II
Te recomiendo escuchar estas canciones mientras lees:
"Temporary Fix – One Direction.
Reaper – SIA.
Sexercize – Kilye Minogue.
El Error – Reykon.
Caramelos de Cianuro – Último Polvo.
Olivia – One Direction.
Indila – Love Story.
IfI Could Fly – One Direction".
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2
A la mañana siguiente estoy en la cafetería donde acorde en verme con el chico, ya son 20 minutos de retraso.
Miro mi reloj por quinta vez, perdón, 21 minutos con 10 segundos de retraso.
—Señorita, ¿algo más? —el mesero pregunta sacandome de mis pensamientos, yo lo miro y le sonrió por cortesía.
—No, nada más. La cuenta por favor —me levanto del asiento y le entrego el dinero, que frustración.
Salgo de la cafetería algo decepcionada y tomo el camino hacia la estación de Tv donde trabaja Anna.
— ¡Disculpa! ¡Hey! —volteo y ante mí se deja ver un castaño de ojos pardos con musculatura de dios y altura imponente. O por lo menos eso pienso yo—. Eh, hola. Te he visto últimamente en la cafetería, con varios hombres y...
No lo dejo terminar:
—ah, sí, es que estoy buscando a alguien... pero nada de amor, solo sexo —el sonríe y lo miro molesta—. ¿Por qué te ríes? No es nada malo, es más normal de lo que parece.
—No, me rio porque eso mismo estoy buscando yo —ah... aquí la cosa cambia, pienso yo. Le sonrió pícara y él hace lo mismo.
—Ah, bueno. ¿Qué te parece si comemos algo? Y... vemos si funciona. —el está a punto de decirme algo y yo lo detengo abruptamente. Pero me sorprendo al escuchar de su boca lo que yo iba a decir—. Eso sí, nada de nombres, explicaciones, tu no me buscas, yo no te busco, solo será un... Arreglo Temporal.
—Me parece bien —le comente a él, me ofrece su brazo y yo lo tomo con gusto.
E...
—Me parece bien — me dijo. Nada de compromisos. Nada de ataduras. Nada de preocupaciones. Nada de corazones rotos. Nada de nada, solo sexo. Dulce y delicioso sexo.
— ¿Y bien? – le pregunte.
Ya pusimos las cartas sobre la mesa, dejamos los puntos claros, terminamos las dudas. Mas cristalina el agua.
—Bueno, no veo ningún impedimento —responde coqueta. Entonces se incorpora y dice: - —Solo algo, ¿seguro de que no eres ningún tipo de asesino serial que me va a picar en pedacitos y le dará mis restos a los Rusos?
Yo me rió y la miro, le acaricio el antebrazo suavemente y siento como su piel se eriza.
—No preciosa. No lo soy...
Entonces salimos de la cafetería y no dirigimos a un lugar muy, muy especial.
—Espera aquí... —marco el número de teléfono y él contesta casi de inmediato—. Amigo, necesito que me prestes tu departamento un rato.
— ¿Para qué?
—Es que probablemente en los próximos 10 minutos voy a estar en la caminadora.
— ¡Eres un sucio! No, qué asco.
—Por favor... limpiare las gracias de tu perro por un mes.
—Hecho—corte la llamada y me voltee hacia la desconocida, luego le sonreí.
—Bien preciosa. Adelante —le ofrezco.
R...
Entro al departamento y puedo ver que está muy ordenado. Algunas de las paredes son de color vino tinto y otras son de color marfil. Dándole un toque elegante pero sencillo, el techo es adornado por un pequeño candelabro de cristal. La sala consta de un sofá gris y un televisor de pantalla plana. Me sorprende que no haya una Xbox.
Dejo mi recorrido cuando siento sus manos enrollarse alrededor de mi cintura, sonrió y dejo que mi cabeza descienda hacia atrás, sobre su hombro izquierdo. Suelto una risita cuando sus labios besan mi cuello y yo me retuerzo como una lombriz.
El también se ríe, lo que hace que me voltee. Lo jalo del cuello de la camisa e imprimo sus labios contra los míos. Se siente bien, tienen un sabor a licor dulce y a menta. El no tarda en responder ferozmente y segundos después siento la superficie fría de la pared en mi espalda.
Le revuelvo el cabello y juntamos nuestros pechos lo más que podemos, como si fuera a soltarme, enrollo mis piernas en su cintura y plasma sus manos que van recorriendo mi columna en dirección a mi trasero.
Yo hago algo parecido a gemir en su boca cuando tocan el terreno prohibido y doy una sacudida que provoca fricción entre mi intimidad y la suya. Esta vez el me devuelve un suspiro. Su voz suena ronca, lo que hace esto volverse más apasionante.
La falta de aire comienza a hacer efecto en nosotros y nos separamos un poco, él pega su frente con la mía y me mira, veo lujuria. Y estoy segura de que debo estar en igual estado.
Me despega de la pared y yo intento bajarme pero no me deja, así que vuelvo a sujetarme igual que antes causando una muy intencional fricción con su entrepierna. Un gemido gutural es mi regalo.
Yo me carcajeó y entre algunos tropiezos, besos y choques contra la pared llegamos a la habitación principal. No dedico tiempo a examinar y me dejo llevar por los suaves pero excitantes besos que él le ofrece a mi cuello.
Manda una serie de descargas eléctricas por todo mi cuerpo que terminan su viaje en mi amiga íntima.
Gimo cuando baja los tirantes de mi sostén con los dientes y lo desabrocha con tanta facilidad.
-* (Yo nunca dije que habría lemon).
(¡Nah! Es broma).
-*
Ya estábamos desnudos...
Sus dedos recorrían suavemente mi espalda siguiendo la línea de la espina dorsal y yo dejaba besos rojos por todo su pecho. Me recostó contra el colchón y fue repartiendo besos y uno que otro mordisco o chupetón en mi cuello. En mi opinión, creo que mis gemidos lo incitaban a seguir castigándome.
Su lengua comenzó un viaje muy placentero al contorno de mis pechos, no son ni muy grandes ni muy pequeños y nunca me han causado problemas, pero este castigo hace que se hinchen y se pongan tan duros como un bloque de hielo.
Agarra uno y se lo mete en la boca mientras masajea el otro, no los babosea ni los deja doliendo, solo lo hace para sensibilizarme más. Repite el proceso un par de veces más hasta que yo no aguanto más y me remuevo agitada. El se ríe malicioso y me voltea la cara obligándome a mirarlo.
No sé si seré yo o algo, pero cada vez hace más, mucho más calor aquí.
El se burla por mi desesperado arrebato y yo con la mano libre le araño la espalda. Lo que hace que gima, él esta gimiendo para mi, solo para mí. Yo sonrío una vez mas y lo beso desesperada.
Deja mis enrojecidos labios y me mira con frustración.
—Quiero explorarte completa —dios, eso es como música para mis oídos. Ningún hombre me ha tratado con tanta entrega. Eso lo hace más sexy, ¿será tarde para decirle que me retracto sobre los nombres? Mejor no... déjalo así Rapunzel.
— ¡Ah! —grite cuando me embistió sin yo esperármelo, ¿en qué momento se puso el condón?
E...
La escuche lanzar un grito al aire, eso me calentó más.
—Dime, preciosa, ¿te gusta? —le pregunte.
—Tu pregunta carece de respuesta, querido —casi tartamudeo en mi oído. Luego mordió el lóbulo de mi oreja, ah, con que me está provocando...
1, 2, 3, 4, 5 embestidas con toda la fuerza que me proporcionan las caderas.
Para este momento no se si sus gemidos son de placer o dolor. Pero siendo la segunda opción... me pediría que parara, ¿no?
Sus uñas se entierran en mi espalda y la rasguñan dejando un escozor que seguro dolerá mas tarde.
—No pares, sigue, sigue —me implora. (A que la canción).
—Sabes, hace, tiempo que no tenia, un, un buen polvo, preciosa.
—Creo, que... —soltó un gemido y cerró los ojos con fuerza—. Yo tampoco —se acerco a mis labios y los devoro, con una ligera inclinación de mis brazos estoy sobre ella, pero no la aplasto con mi peso. Sigo su delicioso beso y sin darme cuenta me detengo.
Ella hace un puchero y comienza a mover las caderas hacia arriba y hacia abajo. No me doy de cuenta cuando la muy lujuriosa nos da la vuelta y esta vez es ella que me cabalga.
—Yo, tengo el control —me dice. Menea la pelvis de atrás hacia adelante, de derecha a izquierda, de un lado a otro en círculos. Soltando gemidos y formulando blasfemias en nombre de mi persona: —Oh señor, Yisus. ¡Gracias por dejarme vivir para fornicar con este adultero! ¡Gracias!
No me rio, solo disfruto del panorama, sus senos revolotean en mi cara de una manera estrambótica. Linda vista la mía.
Sus movimientos se tornan más lentos... ella está cansada. Decido terminar con esto y nos volteo, la pongo de espaldas a mí, de manera que su trasero choca con lo que le estoy dando placer ahora mismo.
Se acomoda entendiendo mi idea y yo la embisto fuerte haciéndola soltar un grito.
Le doy un par de nalgadas que ella me responde con uno que otro farfulle ahogado por la almohada. La sigo embistiendo y de un momento a otro puedo sentir como sus paredes se contraen alrededor de mi entrepierna y ella lanza una maldición. Yo llego un poco después y me recuesto a su lado exhausto.
Nosalgo de ella hasta que la aludida se acomoda para apoyar la cabeza en mipecho.
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