Capítulo 1: La confesión = rechazo
Hola hola bueno soy nuevo por estos lares, he tenido uno que otro problema para poder agregarme a esta pagina jajaja, espero que este fic sea de su agrado
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Kevin yo...- un joven pelinegro se encontraba enfrente del capitán del equipo de futbol americano, el joven estaba completamente sonrojado, temblando, buscando en su cabeza la manera de continuar la siguiente frase, aun no sabía del como había llegado a esa situación sobre todo a sus tiernos doce años – tu...tu me gustas ke..Kevin – dijo totalmente sonrojado mientras miraba al mayor.
Debes estar bromeando... - le mira con una ceja levantada mientras soltaba una fuerte risa burlona – no lo dirás en serio doble tonto – aun entre risas casi hasta las lágrimas, haciendo que el más joven baje la mirada, a decir verdad, el pelinaranja también había sentido cierto cariño hacia el pelinegro pero por Dios, el Kevin Kalaver, es el gran capitán del equipo de futbol americano tiene una reputación que mantener y estar con alguien de sexo no ayudaría en nada para mantener su gran reputación – solo mírate... - le dijo mientras le miraba de pies a cabezas al pelinegro.
Que...que tengo de malo...-dijo con voz baja pero lo suficientemente audible como para que el más alto le escuchara.
Kevin lo tomo de los hombros y se colocó junto al pelinegro en frente de un espejo que tenían en los vestidores de varones – es que no te ves... - le dice serio, haciendo que el más bajo mire su reflejo – eres...muy delgado, torpe, enclenque, nada atractivo, nerd y además ahora gay.
Pe...pero... - intento decir el más bajo pero fue callado por el mayor.
Será mejor que te largues perdedor – lo separa de su lado con un empujón – si mis compañeros de equipo se enteran de esto créeme que te golpearan sin piedad...y yo no piensos defenderte – cambiando su semblante a uno más serio – sal de estos vestidores tonto...ahora.
Eso es cruel...-mirando fijamente al mayor, esta lastimado, dolido, sentía su corazón se rompería en mil pedazos.
Que te largues – aventándole un puñetazo en la mejilla izquierda del pelinegro haciendo que este cayera al suelo.
El pelinegro aun aguantando las ganas de llorar, se levanta lentamente sujetando su mejilla lastima y comienza a correr lejos del vestidor de varones, lejos del pelinaranja, corrió sin importarle nada, ni siquiera le importo faltar a su última clase del día, solo quería llegar a su casa, encerrarse en su recamara y tirarse a llorar en su cama.
"Lo siento doble D" – fue el pensamiento del capitán del equipo de futbol americano – "es lo mejor" – se dijo mentalmente.
Ya en su recamara el joven pelinegro se encontraba llorando a mas no poder, grito, lloro, desordeno su cuarto con la finalidad de desahogarse, quería hablar con alguien, pero con quien, sus padres no estaban, ellos como siempre se encontraban viajando por trabajo descuidando a su único hijo, hablar con sus dos mejores amigos, eso estaba descartado no quería que Eddy se burlase de él y Ed pues de seguro no entendería nada, en verdad se sentía totalmente solo en ese momento.
Mamá,... papá... alguien – susurró dejando caer su cuerpo en una de las esquinas de su recamara mientras abrazaba de sus rodillas – alguien que me escuche...por favor – ocultando su rostro en sus piernas sin dejar de llorar.
Pasaron ya dos meses después de ese suceso en el vestidor de varones, la vida siguió normal, nada había cambiado, pero a pesar del tiempo aun le dolía el alma, el pecho, especialmente el corazón, cada que se cruzaba accidentalmente con Kevin, lo único que hacía era bajar la mirada y seguir su camino casi corriendo para alejarse.
Doble D...DOBLE D – grita el más bajo de sus amigos – tierra llamando a Doble D
Perdóname Eddy, estaba distraído... - dice mirando a su amigo, mostrando una falsa sonrisa.
Por lo que veo no escuchaste nada de mi plan de la gran estafa para hacernos asquerosamente ricos – dice aun molesto cruzándose de brazos.
Mira Eddy...pan tostado – dice emocionado el más alto de los tres.
Cállate Ed – aun molesto el más bajo – se puede saber qué te pasa cabeza de calcetín, has estado muy raro últimamente.
Na...nada Eddy... - suspira pensando rápidamente que decir – solo que he tenido muchas cosas que hacer, tareas de la escuela, tareas de la casa ya sabes con eso que mis padres nunca están... - dando una tierna sonrisa falsa, esperando así engañar a su amigo.
No sé porque no te creo nada – murmura el peliazul (creo que Eddy tiene el cabello azul si no es así XD lo siento) aun manteniendo los brazos cruzados – bueno ya entremos a clases, mientras más rápido se inicie esa tortura más rápido saldremos... Ed vamos.
Caballeros, vayan entrando olvide mi libro en mi casillero ya regreso – sale corriendo dejando a sus dos amigos, los cuales estaban alzándose de hombros e ingresaban al salón de clases – como pude ser tan descuidado...
El pelinegro corrió hasta llegar a su casillero y sacando su libro, comenzó a caminar para volver a dirigirse a su clase, pero se detuvo ya que escucho unos murmullos, donde el conserje guardaba todo el arsenal de limpieza, se acercó lentamente y entre abrió la puerta, sorprendiéndose de lo que vio.
Kevin nos descubrirán – dijo una chica pelirubia
Y que importa Nass... - dijo el pelinaranja mientas acorralaba a la pelirubia entre su cuerpo y la pared – eso lo hace más excitante sabes... - sonríe pervertidamente mientras atrapa los labios ajenos con los suyos en un beso feroz, mientras que las expertas manos del capitán de futbol recorre el bien formado cuerpo de la rubia.
Doble D retrocedió, cerró despacio la puerta, el pobre pelinegro se encontraba en shock, no lo podía creer, llevo sus manos a su pecho a la altura de su corazón, aquel corazón ya lastimado parecía que iba a dejar de latir en ese momento; esa escena que acaba de ver, termino por destruirlo, comenzó a correr lo más rápido que sus piernas lo permitían, salió de la escuela rumbo a su casa, las lágrimas no paraban de salir de sus ojos, al llegar a su casa se tiró en su cama, ese día lloro y lloro hasta la noche dejando sus ojos hinchados.
Tal vez yo deba resignarme y no llamarte más... - dijo recordando cuantas veces había llamado a Kevin en cada sollozo - tal vez yo deba respetarme y no rogarte más... - soltando un ligero suspiro - tal vez deba dejar con toda dignidad que vivan un romance en paz – apretando sus puños fuertemente - no sé quién de los dos es el que está perdiendo más... - apretando con más fuerza los puños con furia, él no era de juzgar a las personas, pero había rumores sobre aquella pelirubia los cuales no eran nada agradables - no sé si te das cuenta con la estúpida que estás... - dejando escapar una risa de dolor - yo sé que no podrá quererte como yo
así no te amará jamás – cerrando los ojos, dejando escapar nuevas lágrimas.
Esa día sus padres llegaron a casa en la madrugada, el joven pelinegro aún se encontraba despierto, no había podido descansar, salió de su recamara por primera vez, había estado ahí desde que llego, tenía que hablar con su padres, tal vez no contarles lo que pasaba en la escuela, de sus sentimientos hacia su compañero de clase y vecino, pero al menos intentaría llegar a algún con ellos.
Mamá... Papá... - dice mientras bajaba las escaleras con un ligera sonrisa – puedo hablar con ustedes.
Sus padres se sorprendieron al verlo despierto, pero aceptaron hablar con su único hijo, el joven pelinegro sabía que esa platica con sus padres marcaría su futuro.
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