𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈
Le había costado demasiado carburar la información que le había brindado Denki.
¿Su madre detenida por ser presunta sospechosa de complicidad con Setsuna y su padrastro?
O sea, no, no la creía capaz.
...
¿O sí?
Necesitaba tiempo para poder asimilar todo lo que estaba pasando en ese momento, Aizawa se había retirado debido a que tenía asuntos que atender.
Le pidió tiempo a Denki para reflexionar y saber que haría, porque vamos, si todo eso era verdad y, su madre había estado de acuerdo en que aquel macabro plan se realizara en su contra, se iba a derrumbar por completo.
Quería a Katsuki con él, lo necesitaba.
Necesitaba de la protección que le brindaban sus brazos al momento de rodearlo con ellos en un cálido abrazo.
Se había quedado solo con Denki, el cual no decía nada, y realmente agradecía eso, no se sentía capaz de dar alguna explicación o algo por el estilo.
Estaba... consternado.
Y es que lo seguiría repitiendo, esperaba que cualquiera le hiciera daño, menos su madre. La mujer que le había dado la vida.
Pero si era sincero consigo mismo, también fue la misma mujer que le dio motivos para no vivirla.
Estaba sentado en el suelo con su cabeza escondida entre sus piernas. El rubio se encontraba a su lado esperando a que estuviera más tranquilo. No iba a presionarlo, no después de lo que se había enterando, sumando a lo que el ojeroso mayor le pudo haber comentado.
Empezó a jugar con el mechón negro que decoraba su cabello, no podía hacer mucho. No podía obligar a Izuku a que se sintiera bien de un rato para otro.
Nada de lo que había vivido era fácil, tener que sobrevivir a tu propia familia y que estos te traten como lo peor, es un golpe bajo para cualquiera.
Eso solo le hacía ver a Denki qué Izuku necesitaba ayuda profesional, si bien no tenía heridas físicas, necesitaba que alguien lo ayudara a sanar las heridas de su alma.
Cuando se percató qué Izuku estaba más tranquilo, fue que decidió hablar, sin embargo lo hizo de manera calmada, para que el pecoso no se alterara de nuevo.
—¿Qué te parece si te llevo a dar un recorrido?
—Pero, Kacchan me dijo que él lo haría.
—Ah que maldito, le había dicho que yo quería dártelo personalmente —refunfuñó molesto.
Izuku sonrió nervioso por eso.
—Vamos tu y yo, él ahorita esta ocupado con Kirishima haciendo papeleo y quien sabe que cosas más. Probablemente tarden. Además, quiero presentarte a varias personas que ansían conocerte —comentó emocionado el rubio.
—¿A mi?
—¿A quien más?
—¿Kacchan no se molestara, que hay del asunto de mi madre?
Honestamente Denki no sabía porque Izuku se seguía refiriendo a esa señora como su madre, pero no lo juzgaría.
—Katsuki estará aquí hasta que tu decidas irte, y tu madre permanecerá aquí hasta que termine todo el proceso lícito.
—¿Sabes... Que pasara con ella?
Izuku tuvo miedo de preguntar eso, si bien el daño que le había hecho su madre era imperdonable, aun así no quería que nada malo le pasara.
Denki no pudo evitar sonreír comprensivo, justo ahí se dio cuenta de que Izuku tenía un corazón tan puro y noble. Veía la bondad en la maldad.
Por lo que decidió ser sincero con él, era lo que más se merecía después de todo.
—No voy a mentirte, si resulta ser culpable, será encerrada en los calabozos de por vida y se le revocara su apellido y el de Yagi, así como también perderá toda la nobleza que pudo haber tenido u obtenido. Y aunque sea inocente, tiene antecedentes que revelan el maltrato que te dio, esto se sabe ya que... ¿Sepuna? O como sea que se llame, reveló lo que tanto ella como Hisashi te hicieron desde que eras un niño. Así que veas por donde lo veas, en ambas formas, tu madre saldrá perjudicada.
Izuku bajó su mirada decepcionado, ojalá las cosas hubieran tomado un rumbo diferente después de que murió su padre.
Pero luego pensaba que sí así hubiera sido, las posibilidades de haber conocido a Katsuki no existirían.
Si su madre lo hubiera querido y lo hubiera criado bien, jamás hubiera conocido a Katsuki.
Por lo que si le preguntaban si cambiaría algo de su pasado, respondería que nada, porque siempre sabría que al final de todo lo malo, Katsuki estaría ahí esperando por él.
No iba a mirar atrás nunca más, lo que había pasado, pasó, y no podía hacer nada para cambiarlo. Y reiteraba, no es como si quisiera hacerlo.
Pero la bondad de su corazón persistía.
Denki al ver que Izuku quería decir algo, se adelantó.
—Si piensas que retirando los cargos o algo por el estilo la ayudara, pierdes el tiempo, puede que Katsuki quiera complacerte en eso, pero difícilmente podrás convencer al Consejo de revocar la orden, sobre todo cuando todo el Consejo fue amigo cercano de tu padre, por lo tanto no traicionaran su lealtad dejando en libertad a la mujer que maltrató a su hijo desde pequeño —mencionó serio mientras se cruzaba de brazos.
Izuku soltó un bufido al ver como el rubio le había leído los pensamientos sin siquiera decir alguna palabra.
Mientras que Denki cambió su expresión seria por una divertida al ver aquella mueca en el rostro del pecoso.
—Andando, quiero que te olvides de todo esto por un momento.
La palabra amistad nunca había tenido tanto sentido en su vida, cuando vivía con su madre (si es que a eso se le podía llamar vivir), no había entablado una amistad con alguna de las criadas más allá de la relación profesional ya que habían sido sus compañeras de trabajo. Y realmente eran el único contacto que tenía con alguien que no fueran ellas.
Denki y Chiyo habían sido las primeras personas con las que había entablado una amistad, y sabía que no se había equivocado al hacerlo.
El rubio le extendió la mano para ayudarlo a levantarse, e Izuku no dudo en aceptarla.
Ambos caminaban por todo el lugar, Denki le explicaba a detalle que era lo que normalmente se hacía fuera y dentro.
Izuku veía un montón de dones por aquí y por allá, nuevamente las ansias de querer tener uno propio lo invadían. Sin embargo prefirió ignorar aquello y seguir disfrutando de lo que estaba presenciando.
Varios jóvenes se acercaban a saludar al rubio, diciendo que hace mucho que no lo veían por los pasillos. El pecoso sonrió al ver como aquellos chicos interceptaban al rubio, el cual trataba de atenderlos a todos, teniendo en cuenta que el pecoso seguía con él.
Hasta que se acercó con ellos una chica de cabellos rosados y piel rosa, la cual les dio indicaciones a los jóvenes de ir hacia una de las salas de entrenamiento, amenazándolos de que quién no estuviera ahí en menos de un minuto tendría entrenamiento extra.
Despavoridos empezaron a correr hacia allá, siendo regañados en el camino por uno que otro mayor que pasaba por ahí con encargos, papeleo, entre otras cosas.
—Gracias Mina —agradeció el rubio a la chica.
—No hay de qué, esos chiquillos se descontrolan cada vez que te ve. Con decirte que Kirishima le pidió a cada uno el reporte de su entrenamiento del día, ese chico cada vez se pone más posesivo.
Denki soltó una risa nerviosa, puesto que al pelirrojo no le agradaba que los aprendices se distrajeran admirando a su pareja. Y siempre buscaba una manera de que desviaran la mirada.
Mina le prestó atención al pecoso qué permanecía al lado del rubio, rápidamente sus ojos brillaron al por fin conocer al famoso Midoriya Izuku, y es que no había que preguntar para verificar que era él.
Las simples palabras que el cenizo había usado para describirlo eran más que suficientes para saber que se trataba de él.
"Su cabello es de los más bonitos que he visto, pareciera que es un arbusto andante por todos los rizos qué sobresalen, sus pecas parecen constelaciones en el firmamento celestial y; sus ojos parecen como unas esmeraldas, las más hermosas que he visto"
Claro que eso lo escuchó a escondidas cuando el cenizo estaba solo en su oficina. Esa vez estaba hablando consigo mismo.
—¡Me alegra por fin conocerte Izuku, he oído mucho sobre ti! —se lanzó a abrazarlo.
Izuku correspondió el abrazo nervioso y con un ligero sonrojo en sus mejillas. Nunca había tenido contacto con las chicas y eso lo ponía nervioso, sin embargo eso no significaba que estas le pudieran provocar algo.
Simplemente no estaba acostumbrado.
—Bueno ya déjalo, Sero te llama —dijo separando al pecoso.
—No seas envidioso, ya me dijo Shoto que andabas de arrogante en la fiesta de Momo.
—Si no me acuerdo no paso —mencionó despreocupado.
Ambos empezaron a "pelear", y el pecoso no supo que hacer o a quien pedir ayuda. Hasta que uno de los tantos ayudantes que pasaban por ahí le dijeron que así era constantemente. Por lo que decidió no darle mayor importancia y esperar a que el rubio terminara.
Aunque no sabía cuando pararía.
Su vista se desvió hacia una de las puertas y por ahí vio una cabellera ceniza.
Inconscientemente caminó hacia ella, asoció aquel cabello cenizo con el de Katsuki.
Quería ver a Kacchan.
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