018
OMNISCIENTE
Desde ese día ninguno de los dos habían vuelto a hablar. Bella salia por las tardes a dar un paseo y al caer la noche volvía a la mansión. Draco salia por las noches y no volvía hasta el amanecer.
Draco no sabía dónde iba Bella.
Y Bella no sabía dónde Draco iba.
Pero a ninguno de los dos le importaba.
Aunque Draco había intentado establecer algún tipo de conversación con Bella; ella simplemente lo ignoraba y se retiraba.
Dormían juntos, en la misma cama, pero cada quien por su lado.
Mientras que en la mansión Malfoy y Rosier, todos estaban preocupados por sus hijos. La varita de Lucius y Jack no daban señales de qué sus hijos tuviesen algún encuentro íntimo, y eso no les gustaba en lo absoluto.
Se estaban empezando a desesperar, sus herederos no pensaban en tener algún encuentro íntimo y eso no estaba bien. Isabella Rosier no se convertiría en la nueva Sra. Malfoy, hasta no tener relaciones con su esposo...
— ¿Y si les enviamos una carta? — sugirió Ivy mientras tomaba el té con Cissy.
— No, para nada, no — negó Cissy con la cabeza —. Debemos darle tiempo, los casamos sin conocerse, es normal.
— Pero... Cissy, yo me he casado con Jack de igual manera y tuvimos relaciones a los dos dias. Ellos ya se están tardando.
— Bueno... yo estaba enamorada de Lucius — recordó Cissy —, y tuvimos relaciones antes de casarnos.
— No quiero pensar qué cometimos un error al casarlos...
— No fue ningún error — Cissy le dio unas palmaditas a Ivy en la mano —, no pudimos romper el pacto, Ivy.
— Ya lo sé... Pero esto me esta empezando a pensar que fue un completo error.
— Con el tiempo se amarán. Tú y Jack pudieron amarse, ellos también podrán.
— Yo y Jack nos llevábamos bien... ellos no.
— Les tomará algún tiempo, pero se amarán.— aseguró Cissy más para si misma, que para Ivy.
•~•~•~•
— Srta. Malfoy.— Indie entró en la habitación buscando a Bella.
— Indie — Bella sonrío al verla —, pasa.
La Elfina hizo una reverencia.— El desayuno está hecho.
— ¿Malfoy se encuentra allí? — preguntó Bella.
— Indie ha visto al amo allí, pero Indie no sabe si sigue estando allí.
— Bien.— Isabella miró sus manos por un segundo, hasta que decidió bajar.
Hacia mucho frío, ya tenían algunos días en Praga pero Bella nunca sintió aquel frío.
Comenzó a bajar las escaleras y siguió por el gran pasillo, hasta llegar al comedor. Pudo ver a Draco al final de la mesa, sentado y desayunando.
Ella se sentó sin volver a mirarlo y comenzó a desayunar también.
Draco al igual que Bella, se sentía incómodo... miraba al reloj que adornaba la pared cada un minuto, pero las manijas del reloj parecían no moverse.
¿Debería decir algo? ¿Hablar? ¿Disculparse de nuevo? No... claro qué no.
Ya lo había hecho una vez y no volvería a hacerlo. Para él Bella no valía la pena.
Isabella se levantó lo más rápido posible y desapareció de la vista de Draco.
Él dejó salir un gran suspiro, y se dejó descansar sobre el asiento. Sus hombros se relajaron y su espalda se encorvó.
El ambiente estaba denso en la mansión, y lo único que Draco quería es alejarse de ella.
Asi qué sin esperar más, se puso de pie y salió de la mansión.
Sí, hacia frío.
Draco se arrepintió no llevar una gabardina consigo. Se frotó las manos varias veces y también se frotó los brazos, tratando de ganar algo de calor.
Comenzó a caminar por las calles de Praga, algunos locales se encontraban cerrados y algunos estaban abiertos.
Encontró una silla de madera en medio de un campo verde, con vista a un especié de río.
El mismo banco dónde él y Bella tuvieron por primera vez una conversación en donde no se insultaron.
Sacó un cigarrillo de su bolsillo. Lo puso entre sus labios y le prendió fuego. Dándole una calada, sintió el humo acariciando su lengua y bajando por su garganta, hasta llegar a sus pulmones y llenarlos por completo. Cerró los ojos y repitió la acción pasada, sintiendo como con cada calada, el cigarrillo hacia su función en su sistema.
La relajación llegó a él al instante, sus latidos comenzaron a ser más lentos y su cerebro comenzó a producir dopamina.
Agradeció al Muggle que había inventado aquel cigarrillo mágico, y se rió de si mismo al recordar la primera vez que Pansy le ofreció esa 'mierda Muggle', como él la había llamado.
Estaban en sexto año, Draco ya era un Mortifago, aunque todavía no tenía ninguna misión.
Él se sentía tan bien siendo Mortifago, 'uno de los elegidos' del Señor Tenebroso. Se sentía tan orgulloso, aunque su padre estaba en Azkaban por eso.
«Yo voy a ser la mano derecha del Señor Tenebroso.» «Yo seré más que todos esos Mortifagos inútiles.» se repetía Draco constantemente, se obligaba así mismo torturar a la gente, que el Señor Tenebroso le decía, aunque le causaba disgusto, él lo hacía.
Pansy llego con aquel cigarrillo a su habitación... «Ten, prueba esto.» Y, él la rechazó.
Hasta que Pansy comenzó a hartarlo y le dio una calada.
Al igual que ese día, en Hogwarts hacia mucho frío, y cuando sintió que el humo llenó sus pulmones, su cuerpo ganó un poco de calor, se relajó, se sintió bien, y siguió fumando.
Hasta que sin darse cuenta... comenzó a depender de aquel cigarrillo, el cual parecía inofensivo y tenía un olor nada particular.
La mañana llego a su fin, al igual que la tarde. Y, Draco sin darse cuenta se quedó en aquel sillón, fumando y fumando por horas, hasta que llegó su parte favorita del día... la noche. Discotecas, alcohol, sexo y drogas.
Se puso de pie y estiró los brazos. Con una sonrisa comenzó a caminar hasta la discoteca más cercana.
Sí, Draco conocía las discotecas mejor que cualquier ciudadano de Praga.
Como de costumbre se acercó al guardia y le ofreció un billete Muggle, el guardia con una sonrisa lo aceptó y lo dejó pasar, sin hacer fila.
El viento caliente de la discoteca, el olor a sudor y alcohol, golpeó a Draco al entrar. Sintiéndose como en casa... «Vaya mierda.»
Faltaban dos dias para partir de Praga, y Draco tenía pensado en pasarla hoy mejor que los otros días.
Llegó a la barra, y pidió varios shots, los cuales con gran agilidad, Draco ingirió. El alcohol hizo su función, y Draco estaba bajo el control de las drogas y el alcohol.
— ¡Hey tú! — una voz masculina llamó su atención, y volteó a ver.
Un tipo moreno, corpulento y lleno de tatuajes se acercó a él, inclinándose lo suficiente para hablar y que Draco lo escuchara.
— ¿Quieres divertirte? Tengo algo muy bueno... ya sabes.— el tipo levantó ambas cejas.
— ¿Qué es? — preguntó Draco con curiosidad.
— Se le llama 'Extasis'.— respondió el tipo.
— ¿Y cuál es su efecto?
— Uno de los mejores, amigo.
— Quiero.— instó Draco.
— ¿No preguntarás el precio? Es muy cost...
Pero antes que el tipo pudiera decir algo más, Draco lo interrumpió.— ¿Me ves cara de pobre? — rió de manera sarcástica.— Me vale una mierda el precio, dámela.
El tipo levantó ambos brazos en señal de paz, y comenzó a buscar en sus bolsillos. Una bolsita chiquita y transparentes se hizo visible ante los ojos rojos y plateados de Draco, varias píldoras de diferentes colores yacían en aquella bolsa.— ¿Qué color? — preguntó el tipo.
— Morada.— pidió Draco.
El tipo abrió la bolsita y sacó una píldora morada, entregándosela a Draco.— Serían 200.— dijo el tipo.
Draco se metió la píldora a la boca y con otro shot trago. Buscó en sus bolsillos y sacó un billete de 200, el cual le entregó al tipo.
Y, hasta el momento era la mejor droga que Draco había probado en años, ni la marihuana, ni la cocaina, ni ningún otro tipo de drogas, le había sentido lo que él sentía en ese precisó momento.
No sabía cuántas horas llevaba en aquella discoteca, pero como nunca, estaba en la pista de baile, dejándose llevar por la música.
Una mujer morena, con el cabello ondulado y ojos verdes se acercó a él. Su perfume lleno sus fosas nasales y su voz llegó a sus oídos—: ¿Estás divirtiéndote?
Draco abrió los ojos y se encontró con la mujer... Ante sus ojos era exactamente igual que Astoria, o lo mejor era ella.
No perdió ningún segundo, se tiró sobre ella y comenzó a devorar sus labios en un beso hambriento, su lengua recorrió la boca de la mujer, sus dientes se enterraron en sus labios, jalándolos hacia abajo, ganándose un gruñido de la muchacha.
Se separó de ella y la vio a los ojos; ella no era Astoria, no era para nada Astoria.
— ¿Quieres ir a un lugar más privado? — preguntó la chica con una sonrisa.
Draco frunció el ceño y negó. Comenzaba a empaparse de sudor, su frecuencia cardíaca incrementó. Se sentía mareado y con ganas de vomitar.
Buscó algún asiento, y se dejó caer sobre éste.
Echo la cabeza para atrás y descanso algunos minutos.
Hasta que sintió un dolor en su mandíbula del lado derecho y otro del lado izquierdo. Se vio levantado por unas manos, y abrió los ojos.
— ¿Qué mierda? — farfulló.
— ¡Tú besaste a mi chica! — gritó un tipo.
— Yo no bese a nadie.— Draco frunció el ceño.
— ¿Crees qué estoy ciego? Te he visto, haz besado a mi chica.
— ¡Qué te pasa imbecil!
Y, el tipo comenzó a golpearlo nuevamente. Draco quería regresarle los golpes o hacer algo, pero no podía, estaba petrificado.
Todo se volvió negro y el dolor había cesado.
•~•~•~•~
La mañana su tomado su lugar, un sol reluciente entraba por todas las ventanas de la mansión. Y, Bella lo agradeció. Odiaba el frío, no le gustaba para nada.
Con un pequeño bostezo se levantó y volteó a su lado derecho. Draco no estaba junto a ella, no estaba en su lado de la cama.
No le dio mucha importancia, y entró al baño tomando una ducha.
Se vistió y arregló, su cabello estaba atado en una cola y llevaba un vestido de tirantes corto.
Comenzó a bajar por las escaleras, corriendo y saltando como una niña pequeña.
Entró en la cocina, tomó una manzana y le dio un mordisco.
Pero, Draco tampoco estaba por la mansión, en realidad no estaba por ninguna parte de la mansión o de los jardines.
Bella se extraño. Normalmente Draco se perdía durante la noche, pero al amanecer llegaba sin ningún problema.
— ¿Draco no ha llegado? — preguntó Isabella.
— Indie no ha visto al amo llegar.
— ¿Y puedes ir a buscarlo, Indie?
— Si usted me lo ordena, srta.— hizo una reverencia ante ella.
— Por favor, Indie, ve a buscarlo.
Con un chasquido la Elfina desapareció de la mansión.
Bella se paseó por los jardines, esperando noticias de Indie y Draco, pero aún nada.
La mansión estaba en completo silencio, apesar de que varios elfos hacían y deshacían.
Bella no podía concentrarse en absolutamente nada, pues, sus pensamientos divagaban por todas partes.
Y, además... ese sentimiento, ese sentimiento de miedo le estaba traspasando los pensamientos.
¿Qué le diría ella a la familia Malfoy sobre su heredero?
«¿Perdí a su hijo porque tiene graves problemas con la droga y se perdía por la noche, para saciar sus necesidades?» No, eso era horrible. Pero aún peor, «¿Quedaría ella viuda a sus 18 años?» No quería ni imaginárselo.
Aparto aquellos pensamientos y entró nuevamente a la cocina; era la quinta vez qué entraba en la cocina, abría el refrigerador y lo cerraba, buscaba en la despensa y después salía.
— ¡Joder! — refunfuñó Bella, sintiéndose cansada de esperar.
Vio por la ventana; la mañana ya había pasado, la tarde se posó sobre ella con un hermoso cielo despejado.
Unos minutos después escuchó un pequeño '¡clac!' En la sala y salió corriendo.
Vio a Draco volando por los aires, completamente inconsciente, y a Indie a su lado, con las manos juntas en su regazo.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó Isabella.
— Indie lo ha encontrado así, cerca de una discoteca.
Bella pudo notar que habían hematomas esparcidos por la mandíbula de Draco y tenía el labio roto.
— Bien, Indie, gracias. Ya puedes retirarte, yo lo llevaré arriba.— sonrío dulcemente.
Indie hizo una reverencia y con un chasquidos de dedos, el cuerpo de Draco cayó fuertemente al suelo.
La Elfina abrió los ojos asustada y Bella se echó a reír. Indie al ver a su ama riendo, dejó salir una pequeña carcajada.
Bella tomó su varita y pronunció; 'Levicorpus', y el cuerpo de Draco volvió a estar elevado por los aires.
Bella decidió divertirse un poco. Mientras caminaba y tenía el cuerpo de Draco elevado por los aires, golpeaba su cabeza de vez en cuando con las paredes.
Llegó a la habitación y lo dejó descansar sobre la cama, con un pañuelo húmedo se acercó a él y comenzó a curarle el labio roto.
Draco inconscientemente dejó salir un quejido, abrió los ojos y apartó la mano de Bella.
Ambos se quedaron mirando por unos minutos, hasta que sintió la fría mano de Draco sobre su rostro cálido, Bella reaccionó y se apartó.
— Lo siento, sólo quería comprobar que eras real.— se disculpó Draco.
— No hay problema — dijo Bella entre dientes —. ¿Qué pasó? — preguntó.
— Nada bueno, obviamente.— admitió Draco.
— ¿No recuerdas nada?
— No. Sólo recuerdo haber tomado una píldora.
— Mmhm — tarareó Bella —, deberías descansar.
— Sí, bueno... con unos hechizos curativos estaré bien.
— Adelante.— contestó Bella.
— ¿No me ayudarás? — Draco frunció el ceño.
— No.— respondio Bella.
•~•~•~•
La cara de Draco estaba completamente curada, gracias a sus hechizos curativos.
Los hematomas habían desaparecido, al igual que su labio roto.
Ambos estaban sentados sobre las butacas de la sala, sin hablar, sin mirarse. Lo único que se escuchaba eran sus respiraciones, las cuales salían en sincronización.
Estaban esperando a qué los elfos terminaran su equipaje, y que el avión los recoge para ir a su siguiente destino... Venecia.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top