v.
capítulo cinco
Durante las dos semanas siguientes a Ariel ni siquiera se le paso por la mente saltarse las comidas, durante todo ese tiempo la chica podía sentir la mirada penetrante de Draco desde la mesa de Slytherin. La realidad es que era bastante extraño porque cuando salían del Gran Comedor su actitud preocupada cambiaba a la de siempre, listo para molestar a Ariel haciéndole burla o empujandola en poco en los pasillos.
Algo extraño también estaba sucediendo con el profesor Moody. Él había decidió lanzarles la maldición imperius a todos sus alumnos de el cuarto curso, pero nunca llamaba a Ariel. Era extraño si, pero Ariel se lo agradecía. Quizás el se había comparecido un poco de ella y no la hacía pasar al frente para que no tuviera que soportar más vergüenza. Sin duda, Moody era una persona rara, pero ella también lo era.
Ariel había estado un poco nerviosa en los siguientes días, los colegios participantes del torneo de los tres magos estaban por llegar, sumándole que ese año iba a tener que comenzar a estudiar para sus TIMOs que era su año siguiente, ella estaba realmente preocupada por como se iba a examinar.
Ella podía hacer magia no verbal, pero nunca antes lo había hecho frente a tantas personas, Ariel estaba segura que los examinadores no iban a tener tanta compasión como la tenía el profesor Moody.
—Ariel, ¿Puedes acomodar tu uniforme? —le preguntó el profesor Flitwick.
Con la llegada de Beauxbatons y Durmstrang. Los alumnos habían tenido que volver a su sala común después de clases para dejar allí las mochilas y ponerse las capas para volver a el vestíbulo.
Ariel sintió que sus mejillas se ponían coloradas cuando todos sus compañeros se voltearon a verla soltando algunas risitas.
La rubia comenzó a tirar de la falda de su uniforme para ponerla en su lugar.
—¿Que fue lo que estuviste haciendo, Scamander? ¿Te divertiste un poco antes de venir aquí? —Draco Malfoy se apareció en su campo de visión alejándose del profesor Snape que estaba poniendo en fila a sus alumnos.
Si había algunos alumnos de Ravenclaw que no se habían volteado para mirar a Ariel antes, ahora ciertamente lo estaban haciendo. Todos estaban mirando a Malfoy que sonría de forma burlona mientras se ponía delante de Ariel.
Ariel dio un paso hacia atrás queriendo que la tierra la tragara. Beauxbatons y Durmstrang estaban a punto de llegar, ¿el realmente tenía que burlarse de ella ahora?
—No se con quién te divertiste ahora —le susurro el rubio estirando sus manos para acomodar la corbata de Ariel— pero yo puedo ser más divertido, además de que te regalo chocolates antes.
Draco solto una risita mientras dejaba la corbata atrás y se daba la vuelta para volver a con los demás de Slytherin.
Ariel levantó las manos rápidamente para aflojar la corbata que casi la estaba ahorcando.
Ariel dejo su corbata cuando escucho a Dumbledore gritar:
—¡Ajá! ¡Si no me equivoco, se acercan los representantes de Beauxbatons!
Un carruaje colosal, de color azul pálido y del tamaño de una casa grande, que volaba hacia ellos tirado por una docena de caballos alados de color tostado pero con la crin y la cola blancas, cada uno del tamaño de un elefante.
Ariel soltó una exclamación cuando vio a las criaturas y al contrario de sus compañeros intentó adelantarse para verlos mejor, pero una mano en su muñeca no la dejo dar un paso más.
—A tu lugar, Scamander.
La rubia giro su cabeza para ver a Moody que todavía no la había soltado, pero ella no le presto tanta atención a eso cuando escucho a los caballos aterrizar.
—Es un-un abraxans, son ex-ex-tremadamente poderosos —comento la chica aunque no se lo dijo a nadie en especial.
Moody soltó a Ariel al mismo tiempo que una mujer muy grande salía del carruaje.
—Mi querida Madame Maxime —dijo Dumbledore—, bienvenida a Hogwarts.
—«Dumbledog» —repuso Madame Maxime—, «espego» que esté bien.
Ariel no le presto atención a el interxambio de palabras entre ambos directores cuando Willy decidió despertarse de su siesta y asomar su cabeza por el bolsillo de la túnica de la chica.
El bowtruckle escaló hasta posicionarse en el hombro de la rubia antes de apoyar su pequeña cara en la de Ariel.
—Son her-hermosos Willy, ¿verdad que-que si? —le preguntó Ariel en un susurro aun mirando a los caballos alados.
Cuando Durmstrang llegó, todos los alumnos fueron invitados a volver al gran Comedor para disfrutar de la cena.
Ariel se dirigió a la mesa de Ravenclaw, solo para notar que el lugar en donde solía sentarse siempre, ya estaba acupado por los alumnos de Beauxbatons.
La chica giro rápidamente sobre sus talones pensando en volver a su sala común. Nadie de su casa iba a estar felíz si ella se sentaba a su lado y los de Beauxbatons ni siquiera la conocían, asi que en lugar de molestarlos, Ariel decidió volver a su sala común, de igual forma no tenía hambre.
Pero cuando dio un paso fuera de Gran Comedor, Draco Malfoy se interpuso en su camino sonriendo de forma burlona.
—¿Adónde crees que vas, Scamander? —le preguntó— Da la vuelta y vuelve a tu mesa, ¿Vas a ser un mal anfitrión?
Ariel miro a sus pies antes de contestar.
—No-no te-tengo hambre.
—No-no te pregunte —le hizo burla— vas a volver a tu mesa y comer porque te voy a estar vigilando.
Draco la esquivó, adelantándose en su mesa para sentarse junto a los alumnos de Durmstrang.
Ariel podría claramente hacer oídos sordos a las amenazas de Draco y volver a su sala común, pero ella no quería saber de lo que el era capaz, si ya la insultaba ¿el siguiente nivel eran los golpes? Ariel sin duda no quería experimentar eso, asi que volvió sobre sus pasos y se sentó en la mesa de Ravenclaw entre los estudiantes de Beauxbatons.
—Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes —dijo Dumbledore—. Es para mi un placer darles la bienvenida a Hogwarts. Deseo que su estancia aquí les resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.
La chica que estaba sentada al lado de Ariel solto una risa despectiva.
—El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete —explicó Dumbledore—. ¡Ahora los invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvierais en su casa!
Como de costumbre, las fuentes que tenían delante se llenaron de comida.La mesa de Ravenclaw tenían la mayor variedad de platos que Ariel hubiera visto nunca, incluidos algunos que eran evidentemente extranjeros.
La chica a su lado, la que se había reído durante el discurso de Dumbledore se giró para mirarla.
—¡Tu hubieses quedado muy bien en la academia! —la señalo y miro a su amiga— el azul te queda bien, asi que el celeste también... ¿Eges descendiente de veelas? Lo digo pog tu cabello...
Automáticamente Ariel se llevó una mano a su cabello, el de ella comparado con el de algunas de Beauxbatons no era ni siquiera parecido.
—No aun-aunque me gus-gustaría.
Era verdad lo que Ariel decía, el solo pensamienro de que poder tener una cabeza de ave con picos largos y filosos, con largas plumas que nacían de sus hombros, y lanzar bolas de fuego de sus manos, la dejaba maravillada.
Pero la chica de Beauxbatons no compartió su emoción, solo giro su cabeza para comenzar a hablar en su idioma natal con su amiga.
¿Ariel había dicho algo malo o solo no querían hablar con ella porque no lo hacía con fluidez? De repente la idea de hacer oídos sordos a las amenazas de Draco sonaba bastante bien
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