Karou Androws

Tengo pocos recuerdos de mi madre, pero algo que definitivamente no olvidare sera su cabello, mamá decía que el cabello reflejaba el alma o la mente... madre... su cabello era crespo, pero de un rubio que pareciera que de su cabeza colgaban finos hilos de oro, eso fue lo primero que recordé al ver a este misterioso joven que acababa de tirarme al suelo.

- E-este estoy bien, solo un poco sucia por la tierra 

-  Permíteme ayudarte a levantarte- dijo extendiendo su mano

- Gracias, perdona ¿Cuál es tu nombre?-  tome su mano y le pregunte para poder nombrar a esta aparición tan encantadora

- Armin! no te quedes atrás tu abuelo se preocupara- dijo un chico de la misma estatura de el rubio, tenia ojos verdes...esos ojos que reconozco bien y tanto me aterraban-

- Eren, no te alejes podrías perderte-  dijo la otra Ackerman, supuse que ella era la tal Mikasa cumplía con la descripción que Eren y el doctor Jaeger me habían dado meses atrás-

Los Jaeger... siempre fueron como una familia para mi sin embargo, Eren... Eren... Eren siempre me dio un poco de miedo, no solo por lo antipático que parecía ser, si no porque hay algo en el que me desagrada, algo que sinceramente me asusta.

Y bueno aquí llegamos a la explicación de porque padre se empeñó tanto en educarme, decía que llegaría el momento en que yo habré de cuidar de Eren sin importar el costo; cuando un día llegaron con la noticia de que salvaron a una chica llamada Mikasa Ackerman, padre pregunto si aún sería útil para el, recuerdo que Eren solo me saco del salón en donde estábamos para hablar de la famosa niña Mikasa, esa fue la primera vez que vi a Eren tan interesado en una persona; Para el final de esa visita a Eren y a mí nos dieron la orden de fingir que no sabíamos uno del otro si es que era necesario, en aquel entonces no entendía para que cumplir con regla tan absurda.

En este momento me resulto mas útil que nunca esa orden. Fue así como Eren Jaeger y yo fingimos ser completos desconocidos, dos niños que se conocieron en wall Rose, admito que el papel nos salió bien, pero el revelar la mentira fue tan doloroso, no sabría decir quien lo tomó peor.

- Agh que desastre, estoy tan terrosa- dije a modo de queja puesto que mantenerme limpia fue algo a lo que me obsesione gracias a padre.

- Si te quejas por un poco de tierra, no serás capaz de llegar muy lejos- abrió la boca Eren.

- Eren no deberías de ser grosero con ella, se nota que no es de por aquí- dijo Mikasa con un tono calmado sin embargo fue cuando caí en la cuenta de que si era un poco obvio que la ropa que llevaba puesta definitivamente gritaba soy de Sina

- Como sea, ¿Quién eres, acaso estas aquí...sola?- note que estaba preocupado de que padre estuviera por aquí, padre siempre le dio un trato mas formal a el, aún así conseguía que Eren solo le tuviera miedo. 

Por obvias razones, si daba mi nombre con tantos de la legión de guarnición cerca y algunos de la policía militar, padre daría conmigo en menos de lo que canta un gallo.

- Me llamo Karou A...Androws y si estoy por mi cuenta, perdí a mi madre hace un año y no se donde esta mi padre-  técnicamente no estoy mintiendo del todo

- Esperanza en quimérico- susurro Armin, casi nadie sabia de este nombre porque es parte de un libro prohibido, una historia de ángeles, demonios y el mundo... el mundo escondido para la humanidad- Yo me llamo Armin Arlert y ellos son mis amigos- dijo un poco mas alto y entendible

- Yo soy Eren Jaeger y ella es mi...ella es Mikasa Ackerman- añadió Eren y señalo a Mikasa al decir su nombre- lamento lo de tu familia, yo también perdí a mi madre hace poco

Conviví una vez con la madre de Eren, era cálida y de carácter, no puedo creer que ya no este, por la cara de Eren y la cara de miedo de Mikasa he de suponer que fue un titan... titanes...solo de pensar en ello me recorrió un escalofrió en la espalda.

- K-karou ¿E-estas bien?, Estas algo palida- Menciono Armin y tenía razón, corrí, peleé y en todo eso no había tomado agua o un buen descanso sin bajar la guardia.

Entonces perdí el conocimiento, no comprendo como es posible que esa merecida siesta, me llevara a una buena pesadilla.


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