14; Los Bolos I
La cafetería del campus estaba llena de vida para esas horas de la comida. El aroma del café, de los cubiertos resonando contra las bandejas junto al zumbido de los microondas funcionar ambientaban el lugar como la zona estudiantil que era.
Amy estaba sentada junto a la ventana de la cafetería, observando la figura de la persona en quien estuvo pensando, principal protagonista de la duda de sus acciones cometidas las últimas semanas que involucraban sus reuniones con Sonic.
Aunque su cuerpo estaba presente, su mente vagaba entre pensamientos de culpa y dudas, y aunque intentaba calmarse, no lograba camuflar el pánico que emergía al ver a Sally cada vez más cerca de su mesa, aumentando en cada paso, arrugando levemente las hojas bajo sus dedos.
Finalmente, su sombra interrumpió la luz del sol que entraba por la ventana. Y pareciera que la respiración entre ambas hizo una pausa al estar frente a frente luego de un tiempo.
—¿Está ocupado este asiento? —preguntó Sally, con una pequeña sonrisa que intentaba ser casual.
Amy tardó un segundo en responder, pero finalmente carraspeó recobrando la compostura, desviando su mirada.
—No, claro que no. Siéntate.
Sally colocó su bandeja de comida en la mesa y tomó asiento. Su postura rígida, como si cada movimiento requiriera un esfuerzo calculado.
Al sentarse, no pudo evitar dirigir su mirada a aquellos papeles que la eriza rosa mantenía bajo sus manos, interesada por su contenido de forma inconsciente.
Amy al notarlo apiló las hojas rápidamente, guardándolo en su bolso. Si el ambiente ya estaba incómodo, prefería evitar añadir a la lista de temas pendientes el por qué estaba dentro de su tarea el nombre de Sonic.
—Amy, yo... —Sally comenzó, dando un respingo en Amy al escuchar su voz de la nada. Al instante se detuvo, mordiéndose el labio como si no supiera cómo continuar.
Amy inclinó ligeramente la cabeza, pellizcando sus dedos, esperando. El silencio se estaba volviendo muy prolongado, con el bullicio de la cafetería haciendo su compañía.
—Gracias —apresuró a decir Amy suavemente, esperando poder aligerar la ansiedad latente en ambas. Sally levantó su mirada sorprendida— Por... venir y sentarte conmigo. Poder verte otra vez es suficiente para mí así que, no tienes que decir nada si no quieres.
Sally negó con la cabeza, dejando escapar un sollozo que reprimía junto a sus sentimientos de culpabilidad.
—No, sí quiero. Es solo que... estas semanas han sido difíciles. —Compartió, juntando sus palmas sobre la mesa, bajando su mirada— Me di cuenta de que nuestra amistad no es algo que quiera perder, pero también he estado enojada, confundida. Desde que te compartí mi... entusiasmo por Maurice, sentí algo extraño en ti y... me hizo sentirme avergonzada.
Amy sintió que el nudo en su pecho se apretaba, aumentando el pellizco en sus propios dedos, tratando de controlar el miedo que sentía. Amaba a Sally, la adoraba con todo su ser, pero sentía que cada paso era una equivocación que afectaba a su entorno, y... sabiendo todos los secretos y sentimientos que afloraban que no podía contarle, temía dañarla.
Amy relamió sus labios, sintiendo su boca seca.
—Lo siento. —musitó, levantando su mirada hacia ella por fin— Me tomó por sorpresa tu admiración, no... no logré aceptar del todo este "fanatismo" tuyo y... y debí haber hablado contigo desde el principio —admitió, mordiendo su labio inferior, sintiéndose pequeña en cada palabra ante la intensa y curiosa mirada de la de ojos cielo frente a ella— Debí hacerlo, pero no sabía como reaccionarías. Tenía miedo de perderte.
—¿Perderme? —Sally frunció el ceño, inclinándose hacia adelante—. Amy, soy tu amiga. No importa lo que pase, quiero estar ahí para ti. Pero sentí que... que no me estabas apoyando en absoluto. —hizo ver, soltando un suspiro de agobio— Sé que... esto puede parecer una actividad demasiado adolescente para mí, y tampoco necesito que lo entiendas, pero...
Sally hizo una pausa, desviando su mirada, tratando de encontrar las palabras que puedan describir su sentir.
Amy solo se limitó a estar ahí, escucharla.
—¿Pero...? —la alentó a continuar.
—No es "fanatismo" como tal, ¿de acuerdo? —aclaró— Maurice es alguien a quien admiro demasiado, además de que es guapo ¿Vale? lo admito, en parte también lo sigo por eso —compartió con un dejo de gracia, soltando una pequeña risa en la rosada— El punto es... que creo que es justo poder verlo como la figura a seguir que él siempre dice querer ser para los demás y... no me gustó sentir que no me apoyabas del todo con eso. Al final eso hizo que me refugiara más en el grupo que comparte la misma admiración que yo, para no sentirme tan juzgada.
—Sally...
La mencionada levantó su palma, interrumpiéndola.
—Y no es justificación, porque también me comporté de forma desconsiderada contigo al no volver a responderte ningún mensaje —continuó— Seguía sintiéndome mal, pero para cuando me di cuenta... ya habían pasado muchos días, y me dio vergüenza tratar de contestar como si nada —se encogió de hombros, jugueteando con sus dedos, presa del nerviosismo— Y en serio lo siento... al final siento que me alejé por una estupidez.
Amy bajó la mirada, jugando con el borde de su cuaderno. Estaba tentada a decirle la verdad sobre sus encuentros con Sonic, pero algo en su interior le decía que aún no era el momento. Apenas y estaban logrando reconstruir su amistad.
—Yo creo que... ambas hemos estado lidiando con muchas cosas y no supimos cómo manejarlo. —habló Amy— Tus sentimientos son tan válidos como los míos, y gracias por compartírmelos. Me equivoqué al no hablar contigo.
Sally dejó escapar un largo suspiro, relajando un poco los hombros.
—Yo tampoco fui justa contigo. Supuse cosas sin darte la oportunidad de explicarte. Y si alguna vez te hice sentir que no podías confiar en mí, lo siento mucho.
Amy levantó la vista y vio el brillo de sinceridad en los ojos de Sally. Sus propias emociones la abrumaron. Sintió la culpabilidad de sus secretos acechándola por detrás, haciéndola toser levemente, mientras tomaba un sorbo de su café en lata.
—Está bien, en serio. Siempre podemos empezar de nuevo —Sonrió como pudo, extendiendo la mano sobre la mesa— Lo importante ahora es dejar eso atrás.
Sally sonrió también, colocando su mano sobre la de Amy.
—Claro que sí.
Un silencio cómodo se instaló entre ellas mientras ambas sonreían, sintiendo que el peso del distanciamiento comenzaba a desvanecerse.
Amy por fin se reclinó hacia atrás, relajando su postura. Iba a disfrutar la victoria de tener a su amiga de regreso, de lo demás se encargaría la Amy del futuro.
—Por cierto —dijo Sally, llamando su atención de nuevo— Hoy estás muy hermosa, ese conjunto te favorece muchísimo. ¿Cuándo lo compraste?
Amy rio, agradecida por la vuelta a la normalidad. Observó sutilmente la hora en su teléfono, aún tenía tiempo para ponerse al día.
*
Silver se acomodó por tercera vez la camisa que traía, una camisa de mangas cortas celeste con blanco de cuadros, bajo esta vestía una camiseta blanca de mangas largas.
Resopló con aburrimiento y algo de irritación, dejándose caer una vez más en los sofás de cuero que rodeaban el sitio que el albino había reservado en "Strike & Roll", el lugar para jugar a los bolos que habían acordado los tres, aunque muy a regañadientes de parte de él mismo.
Observaba cada tanto a los transeúntes de su entorno mientras jugueteaba con su teléfono, esperando ver a alguno de sus amigos aparecer. Había revisado la hora al menos cinco veces en los últimos diez minutos, y aún no recibía ningún mensaje que anunciara siquiera si alguno venía en camino.
No podía evitar sentir cierta incomodidad solo al imaginarlo. Había organizado esta salida pensando en pasar tiempo con Amy, aunque Sonic estuviera ahí de mal tercio. Removió sus mechones con nerviosismo, "Es solo una tarde casual", se repetía mentalmente. Sin embargo, una parte de él sabía que no era tan simple, más sabiendo sus intenciones de concretar algo más con la rosada.
Ya había dejado pasar mucho tiempo, tenía que hacerlo, hoy era el momento.
El movimiento de los cojines del sofá en un breve rebote lo sacó de sus pensamientos. Observando a su costado, estaba el erizo azul acomodándose luego de haber realizado un salto desde el respaldo para caer sentado con la agilidad y destreza que sus años de atleta honraban.
Llevaba una chaqueta deportiva verde con blanco que combinaba perfectamente con su estilo relajado. Antes de decir cualquier cosa, estiró sus brazos y piernas elevándose un poco del sofá frente a la tensión de sus músculos, para recostarse cual ser derretido en un sumo estado de relajación.
—¿Llego tarde? —preguntó Sonic al fin volteando a verlo con esa sonrisa juguetona típica, era evidente en su tono que realmente no le preocupaba la respuesta.
Silver negó con la cabeza y se encogió de hombros, rodando los ojos mientras volvía su mirada a su teléfono, con sus codos apoyados en sus rodillas. No iba a acostumbrarse jamás al hecho de que Sonic no podía sentarse como un ser normal.
—No, eres el segundo. Amy aún no llega. —comentó, dejándose caer al respaldo del sofá— No me ha enviado ningún mensaje, ¿A ti te dijo si venía? —Preguntó, casi temeroso de la respuesta.
—Estaba ocupada con algo y se le hizo medio tarde. No tarda en llegar. —respondió sin mucha importancia, tomando la tableta que reposaba junto a la mesa que tenían en frente, mirando el repertorio de comidas y refrescos desinteresadamente.
Silver hizo una mueca de desagrado, Sonic lo notó, pero lo dejó pasar. Conocía el carácter de su amigo, y prefería evitar problemas.
—Entonces, nos tocará esperar —Habló el albino al fin.
—Perfecto. Así me da tiempo de mentalizarme para aplastarlos en los bolos. —respondió su contrario, apoyando los pies en la mesa.
Silver soltó una risa seca, para volver a acomodar su postura.
—¿Siempre tienes que convertir todo en una competencia?
Sonic giró la cabeza hacia él, arqueando una ceja, con su ancha sonrisa burlesca.
—¿Y tú no? —el plateado imitó su gesto en respuesta— Vamos, Silver, no juegues a la inocencia en mi cara. Te encanta competir conmigo, aunque admito que me lo pones difícil a veces.
Silver resopló, pero no respondió de inmediato. Le arrebató la tableta de las manos al erizo azul, empezando a mirar el repertorio.
—¿Se te antoja algo? ¿Alcohol? ¿Refresco? ¿Pizza?
—La pizza me hace ojitos a muerte —indicó arreglando su postura, acercándose un poco más a Silver— Pizza y refresco suena perfecto. Yo pago esta pero la siguiente la pagas tú.
—¿La siguiente? —preguntó ignorando la condición sin quitar su mirada de la pantalla, haciendo el pedido entre las opciones— ¿Tanto pretendes comer?
—No te haces una idea —bromeó, recostándose en el respaldo con sus brazos tras su cabeza— Ya de por sí soy un caos, así que el azúcar y la grasa en mi sistema ya no me pueden empeorar más.
Silver arqueó una ceja, volteando a verlo intrigado.
—Siempre que te pones con un hambre insaciable es porque algo te preocupa o algo hiciste —expuso, haciendo que él frunza el ceño al verse descubierto— ¿Qué hiciste ahora?
—El permiso —espetó, pasando su mano por sus púas con desespero— Padre no lo tomó nada bien que digamos.
—Pues eso era obvio, tú ya sabías que eso iba a pasar. —bromeó Silver dándole un codazo a su costado, observando como uno de los empleados se acercaba con sus refrescos, agradeciendo.
—Claro —Contestó Sonic, reincorporándose una vez más, agradeciendo también las bebidas, tomando su lata— Lo que no sabía era que por no asistir a las nacionales de este mes iba a significar que por mi culpa movieran todos los eventos de la fundación, incluida la gala.
Silver, quien estaba a medio trago de su lata, escupió parte de él al escucharlo, tapando su boca rápidamente. Sonic dio un salto al costado lejos de él con un gesto de asco.
—¡¿Que hiciste qué?! —Dijo al fin con su voz rasposa ante el gas que ahora raspaba su garganta. Tosiendo con una servilleta en la boca— Tú no tienes remedio, mover una gala de beneficencia no es cualquier cosa.
Sonic rodó los ojos, dejando ir un sonoro suspiro con hastío.
—Ya sé, mi padre quiere arrancarme la cabeza —levantó los hombros con resignación— Al menos ya tengo un poco más de tiempo para descansar. —Finalizó el tema, abriendo la lata y tomando un trago del refresco.
Ambos quedaron en silencio. Sonic tamborileando los dedos sobre la superficie de la lata, y Silver seguía observando el entorno esperando ver a la eriza rosa llegar en cualquier momento.
Sonic no podía creer que Silver, en vez de consolarlo, estuviera más al pendiente de que llegara la única que faltaba.
Bueno, no es como si necesitara consuelo, sabía que él era un erizo sin remedio, pero al menos esperaba poder mantener un poco más la atención de su mejor amigo sobre él.
—Oye, necesitado. —lo llamó Sonic en regaño— ¿No pretendes decir nada para hacerme sentir mejor? —regañó. Silver frunció el ceño por el apodo.
—Ah sí, es verdad. —Respondió Silver, cual hecho obvio. Posó una de sus manos sobre el hombro de Sonic, haciéndole tambalear un poco sobre su lugar— Ya no pienses tanto en eso, ¡Disfruta el hoy! Vinimos a los bolos a divertirnos y tratar de mostrar lo mejor de nosotros mismos en esta tarde de diversión.
Sonic lo observó con una expresión extraña, no eran los ánimos que esperaba, pero con su amigo viéndose tan distraído por la llegada de Amy no podía darle algo mejor.
Resopló ofendido, con aquella astilla ya metida.
—¿Eso incluye tratar de impresionar a Amy? —preguntó, buscando bromear con la actitud de su amigo.
Silver se separó al escuchar la respuesta de Sonic. Su ceño fruncido se profundizó, irritado porque él tuviera que venir y sacarla a la conversación.
Había algo en su tono burlesco que le sacaba de quicio, como si siempre tuviera la ventaja en todo. No se iba a dejar utilizar para sus bromas. Finalmente, con un leve encogimiento de hombros, replicó:
—¿Y si lo incluyera? —Su tono era neutral, pero sus ojos desafiaban a Sonic a reaccionar.
Sonic abrió sus ojos con sorpresa, y ladeó su cabeza, manteniendo su postura relajada, pero sus labios se torcieron ligeramente en una mueca de incomodidad. No esperaba que él le respondiera rápidamente, ni que tampoco buscara desafiarlo por eso.
Fue una reacción fugaz, apenas perceptible, pero suficiente para que Silver la notara.
—¿Qué? —preguntó Silver, arqueando una ceja.
—Nada. —Sonic desvió la mirada hacia la recepción de los zapatos, como si estuviera más interesado en cualquier otra cosa que en continuar esa conversación.
Pero Silver no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
—Vamos, Sonic. —Su tono tenía un filo que no estaba ahí antes—. Dilo. Si tienes algo que decir, dilo.
Sonic soltó un suspiro y lo miró de reojo.
—¿Qué quieres que te diga? —Respondió mosqueado. Hizo una pausa, como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado—. Solo me sorprende que lo admitas tan abiertamente.
Silver apretó la mandíbula. Había algo en la forma casual de Sonic de desviar el tema que lo irritaba profundamente.
No iba a permitir que lo evadiera como siempre lo hacía, a Sonic algo le ocurría cuando hablaban de ella, pero siempre fingía que no le pasaba nada.
Ya había sido suficiente de que lo hiciera pasar por estúpido, como si no fuera capaz de darse cuenta que había algo entre líneas.
—¿Sabes qué es lo que realmente me sorprende? —dijo, inclinándose un poco hacia él—. Que pases tanto tiempo con Amy, sabiendo perfectamente que me interesa.
Por un momento, Sonic no respondió. Su mirada se encontró con la de Silver, y en sus ojos brilló una mezcla de sorpresa y algo más difícil de descifrar.
De repente, se encontraba entre la espada y la pared. No sabía qué era lo que el albino quería probar atacándolo de esa forma, pero una punzada de incomodidad se acomodó en su pecho, que él dijera algo como eso lo dejaba muy mal parado.
—¿Y eso qué tiene que ver? —preguntó Sonic en un débil intento por defenderse, con un tono más serio de lo habitual, ocultando su mirada.
—Tiene todo que ver. —Silver dejó escapar una pequeña risa sarcástica, negando con la cabeza—. Dime, ¿Eso es lo que te molesta? ¿Que no puedes estar al centro de todo?
Sonic volvió a mirarlo rápidamente, y por primera vez, su habitual despreocupación parecía desvanecerse. Estaba incrédulo de la postura defensiva que había tomado su amigo.
—Silver, no sé qué es lo que has estado imaginando, pero Amy y yo somos amigos. Nada más.
—¿Nada más? —repitió Silver, incrédulo.
Sonic abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera decir algo, escucharon una voz familiar a sus espaldas.
—¡Hey, chicos!
Ambos giraron la cabeza al mismo tiempo, alertados, encontrándose con Amy, quien se acercaba con una sonrisa radiante. Ajena a la tensión que acababa de llenar el ambiente.
Ella alzó una de sus manos, saludándolos a la distancia, mientras se acercaba lentamente donde ellos.
Ambos no pudieron evitar quedar prendados de ella. La ropa que traía favorecía cada curva, dejando ver sus hombros desnudos en conjunto con ese pantalón acampanado. Silver se sonrojó, con su boca abriéndose de a poco ante su figura. Sonic no se quedó atrás, sintió sus mejillas sonrojar ante lo radiante que se veía, siempre tan positiva y alegre, lo hipnotizaba sin siquiera intentarlo.
Cuando recordó a quien tenía al lado, observó fugazmente a su compañero al costado, observando su sonroje y la cara de estúpido.
No podía actuar igual de embobado, pues Silver ya se lo había dicho antes, se supone que el interesado era su mejor amigo, no él.
Sonic por fin decidió ser el primero en reaccionar, forzando una sonrisa. Se paró de un salto del sofá, extendiendo los brazos con entusiasmo.
—¡Amy! Llegaste justo a tiempo. Silver estaba a punto de darme una lección sobre cómo jugar bolos. —Comentó con el carisma de siempre, dejando ver su blanca y perfecta dentadura.
Amy rió por el comentario de él. En cuanto lo vio como extendía los brazos hacia arriba, lo entendió como una invitación, por lo que no dudó en acercarse y abrazarlo con entusiasmo.
—¿De verdad? Espero que hayan practicado. Estoy lista para derrotarlos a los dos. —contestó con esa sonrisa, cerrando su abrazo al rededor del erizo azul.
Sonic se tensó de inmediato ante el tacto de Amy, sintiendo su corazón latir en desenfreno. Dirigió su mirada de forma instintiva a Silver, quien también se quedó observándolo pasmado, expectante a su siguiente movimiento.
—¡B-Bueno! ¡Eso hay que verlo en la pista! —contestó rápidamente, dando pequeños saltos inquietos separando a Amy, tratando de contener su nerviosismo por la cercanía con ella.— Tenemos que usarlas antes de que el local cierre, llevamos una eternidad esperando, Amy.
—Tienen razón, lo siento —se disculpó Amy, observando a Silver quien se había levantado también del sofá. Se acercó a él para saludarlo, abrazándolo igualmente— No quise tardar, ¿los hice esperar mucho?
—Para nada, —contestó Silver, recibiendo con una sonrisa a Amy correspondiendo el abrazo— aprovechamos de ponernos al día —Continuó, dejando pesar su tono en las últimas palabras.
Sonic dejó escapar un suspiro, dando un manotazo hacia abajo al aire tratando de obviar el tema por el momento. Silver rodó los ojos, otorgando la tregua, decidió que no valía la pena continuar la conversación frente a Amy.
Ella se separó de Silver, agarrándolos ambos de los brazos.
—¿Qué esperamos entonces? A colocarnos el calzado y juguemos —Amy lideró el camino dando saltos con entusiasmo, dejando que los chicos la siguieran.
El contraste era notorio, mientras Amy daba saltos por delante desbordante de emoción, los dos chicos tras ella no dejaban de darse miradas, sabiendo que algo inconcluso e incómodo se presentaba entre ellos.
*
—¡Tiene que ser una puta broma! —Espetó con odio el erizo azul al ver que la bola había pasado por el costado de los dos pinos que le faltaban para completar el punto— ¡Bola de mierda!
Silver se sujetaba el estómago, acalambrado, inundado en una carcajada tras otra al ver al cobalto fallar tantas veces seguidas. Amy, quien estaba sentada a un costado del erizo plateado, no estaba diferente, pues también se ahogaba en su risa y en las carcajadas de él.
—¡No se rían! ¡No puedo ser perfecto todo el tiempo! —reclamó Sonic volteando a verlos. Ambos se taparon las bocas, aguantándose las risas.
Sonic bufó negando con la cabeza, tomando con fastidio la lata de refresco sobre la mesa.
—Ustedes se ríen tanto y no los veo levantando el trasero para anotar un punto —burló con desafío sentándose de sopetón— ¿Qué esperas Silver? Sigo esperando que nos impresiones. —Mencionó, con una chispa de burla, mientras sorbía su bebida, con la lata quedando al borde de sus ojos.
Silver dejó de reír, frunciendo el ceño. Amy se detuvo a mirarlo a los dos, sintiéndose extrañamente confundida por el choque de miradas entre ellos.
—Vete al diablo Sonic.
Silver se levantó de su lugar, sin quitarle la mirada de encima. Fue donde las bolas, para agarrar una de ellas posicionando sus manos en los agujeros. Giró la bola entre sus manos con un aire de concentración exagerada, como si fuera un campeón mundial a punto de romper un récord.
Su lengua se asomaba desde uno de los extremos de su boca, prometiendo una indiscutible victoria.
—Prepárate para aprender, Sonic— dijo con un tono que rezumaba confianza.
Sonic arqueó una ceja, apoyando un brazo en el respaldo del sofá, con la lata colgando de sus dedos. —Oh, sí, wow. Aprendiendo pero a dramatizar.
Amy se rió entre dientes, pero rápidamente trató de disimularlo al ver la mirada ofendida de Silver.
—Ya veremos quién se ríe al final— replicó el erizo plateado, lanzándole una mirada de desafío antes de acercarse a la pista.
Silver se tomó su tiempo para alinearse, haciendo movimientos dramáticos con los brazos como si estuviera calentando antes de un torneo importante. Sonic se escabulló rápidamente detrás de él, para sentarse a junto a Amy.
—¿Qué hace? ¿Bailar zumba?— murmuró al oído de ella, quien tuvo que morderse los labios para no soltar una carcajada.
Silver ignoró los comentarios, tomó aire y lanzó la bola con una fuerza que parecía que iba a partir la pista en dos. La bola rodó en línea recta... al menos por un par de metros. Luego empezó a desviarse lentamente hacia la izquierda.
Para su desgracia, fue directo a la canaleta, ni siquiera rozando los pinos.
—¡¿QUÉ?!— exclamó Silver, mirando incrédulo la pantalla que mostraba un gran "0" al lado de su nombre. —¡Eso fue sabotaje! Esta pista está inclinada.
Sonic se dobló de la risa, casi tirando su lata de refresco.
—¡Sí, claro, seguro! Culpa a la física. ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!
Amy intentó mantener la calma, pero su risa era incontrolable. No podía parar de reír por las expresiones de frustración tan exageradas de Silver, y Sonic, quien no dejaba pasar ninguna oportunidad para hacer sus comentarios burlescos no le daban un respiro tampoco.
—Tal vez necesitas... ya sabes, algo menos de fuerza y más de precisión. —Mencionó suavemente Amy, casi temiendo el hecho de contagiarse de la necesidad de burlarse de parte de Sonic.
El cobalto volteó a verla con una sonrisa ancha al verla unirse a él, mientras que Silver la miró con desesperación.
—¿Tú también Amy? — dijo Silver, pero Amy simplemente se encogió de hombros. Él bufó, viendo el tablero de puntuaciones, donde un nombre en particular parpadeaba.— Bien, si nos vamos a reír, riámonos todos.
Sonic y Amy se miraron, para ver como el albino caminaba por una de las bolas y regresaba hasta ellos, para dejar la bola entre las manos de la eriza rosa: —Tu turno, Amy —dijo, señalando la pista con una mano mientras evitaba la mirada de Sonic.
Amy observó la bola unos instantes, para carraspear y levantarse, dirigiendo una mirada confiada a Silver. —Bien, chicos. Prepárense para ser humillados.
Sonic se inclinó hacia Silver con una mirada cómplice. —Oh, esto lo tengo que ver. —le murmuró, causando una risa contenida en el plateado.
Amy rodó los ojos, dejando ir un suspiro, buscando aliviar los nervios dentro de ella, con sus dedos temblando ligeramente en la superficie de la bola. La hizo girar un poco entre sus manos y caminó hacia la pista con un aire de decisión absoluta.
Se colocó en posición, tomó un respiro y lanzó la bola con un movimiento fluido. La bola rodó en línea recta, derribando casi todos los pinos excepto uno.
—¡Casi un pleno!— exclamó Silver, claramente impresionado.— en serio esperaba poder reírme.
Amy se giró hacia Sonic con una sonrisa traviesa. —Y eso que no estaba tratando de impresionar a nadie.
—Ah, suerte de principiante. —le contestó Sonic con una mirada juguetona.
*
El sonido de la bola golpeando los pinos resonó una vez más, seguido por el característico ruido de todos cayendo al mismo tiempo.
—¡Otro strike! —dijo Sonic, levantando los brazos en señal de victoria.
Amy aplaudió con entusiasmo desde su asiento.
—¡Hasta que por fin aprendes a jugar! —bromeó Amy, Sonic actuó como el ofendido, aunque no tardó alardear de sus super habilidades para el juego.
—¿Estás seguro de que no practicas bolos a escondidas? —preguntó Silver rompiendo la dinámica entre los dos, quien los miraba ya al borde de la pista con la bola en sus manos con algo de desaprobación.
—¿Qué puedo decir? Algunos nacemos con talento natural —respondió Sonic con una sonrisa arrogante, sentándose junto a Amy.
—Vamos, Silver, tal vez esta sea tu oportunidad de igualarlo. —Alentó Amy, dedicándole una sonrisa aplaudiendo con alegría. Silver se sintió sonrojar al ver su entusiasmo, devolviendo la sonrisa. Sonic chasqueó la lengua.
—Oh, voy a hacerlo —dijo Silver con un tono decidido. Antes de lanzar, se giró hacia Sonic con una sonrisa astuta—. Y sin trucos, como los tuyos.
—¿Trucos? —replicó Sonic, irguiéndose de inmediato—. ¿Qué estás insinuando?
—Nada, solo digo que no sería raro si te estuvieras aprovechando de tu "estado atlético" para sacar ventaja a tus tiros al último segundo.
Sonic lo miró con la boca ligeramente abierta, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.
—¿Estás diciendo que estoy haciendo trampa?
—No, no. Solo sugiriendo —se apresuró a decir Silver en un canturreo inocente, pero denotando malicia en su mirada.
Silver lanzó la bola, y para sorpresa de todos, consiguió un strike perfecto. Levantó los brazos triunfalmente y se giró hacia Sonic con una sonrisa de victoria.
—¿Ves? Así es como se hace, sin trucos.
Sonic soltó una risa sarcástica, sin poder creer aquel punto completo que Silver acababa de meter. Estaba casi seguro que ni siquiera el albino se lo podía creer.
—Bien por ti, Silver. Aunque, creo que la pista sí está algo inclinada. ¿Quién dice que no lo usaste a tu favor?
Amy entrecerró los ojos, cruzando los brazos. Se volteó a mirar al cobalto con enfado, juzgándolo.
—¿De verdad estás culpando la pista para invalidar su Strike, Sonic? Aprende a perder ¿Quieres?
—¡Auch! —exclamó con dramatismo el azul, con una inventada expresión de incredulidad.
Silver se empezó a reír a carcajadas por la gloriosa iniciativa de Amy por defenderlo, lo cual agradecía un montón. Silver se sentó al otro costado de Amy, quedando ella en medio de los dos. El plateado observó al erizo azul por encima de la cabeza de la rosada, con una sonrisa triunfal.
—Sí, Sonic. Aprende a perder por una vez en tu vida. —añadió Silver.
El mencionado levantó su mirada hacia él, frunciendo levemente el ceño. A medida que había pasado la tarde, había empezado a sentir que cada comentario en "broma" comenzaba a tener un toque de ataque personal oculto, y el dilema que tuviera Silver contra él ya lo estaba comenzando a molestar. Claramente sonaba como una buena oportunidad para volverlo una instancia divertida.
—Arreglémoslo con una apuesta ¿Qué te parece? —incitó él con una sonrisa traviesa. Silver enarcó una ceja.
—¿De qué o qué?
—Apuesto a que puedo terminar mi refresco antes que tú —dijo Sonic de repente.
—¿De verdad estás retándome a algo tan tonto?
—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de perder? —replicó Sonic con malicia.
Silver, sentado del otro lado, apretó los labios en una sonrisa tensa, tratando de no dejar ver su creciente incomodidad. Había aguantado todas sus burlas, así que aprovecharía la oportunidad para por fin hacer sus jugadas.
—Bien, pero no podemos competir sin refrescos —dijo, adoptando un tono que intentaba sonar casual, pero con un matiz de malicia inconfundible—. ¿Por qué no vas por unos a la recepción?
Sonic desvaneció su sonrisa burlona casi al instante, mirándolo fijamente. Había algo en el tono de Silver que lo hizo querer soltar una réplica sarcástica, incrédulo por su movimiento. Sus ojos fueron rápidamente hacia Amy, quien parecía consternada por la repentina competitividad, y luego de vuelta a Silver.
Observó la mesa, donde habían unas cuantas latas vacías, sumado al plato donde estaba la pizza que, evidentemente, ya estaba vacía. Gruñó por lo bajo al ver la conveniente situación.
—Claro —respondió finalmente, con una sonrisa algo forzada—. ¿Qué quieren?
—Esperen, esperen. ¿En serio van a competir en esta estupidez? —trató de intervenir Amy, sin saber si esto era parte de los chistes o no.
—Lo mismo está bien para nosotros, ¿tú que quieres Amy? —dijo Silver ignorándola rápidamente, sin apartar los ojos de Sonic.
—Eh... una coca cola está bien —respondió Amy, algo incómoda con las miradas tan persistentes de sus amigos entre ellos.— Gracias, Sonic.
Sonic asintió lentamente, manteniendo la mirada fija en Silver por un segundo más antes de girarse y dirigirse hacia el mostrador. Mascullaba entre dientes, reconociendo la valentía del albino por quitarlo del camino para estar a solas con Amy.
Lo que siempre había querido con esta salida, de todos modos.
—Buena jugada, Silver. Muy buena. —masculló, sintiéndose extrañamente molesto tan solo al imaginarlos.
Silver lo observó alejarse hasta una distancia que le asegurara que no regresaría para estropearlo todo. Carraspeó y se acomodó en su asiento, sintiendo que finalmente tenía el espacio que necesitaba.
—Amy, ¿puedo ser honesto contigo?
Amy, quien se había mantenido observando a Sonic alejarse, lo miró con curiosidad, inclinando ligeramente la cabeza. Sintió sus mejillas enrojecer lentamente al percibir el tono de voz suave y dulce de Silver, cambiando completamente la atmósfera tan tensa que hace unos segundos tenía en presencia de Sonic.
—Claro, siempre puedes ser honesto conmigo.
Silver soltó un suspiro, tamborileando los dedos en el material del sofá, con sus manos apoyadas al costado de sus piernas.
—Bueno... primero que nada, hoy te ves muy hermosa —comenzó, con una dulce mirada y una suave sonrisa, buscando aligerar sus nervios con aquel cumplido.
Amy entreabrió sus labios, sintiendo la calidez abrazar su corazón al escucharlo. Una sonrisa tímida se asomó en su rostro, encogiéndose de hombros, escondiendo sus manos entre sus piernas en un acto de timidez.
—Muchas gracias, Silver —alcanzó a decir antes de sentir el calor subir por su rostro ante el pequeño cortejo que el erizo plateado le ofrecía, levantando su mirada, encontrándose con los ojos de él.
Un momento se mantuvieron así, cuando Silver volvió a sentir el calor subir a su rostro, indeciso de qué decir a continuación. Bajó la mirada hacia sus manos, notando como Amy ocultaba las suyas. Evitó hacer alguna mueca de inconformidad, pues esperaba poder hacer algún movimiento.
—La verdad... te echaba mucho de menos —dejó fluir a través de sus labios, para cubrir con su mano su boca, producto de lo enrojecido que se sentía.
Él no acostumbraba a sentirse tan expuesto ni vulnerable. Desde que había estado con Blaze, no había vuelto a experimentar ese nerviosismo o vergüenza por ser tierno o decir cosas tan extremadamente personales como lo eran sus sentimientos a alguien más, hasta ahora.
Amy parpadeó, sorprendida por la confesión. En definitiva el ambiente había cambiado, ahora con una tensión que no podía definir como romántica de su parte, pero sí era obvio que algo estaba sucediendo.
No pudo evitar volver a mirar el costado por el que Sonic se había ido, sin verlo aparecer todavía. Rápidamente regresó su atención a Silver, pensando que tenía que ser justa con él.
No podía pensar en Sonic. Silver era quien estaba junto a ella, sincerándose, diciéndole cosas hermosas.
Una sonrisa se dibujó en sus labios, observándolo, liberando sus manos para apoyarlas al costado de sus piernas también.
—¿En serio? —Se inclinó un poco hacia él, su voz llena de sinceridad—. Yo también he estado pensando en lo poco que nos habíamos estado viendo.
Silver sonrió ligeramente, sintiendo aquel cosquilleo en el pecho que lo hacía temblar. Esa sensación que él bautizaba como "amor". Bajó su mirada nuevamente a sus manos, observando lo tan cerca que estaban ahora.
—Yo.. no es que quiera hacerte sentir culpable. —mencionó, tragando saliva.— Es solo que... últimamente parece que Sonic ocupa mucho de tu tiempo desde que entró a la compañía. Y... yo... bueno...
El nombre del erizo azul nuevamente causó un vuelco en su corazón, distrayéndola.
Amy pestañeó una vez más, sorprendida por las verdades que Silver le confiaba. Quería decir algo, pero las palabras se atoraron en su garganta. Él tenía algo de verdad, pues no había pasado mucho que ella misma le había preguntado por Silver a Sonic precisamente por lo poco que habían empezado a verse, pero no estaba segura de cómo explicarlo ahora sin empeorar la inseguridad que Silver le compartía.
—Sonic y yo... hemos estado hablando más, eso es cierto —admitió finalmente, eligiendo sus palabras con cuidado—. Pero eso no significa que te haya dejado de lado. Siempre has sido importante para mí, Silver.
—¿Lo soy? —preguntó Silver, levantando su mirada a ella, con un tono que mezclaba esperanza e inseguridad.
Amy asintió con firmeza, buscando su mirada. Silver se sintió perder en sus jades, con la emoción de sentir que estaban en la misma página, de que por fin alguien había logrado verlo a él por encima de la sombra de Sonic.
—Claro que sí. No necesitas estar en mi compañía para que pasemos tiempo juntos —dejó saber con suavidad.
Silver entonces soltó una sonrisa mostrando sus dientes, enternecido, emocionado. Por fin estaba ganando la confianza de acercarse un poco más a ella. Deslizó su meñique poco a poco por encima del sofá, buscando tocar la mano de ella.
Lo sabía, este era el momento de poder concretar lo que quería, intentar algo más con ella. De poder al fin iniciar algo nuevo y... distraer su corazón de los sentimientos que aún vivían fuertemente de lo que aún no había logrado superar.
—¡Chaos! Que larga está la fila —una voz retumbo casi de golpe entre ellos. Provocando que Silver saltara de su lugar, colocándose de pie.— No me entregaban nunca los jodidos refrescos, a la próxima pedimos por la tableta y ya. —declaró Sonic, dejando caer los refrescos sobre el sofá, al él venir desde el respaldo.
—Sí que tardaste —contestó Amy, apacible como si la situación de hace un minuto no la hubiese dejado en una posición comprometida con Silver. Sonic sólo soltó una risa rascando su nuca.
—Bien Silver, deja de darme la espalda ¡Y enfréntame! —exclamó Sonic cual declaración de guerra, levantando una de las latas hacia arriba en un acto dramático.
Silver se volteó a verlo, luego de tratar de ocultar su vergüenza y enrojecimiento, más de ira que por nervios al erizo azul por no haber tenido ningún tipo de consideración en interrumpir su momento. Soltó un suspiro relajándose, para acercarse a tomar su refresco.
Lo observó con desafío, y mientras abría la lata, se prometió a sí mismo que haría todo lo posible por mantener esa conexión con Amy, incluso si eso significaba enfrentarse a al causante de sus inseguridades.
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¡Bueno! Tengo muchas cosas que decir luego de esta primera parte! Jajaja.
Para empezar, encontraron intenso este capítulo? Porque si lo sintieron así, para la segunda parte entonces les recomiendo que se agarren fuerte de sus asientos (o de su cama, depende cómo lean los capítulos jaja).
Cositas que decir:
1. ¡Me encantó como coloreé a Sonic en la ilustración! Creo que este ha sido uno de mis mejores dibujos.
2. Me acabo de dar cuenta que la chaqueta de Sonic pareciera que fuera del de los juegos del calamar JAJAJA.
3. ¿A alguien más se le olvida que Amy usa brazaletes dorados? XD Mientras la dibujaba me di cuenta que nunca mencioné en Amy sus brazaletes como parte de su vestimenta, pero hagamos ojos ciegos y supongamos que SÍ lo hice.
3.3. ¿Ustedes qué bebidas/refrescos creen que prefirieron beber nuestro trío a lo largo del capitulo? En mi mente, Silver prefiere el té helado o beber Sprite; Amy, Coca cola y Sonic probablemente sería de los que toma energéticas, pero en ausencia de, tomaría Coca Cola también.
4. Tengo un headcanon mío respecto a Silver, en esta historia, al ser un AU donde no cumplen ningún rol de héroe ni nada, estoy convencida de que el plateadito seguiría vistiendo guantes blancos de todas formas. Considero que va acorde a su personalidad y estilo de vida (un abuelo en cuerpo de jovencito, refinado, pulcro, que le gusta contar dinero, blablabla).
5. Estoy casi segura que Sega le puso guantes a los personajes de Sonic nomas para competir en la estética con Mario.
Terminando el listado de temas triviales que quería compartir, ahora vienen los comentarios sobre el capítulo.
Recordatorio: en esta historia, NADIE es el villano. Ni Sonic, Amy, ni Silver son antagonistas, más que para ellos mismos; los personajes sólo tienen emociones HUMANAS, y es entorno a eso que gira la novela.
Así que, no importa a quien odien, todos van a cagarla de alguna u otra forma JAJAJA. Pero de eso se trata, de la complejidad del amor y de las inseguridades.
Todo será respondido y resuelto a su debido momento.
¿Opiniones? ¿Teorías? ¿Sensaciones? ¿Desahogos? Déjenlos aquí con confianza, los estaré leyendo.
Esperen con ansias la segunda parte del capítulo que promete tener momentos Sonamy, más intensidad, y mucho caos!
Hasta entonces, besos y abrazos.
Me largo calamardo.
Disclaimer: Si se encariñaron con la amistad de nuestro dúo, tienen derecho a quererme matar.
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