Capítulo 28


En la cena, le escribo a Nico haciéndole saber que ya tengo el dinero y después, a Marcos para vernos mañana al mediodía. Pues mañana viernes acabarán todas nuestras penas.

- ¿Se sabe algo de Gael?- pregunta Casia en mitad del silencio.

Mi madre niega con la cabeza apenada.

-Me pregunto qué haremos mal para merecer esto.

Bastantes cosas, pensé. Aunque obviamente no lo dije en alto.

-A Gael se le ha pegado la locura de quién yo sé y por eso se ha ido- salta Isaac cortando la carne con tanto enfado que el choque contra el plato retumba por toda la sala.

-Provocas arcadas que ni siquiera sabía que tenía- digo simulando una.

Este me mira asqueado y niega con la cabeza mientras mi madre me mira con desaprobación.

-Tenemos que hablar con algún especialista... O dejarle claro que aceptamos su decisión- dice mi padre pensativo e ignorando el absurdo comentario del mellizo y mi respuesta.

- ¿Estás loco? ¿Acaso te imaginas a nuestro hijo con un bebé en brazos? Si ni siquiera sabe hacerse la cama solo -replica mi madre enfada- A saber dónde estará ahora... Ahí sólo con esa chica...

Seguramente mejor que aquí, pienso.

-Aunque por suerte sigues estando tú con tus notas diez y tu próxima entrada en la universidad, Isaac. Serás el primer hijo de la familia en entrar...- habla mi madre emocionada mirando al mellizo odioso número uno.

Miro a Noel y simulo una arcada al mismo tiempo que me levanto de la mesa. Los cinco pares de ojos se me quedan mirando y es mi madre quien habla.

- ¿A dónde crees que vas?

-A vomitar. Tu favoritismo me causa nauseas igual que la carne rancia hecha por el imbécil este- digo refiriéndome a Isaac.

Dicho eso me voy de allí con todo el orgullo del mundo. Al día siguiente, vamos con nuestro padre al instituto pues Isaac está demasiado afectado como para conducir. Me pregunto cómo estará Gael, ¿será feliz? ¿Y Dana? Cuando llegamos al instituto cada uno se va por su camino y no dudo en encontrarme con Florian.

-Dicen que tu hermano se ha fugado de casa, ¿es eso cierto?

Asiento ajustándome la mochila a los hombros.

-Con toda esta movida del embarazo decidió irse.

-Vaya... lo creía más tonto- dice francamente y luego se ríe.

A las doce del mediodía, recibo un mensaje de Marcos diciéndome que nos tenemos que ver en Astro y que no aguantará hasta las tres para que yo salga de clase. Así que, en mitad del horario escolar, me dirijo a la salida del instituto. No obstante, antes de salir, veo una entrañable escena.

Isaac habla con un chico de un curso inferior, el cual le hace entrega de unos folios y al instante, el mellizo le paga dejándome de piedra. Ahora entiendo la razón de sus sobresalientes. Ha estado todo este tiempo comprando las respuestas de los exámenes. Será idiota. Cuando me vengo a dar cuenta, este me ha visto así que salgo pitando de allí. Aunque en el exterior, Isaac consigue atraparme.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

-El suficiente como para saber lo mentiroso que eres- escupo con enfado.

Él me suelta de golpe y se acerca peligrosamente a mí. La vena de su frente se hace visible y eso me indica lo enfadado que está en estos momentos. Así que sonrío para molestarlo aún más.

- ¿Harás lo mismo en la increíble universidad a la que irás? ¿O estudiarás como las personas reales y normales?

-Déjame en paz y no digas nada de esto a nadie.

Me carcajeo y me alejo de él en dirección al aparcamiento para tomar la guagua. Este palidece y eso alimenta más mis ganas de seguir hurgando en la herida. Pero decido no seguir.

-Sería divertido ser como tú y arruinarte la vida. Pero como no soy de ese tipo de personas y sé lo que es guardar un secreto o lo dura que puede llegar a ser la vida para algunos, no diré nada. Aunque tú sigue mintiéndote a ti mismo, que vas por buen camino, campeón.

Dicho eso corro para coger la guagua en dirección a Astro. Ya allí, entro y en la mesa de siempre está Marcos con su capucha puesta y el rostro algo mejorado.

-Toma- digo sacando el fajo de billetes dentro de un sobre y dejándolo sobre la mesa.

Él abre sus ojos con exageración y los toma con rapidez para contarlos. Tras hacerlo, me mira en busca de alguna explicación.

- ¿Cómo...?

-No preguntes. Lo importante es que lo tengo, ¿no? Ahora podremos pagarles a esos tipos y olvidarnos de ellos de una vez por todas.

Él asiente y puedo ver cómo las patillas de sus ojos se arrugan con felicidad. En el fondo sé que le he quitado un peso de encima. Sé que su vida no es fácil o eso son algunos de los rumores que corren por Sazón acerca de él. Dicen que tuvo que entrar en este mundillo por necesidad. Su padre estuvo metido mucho tiempo en las drogas y su madre vive sumida en la depresión desde hace muchos años. Además, alguien una vez me dijo que había perdido a su hermana cuando solo tenía siete años. Así que me alegra saber que tiene un problema menos al que enfrentarse.

-Eres increíble, de verdad- dice cerrando sus ojos con emoción- Iré ahora mismo a dárselos.

Sonrío.

-Corre y sálvanos el culo- digo haciendo que él se levante con ímpetu- Pero con una sola condición...- Marcos me mira con atención-... Que la próxima vez que tengamos a la poli encima dejemos que nos detengan.

Él se ríe junto a mí y tras darme la mano en forma de agradecimiento, se va de allí a toda prisa. Por ello, decido llamar a Caleb y preguntarle dónde está y si quiere compañía. Él me dice que está en la colina de siempre y no dudo en ir a verlo.

- ¿Cómo estás?

Beso su mejilla y me siento a su lado.

-Mejor que nunca, ¿y tú?

Él sonríe.

-Igual. Aunque ya te echaba de menos... Tiene usted una agenda muy apretada, Raymond- dice.

Recordándome que hace unos días me había pedido hablar y yo le había dicho que estaba complicado vernos. Aunque ahora estoy completamente libre.

-Lo sé, pero es que he estado muy liada con dramas familiares y el problema con aquellos tipos...- trato de explicarle pero me interrumpe con su risa.

-Era broma, sé por lo que estás pasando así que no hacen falta explicaciones.

Sonrío y apoyo mi cabeza sobre su hombro. Me siento bien a su lado y jamás pensé que llegaría a sentir algo tan fuerte por alguien. Siempre he estado cerrada al mundo y con una fuerte armadura alrededor de mí evitando que sentimientos como el amor llegasen a mí. Pero, Caleb fue capaz de traspasarla con sus profundos ojos, sus ocurrencias y su risa. Porque... Nunca había escuchado una risa tan bonita como la suya.

Por dios, ¿te estás escuchando Alanna? Suenas a loca enamorada.

-Oye, la razón por la que quería que hablásemos es porque he estado pensando mucho últimamente y... Sigo sin estar del cómodo aquí. Por eso, me he estado replanteando el volver a Irlanda- suelta de repente pensativo.

Me separo de él y lo miro atónita. Espero que ahora me diga que era una broma de esas picaras suyas y se ría. Pero eso no sucede, está serio. Entonces, recuerdo las palabras de Nico acerca de Caleb. Él me lo advirtió, me dijo que Caleb era un chico muy variable. "Hoy está contigo, pero al día siguiente puede desaparecer sin más..."

- ¿Hablas en serio?

Asiente cabizbajo.

-Sé que no te lo esperabas y por eso no me quise ir sin más, sentí que antes de tomar la decisión debía hablarlo contigo. Mi abuelo se está haciendo mayor y si volví fue para ayudar a mi padre pero él ya está bien. El negocio va como la seda y casualmente es ahora mi abuelo el que me necesita.

-Pero, no puedes irte así sin más.

Es lo primero que se me viene a la mente. Sonará egoísta pero no sabría qué hacer sin él por aquí. Sin nuestras escapadas o nuestros encuentros nocturnos para ver las estrellas. O asfixiarme subiendo a aquí arriba para simplemente charlar con él. Caleb suspira y fija su vista al frente sin atreverse a mirarme.

-No he dicho que me vaya a ir ya, sólo digo que me lo estoy planteando. Él me quiere allí y...

- ¿Y qué quieres tú, Caleb? ¿Por qué no te paras a pensar y a escucharte a ti mismo y olvidarte del resto? Ellos ya han hecho su vida y vivido lo suyo, ahora te toca a ti. Párate a pensar, ¿qué es lo que quieres hacer?

Me pongo en pie con enfado. Sé que se fue huyendo de la monotonía, se vio obligado a volver para ayudar a su padre sin ni siquiera quererlo y ahora piensa irse por exactamente lo mismo. Él mismo me dijo que aprovechará el momento presente, que no dejaste escapar mi juventud. Ahora es él quien la está dejando escapar haciendo algo que no quiero hacer como es irse a Irlanda de nuevo.

-La vida no es tan fácil Alanna, no todos podemos hacer lo que nos dé la gana sin pensar en las consecuencias. No todo es el mundo de la inmadurez, a veces hay que volver al planeta tierra- suelta poniéndose en pie y plantándome cara.

Ouch, eso ha dolido.

- ¿En serio? ¿De verdad piensas eso de mí?

-Alanna, escúchame, ¿vale?- dice sonando algo arrepentido por lo que me ha dicho, puedo verlo en sus ojos.

-No quiero. Que te vaya bien en tu viaje a la madurez. Seguro que encuentras a alguien mejor por el camino- digo para después irme corriendo de allí.

- ¡Alanna! ¡Espera! ¡Alanna!

Y seguro que ahora es cuando lloro y me lamento, pero no. Hoy no. Ni mañana. Ni pasado. No fui hecha para llorar. Me rehúso el contarle a Nico la decisión de Caleb, pues eso podría hacer que fuese a buscarlo para partirle las piernas como mismo le dijo. Lo cierto es que, su decisión también me va a afectar a mí, quiero decir... Casi estuvimos a punto de ser algo más. Joder, estuve a punto de decirle que lo quería. Porque lo quiero.

Llego a mí casa a la hora del almuerzo y cuando entro en casa veo unas maletas tiradas en el zaguán, luego a Noel abrazando a Gael e Isaac afligido en una esquina.

-Yo dije que no tardaría en volver- comenta Noel cuando me ve.

Gael se gira para mirarme y después sonríe con inocencia.

-Ya me extrañaba a mí que fueras a durar mucho ahí fuera- digo acercándome para abrazarlo.

-El mundo de la rebeldía no es el mío, Alanna, no es el mío...

Dice haciéndome sonreír. Pues ahora estamos todos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top