━━━Κεφάλαιο τέσσερα
Sus pestañas se batieron con suavidad, mientras parpadeaba para acostumbrarse al lugar donde su cuerpo estaba reposando.
Con cuidado se irguió en la cama. La brisa marina golpeando su piel. Su cuerpo estaba usando un vestido de lino color gris.
Y lo que estaba ante sus ojos le asombró por completo.
Se encontraba en un lecho de paja recubierto de seda, con almohadones llenos de plumas que le invitaban a seguir descansando. Aquel lugar de reposo se encontraba dentro de una semi-cueva en la que se filtraba los rayos solares.
Recordó el último suceso antes de caer en la inconsciencia y miró su pie, apenas se notaban las dos marcas de los colmillos de la serpiente, ¿qué había pasado?
Un suave sonido musical cercano a él, hizo que se tensara. Con suavidad trató de salir del lugar pero cuando trató de ponerse de pie, se desplomó en el suelo, provocando un sonido nototorio. Ahogó un chillido cuando la música se detuvo y escuchó pasos acercarse.
Se mantuvo en el suelo cubriendo su cuerpo con sus brazos. No quería que Heeseung lo volviera a lastimar.
—No debiste levantarte de esa forma—dijo una voz masculina con un toque de suavidad. YunLi se dió cuenta que no era su esposo, y confundido descubrió su rostro para mirar al desconocido.
Era bellísimo. Un alfa hermoso, pero con un aura curiosa. El alfa se mantuvo alejado, evitando acercarse. YunLi no podía decir palabra alguna.
—¿Estás bien?—el omega no respondió aún en shock al ver al contrario— ¡Otra vez pasó!—exclamó furioso.
—¿Q-Qué pasó?—dijo YunLi claramente curioso. El alfa detuvo su rabieta para mirarlo sorprendido.
—¿Tú no estás...—no lo terminó de decir al acercarse velozmente al omega para inclinarse frente a éste, y sujetarlo por las mejillas para que lo mirase fijamente—. No haz enloquecido.
—¿Enloquecido?—repitió sintiéndose algo aterrado.
—Mírame fijamente, ¿te atraigo?—el omega negó.
—Ni siquiera lo conozco—y el alfa se levantó para ebozar un grito de júbilo.
Que esas brujas de las Moiras se jodieran. Había conocido a un mortal que no enloquecía frente a él, a su aura, a sus poderes.
El omega trató de levantarse pero sus piernas no se lo permitieron y soltó un quejido cuando sus rodillas volvieron a golpear el suelo.
—Permíteme—dijo el alfa acercándose para alzarlo en brazos y volver a colocarlo sobre aquel lecho suave.
—¿Quién es usted? ¿Donde estoy? ¿Qué pasó?—el alfa sonrió ante tantas preguntas y se inclinó frente al pequeño mortal confundido.
—Te rescaté cuando ibas a ser atacado por una serpiente muy venenosa al servicio de Afrodita. ¿Qué hiciste pequeño omega para que ella quiera deshacerse de ti? ¿Cómo ofendiste a esa egocéntrica?
—Y-Yo no le he querido ofender, ¡a ningún Dios he querido ofender!—chilló lo último antes de soltar quejidos al recordar que su cuerpo estaba también herido, no solo por las sesiones de sexo rudo que tuvo con Heeseung el día de su boda, y en el viaje a Tracia, sino también por las heridas que sufrió de parte de las aves y cuando corría por el bosque.
—Estás muy herido—soltó el mayor mirando los moretones y cortes en el cuerpo del omega.
Un hermoso omega demasiado maltratado. Qué horrible era de ver. Más cuando era un simple mortal siendo un tonto juguete de los Dioses.
—¿Quién es?—preguntó YunLi bajando la mirada intimidado por los oscuros ojos de alfa.
—Me conocen por muchos nombres, para ti seré Yohan. ¿Y tú eres?
—Soy YunLi, príncipe omega de Sparta—y el alfa ladeó el rostro.
—Si eres de Sparta, ¿qué hacías en Tracia?—preguntó el contrario elevando sin darse cuenta sus feromonas con aroma al más delicioso de los vinos.
—Es complicado.
—Trataré de entender—y YunLi miró hacia otro lado antes de explicar.
—Mi esposo me trajo a Tracia—respondió demasiado bajo.
—Umm, té llevó a Tracia—YunLi lo miró sin comprender—, estamos en la isla Icaria.
—¡¿Cómo es posible?!
El alfa sonrió levemente antes de acercarse al omega y acariciar el cabello de este.
—Te diré cómo fue posible si me dices, ¿quién es tu esposo?
El omega tuvo nervios y se relamió los labios; de igual forma se aclaró la garganta antes de mirar al alfa.
—Mi esposo es Ares Dios de la guerra—y cerró sus ojos esperando que el contrario no le creyera; sin embargo sintió dedos en su clavícula y como los suaves dedos del alfa tocaban su marca de lazo, antes de retirar la mano violentamente.
YunLi sintió una corriente extraña cuando el contrario realizó la ates mencionada acción. Miró al alfa que se miraba los dedos, y después ebozo una sonrisa hacía el omega para volver a dejar caricias en el cabello de este.
—Él no te merece—y YunLi separó sus bonitos labios, ahora roto el inferior, asombrado.
—¿Me crees?—Yohan asintió— ¿Por qué lo haces?
—Lo vi—dijo volviendo a ver sus dedos—. Y vuelvo a decir: él no te merece. Todo el desprecio que recibe lo tiene bien merecido.
—¡No digas eso!—exclamó el omega cubriendo los labios de Yohan— Los Dioses te pueden castigar.
—No lo harían—respondió Yohan apartando la delicada mano herida de Yunli—. No castigarían a uno de los suyos—y YunLi se apartó sorprendido. ¿Acaso Yohan era un Dios?—. Sí, pequeño omega, soy un Dios, deja me presento. Los mortales me conocen como Dioniso dios del vino, patrón de la agricultura e inspirador de la locura y el éxtasis
—No es posible—susurró el omega.
—Lo es, pequeño omega, soy hermano de tu esposo, aunque solamente por parte paterna. ¡Por Gea que me libré de ser hijo de Hera!
—Mi Dios—dijo YunLi tratando de levantarse para inclinarse en respeto a la divinidad presentes.
—No te muevas, estás débil—ordenó y YunLi asintió.
—Pero, ¿por qué me salvó?
—No siempre veo omegas tan hermosos en problemas—respondió levantándose para ir hacía una cesta cercana al lecho.
—Le agradezco por rescatarme.
—Toma—dijo el Dios dándole una manzana al omega, que la tomó algo turbado por lo amigable que era el Dios—, disfrútala, debes reponer fuerzas poco a poco. Ahora necesito que me permitas sanar tus heridas. Así que deberás desnudarte—las mejillas de YunLi se tiñeron de rojo y el alfa se apenó también poniéndose colorado— ¡Por Rea no quiero que pienses mal! Me refiero a que te desnudes para poder sanar tus heridas. Prometo por mi inmortalidad y cada gota de Ikhor en mi cuerpo que no me sobrepasaré.
Y YunLi asintió antes de inclinarse contra el alfa, que soltó la túnica y con cuidado desnudó al omega.
El omega ya no creía en aquellas historias sobre la locura extrema del Dios del vino, y es que él había logrado conocer otro lado; conocer a Yohan.
Y mientras el alfa le sanaba, YunLi empezó a rezar para que Heeseung no le encontrase jamás.
Heeseung presionó el delgado cuello de la diosa de la belleza. Ejercía tal presión que la omega ya tenía la cara roja.
—Por última vez, ¿dónde está mi esposo? ¡Responde, Afrodita!
—No...lo sé—chilló la femenina moviendo sus pies tratando de golpear al Dios de la guerra que aumentó la presión—. ¡HEFESTO!
A Heeseung no le importó si la omega llamaba al mismísimo Cronos, si no hablaba rápido no sabía cómo haría, pero le quitaría la inmortalidad a la femenina.
—¡¿Qué le haces a mi esposa?!—gritó un furioso Hefesto apareciendo, pero Heeseung no le prestó atención y simplemente lo mantuvo al margen usando su lanza.
—¿Qué le hiciste Afrodita?
—¡Nada!
—¡Mientes! Alcípe me dijo que eras tú quien guiaba a las aves para que le atacaran, y luego él desapareció.
Hefesto elevó un alto fuego que no le inmutó al dios de la guerra. Aunque pronto fue jalado lejos de Afrodita. Estaba siendo sujeto por Hermes y Artemisa.
—¿Qué haces?—inquirió Hermes, sosteniéndolo con fuerza cuando Heeseung trató de ir otra vez contra Afrodita, la cual se ocultó tras su esposo.
—Heeseung, ¿qué haces?—dijo un furioso Zeus apareciendo junto a Hera—. Tenías prohibido acercaste a la Diosa Afrodita. ¿Por qué te atreviste a querer herirla?
—¡Esa perra secuestró a mi esposo!—reclamó furioso.
—¿De qué hablas?—dijo Hera confundida.
—Ella fue a Tracia cuando llegué con mi esposo, y se atrevió a insinuarse cuando ya habían hecho que yo prometiera no volver a ser el amante de Afrodita—el de la guerra miró a Hefesto—. Y tú de tonto la viniste a salvar—volvió a mirar a Hera—. Atacó a mi esposo y a mí hija Alcípe, luego mi esposo huyó al bosque aterrado aún siendo atacado y no sé nada de él en dos días.
Zeus miró a la Diosa de la belleza que se encogió tras de Hefesto.
—Serás juzgada, Afrodita, y espero que el esposo de Heeseung aparezca vivo o tu castigo será peor.
Y la omega chilló aterrada cuando su cabello fue sujetó por Zeus quién la conduciría a la prisión de Olimpo.
¡Actu!
Es Yohan de Wei
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