[2] Inquietud

2 horas después de desayunar, Mirabel acompañó a Isabella a comprar algunas cosas que necesitarían para la fiesta del día siguiente, la de lentes aún pensaba en la actitud de Bruno.

- ¿Me estás escuchando? - Le preguntó su hermana sacudiendo su mano frente a ella - ¿Estás bien?

- S-Si, pero...

- Sigo pensando en lo que te dije anoche.

- Si tu lo prefieres puedo preguntarle.

- No querrá decirte, no te preocupes, lo vamos a averiguar sea como sea.

- ¿Y por qué te angustia tanto, qué piensas?

- Como te dije siento que se trata de mi, él siempre me mira y siento que quiere decirme algo pero no se atreve y cada minuto que pasa me angustia y me preocupa bastante - Suspiró y acomodó sus lentes - Hermanita ¿Puedo confiarte algo importante?

- Por supuesto, cuéntame lo que sea.

- Cuando estoy cerca suyo yo... me pongo nerviosa, mis manos sudan más de lo usual y tengo una rara sensación en mi estomago, como si se trataran de... Mariposas.

Isabella se sorprendió ante sus palabras - ¿Mariposas, te refieres a...

- Si, se que suena a una total locura y que no es correcto, pero así es... creo que estoy comenzando a desarrollar algo más que solo amor de sobrina a tío.

- ¿¡Has enloquecido, mujer!? Es nuestro tio.

- Si, pero...

- Además de que es mucho mayor que tu.

- Se que suena mal, pero es así, después de reflexionarlo mucho anoche llegué a esa conclusión. Por favor te pido que no se lo digas a alguien, van a tacharme de loca.

- Es casi imposible que no se enteren de la verdad ¿Si recuerdas a nuestra prima que escucha todo?

- Es cierto, y se lo dirá a los demás, aunque también exista una pequeña posibilidad de que no haya escuchado.

- Aún así trata de ser lo más discreta posible ¿Ok? No entenderán esto, Mirabel, y aunque suene cruel nadie lo hará.

De regreso a la casita, Mirabel caminaba por el pasillo rumbo a su cuarto cuando de repente pudo darse cuenta de como el pelinegro salía de su alcoba con una bolsa de tela en sus manos, cosa que obvio le intrigó bastante. Estaba por acercarcele cuando optó por no hacerlo ya que sus nervios saldrían a flote poniendo en evidencia sus sentimientos. Ya estando en privado se puso a pensar en la situacion.

¿Por qué él?

¿Se trataría solo de una fase?

Y la pregunta más importante:

¿Aquello sería correspondido?

»Por supuesto que no lo será, él jamás te vería más allá que a una sobrina«

Esto la estaba consumiendo demasiado, quería seguir el consejo de Isabella y ser lo más discreta posible.

Mientras tanto, Bruno salió por unos momentos al patio, trataba de pasar desapercibido por su familia al querer llevarse lejos una visión para posteriormente desacerse de ella, la misma que había cancelado anoche y que hace unos minutos se armó de valor para hacerla por completo. Obtuvo un poco más de información aunque como era de esperarse se trataba de un cruel futuro... Mirabel en peligro y él no pudo hacer mucho para evitar que le hicieran daño ya que alguien quería herirla.

- No puedo dejar que nadie vea esta visión, me voy a desahacer de esto de una vez por todas. No quiero que se enteren de que yo...

- No deberías pensar en voz alta, tío.

La voz de Dolores lo asustó, ella lo miraba con seriedad.

- ¿Q-Qué tanto escuchaste?

- Lo suficiente, es más que claro que estoy enterada de tus sentimientos hacia Mirabel.

- Y crees que soy un loco o peor aún, enfermo.

- Mi opinión no es la más importante, sinó lo que ella pensaría al respecto.

- Es obvio que en cuanto lo sepa no querrá que me acerque, ni ella ni los demás. Esto no es correcto, no será bien visto y lo último que quiero es que salga perjudicada por mi culpa.

- Humm... Démosle tiempo al tiempo, las cosas cambiarán. y todo saldrá bien.

- Aceptemoslo, eso jamás pasará. Nunca seré correspondido y lo mejor es olvidarme de mis sentimientos, aún si no es tan fácil como decirlo.

- ¿Entonces no harás nada?

- No, y como dije, es mejor tratar de olvidar. Lo siento si dejamos esta conversación. Adiós.

Y siguió su camino. Dolores posiblemente tenía razón, aunque su visión lo hacía dudar y dejarse vencer por el miedo. No deseaba herir a Mirabel ni a ningún miembro de la familia.

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