♪III:"Obsequios"
1. Cumpleaños
— Mamá vendrá pronto a casa.— fue mi excusa, me fije entonces que dentro de unos minutos el sol se iba a ocultar y yo ya debía regresar. Me sentía mal por rechazar su invitación, pero todavía no me sentía seguro con ellos. Siguen siendo completos extraños, vecinos pero desconocidos. — Vamos a cenar juntos está noche porque es mi cumpleaños.— hice una mueca de desgaste.
No había querido decir precisamente eso. Hubiese omitido la parte del cumpleaños, pero ya era tarde y todos lo habían escuchado atentamente, especialmente He Tian quién me miró impresionado.. No quería sonar como alguien necesitado de escuchar felicitaciones, sencillamente salió de mí por buscar una excusa para no cenar con ellos, pero al menos me serviría.
—¿¡Qué!? ¡Porque no lo habías dicho antes!— se exaltó el menor, parecía casi molesto o indignado más bien, por un breve instante.— ¡Mamá! ¡Hoy es su cumpleaños!— exclamó quedándose sin aliento y mirando hacia su madre.
—Estoy aquí hijo. Ya lo oí.— se oía divertida, el tono de su voz está vez sonó más suave. No hacía falta que se lo repitieran dos veces, ella había escuchado perfectamente. — Feliz cumpleaños Mo Guan Shan, ¿Cuántos años cumples?
—Quince años. — respondí aún con la atenta mirada de los mayores sobre mí. Fue automático, no veía el porque mentir.
—Tan joven eres. Eres incluso mucho menor que mi He Cheng, quizás puedan ser amigos.— dijo la mujer, aunque ésto último para molestar a su hijo menor, lo presentí.
La parte trasera de mi cuello note que estaba repleta de sudor, el aire se había puesto caliente. Lo cuál me parecía extraño cuando está anocheciendo, ya que por lo general, es cuando el aire se pone más fresco, no más caliente. También sentí por un instante una pequeña comezón sacudir y moverse en toda mi espalda, no duró demasiado pero me hizo sentir tan raro y alarmado por unos segundos.
No lo pensé demasiado, tampoco tuve tiempo de haberlo querido. Debía escuchar lo que ellos decían.
—Yo lo encontré primero. — He Tian miró ferozmente a su hermano mayor, mostrando su dientes. Se puso enfrente de mí como intentando bloquear el camino de la mirada desinteresada del hermano hacía mí.
Cheng miró a Tian con un dejé de burla mientras resopla, quizás divertido por la acción de su hermanito.
—Me basta con Qiu. — fue su respuesta, volviendo su mirada al móvil en su mano. No se a quien se refiere, pero quizás se trate de un conocido suyo muy cercano a él.
—Tu ya tienes pareja...— alcance a escuchar que murmuró He Tian.
—Ya es suficiente. — gruñó el padre, el señor He quién parecía siempre mantener las cosas bajo control y reprender a sus hijos si era necesario. Evitar disputas.
Yo no sé que es tener hermanos mayores o menores, después de todo soy hijo único. Me hubiese gustado tener algún hermano menor, quizás un niña. Así tal vez no me sentiría tan solo en la casa cuando mamá no está y yo regreso de mi trabajo, pero tampoco me gustaría que ella pasará hambre o no vistiera mejor debido a la falta de dinero en la casa. De cierto modo, envidiaba un poco eso de ellos dos.
—Pero... pero...
—Hey, — llamé la atención de He Tian quién miraba con frustración en sus ojos a su padre, supongo que es normal sentir enojo cuando te regañan, y más frente a otras personas.—Está bien. Escucha a tu padre.
El menor suspiró nuevamente, intentando relajarse, tomó mi mano y la apretó para mí sorpresa. Tan repentino que no tuve tiempo de quejarme por el contacto del cuál aún no me acostumbraba, hasta que volvió hablarme. Esta vez se puso enfrente de mí, dándole la espalda a su familia.
—Tengo doce años, en tres meses cumpliré trece. — me recalcó, está vez hice espacio en mi mente para poder recordarlo y por lo menos, darle mis felicitaciones. Lo seguí escuchando atentamente.— Y sé que eres mayor que yo y quizás tengas muchos amigos,— hizo una breve pausa. Pensé que tal vez el niño se llevaría una decepción al saber que no soy muy sociable y mis amigos son muy escasos en realidad. O tal vez, le daría igual si soy o no popular. ¿Doy esa imagen de ser sociable? Lo dudo. Él todavía no conoce como soy realmente en el exterior. — Pero yo te vi primero así que debes ser mi mejor antes que nadie más. — me miró por unos segundos conectando su mirada con la mía, se veía tan insistente, decidido y serio, después miró a su padre dándose media vuelta, quién escuchaba todo atentamente.—Lo siento, papá.
No entendí mucho. Pero sus palabras de mi mejor, me dejaban más confundido. ¿Mi mejor que?¿Amigo?¿Vecino?
Luego agregó:
—Solo quisiera darte un obsequio. No tengo nada preparado...— murmuró con pena a lo último.
Yo sólo respondí:
—Ya los has echo. — dije honesto y suave, sin prisas. Él no estaba obligado a darme algún obsequio, literalmente nos conocimos hace poco.
Él sonrió.
Me despedí de todos, aunque me ofrecieron mandar un escolta para acompañarme a mi casa o hacerlo personalmente, yo rechace ya que no quedaba lejos y solo es cosa de caminar y caminar. El más triste por mi partida fue He Tian, a pesar de que le prometí que nos volveríamos a ver pronto.
Al alejarme de ellos poco a poco sentí aromas, no eran las hojas de los árboles, ni la tierra ni el césped, era el aroma natural de ellos. De los Alphas.
Todo fue extraño, mientras más me acercaba a casa, todo se volvía oscuro, el sol reemplazado por la luna y un calor inusual inundó mi pecho. Fue entonces hasta que llegué a casa y entré, que sentí todo mi cuerpo sacudirse y entrar en calor.
Recuerdo a la perfección los detalles de aquella noche.
A los quince años, luego de haber conocido a los vecinos que viven dentro del bosque en las montañas, es que me llegó mi celo. Algo que pensé, no me llegaría pronto ni tan fuerte siendo un Omega recesivo. Incluso había escuchado historias reales y experiencias sobre que los Omegas recesivos o les tarda mucho en qué se les haga presente su primer celo, o que esté les llega tan leve y dura tan poco, que pasa por completo de desaparecido y ni cuenta se dan hasta que culmina.
Me pregunté seriamente en medio del calor, si la familia He lo sospechaba por como me miraban cautelosos y preocupados al salir de su territorio y por eso habían insistido en acompañarme o enviar un escolta para llegar seguro y salvo a casa. Me sentía incrédulo y desconfiado con tan solo pensar en la posibilidad de que ellos ya lo presentían o sospechaban, incluso antes que yo.
No quería su lástima ni su pena. No quiero que me miren con compasión. Tal vez el calor y dolor me hizo pensar ese tipo de cosas hasta que ella llegó.
Cuando mamá llegó, me ayudó a aliviarme con paños húmedos de agua tibia y unas pastillas que me servirían. También me aconsejó que podía hacer, reunir ropa o cubrirme si lo creía necesario. Ella me dijo que, a veces es mejor seguir el instinto que explicaciones complejas.
Mi mamá esa noche admitió estar sorprendida de que mi celo me llegará fuerte.
Yo me cuestione si quizás habría sido consecuencia por estar en contacto con tantos Alphas ese día. Pero igual pensé que podía ser una tontería y solo era algo que tenía que llegarme tarde o temprano.
Algo completamente natural, pero horrible.
2. Alguien
—¿Se mudaron?— preguntó mi mamá cuando me alivie horas más tarde y terminó de preparar la cena, ya era bastante tarde. Le hable sobre las montañas, casas lujosas y el niño de ojos grises.
—Si, Los... He.— recordé. Quise omitir que son todos Alphas y que haber estado con ellos por un rato, por un instante me hizo agudizar mi sentido del olfato.
—¿Los conociste?— se sorprendió, ella sabía que no hablaba con las personas. Prefería evitarlas.
—Si.
—¿Y bien?
—¿Y bien?— repetí encogido de hombros. No se que esperaba que dijera.
—¿Son agradables? — preguntó con bastante interés en el asunto, vacilante como preocupada.
—Eso creo. Tienen...
—¿Qué cosa?
—Hijos, dos. El mayor tiene veinte y algo. El menor tiene doce años y es quien se apego más a mí.
Mi madre asintió pensativa. No parecía disgustada, solo reflexionaba. Después sonrió para cambiar de tema.
—Feliz cumpleaños, Momo. — me beso mi frente y alboroto mi cabello.
Me ruborice por el apodo, todavía me sigue diciendo así. Suena tierno pero vergonzoso, al menos y agradezco que solo me lo diga en privado o cuando estamos en casa.
Pero me sentí tan bien, no sé si es porque estoy en celo, pero pude oler el aroma de mamá. Huele a flor de loto y a naranjas. Cómo un huerto de naranjas. Es tan agradable, no es fuerte.
Esa noche cenamos pastel de carne, es de mis favoritos. Echo especialmente para mí. Reímos mucho, algo que no hacíamos en bastante en tiempo. Quizás desde que papá se marchó.
Me entregó un obsequio. Era un libro grande de recetas que debió costarle mucho. Yo agradecí entusiasmado, ansioso por poder elaborarlas. Quizás en un futuro intenté hacer algunos postres, no serán lo mío pero me gustaría intentarlo. El obsequio traía una tarjeta con un lobo aullándole a la luna en el frente. Dentro tenía unas palabras escritas:
“Este año que viene será el mejor porque estás tú, con amor, mamá".
Después de la cena, ambos fuimos a lavar los trastes mientras su vieja radio emitía música. Ella cantaba tranquilamente mientras yo leía algunas páginas de mi nuevo libro de recetas de cocina.
—Algun día vas a hacer muy feliz a alguien y no puedo esperar a verlo cuando suceda.— me dijo con una mirada llena de luz y esperanza. Yo la veía a ella casi como un reflejo de mí. Se que nos parecemos, especialmente por el cabello rojo.
A diferencia de mi, es una Omega normal. No es dominante, pero tampoco recesivo. A veces me preguntaba si yo nací siendo recesivo en vez de normal como ella, por mi padre Beta.
Al ser muy tarde me despedí de mi madre y fui a mi cuarto para descansar, guardando primero el libro de cocina en un lugar seguro y cercano. Antes de caer dormido, recordé las palabras de mi madre.
Alguien, dijo ella. Haré muy feliz a alguien.
No un específico no un ella ni un él, solo fue un alguien.
Cerré los ojos sumido en el cansancio para dormir. Soñé con el tiempo frío y gris. Cielo nublado y alguien llamándome sin parar.
3. Obsequio
Al siguiente día amanecí mejor. Al menos mi calentura bajó lo suficiente para poder asistir a clases, aunque mi mamá preocupada me preguntó si estaba totalmente seguro de ir, yo insistí en que sí. De todas formas me dio parches para cubrir mi aroma si en algún momento se descontrolaba, y unas pastillas. También me aconsejó que si de repente me sentía igual que ayer, lo hablara con un maestro para que avisará a mi tutor y esté me ayudará.
Mamá dijo que el celo me duró muy poco, incluso aunque me haya proporcionando medicamento para controlarlo, no pensó que fuese tan eficaz o que actuará tan bien. Concluimos que, a lo mejor me duró tan poco, tan solo doce horas debido a soy recesivo. Tampoco le quise confesar todavía, que quizás la razón por la que mi celo se manifestó por primera vez y actuó así de fuerte, es por haber estado rodeado de una familia de Alphas, a excepción del niño que todavía no se sabe su segundo género.
Al bajar del autobús en la última parada del trayecto y la más cercana a mi casa, caminé el largo tramo faltante, luego de un no tan largo día de escuela pero todavía con suficiente energía ya que dentro de un rato más tengo que salir para ir a mi trabajo de medio tiempo, me pregunté que tan antiguo es el bosque.
Cada vez que me acercaba más y más, me dí cuenta de que He Tian estaba esperándome en el camino de tierra casi enfrente de casa. No me sorprendería que él sospechará o adivinara que ahí vivo yo, es la casa más cercana a las montañas y él sabe que somos vecinos, aparte de que me dirigí hacía allí o también puede que la tarde anterior él haya observado desde la lejanía como ingresaba a mi casa. No me parece nada anormal.
Sin entrar a casa y quedándome de pie a unos metros enfrente de él, pude notar que el azabache estaba con sus ojos muy abiertos mientras se movía con nerviosismo, tenía las manos ocultas detrás de su espalda. ¿Por qué está tan inquieto? Mi ceño pareció fruncirse casi por reflejo, confundido e intrigado.
Antes de que Tian articulara palabra alguna, primero me adelanté para decirle que me esperara un poco más, pues debía dejar las cosas dentro de casa y quitarme el uniforme. Al hacerlo me fijé que dentro de cuarenta minutos debo salir para ir a trabajar a la frutería. Todavía tengo tiempo.
Regresé a fuera con él. Lo dejé hablar.
—Desde antes de que te acercaras lo suficiente, lo noté.— exclamó con una voz aguada y triunfante.
—¿Qué notaste?— pregunté sin entenderlo.
—Que eras tú el que venías. Puedo reconocer te por tu aroma a metros de distancia. — admitió orgulloso. Yo solo ladee mi cabeza. No sabía si aquello era bueno o debería darme igual. Mordí el interior de mi mejilla esperando.— Estoy mejorando con...— se detuvo y tosió.— Eh, con hacer cosas. Cómo saber que estás... Allí.
—Mejorar es algo siempre bueno.— dije encogido de hombros. ¿Por qué debería interesarme en las cosas que él mejore?¿En serio nos haremos amigos?
—Siempre estoy mejorando. Algún día seré alguien importante. Quizás el líder.— su sonrisa es resplandeciente. Sus palabras sonaban seguras y parecía ponerse el mismo un nuevo objetivo.
—¿De qué?— cuestione, pues la otra ocasión el niño comentó algo sobre ser un líder pero nunca de que.
—Oh, mierda.— sus ojos se abrieron nuevamente, dándose cuenta de algo.
Se me hizo tan raro y sorprendente escucharlo decir una grosería. Quizás porque todavía es un niño, o porque antes no lo había escuchado decirlo. Pero igual llevabamos poco tiempo conociéndonos.
—¿Qué cosa?
—¡Obsequios!
—¿Obsequios?— volví a fruncir el ceño, juraba que He Tian había dicho eso para cambiar de tema otra vez.
—Bueno, solo uno.
—¿Para quién?
—¿Para ti?— entrecerró los ojos vacilante. — Para ti.— afirmó y se ruborizo instantáneamente. No comprendía, quizás hace más calor de lo que pensé. — Es por tu cumpleaños.— murmuró posando su mirada en el suelo.
La única persona que me había dado un obsequio fue mi madre, por ser mi familia, ser mi hogar. Es normal. Nadie más sabe de mi cumpleaños, algunos amigos de la escuela sí pero solo me felicitaron en grupo.
—¿Qué es lo que estás ocultando?— pregunté más intrigado, acercándome mas a él para ver qué tenía detrás de su espalda.
He Tian se sonrojo aún más y desvío la mirada. Asintió una vez con su cabeza.
Soy alguien impaciente pero le dí el tiempo que necesitaba, no me tomó demasiado. Armando se de valor mientras erguía sus hombros. Manteniendo su cabeza en alto y también llenándose de determinación. Ojalá esté niño sea amable en el futuro y no sea un arrogante engreído que haga a las personas menos. Después de todo, es de un familia adinerada y me está comenzando a caer bien, aunque me llegue a impacientar en ocasiones.
He Tian extendió su mano, tenía una pequeña caja negra envuelta en un listón rojo. Arriba de está adherido una nota donde estaba escrito su nombre.
—No tengo nada para ti.— dije en voz baja, por alguna razón recibir un obsequio por su parte me puso algo nervioso.
—No es mi cumpleaños. — aclaró He Tian. Encogido se hombros.
—¿Cuándo es?
—Treinta y uno de octubre. — removió su cabeza al captar que trataba de decir.—¡Sólo toma la caja!
Eso hice, la tomé y sentí que era más pesada de lo que creí. Ví como cerró sus ojos y suspiró, apoyándose en su hombro. Quizás un poco más calmado o intentado estarlo.
—¿Puedo abrirla ahora?— pregunté. Mi mamá me enseñó que los obsequios no se deben abrir enfrente de quién te los dio. Pero realmente quería hacerlo ahora, luego no tendría tiempo y tampoco quería correr a He Tian de ahí.
No me puedo esperar hasta regresar del trabajo, por ello le pregunté para saber si no le molestaría.
—Puedes hacerlo. — asintió lentamente, mirando fijamente mis manos y como abría con cuidado la caja para ver su interior.
Al principio quedé pasmado, asombrado y algo confundido. Dentro de la cajita había una piedra preciosa en una extraña y familiar forma que no podía descifrar. Una piedra ámbar. ¿Quería darme lo como un talismán para las buenas vibras y la salud? No me sabía otro significado para aquella ámbar. Me dejó impresionado, nunca espere tal regalo. Menos de alguien que apenas conocí ayer y que poco he hablado.
—He Tian.
—¿Si?
—Tú... ¿Esto es para mí?
—Si. — aseguró lleno de confianza y armándose de valor. Quizás esperaba mucho de mí, mi reacción y respuesta.
Quería decirle que es demasiado, muy hermoso y que a la próxima vez, en su cumpleaños, no sabría que obsequiarle. Me sería imposible comprar o conseguir algo igual de valioso como una piedra ámbar.
Pero entonces lo supe al ver nuevamente a He Tian, él esperaba tal vez que lo rechazará y le devolviera el increíble obsequio. Sus manos temblaban, sus rodillas se sacudían, estaba pálido y note que mordisqueaba sus labios. Me preocupé. Descarte de inmediato la idea de devolvérselo por más que quisiera.
No podía devolvérselo, eso lo pondría triste.
—Esto es lo más precioso que alguien haya podido darme. Gracias. — admití, aunque una parte de mi hubiera preferido algo más sencillo y común, para He Tian es especial y tomó mucho valor en obsequiarme lo.
—¿En serio?— graznó ilusionado.
—En serio.
Y luego rió.
No me di cuenta de la sinceridad y confianza en aquella risa, en cómo el me estaba dando la bienvenida a su hogar y por supuesto, quería ser más cercano a mí.
Apenas lo estaba conociendo, pero le permití que se acercara a mí para que nos conozcamos mejor, le permití estar a mi lado para ser mi amigo a pesar de que fuese más joven que yo.
—Somos oficialmente, ¿Amigos?— pregunto mirándome fijamente y deteniendo su contagiosa risa.
Aunque me lo pensé un poco, al final asentí y él volvió a sonreír encantando. Yo correspondí el gesto extrañamente. No soy un chico que sonríe de por sí, menos a gente ajena a mi madre.
Desde ese entonces, es que tuve a un amigo que no es familiar y ni siquiera va a mi escuela, solo es mi vecino y un niño tan diferente a mí, pero que me resultó agradable.
Guarde la piedra ámbar con mucho cuidado en mi cuarto, en una cajita en mi escritorio de madera, dentro de la caja negra. Así la tendría a la vista, al mismo tiempo oculta y protegida en su cajita y nunca la perdería.
No mentía y aunque quizás no se lo vuelva a decir en voz alta, aquel obsequio se convirtió en algo muy preciado para mí.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Palabras: 3,251.
Fecha de publicación: viernes 18 marzo del 2022
Escritor: JaquiiAleWorld
Fandom: 19 Days
Au: Omegaverse
Nota de escritor:
Sino actualizó por varios días recuerden, tengo vida. No es vida social, es vida universitaria. Durante semanas he estado lleno de exámenes y exposiciones, más las tareas. Y ya me toca ir a presencial por lo que me dejan poco tiempo libre.
Ayer en la noche me andaba viendo la primera película de Harry Potter que en más de 11 años no veía. Nunca fui un fan de la saga pero las vi todas de niño por qué mi tía es súper aficionada y me hacía verlas todas con ella.
Y ninguno delos fanfics que sigo ha actualizado:v
Hasta la próxima~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top