ii.

capítulo dos

Ariel se despertó gracias a que podía sentir que algo o más bien a alguien que estaba caminando por su cara. La chica solto una risita al saber quién era, si  Willy, su bowtruckle, estaba en casa significaba que tambien lo estaba su padre y que pronto se iba a poder irse con él.

Los dedos en forma de rama de Willy se movieron por toda la cara de Ariel antes de golpea suavemente.

—Bu-buenos dias ta-también p-para ti —lo saludo Ariel con una sonrisa cuando abrio los ojos.

Willy se alejó de ella para que se pudiera levantar y luego se acomodó en la almohada viendo como Ariel se ponía de pie. La chica sonrió cuando noto lo cómodo que parecia estar.

Ariel salio rápidamente de su habitación para bajar y encontrar a su padre. Ya lo podia escuchar hablando (aunque parecia más bien que estaba discutiendo) pero a la rubia no le importaba eso en ese momento.

—¡Es rara, lo saco de ti! —pudo escuchar que le decía Cristal a su padre— ¿No se supone que al colegio al que va le enseñan cosas? ¡Son muy mágicos y todo eso pero no pueden ayudarla a hablar bien!

—Ella no necesita que nadie le ayude a hablar bien, porque ella habia bien —contesto Fido con tranquilidad— ¿La has escuchado alguna vez equivocarse al hablar? ¿La escuchas siquiera? Ella tiene muchas cosas interesantes que decir. Ari es...

Pero Ariel no lo dejo terminar cuando se abalanzó sobre el por detrás para darle un abrazo.
Fido se rió antes de darse vuelta y abrazarla bien.

—Ari es hermose aunque aún siga en pijama y no se haya peinado —le dijo sonriendo— Buenos dias ¿Dormiste bien?

—B-bien, papá.

Fido sonrio aún más si eso era posible. Cuando Ariel estaba en confianza y un poco relajada, su nivel de tartamudeo bajaba y el amaba que ella pudier llamarlo papá sin trabarase.
Si fuera por él, se llevaría a su hija por todo el verano (el creía que Cristal la ponía muy nerviosa y sacaba lo peor de Ariel) pero el acuerdo con la justicia muggle solo le había dado menos tiempo para estar con ella.

—¿Por que no te cambias nos vamos? —le pregunto Fido empujandola un poco para que se fuera a su habitación.

Ariel asintió pero antes de cerrar la puerta de su habitación pudo escuchar a su madre decir:

—¿No piensas dejarla desayunar? Lo único que falta es que se ponga piel y huesos. Tartamuda y flaca como esta nadie va a querer estar con ella.

La rubia no estaba dispuesta a que los comentarios de su madre le arruinaran el día, asi que miro a Willy antes de buscar sus pantalones favoritos.

—T-tu si quieres e-estar conmigo, ¿ve-verdad Wily? —pregunto solo para ver al bowtruckle mover la cabeza en forma de sentimiento.

Sonriendo, Ariel terminó de cambiarse y no se preocupo por peinar su cabello, solamente se coloco un gorro para esconder el desastre que era su cabello.
Se apresuró a ir al baño y luego volvió para dejar que Willy se acomodara en el bolsillo de su campera antes de tomar su baúl.

—¿Lista para ir a cosa? —le pregunto Fido tomando su baul.

—Li-lista —informó Ariel dandole una última mirada a su madre antes de tomar la mano de su padre par aparecerse en la cabaña Scamander.

La cabaña ciertamente no era nada lujosa, pero Ariel la amaba. Estaban rodeados de la naturaleza y había más criaturas de las que ella la podía contar con sus manos. Era un lugar en donde se podía sentir libre y a gusto.

Fido la soltó para llevar su baúl hasta la habitación y Ariel lo siguió. En su cama se encontro con el crup de su padre, que rápidamente salto cuando la vio entrar.

Ariel sonrió antes de agacharse para jugar con el perro.

—Ho-hola Coco.

El perro crup ladro en su dirección antes de voltearse para saludar a su dueño.
Ariel sintió como Willy salia de su bolsillo solamente para ver a Coco y volverse a esconder.

Fido se rió antes de alzar al perro y volverlo a subir a la cama de su hija.

—¿Que te parece si desayunamos antes de que tu madre me corte la cabeza? —le preguntó pasando una mano por los hombros de la rubia— Luego podemos ir de los abuelos te extrañan.

Ariel asintió. La idea de visitar a sus abuelos era algo que le encantaba.

—¿Has leido el nuevo libro que te mande para tu cumpleaños?

—Si m-me gusto mu-mucho. No-no s-sabia que po-podia tener e-empatia por a-alguien hasta que le-lei s-sobre Gregorio Sam-samsa.

Fido sonrio mientras comenzaba a preparar el desayuno y la alento para que siguiera hablando del libro que le regalo un par de días atrás.

⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ 


Ariel descubrió a los once años que no le gustaba viajar en el tren para ir a Hogwarts. Aquella vez se sentó sola en un compartimento hasta que Draco Malfoy se sentó con ella, todo parecia ir bien (Ariel pensaba que habla logrado hacer su primer amigo) pero luego cuando hablo todo cayó en picada.
El niño rubio se burló y luego comenzó a decirle cosas para que las repitiera porque le perecia gracioso como ella las decia.

Nada habla mejorado luego, clasificó en Ravenclaw en donde esperaba hacer aunque sea un amigo para compartir libros o sentarse en silencio solo para leer, pero nadie parecía interesado en hablar con ella más que para burlarse. Asi que Ariel comenzó a sentarse sola, a comer sola y a leer sola.

Con los años, Draco Malfoy había tomado un gusto extraño por molestarla, le gustaba atraparla en los pasillos y burlase por cualquier cosa (podía ser desde su tartamudeo hasta si tenía un calcetín más bajo que el otro). En clases, cuando Slytherin y Ravenclaw estaban juntos el rubio siempre encontraba la diversión tirándole con bollos de papel en la espalda, nunca tenían ada escrito, pero solamente eran para recordarle que el estaba allí, listo para molestarla.

Como cada año Fido llevó a su hija hasta Hogsmeade evitando el viaje en el tren y se despidió de ella de forma cariñosa.

—No se te van a caer los anillos si me escribes ¿Sabes? —le preguntó antes de besar su cabeza— Suerte este año, demuestrales a todos de que estan hechos los Scamander.

Ariel sonrió aunque no estaba tan segura de poder demostar eso. Sus abuelos eran geniales, Newt era un famoso magizoologista y su abuela, Porpentina, había sido un excelente auror en sus tiempos. Su padre era el mejor naturalista mágico que alguien podía conocer y su tío tenía un muy buen trabajo en Brasil. Ariel no creía que en algún momento podría llegar a parecerse en algo a su família, aunque lo deseaba locamente.

—T-te voy a e-extrañar.

—Y yo a ti, amor —le dijo Fido sonriendo— ¿Por que no entras? Los que viajaban en el tren ya estan entrando.

Ariel asintió antes de despedirse con un moviento de mano y comenzó a caminar apresuradamente hasta el Gran Comedor para no toparse con nadie. Pero lamentablemente la suerte no estaba de su lado cuando sintió que alguien caminaba a su lado.
Draco Malfoy, sin duda, acompañado por Crabbe y Goyle.

—¿Que tal tus vacaciones, Scamander? —le preguntó con diversión— No te vi en el mundial, tendrías que haberla pasado bien rodeada de sangres sucias ¿no?

Ariel no respondió lo que solamente trajo una sonrisa al rostro de Draco.

—¿No hablas ahora, alguien te comió la lengua? —preguntó Goyle.

—Cállate Goyle —le espetó Draco empujandolo un poco— Cuando yo hablo con Scamander tu te callas —el se volvió para mirarla— ¿No piensas hablarme?

Ariel nego antes de abrazarse distraidamente.

—Una pena. Un hola D-draco bastaría para mi.

Crabbe y Goyle rieron con él antes de alejarse y dejar a Ariel para tragarse las lágrimas.

Suspirando, la rubia revisó su bolsillo solo para verificar que Willy aún estuviera ahí. Si él estaba con ella las cosas nunca eran tan malas.

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