Capítulo 1. Tú.
13 de junio. 4:45 pm.
Era viernes, uno como cualquier otro. Se habían recibido propuestas, hecho entrevistas para contratar nuevo personal, juntas hora tras hora para aprobar y emprender proyectos, se despidió a varios trabajadores, lo mismo de cada día.
Yo me la había pasado la mayor parte del tiempo en juntas y firmando contratos. Sin embargo este día me encontré arreglando varios papeleos y recibiendo llamadas, algo que mayormente no sucedía porque para eso tenía a mi secretaria o mejor dicho ex-secretaria. Sí, la despedí, tuve un ligero problema con ella. Accidentalmente no medí las consecuencias de qué pasaría sí teníamos sexo. Debo admitir que fue en una noche alocada, en la cual mi cuerpo contenía algo de alcohol y mi razonamiento no era del todo bueno. Ella se aprovechó de eso, porque yo sabía bien que desde hace tiempo me deseaba. Así que vio la gran oportunidad para acercarse a mi.
En fin, para resumirlo todo, fue mas o menos así: fiesta, alcohol, me sedujo, yo caí, apartamento, sexo. Y a la mañana siguiente cuando desperté y la vi a mi lado me maldije mentalmente. Sé que se preguntan el porqué de esto y la razón por la cual la despedí, si la mayoría de los jefes sino es que el 99.9% se acuestan con sus secretarias las cuales siempre son super sexis y hermosas, donde la mía no quedaba muy atrás de eso, al contrarío, pero yo soy ese 00.1% que no lo hace... Odio juntar el trabajo con mi vida personal, por esa razón de su despidió, además ese mujer creyó que después de haberse revolcado conmigo la tendría totalmente fácil y podría iniciar algo conmigo y sacar ventaja de mi dinero. Mujer estúpida.
Yo... no soy nada fácil.
Me levante de la silla de mi escritora la cual me había ocasionado un gran dolor de trasero al haber pasado sentado varias lentas y largas horas. Estire un poco los músculos de mi espalda y brazos, sintiéndose estos como la gloria y agradeciéndome por aquello. El trabajo estaba terminado y ahora sólo tenía que ir al Banco. Tomé lo que necesitaría y salí de la oficina, me despedí de los empleados en el camino hacia el estacionamiento. Después de varios minutos llegue, fui en dirección a mi auto, abrí la puerta del piloto y me adentre en él emprendiendo camino al Banco.
Me encontraba más que cansado, sólo quería ir a casa y descansar...
—Espero que no esté inundado de gente —susurré para mi.
Estacione el auto en el estacionamiento del Banco, salí de él con las cosas en mano que ocuparía. Caminé en dirección a la puerta de entrada, me adentre y mire alrededor. Sólo habían a lo mucho diez personas, sonreí.
Fui a dónde las ventanillas, la número siete exactamente. Allí se encontraba una gran amiga la cual siempre me ha atendido. No importa cuanta gente haya con ella, y cuanto tenga que esperar, yo siempre quiero que sea ella quien me atienda. La considero como una hermana mayor.
Para mi gran suerte la ventanilla donde ella se encontraba no tenía absolutamente ninguna persona.
—Hola Katie —salude entusiasmado, hace días que no venía por acá. Ella, por lo que note buscaba algo en el piso y cuando escucho mi voz se levantó inmediatamente y me miró sin embargo, no era Katie, no. Eso me sorprendió. La persona que tenia delante de mi era una chica mucho más joven que ella, su cabello era largo hasta la cintura de un negro profundo, como el carbón. Su piel, tan blanca como la porcelana, frágil y sus ojos, los que más llamaron mi atención eran de un raro color que jamás en mi vida había visto, verde, amarillo y azul combinados en uno solo. No pude evitar perderme en ellos, no es broma pero creo que acabo de encontrar un nuevo mundo ahí.
—¿Señor? —una dulce, amable y hermosa voz inundo mis oídos, trayéndome a la realidad.
—¿Perdón?
—¿Se encuentra bien?
—¿Eh? Ah, sí, sí. Me encuentro bien. —aclaré mi garganta.
—Bien, ¿qué es lo que necesita? —preguntó.
Silencio.
Ella me miró extrañada, esperando mi respuesta y yo, simplemente no decía nada. Por alguna razón las palabras no salían de mi, era como si me hubiesen comido la lengua.
Reacciona Tae Hyung. Reacciona. Pareces un idiota estando así.
—Em... vengo a hacer un deposito —hablé por fin.
—Muy bien.
Me acerqué un poco más a la ventanilla mas en si por la costumbre, al hacerlo un fuerte, exquisito, delicioso, dulce y grandioso aroma invadió mis fosas nasales llenando mis pulmones. Aquel aroma venía de esa chica, desequilibrando mis sentidos, algo se movió dentro de mi, haciéndome confundir... Sin embargo, recordé algo. Katie, qué había sucedido con ella.
—Disculpa —llamé su atención —¿Puedo hacerte una pregunta? —asintió —¿Por qué Katie no se encuentra aquí hoy?
—Habla de la chica rubia muy simpática ¿verdad?
—Sí, esa misma.
—Bueno, por lo que sé, ella renunció el miércoles es por eso que yo estoy remplazando su lugar hasta que consigan a alguien nuevo.
¿Renunció? ¿Por qué? y ¿Por qué no me lo dijo? Tendré que ir a buscarla y hablar con ella.
—Ya veo.
—¿Era amiga suya?
—Sí, una gran amiga por eso, gracias por el dato.
—Por nada —me dedico la sonrisa más hermosa que había visto en mi vida. De nuevo, algo se movió dentro de mi pero ahora de una manera más fuerte. Decidí ignorarlo, respiré profundamente para calmar aquello totalmente extraño.
Terminé de hacer el deposito, ya era hora de irme pero algo me decía que no podía sin antes saber el nombre de esa hermosa chica. Sería mi próxima conquista. De eso estaba seguro.
—Muchas gracias señorita...
—Miller. Annie Miller.
—Yo soy Kim Tae Hyung.
—Fue un gusto conocerlo Señor Kim.
—Lo mismo digo Señorita Miller —le di una media sonrisa y ella me devolvió el gesto. —Con permiso —diciendo eso, salí del lugar no sin antes inhalar aquel exquisito aroma que emanaba ella. Muy pronto la haré mía. Sonreí.
¡Hola!
Lo sé, por fin después de mucho tiempo he publicado el primer capítulo... lo siento por eso. Bueno, espero que les haya gustado y me den su apoyo dejándome un comentario y un voto, recuerden que eso es la paga de los escritores aquí. Digan NO a los lectores fantasmas.
Nos leemos en el próximo capítulo nenes.
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