Capítulo 5

La mujer mantuvo su mirada perdida por un período prolongado, intentando así ocultar su asombro por la elección. 

Dejó caer el papel al suelo totalmente sucio y apretando su entecejo, comenzó a examinar con detenimiento los dibujos de las mismas. Los pocos rayos que atravesaban la pequeña ventana iluminaban sus pupilas, las cuales se agrandaban a dimensiones increíbles recordándome a los queridos ojos de Ethan.

El hecho reciente seguía girando en mi mente. No podía olvidar los detalles de aquel episodio donde su cuerpo era recostado sobre el piso frio de la enorme iglesia. Pero a pesar de todo, debía dejar el pasado a un lado y buscar la solución para los días siguientes, enfrentando así la realidad.

La dama luego de divisar la situación, tomó la primer carta con dulzura y me la enseño a modo tal de que pueda observar lo que contenía. No era más que un fondo azul rozando los tonos celestes que simulaban ser el cielo, un suelo blanco y  por encima, un hombre que vestía prendas totalmente grises al igual que su mediana barba. A su vez, su mano derecha estaba suspendida en el aire, sosteniendo un pequeño farol que irradiaba una luz amarilla bastante tenue.

Lo llamativo de las cartas seleccionadas era su postura. La mayoría habían sido reveladas en sentido contrario a mi cuerpo, es decir, volteadas. Y esto, según lo poco que comprendía, acarreaba una connotación negativa.

— Esta ilustración representa la figura del ermitaño... — Prosiguió la mujer enfocándose en aquella primera imagen que con anterioridad pude examinar. Sus pequeñas manos decoradas giraban en torno a los bordes redondeados de las mismas ilustraciones dándome a entender que de esta forma la dama podía captar la energía que contenían las cartas — La posición invertida significa inmadurez, vicios, oscuridad, traición, engaño, enemigos ocultos y prudencia que sobra o que falta — Informaba en forma pausada la vidente poniendo en conocimiento que sus noticias no eran del todo buenas o positivas, sino que por el contrario eran malas y tristes.

Sus palabras me provocaban una sensación abrumadora, no comprendía que debía hacer ni que deparaba mi futuro. Entonces buscando un poco de tranquilidad, me recosté sobre la cama del hospital dirigiendo de esta forma mi mirada al techo de la habitación. Fue así que cerré con lentitud mis ojos y dejé escapar un suspiro.

— No temas mi niña, hay cosas positivas en todo esto — Continuó la anciana intentando darme ánimos al ver mi reacción frente a su lectura. Mientras pronunciaba aquellas palabras sus delicados dedos contorneaban su oreja izquierda despejando su rostro de ciertos mechones rebeldes que caían sobre sus ojos color miel — Continuemos. La siguiente carta representa la muerte. Por suerte esta mantenía la posición correcta, lo que indica el fin de algo, el cambio provechoso. O simplemente la muerte y el renacimiento. Paradójicamente, su inversa da lugar al matrimonio roto pero no es así, por lo que tienes posibilidad de salir de esta situación. Ahora bien... — Y en ese momento, la extraña dama hizo un alto en su discurso. Aún con los ojos cerrados pude escuchar su leve respiración. Aquel aire cálido saliendo por su nariz puntiaguda provocaba un clima tenso. Suponía que algo peor estaba por venir.

Cogió la última carta que se encontraba apartada y siguió con su monólogo — Por favor, observa esta imagen, ¿cuál es el sentido que tiene para ti? — Interrogó flechando su mirada a la mía, en tanto que estiraba su brazo para compartirme la ilustración. 

En aquel traspaso nuestras manos chocaron accidentalmente haciéndome sentir su piel arrugada contra la mía, generando así una sensación de calidez, como si ya hubiera estado con aquella mujer. Eso me parecía aún mas extraño.

Al separar nuestro tacto, volví a la figura inmediatamente, la cual era bastante llamativa. No podría decir que efecto produjo en mí a simple vista pero si pude divisar ciertas características. 

Se trataba de una carta con demasiados detalles, tantos que no me alcanzarían las palabras para describirlos. Había cadenas, símbolos, cuernos, fuego, calaveras, y otras cosas. Por debajo de la misma había una leyenda escrita en tinta blanca con letra imprenta, la cual resaltaba sobre el fondo negro de la misma. Aquella frase daba a entender que no se trataba ni más ni menos que del mismísimo... Diablo.

Mi corazón por alguna razón inexplicable comenzó a latir con mayor frecuencia. Miré los labios pintados de la mujer que se encontraba a mi derecha y encontré en ella una enfermiza mueca de satisfacción. 

— El diablo... — Mencioné entre dietes con cierto temor al mismo tiempo que un escalofrío recorría mi espada como serpiente entre maleza. 

— Te lo he dicho Beth, las cartas demuestran para ti un futuro atroz lleno de sacrificios y maldades infernales. ¿Quieres saber que significa esta última carta? — Me preguntó al mismo tiempo que acomodaba sus joyas. 

¿Realmente quería saber el sentido? ¿Necesitaba conocer la verdad sobre mi futuro teniendo estas cuestiones frente a mi? La presión sobre mi pecho se agudizó, y mi corazón volvió a latir con fuerza. Pero a pesar de ello, acepté la oferta dada por la vidente...

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