vii.
capítulo siete
Entonces, Ariel no estaba tan segura de dejar que el profesor Moody utilizara una maldición imperdonable contra ella. Esta bien, la maldición aparentemente no causaba ningún dolor, pero si podía hablar con fluidez bajo la maldicion imperius luego cuando sea liberada de ella, su tartamudeo estaría alli esperandola. Eso ciertamente para Ariel no era una solución, parecia algo más como provisional y ella no podía estar toda su vida bajo la maldición imperius.
Desechar la posibilidad de hablar con fluidez que el profesor Moody le estaba dando parecía bastante cruel, el se había comportado muy bien con ella (Ariel seguía creyendo que tenía que ver con su padre, pero no quería preguntar) pero de nuevo... no era una solución.
Ariel podía recordar del curso anterior como el profesor Lupin siempre que podía le ofrecía una taza de té para hablar en su despacho, el creía que si entraban en confianza, iba a ser mucho más fácil para Ariel sentirse cómoda en clase y responder sus preguntas. Sin duda Ariel lamentó bastante que el tuviera que irse al final del año.
Asi que Ariel había estado teniendo una batalla de pensamientos, ¿quizas solo si probaba..? Pero eventualmente sus pensamientos terminaron el el fondo de su cabeza cuando alguien se sentó frente a ella en la mesa de la biblioteca.
Al principio, Ariel no levanto la vista, esperando que quién sea que se haya sentado no comenzará a burlarse, pero cuando se aclararon la garganta ruidosamente la rubia tuvo que ceder.
Fue una total sorpresa ver a Harry Potter frente de ella. Automáticamente Ariel se sentó derecha con la intención de comenzar a disculparse con el por el malentendido de las insignias, pero Harry fue más rápido.
—Escucha... ¿Scamander, verdad? —le dijo sin mirarla directamente a los ojos. Ariel pudo notar que estaba mirando detrás de su espalda—Lamentó todo lo que te dije hace unos días ¿esta bien?
Ariel fruncio el ceño, bueno, ella era la que se quería diculpar, después de todo Harry no había dicho nada más que la verdad ¿no? ella era tartamuda y si, no tenía amigos, claro, además de Willy.
Mirando sobre su hombro, Ariel entendió porque Harry miraba detrás de ella. En un rincón de la biblioteca estaba Hermione Granger mirandolos no muy disimuladamente detrás de uno de sus libros.
Ella lo había obligado a disculparse.
—Es-esta bien —respondió Ariel inclinando un poco la cabeza— Yo ta-también lo si-siento mucho, so-solo que-quería deshacerme de las in-insignias, lo pro-prometo.
—Oh, ¿Tu ibas a hacer eso? —Harry parecía realmente sorprendido mientras la miraba directo a los ojos.
Ariel asintió tímidamente.
—Ta-también lo siento por lo-lo que es-escribieron de ti en el pro-profeta.
Harry no le dio mucha importancia a eso, mientras se ponía de pie.
—No es verdad, nada de lo que dicen es verdad —le dijo rápidamente, mirando en dirección a Hermione— bueno, pues... supongo que nos vemos, Scamander.
Mirando el trabajo de pociones que todavía no habia terminado, Ariel sonrió.
Era la primera vez que alguien le pedía perdón luego de decir algo que la hiciera sentirse mal, quizás hubiese sido mejor ni siquiera pensar en lastimar a las demás personas, pero Ariel apreciaba mucho aquél gesto.
Girando su cabeza para ver si Hermione aún seguía escondida detrás de sus los libros, Ariel se topó con otra mirda.
Draco Malfoy la estaba mirando desde el otro lado de la mesa de frente a ella, y no parecía muy contento con Ariel.
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El sábado antes de la primera prueba dieron permiso a todos los alumnos de tercero en adelante para que visitaran el pueblo de Hogsmeade, Ariel no estaba tan segura de ir. La verdad que ir al pueblo sonaba realmente tentador pero solo para estar en compañía de sus amigos y bueno... ella no los tenía.
Pero Ariel realmente estaba necesitando un libro nuevo, ella podría entretenerse un poco con los libros de texto qur había en la biblioteca, pero la rubia siempre se encontraba más que felíz luego de leer una novela con un final felíz.
Eso era lo que elle necesitaba en ese momento.
Los libros la llevaban a un lugar en ensueño, en dondo los malos perdían y los buenos siempre eran los ganadores. Los libros la alejaban de la triste realidad que tenía que sufrir con su tartamudear; en los libros todos eran alegres y cualquier persona siempre podría llegar a tener un final felíz sin importar sus defectos.
Si Ariel tenía que nombrar a su autor favorito sin duda sería Lewis Carroll, además de los fantásticos libros sobre Alicia, Ariel se encontraba realmente identificada con el porque Lewis también era tartamudo, lo que significaba que si el había llegado a brillar en un mundo tan cruel como este, Ariel también podría.
Entonces Ariel penso que podría hacer una rápida parada en la pequeña librería del pueblo y comprar una nueva novela.
Ajustando su bufanda de Ravenclaw en su cuello, Ariel miro por última vez a Willy que estaba descansando en la comodidad de su cama, completamente calentito.
Lo que Ariel no esperaba en absoluto era encontrarse con alguien esperandola al pie de las escaleras.
Luna Lovegood le sonrió cuando llego a su lado.
—Voy a conocer Hogsmeade este día por primera vez —le dijo Luna con una voz soñadora— ¿Quieres acompañarme, Ariel Scamander?
Ariel solo sonrió siguiendola fuera de la sala común. En los años anteriores nunca se le había pasado por la cabeza hablar con Luna Lovegood, la chica también había sido dejada de lado por sus compañeros de casa.
Ver a Luna Lovegood y Ariel Scamander juntas sin duda era una combinación algo extraña, pero ambas chicas estaban bien con eso.
—Tienes un bowtruckle —afirmó Luna mirando hacia el frente— Creo que es muy lindo.
—Gra-gracias —respondió Ariel— se-se llama Willy, po-podría presentartelo si qui-quieres.
Luna no parecía molestar por el tartamudeo de Ariel, al contrario, solo parecía realmente interesada en lo qie la chica tenía que decir, cuando la miro con curiosidad.
—Eres una persona muy agradable, Ariel —soltó Luna inclinando un poco la cabeza.
Bueno, si Ariel estaba realmente sorprendida cuando Harry Potter se había disculpado con ella, ahora ciertamente estaba desconcertada.
—Creo que tu-tu tam-también eres muy a-agradable, Lu-luna.
—Gracias —respondió Luna sonriendo.
Ser considerada como una persona agradable realmente hizo que Ariel estuviera sonriendo durante todo su recorrido por Hogsmeade.
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