•Decision (2/2)

—¿Y cuando fue la ultima vez que lo viste?

—Hace cuatro días, en mi casa, estaba... Recogiendo unas cosas suyas —El héroe toma el café tapando su rostro con disimulo, mientras Sally se nota algo...insegura.

—Y, ¿Qué? ¿A donde marchó? —pregunta Sally golpeando con sus dedos la mesa de mantel a cuadros, con impaciencia.

—A otra misión, ya sabes, le juega al soldado —Si algo podía hacer Sonic era disimular su dolor, mantenerse al margen de su caracter, de su carisma.

De su verdadera angustia y ansiedad.

—Bien, y, ¿Cuanto tiene que vive en tu casa?

—No, no vive en mi casa, Sally, ¿Cómo ha de vivir si nunca está?

—Pues, tienes cosas suyas y...bueno, no sé tú pero eso es lo que me estás dando a entender —La insistencia de la ardilla ponen poco a poco más nervioso a Sonic. Él quiere contar algo, pero tampoco lo hace con mucha confianza.

—Es que él no tiene donde vivir y sólo le hago el favor de darle un poco de mi espacio, sólo eso.

Ese desayuno se prolonga hasta medio día. Cuando termina de compartir ese espacio con la princesa, entre nervios e incluso risas que acaban en el parque de Metrópolis, Sonic toma dirección hacia el puente que conecta Chemical con Green, y se queda sobre el riachuelo que corre, simulando frontera.

Las nubes viajen libres, como él hace años; insiste, ¿Qué ha pasado? Su mente divaga más que en sólo ir de un lado a otro, en más que aventuras arriesgadas... Nunca le había temido al hecho de que su vida le fuera arrebatada, más siempre cabía la angustia de que sus amigos y seres queridos estuvieran en peligro...

Y esa es la razón que le apuñala la tráquea ahora que sabe, Shadow anda laborando con los guardianes unidos por la nación. Ahora que sabe, su amigo está en peligro día con día, viajando de sitios mórbidos a zonas de guerra, que su astucia y sus habilidades son fieles servidoras de forma altruista.

Agita la cabeza despejando, una vez más, esos pensamientos que le angustian y le ansían el alma, ¿Qué pasaría si Shadow no volviera ya? La idea le doblega el corazón, demasiado...

Tanto que, para evitar seguir en conflicto, corre hacia la casa de Amy. Tiene la fortuna de hallarla en su jardín, regando un par de girasoles. ¿Puede confiar mucho en ella? Claro, pero...

No para esos temas, le abruma el pensamiento de que ella esté todavía frágil en el amor.

—¡Ey, Amy! ¿Ocupada? —Saluda con simpatía y la eriza le corresponde, girándose para no darle la espalda.

—¡Hola, Sonic! ¿Adivina qué? Ya usé la tierra que me ayudaste a cargar el otro día —El peliazul sonríe recordando esos favores—. Mira, los girasoles aceptaron la tierra.

—Me alegro por eso, ¿Y qué me dices de las otras plantas?

—Tambien. Parece que les gusta el exterior de mi jardin —Aplaude victoriosa, para brindar cortesía a su amigo, entrando juntos para tomar un poco de jugo.

—¿Qué tal tu mañana? Me dijo Sally que le debías un paseo.

—Oh sí, que pena que te lo contara —rie el erizo con vergüenza, creyendo haberse librado de ese recuerdo.

—jaja tranquilo...¿Sabes? Yo estoy por salir con alguien tambien... —La eriza rosada cruza sus dedos sobre la pequeña mesa en la que ambos están sentados, simulando el comedor—. No sé. Me pone nerviosa creer que las cosas no saldrán bien.

—No, ¡Saldran excelente! ¿Donde está ese positivismo? —Sonic guiña un ojo y Amy ríe con entusiasmo, pensando un poco en lo que su amigo ha dicho—. Tienes que decirme ese afortunado.

—Prefiero esperar a que haya algo seguro, pero claro que te contaré todo, a ti y a los chicos.

—¡Vale! ¿Será este fin de semana esa cita?

—No, la siguiente, hasta que haya tiempo para ambos...pero dime tú —Sonic alza las cejas terminando el jugo, a lo que Amy le sirve más con la pequeña jarra—, ¿Hay algo nuevo entre tú y tu "amor"? —Los ojos picaros de la rosada le ponen rubores en las mejillas.

¿Contar o no contar? ¿Ya es el momento de que se decida a oír una opinión?

—Amy...no sé cómo hablar de esto...pero... —Aprieta su vaso con angustia y nervios, golpeando un poco el suelo con su pie—; sí, tengo... No sé como decirlo o explicarlo, es que, siento algo muy raro por alguien y...no sé si decírselo.

—¿Temes el rechazo? —Sonic asiente sin apartar su rostro y sus ojos de Amy—, es normal, Sonic, pero no puedes quedarte con esa duda, ¿O vas a decirme que te sientes muy a gusto con eso apretando tu pecho? —Sin lengua, cual mudo, una vez más usa su cabeza para negar—. ¡Ahí está! Sonic, ve lento, poco a poco. Empieza a expresarle tu cariño sin verte muy raro, sin denotar algo muy exagerado, y luego, dile lo que sientes sin bacilar.

Mirar el contenido de su vaso semi lleno le hacen poner los intensos faros rojos de Shadow en su conciencia...

—Es qué parece que anda siempre de aquí para alla y no tiene tiempo para oírme...para hablar...

—Siempre has sido tan tímido —La pequeña mano enguantada de Amy sujeta su mejilla y la hala lentamente como mimo de ánimo—. No puedes callarte ahora. Aunque todo te paralice y sientas que no puedas avanzar y dar el paso, rompe o esquiva todo obstáculo y has oír a tu corazón, a tus sentimientos...

El héroe sonríe enaltecido con esas palabras, y se encarga de guardarlas muy dentro de él para que, ya no se le escape la oportunidad.

Ahora está decidido, si no fuera por su amiga fémina con la que siempre se ha apoyado no se le hubieran abierto más los sentidos y las ganas de confesar y abrir su boca.

Deseaba que los tres días faltantes se acabaran, llegaran en un dos por tres para que, sin importar nada, pudiera expresarle el querer y la preocupación que Sonic siente por su amigo veteado.

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