045

(Como algunas sabrán, esta historia estaba en edición. Sin embargo, como ya no me enfoco en wattpad, seguirá igual que antes).



Dark Red — Steve Lacy.

I S A B E L LA.

Isabella observó como el moreno se acercaba a su esposo y lo tomaba del brazo, le susurraba algo al oído, y Draco negaba con la cabeza y fruncía el ceño. Volvieron a susurrarse cosas al oído y Draco la buscó con la mirada. Después de un minuto; ambos chicos se acercaron a ella.

Draco envolvió su cadera con un brazo, se inclinó hacia su oído y le susurró —: ¿No puedes pasar una hora sin extrañarme?

— Quisieras — replicó —. ¿Quién es tu amiguita?

— Aurélie — casi le gritó en el oído —, la chica que me quitó la virginidad, Bella.

Arqueó una ceja.— ¿Estás borracho?

— Un poco. Mi amiga me ofreció algo y no pude ser mal educado.

— ¿Por lo menos vas a tener la decencia de presentármela?

Sintió la mano grande de Draco aferrarse a su muñeca y jalarla en dirección hacia la chica. Se paró unos centímetros lejos de ella y comenzó a hablar —: Aurélie, está es mi esposa Isabella Malfoy, pero por alguna razón; ella se llamá así misma 'Isabella Rosier de Malfoy' — se encogió de hombros —. Bella está es la Francesa que me quitó la virginidad.

Isabella le tendió una mano a la chica, ella la aceptó.— Un gusto, Isabella.

— Aurélie Dumont — Bella se percató del acento Francés muy marcado —. Draco me ha hablado de tí.

Las dos chicas se presentaron, hablando un poco y conociéndose tal vez.

Blaise jalo al muchacho de la camisa, llevándose consigo a Isabella y a Draco.— ¿Qué has tomado, Draco?

Meneó la cabeza.— ¿Me necesitaban?

— Sí, queríamos irnos.

— ¿Adónde?

— Los chicos hablaron sobre una discoteca. Nos han invitado.

— Oh, lo qué pasa es que a Bella no le agradan los chicos, Blaise. Ya sabes, están siendo unos idiotas con ella.

— No muy idiotas, dado el caso que, fue Theodore el que le informó a Bella donde te encontrabas.— le dedicó una mirada de disculpa a Isabella.

Draco giro la cabeza en dirección a Bella.— ¡Oh, Bella, no me jodas! ¿Otra vez con Nott?

Cruzo los brazos sobre su pecho.— Fue él quien me habló, yo simplemente le respondí.

— Dejemos este lugar de mierda.— tomó a los dos de las muñecas y desaparecieron del Gran comedor.

Se encontraban en una discoteca muy ruidosa, grande y luminosa. Los tres se encaminaron hacia la gran barra, pidiendo algunos tragos. Bella pensó en prohibirle a Draco, pero ya estaba muy grande para tomar sus decisiones, ¿cierto? Además por una noche no le haría daño.

Tres shots de tequila aparecieron ante ellos. Y antes de que Bella se diera cuenta; Draco le metió una rodaja de limon en la boca y después le ladeó la cabeza a un lado, dejando su cuello a su merced. Unto sal sobre su cuello, paso la lengua lentamente sobre el, y se llevó el vasito a los labios, tomando el líquido de un tirón. Cogio la mandíbula de Isabella y le alzó la mirada, pegando sus labios a los de ella; mordiendo la rodaja de limon y arrebatándosela.

Un calor se apoderó de su cuerpo, subiéndole por todo el cuerpo; tiñendo sus mejillas de un color rosa. Se humedeció los labios y le pidió a Draco repetir el proceso. El único cambio fue que, era el turno de Bella.

Al pasar los labios por el cuello de Draco, sintiendo el sabor de la sal sobre su lengua; pegó sus labios y chupo la piel pálida de su esposo, dejando una pequeña marca morada.

Se llevó el vaso a los labios y después los unió con los labios de Draco, en un beso hambriento. No lo había besado por una semana entera y al hacerlo todas las emociones cobraron vida, en su núcleo.

Bella le guiñó un ojo y se fue hacia la pista de baile, siguiendo el ritmo de la música y sin quitar los ojos de Draco. Cada movimiento, cada sacudida de cadera, iban dedicados a su esposo, el cual la miraba expectante desde la barra.

Vio como se inclinaba hacia su amigo y le susurraba cosas al oído mientras mantenía una sonrisa sobre sus labios.

Bella siguió comiéndoselo con los ojos mientras subía y bajaba lentamente, se tocaba el cuerpo con las manos y movía las caderas de una forma lenta y seductora.

Deja ya de mirarme así.— su voz lleno su mente en un susurró.

¿Por qué tendría que parar? — le preguntó.

— Porque seguro que no te apetece que vaya y te folle delante de todo el mundo.

— ¿Quién ha dicho que no me apetece? — rió. Una risa seductora, retándolo a hacerlo.

— ¿Por qué no vienes tú? Estoy seguro que a todos les encantará ver como follamos sobre la barra.

Se dio cuenta que hablaba en serio. Draco hablaba en serio. Era capaz de follarla allí, delante de todos.— No lo creo. No creo que los demás tengan un interés especial por verlo.

— ¿Por qué no lo descubrimos?

Bella negó con la cabeza y se acercó a ellos.— ¿Pedimos algo más?

— ¿Por qué siento que se estaban diciendo cosas de mente a mente?

¿Porque, en efecto, lo estábamos haciendo? — le respondió Draco con obviedad.

— Bueno, follense aqui. Yo iré por una chica, que hace rato me esta mirando.— el chico les guiño el ojo y se alejo de ellos.

Bella tomó el lugar de Blaise, y Draco se le acercó más, mucho más.— Así qué... ¿estabas celosa?

— No.— negó y bebió del vaso de su amigo.

Su mano comenzó a serpentear el cuerpo de Isabella, paró sobre sus costillas, justo abajó de su seno, y Bella se estremeció.— ¿No? — se humedeció los labios —. Entonces tengo que informarte que, tal vez, me coqueteaba.

— ¿Ella te coqueteaba, o tú le coqueteabas?

— Nunca coquetería con nadie que no fueras tú — con la mano libre que tenía, envolvió un mechón de Isabella, tiro de el suavemente —. ¿Cuántas veces tengo que asegurarte que estoy jodidamente loco por ti, Isabella?

— ¿Me pides algo más fuerte?

Draco asintió y le habló al mesero; pidiéndole algo más fuerte a Bella. Después de unos cuantos tragos — los cuales, Draco no bebió ninguno—, Bella comenzó a balbucear y a divagar.

— Si te cortan la pierna... ¿te dolería?

Draco frunció el ceño.— ¿Obvio?

— ¿Cómo?

— Porque te cortaron la puta pierna, boba.

— ¿Y entonces dónde sientes el dolor?

— En tu piern...— su ceño se frunció aún más, su boca se abrió un poco.

— Exacto, Draco. ¿Cómo vas a sentir dolor en tu pierna si...?

— Si ya no está... Joder.

Bella se llevó la pajita a la boca y le dio un trago, asintiendo con la cabeza.

tiro de la muñeca de Draco, llevándolo con ella a la pista. Allí mismo, se encontraron con Blaise, que bailaba con una chica.

Bella lo empujó con el trasero, y Blaise volteó a verlos. Levantó ambos brazos y comenzó a vitorear.

Bella pegó su cuerpo al pecho de Blaise, y jalo a Draco para pegarse a su cuerpo. Entonces estaba ahí, bailando en medio de Draco y Blaise. Moviendo sus caderas y acariciando el pecho de Draco. Sintió algo duro... delante y detrás. La ereccion de Draco y de Blaise, pegándose a su cuerpo, haciendo fricción con su entrepierna y su trasero. Mordió los labios de Draco y volvió su cuello con sus brazos. No tenía planeado eso, no quería que el amigo de Draco se excitará. Así que se separó por completo.

Blaise vitoreó en negación y Draco se separó de Bella. Tenía una mirada de sastifaccion. Sus ojos grises ahora oscuros, pero cuando sus ojos viajaron por el cuerpo de su amigo y notó su ereccion; frunció el ceño y la sonrisa abandonó sus labios.

— No lo hagas, Blaise — lo empujó por el hombro —. ¡Joder, no! ¡Todo menos esto!

— ¡No significa nada. Es mi cuerpo el que reacciona! — aseguró el moreno.

— ¡Contrólate, joder! — lo señaló con un dedo —. ¡Contrólate! — repitió.

— ¡Hombre, Draco. Lo siento!

— Draco, fue mi culpa. Por favor, basta.

— ¡No, joder! — por los gritos que abandonaban los labios de Draco, casi toda la discoteca se volteó a verlos —. ¡No es tu culpa estar buena, es su culpa por no controlarse! ¡Eres mi esposa, Bella! Debió controlarse.

— Draco, lo siento.— repitió Blaise.

Pero el rubio estaba cegado por la rabia. «¿Primero Theo y ahora Blaise? No, no podía ser cierto. No lo permitiría. No permitiría perder otro amigo más.» Se pasó las manos por el pelo varias veces desordenándolo, y maldijo varias veces. Entonces se acercó a Isabella, tomándola de la mano; ambos desaparecieron.

Si antes estaba un poco borracha, tras usar la Aparición empeoró. Su estómago le dio vuelta, al igual que su cabeza.

Draco — casi — arrastraba a Isabella por toda la mansión, llevándolos a ambos, al cuarto.

— Me estás lastimando.— chilló Bella, tratando de quitarse la mano de Draco.

— ¡Tú me lástimas a mi! — espetó.

La hizo entrar en la habitación y cerró la puerta.

— ¿Yo? — sorbió por la nariz.

— ¡Deja de creer que, por ser mis amigos no te follaran, Isabella!

— No quería que ocurriera.— le aseguró.

— Pero aún así sucedió. Como sucedió con Theodore. Y como seguirá ocurriendo con cualquiera que tenga tu cuerpo cerca.

— Lo sien...— su disculpa quedó silenciada, cuando Draco se le acercó y le rompió la parte superior del vestido, dejando al aire su pecho y abdomen. Bella emitió un grito y por instinto se tapó.

— Quítatelo — gruñó —, y ponte de rodillas.

— Necesito lavarme la cara.— trago duro.

Draco recargo su peso sobre la otra pierna. Pasandose la mano por su mandíbula, le sonrió.— Haré que tu maquillaje se escurra por toda tu preciosa cara — se abrió el pantalón, dejándolo caer al suelo; al igual que sus bóxer —. De rodillas.— repitió, y colocó una mano sobre el hombro de Bella, obligándola a bajar.

— N-no sé hacer esto muy bien, Draco. Te lo he dicho.— toda la seguridad que sentía Bella sobre si misma, desapareció. Desapareció, y una inseguridad le llenó el cuerpo. Lo había hecho, una vez y fue con Draco, pero él nunca se había mostrado de aquella manera tan posesiva y eso le hacía sentir tan pequeña delante de él.

— Entonces aprenderás a hacerlo, porque tengo pensado follar esa boquita, cada vez que hagas algo malo.

Bella siguió los movimientos de Draco, que se desabrochaba la camisa blanca y se quitaba el saco.— ¿No te doy el suficiente placer? — «¿Era eso? ¿Ella no le daba el suficiente placer? Quería hacerlo, quería meterse su pene en la boca y hacerlo delirar de placer, pero ¿era ella capaz de brindarle ese tipo de placer?»

— Joder, Isabella — le gruñó —. Hazlo. Ahora.

La chica se humedeció los labios, y reunió toda la saliva posible. Entonces llevó su mano a la base del pene de Draco y se lo metió a la boca, bajando y subiendo la cabeza mientras lo miraba a los ojos; observando cualquier reacción de él. Uso sus dos manos, tomando de él, lo que no podía tomar con su boca; así siguió, subiendo y bajando, acariciando su punta con su lengua, rodeándola. Draco emitió un pequeño jadeó, y ella siguió. Sacó la lengua y se la paso por el largo de una vena que tenía marcada. Repitió el movimiento una vez más, y volvió a llenar su boca con su pene.

La mandíbula comenzó a dolerle, al igual que las rodillas. La saliva rodeó por su barbilla, y al sentir la gran mano de Draco sobre su cabeza empujándola más al fondo; sintió una lágrima salir de su ojo y rodear por su mejilla.

Draco con la mano libre que tenía, llevó su pulgar a la cara de Isabella y le limpió la lágrima. Se la mostró; era una lágrima teñida de negro. Su rimel. Él le había dicho que, haría que su maquillaje se escurriera y lo había cumplido. Recién había empezado y ya estaba hecha un asco.

Viendo como Draco se llevaba el pulgar a la boca, chupando la lágrima que ella había derramado; siguió con sus movimientos. Subía y bajaba, sus manos ahuecando el sitio que ella no podía tomar por completo. Lo sacó completamente de su boca y lo siguió tocando. Ahuecó su punta con sus labios y le pasó la lengua.

Draco cogio un puñado del cabello de Isabella; obligándola a ponerse nuevamente de pie. Ella se humedeció los labios, y con los ojos cristalizados le devolvió la mirada.

— Te he dicho que te quitarás el vestido, ¿cierto? — ella asintió y él tarareó —. ¿Lo has hecho? — negó —. ¿Te comió la lengua el ratón?

— No lo he hecho.— le respondió con la voz temblorosa.

— No, no lo has hecho — curvó los labios hacia abajo —. ¿Qué esperas? Quítatelo...— le ordenó.

Mientras que Isabella se quitaba el vestido, Draco caminó hacia la mesita auxiliar, abriéndola y sacando algunas cosas. Cuando Bella quedó solamente en su ropa interior, se acercó a la espalda de Draco; dejó un beso sobre su hombro y observó lo que Draco había sacado. Eran juguetes, diferentes tipos de juguetes sexuales. Una navaja con mango grueso, un vibrador y un dildo.

Bella se mordió el labio.— ¿Jugáremos?

— Yo jugaré contigo — le respondió Draco, y con un leve empujón: Bella estaba sobre la cama —. En cuatro, cariño.

Mientras Bella se ponía en cuatro, Draco silencio la habitación. Tenía planeado jugar con ella. Lo haría.

Se acercó y le desabrochó el sujetador, lo deslizó por sus hombros y Bella elevó una mano y después la otra, hasta que el sujetador estuvo en algún lugar de la cama.

Sintió los labios de Draco sobre su espalda baja, quitándole los panties con los dientes. Entonces cuando sus panties estuvieron a la altura de sus rodillas, él acercó un cuchillo y los corto; dejándola desnuda.

Bella volteó a verlo por encima de su hombro, Draco se metió a la boca la parte gruesa del dildo y lo chupo, cuando termino; lo acercó a su otra entrada y lo froto de arriba abajo.

— Soy virgen tambien por ese lado.— le informó, con los nervios a flor de piel.

— Lo sé. ¿Todo este tiempo has esperado por mi, cierto? — Bella asintió energéticamente y Draco dejó salir una risita —. Eres una niña muy sucia, ¿lo sabes? Una puta... eso es lo que eres. Mi puta.— siguió moviendo el pequeño dildo por arriba y por abajo. Se inclinó y le escupió; reunudando sus movimientos.

— Sé gentil, por favor.

— No lo seré, Bella.

— Entonces hazlo ya.

— ¿Qué quieres? — Draco le susurró al oído. Ella no respondió —. ¿Quieres que en la intimidad de un orgasmo grité tu nombre: mientras te digo que te quiero?

«Diablos, sí. Sí que quería eso.»

— ¿Me estás diciendo que me quieres? — fue lo único que pudo preguntar. No era justo. Ella estaba lo demasiado borracha para no recordar eso al día siguiente.

— ¿No es eso lo qué querías?

— Mañana lo olvidaré.— se lamentó.

— Pero no olvidarás que te hice el amor.

— Esto es más como sexo duro.

Sin avisar, Draco metió aquel dildo en la entrada de su trasero. Bella gimió de dolor.— ¡Mierda! — se quejó y sintió sus manos fallarle —. ¡Me hubieras avisado!

Pero poco a poco el dolor comenzó a disminuir, remplazado por el placer.

— Sí, es más como sexo duro.— le dio la razón.

Acarició su trasero y después lo golpeó con fuerza. Bella gimió, y él se inclinó para ver la marca de sus dedos marcados sobre la piel de Isabella.

Volvió a inclinarse, besando las letras que él le había marcado.

— Mía — murmuró ronco sobre su piel —. Mía y solo mía.

Entonces la tomó de las caderas y la penetro. Lo recibió completamente mojada y lista para él, adaptándose a su tamaño, tomándolo hasta el fondo. Sus embestidas eran firmes, rápidas y duras; quitándole el aliento.

Enterró sus dedos en la piel de Isabella, entrando y saliendo de ella. Sintiendo como se estremecía y se apretaba a su alrededor. Ella se aferró a las sábanas y cuerpo tembló, dejando salir un gemido. Draco salió de ella antes de que pudiera llegar al orgasmo y le dio la vuelta.

Bella lo miro con ingenuidad, entonces él la tomó entre sus brazos y ella le rodeó la cintura con las piernas. Podía sentir su longitud golpeando con su entrada. Sintió la alfombra debajo de ella, y Draco la dejo ahí. Quitándole el dildo, paso sus manos por la parte posterior de sus muslos y la acercó más a él. Bella miraba atenta cada movimiento de él. Sacó el cuchillo y acercó el mango al clitoris de Isabella.

— ¿Qué harás?

No le respondió. Siguió acercando el mango a su clitoris, frotándolo mientras el cuchillo se enterraba en su muslo. Ella dejó salir un chillido, seguido de un leve gemido.

— ¿Está bien? ¿Te gusta?

Bella asintió. Entonces, Draco comenzó a frotar el mango del cuchillo sobre su clitoris con mayor firmeza y velocidad. Sentía el dolor en su muslo, pero el placer que le daba el mango del cuchillo, era mayor.

Se dejó llevar por las emociones y la euforia del momento. Cerrando los ojos y sintiendo cada pequeño movimiento del mango, cada pequeña electricidad que pasaba por su cuerpo y aceleraba su respiración.

Alzó las caderas, pidiéndole más. Él Obedeció y aumentó la velocidad. Bajó un poco el mango del cuchillo y lo colocó justo en su entrada, haciendo presión sobre éste. Bella puso su mano sobre la muñeca de Draco, moviéndola.

— Dame más, por favor — le rogó —. Por favor, Draco.

Quería todo lo que tenía para ofrecerle. Todo. Pero Draco no reanudó sus movimientos, al contrarío; apartó el cuchillo por completo, tomándola de los mulos y subiéndolos a sus hombros. Acercó su lengua a la sangre que había sobre el muslo de Isabella y la lamió, acercándose cada vez más a su punto más sensible.

Bella comenzó a lloriquear. Sus ojos se humedecieron a causa de la frustración.

— Oh, ¿estás llorando? — Draco alzó la mirada.

— Por favor... Por favor.

— ¿Quieres que te bese?

— Sí, por favor — Dejó caer sus muslos, y ella lo miró enfadada —. Por favor, Draco.

Estaba frustrada, quería un orgasmo. Quería que la llenara por completo. Pero él no lo hacía.

En vez de llevar su boca al coño de Bella, llevó sus dedos. Comenzó a hundirlos lentamente en su interior mientras que su pulgar frotaba su clitoris. Su humedad manó fuera de ella, alrededor de los dedos de Draco, haciéndole saber cuánto lo deseaba.

Cuando rozó un punto concretó, ella abrió más los muslos y arqueó las caderas, sintiendo todo el cuerpo en tensión.

— Joder...— susurró, con la respiración entrecortada.

El calor comenzó a arrasar todo su cuerpo, cada centímetro de su piel se erizó. Estaba cerca, una vez más... estaba cerca. Agregó otro dedo en su interior y ella arqueó la espalda, mordiéndose los labios; los gemidos quedando ahogados.

La premió con unos empujes lentos y profundos con los dedos mientras su pulgar se deslizaba sobre su clitoris, haciéndola perder la cabeza.

— Draco, por favor.

— ¿Lo necesitas mucho? — preguntó con un gruñido ronco. Ella se mordió el labio y asintió —. Dimelo — ordenó —. Dime cuánto lo deseas.

Abrió los ojos y lo miro, apenas le quedaba un hilo de cordura. Oyó la fricción que provocaba el movimiento de sus dedos, y supo que él era plenamente consciente de lo mojada que estaba.

— Más fuerte. Más rápido.

Eran las instrucciones que él necesitaba. Sus dedos se hundieron más, su pulgar presionó más fuerte. Un gemido suave escapó de sus labios, mezclado con su nombre. Y cuando lo sintió... cuando sintió que estaba cerca, él simplemente se apartó.

Puso la mano detrás de su espalda, acercándola a sus labios, que esperaban. El beso fue salvaje. Se mordieron, se lamieron, se devoraron por completo, tomando tanto como dábamos. Envolvió su pelo alrededor de su mano y tiró de su cabeza hacia atrás.

Bella dejó caer la mano lentamente desde sus hombros hasta su pecho, y luego la bajó hacia la gruesa longitud que esperaba. Cuando se dio cuenta de a dónde se dirigían los dedos de Bella, la agarró de la muñeca y la detuvo.

— Me has dejado los dedos hechos un asco y necesito limpiarte.

Bella volvió a tumbarse sobre la alfombra. Draco le separó las piernas y la miró; sus ojos se movieron por sus senos, y luego los bajó lentamente.
Frotó su coño con los nudillos, extendiendo la humedad por todas partes. Luego, deslizando los dedos muy despacio, untó lo que quedaba en ellos sobre sus pezones. Cuando su boca se cerró alrededor de uno de los duros picos y chupó, se le cerraron los ojos y una descarga eléctrica recorrió su cuerpo de pies a cabeza, haciéndola temblar. Mientras todavía estaba devorándole los senos, lamiéndolos y mordiéndolos, le levantó las piernas y se las colocó sobre sus hombros, dejando descansar allí sus corvas.

Luego, le sostuvo las caderas con las manos e inclinó la cabeza más abajo, mordiendo y lamiendo lo que encontraba en su camino. Cuando por fin alcanzó su objetivo, Bella se había convertido en un ser tembloroso.

—Qué coño tan precioso —susurró; su aliento caliente sobre su carne sensible la hacía sentir todo tipo de cosas.

Luego la lamió, de abajo arriba, apretando la lengua con firmeza contra su clítoris y luego girándola. Arqueó el cuello y tragó saliva. La miró mientras depositaba pequeños besos en el interior de sus muslos.

— ¿A cuántos hombres has dejado que te toquen así? — preguntó sabiendo la respuesta.

— ¿Qué?

— ¿Cuántos hombres te han visto así? ¿Mojada, caliente y rosada? — rió —. A ninguno — se respondió él mismo —, porque eres mía, Bella. Siempre fuiste mía, y has estado guardándote para mi sin saberlo.

Volvió a hundir la cabeza entre sus piernas, lamiéndola de nuevo y enterrando la lengua en su interior. Sus pasadas con la lengua se volvieron más firmes, y comenzó a girarla alrededor de su clítoris. Levantó lascaderas hacia su boca, gimió y le tiró del pelo, manteniéndolo hacia abajo. Cuando le cubrió el clítoris con su boca y comenzó a chupar rítmicamente, grito su nombre, arqueándose y bajando su cabeza. »Era demasiado.»

—Draco... no puedo... Oh, Dios... tienes que parar.

Empujó dos de sus dedos más adentro, los curvó y buscó su punto G. Le temblaron las piernas, le temblaba todo el cuerpo, y sus gemidos resonaron en sus oídos... Apoyando las corvas en sus hombros, movió las caderas hacia arriba y hacia abajo, tratando de prolongar el orgasmo tanto como pudo.

Cuando terminó y dejó de palpitar alrededor de sus dedos, Draco alzó la cabeza de entre sus piernas, pero no antes de que le diera un último y lento lametazo, enviando un estremecimiento a todo su cuerpo. Cuando sintió sus labios contra los suyos, sonrió perezosamente y succionó su lengua con su boca. Él gimió y la dejó jugar así todo el tiempo que quiso. Luego volvió a estar en sus brazos, con sus piernas envueltas alrededor de su cintura. Su espalda tocó un colchón y se dio cuenta que Draco la estaba acostando.

— ¿Quieres el vibrador? — le preguntó burlón.

Ella negó con la cabeza.— Contigo me basta.

Él se cernió con delicadeza sobre su cuerpo, alineando su punta con la entrada de Isabella, empujándose dentro de ella. Estaba completamente llena, en todos los sentidos. Retiro las caderas hacia atrás y empujó en ella hasta el fondo. Con fuerza.

— Eres perfecta, Bell. Eres perfecta y eres mía.

Arqueó las cejas y jadeó en su boca.

Otro empuje profundo sacudió su cuerpo hacia adelante.

— Estás tan dentro...— jadeó.

— ¿Te gusta, cariño? ¿Te gusta tan dentro?

— Es tan... tan bueno.— dijo con la voz entrecortada.

La poseyó en cuerpo y alma. Envites suaves y largos alternados con otros duros y poco profundos. Estaba agotándose. Sus gemidos resonaron en la habitación, y cada ruido la estimulaba más.

— Estás deshaciéndote alrededor de mi pene. ¿Vas a correrte, amor? — preguntó Draco. Su boca estaba junto a su oreja, sus fuertes jadeos le calentaba el cuello y la hacían sentir escalofríos por todo el cuerpo... Y durante todo el tiempo seguía hundiendo su pene lo más profundo que podía.

— Me gusta tanto.— susurró mientras trataba de mover las caderas al ritmo sus empujes. La presión dentro de ella estaba creciendo y creciendo —. Draco, me corro.

— Sí, Bell, lo siento. Notó cómo aprietas mi pene.

Cuando comenzó a contraerme alrededor de él con brutalidad, el orgasmo la atravesó. Entonces, Draco se enterró profundamente en ella y comenzó a gemir. La intensidad de su orgasmo se extendió por todo su cuerpo y comenzó a lloriquear de nuevo. Cuando las lágrimas de Bella se deslizaron por sus labios, ahuecó las manos sobre su rostro y lo besó más profundamente, ofreciéndole su lengua.

—Joder, Bell... —Su gemido vibró a través del cuerpo de Bella y se puso a embestirla. Golpes duros y profundos que lograron llevarla más arriba. Le recorrió el cuerpo otra pequeña oleada de placer y luego Draco se vació en ella.

En su pecho estalló una sensación cálida. Le mordió los labios hasta que disminuyó la velocidad de sus caderas y dejó escapar un largo gemido. Enterrando su rostro en el cuello de Bella, se quedó quieto dentro de ella. Después de depositar pequeños besos en su piel, levantó la cabeza y le sonrió.—Hola —susurró.

»Lo quería... Estaba completamente loca por él.«

Uff. ¿Hace calor, o soy solo yo?

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