•Aceptación (1/2)

Los días se han vuelto intensos y a la vez exhaustivos para el cobalto. La aparente "importancia" de Shadow sobre él terminó desde que no hubo otra llamada o mensaje...

Y más si su fecha de regreso se prolongó por cinco días y sigue la cuenta.

¿Asustado? ¿Desolado? ¿Triste...? Cada palabra no engloba la carga emocional que se desborda en cada suspiro o sollozo; en cada comida solo creyendo que termina por devorar su angustia; en lapsos de tiempo nocturno donde la pesadilla de la pareja realizada con su amiga le despiertan en una exhalación o grito...

En cada pétalo o flor que sale de su boca y empieza a ser más y más constante.

Tails le ha marcada un par de veces, pero no ha visto a nadie. No tiene el ánimo de preocupar a sus conocidos con el cansancio e insomnio en su fachada más pálida. Amy ha sido la más insistente en apoyo. Cómo nota que no tiene algo mejor que hacer.

Tras su exploración en la web y búsqueda de información, no tiene el ánimo o la aceptación suficiente de lo que se puede venir. Sonic ha logrado tolerar esos ataques que en principio fueron más constantes pero ahora casi se han vuelto diurnos y semanales, ¿Qué clase de patrón lleva todo ello? Un medico experto en casos así podría brindarle respuestas pero a él no le interesa oír letanías palmadas en esperanza o lastima. Solo quiere volver a encontrar su monotonía y paz característica. Mucho antes de que el veteado se volviera su malestar y cura contra la embelesada mirada que se puede despojar.

En pleno día de domingo, una tarde cálida para las temporadas algo frías que han atacado, la puerta del departamento es llamada de una forma insistente. Tarda en abrir, y ni si quiera su corazón salta de pensar se trata de Shadow que ha olvidado las llaves o alguna circunstancia por el estilo. Moviendo la manija los segundos de reacción son pocos para el abrazo fulminante que le cae por su nuca y aprisiona su pecho.

Aquél gesto le petrifica pero le hace sentir la calidez de la amistad.

—¿Cómo estás? ¿Por qué te quedas encerrado aquí? —La mangosta mima su rostro y es ahí donde nota un semblante nada característico del héroe de Mobius—. ¿No has dormido bien?

—No te esperaba, Mina, ¿Andas de gira?

—Paso por Metrópolis que ayer tuve concierto, pero tambien hablé con Sally hace poco y...bueno...

—Pasa, no te quedes ahí parada que hay mucho de qué platicar. —Esbosa una sonrisa dejándole el paso libre.

Entre menor energía, entra encontrándose con un departamento no descuidado pero si ligeramente oscuro por la falta de abertura en cortinas y ventanas para la ventilación. La chica se queda de pie en medio de la sala, a un lado de la mesa que sirve como comedor, expectante.

—¿Te preparo un café? ¿Con poca azúcar, cierto?

—Muchas gracias. —Sonríe. Ella termina por sentarse en el comedor.

Cuando la mesa es ligeramente puesta y ambos están reposando, Mina dispara sin vacilación.

—Tambien vi a Amy ayer...me comentó de tu incidentes y que fuiste a parar a la clínica.

—Oh si, ya tiene días pero no hay de qué preocupar porque me siento mucho mejor. —Da sorbo a su taza con poco animo, no quiere beber más café siendo que es lo único que ha bebido constantemente en la mañana y noche.

—Sonic, ese semblante desenmascara tus palabras —Extiende su mano para tomar su antebrazo que, tembloroso, intenta alzar para beber más—. Sé que ya...ha pasado también mucho tiempo y...no significa que no tienes amiga ello. En serio.

Otra vez. Esas palabras se repiten en bucle como la circunstancia vivida con anterioridad con Sally; una visita similar, unas palabras en desahogo. ¿Hablar con la verdad otra vez? ¿Qué significado tiene escupir todo mal que le pudre el corazón?

¿Servirá ésta vez de algo?

—...No pasa nada, en verdad.

—Sonic, Amy dijo que...

—¿Por qué crees todo lo que ella te dice? —reprocha con fastidio, frunciendo su nariz—, ¿Qué tal si solo te está mintiendo para...?

—¡Ey! ¿Por qué te pones así? —La mangosta tampoco se calla, es de armas tomar—, ¿De cuando acá dudas de ella y la atacas así?

—¡Desde que me arrebató a la persona más importante para mí! —gruñe golpeando la mesa y quitándose de ahí, evadiendo más impotencia con tan solo pensar.

No le cuesta nada golpear la pared, moviendo el cuadro decorativo de estilo geometrización. De golpe se siente irascible; no es de él y no quiere que este tipo de sensaciones se repitan por la situación, por la absurda canallada que ni su propia amiga rosa sabe que hizo.

¿Quién tiene aquí la culpa? ¿Existe realmente un culpable?

—...ahora lo entiendo —Atrevida, se acerca y acaricia su espalda. Sus respiraciones lentas son los único que le alarma e impresiona—. Ella...me dijo de su relación con Shadow...

—No tienen nada, ellos no tienen nada...—Recargado en el marco del pasillo, el cobalto no alza la cara pero si niega con ella—...solo lo quieren intentar...solo es un intento...

—Sonic...

—¿Crees que van a tener algo, Mina? ¿Crees que ellos pueden ser...? —No lo resiste ninguno de los dos. Ni él al quebrarse pensándolo ni ella al verle empezar a sollozar.

El abrazo vuelve a repetirse pero ahora más necesario que nunca, pues ya es de saber por ella, está sumamente triste por los acontecimientos.

Las explicaciones sobran, ¿Son necesarias las palabras para lo que fácilmente se ve? ¿Se palpa en el ambiente y en los gestos? Él no necesita explicar la historia trágica que lo está orientando a ese desenlace, y ni ella inquiere en oír sus días cuando su llanto le rompe la traquea a través de su tímpano.

Ninguno de los dos quiere hablar, solo necesitan que pase. Tal como la corriente se encarga de arrastrar hojas e hiervas, las lágrimas se llevan una parte de las penas.

Porque sobras se atoran en la psique iracunda de un ser solitariamente destrozado.

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