035
DRACO
Us — James Bay.
Draco sentía que todo lo que hacía, lo hacía por primera vez con Bella.
Que por primera vez besaba a alguién.
Por primera vez hacia el amor.
Por primera vez tenía una especie de algo...
¿Raro, cierto?
Sentía qué cada día Bella lo sorprendería cada vez más. Porque así era con ella. Siempre qué creía tener él control de algo estaba equivocado, Bella tenía el control.
Siempre qué creia que iba por un paso por delante, estaba equivocado, Bella estaba mil pasos más adelante de él.
Siempre qué creia saber la reacción de Bella ante algo, ella lo sorprendía con otra reacción.
Por eso... por eso, los dias con ella eran más emocionantes. El día con día era más emocionante. Porque Isabella era una mujer tan impredecible... Lo sorprendía cada día y eso le encantaba.
No era como las otras mujeres.
Ella no se dejaba pisotear y se daba su lugar. Era fuerte e inteligente. Sabía defenderse y no se echaba a llorar por cualquier tontería.
Draco siempre había sido muy suyo, y le gustaba estar solo. Se le daba bien. No era una de esas personas que sienten la necesidad de relacionarse, podía pasar semanas sin cruzarse con nadie y no era algo que echase en falta. Pero luego Bella entró en su vida y todo cambió.
— ¿Lista? — Draco le echó un vistazo fugaz.
— Extrañaré Paris.— admitió ella bajito.
— Mon amour — pronunció Draco cerca de su oreja —, todos extrañaremos Paris. Pero nos divertiremos en Verona.
Bella suspiró y se relamió los labios.— Amo cuando hablas en Francés — dijo volteándose y planteándole un beso fugaz en los labios —. Verona— repitió, sosteniéndose la barbilla y achicando los ojos —, sin nada de alcohol, eh.— advirtió y arqueó una ceja.
Draco levantó ambas manos y sonrió.— Nada de alcohol.— aceptó.
— Nada, pero nada de alcohol, ni tampoco drogas.
Él asintió como niño pequeño, cerrando los ojos y juntando sus manos detrás de su espalda.— Sí señora — bromeó—. Solamente sexo, ¿cierto?
— Correcto — Bella lo apunto con un dedo y sonrió. Paso por su lado y le susurró al oído suavemente—. En especial de ese qué me hablaste la noche pasada —. Mon amour...— añadió para finalizar.
Draco puso los ojos en blanco por mero placer y sintió como se ponía duro.— Debería enseñarte a hablar Francés... así me dices cosas sucias mientras estamos en la cama — cerró los ojos e inspiró hondo —. Madre mía, me correria solo por escucharte hablar así.
— Deberías enseñarme, en la cama... ya sabes.
— ¿Insinúas qué quieres que te diga cosas sucias en Francés mientras hacemos el amor? — Draco levantó ambas cejas divertidas.
— Hacemos el amor...— murmuró Bella con un brillo en sus ojos antes no visto.
— Podemos hacer el amor ahora mismo.
— Tenemos que irnos, Draco.— le recordó.
— Bueno, ya será en el avión.— con un encogimiento de brazos, salió de la habitación.
I S A B E L L A.
Viajarían a Verona, se quedarían simplemente dos dias y después viajarían a su último destino...
Tenían todo preparado, solamente que en Verona no tenían casa, así que se quedarían en un Hotel Muggle.
A Bella le encantaba la idea. La idea de hacer cosas diferentes; quedarse en un Hotel Muggle, cambiar la ruta de sus padres y tomar sus propias decisiones.
Estaban esperando al avión, el cual llegó minutos después y ambos subieron.
Al sentarse una mujer echó a andar hacia ellos con una botella de Champagne y dos copas, Bella simplemente negó con la cabeza en dirección hacia la mujer; la cual le frunció el ceño.
— No, gracias.— dijo Bella sonando un poco más ruda de lo que quería.
La mujer giró un poco su cabeza viendo hacia Draco, esperando una respuesta de él.
Draco se dio cuenta al instante y contestó:— Estamos bien así, gracias.
Ella con un breve asentimiento; giró sobre sus talones y regresó a la cabina de despegue.
Bella se sentía tan entusiasmada por llegar a la ciudad de Romeo y Julieta. Se había leído el libro miles de veces y no podía estar más emocionada.
— Visitaremos la casa de Julieta — dijo Bella animada —, podremos ver el balcón dónde se asomaba Julieta para ver a Romeo...— suspiró y Draco asintió —. ¿Puedo dejarte una carta ahí?
— ¿Una carta? ¿Para qué?
— Es lo qué hacen todos... Le dejan una carta a su amado en el patio...
— ¿Por qué no dármela a mi directamente?
— Porque así no tiene gracia.
— ¿Y la podré leer?
— No.
— Entonces ¿cuál es el chiste de todo eso, sí no puedo leerla?
— No lo sé, pero tú también deberías dejarme una.
— No lo haré, Bell... te tengo justo al frente mío, si quiero decirte algo, te lo digo y ya está.
— Le quitas el chiste a todo.— se quejó.
— Es la verdad.
Bella colocó su cabeza sobre el hombro de Draco y él le pasó el brazo sobre los hombros; dejándola más cómoda.
Isabella sintió el calor del cuerpo de Draco abrazándola. Sintió como sus dedos trazaban pequeños círculos alrededor de la piel de su brazo, enviando una pequeña corriente por todo su cuerpo.
Sentía como su pecho con cada respiro tranquilo y sereno se movía; escuchaba latir su corazón con tranquilidad y regularidad.
El olor de Draco entro por sus fosas nasales, colándose por sus pulmones; llenándola. Llenándola de su olor. Ese olor que embriagaba, el cual entraba por tus fosas nasales y llenaba todo tu cuerpo, impregnando cada parte interna y externa de ti, de tu cuerpo, de tu alma.
Se sintió segura, se sintió en casa... y eso le causó un poco de temor. ¿Cómo podía sentirse de tal manera junto a una persona? Siempre creyó en el amor... pero nunca llegó a sentirlo, y no estaba segura si era amor, atracción física, o si solo se sentía cómoda con él. Lo único que deseaba era que Draco se sintiera de la misma manera que ella.
— Hueles bien.— murmuró contra su camisa, quedándose casi dormida.
— ¿Ah, sí? — le respondio Draco con divertimiento.
— Mhmm.— tarareó.
Sintió la mano de Draco colándose por su playera y tocando la piel de su estómago, lento y suavemente.
Se dejó llevar por el momento, cerró los ojos y se pegó más al cuerpo de Draco. Él siguió acariciando su piel, trazando círculos y tal vez pequeñas palabras, las cuales Bella descifró cómo; 'Me gustas'.
— Quiero follarte, aquí, ahora.— le dijo bajito.
— ¿Y atarme?
— Y atarte. Y meter la cabeza entre tus senos.
— ¿Y mordérmelas?
— Y lamer tus pezones — siguió Draco —, lo haré a la vez que entre en ti.
— ¿Encima de mi?
— Debajo.— escuchó una breve risa proveniente de Draco.
La mano de Draco comenzó a descender lentamente por el estómago de Bella, hasta llegar al elástico del short de lino que llevaba ella. Pasó el dedo índice por el interior unas cuantas veces y después metió la mano. Bella jadeó al sentir la fría mano de Draco entre sus piernas.
Él sonrió para si mismo, y comenzó a trazar círculos sobre la tela de la ropa interior de Isabella, que lo privaban de estar piel con piel.
Subió y bajo su dedo índice unas cuantas veces y después hizo presión sobre su clitoris; comenzando a frotarlo con intensidad sobre la ropa interior.
Bella se aferró a la camisa de Draco y hundió aún más su cara entre su cuello, respirando frenéticamente.
Sintió como mojaba sus panties y la excitacion crecia cada vez más. Con cada caricia, con cada presión sobre su clitoris. De repente sintió como Draco hacia a un lado su pantie y su dedo índice se hundía en su interior, mientras que con su pulgar seguía frotando su clitoris.
Bella mordió su labio inferior, ahogando los gemidos que anhelaban abandonar sus labios.
Draco al notarlo; inclinó su cabeza un poco y atrapó sus labios en un beso lento; ahogando sus gemidos con sus labios, entre su boca.
Decidió meter otro dedo y aumentar la velocidad de su pulgar, haciendo que Bella se estremezca. Mordió el labio inferior de Draco con fuerza y tiro de el, para después unir sus labios nuevamente y chupar su labio inferior. Draco dejó salir un gemido que se ahogó entre los labios de Isabella y se apartó, comenzando a besar su mandíbula, descendiendo cada vez más, hasta llegar a su oreja. Isabella sintió la lengua de Draco en su lóbulo, lamiendo y succionándolo, entonces sintió como tiraba de el con sus dientes.
— ¿Te gusta como te follan mis dedos? — susurró en su oreja.
Bella asintió, sin poder articular palabra alguna. Perdiéndose en la euforia y el placer del momento.
— Tan húmeda... tan apretada... tan deseable — dejó un beso sobre su pulso —. Tu m'excites tellement de.— y con eso... Bella se soltó. Sintió una electricidad bajar por su columna y un nudo se deshizo en su estómago bajo. Tomó una bocanada de aire y sus hombros se relajaron. Dejo que su espalda descansara sobre su asiento y cerró los ojos, suspirando. Draco sacó su mano de entre sus piernas y tomó su barbilla entre su mano, haciéndola voltear a verlo —. Abre la boca — le pidió y Bella confundida obedeció, abriendo levemente los labios.
Draco deslizó sus dedos — los cuales antes estaban entre sus piernas — entre sus labios hasta hundirlos en la boca de Isabella —. Chúpalos.— Y Bella lo hizo.
Rodó su lengua alrededor de sus dedos y los succionó un poco. Vio como Draco sonreía y después deslizaba sus dedos por los labios de Isabella, hasta sacarlos. Arqueó una ceja y después se llevó esos mismos dedos a la boca, haciendo lo mismo que Isabella.
Bella no era una santa pero tampoco una veterana. Era completamente una novata en este juego, en el juego de Draco. Apesar de tener tantos juegos previos, nunca había lidiado con alguien como Draco... Ninguno como él.
Cada pequeña acción de él, la sorprendía cada vez más y la prendía tanto que, a veces Bella se preguntaba si era normal estar excitada casi todo el tiempo.
— Soy una tonta.— soltó de repente.
Draco la miro con el ceño fruncido y toda la diversión que había expresada en su cara se esfumó.— ¿Qué? ¿Por qué? — le preguntó.
— Tú...tú eres tan experto en esto, y yo soy una completa novata. Ni siquiera sé por qué te acuestas conmigo, no te doy el mismo placer que tú me das a mi.
Draco rió.— Estamos aprendiendo juntos, ¿sí?
— No es cierto — Bella negó y su labio inferior se sobresalió un poco haciendo un puchero —. Tú no aprendes nada, ya lo sabes todo...
— Cada cosa que hago contigo es como si fuera la primera vez para mi, Bella.— le aseguró.
— Soy una novata.—repitió
— Eres mejor de lo qué piensas.
•~•~•~•
Al llegar a Verona se hospedaron en un hotel en el centro de la ciudad. Tenía una vista linda, una cama grande, un baño. Era una habitación grande y tenía un ambiente a la antigua.
Tenia una pequeña mesa redonda de madera en el centro con cosas decorativas. La habitación estaba alfombrada y tenía un ambiente lindo, agradable.
Bella se tiro sobre la cama con los brazos abiertos y sonrió.— No puedo esperar a conocer cada pequeño rincón de esta ciudad.— dijo estusiasmada.
— Cenaremos, daremos un pequeño paseo y mañana exploraremos toda la ciudad — le dijo Draco —. Dedicaremos todo el día a eso.
— No quiero irme — confesó Bella —, no quiero regresar a Londres.
— ¿Quieres quedarte aquí?
— O en Paris — se levantó y camino hacia Draco, el cual veía a través de la ventana, concentrado. Lo abrazó por la espalda y colocó su mejilla en su hombro —. Quiero seguir estando a solas contigo.
— Tienes miedo...— la voz de Draco salió más como un susurró y no era una pregunta.
— Sí — admitió —, tengo miedo.
Draco se volteó y la rodeó con sus brazos.— Nada cambiará entre nosotros.
Bella se separó de él y decidió darse una ducha. Después Draco también se ducho y ambos salieron a cenar.
Bella decidió ir sin maquillaje, tampoco muy arreglada. Y Draco pensó igual que ella, porque él tampoco estaba muy arreglado.
Entraron en un Restaurante y comenzaron a ordenar.
Era un Restaurante al aire libre. Se podía escuchar música. No era música de discoteca ni tampoco estaba muy alta. Se podía platicar a gusto y escuchar a tu acompañante. Era una melodía agradable y era una canción Muggle Francesa, la cual Bella no conocia.
Pero al parecer a los Italianos les encantaba, porque comenzaron a silbar y varias parejas comenzaron a bailar al compás de la música, pegaditos.
Draco le sonrió traviesamente a Bella y le tendió una mano por encima de la mesa.— ¿Bailas?
— ¿En medio de toda esta gente?
— ¿Y qué tiene, Malfoy? — Draco se burlo —, ellos también lo están haciendo.
Bella se puso en pie y tomó la mano de Draco. Él la acercó más a su cuerpo y ambos comenzaron a bailar, al igual que las demás parejas, pegaditos. Las manos juntas, los cuerpos juntos, viéndose a los ojos.
Cuando comenzaron a sonar gemidos en la canción, Bella sintió como la sangre subía a sus mejillas, dejando a su paso; que su clavícula, cuello y mejillas se tiñeran de un color rosa. Draco rió al verla así y la acercó más a su cuerpo, casi rozando sus labios con los suyos.
— ¿Por qué te sonrojas? — le preguntó divertido —, tú también gimes.— le recordó divertido y la de Draco lengua recorrió sus dientes en una sonrisa, Bella le dio un manotazo en el hombro leve y se echó a reír.
— Los Italianos y Franceses son muy...— no encontraba las palabras correctas para describirlos.
— Disfrutan de su sexualidad, Bell. Es normal, ¿lo sabes?
Cuando termino la canción volvieron a sentarse, y Bella observó como ya varias personas estaban más que borrachas. Se reían a carcajadas y hablaban en un tono de voz muy alto.
Una pareja de no más de 40 y 45 años se acercaron a ellos y tomaron asiento en su mesa, como si los conocieran de toda la vida.
— Oh, quella canzone.— canturreó el hombre, llevándose una mano a los labios y juntándolos.
— Si riferisce al sesso, ¿giusto? — Draco hablaba con el hombre a su lado, con una sonrisa. Actuando como si lo conociera también.
El individuo asintió y la mujer a su lado dejó salir un gemido bastante elevado. Bella abrió los ojos muy sorprendida y trató de no abrir la boca también.— Squisito.— dijo la señora.
Draco se inclinó hacia Bella y comenzó a traducirle, «Oh, aquella canción.» dijo el señor, y Draco le preguntó; si la canción se refiere al sexo, lo cual el señor asintió y la señora dijo que era exquisito.
Después de charlar un poco más con aquella pareja, decidieron irse.
Caminaron hacia su hotel. Las calles eran empedradas y tenían un ambiente antiguo, cosa que le encantó a Isabella...
Pasaron la catedral de Verona y llegaron a su hotel, subiendo a su habitación; se encerraron y comenzaron a ponerse pijama.
Ambos en la cama, viendo hacia el techo, con la luz apagada.
— Fue una bonita noche.— dijo Bella por fin.
— Sí, lo fue.— respondió Draco.
— Vamos a ir poco a poquito, Draco.
— ¿A qué te refieres?
— Con el alcohol...— soltó Bella —, no estaría mal beber una copa de vino, dos o tres. Champagne, alcohol, ya sabes... Pero todo con un limite y poco a poco... sin apresurarnos.
Sintió como Draco se giraba hacia ella y la miraba directamente; sus ojos quemando su perfil.— Sabes qué tú puedes beber todo lo que quieras, ¿cierto? No es necesario no hacerlo por mi.
— Estamos juntos en esto, lo superaremos juntos y avanzaremos juntos.— terció Bella.
— Bien.— aceptó Draco.
— Nada en exceso...— siguió Bella.
— Nada en exceso.— repitió él.
Bella se giró y se acercó más a él, dejó un beso sobre su nariz y Draco la arrugó.— Buenas noches, Draquito.
Él le devolvió el beso, solamente que Draco la beso en los labios.— Buenas noches, Belly.— concluyó y tiró de ella hasta que Bella estuvo sobre sus caderas a horcajadas, sintiendo su ereccion en el lugar correcto. Meciendo sus caderas sobre él en círculos, y sintiendo las frías palmas de Draco filtrándose bajo su playera.
Teniendo otra noche de lujuria. Otra noche conociendo sus cuerpos. Otra noche disfrutándose.
Besándose hasta que sus labios dolieran.
Dándose placer hasta quedar cansados.
Hasta que sus cuerpos quedaron empapados en sudor.
—
En algunos capítulos dejaré algunas canciones que me recuerden a Draco y a Isabella. Algunas serán tipo de Draco para Bella y algunas de Bella para Draco.
Y la canción en dónde Bella y Draco bailan se llama Je t'aime moi non plus, por si la quieren escuchar mientras leen esa parte.
Besitos.
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