𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐗
Después de un tiempo el día del baile había llegado, Izuku se preparaba nervioso porque sería su primera vez asistiendo a un evento de ese calibre.
El kimono que eligió era completamente negro, las telas eran holgadas, como si fuera un vestido, tenía decoraciones elegantes las cuales estaban dispersas por toda la tela en colores beige y el listón que rodeaba su cintura también era de color beige.
Se había maquillado un poco, el rubio le había enseñado lo poco que necesitaba para lucir bonito, a palabras del rubio.
Solo se puso algo de colorete en sus mejillas y delineó sus ojos, no lo iba a negar, sus ojos se veían lindos con esa línea de color negro. Al principió le costó demasiado por su pulso, el rubio se lo hacía seguido y le sorprendió la facilidad con la que se lo hacía. Y después de mucho tiempo había logrado hacer una línea perfecta sin que quedara chueca.
El rubio lo felicitó después de lograrlo, y con orgullo fue a mostrárselo al cenizo, el cual se había sonrojado al verlo y lo único que le dijo fue que lucía hermoso. Por lo que se esmeró en que quedará bien de ahora en adelante.
Si bien le daba algo de miedo ir al baile, más que nada porque sentía que en algún momento Katsuki lo tendría que dejar por un momento, Denki le había prometido estar con él en caso de ser necesario.
El rubio se había vuelto su amigo, pero Chiyo también. A la anciana no la veía tan seguido como antes, le había preguntado a Katsuki el porque, este solamente le respondió que al ser la tutora de su nieto debía ayudarlo constantemente a mejorar su don ya que él se encargaría de ser el curandero del trabajo.
El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos y fue rápidamente a abrirla, encontrando del otro lado al cenizo el cual ya estaba listo con su kimono, el cual era el mismo que él portaba, con la diferencia de que tanto las decoraciones como el listón eran de color verde esmeralda.
Era curioso, el color de sus kimonos representaba los colores del otro, específicamente el color de sus cabellos.
—Quería saber si ya estabas listo.
—Si pero, me siento nervioso, es la primera vez que iré a un evento de la alta sociedad.
—Aún estás a tiempo de no ir, te lo había dicho anteriormente, si no te sientes cómodo yendo al baile no te voy a obligar a asistir. Si prefieres quedarte a tratar el jardín o cualquier otra cosa no hay problema, me quedaré a tu lado.
Las pupilas de Izuku se hicieron grandes, siempre lo iba a repetir, Katsuki no era nada de lo que los rumores decían. De lo que Nemuri le había advertido, lo que Setsuna le había dicho con la intención de asustarlo.
Todo era mentira.
La única verdad, era que Katsuki era el hombre de sus sueños. Solo había pasado algpun tiempo desde que había llegado a la vida de Katsuki, y había sido lo mejor que le había pasado. Le había demostrado con acciones sus verdaderas intenciones, lo que dictaba su corazón.
Y el corazón de Katsuki dictaba querer verlo feliz.
Por lo que solamente asintió.
—Entonces vamos querido —le extendió su brazo.
Izuku lo tomó y entrelazó su brazo, lo miró encantado con esos ojos brillantes. Katsuki correspondió aquella mirada.
—Luces hermoso así, muero por presumir ante todos la belleza que será mi esposo y compañero de vida —confesó mientras besaba el dorso de su mano.
Sonrió maravillado y lo abrazó, sintiendo como el cenizo reposaba su cabeza encima de la suya.
Katsuki lo ayudó a bajar del vehículo, tenía cuidado de no pisar el kimono ya que se arrastraba un poco. Alzó su mirada para ver el castillo que estaba frente a él, estaba decorado con paredes rojas de ladrillo y los techos y decoraciones eran de color blanco y negro, visualmente era atractivo.
—¿Qué te parece? —preguntó curioso de ver como el pecoso mantenía su mirada en la construcción.
—Los había visto antes en dibujos, pero es completamente diferente verlos en persona, es enorme.
—Es de esperar, es hogar de la familia Yaoyorozu, podría decirse que son las personas más poderosas en cuestión de riquezas. Te diré algo, los señores Yaoyorozu son de las personas más clasistas que puedes encontrar, pero su hija es todo lo contrario a ellos. Le caerás bien.
—No me metas miedo por favor —respondió nervioso.
—Tranquilo no va a pasar nada, no te dejaré solo. Y en dado caso de que pase, el canario estará contigo.
—No quiero ser una molestia Kacchan.
—Para nada cariño, tú lo único que debes hacer es sonreír, tu hermosa sonrisa no puede estar escondida.
Izuku no se quejaba por los apodos que Katsuki le brindaba, desde que se habían acercado el cenizo siempre se dirigía a él con un apodo cariñoso, y en ocasiones también lo llamaba Deku.
Nunca se preguntó que significaba Deku, pero Katsuki lo llamaba así y que el hecho de que le haya puesto un apodo era algo significativo para él.
Katsuki le extendió su brazo e Izuku lo tomó sonriendo, el cenizo le daba seguridad. Poco a poco fue perdiendo el miedo de hacer algo mal o de quedarse siempre callado, empezaba a entender que ya no era un criado, que ahora tenía un título sumamente importante.
Ambos entraron y si Izuku se había maravillado con el exterior, el interior era mejor por mucho. Pudo ver a una enorme cantidad de personas, con kimonos simples y extravagantes, algunas mujeres traían demasiado maquillaje en sus rostros.
Buscó con la mirada a su amigo rubio, pero no lo veía por ningún lado. El cenizo se percató de eso y lo tranquilizó.
—No han de tardar en llegar, normalmente el canario tarda mucho en arreglarse cuando se tratan de este tipo de eventos.
Izuku asintió ante esa respuesta y empezaron a caminar, la intención de Katsuki era que se familiarizara con ese tipo de construcciones porque ya tenía planeado presentarlo ante sus padres y empezar a preparar todo para su boda.
No se casarían sin amor, no, Katsuki no era tonto, sabía que ya había un sentimiento que los unía. Jamás se había enamorado o experimentado el sentimiento del primer amor, podía decir con seguridad que Izuku era su primer amor, y quería que fuera el último.
Ante ellos llegó una chica con el cabello recogido en una cola alta, kimono rojo con decoraciones oscuras y un listón oscuro. Era atractiva a ojos de Izuku, y parecía de buenos modales.
—Bakugou, no creí que vendrías —comentó impresionada.
—Tenía una buena razón para venir.
La mirada de la chica se dirigió a Izuku, el cual se escondió por los nervios.
—Él es Midoriya Izuku, mi prometido. Deku, ella es Yaoyorozu Momo.
—U-un gusto señorita Yaoyorozu —saludó el pecoso saliendo de su escondiste.
Momo se rio por el tartamudeo del pecoso, pero rápidamente se compuso.
—El gusto es mío, me alegra por fin conocer al prometido de este chico —se acercó a él y le susurró —. Acá entre nos, es difícil verlo en los bailes, y más con un acompañante, y me alegra ver que alguien como tú sea el primero —le dedicó una sonrisa.
Izuku al ver esa sonrisa se sintió más tranquilo, los nervios que tenía antes se habían ido ante las buenas vibras que daba Momo.
—Pueden pasar y disfrutar, Todoroki está en el jardín junto a Kirishima y Kaminari —avisó la chica para después despedirse de ellos, aún debía recibir a los invitados —. Un gusto conocerte Midoriya.
Asintió comprensivo y siguió a Katsuki.
—Al menos no tendrás que esperar a que llegue el canario.
—Me hace sentir tranquilo si te soy sincero.
—Me alegra que lo seas.
Después de unos minutos llegaron al jardín, habían más personas en él, pero Izuku logró reconocer las cabelleras de Kirishima y Denki. Aunque había una tercera que no ubicaba, era de dos colores y el chico estaba de espaldas, suponía que él debía ser el tal Todoroki que Momo había mencionado antes.
—Oi —los llamó.
Los tres voltearon y la mirada ambarina de Denki se iluminó al ver a Izuku, sin pensarlo lo arrastró con él y le dio un abrazo. Al cenizo casi le da un tic en el ojo al ver esa muestra excesiva de afecto por parte del rubio.
Sin embargo el pelirrojo se río por las muestras de afecto que constantemente daba su pareja, y no lo hacía sentir incómodo o inseguro, conocía a su pareja y sabía que jamás lo traicionaría.
—Mira Izuku, él es Todoroki Shoto, trabaja con Kirishima y Bakugou —los presentó el rubio.
—Un gusto Midoriya.
—Un gusto.
—El mitad-mitad es quien nos ayuda en los interrogatorios junto a su hermano Touya —informó el cenizo, con tal de que Izuku se familiarizara con ellos.
—Kaminari y Kirishima me han contado mucho del chico que logró amansar a Bakugou.
—¡¿Amanzar?! —volteó a ver a la pareja, los cuales se escondieron detrás del pecoso.
—Para todo hay una explicación —explicó el rubio.
—No hay necesidad de usar la violencia —respondió el pelirrojo.
Izuku miraba la escena confundido, pero no pudo evitar sonreír un poco, Kirishima y Denki parecían un par de niños pequeños huyendo del regaño de su padre.
Definitivamente le gustaba el rumbo que estaba teniendo su vida.
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