho, mi esposo no dejó de hacerlo desde antes de casarnos y continúa haciéndolo—sonrió con amargura—Para nuestro clan, las infidelidades dentro de los matrimonios no son permitidas, así que de saberlo, el matrimonio carecerá de validez, sin embargo, no he dicho, ni diré nada, dado que mi único interés es terminar lo que empecé sin causar más conflictos entre ambos clanes—nadie más pudo argumentar nada para persuadir a la joven esposa del líder.

Todos permanecieron en silencio escuchando las siguientes peticiones. La Hyuga carecía de la ingenuidad e inocencia que tenía cuando llegó a formar parte de los Uchihas. Ahora se apreciaba una mujer con determinación y resentimiento, parecía no emocionarse ni conmoverse por nada.

—¡Bien! Quedando todo aclarado, se deberán acatar al pie de la letra las peticiones de Hinata-san, hasta que el acuerdo termine—anunció Fugaku y ella quedó complacida con el resultado de la reunión.

—Gracias a todos por su tiempo—luego de una reverencia se marchó para proseguir con los siguientes pasos que tenía que dar.

Salió de la mansión a paso firme y elegante. Tobi viajaba en su hombro y Kuro caminaba a su lado. Se veía hermosa luego de tantos días sin dejarse ver.

Nadie de los residentes Uchiha se atrevió a decir nada cuando llegó al área de los comercios y entró en uno de ellos. Hinata necesitaba un hueso de menta para Kuro, pues Kiba le sugirió darle uno por semana para que conservara una sana dentadura. El único detalle, era que sólo en los comercios de los Uchihas, conseguía los mas grandes.

—Buenas tardes, necesito un hueso de menta, de los mas grandes por favor—pidió con amabilidad, como lo hacía siempre.

—Lo siento, pero en este momento no tenemos—de nuevo le volvían a negar la mercancía, realmente algunas personas no entienden, pensó al mismo tiempo que escudriñó a la mujer. Haciendo una falsa sonrisa se acercó a la fémina y antes de que la Uchiha pudiera hacer nada, Hinata la tomo del cuello de la blusa que vestía. El Byakugan ya estaba activado, lo cual lleno de miedo a la chica.

—La próxima vez que oses negarme la mercancía, asegúrate de en verdad no tenerla, recuerda que mis ojos pueden ver todo—aseguró evaluando el lugar—Se que tienes lo que te pido, como también se, del hombre desnudó que se esconde en tu baño cuando llega tu marido—la chica abrió mucho los ojos al saberse descubierta—Se muchos otros secretos debido a esto—apuntó sus orbes—Así que adviérteles a todos, que no toleraré ni una sola falta de respeto hacia mi, o deberán acatar las consecuencias—la soltó con despreció y la chica se quedó paralizada por el miedo.

Todos los que presenciaron la escena esquivaron la mirada de Hinata. La mayoría tenían secretos, unos mas grandes que otros, pero en fin, eran secretos y saber que ella podía saber todo, los lleno de inseguridad.

Hinata de nuevo retomó el camino hacia Konoha, que era donde debía ir, específicamente a la torre del Hokage. Los aldeanos sonreían con alegría al verla recuperada y de nuevo tan bella como antes. Respondiendo las muestras de afecto, fue primero al clan Inuzuka para dejar a Kuro con ellos mientras entraba a la torre.

Miró que no había nadie para que la anunciara y le autorizaran pasar. No teniendo opinión se dispuso a tocar, esperando no molestar y en ese instante la puerta se abrió, dejando ver al líder Nara, quien salió con muchos pergaminos en las manos.

—¡Buen día Uchiha-san!—la nombró Shikaku y abrió la puerta para dejarla pasar. Hinata respondió el saludo y entró en la oficina, escuchando como la puerta se cerraba dejándola a solas con el Hokage, mismo que ya se hallaba de pie acercándose a ella. Hashirama continuó leyendo documentos cuando el Nara se fue, pero al escuchar la voz de la mujer que no abandonaba sus pensamientos, todo quedó olvidado para centrarse únicamente en ella.

—Que gustó verte—la ojiperla no tuvo tiempo de responder, dado que en seguida se encontró presa de los fuertes brazos de Hashi. Su oído quedó a la altura del pecho masculino y fue cuando pudo percibir el frenético palpitar del Senju...¿Se debía a ella? ¿Acaso él? El rostro de Hinata se sonrojó al pensar en esa probabilidad. Inevitablemente, su corazón también comenzó a latir de la misma manera que latía el masculino.

—También me da mucho gusto verlo—la apartó de él para poder admirarla. Tenía días sin verla y la última vez que lo hizo, la joven tenía la mirada perdida, por mas que intento animarla, no lo consiguió. Con el poco tiempo disponible que tenía para estar con ella, le era muy difícil levantarle el ánimo. Pero ahora... Hinata lucía hermosa, radiante y llena de vida.

Debido a la diferencia de altura, Hashirama la veía hacia abajo y ella mantuvo el rostro levantado hacia él. Los ojos de ambos se veían sin parpadear. Estando tan cerca uno del otro, hizo que el Senju perdiera la compostura y lentamente se fue acercando, disminuyendo la poca distancia entre si. Hinata no podía pensar con claridad, pues miró los tentadores labios del castaño acercándose a los suyos. Por instinto cerró los ojos y se preparó para recibirlo, sin embargo, lo único que recibió fue un sensual rose entre ambas bocas, dado que alguien tocó la puerta, haciendo que la chica reaccionara y se alejara con rapidez.

—¡Adelanté!—ordeno el Hokage, conteniendo un gruñido de frustración por ser interrumpido en el peor momento.

Hinata se pegó a la pared de la oficina tocándose los labios, el rose de Hashi se sintió apenas como el aleteó de una mariposa y con esa simple sensación, quedó con el corazón a punto de salirse de su caja torácica ¿Como se sentiría besarlo por completo? Se golpeó mentalmente por estar pensando en eso. Ella era una mujer casada y aunque el miserable de su marido no merecía fidelidad de su parte, no lo hacía por él, lo hacía por su clan, por su familia y por el mismo Hashi, no podía involucrarlo en habladurías y mucho menos en un enfrentamiento entre él y los orgullosos Uchiha.

La morena estaba tan perdida en sus pensamientos, que no se percató de las personas que entraron hasta que los escuchó hablar.

—Con permiso Hokage-sama... aquí esta el informe de nuestra misión—declaró Izuna. El hermano del líder Uchiha estaba con Shisui y con Anko, una guapa chica de cabello castaño. Los tres habían salido a una misión días atrás y ya estaban de regreso.

Hashirama tomó el informe y prosiguió a leerlo. Mientras que ellos esperaban, miraron a Hinata, ambos se sorprendieron al verla vestida de manera elegante. Ella no se había dejado ver en los últimos días y les sorprendió encontrarla ahí.

Hinata al sentirse observada levantó el rostro y los encaró sin mostrar ningún tipo de sentimiento hacia ellos, luego los ignoró por completo y le sonrió a la fémina quien la saludó con un asentamiento de cabeza. Si bien es cierto que durante su estancia dentro del distrito pudo llevarse bien con una parte de familia Uchiha, ellos dos, Izumi y Sakura, no estuvieron entre esa parte y si antes trataba de conservar los modales, a pesar de los desprecios que recibió, ahora ya no tenía ningún interés en fingir que los toleraba, después de todo, una vez que se divorciara, jamás tendrían que soportarse entre si, así que ¿porque no empezar de una vez a ignorarlos? Eso fue lo que siempre le hicieron ellos.

Ambos Uchiha se miraron el uno al otro sin dar crédito. La mujer que siempre se mostraba educada y dispuesta a ser flexible, ahora solo mostró indiferencia hacia ellos. Shisui la observó el día del incidente, cuando golpeó a Suki, no obstante, si era sincero consigo mismo, no creyó que pudiera ser igual a los otros Hyuga.

—Todo esta en orden, los felicito por su trabajo y por ahora se pueden ir a descansar... En cuanto regrese Asuma, se les enviará su pago—Hinata se fue hacía las ventanas dándoles la espalda, para no verlos.

La puerta se cerró de nuevo y notando el estado de Hinata, el Senju la condujo al sofá de su oficina para darle un vaso con agua—¿Estas bien?—ella asintió y lo encaró con la intención de hablar.

—Vengo de una reunión con los miembros del consejo Uchiha—Hashirama guardó silencio esperando que continuara—Les informé que hoy mismo serán removidos los restos de mi niña para ser depositados en el cementerio de aquí—declaró limpiándose una lágrima que insistió en caer.

—¿Ellos estuvieron de acuerdo?—cuestionó incrédulo.

—Si, de hecho no tenían otra alternativa, pues Fugaku-san me facilitó el contrato matrimonial, donde están marcados todos mis derechos al igual que los de Madara-san... Esta claro que puedo tomar decisiones de acuerdo a lo que crea conveniente ¿Sabe?—cuestiono con melancolía—En el contrato se le permite a él, como a mí, tener amantes —el castaño le beso las manos, molesto con lo que le contaba, pues podía ver la tristeza que le causaba confesar eso. Aún después de todo, ella amaba a Madara, aunque le dolía reconocerlo, su amigo todavía contaba con el amor de Hinata, pero con paciencia se encargaría de que ella lo olvide.

—¡Esta bien mi niña! No te atormentes con eso, verás que todo se arreglará a tu favor.

—Lo se... es por eso que vine hasta aquí—el Hokage se puso serio en espera de lo que diría—Quiero formar parte de los ninjas de la aldea, quiero salir de misión para que el tiempo que me resta dentro de ese clan, pase rápido. No quiero ver a Madara-san a menos que no me quede otra opción. Lo único que le pido, es que no me mande a ninguna misión con los dos Uchiha que se acaban de marchar—Hashirama se puso de pie, no quería dejarla formar parte de los equipos ninjas, temía perderla.

—Hinata, pero...—no quería perderla, quería decirle que la amaba, pero no se atrevió.

—Por favor, no me niegue esto, no me diga que me cree poco competente para ser una ninja capaz de defender a las personas que quiero—suplicó avanzando hacia él.

—No se trata de eso, yo no creo que seas débil, es sólo que no quiero exponerte a los muchos peligros que hay fuera de Konoha...¡Hinata! No quiero perderte— soltó sin pensarlo, debido a la inseguridad y el miedo.

—No me pasará nada y le agradezco mucho su preocupación, pero estoy decidida a tomar este paso, sólo le suplico que me haga mas fácil el proceso firmando su aprobación—su petición sonó firme.

—Veo que no te haré cambiar de opinión ¿verdad?—ella negó y le sonrió como siempre lo hacía.

—Se lo agradezco mucho... Le aseguro que no se arrepentirá, no daré ninguna queja—dejando de lado la pena, Hinata no se contuvo y sin pensarlo se lanzó a los brazos del Senju. El sonrió feliz y la rodeó de la pequeña cintura correspondiendo el improvisado acto. Todo su cuerpo tembló de exitacion, como de felicidad al tenerla con él de una manera tan cercana—L-lo siento—la ojiluna recuperó la compostura y se sonrojó por la falta de respeto que mostró hacia la máxima autoridad de la aldea.

—No té disculpes—le dijo con una voz tan sensual, que le erizó la piel ¿Que le estaba pasando con Hashirama? ¿Porque se sentía tan apegada a él?

—¿Cree que pueda empezar mañana mismo?—pregunto ella tratando de desviar la conversación hacia su verdadero objetivo.

Hashirama le dijo que debía hablar con su hermano para que le indicara lo que debía hacer. Aunque la idea de dejarla salir de la aldea, aún no lo convencía, estaba dispuesto a no negarle nada con tal de verla feliz y por supuesto, de recibir esas encantadoras muestras de afecto hacia él.

—En un mes sera el festival anual de Konoha, me haría muy feliz, que pudieras asistir... Será dos semanas después de la boda de Ino y Shikamaru-san—informó el castaño, cuando todo lo referente al pedido de la Hyuga, quedó aclarado.

—¿En dos semanas se casan?—cuestionó más para ella que para el varón. Apenas podía creer que el tiempo hubiera pasado tan rápido.

—Así es y después será el festival—afirmó sonriendo—Supongo que nunca has estado en uno y por eso quiero que vengas... se que te gustarán los fuegos artificiales tanto como le gustan a Kenzo, ademas, será la primera vez que nos acompañan los Kages de las otras naciones—Hinata sonrió cuando menciono al niño. Su hija hubiera sido amiga de Kenzo, tal como lo eran los padres... si tan sólo se le hubiera permitido vivir.

—Supongo que si asistiré—debía hacerlo como esposa de Madara, debía presentarse, sobre todo, si venían las máximas autoridades de las otras recién fundadas naciones.

—Me alegro mucho y te aseguro que estarás conmigo durante toda la noche—le garantizo emocionado. Luego de unos minutos la ojiperla se despidió para ir en busca de Tobirama. El castaño no la quería dejar ir, pero ya no pudo retenerla. De todos modos, estaba muy feliz, por el pequeño acercamiento que tuvieron. Tenía una pequeña sospecha. Dedujo que no le era tan indiferente a su preciosa niña, además, el que quisiera mantenerse alejada de Madara lo lleno de más esperanzas.

...

Minutos mas tarde, luego de salir de la oficina, encontró a Tobirama afuera de la torre y de inmediato lo saludo con una respetable reverencia—Senju-sama ¿podría hablar con usted?—Tobirama se sorprendió por el pedido, pero de igual manera asintió.

—A sus órdenes—respondió con curiosidad. Ambos permanecieron fuera de la torre, donde no había nadie mas y podían hablar tranquilamente sin ser molestados.

—Me dijo Hashi... quiero decir, Hashirama-san, que usted es quien se encarga de reclutar a los nuevos candidatos para ser parte de los ninjas de Konoha—él asintió sonriendo por dentro al escucharla llamar Hashi a su hermano—¿Cuando cree usted que pueda ir para ser evaluada?—cuestiono con seriedad, a lo que el Senju no supo que decir—No se preocupe por las leyes de los clanes ya me ocupé de eso y también tengo toda la autorización del Hokage—aseguró para que él no lo dudara.

—En ese caso... hoy mismo colocaré su nombre en los candidatos a evaluar y mañana a las siete, preséntese en los campos de entrenamiento donde estará  Kurenai—ella sonrió feliz y con una reverencia se despidió. Ahora si podría dormir tranquila, ya que por la mañana habría muchos cambios y entre ellos, la nueva inscripción en la tumba de su hija.

[...]

Madara llegó varios días mas tarde al distrito Uchiha. Estaba cansado del viaje, física y mentalmente. Desde que su esposa salió del hospital y lo echó de su habitación no había podido verla. Sabia que podía entrar en medio de la noche a su habitación para verla dormir, pero se vería en la obligación de asesinar al lobo y esa no era una opción. Hinata parecía adorar ese animal y él a su vez, no lo dejaría acercarse a ella.

En el distrito Uchiha no se hablaba de otra cosa que no fuera el enfrentamiento de su mujer y su concubina. Las personas no podían creer que la Hyuga se atreviera a dañar a un Uchiha, sin embargo, de no ser por Fugaku, él mismo hubiera asesinado a Suki por hablar así de su hija. Fugaku lo reprendió y prácticamente lo culpó de todo lo sucedido. En parte tenía razón, de no ser por él, Hinata no hubiera perdido a la niña.

Debió terminar esa maldita relación con la concubina apenas se caso con la ojiperla, después de todo, una vez que probó a su mujer, ya nadie mas volvió a interesarle, pero la terquedad de nuevo le mostraba las consecuencias.

Apenas entró en su hogar, los guardias que lo acompañaron se despidieron de él. Encontró a Ima en la cocina y está de inmediato le sonrió al verlo.

—Que bueno que ya estás de regreso—Madara se acercó un poco, para comprobar que su mujer no estaba con ella y de nuevo comprobó que la ojiperla no estaba allí.

—¿Como está Hinata?—ya no quiso andar con rodeos, tenía necesidad de verla, de comprobar que estaba bien, la echaba mucho de menos. Extrañaba sus besos, su calor, hacerle el amor... Apenas pensó en lo ultimo y se sorprendió. Él nunca hizo el amor, él siempre tuvo sexo ¿Que demonios le estaba pasando?

—Mucho mejor—Ima sonrió recordando los últimos dos días en los cuales la chica llegaba muy cansada por el duró entrenamiento, al que se estaba sometiendo.

—¿Crees que pueda verla?—cuestiono con un lindo brillo en los ojos.

—Por ahora no—Madara se preparaba para argumentar, pero Ima continuó—Hina-chan salió de su habitación dos semanas luego de despertar y desde entonces, ha pasado los días entrenando para unirse a los equipos ninjas de la aldea—declaró la fémina con orgullo—Nos contó Sasuke que si continua así, en pocos días podrá salir a realizar misiones.

—Ella no puede hacer eso—gritó molesto—¿Quien demonios se lo permitió?

—Hina-chan, pidió una junta con los miembros del consejo, ella dijo que puede hacer lo que quiera—el azabache apretó la mandíbula muy molesto y en menos de media hora ya tenía a la mayoría de los miembros del consejo reunidos para que le dieran explicaciones. Ellos no perdieron tiempo y llamaron a Fugaku, para que fuera él quien se encargara de mostrarle todo.

Fugaku de inmediato le lanzó el acuerdo matrimonial y la petición de la joven para formar parte de los ninjas, también le informó sobre el trasladado de la niña al cementerio de Konoha, con el fin de permanecer en un lugar neutral para ambas partes, ya que en poco tiempo ella se iría para no regresar. Eso último, hizo que su respiración se sintiera mas pesada. Él se había apegado mucho a la sepultura de su hija y su esposa decidió llevársela porque en poco tiempo, también ella se marcharía y no la volvería a tener cerca.

Por otro lado ¿que pasa sin alguien la daña cuando salga de misión? No sabía como fue que todo se le escapó de las manos. Él siempre pudo controlar todos los acontecimientos sentimentales en su vida, ya que las únicas personas que le importaban eran sus familiares y nada mas... pero ahora, ahora no podía explicar que era ese hueco formándose dentro de su pecho.

—Por favor Madara, te lo pido como familia que somos, no empeores mas las cosas entre tú esposa y tu—el azabache arqueo una ceja—Ella no le comento nada a su clan sobre tu concubina y tiene mucho tiempo sabiéndolo, me parece que desde la reunión en el clan Inuzuka... y no dijo, ni dirá nada, para no afectar el acuerdo que pronto terminará.

Madara parecía confundido y entonces entendió a que se debía el cambio que le mostró Hinata luego de esa noche... ¡Claro! Ella lo supo y ya no quería que la tocara, a eso se debían las lágrimas cuando terminaba. Sin decir nada mas, se retiro a su habitación. Debía pensar en que hacer y también tenía que hablar con ella apenas regresara.

...

El azabache se quedó esperando a su esposa y se quedó dormido, dado que los últimos días era muy poco lo que dormía. Bajó las escaleras para ver si ella ya había regresado y en su lugar, se encontró a su hermano, quien regresó del cuartel Anbu.

—Que gusto verte—Izuna le sonrió complacido de verlo sano y salvo.

—Lo mismo digo—el mayor le palmeo el hombro y miró hacia afuera, sin embargo, no había señales de su presencia—¿Como han estado las cosas en mi ausencia?—indago con su hermano, tratando de obtener mas información acerca del entrenamiento de Hinata.

—Toda la aldea se prepara para la boda entre los primogénitos, del clan Nara y el Yamanaka, también están haciendo las preparaciones para el festival de la aldea. Esos días tendremos mucho trabajo, ya que los otros Kages, vendrán al festival... Lo bueno es que ya se han estado uniendo nuevos miembros a las filas de shinobis—lo mencionó con una sonrisa, evaluando a su hermano—Tu esposa ya se perfila entre las mejores en los equipos de rastreo, debido a los ojos y al lobo. Ambos entrenan juntos y según lo que comentan, pronto comenzarán a salir de Konoha.

El líder sintió un escalofrío en todo su cuerpo, apenas se fue por unos días y todo cambio drásticamente—¿Hashirama lo autorizo?—ese idiota debía mantenerla a salvo en vez de solaparla.

—Si, él lo autorizó, aunque fue el imbecil de Tobirama quien ordenó su evaluación.

—Entonces es verdad lo que me dijo Fugaku—murmuró para si, recordando lo que habló con su cuñado sobre la petición de su esposa por estar lo menos posible dentro del distrito Uchiha.

—¿Sobre que?—cuestionó Izuna.

—Me dijo que ella pidió estar ocupada afuera para no mirarme, mas que cuando sea necesario.

—Vaya que ha combinado, también me enteré que pidió no compartir ninguna misión, ni con Shisui, ni conmigo—Madara se sorprendió otra vez en ese mismo día.

—Tengo que verla, iré a buscarla—cuando estaba por salir, su hermano lo detuvo.

—No creo que debas hacerlo hoy.

—¿Porque no?

—Porque cuando regresaba aquí, la miré a ella y a otras personas celebrando la despedida de soltera de la chica Yamanaka... recuerda que son amigas y mañana es la boda, de todos modos tienes que asistir con ella—el líder Uchiha desistió de lo que pensaba hacer y se dispuso a servirse una copa. Ahora mas que nunca la necesitaba.

[...]

Los días para la ojiperla, no pudieron estar más ocupados, desde que comenzó el entrenamiento. Aunque tenía muchas destrezas, los meses que permaneció inactiva, le pasaron la cuenta. La mujer que comenzó su evaluación, le cayó muy bien, incluso disfrutaba de su compañía, sin embargo, no solo ella, la evaluó. También tuvo que mostrarle lo que sabía a Kakashi, Asuma y por último al mismo hermano menor del Hokage. Los tres estuvieron de acuerdo, en que no necesitaba mucho tiempo, para comenzar a salir. Lo mejor de todo, fue que Kakashi, sugirió ver como se acoplaba con su primo y todos quedaron deslumbrados.

Los dos primos se miraron entre sí y comenzaron, tal como lo hacían en el campo de batalla, con las palmas, las espadas y las rotaciones. Tobirama, invitó a Hashirama, en uno de esos días y el castaño, se quedó boquiabierto. El no pensaba, que su pequeña, fuera tan letal, aunque ni siquiera eso, le quitó el miedo a perderla.

Se había estado encontrando con Ino y Tenten, casi todos los días y en dos ocasiones, también se encontró con Shikamaru, Naruto, Kiba y Shino. Todos se veían en el restaurante de ramen y compartieron momentos agradables.

Tenten, la llevó una de las tardes con Kushina. En el cafe donde se reunieron, también se hallaban Shizune y Kurenai. El plan era celebrarle a Ino, una despedida de soltera, el día antes de la boda. Todo fue idea de la madre de Shikamaru.

Hinata estuvo de acuerdo en ayudar y también asistir, después de todo, entre menos tiempo, pasará dentro de la que había sido su casa los últimos meses, era mejor para ella.

No había día, que no fuera al cementerio, para pasar un rato en la tumba de la niña. Le había mandado colocar un mármol con una nueva inscripción. No era algo grande ni exagerado, como lo había hecho Madara, pero aún así, le gustaba mucho más, sobre todo cuando leía la inscripción.

En recuerdo de Hikari Hyuga...Te recuerda tu madre Hinata Hyuga.

Ahora si podía sentirse complacida, dado que el colocar el nombre de Madara, con el Uchiha, le pareció una total burla hacia ella.

Salió del cementerio con su mochila, donde colocó ropa para arreglarse en casa de Kurenai, así no tendría que regresar al distrito Uchiha.

...

Dos horas mas tarde, las féminas llegaron al restaurante donde celebrarían la despedida. El lugar estaba apartado de las otras mesas, prácticamente era una habitación cerrada con una gran mesa redonda donde todas podían verse entre sí.

Hablaban de todo tipo de temas, Tsunade y Anko también se unieron a ellas.

—Gracias a todas, por esta sorpresa—les agradeció Ino con una sonrisa a todas las damas.

—Te lo mereces linda, después de todo, esta es tu última noche de soltería—agregó Kurenai.

—También su última noche de ser virgen—soltó Anko,

—¿Estan seguras que aun es virgen?—preguntó Shizune bromeando, para molestar a la apenada rubia. Todas comenzaron a reír.

—Ya déjenla, no ven que ya se apenó—las reprendió Kushina. Todas comenzaron a comer, también a beber, haciendo que la Yamanaka olvidara el bochorno por unos momentos.

Continuaron conversando acerca de la boda, como también de los entrenamientos, pasando una bonita velada.

—Me alegro mucho de verte aquí con nosotras Hina-chan, sabia que tarde o temprano lograrías vencer la adversidad—ambas se abrazaron y las otras féminas estuvieron de acuerdo, pues ya todos conocían la situación de la Hyuga.

Los temas vergonzosos, pronto regresaron a medida que el alcohol era ingerido por todas. De pronto las preguntas incómodas regresaron.

—Y bien Ino-chan ¿ya preparaste la lencería sexy para mañana por la noche?—preguntó Tsunade, cuando el sake, comenzó hacer efecto en ella.

—Quizás así, se le pase la pereza a mi hijo y pueda moverse, porque me temo que pueda quedarse dormido en pleno acto—Ino se comenzó a ahogar con el sake, cuando escuchó a su futura suegra hablando así. La Yamanaka, no era una santa, pero frente a Yoshino, trató de guardar las apariencias.

—¿Estás bien?—Hinata se levantó y le dio unas palmadas a la rubia para que dejara de toser.

De pronto, todas se quedaron congeladas, cuando se escuchó una sonora carcajada del otro lado de la habitación donde se hallaban. Ellas no sabían que por coincidencia, los amigos de Shikamaru, también celebraban el último día de soltero del Nara.

Aunque Hinata, no miró al dueño de esa risa, supo de inmediato de quien se trataba. Del otro lado de la cortina de bambú, se encontraban, Shikamaru, Naruto, Roock Lee, Neji, Kiba, Shino, Itachi, Hashirama, Shikaku Choji y Obito. Los varones restantes, no pudieron acompañarlos por motivos laborales o personales, pero le aseguraron ir a la boda el día siguiente.

Ellos llegaron primero y hablaban de temas al azar, pero de pronto las risas y voces femeninas, se escucharon y todos guardaron silencio, para escuchar lo que decían.

Hashirama, se emocionó cuando escuchó, la melodiosa voz de la ojiluna. Se sintió contento de haber aceptado la invitación, aunque tuvo que dejar a Kenzo, con la hija de Kurenai, los dos niños eran cuidados por Ayame, quien era una chica responsable y no tenían, de que preocuparse.

Todos escucharon, lo que decían acerca de la castidad de la futura señora Nara, pero contuvieron la risa, aun cuando el joven se sonrojó. Mas, cuando la matriarca Nara, dijo la última frase, le fue imposible contener las carcajadas. La mayoría de los presentes lo secundaron, mientras Shikamaru, negaba avergonzado.

—¡Hey ustedes!—Tsunade abrió la cortina y los apuntó a todos con molestia—Nos están espiando y escuchan conversaciones de mujeres... son unos chismosos—los acusó tambaleándose debido a lo ebria que ya se encontraba. La mirada del Hokage de inmediato, buscó la perlada y no tardó en encontrarla. Ellos quedaron ajenos a los argumentos entre los compañeros, sin dejar de verse, hasta que las acusaciones se subieron de tono y las damas se retiraron molestas, llevándose a su ojiperla con ellas.


[...]

Madara caminaba de un lado al otro, esperando que su esposa regresara. Ya eran las once de la noche y ella aun no llegaba, lo que empezó a impacientarlo de más.

Cerca de diez minutos después, escuchó la puerta y la esperó en la entrada de su habitación. La miró subiendo las escaleras, sin percatarse de su presencia, hasta que prácticamente, estaban frente a frente... Por todos los cielos, se veía tan hermosa.

—¿Podemos hablar?—Hinata se sobresaltó al verlo frente a ella. No esperaba verlo tan pronto y tampoco está preparada, aunque dudaba que algún día lo estuviera. Todavía no se lograba disipar la ira y la desilusión por el asqueroso comportamiento que mostró hacia ella, pero mejor, darle la cara de una vez, para aclarar todo, ahora que Kuro se había quedado con los Inuzuka.

—¿En que puedo servirle Uchiha-san?—el azabache se sorprendió al escucharla nombrarlo así, pero continuó.

—Sobre lo que escuchaste ese día, yo quiero explicarte.

—No creo que haya nada que explicar, usted fue muy claro, sobre lo que sentía hacía mi y a mi embarazo. Pienso que se hubiera ahorrado muchos problemas, si me pedía no intervenir en su poderoso clan, en vez de burlarse del amor que yo sentía por usted—de nuevo el pecho del Uchiha dolió.

—Déjame explicarte, en un principio, si fue así, pero con los días todo cambio y cuando perdimos a nuestra hija, yo...—Hinata se enfureció cuando lo escuchó hablando de la niña.

—Cuando perdí a mi hija... mía y de nadie más—las lágrimas salieron de nuevo, al abrir esa herida—¡Escuché! Dejemos todo como esta, yo no intervendré en sus asuntos ni con sus amantes y tampoco usted intervendrá con mi vida, durante los meses que nos quedan, es mejor que continuemos, como hasta ahora, mirándonos lo menos posible.

—Mañana debemos ir juntos a la boda—soltó autoritario.

—Se perfectamente, cuales son mis obligaciones y las he seguido al pie de la letra, pero también se, que no estoy obligada a tratarlo cuando no estemos guardando las apariencias, así que esta conversación sin sentido, se terminó—Hinata trató de avanzar, pero Madara no se hizo a un lado y terminó tomándola de la cintura, como lo hacía la mayor parte del tiempo.

Hinata de inmediato se removió para quitárselo de encima—Aún no terminamos de hablar, las cosas no pueden quedar así—trató de quedarse con ella por mas tiempo. No sabía como explicar, lo vivo que se sentía al tenerla de nuevo entre sus brazos, después de pensar que podía perderla.

—NUNCA MAS SE ATREVA A TOCARME—le grito furiosa—Espero que le quede claro... Usted nunca, escuché bien, nunca, me tocara de nuevo—Izuna salió de su habitación, también Ima se acercó al escuchar los gritos de Hinata y lo único que pudieron ver, fue a la ojiperla, entrando en su cuarto dejando a Madara afuera con el rostro lleno de sorpresa.

Continuara.

Aquí esta un nuevo capítulo y me disculpo por los errores ortográficos, luego los arreglo, porque ahora no los veo 💕

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