xxvii.

capítulo veintisiete


Ariel no quería creerlo, ella no podía porque su padre era la persona que más amaba en el mundo. Fido Scamander no podía estar muerto.

Las lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas de Ariel mientras retrocedía.

—Mi-mi papá no-no...

Sirius se acercó a ella sin decir ni una sola palabra, él también estaba llorando pero aun asi la abrazo con fuerza.

—Lo siento tanto, Ari...

—El no —la rubia se negó furiosamente a creerlo, se apartó de Sirius de forma brusca— ti-tiene que es-estar a-aquí, no p-puede de dejarme sola es mi-mi p-papá, el me-me pro-prometió que si-siempre iba a-a estar pa-para mi... no pu-puede irse, no-no

Sirius se limpió las lágrimas.

—Escuchame Ariel...Fido él..

—N-no quiero es escucharte, quiero ve-ver a mi p-padre, lo-lo quiero a-a él. Lo-lo quiero a él co-conmigo, no te-te quiero a-a ti, lo-lo quiero a-al él.

El hombre intentó acercarse de nuevo a ella para intentar tranquilizarla, pero Ariel lo empujó de forma brusca haciéndole casi perder el equilibrio.

—Lo-lo siento, Si-sirius —se disculpó ella con rapidez, retrocediendo y dejándose caer en el suelo— lo si-siento.

—Tu padre estaba en una misión de la orden —comenzó Sirius sin mirarla— pasaron los días y él no regreso cuando lo habíamos acordado. Pero no te dijimos nada, Ariel, porque él había dicho que no te preocuparamos por cosas innecesarias.

—¡Mi-mi p-padre no e-es una co-cosa in-innecesaria!

—Y la orden comenzó a rastrear su paradero. Lo buscamos, te juro que lo hicimos. Todo este tiempo lo buscamos —siguió Sirius— lo buscaron por todos lados, hicimos todo lo que pudimos y lo que estaba a nuestro alcance, pero cuando por fin lo encontraron el ya estaba muerto.

—No si-sigas —le ordenó Ariel tapándose los oidos— no-no quiero e-escucharlo, n-no quiero.

Sirius se puso de pié y se acercó hasta Ariel a paso lento, y como ella no intento alejarlo esta vez se agachó para abrazarla. Porque si alguien entendía su sufrimiento ese era él.

—Yo amaba a tu padre, Ariel, creeme cuando te digo que entiendo tu dolor. Fido se ha llevando con él una parte de mi corazón.

—No qui-quiero vi-vivir si mi-mi p-papá no es está aquí. U-una vida s-sin él no-no es u-una vi-vida —soltó la rubia de repente— e-el era la-la ú-única persona, él único que re-realmente me co-comprendia. No vo-voy a po-porder vi-vivir  sin el.

—Escuchame Ariel, voy a parecer la peor persona del mundo diciendote esto, pero la vida sigue ¿lo entiendes? las personas mueren a diario. Y tu padre, Ariel él odiaba verte asi. ¿Realmente quieres lamentarte toda tu vida y hacer algo loco? Eso no es lo que tu padre hubiese querido para ti.

—P-pues no-no sé lo que-que el hubiese que querido pa-para mi po-porque él n-no esta a-aqui ahora. E-el se ha ido pa-para si siempre.

Sirius guardo silencio por un instante sin saber que más decir y apoyo su cabeza en la de Ariel permitiéndose llorar.

—-La-la última ve-vez que lo-lo vi é-él dijo que-que e-estaba o-orgulloso de m-mi, dijo que yo-yo era s-su mayor or-orgullo —murmuro Ariel con la voz entre cortada—y yo no-no p-pude decirle cu-cuando lo que quería, fui u-una mal hija to-todo este t-tiempo, ni s-siquiera pu-puede de decirle que lo-lo a amaba sin ta-tartamudear.

—Oh, no te hagas esto, Ariel —le pidió Sirius— no lo hagas por favor. Yo hice lo mismo por años, me culpe siempre de la muerte de James y comprendí, luego de mucho tiempo, que no podría saber que algo asi iba a suceder, y que James, nunca en su vida, hubiese querido verme asi culpandome por algo que no hice...

Ariel se aferró aun más a Sirius, llorando contra su pecho.

—Qui-quiero a-abrazar a mi p-papá po-por última ve-vez, quiero de despedirme de de él.


...

Los funerales ya eran de por si tristes, pero fue aún más triste para Ariel no encontrarse con casi nadie allí. Ella no conocía a los amigos de su padre, pero sabía que tenía muchos. Fue muy triste solo ver a algunas personas de la orden, a Sirius y su familía, despidiendose de su padre.

Cuando todo termino, Newt y Tina intentaron llevarse a Ariel a su casa para que descansará un poco. Pero la muchacha no quería descansar.

Ariel solo se quedo sentada frente a la tumba de su padre llorando.

—Lo-lo siento, pa-papá, pero no pu-puedo de-dejarte ir —murmuró Ariel, arrancando el césped que estaba debajo de sus pies— mi co-corazón no pu-puede pe-pensar en un mu-mundo en él que tu-tu no e estés. Pe-pensar que a-aún estas aquí me-me hace se sentir me-mejor, qui-quiero pensar que so-solo estas de vi- viaje, en u-uno la-largo... que en algún mo-momento nos re-reencontraremos. E-es tan tri-triste es-estar en u-un ce-cementerio y no quiero de-dejarte s-solo aqui, en su lu-lugar sin vida cu-cuanto tu eras p-pura vida, s-siempre es-estabas fe-feliz y lo lograbas hacerme fe-feliz ami. Tengo mu-mucho mi-miedo papá y me me duele el co-corazón.

—Ariel, cariño —la llamó Tina, pasando una chaqueta por sus hombros— tenemos que irnos, va a comenzar a llover.

—Me du-duele, a-abuela...

Tina soltó un hipido y abrazó a Ariel.

—Y ami, cariño. Nadie nos prepara para la muerte, en la vida nos preparan para todo, excepto para lidiar con la muerte. Nunca estamos preparandos para la perdida de un ser querido, nunca sabemos cómo afrontar algo asi pero de igual forma hay que hacerlo. Hay que sacar fuerzas y estar bien por Fido, porque él Merlin sabe que el era pura felicidad y no le gustaría que estemos tristes por él.

Cuando comenzó a llover, Ariel ya había llegado a la casa de sus abuelos y se había ido corriendo directamente hacia la habitación que le había pertenecido a su padre cuando era un niño. Las cosas alli estaban igual que siempre, no tenían aspecto de que la persona que una vez vivió tanto tiempo alli ahora estaba muerto.

Ariel se sentó en el borde de la cama, mirando una foto de su padre que colgaba de la pared.

Fido Scamander siempre había sido una persona que irradiaba felicidad a su paso, el había estado allí para Ariel siempre que ella lo necesitaba. Habia sido el mejor padre y nadie podría igualarlo nunca.

Desde que Ariel tenía memoria el había sido el único que había tenido realmente paciencia con ella y nunca se había enojado por su tartamudeo, Fido había estado allí para enseñarle todo lo que sabía de las criaturas mágicas, le enseño a leer y la alentó a hablar cada vez que su madre le pedía que no hablará para no pasar vergüenza.

Él había sido un héroe para Ariel. Él era todo lo que ella quería ser en la vida. Y Ariel esperaba alguna vez poder hacerlo sentir orgulloso de verdad, hacer algo por lo que él, desde donde se que la estuviera mirando, se sintiera muy feliz de que ella fuese su hija.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top