♠ Día XXVIII: "Muerte"

Hanahaki

En esos momentos solo tenía un peluche tamaño mediano en forma de caballo —aunque en realidad parecía un unicornio—, que abrazaba con sus fuerzas mientras se perdía en sus pensamientos y no dejaba de toser con molestia y sin opción alguna aquello que tanto le asfixia. Con cada minuto iba aumentando siendo más doloroso e insoportable.

En el infierno hay dos formas de matar definitivamente un demonio. Ya sean por las armas de los ángeles que vienen anualmente o por cierta enfermedad dañina, la cuál algunos consideraban una leyenda pues ha pasado mucho desde que alguien la padeció.

Blitzo debió haberlo previsto desde hace tiempo. Había caído en algo que nunca deseó y que demasiado tarde se dio cuenta. Y ahora mismo sufría las consecuencias por ese amor no correspondido. Porque después de todo sus sentimientos nunca fueron tomados en cuenta de manera seria y él ilusamente había creído que había algo especial entre ellos dos.

Pero la realidad siempre es cruda. Es horrible. Así lo fue cuando su familia se le fue arrebatada de su lado, tuvo que aceptarlo pero eso no significa que no le dolió por mucho tiempo y fue difícil superar su muerte y seguir adelante.

¿Por qué iba a creer que lo iba a preferir a él por encima de su esposa? Había sido un tonto e iluso e ingenuo imp que siempre era la segunda opción de alguien.

Tocaron la puerta pero él permaneció en silencio. De todas formas alguien entró hasta quedar sentado en un costado de la cama. Él no alzó la vista, seguía su cara hundida en el peluche que traía, que el mismo causante de sus problemas hace varias semanas le compró. Le encantaba que el peluche aún oliera a nuevo con un poco de colonia que usa él. Pero eso no le importaba ahora, el peluche no era el problema en realidad.

—¿Papá?

—¿Sí?— alzó apenas la mirada al notar que se trataba de su hija y no de alguno de sus empleados.

—¿Qué te pasa? Porque estás...— se detuvo así misma al escuchar como seguía tosiendo con fuerza, varios pétalos salían de su boca. Ella solo estaba preocupada.

—No es nada, ya se me pasará. — respondió intentando sonreír más salió como una mueca forzada y dolida.

Claramente las cosas no estaban bien. Él se quería hacer el fuerte pero no iba funcionar contra su hija. Ella sabía que algo estaba mal.

—¡No! Estás enfermo. Debemos llevarte al hospital ahora. — pidió la chica en un intento de cargarlo de ser necesario hasta correr y llevarlo al hospital más cercano.

Ella no era tonta; estaba totalmente consiente de a qué se deben sus síntomas o a qué enfermedad pertenece.

Había escuchado varias historias relacionadas a dicha enfermedad pero que supuestamente, era raro que  en estas épocas aún hubieran pacientes que la tuviesen, habían pasado décadas desde los últimos demonios que la tuvieron. Por lo general ahí abajo, los demonios no caen en esos sentimientos tan fuertes y reales que enferman pero a la vez son tan hermosos, el amor es hermoso y en ocasiones tan bueno que es más frecuente que, uno no se da cuenta de que está enamorado o tú amor siempre es correspondido. Incluso en el debido caso de que no lo seas, los sentimientos como ya mencioné no son tan fuertes. No pasan de una atracción sexual o de un me gustas temporal.

Por eso se acostumbraba más que los humanos la siguieran teniendo, pero en un demonio era tan extraño en estos años. Incluso lo habían tomado ya como una leyenda.

—En el infierno no existen los hospitales porque los demonios no se enferman gravemente y no mueren a menos que sea por el exterminio anual donde obviamente ya no tienes salvación. Movió el peluche a un lado para hablar mejor con su hija  — explicó el imp y luego escupió un montón de pétalos más.—No pienso ir hasta el mundo humano...

No había tanto problema en ir al mundo humano en realidad, nadie los juzgaría o espantaran al ver demonios reales pisando la tierra —a excepción claro de los creyentes religiosos—. Su problema es que no tenía ánimo de abrir un portal e ir hasta el hospital más cercano que se encuentren para que le digan las únicas opciones que tiene para salvarse las cuales ya les concierne. Ir a un hospital no tiene sentido para él.

—¡Vas a morir si no te hacen la cirugía!— le interrumpió con molestia. ¿Por qué su papá es tan terco y arrogante u orgulloso?— ¿Y luego que pasará conmigo? ¿Con la empresa?

Loona había dado en un punto muy fuerte y delicado para él que había pasado por alto todo esté tiempo cuando se había rendido a seguir viviendo.

—Lo se pero, ya es tarde. En lo que me llevas ya será demasiado tarde. Me tocó una flor en la que sus síntomas tardan en aparecer y ahora tengo poco tiempo.

La loba claramente mostró su furia y total descontento aventando todo lo que se le atravesará. Luego de su desquite lo miró con enojó y tristeza a la vez.

—¿Quién es papá? ¿De quién te enamoraste?— exigió saber la chica. Ella esperaba que a cualquier demonio le sucediera, menos su papá. Él era el demonio que menos espero que sufriera esa situación porque siempre era muy orgulloso y pocas veces se veía realmente interesado en alguien que no fuera mero sexo.

—De alguien que nunca será para mí. — respondió luego de un silencio incomodo.

Su hija le insistió en qué aún había tiempo y de alguna forma conseguirían dinero u otra forma de pago para la operación. Pero Blitzo negó, él no quería eso.

Volvió su mirada de pesar y dolor a su peluche el cuál abrazo con fuerza de nuevo. Decir esas palabras en voz alta enfrente de un ser querido realmente es doloroso. Pero él no mentía.

Aquel demonio del que se había enamorado de verdad, estaba fuera de sus límites. No pertenecían a la misma clase social ni de poder. Ambos tenían sus propias familias pero demasiado diferentes una de la otra.

Y aunque el otro no se lo dijera directamente, él ya se había dado cuenta que su amor sería totalmente rechazado.

Cruelmente es una verdad que ya aceptó pero aún así no deja de doler. No deja de ser tan dura para si mismo y lo peor es que está afectando a su hija, quién es a quién menos quiere lastimar o dañar en todo esto.

Lo maldice totalmente a él y se echa la culpa por haber caído en esos sentimientos que solo estorban y lastiman.

Un imp como él jamás podría ser correspondido por un adinerado príncipe de gran estatus. Somos de mundos totalmente apuestos.

Era una cobarde, porque ni para confesarse fue valiente y decirle en su estúpida cara las cosas que sentía, porque ya se imaginaba la respuesta del otro.

Prefiero no humillarme más. Es lo que pensó.

La enfermedad del imp sólo nació por sus suposiciones y las situaciones que se dieron con conveniencia.

• • •

Habían pasado días desde la última vez que habló con Blitzo, realmente extrañaba a su imp favorito. Se había vuelto distante, más de lo normal. Ni siquiera sabe nada de sus empleados. Ni lo ha visto salir a algún lado como a la piscina o un parque de atracciones.

Con alegría y comodidad marcó al número de siempre para escuchar la bonita voz de su imp favorito.

—¡Blitzy! Hace tiempo que no nos vemos, ¿Qué tal si vienes hacerme una visita casual?— preguntó de manera sensual pero directa, podía imaginarse fácilmente que se encontraba haciendo el imp.

No podré.

Había sonado demasiado seco, cortante y frío. Por lo general siempre suena incómodo, molesto, aburrido o incluso un intento de sonar animado. Pero jamás había sonado tan distante y serio. Era totalmente extraño.

—Te oyes mal, ¿Qué te ocurre?— preguntó bajándole un poco a su alegría, sonando más calmado y serio. Incluso aunque en el fondo escuchó como alguien tosía del otro lado.

Estoy enfermo.

—¿De qué?

Eso no te importa.

—¿Por qué no habría de importarme? Eres mi imp favorito. — respondió con una risa al final. Se sentía intrigado por saber que le ocurría a su querido Blitzy y porque lo escucha tan amargado y distante.

Pensaba que con unos mimos el imp se relajaría.

Stolas ya no juegues con eso. Yo jamás seré importante para ti de esa manera. dijo luego de un rato, aquéllas palabras realmente le sorprendieron. Se escuchaba enojado, resentido con una pizca de tristeza. Pero le era imposible imaginar a Blitzo triste.

—...

Debo colgar. Y no me vuelvas a buscar, quizás ya no me encuentres.

—Pero Blitzy, yo de verdad-

Y colgó. Blitzo nunca le había colgado a menos que le diera un arrebato sexual pero, todo fue tan rápido y cortante. Comenzaba a preocuparse enserio por él.

Para cuando quiso ir a visitarlo personalmente esa misma noche sin importarle las quejas de su esposa, había sido demasiado tarde.

De todos los demonios que conoce, nunca esperó que su pequeño amante le tocará morir y ni siquiera fue por algo común como la exterminación anual. Murió de la forma menos pensada y más triste a su parecer.

Stolas se preguntaba con dolor y furia porque no fue a un hospital del mundo mundo. Porque no le pidió ayuda, como dinero para pagar la operación, el podía contar con para eso al menos. O porque mierda no le confesó lo que sentía y solo hizo malditas suposiciones que por su situación entendía porque creía que iba a ser rechazado. Aún así, Blitzo debió decirle todo. Porque ahora será él quién tenga en su consciencia la muerte de alguien que consideraba más que un simple amante.

Blitzo era un idiota. Murió por su maldito orgullo al no hablarle de la situación y encontrar una solución. Fue tan egoísta en su opinión.

Lo peor del asunto, es que Stolas no alcanzó a decirle sus sentimientos en esa última llamada que tuvo con él.

Y ahora jamás sería capaz de decirle la verdad.

@rosarian666

Palabras: 1,683
Fecha de publicación: domingo 28 de junio del 2020
Escritor: JaquiiAleWorld
Fandom: Helluva Boss
Nota del escritor:

Bien; al fin terminé esta parte ambientada en el Au Hanahaki.

Ya estamos muy cerca del final! Nos vemos la próxima :3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top