Capítulo 3

Lavaba los pisos una vez más pensando en aquel chico que lo había besado hace unos días ¿en verdad volvería? deseo volverlo a ver, era hermoso, si volvía ¿sería por él? Sus ojos se abrieron con ilusión, era demasiado perfecto, suspiró hondo analizando, sintió con ese beso que algo había robado de su ser, suspiró con fastidio, negó con sarcasmo, eran tonterías. Levantó su mirada observando a Yuta entrar con un shinobi, no parecía de la Niebla, el sujeto se veía algo asqueroso y peligroso, su mirada se veía oscura -¿Cuánto ofreces?- el shinobi sonrió con burla, levantó una pequeña bolsa con bastante dinero, Yuta analizó con cuidado- entiendo, deme una hora -el shinobi lamió sus labios con morbo, asintió saliendo del lugar.

Yuta sonrió observando la enorme cantidad en sus manos- mocoso, necesito que vayas por un encargo especial- el rubio apretó el ceño con duda- ¿de qué demonios hablas?- Yuta guardó silencio un momento -necesito que recojas un cargamento de esencias de rosas, el vendedor es algo especial, no te atenderá así de mugroso, date una ducha rápida, me urge porque tenemos un invitado especial -Naruto se levantó con fastidio, asintió yendo al pozo, con velocidad se aseó usando el agua fría del lugar.

Al regresar entró a la mansión, en cuanto abrió la puerta una de las chicas le sopló en la cara un polvo blanco, parpadeó cabreado- hija… de puta, te partiré la maldita… cara- comenzó a sentirse adormecido. Yuta de inmediato lo cargó, subió las escaleras metiéndolo a su habitación -cambien su ropa- las risas de las chicas irritaban al menor, todo le daba vueltas, sentía como lo desvestían con velocidad -para que vuelvas a llamarnos putas, hoy te convertirás en uno de nosotras bestia idiota- el rubio vio a la pelirroja hablarle en el rostro con una sonrisa desquiciada.

El pequeño no entendía una mierda. Yuta lo veía aún despierto -¿usaste el tranquilizante del mercado negro? fui específico, este mocoso es un roble -la chica asintió- lo usé todo, debería caer como una tabla, no despertará en algunos días, tal vez no despierte -se burló al haber usado demasiado- no se dará cuenta Yuta, no te preocupes -el dueño del lugar sonrió con burla.

La puerta de la mansión se abrió, salió con velocidad -lo estábamos esperando, pase por favor, ya está listo- el shinobi lamió sus labios, subió a la habitación, sonrió con maldad al ver al chico drogado en la cama con una bata de ceda blanca, cerró la puerta a su espalda viendo salir a las chicas, comenzó a desnudarse mientras se acercaba a su víctima, en alguna ocasión lo vio cuando fue por putas, le encantó el chico, el desgraciado Yuta pedía bastante, había conseguido el dinero para hacerlo suyo.

Al estar desnudo comenzó a masturbarse observando al rubio- mierda, te ves delicioso -Naruto giró sus azules, todo daba vueltas, observó al hombre desnudo a su lado tomar su mano y colocarla en su miembro, sintió bastante asco y miedo- no, por… favor -el shinobi sonrió -shhhh te va gustar- subió sobre el chico, arrancó la bata sobre su cuerpo desgarrando la ropa, comenzó a besar su cuerpo y morderlo con desesperación -duele, no- abrieron sus piernas.

Naruto negaba lentamente con terror, levantó sus manos empujando al sujeto suavemente, no tenía fuerza, abrió sus azules con dolor al ser penetrado, lágrimas salían de sus azules, dolía demasiado, vomitó sobre su cuerpo sintiendo un puñetazo en su rostro, se sentía un maldito muñeco siendo penetrado por ese asqueroso hombre, toda la habitación daba vueltas, lo giraron contra el colchón, el aire comenzaba a faltar, enterraban su rostro en la tela sin dejarlo respirar.

…..

Los azules se abrían lentamente, giró su mirada observando que estaba en la bodega dormido, todo le daba vueltas, apretó el ceño sintiendo dolor, todo su cuerpo dolía una mierda, principalmente su trasero, imágenes comenzaron a llegar a su mente como flashes difíciles de distinguir, negó lentamente, se levantó observando que aún era noche, bajó su mirada viendo su ropa en él ¿había sido un sueño? estaba confundido.

Levantó su brazo que ardía, había una notable mordida en su piel, con velocidad sintió su corazón latir con fuerza, sacó su playera, todo su cuerpo estaba marcado con mordidas y hematomas, sus azules se movían aterrados de un lado a otro tratando de recordar bien, apretó el ceño al hacer memoria y comenzar a definir esas imágenes, la pelirroja lo drogó, abrió sus azules bastante al ver a un hombre sobre el abusando de su cuerpo, lo habían violado, negó con dolor y coraje, tapó su rostro comenzando a llorar con dolor. Las imágenes donde era penetrado llegaban una y otra vez, se dejó caer en su manta cubriendo su cuerpo con vergüenza y frustración, sentía asco, su estómago estaba revuelto, se levantó con bastante asco y mareo, vomitó en el suelo una vez más, arcada tras arcada, su cuerpo no podía parar. Después de algunos minutos ya no había más que vomitar, se levantó tambaleando, caminó al exterior de la bodega hasta llegar al pozo, bajó la cuerda con el balde, lo llenó de agua, al subirlo lo vació sobre su cuerpo tratando de borrar a ese cerdo de su cuerpo, duró casi una hora tallando su piel. Al terminar ese desgarrador baño se puso algo de ropa, observó con odio el lugar donde vivía, le daba asco todo en ese lugar, todo en ese maldito prostíbulo, levantó sus grises afilados, limpió sus lágrimas con coraje, caminó lentamente hacia la mansión, era de madrugada, casi amanecía, la mayoría de los clientes se habían ido, se acercó paso a paso, su mirada se hacía aún más fría, helada, gris.

Con cuidado colocó pedazos de ocote entre pequeños huecos en la mansión de madera, entró al lugar directo a la cocina, tomó botellas del aceite de cocina, comenzó a regarlo por los pasillos y escaleras, bajó a la planta baja regando todo con cuidado sin omitir espacios, cerró las ventanas rompiendo el seguro para que no pudieran abrirlas, cerró la puerta trasera con llave, se coló en cada habitación cerrando de igual forma las ventanas, observó a cada una de las bastardas dormir con bastante alcohol en su sistema, regó un poco de aceite sobre sus mantas y cortinas, caminó hacia el piso de abajo nuevamente, la habitación de Yuta estaba junto a la puerta de acceso, abrió sigilosamente la puerta cerrando la ventana con cuidado, regando aceite sobre su manta, con sigilo tomó juegos de esposas para sus pervertidos juegos, amarró sus pies a la base de la cama y sus manos al respaldo, comenzó a buscar con cuidado el dinero en los cajones, en la ropa, en el clóset, no había nada. Un pequeño reflejo de la luz que venía de la ventana se reflejó en el suelo, Naruto sonrió con maldad y locura, se agachó con cuidado levantando una pieza del tatami, abrió sus azules bastante al ver todo el dinero, tomó la bolsa, la metió en su camisa, se levantó colocándose en la puerta, sus grises veían con odio al hijo de puta.

-Yuta- susurró suavemente -el hombre trató de rascar su trasero, abrió sus ojos con terror al sentirse maniatado, su mirada de inmediato cayó en el rubio, tragó pesado al ver lo frío que eran sus azules, se veían grises -Na… Naruto ¿qué es esto? suéltame por favor, no es divertido -el rubio levantó una ceja- ¿drogarme si lo fue? ¿qué me vendieras también lo fue?- Yuta abrió sus ojos bastante al darse cuenta que recordaba, negó lentamente.

Naruto apretó el ceño- me vendiste hijo de puta, te haré pagar, vas a llorar sangre- Yuta tragó pesado nervioso, comenzó a orinarse en la cama de miedo -se suponía esa droga borraría tu memoria ¿cómo? debiste despertar en cuatro días, sólo fueron unas horas
-negó con terror al ver el aceite sobre su cuerpo y como estaba amarrado, tragó pesado, lo vio con una chispa, observó cómo la jugaba en sus manos -me jodiste Yuta, yo los joderé a ustedes, se metieron con la bestia equivocada, estúpido-

El mayor abrió sus ojos con terror al ver como soltaba la chispa dejándola caer, el pequeño dispositivo rebotó en el suelo hasta tocar el aceite, el fuego comenzaba a expandirse con velocidad- noooooo por favor, noooooo- Naruto lo vio prenderse en fuego, se retorcía en la cama con un dolor insuperable, el rubio giró sus azules viendo como el fuego avanzó con velocidad al piso superior, sonrió con maldad saliendo de la mansión cerrando con un candado la entrada, la observó prender en llamas por completo. Los gritos de Yuta y las chicas se escuchaban con fuerza, era desgarradores, pero el rubio en lugar de sentirse mal disfrutaba su venganza, disfrutaba sus gritos, su dolor, sonrió con locura y lágrimas en sus mejillas- ¡púdranse en el maldito infierno putas!- gritó con coraje, comenzó a reír como psicópata, lágrimas caían de sus ojos mientras reía sin saber cómo definir sus sentimientos, caminó lentamente riendo con locura por el bosque saliendo del lugar.

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