Parte 2 ( Polvo de estrellas)
Antes de empezar. Este capitulo es diferente al anterior en el modo de narración, pero ambos están conectados. Gracias por leer y ¡Comencemos!
Ehy...aquí Lance. No se muy bien cuando comenzó ¿sinceramente? Creo que siempre fue así. Y la verdad es que duele, que estoy cansado y que a veces me olvido de respirar. No es algo que pueda explicar con palabras, no es como que pueda contar como se arrastra bajo mi piel o como se enrosca en mi pecho. No quiero decir que no lo entiendas, porque igual que yo, puede que las cosas no estén bien contigo. Pero a diferencia de mi, tu vales algo, da igual que alguien diga que no, para mi siempre seras el mejor en lo tuyo.
Si, ya se que yo soy yo. Qué mi opinión es relevante y que no te es suficiente con eso, conmigo. Pero ahí te lo dejo por si alguna vez te hace sentir mejor.
Hace mucho que me perdí en la infinidad de las estrellas, puede parecer algo metafórico y hermoso, pero hace tanto frío aquí...
¿No estas entendiendo nada, verdad? Da igual, no es que yo sea relevante. Puedes sustituirme, ya se que siempre has dado por hecho que voy a estar allí. Bueno, ni siquiera soy el mejor para eso. No creo que le des importancia, pero no estoy enfadado contigo. No podría.
Nunca podría explicar como llegué tan lejos, siendo tan inútil y sintiéndome cansado por tantos años. Pero de alguna forma lo hice y lo siento por eso. Porque se que he sido un estrobo, que molestaba en la mayoría de los casos y que posiblemente no te importa todo esto.
Así que...si no te importa, bien, dejalo estar, deja que termine de perderme en las nebulosas de la inmensidad del espacio. Pero, por si alguna vez te hace sentir mejor, recuerda que soy ese polvo de estrellas que siempre estará a tu alrededor.
Atentamente, a los paladines de Voltron.
Lance.
Shiro terminó de leer el arrugado papel con lágrimas en la cara. Todos allí se habían dejado llevar por el llanto. Excepto Keith que deslizaba la mirada con un semblante frío en la cápsula de sanación en la que yacía Lance. Era cierto, todos daban por hecho que el cubano siempre estaría allí. Ninguno habría imaginado que intentaría suicidarse.
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