008

ISABELLA


Draco y Bella aparecieron en Londres, en el mundo Muggle.

— Vi il mindi miggli kin ti milditi primitidi.— murmuraba Draco para si mismo.

— ¿Qué? — Bella volteó a verlo con el ceño fruncido.

— Nada.

— ¿Qué estamos haciendo aqui? — preguntó Bella.

— No sé.

— Alguién está de malhumor.

— Nada es peor que estar en el mundo Muggle junto a ti.

— Pues, quédate. Yo me iré.

— ¿Adónde vas?

— No te preocupes, me iré y mentiré que pase todo el día contigo.

— No es necesario.— Draco tomó de su brazo y sin previo aviso aparecieron en otro lugar.

Era una playa desierta. No había nadie ni nada alrededor de ella, lo único que se escuchaban eran las olas del mar, y el viento rugiendo.

— ¿Y esto qué? ¿Me matarás aquí?

— Si... — Draco rodeó los ojos —. Esa es una buena idea.

— ¿Y dónde enterrarás mi cuerpo? — Preguntó Bella, tratando de taparse los ojos del sol.

Draco comenzó a deambular por el lugar, hasta llegar a un punto fijo.— Aqui — señaló un lugar —. ¿Te parece bien?

Bella curvó los labios hacia abajo, y ladeó la cabeza.— Me parece bien.

Ambos chicos después de caminar cerca del mar, sin hablar y sin siquiera mirarse. Se sentaron en un lugar no muy cerca del mar.

— ¿Y Astoria? — habló Bella.

— Ella... ella está bien.— Draco respondio vacilante.

— ¿Ya le haz dicho sobre lo qué hablamos la otra vez?

— ¿Qué fue lo que hablamos?

— Que tú y yo nos casaremos, pero tú seguirás con ella... y todo eso.

— Si, se lo he dicho.

— ¿Y cómo reaccionó?

— Bien. Ella está de acuerdo.

— Pues, bien. Tienes tu vida resuelta.— ironizó Bella.

Draco tomó su varita e hizo aparecer una botella de Whisky de Fuego, la destapó y se la llevó a los labios.— ¿Quieres? — Draco le ofreció la botella a Bella.

Bella sin vacilar, le arrebató la botella de la mano y se la llevó a los labios, tomando un gran trago.— Mi vida será una mierda a tú lado, ¿no es así?

— He dicho que también puedes follarte a quién quieras... Simplemente no tiene que enterarse nadie.

— Ah, que bien.— Bella tomó otro trago.

— No podemos hacer nada, Rosier...

— Si podemos. Fúgate con Astoria, si tanto la amas y ella a ti, entonces fúguense.

— Mi familia la mataría.

— Oh por Dios. Tienes mansiones en toda Europa. Desaparece por unos meses, vuelve cuando ellos lo acepten.

— Ellos nunca lo aceptarían.

— Deben aceptarlo, quieran o no.

— No es tan facil.

— Entonces... ¿decides joderme la vida a mi?

— No te la estoy jodiendo yo, te la está jodiendo tu familia.

— Y la tuya.

— ¿Tú no tienes novio? — preguntó Draco, tomando la botella de Whisky.

— No, no tengo.

— Entonces, ¿solamente te follas a los chicos y después desapareces de su vida? ¿O ellos deciden que no quieren nada contigo?

Bella rodeo los ojos y decidió hacer caso omiso. Ella se tiró sobre la arena y decidió ver al cielo. Escuchar las olas y los pájaros, oler el mar, era una de las cosas favoritas de Bella. Solamente le faltaba un libro para tener la tarde perfecta.

— ¿Lees mucho? — le pregunto Draco.

— Cuando me siento un poco estresada o agobiada, si. Es mi forma de escapar de la realidad.

— ¡Vaya forma! — se burló.

— ¿Cuál es tu forma de escapar de la realidad? — preguntó Bella, volteándolo a ver.

Draco estaba a su lado sentando. Tenía los botones de su camisa blanca desabotonadas y los pies descalzos. Su expresión era tranquila y los tragos de Whisky pasaban por su garganta como si fuera agua pura, sin hacer ningún gesto.

— Bebiendo — respondio él, sin mirarle —. Antes de la guerra y todo eso... También leía, me gustaba leer... después dejo de gustarme, no podía terminar un libro, mis pensamientos siempre estaban en otro lado.— dejó salir un suspiro largo.

— ¿Entonces, decidiste qué la mejor manera era emborrachándote?

— Si... — respondio Draco, tomando otro trago —. Después de la caída de Voldemort, los chicos decidieron hacer fiestas, ir de fiesta; tomar, drogarse... Me invitaron una vez y decidí que era bueno. Fue en ese entonces cuando conocí a Astoria.

— Pero al estar sobrio, la realidad te golpea nuevamente.

— Es lo mismo con los libros — Draco volteó a verla —. Al cerrar el maldito libro, la realidad te golpea. ¿O lees todo el maldito día? No lo creo...

— Es diferente — Bella trago duro —. Si encuentras un libro que te atrape, no es que estés todo el día leyendo... pero aun así, todo el día piensas en ese libro, en la trama.

— ¿Y?

— Y bueno... es una forma de escapar de la realidad. O estás leyendo o estás pensando en el libro todo el día.

— ¿Y cuándo lo terminas?

— Buscó otro libro.

— ¡Dios, Rosier! Estás en cada fiesta, no te pierdes ninguna. Y estás hablando sobre libros como si nunca salieras.

— ¿Y qué tiene? Puedo leer y salir de fiesta...

— Eres una puta escondiéndote bajo los libros.

— Si. Lo soy. Tú eres una mierda y no tratas de ocultarlo.

— ¿Por qué tendría que ocultarlo?

— Porque es una mierda, ser una persona de mierda y no tratar de arreglarlo o siquiera ocultarlo.

— Tratar de ocultarlo sería hipocresia, y yo no soy hipócrita.

— No, sólo eres una mierda de persona.

— Y tú, una puta.

Bella volvio a ignorarlo, dejando de mirarlo y volviendo a mirar al cielo.

— ¿Con cuantos te acostaste? — preguntó Draco, pero Bella no respondio.

— Oh, vamos.... ¿ahora estás enojada?

Bella siguió sin responder. Se puso de pie y tomó su varita entre sus manos.— Me voy a casa.— dijo empezando a caminar. Bella escucho pasos detrás suyo; pero aún así no volteo.

— No puedes irte.

— Eso estoy haciendo.

— ¡Estamos obligados a pasar todo el maldito día juntos! — gritó Draco.

— Me vale una mierda — gritó Bella —. No estaré contigo todo el maldito día, escuchando como me insultas.

— No te estoy insultando, Salazar. Estaba bromeando.

— Me vale una mierda.— volvió a gritar Bella.

Draco la tomo del brazo y la hizo girar. Quedando frente a frente. El pecho de Bella subía y bajaba con irregularidad, sus ojos llenos de lágrimas.

— Joder, no llores.

— ¡Déjame! — forcejeó Bella.

— No te dejaré.

— ¡Déjame! — repitió Bella, a punto de llorar.

— ¿En serio vas a llorar?

— No-quiero-estar-junto-a ti-déjame.— Bella enfatizó todas las palabras una por una, forcejeando con el agarre de Draco.

Draco se acercó más a su cara. Ahora su aliento golpeaba la nariz de Bella.— Estarás junto a mi toda tu maldita vida... Es tu obligación, Rosier.

— No quiero.— dijo Bella con un hilo de voz. Las lágrimas ya caían sobre su rostro.

— Maldición, no llores.

— ¡Entonces, déjame!

Draco la soltó y ella camino unos pasos más, apareciendo en su mansión.

Sintió un nudo en su estómago, pero siguió caminando hacia la entrada de su mansión, sin siquiera importarle las lágrimas sobre su rostro. Entro en su casa y cerró la puerta con fuerza.

Ivy corrió hacia ella con una sonrisa de oreja a oreja, pero al ver a su hija con el rostro pálido, lleno de lágrimas, su sonrisa desvaneció.

— ¿Bella? ¿Qué ha pasado? — preguntó su madre.

— Él es una mierda, y ustedes me están obligando a casarme con él.— gritó Bella y corrió escaleras arriba a su habitación.

•~•~•~•

Draco se quedo un rato más en la playa. Sentado sobre la arena, bebiendo lo poco que quedaba en la botella de Whisky.

Después de terminarla la tiro a un lado, y apareció en su mansión.

— ¿Draco, eres tú? — Draco escucho la voz de su madre.

— Si, soy yo.

— ¿Y Bella? ¿Dónde está ella?

— No lo sé, y no me importa.— respondio Draco, perdiéndose de la vista de su madre.

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