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Nicolle
Mi cuerpo estaba cubierto por una pequeña bata de hospital color verde que me llegaba por los tobillos. Mi cabello iba suelto y revuelto a mis costados, escondiendo mis ojos llorosos. Alguien caminaba junto a mí y me sujetaba de la mano. Era un chico un poco más alto que yo. Su cabello castaño y lacio le llegaba hasta los hombros, como todos los demás chicos que se encontraban en ese lugar. Sus ojos tenían un cálido color avellana que se iluminaba cuando intentaba sonreírme para que dejara de tener miedo. Su piel era blanca y dejaba a la vista varias pecas en su rostro y algunos lunares en parte de su cuello. Llevaba una venda en su mano derecha, seguro se había lastimado con algo dentro del laboratorio donde nos hacían pruebas. Varios del los chicos también llevaban vendas, pero ninguna chica parecía lastimada.
—¿A dónde nos llevan Lechuza?— pregunté aferrándome al brazo del chico que miraba serio hacia el frente, en dirección al enfermero que nos guiaba. Al escuchar mi pregunta me miró y sonrió como si todo estuviera bien.
— No estoy muy seguro, pero tranquila Ari, no dejaré que nada malo te pase—. Me respondió, logrando de alguna manera calmarme.
Entramos a una sala blanca, donde solo habían mesas de metal y algunas sillas donde nos ordenaron a sentarnos por separado ( los chicos a la derecha y las chicas a la izquierda). Lechuza me dijo que estuviera tranquila y no le llevara la contraria a los enfermeros, así que me senté tranquila en mi silla y guardé silencio.
Las puertas volvieron a abrirse, dejando a la vista a un doctor que ya conocía y a dos enfermeras que venían detrás de él, sujetando varios documentos donde anotaban nuestros resultados. Recordaba bien todas las veces que habíamos ido allí y nos habían hecho diferentes tipos de exámenes.
—¡Lechuza, al frente!— llamó uno de los enfermeros y mi amigo se levantó de su silla para ir hacia él, que lo esperaba sujetándole una pequeña puerta que llevaba a otra habitación más pequeña.
No se podía oír nada más que los quejidos de dolor de lechuza y luego una voz más autoritaria ordenando que lo sujetaran con más fuerza. Varios golpes secos se escucharon en la otra habitación y luego silencio, que no fue más que el ojo del huracán.
—¡Es un ...!— fue lo último que escuché antes de que todo se volviera negro y los gritos se apoderaran del lugar.
Desperté en la habitación de Eun-Ji, pero ella no estaba. Me levanté y miré por la ventana que daba a la parte de afuera. Varios chicos y chicas contemporáneos conmigo iban caminando en la misma dirección, vistiendo un buzo y un pantalón de mezclilla color negro; algunos con listas rojas, otros azules, blancas y verdes; más unas botas militares. Todos ellos portaban un rostro angelical, muy hermoso. Las chicas parecían tener su piel de cera, al igual que los chicos, pero estas con facciones más delicadas. Su cuerpo bien formados, mostrando unas curvas envidiables y unos pechos firmes que provocaban que el buzo se les pegara más a su cuerpo. Por otro lado los chicos, parecían sacados de una revista de modelos. Su rostro perfilado, cuerpo bien formado y cargaban aires de: "Se que estoy bueno, no lo pienso negar".
La puerta detrás de mí se abrió y dejó a la vista a Eun-Ji. Vestía igual que los demás. Su buzo tenía listas verdes y llevaba una cola alta con dos flequillos sueltos a los lados de su cerquillo. Dios, eran todos tan perfectos, ¿Qué hacía yo aquí?
—¿Por qué todos son tan guapos?— le pregunté es la chica y ella sonrió.
— Es normal en nosotros—. dijo y al ver que no entendía nada decidió sentarse en la cama antes de comenzar a explicar— Mira Nicolle, nosotros no somos del todo humano, pero tampoco pertenecemos a algo totalmente sobrenatural.
—¿Cómo así?— le volví a preguntar y ella respondió.
— Míralo así. Existe una teoría de que los extraterrestres existen...
— WoW wow wow wow—, la corté— ¿Somos extraterrestres?
Ella me miró con los ojos abiertos y el labio fruncido.
— Por eso debes dejar que las personas hablen y no interrumpirlas—. Respondió la chica con fastidio— No somos extraterrestres ni nada de eso, pero si venimos del universo—. Se levantó y comenzó a acomodar todo lo que estaba fuera de lugar— Pero de eso te hablará mi padre. Ahora prepárate—. Ordenó y yo lo miré confundida.
—¿Para qué?— le pregunté y ella abrió su armario para sacar una percha en la que colgaba unas prendas parecidas a las de ellas, pero estas con listas rojas.
— Para tú primer día de clase.
♋
Íbamos caminando detrás de todos los demás que caminaban con una seguridad inigualable. Mi traje me quedaba muy bien, ajustándose a mí cuerpo, pero no me veía tan bien como todas esas otras chicas que charlaban animadamente. Había dejado mi cabello suelto y me había, bueno... Eun-Ji me había maquillado un poco.
Nuestro camino acabó frente a un enorme edificio negro de unos cuatro pisos. En cada piso habían ventanas de cristal en forma rectangular. Había una entrada en el centro del edificio y dos escaleras a los lados. Alrededor del edificio se levantaban pinos que adornaban el lugar y una cerca que resguardaba los alrededores. Cerca de la entrada pude divisar al señor Kim, quién al verme sonrió y se acercó a nosotras.
— Buenos días Nicolle—. Saludó con amabilidad— ¿Estás lista para tu primer día de escuela?
Asentí con una pizca de nerviosismo y remojé los labios por el mismo motivo. Entonces nos dispusimos a entrar y recorrimos los pasillos del primer piso junto a otros estudiantes. Dentro no era como afuera. Las paredes eran blancas y tenían casilleros que se turnaban entre colores azul y magenta. El piso era de mármol y las puertas de madera preciosa. Del techo colgaban carteles dando la bienvenida a la escuela. Me asombró, pues aunque todo aquí era diferente, la academia se veía normal. Era como estar en una escuela pública de esas que sacaban en Estados Unidos.
Eun-Ji se separó de nosotros y el señor Kim me llevó por un pasillo hacia una oficina que tenía un cartel que decía "Dirección", escrito con letras blancas. Kim tocó dos veces y del otro lado se escuchó un "pase" dicho por una voz femenina. Al entrar nos topamos con una mujer sentada detrás de una mesa de madera. Su cabello rojo iba recogido en una trenza que caía por su pecho. Sus ojos azules eran profundos. Su nariz perfilada y labios gruesos pintados de rojo vino. En su rostro, cerca de su nariz destacaban pequeñas pecas que luchaban por notarse por sobre el rubor de su maquillaje.
— Buenos días señor Kim—, dijo con amabilidad mientras se levantaba de su asiento y posaba su vista en mí— usted debe ser Nicolle—. Concluyó al acercarse a mí y extender su mano. La acepté y le sonreí como asentimiento.
Vestía un mono largo negro adornado por líneas que iban del rojo al naranja, como si fueran llamas de fuego. El conjunto se pegaba a su cuerpo destacando sus curvas y pechos. Sus botas negras casi no se notaban debajo de la prenda.
— Tiene una escuela muy bonita—. Dije tratando de ser tan amable como ella, pero el temblor en mi voz demostró mi nerviosismo. Ella rió y volvió su vista al señor Kim. Lo miraba con algo más de amabilidad y él le correspondía la mirada. Al parecer entre estos dos había una historia.
Alguien tocó la puerta y la directora permitió el pase. La puerta se abrió y dejó a la vista un chico demasiado guapo para ser de verdad. Su cabello en tonos claros corría con confianza por su frente. Sus ojos azules brillaban como si fuera algo natural, pero brillaban con profundidad, como un pozo siendo iluminado por la luna llena. Su nariz pequeña, labios carnosos pero finos, piel blanca y un cuerpo muy bien trabajado. Vestía igual que todos los alumnos, pero sus franjas eran rojas, igual que las mías.
— Buenos días directora Hanna—.saludó con amabilidad y luego nos saludó a nosotros.
— Mirko—, le respondió con cariño—¿No deberías estar en clases?
El asintió y luego me miró por segunda vez, pero esta vez lo hizo con algo de curiosidad, como si me conociera. Entrecerró los ojos y se mordió el labio inferior, pero luego volvió a mirar a la directora como resignado por no saber quien era.
— El señor Roger me pidió que viniera. Dijo que usted había mandado a buscar a un alumno para...
— Con que es usted—. Le interrumpió— Mirko, ella es Nicolle—, dijo apuntándome— necesito que le de un breve recorrido por la institución y la oriente.
— Por supuesto—. Dijo acercándose a mí— Un gusto Nicolle—. Me extendió una mano y yo la acepté con una sonrisa en mi rostro.
Me despedí del señor Kim y la directora para ir junto al chico llamado Mirko. Me llamo la curiosidad al ver que vestía igual que yo.
Me debía llevar como tres cabezas de altura, por lo que tenía que mirar hacia arriba para poder verle el rostro. Sus ojos azules me miraban con curiosidad y de vez en cuando fruncía el ceño, como si tratara de encontrar la respuesta a algo que no entendía. Pude notar un tatuaje sobresalir de su uniforme. Era como un dragón, o al menos la cabeza. Iba del blanco al negro, pero sus ojos azules destacaban.
— ¿Te puedo hacer una pregunta?— dije casi en un susurro.
— ¿Otra?— preguntó y yo fruncí el ceño sin entender, pero decidí ignorarlo.
—Si...— respondí con duda y él asintió.
— Estoy aquí para orientarte, así que siente la libertad de preguntar lo que quieras—. Aclaro y yo asentí.
— ¿Qué es esto que vestimos?
— Nuestro uniforme—. Respondió y rió, como si le hubiera contado un chiste.
— Entonces, ¿ Por qué no son iguales?— volví a preguntar— Las franjas varían en colores—. Aclaré al ver que no entendía.
— Va en conjunto a nuestro don—. Respondió— Por ejemplo, ¿Ves a esa chica?— me preguntó apuntando a una rubia de ojos celestes que conversaba con un chico. Su uniforme tenía franjas blancas— Su don es aire. Luego estoy yo y... Tú también— agregó— ambos tenemos el don del fuego, ¿Verdad?— me preguntó y yo me estremecí al recordar como incendie mi escuela y a un profesor. El chico me miró y pareció preocupado al notar mi reacción. Me había abrazado con ambas manos y había bajado la cabeza al recordar como gritaba—¿Nicolle?— me llamó y yo le miré —¿Está todo bien?— me preguntó y yo asentí.
— Si, todo bien—. Sonreí, pero se pudo notar lo fingida que me salió esa mueca— Deberíamos seguir.
Y así lo hicimos. Mirko me llevó por toda la escuela mostrándome los diferentes laboratorios. Algunos eran normal, pero otros tenían objetos completamente desconocidos para mí. Según el chico, esos laboratorios eran para medir nuestros dones y conocer su nivel, pues algunos eran más fuertes que otros y si no se aprendía a controlarlos podía ocurrir un accidente, como fue mi caso.
Según Mirko, esta era una de las muchas escuelas que poseía la isla. En otras se estudiaban dones diferentes. Una de ellas era la asiática, donde sus estudiantes dominaban su animal interior. Allí había conocido al hermano de Eun-Ji. Otra escuela era la celta, donde sus estudiantes aprendían a comunicarse con la naturaleza. También está la árabe, donde sus estudiantes dominan armas de todo tipo. Incluso algunos pueden extraerlas de su propio cuerpo y utilizarlas como si fueran armas normales. Son en total catorce escuelas astrales, más una militar que queda un poco más debajo.
— ¿Qué es eso?— pregunté acercándome a un retrato. En este había un hombre de rasgos asiáticos con enormes cuernos sobresalientes de su cráneo. Pero lo que más me impresionó fue el puñal que salía de su muñeca, cerca de sus venas. No parecía dañarle, más bien se veía como parte de su cuerpo.
— Hay algunos que poseen más de un don—, dijo deteniéndose junto a mí— un claro ejemplo es él. En su tiempo fue el más ágil guerrero. Poseía cuatro dones de diferentes horóscopos, pero esos son los que más destacan en él.
— ¿Cómo sabes si tienes más de un don?— volví a preguntar.
— Algunos lo saben desde que nacen, otros lo descubren con el paso del tiempo—. Me respondió y luego añadió:— Pero la mayoría entrena por años para sacarlos por su propia cuenta.
—¿Eso se puede hacer?
— Con entrenamiento todo se puede lograr Nicolle—. Me respondió y seguido escuché la campana sonar— Ven, vamos a tu salón.
Me tomó de la mano y me llevó por el pasillo, dejando el retrato detrás. Todo esto era demasiado para procesar, pero a la vez me causaba intriga. Quería saber más sobre este mundo y conocer todos sus secretos. Si iba a formar parte de todos ellos, debía ponerme al tanto y se que lo iba a lograr, porque... ¿Qué tan difícil puede ser aprender sobre el zodíaco? Si solo eran eso, signos y poderes astrales.
♌
— Se denomina zodiaco a los doce signos astrológicos basados en los ciclos solares, de acuerdo al camino que sigue el sol en la bóveda celeste. Haciendo un recorrido de una circunferencia completa, el cual se divide en doce sectores o partes iguales que corresponden y toman su nombre de las doce constelaciones...
Mi cabeza iba a explotar. Tal vez el estudio astral no era tan simple. Mientras yo intentaba llevar el paso de la clase, fallando constantemente, todos mis nuevos compañeros parecían entender a la perfección lo que explicaban en la pizarra. Yo por mi parte solo miraba la esfera que había en la pizarra. Allí destacaban los signos del horóscopo occidental que era el que poseía.
—También se divide la bóveda en cuatro estaciones o grupos que corresponden con los elementos básicos de la alquimia medieval y antigua—,Por más que intentara no lograba entender nada—Fuego, Tierra, Aire y Agua para formar lo que se conoce como las cuatro casas—. Estaba comenzando a frustrarme— Cada uno de estos grupos contiene tres signos solares, que están influenciados por sus elementos de manera particular—. Sentía que mi cabeza iba a explorar. ¿Cuánto faltaba para que acabara la clase? Ya no quería estar aquí. Quería irme.
Notaba la mirada de los estudiantes sobre mí. No se que pasó después. Tal vez fue el nerviosismo, la timidez o el estrés, pero de alguna forma mi mano derecha se prendió en llama y al notarlo no pude hacer más que saltar de mi silla y comenzar a moverla en un intento de aplacar la llama. La profesora dejó de dar la clase para enfocarse en mi. Todos me miraban, algunos se reían mientras otros trataban de ayudarme.
Un chico se acercó a mí e intentó apagar el fuego con su chaqueta, pero esta acabó incendiándose. Otra chica trato de apagarla con agua salida de no sé dónde, quizás era como Edur, pero igual falló. El miedo se había apoderado de mí y al ver que nada funcionaba salí corriendo del salón aún con la mano en llamas.
Por el camino me encontré con alguien conocido, pero no me fijé en quién era. Solo quería llegar al baño y apagar mi mano. Pero al entrar, abrir la llave y ver que nada pasaba el pánico aumento.
— No no no no no—. Decía repetitivamente mientras cambiaba de llave— Apágate, estúpida llama del diablo—. Solté entre gruñidos. Esto no puede estar pasándome a mí.
¿Qué mal había hecho yo? ¿Por qué me pasaba esto?
—¿Nicolle?— escuché una voz familiar a mis espaldas y al girarme me topé con un Aspen que miraba la escena atónito—¿Qué pasó?
—Estaba jugando con un fósforo y gasolina y acabé con la mano prendida en llamas, pero no te preocupes que ya vienen los bomberos—. Solté con calma fingida.
—¿Qué pasa?— preguntó está vez preocupado.
—¿¡Cómo quieres que sepa que demonios me pasa!?— respondí enojada y asustada a la vez. No sabía porque me pasaba esto. No sabía porque podían salir llamas de mis manos. No sabía porque si yo soy una persona normal, puedo tener poderes.
— Nicolle, debes relajarte—. Habló Edur saliendo de detrás de su compañero— Esto es normal. Si te estresas más solo empeorará.
— ¡No es para nada normal!— respondí exaltada—¡No es normal que haya vivido toda una vida como una persona normal y de repente descubra que tengo "poderes"! ¡Esto no es Harry Potter!— mi voz comenzaba a quebrarse y las llamas se hacían más fuertes y más brillantes— Soy un caos.
— Déjame ayudarte—. Intentó acercarse, pero yo me alejé.
— Te vas a quemar—. Dije en tono bajo. Puede que no me cayera del todo bien, peor no quería que se repitiera lo de la escuela. Para mi sorpresa el chico solo sonrió.
— No sería la primera vez—. Dijo y se acercó hasta tomar mis manos.
Yo lo miré asustada y luego miré nuestras manos. Las mías seguían en llamas pero las de él, las de él estaban cubiertas por una burbuja de agua. La escena era muy bonita la verdad. Nuestras manos entrelazadas creaban un lindo conjunto de rojo, naranja y azul marino. De la burbuja de agua de vez en cuando parecían sobresalir delfines que saltaban de un lado a otro. Hasta que en cierto punto los animales se hicieron más visibles y más grandes.
El baño se llenó de peces formados por el agua que salía de la llave. Era muy bonito y de alguna forma me distrajo e hizo que olvidara lo que había pasado minutos atrás. Para cuándo bajé de nuevo la vista a nuestra manos, ya el fuego se había disipado y ahora solo los rodeaba el agua.
— Puede que el fuego represente caos y destrucción—, dijo y yo alcé la vista hacia él— pero el agua representa calma y protección—. Concluyó y dicho eso se apartó llevando el agua de vuelta al lavado— Nada te va a pasar Nicolle. Yo me encargaré de ello—. Y en ese instante, aunque apenas confiaba en él, le creí.
¡NUEVO CAPÍTULO! 🙈🙉🙊
Sé que tuvieron que esperar mucho y les agradezco su paciencia. Es que tengo muchas ideas para este libro y se me hace TAN DIFÍCIL organizarlas. 😭😭😭
En fin...
¿Qué les pareció?
Pobre Nicolle, está traumatizada con lo que pasó en su antigua escuela. 😿
Pero Edur estará ahí para ella. 😺
¿Qué creen de los diferentes dones? ¿De las diferentes escuelas?
¿De eso de tener más de un don y aprender a dominarlo?¿Creen que tenga algo que ver con Jäger? ☺
¿Quién creen que sea Lechuza?
¿Cuánto saben sobre los horóscopos?
¿Cuál es su signo zodiacal?
Curiosidad sobre los mayas: Los conocimientos de los astros que mostró esta cultura eran asombrosos. Los científicos, a través de satélites, computadoras y otros instrumentos concluyen que los mayas calcularon la preseción del año solar con un acierto 15.833 % más exacto que cualquier otra cultura del mundo. Esto no sólo demuestra los avanzados conocimientos de los astros por parte de los mayas, sino también que sus conocimientos matemáticos eran superiores.
¿Qué les pareció? ¿Les gustaría que en cada capítulo suba una nueva curiosidad?
GRACIAS POR NO DEJAR ESTA HISTORIA 💕
Nos leemos <3
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