━━━Κεφάλαιο δυο

━Se que no harán casi pero ahí dejo las advertencias, para que no digan
qué uno no avisa━

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WARNING: Capítulo con contenido
sexual +18 se recomienda discreción.

YunLi permitió que las sirvientes colocarán adornos en su cuerpo, mientras una vestimenta de lino blanca que cubría sus pies fue la prenda que decidieron usar en él.

Un cinturón dorado ceñía la prenda, dándole un toque hermoso al vestido. Al omega le molestaba estar tan cubierto. Se había acostumbrado a usar un peplo permitiendo su caminar sin molestarle.

—La Diosa Afrodita te bendice con belleza—dijo su madre entrando a sus aposentos.

YunLi bajo la mirada, la única bendición que quería en esos momentos era la de ser llevado al inframundo y poder abrazar a RoWoon como jamás pudo hacer.

Se mantuvo disociado, como si estuviera frente al mismo Dios Dionisio mientras estaba siendo preparado.

—Su Alteza, hemos terminado.

Y el omega asintió aunque reteniendo sus lágrimas.

YunLi fue acompañado hasta la entrada del templo de Zeus en medio de la ciudad. Al llegar se sentía cohibido dejando escapar sus feromonas asustadas.

—Se ve hermoso, príncipe—y el omega que sostenía entre sus manos una jarra con el mejor vino de Sparta, casi la deja caer ante el susto—. Calma, soy solamente yo.

—Disculpe mi sorpresa, su divinidad—susurró haciendo una reverencia.

—No hagas eso ya, pronto serás mi esposo. No dirás divinidad.

El omega tembló patéticamente provocando una alegría en Heeseung que se apresuró a tomarle del rostro para verle bien. El omega tenía polvo de oro decorando sus párpados que lo hacían ver mejor que las seductoras ninfas.

El alfa le hizo un gesto para que caminase hacia el interior del templo, y el chico solamente miró tras de él, en donde estaba su familia mirando como debía seguir a un Dios déspota para ofrecer ofrendas a Zeus, Hera y los demás Dioses para bendecir su matrimonio.

Suspiró y volvió su vista adelante para empezar a caminar al interior, evitando tropezar por la tela de la túnica.

Adentro ya había sido sacrificado uno de los mejores bueyes del reino y frente a ellos estaba la sacerdotisa que daba alabanzas a los dioses por el nuevo matrimonio. El príncipe si fuese un poco más inmaduro hubiese volteado la jarra con vino en la mujer de voz aguda.

Mantuvo sus labios sellados durante todas las ofrendas presentadas. Hizo las doce reverencias ante los doce olímpicos, uno estando frente a él. Heeseung solamente hizo la reverencia ante sus padres, Zeus y Hera, a la última pidiéndole que bendijera su matrimonio. Una flor empezó a flotar asustando al mortal que fue rodeado por los brazos del alfa aumentando su temor.

—Calma, mi madre nos ha bendecido, Hera nos bendice en nuestro matrimonio—y el omega empezó a llorar.

La sacerdotisa sonrió feliz de que su príncipe este alegre de haber sido bendecido por la esposa de Zeus. Estúpida mujer. El omega lloraba porque ni los Dioses querían ayudar a su mísera alma.

Y cuando la ceremonia terminó antes de caer la tarde, el príncipe tragó grueso al ver la sonrisa triunfante de la divinidad.

Fueron guiados a palacio para empezar con el banquete en alegría por los nuevos esposos. Y cuando la noche cayó un grupo de omegas jóvenes le pidieron permiso a Heeseung para llevarse a YunLi, y realizar la epaulia. El baño antes de consumar el matrimonio.

El omega espero que el alfa se negase, pero Heeseung que bebía de los mejores vinos les permitió la acción, y YunLi fue jalado al interior del palacio, lejos de donde el banquete se llevaba a cabo.

Heeseung miró los mortales ebrios cantando y danzando felices de que un Dios, se hubiese fijado en un simple omega mortal. Ya había pasado mucho tiempo y cuando vio al grupo de omegas que se habían llevado a su omega a realizar el epaulia, decidió que ya era hora de encontrarse con YunLi.

Empujó la puerta de la habitación que le habían indicado y la escena con la que se encontró lo lleno de ira.

YunLi estaba en el balcón, en sus manos sostenía una prenda que con solo Heeseung entrar, supo que era de un alfa. Y no de cualquier alfa, era de RoWoon.

—¡¿Qué crees que haces?!—gritó asustando al omega que se encogió ante el miedo.

Había pasado por tanto en tan poco que sus emociones estaban alteradas. Heeseung trató de quitarle la prenda del otro alfa pero el omega se resistió.

—¡Mío!—gruñó YunLi, más la parte animal que la humana en verdad. Y fue un grave error.

Fue apoyado contra la baranda del palacio. Su vientre golpeando el mármol. Heeseung lo sostenía con fuerza por la nuca y apartó la tela antes de tirarla de donde estaban.

El omega chilló ante esa acción y trató de soltarse, pero el Dios lo sujetó con más fuerza antes de voltearlo. Los ojos de Ares eran de un tono rojo vino que le dió miedo a YunLi.

—Es momento de complacer a tu alfa—anunció rompiendo la delgada tela que cubría el precioso cuerpo de YunLi.

—No eres mi alfa—soltó YunLi con un hilo de voz.

Heeseung sonrió y sostuvo su pene frotándolo sobre el ano del omega. El alfa lo sujetó por la mandíbula antes de inclinarlo hacia atrás, dejando expuesto su oído.

—Pero aún así, soy el único que te follara hasta volverte un tonto omega—y con esas palabras penetró al chico que soltó un grito y hecho su cabeza hacía atrás.

YunLi empezó a sollozar, dolía, pero había un sentimiento que generaba calor en su vientre y le provocaba asco.

Heeseung se retira antes de volver a empujar sin importarle si el omega estaba listo o no. Y cuando sus caderas vuelven a golpear el culo del omega este siente a Heeseung en el estómago, de lo profundo que estaba.

El omega era pequeño y eso excitaba al alfa que sentía la tensión alrededor de su polla. La espalda del omega se arqueó al volver a embestirlo, y disfrutó de las pecas en los hombros del más joven.

Las manos de YunLi buscaron algo de lo que aferrarse encontrándose con el mármol; sin embargo, fu apartado se ese lugar para luego ser apoyado en la pared de la habitación. Su mejilla fue puesta contra la pared, junto con el delgado pecho.

La posición molesta al omega que llora aterrado. Jamás esperó esto con su futuro esposo. Esperaba fuese delicado, amoroso. No una bestia como lo era el Dios de la guerra.

Sabía que no podría detener al desenfrenado alfa, pero por lo menos podría apelar a su piedad.

—Su Divinidad...¡piedad!—y el alfa rió con fuerza antes de empezar a embestirlo con más fuerza provocando chillidos en el omega. YunLi casi se ahogaba con su saliva.

Heeseung jamás tendría piedad con él, lo folla rápido y duro, que siente muchísimo dolor. Y el Dios, él solamente quería hacer gritar a su omega.

Sintió algo húmedo caer en su mano la cual tenía entre el cuello del menor y la pared, asfixiando un poco al lindo niño.

YunLi lloraba.

Esa mierda tan sucia lo excitó mucho más. Todas las reacciones que quería en YunLi estaban lográndose.

Agarró las caderas del omega y YunLi gimió de manera alta cuando un empuje poderoso golpeó su interior y en específico su próstata. Dolía mucho, entonces ¿por qué su estómago cosquilleaba?

El sonido de la piel golpeando contra la piel, los gemidos y la humedad era fuerte. De igual forma las feromonas inundaban todo el lugar.

Heeseung tras del omega bajó su mano acariciando la espalda desnuda del más joven, antes de bajar hasta una de las nalgas del chico que gimoteó cerrando sus ojos.

Abusó de su próstata provocando que el omega temblara, antes de gemir altamente cuando encontró la liberación.

—Mi pequeño omega ya ha encontrado el placer—se burló Heeseung mirando los ojos llorosos de YunLi, que se mordió el labio inferior ante la sobreestimulación.

Gritó cuando fue apartado de la pared y el alfa salió de él para dejarlo en su lecho. Creyó que era el fin.

Pobre omega iluso.

Heeseung dejó a YunLi acostado de espaldas mientras empezaba a lamer los pezones del omega, y luego a morder y a dejar chupetones en su pálida piel. Y cuando se inclinó sobre el omega, lo volvió a penetrar follando con intensidad al chico.

—Eres solamente una perra omega que quiere ser criada.

Heeseung era feliz de quitarle la virginidad al omega, a su omega. A su esposo, al futuro padre de sus cachorros.

Al volver a encontrar la próstata del omega, empezó a golpear ese punto con fuerza.

El alfa persiguió su orgasmo, obligando al omega correrse otra vez también, gritando esta vez. Comenzó a empujar más rápido, agarrándolo con más fuerza, dejando una estela erótica de sangre y moretones en la piel de YunLi.

Los ojos del omega se pusieron en blanco y el nudo se hinchó dentro de su maltratado cuerpo, agregando aún más a la longitud y grosor de Heeseung, provocando espasmos en el cuerpo del pequeño príncipe.

Las lágrimas bajaron por sus mejillas y la sensación de expansión dentro de su cuerpo causó que enterrara sus uñas en la espalda tersa del mayor que gruñó por la sensación.

El ikhor dorado se escapó por las leves heridas causadas por el mortal.

—Te odio—dijo YunLi apartando su rostro.

—¿En serio?—y el omega no lo miró. Heeseung se inclinó sobre el oído del omega— Entonces, ¿por qué estás lubricando?

Y YunLi lo miró asustado. Su cuerpo había empezado a lubricar. Su cuerpo se estaba amoldando al pene del alfa.

El nudo había bajado y el Alfa había podido salir del menor, que sintió el semen escurrir de su entrada.

Heeseung hizo aparecer su armadura, que cayó junto al lecho donde se encontraban. El omega lo miró sin comprender, y más cuando el alfa tomó una soga.

Con rapidez tomó las manos del omega colocándolas frente a él para empezar a atarlas, sacando un jadeó de sorpresa del joven.

—¿Q-Qué hace?

—Tienes las uñas muy largas, cariño, me has herido toda la espalda.

—¡Suélteme! No soy un esclavo para ser atado.

—Eres mi esclavo, pequeño YunLi, eres y serás mi esclavo hasta el fin de los tiempos.

—Soy mortal.

—Durante un tiempo solamente, mi madre y padre no tendrán problemas en volverte un Dios menor al ser mi esposo.

El omega negó aunque se quejó cuando las ataduras fueron un tanto dolorosas. Iba a pronunciar palabra cuando el alfa colocó un pedazo de tela en su boca, evitando que hablara. Luego acomodó al omega sobre él.

YunLi estaba sentado sobre el alfa que empezó a besar el cuello del omega, que se removió en el regazo contrario.

Sintió algo presionando contra su entrada y gimoteó al saber que era el miembro del alfa.

—Ríndete pequeño omega—dijo Heeseung tirando de los pezones de YunLi con algo de fuerza, sacando lágrimas en el omega. Eso le encantaba—. Deja que tu linda mente se pierda.

YunLi no se dejaría humillar de esa forma, no le suplicaría al alfa ser follado como una vil prostituta extranjera. Se negaba a realizar esa acción.

El mayor paso sus manos por los muslos blancos aunque algo regordetes del omega. Una mano se alejó de la piel para ir al trasero del omega que se tensó, movió sus manitas en intentos fallidos de soltar aquella atadura que el alfa había hecho.

El rostro del omega se contrajo cuando sintió una intromisión en su cuerpo. El alfa había metido tres de sus dedos en el culo del menor que se removió, provocando sin querer que los dígitos golpeasen su próstata enviando olas de placer a su cuerpo.

Odió esa sensación.

Heeseung era tan duro con él.

Los dedos de Heeseung estirando su entrada, mientras se escuchaba el chapoteo del lubricante natural que expulsaba su cuerpo, junto con el semen del primer nudo del alfa. Un gemido se escuchó aún a través de la tela que estaba en la boca del omega.

Los omegas eran todos iguales, tan fáciles de irritar, pero aún más fácil de complacer.

—Lloriqueas como un cachorro, aún cuando ya te folle—el alfa lamió el pálido cuello—, cuando ya no eres un omega virgen.

Le dió la vuelta en la cama al omega para abrir sus piernas estilizadas y sostener las caderas del menor, para que se encontrarán con las suyas, antes de volver a introducirse en su interior, dejando escapar los gruñidos de satisfacción. 

—Querías esto, ¿verdad? Ser follado por un Dios. Que mi semen llene tu agujero, entrando tanto en ti que en poco tiempo estés esperando Cachorros.

¿Por qué eso sino tan bien para su omega? No debería disfrutar ser tratado así, pero si parte animal era feliz ante tal humillación , por la simple mención de cachorros.

El omega de YunLi quería pertenecer a Heeseung, que el alfa lo criara, tener pequeños cachorros corriendo por ahí.

El agarre en las caderas del omega ya había empezado a dejar marcas que no se quitarían en días. Ese era el método que usaba para marcar a su esposo. Haría que YunLi solo estuviera para él.

Lo marcaba con sus feromonas, con sus mordidas, y en un momento sus colmillos se clavaron con fuerza en el cuello del omega que grito tratando de soltarse.

Lo que los ancianos omegas le habían dicho sobre las marcas de apareamiento, no era nada a lo que se enfrentaba ahora. Su omega chillaba y la parte humana mantenía los ojos cerrados en búsqueda de que esa molestia concluyera.

—Te he de arruinar, YunLi—dijo lamiendo el cuello del omega, la sangre que se había escapado al sus colmillos atravesar la tierna piel.

Bajó su mano al miembro del omega, antes de acariciarlo. YunLi estaba al borde ahora. Quería gritar pero la tela no lo permitía.

Heeseung empezó a mover sus caderas con más fuerza provocando gemidos lastimeros en el omega. A él le gustaba como las paredes apretaban su polla y cómo respondían cuando salía antes de volver a embestir.

La cabeza de YunLi empezó a dar vueltas, porque pasaban tantas cosas a la vez, que de cierta manera no registraba otras. Antes que se diera cuenta su semen manchó su vientre, algunos rastros quedando en la palma del alfa. Su rostro se tiñó de rojopor la vergüenza, su cuerpo le había traicionado. Heeseung pensó que YunLi era muy hermoso.

Era hermoso así de destrozado, lloroso y sofocado.

Tan intensa fue la visión, que lo hizo empujar descuidadamente en búsqueda de su liberación, observado los gestos de YunLi. Sacó la tela de la boca del omega escuchando los lloriqueos y chillidos del omega.

YunLi cerró sus ojos cuando una sustancia cálida lleno su interior, lo que lo asustó fue que su omega movía la cola complacido. Su omega estaba feliz de ser marcado y criado. Nunca se había sentido tan diferente de su animal.

El alfa lo colocó sobre sus rodillas y manos buscando una mejor posición cuando el nudo creciera. Y al hacerlo, el omega sintió que si seguían no soportaría eso.

YunLi cayó sobre el lecho al sus extremidades no sostener más su peso. Al fin ese alfa había terminado con él. El nudo había bajado. Sus ojos se cerraron levemente antes de sentir algo frío tentando su entrada. ¿Qué era eso?

—Un omega tan inútil, ni siquiera puedes mantener mi esencia en tu interior—YunLi lo miró con ojos brillosos al sentir aquello frío—. Te gusta la sensación. ¿Mi pene no es suficiente para ti?—y el omega gimoteó removiendo su cuerpo ante la pregunta. No sabía de qué hablaba el Dios de la guerra— Pequeña perra.

Y aquella sensación fría se deslizó en su entrada con facilidad. Un gemido roto salió de sus labios antes de girarse encontrándose la parte gruesa y opuesta a la punta de la lanza, empujando el semen de Heeseung en su interior otra vez.

—No...¡Sácalo!—lloriqueó al su entrada doler por la diferencia de temperaturas, más ahora con su entrada algo desgarrada por la fuerte intromisión del Dios de la guerra.

El omega se removió hasta que el mayor, después de un rato de disfrutar la humillación del contrario apartó el arma para tirarla al suelo antes de ver como lucía el cuerpo de YunLi.

El castaño no lo soportó más y sus ojos se cerraron. Estaba agotado, demasiado agotado. El dios por otro lado aún tenía tanta energía como si solamente diera una suave caminata.

Miró la pálida piel del omega, notando las marcas de su fuerza contra el débil mortal.

Marcas rojo vino y algunas negras por toda su piel. No lo contuvo y volvió a penetrar al omega antes de empezar a morder el cuello de este hasta sacarle algo de sangre.

Tendría que educar a su esposo para que pudiera soportar su ritmo en el ámbito sexual.

YunLi pestañeo y luego se quejó al sentir una fuerte mordida en su hombro. Sus ojos se acostumbraron a la figura de Heeseung sobre él y luego al movimiento en su parte inferior.

—Ya no más—suplicó con un hilo de voz, al su garganta dolerle por los gritos anteriores.

—Aún no cariño—dijo dejando un beso en la mandíbula del menor que lo miró con sus ojos enrojecidos por las lágrimas.

—Hola, Afrodita—saludó Hera caminando por los jardines del Olimpo.

—Hera—saludó de manera mordaz Afrodita—, veo que te quedan bien las infidelidades.

Y la diosa del matrimonio sonrió de manera peligrosa. Deseaba acabar con Afrodita.

—No me veo grandiosa por eso, soy feliz porque mi pequeño Ares se ha casado.

Y la diosa de la belleza miró asombrada a Hera que le sonreía. El odio entre ellas era fuerte.

—¿Qué?

—No sabías.

—No—y Hera tomó una flor para olerla—, ¿con quién?

—¿Qué cosa querida?

—¡¿Con quién se casó Ares?!

—Un príncipe omega Spartano, es muy lindo, me da curiosidad la razón por la que mi hijo lo eligió. Incluso pidió la bendición de los 12 olímpicos, hasta tu bendijiste su matrimonio, Afrodita. Le brindaste belleza cautivante a ese omega.

Y Afrodita enfurecida se retiró. Descubriría a ese omega.

¿qué les
pareció el
capítulo?

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