𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

Siguió sigilosamente aquella cabellera ceniza, Denki estaba tan enfocado en seguir la discusión que mantenía con Mina que ni siquiera se percató de que el peliverde ya no estaba a su lado.

Solo fue hasta un minuto después que se dio cuenta y rápidamente entró en pánico, buscando al pecoso por todos lados. Si Katsuki se enteraba que lo había perdido, lo mataría.

Mientras que Izuku siguió esa cabellera hasta una habitación, no quiso entrar por miedo y pena. Unas voces desconocidas lo sacaron de sus pensamientos, eran de un hombre y una mujer. Y era raro, ya que la del hombre se escuchaba pasiva y tranquila, mientras que la de la mujer se escuchaba fuerte y dominante.

Sabía que estaba mal escuchar conversaciones ajenas, por lo que estaba a punto de retirarse.

Hasta que escuchó la voz de Katsuki.

Bueno, una rebeldía no le hace mal a nadie.

Se aseguró de que nadie estuviera cerca que lo pudiera ver y escuchó con atención lo que platicaba Katsuki junto a esas personas.

—La señora Midoriya esta bajo custodia ya que también es presunta sospecha de lo que le paso a Izuku.

—Con que Inko, ¿eh? Me sorprende demasiado ya que siempre hablaba y presumía de la gran familia que tiene —mencionó tapando la mitad de su rostro con un abanico de mano.

—¿Y qué harás hijo?

—Izuku decidirá que hacer, no soy quien para decidir sobre la condena de su madre si es que resulta ser responsable también.

—¿Quién lo diría? Mi hijo malcriado y mal hablado preocupado y atento por alguien que no sea él mismo.

—¡OI TAMBIÉN TENGO SENTIMIENTOS!

—¡NO PARECE! 

—Por favor no empiecen a discutir, es muy temprano.

—Como sea, recuerda que pronto será la ceremonia para anunciar tu matrimonio ante el público. Tienes que hacer que el pequeño Izuku este listo para cuando llegue ese momento.

—No quiero presionarlo.

—Lo sabemos hijo, pero sabes que no podemos atrasar más la ceremonia. Es importante anunciarlo cuanto antes, para evitar que te sigan emparejando con más chicas y chicos de pueblos y ciudades cercanas.

Izuku se sorprendió al escuchar eso. ¿Todavía le llegaban propuestas de matrimonio a Katsuki? Él mismo creía que al haber aceptado irse a vivir con él ya había un gran avance entre ellos.

¿Entonces tenía que participar en una ceremonia para demostrar que aquel cenizo ya tenía una pareja formal?

—Aunque les digamos que ya tienes un compromiso, no nos van a creer, necesitan verlo para hacerlo. Tienes tres días para darnos una fecha para anunciar tu matrimonio, no más no menos —declaró la que aparentemente era la madre del cenizo.

—Mierda.

—Cuida tu boca, no es un lugar en el que puedas maldecir a diestra y siniestra.

Ante eso solamente chistó la lengua, pese a tener veinticuatro años su madre lo seguía sermoneando como si tuviera cuatro.

Y pese a lo mal que se llevaba, le tenía mucho respeto. No toleraba que nadie le faltara el respeto simplemente por ser mujer o alguien débil, siendo que de ella había heredado el carácter que tenía.

El pecoso al ver que se escuchaban pasos acercarse entró en pánico, rápido trató de encontrar un lugar donde esconderse, y justo cuando apenas iba a huir, la puerta fue abierta; siendo descubierto.

¿Qué si sintió pena? Uff, claro que sí. 

No podía levantar la cabeza de la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento.

"Tú y tu maldita curiosidad Izuku". Se reprendió a sí mismo.

—Ah, pero que cosita más tierna, tu debes ser Izuku —mencionó feliz mientras atrapaba en un enorme abrazo al pecoso.

Ante eso Izuku no supo como reaccionar, esperaba cualquier otra cosa, un sermón o una llamada de atención. Pero no un abrazo.

—¡OI SUÉLTALO!

—¿De verdad cual es la necesidad de gritar? —preguntó irritada mientras dejaba libre del abrazo al pecoso.

Izuku observó a la mujer frente a él, y el parecido increíble que tenía con Katsuki solo le daba a saber una cosa. Era la madre de Katsuki. Y quería suponer que el hombre que estaba a unos cuantos centímetros de ambos, era su padre.

Más que nada por los anillos a juego qué tenían en sus dedos anulares.

—Oh, ¿donde están nuestros modales querido? Soy Bakugou Mitsuki, y él, es mi esposo; Bakugou Masaru.

—Un gusto en conocerte...

—¡M-midoriya I-Izuku!

—¡Qué lindo!

—Nos alegra por fin conocer al chico que endulzó a nuestro hijo, realmente era una bestia antes de conocerte.

—¡OI!

Izuku no supo que decir, realmente la imagen que tenía de Katsuki era una muy distinta a como se la habían planteado durante el tiempo que llevaba conociéndolo.

—Y-yo, pienso que Kacchan es lindo.

Ambos padres se sorprendieron, pero rápidamente sonrieron de forma cálida al escucharlo decir aquello.

Mientras que Katsuki estaba ligeramente sonrojado.

—Definitivamente nos va a encantar tenerte de yerno, me gustaría hablar contigo sobre algunas cosas. ¿Tendrás tiempo mañana?

—N-no lo se.

Mitsuki suspiró tranquila, sabiendo que por el momento el pecoso tenía muchas cosas en su cabeza. No quería presionarlo.

—Piénsalo y dime tu respuesta por medio de una carta, Katsuki puede mandarla.

Izuku ante eso solamente asintió, ambos se despidieron de ambos chicos y se retiraron, dejándolos solos.

—Así que... ¿Lindo?

El pecoso se sonrojó ante ese comentario y rápido quiso buscar donde esconderse por la vergüenza que sentía.

Katsuki simplemente extendió sus brazos, dándole a entender al pecoso que podía esconderse en sus brazos. No perdió tiempo y se lanzó a sus brazos, nervioso y feliz.

Aspiro el aroma de Katsuki relajado, los brazos de Katsuki lo rodeaban sin ningún problema. Podía sentir como el corazón del cenizo latía con velocidad, así como también sintió la barbilla del alto reposarse en su cabeza.

Sus cuerpos encajaban perfectamente como piezas de enigmas. Como si supieran a quien le pertenecían.

—¿Escuchaste todo?

Izuku no iba a responder por pena, pero no podía mentirle a Katsuki.

Podía engañar y mentirle a todos los que estuvieran frente a él, pero a Katsuki no. Es más, si Katsuki llegaba a creer que le ocultó algo, él haría hasta lo imposible por hacerle ver que no es así o contarle la verdad.

Por lo que simplemente asintió con la cabeza.

—¿Qué piensas entonces?

Excelente pregunta.

Realmente tenía muchas cosas en mente.

Miedo, ansiedad, nervios, esperanza, entre otras emociones y sentimientos.

Pero si de algo estaba seguro, era de lo que su corazón quería.

—Quiero todo con Kacchan.

Al decir eso alzó su mirada, solo para recibir los labios de Katsuki en los suyos propios.

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