𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈𝐈

Izuku entró a su habitación designada, se recargó en la puerta una vez la cerró y tocó su pecho, justamente donde su corazón saltaba frenéticamente.

Por alguna razón estaba feliz, y cómodo.

Los rumores que rodeaban a Katsuki eran simplemente eso, rumores.

En el poco tiempo que llevaba de estar con él, lo había tratado bien, en ningún momento le había alzado la mano o le había gritado.

En todo lo que llevaba de vida, jamás había sentido tanta calma, ya no sentía la misma presión que le pesaba hasta hace apenas unas horas.

Era increíble como la tranquilidad y confianza se podían conseguir con tan pocas acciones y palabras.

Vio el futón y suspiró, solo dormiría un poco, no quería abusar de más.

Se cambió por un yukata maltratado que utilizaba para dormir, se entristeció al ver que los agujeros que le había cosido se habían vuelto a abrir. Tendría que volver a coserlos, pero lo haría después de tomar la pequeña siesta.

Realmente estaba muy cansado.

Se recostó en el futón y antes de caer en la profundidad del sueño, unos rubíes se pasearon frente a él.

—¡Eres una estúpida! —le gritó alzando sus puños.

—¡A mí no me insultas!

—¡Cómo se te ocurrió esa tontería, darle la mano de ese inútil a uno de las personas más importantes, era para Setsuna!

—Todo tiene una explicación, en cuanto Bakugou sepa que Izuku no tiene don, lo dejará y vendrá a cancelar la propuesta, pero será en ese momento cuando le daremos la mano de Setsuna, y entonces Izuku volverá y se convertirá en el criado personal de Setsuna una vez que se case y sea Bakugou Setsuna.

—Pudiste haberme informado sobre tu plan y ahorrarme tantos corajes.

—Serías capaz de decirle a Setsuna, y quiero que se mantenga así hasta que Bakugou venga a hablar, ahí le diremos.

—De acuerdo.

La puerta fue tocada y una criada entró a la habitación.

—Disculpen por la interrupción mis señores, pero el señor Bakugou está aquí y desea hablar con ustedes.

Inko sonrió al escuchar eso, volteó a ver a Hisashi el cual también la veía.

—Llévalo a la sala principal y que nos espere ahí, iremos en unos minutos.

La criada asintió y se retiró de la habitación.

—¿Lo ves? De seguro viene para cancelar el compromiso.

—¿Le diremos a Setsuna?

—Después de arreglar el pequeño "percance" con el señor Bakugou le diremos, no apresuremos las cosas. 

—Bien.

Ambos empezaron a caminar hacia la sala principal para reunirse con Katsuki.

Katsuki tenía curiosidad de la familia de donde provenía Izuku, supo del fallecimiento de Yagi Toshinori, pero desconocía si la esposa del difunto All Might (nombre por el cual llegó a ser conocido en los templos de protección y exterminio), se había vuelto a comprometer con alguien más.

Debía suponer que sí, era conocido que Inko Midoriya había tenido solamente un hijo con All Might y después de su muerte, una hija con alguien más.

Salió de sus pensamientos al escuchar la puerta ser abierta, por ahí vio entrar a Inko Midoriya, y a su lado, a Hisashi Faiaburesu.

—Buenas tardes joven Bakugou —saludó la mujer de cabello verde.

Katsuki sintió nostalgia al ser llamado así, le recordaba a All Might cuando se de vez en cuando lo llegaba a ver.

Asintió levemente mientras devolvía el saludo, mostrándoles respeto.

—Puede tomar asiento —dijo mientras se sentaba en uno de los sillones junto a Hisashi.

Katsuki se sentó en un sillón individual frente a ellos, solamente había ido a hablar con ellos sobre algunas cosas de Izuku, nada más.

No quería ni tenía las intenciones de saber detalles que no fueran de Izuku.

—Me imagino que viene para hacer el reclamo del porque el bastardo de mi hijo no tiene don — sonrió victoriosa.

Katsuki abrió los ojos sorprendido por ese detalle.

—Suponemos que al no tener don usted no puede tener descendencia de la alta gama, digna de los Bakugou.

—Por eso, le ofrecemos un trato, puede casarse con nuestra bella hija Setsuna. Su don es la autotomía, el cual le permite dividir su cuerpo en partes pequeñas las cuales puede manipular libremente, un excelente don, ¿no cree?

Katsuki no sabía que decir, su rostro se mantenía neutral, no podía creer lo que esas personas le estaban diciendo. 

¿De verdad lo creían tan tonto?

—De verdad le ofrecemos disculpas por lo inútil que es nuestro hijo, pero le aseguramos que sí se compromete con Setsuna, tendrá una gran descendencia.

Katsuki después de unos segundos de un silencio incomodo, sonrió.

—¿De verdad creen que aceptaré su estúpida propuesta?

Ambos lo miraron incrédulo, no sabían porque había reaccionado así.

—Gracias a ustedes, ahora sé que Deku no tiene don, pero eso no me importa. No necesito descendencia fuerte a base de dones, sino a base de inteligencia y excelencia.

Inko palideció al oír eso.

—Aunque Deku no tenga don, puede darme descendencia. No porque alguien tenga un don puede ser victorioso.

Katsuki se levantó para después inclinarse, logrando que Inko y Hizashi temblaran por lo intimidante que se veía el cenizo en esos momentos.

—Las personas ganan a base de su inteligencia, no en base a un don que probablemente no sepan utilizar como se debe, nos veremos después.

Katsuki caminó hasta la puerta de la sala, y antes de salir, volteó hacia atrás ligeramente para verlos de reojo.

—Mi compromiso con Deku sigue en pie, más les vale no intervenir.

Después de decir eso salió de aquella sala, Inko y Hisashi no supieron que decir y permanecieron callados, inconscientemente le habían revelado al cenizo sus intenciones y no había manera de contradecirse.

Setsuna iba entrando a la mansión junto a Shindo, ambos vieron a un pelirrojo esperando fuera junto a una carreta. Setsuna suponía que habían visitas y no le dio importancia, retomando su camino.

—Que sea la última vez que te acompaño Setsuna.

—Es tu deber como mi futuro marido, una dama siempre tiene que estar muy bien vestida y con muchas joyas, eso habla muy bien de ella.

—Más bien habla de lo interesada que es —susurró.

—¿Qué dijiste?

—Nada.

Cuando Setsuna estuvo a punto de discutir con él, una sombra pasó a su lado logrando llamar su atención. Al momento de ver al causante de aquella sombra quedó encandilada.

Alto, cabello hermoso, rostro perfecto, un traje que se pegaba a su cuerpo el cual mostraba sus abdominales y todo su cuerpo trabajado.

Un sonrojo invadió sus mejillas al verlo, y al momento de verlo bien, lo reconoció.

Era Bakugou Katsuki, el prometido del bastardo de su hermano.

Al instante gruñó inconscientemente al saber que su hermano sería el prometido de aquel perfecto ser, y era algo que tenía que impedir.

Hará lo que sea con tal de que Bakugou Katsuki sea suyo. 

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