Are You Feeling The Same?
❝A big town
Synthetic apparitions of not being lonely
Look, he's having a breakdown
Oh what a let down, a shame, I think he might die❞
Llevaba casi nueve semanas de haber arribado en la potencia, ansioso y emocionado por el inicio laboral que había logrado conseguir gracias a uno de los productores de la agencia a la que pertenecía.
Era un saxofonista en busca de volverse reconocido internacionalmente, aunque lo era puesto que en algunas otras partes del mundo tenía fans, pero lo que él buscaba era debutar en la cúspide del "éxito" que significaba volar hacia la metrópoli más famosa y conglomerada que había visto alguna vez.
En los pocos días se topó con gente de varias nacionalidades, y para su fortuna, encontró a un chico también coreano. Un par de años menor a él pero con un lustro de ventaja en cuanto la estadía.
Iba caminando entre las tupidas calles; había un tráfico infernal, anuncios en cada rincón, ya sea inmóviles o proyectados mediante pantallas, miles de gente derrochando aires de superioridad o pasando desapercibidas. Agradecía no ser muy reconocido por allí, si no, probablemente sería blanco de todo tipo de personas y le estarían bloqueando el camino a la cafetería en donde había quedado con su compatriota.
Miró por última vez el mensaje donde venía la dirección, asegurándose de que era el lugar indicado, y entró. De inmediato se sintió más relajado con el olor casi hogareño que paseaba en el local, buscó con la mirada al joven de cabellos rojizos y en cuanto lo enfocó, trotó hacia la mesa donde yacía el contrario, entretenido leyendo algún libro con una taza de café con leche a su lado.
Se sentó en el lugar vacío y saludó, recibiendo como respuesta un perdido “hola”, y esperó a que el menor cerrara el libro. En segundos pasaron a tener una conversación sobre qué tal les había ido en el día, con mayor enfoque en la rutina de Taehyung, pues el menor no era de aquellos que contaba muchos detalles.
—Ah, creí que no llegaría a tiempo, es increíble cómo es que pueden soportar ese desastre casi a diario. Necesito acostumbrarme, pero probablemente será fácil, esto es un poco mejor que Corea. ¿No crees, Jungkookie? Me siento afortunado de haber venido.
—Todavía tienes que aprender mucho de este lugar, Taehyung —sonrió burlón, estrechando el significado casi oculto de sus palabras.
El mayor le miró extraño, no entendía a qué se refería Jungkook con ese tono un poco sátiro lleno del propósito de hacerle ver un lado más oscuro a la ciudad que él visualizaba como si fuera un París Rayuela; la ciudad que promete el cielo, no obstante, si das el paso erróneo, te puede guiar al infierno.
Y aunque aquél conjunto de edificios que claramente nombraban su crecimiento vertical con cada piso estructurado, no contaban con el arte europeo de la capital francesa, bajo la dualidad utópica de su mente se trataba de un arquitectura escuálida en cuanto a historia pero cómodamente moderna y a la vez como si tuviera una gran cantidad de secretos guardados a través del tiempo.
—Tal vez el aire sea más limpio aquí pero realmente no lo es —Taehyung le miró confundido, obligándolo a explicar el punto, suspiró—. En términos, supongo que químicos, los IMECA deben indicar que la calidad es mejor que la que hay en Corea, tú sabes, por la contaminación que el aire envía de China —el mayor asintió—. Sin embargo, no estamos exentos de ser testigos auditivos o visuales de algún hecho, puede ser de personas portando armas como lo más normal del mundo o consumiendo drogas sin pudor, o incluso viendo abusos de autoridad tanto en los altos mandos como en los niveles mínimos. Incluso te das cuenta de lo frívolo que es este lugar con solo ver a las personas "normales", debes ser relevante en cuanto redes sociales, aunque al final no sirve pues terminas rodeado de apariciones sintéticas que en lugar de alejar el vacío lo hacen más prominente.
—Pero hasta ahora, muchos han sido amigables y humildes, aunque he visto muchas noticias de eventos un tanto malos, pero en mi caso no ha ocurrido—hizo un puchero.
—Te toparás con personas así, pero aquí casi todo es superficial, probablemente en todo el mundo, pero por alguna razón aquí presiento algo distinto, me causa incomodidad ver tanto estereotipo estúpido tanto en publicidad como lo que se llama "entretenimiento de calidad", pero a fin de cuentas, la portada es de lo primero que te permite acercar al libro, queramos o no. La superficie es lo primero que se ve, es inevitable, nadie puede ver primero sentimientos y luego apariencia.
—Yo creo que estás equivocado, Kook. ¡Este lugar es fantástico! Estamos en el país que prácticamente es dueño del mundo, deberías buscarle un lado positivo, tratar de integrarte mejor. Llevas más tiempo viviendo aquí.
—Creo que el ser parte de la sociedad de este lugar es agotador, te ves vulnerable ante todo tipo de cosas... Te da miedo morir a manos de locuras lícitas según sus leyes, morir por la arrogancia social del entorno. Este lugar es desagradable. —sacudió la cabeza, deseando que la aterradora sensación de su piel erizándose se perdiera.
—Eres un pesimista —le dió un pequeño golpe en el hombro, ayudando a deshacer la extraña atmósfera que de repente había estado cernida en ellos.
—Y tú eres un ingenuo —sonrió.
Continuaron con su plática, redirigida a rumbos menos presuntuosos, convirtiéndolo el lo que habitualmente se conoce como trivial. Taehyung sintiendo otra vez esa atracción inevitable por la hermosura física que portaba Jungkook en cada poro de su cenicienta piel, pero intrigado por la mente tan confusa y a la vez certera que poseía el dueño de ese cuerpo perfectamente formado. Se relamió los labios.
—¿Te gustaría salir esta noche? Ví un club mientras venía, no nos caería mal disfrutar un poco de las impredecibles noches de este lugar —habló el mayor, esperando que Jungkook no se envolviera en su cubierta antisocial. Pareció pensárselo un poco.
—Está bien, no tengo mucho que hacer así que... ¿Por qué no?
—Okay, paso por ti, más tarde te aviso la hora.
—De acuerdo —y se despidieron, cada uno volviendo a los departamentos que habitaban.
❝Don't fall in love with the moment
And think you're in love with the boy❞
Llevaban hora y media de arribado en el club nocturno, topándose con lugareños de miradas fugaces y un poco sórdidas en picardía. Era entendible, ambos tenían belleza física muy particular y admirable, por lo que era de esperarse obtener ese tipo de reacciones hacia ellos.
Pidieron unas pocas bebidas, al inicio simplemente teniendo el límite de la barra pero mientras más líquido ingerían, más el campo de deslizamiento y con ello menos lucidez lívida. En tanto, Taehyung había logrado mayor control sobre sí, mientras que Jungkook parecía mayormente nublado pero sin perder su esencia escéptica.
El de cabellos rojizos se veía más hermoso de lo que era cuando lo veía en un estado más sólido y reservado; tenía los labios más colorados, sus hebras suavemente despeinadas, con pantalones blancos ajustados casi como si fueran de cuero y una camisa reveladora en la sintonía de la aferración.
El joven bailaba fascinado, dejándose llevar por la música, demostrando una faceta más atrevida e impulsiva pero no menos atractiva. A su alrededor ya había uno que otro pretendiente, congeniando silenciosamente con el deseo de una danza de ostentoso fulgor.
Taehyung repentinamente se irritó, supuso que debería esperar su turno para colapsar en la sesión con su lindo amigo, casi como si estuviera a la expectativa de subir al juego más cotizado de un parque. Pero bien sabía que tenía un lugar reservado sólo para él.
Por fin pudo posicionarse junto a su destinatario, desde el momento en que colocó sus manos en las caderas contrarias se proclamó el dueño del hombre ante los ojos trémulos aledaños a la escena, soltando una que otra sonrisa socarrona a las vistas coléricas dedicadas a su triunfo.
Pronto dejó eso de lado y enfocó todo su organismo en acompañarse con el vaivén crisantemo de Jungkook, rodeados por la atmósfera graciosa que brindaba la mezcla de luces con la música y los olores de tantas sustancias efervescentes.
La lejanía entre ambos era más nula con cada paso dado, ocultando un secreto del que sólo uno de ellos sabía del todo, entregándose al deleite corporal contrario y ejerciendo sutileza dominante uno con el otro. Expresiones divertidas, oscilaciones indiscretas y entusiasmo prolífico.
La combinación perfectible de los ritmos rockeros y sintetizados junto a la clase de indicios de jazz se unían demandantes a su momento de cercanía, cómplice de la candidez e imprudencia fantástica de lo catalogado como prohibido hasta hace unos instantes.
Un desastre armonioso que no levantaba sospechas ni discusiones, encontrándose a pocos pasos de la cima lujuriosa sin planear pero construida en pocos segundos. Capturados dentro del flujo libidinoso de las acciones menos precavidas y las indistinguibles advertencias seudónimas.
A falta de la cuenta del tiempo y lo no consumado, no supo Taehyung el momento en que Jungkook estaba frente a frente, sus brazos rodeándole por el cuello, apegándose más al anhelo de adentrarse al vicio sulfúrico que significaba alguien como el menor. Gozó con el simple e imprevisto roce de labios que obtuvo sin pizca de pudor, sabiendo que todo eso estaba mal porque no se encontraban ambos en sus cabales.
Ese tacto mínimo fue suficiente para enamorarse del momento, asegurándose de guardarle cuidadosamente en su mente como la joya que resultó para él y, era solo eso, el momento, pues llegaría la hora en que el menor volvería a la normalidad y esa cumbre se caería, lástima que debía desaprovechar en esta ocasión.
Casi arrepentido de no haber continuado con ese camino, rompió los escenarios que se habían preparado fervientes al disfrute que parecía acompasarles de manera fortuita, sin embargo, las ruinas esperarían lo adecuado para volver.
Controlando al menor risueñamente tierno, lo sacó de allí y llevó a su departamento paseando por las callejuelas silenciosas y menudencias tétricas de lo asolado. Rogando internamente que no les ocurriera nada durante el trayecto, cargó al juguetón Jeon en su espalda.
Estuvo a punto de darle un golpe en la nuca para que se callara, no obstante, no podía dejar de sonreír por los chistes sin sentido del pelirrojo y le permitió parlotear incoherencias, concentrándose en todo menos en que en los alrededores la ciudad giraba bajo el cambio de manera precipitada.
A tientas pudo sacar del bolsillo de la chaqueta de Jungkook las llaves, y junto la resistencia que le quedaba y la dificultad que tenía para abrir puertas consiguió irrumpir en el modesto departamento. Sorprendido por la limpieza y explícito orden de cada artículo allí presente, dedujo que el lugar no era muy cálido pero encajaba con la personalidad de Jungkook, supuso que era por eso que al chico debía parecerle cómodo estar allí.
Tras un café y una diminuta pelea para vestir al menor con su pijama, se despidió dejándolo bien dormido y tapado en medio de la cama, escribió una receta de algún remedio para la resaca sobre de un post-it y lo puso en el buró contiguo al sitio de descanso.
Solitario, salió de aquel lugar, sintiéndose repentinamente extraño en medio de la urbe.
❝There's no more water in this city
But be careful or you'll drown
You think you've got it figured out❞
Recibió una llamada de Jungkook al mediodía, en medio de ensayos para el concierto que estaba planeado dentro de unos días. Pidió permiso para salir rápidamente y contestar al menor. En cuanto descolgó pudo apreciar la timidez de la voz contraria.
—¿Estás ocupado, Tae?
—Un poco, estaba ensayando para una presentación.
—Oh, lo siento. Solo llamaba para agradecerte haberme traído a mi departamento y, lamento causarte molestias —concluyó, Taehyung imaginando que Jungkook mordía su labio inferior, nervioso y avergonzado.
—No te preocupes, Kookie, fue divertido verte ebrio —le dedicó una sonrisa a pesar de que el menor no la pudiera ver.
—No te burles... Te veo luego, adiós.
—Hasta luego, Kookie.
Una vez guardado su teléfono, reingresó en donde estaba anteriormente y tomó el instrumento, con una emoción diferente. Escuchar el tono del menor lo había puesto súbitamente cálido y feliz, ahora interpretaba las melodías con mayor fluidez y ensoñación.
Como si estuviera con el menor frente a él, siendo el receptor de todos los sonidos que se había esmerado por componer.
Jungkook en tanto, tenía la vista puesta en la pequeña caja de terciopelo que su amigo, Yoongi, había dejado en su mesa con el fin de que revisara el contenido y evaluara. Sin abrir el artículo podía deducir para qué era.
Se tomó su tiempo para finalmente abrir la cajita, abriendo los ojos y un poco la boca al ver el anillo tan precioso y costoso que había conseguido Yoongi. Probablemente valdría seis meses del salario que tenía junto con horas extras a diario. Un detalle bien merecido para el próximo prometido del azabache.
—¿Ya lo checaste? —un pelinegro se colocó frente a él, viéndolo expectante.
—Así es, realmente es hermoso Yoongi, es... Perfecto para alguien como Jimin —sonrió sin mostrar sus dientes, mientras la envidia hervía a fuego lento dentro de él, todavía siendo controlable.
—Me alegra que te haya gustado... Jungkook, estoy nervioso.
—¿Por qué estás nervioso? Es obvio que Jimin te dirá que sí, llevan años de novios, en las videollamadas que hacen cada día se nota lo mucho que te ama.
—Tienes razón pero, no solo por su respuesta, regresaré a Corea después de tres años y... Temo no saber adaptarme a esa vida otra vez, lo hago por Jimin, pero, ya me había familiarizado con todo aquí —la decepción se vislumbraba en sus orbes, mientras que Jungkook comenzaba a ser invadido por la nostalgia.
—... ¿No extrañabas volver allí? —preguntó en voz baja.
—Sí, pero, sé que no regresaré, le prometí a Jimin que me quedaría allá.
Se dió un silencio de varios minutos, medianamente tensos en preocupación y un deje de tristeza. Jungkook tomó la valentía para alentar al mayor.
—Entonces ve por ello, tendrás a Jimin contigo, apuesto a que si no te sientes cómodo él hará lo posible por hacerte feliz, hasta podría venir contigo a vivir aquí, pero ten en cuenta que ya es tu turno de intentarlo.
—De acuerdo —suspiró. —Pero hay otro detalle que me preocupa.
—¿Qué cosa?
—Tú.
—¿Eh?
—Sé que te sientes solo aquí, Kook, me preocupa dejarte.
—Estaré bien hyung, tengo a más personas conmigo y lo sabes.
—Aún así, tal vez podrías ir conmigo, sé cuánto extrañas a tu familia y-
—No, ellos no quieren que vuelva, así que, respetaré su decisión. Siempre lo he hecho.
—Eres un gran amigo, Jungkook, no quiero imaginar que puedas cometer alguna estupidez y no estar para ayudarte —le sonrió tímidamente, dejando que su mano se posara en la del menor.
—Yoongi...
—Eres un hermano para mí —habló entrecortado—. ¿No sabes lo doloroso que va a ser dejar al chico que me ayudó a sobrevivir en este lugar?
—Es necesario que te vayas, seremos amigos, pero también tienes pareja, alguien que te espera desde hace mucho tiempo.
—Jungkook, prométeme que estarás bien y tratarás de mantenerte seguro.
—Lo prometo. Además, tengo a Taehyung, algún día espero presentártelo.
—Cuando nos reunamos, sin falta, ¿okay?
El menor asintió y abrazó al mayor, deseando no derrumbarse ante la añoranza de ver a su familia otra vez, de no separarse de su amigo, uno de los muy pocos que había logrado hacer en esos cinco años.
Estaba por ahogarse, sí, pero había un salvavidas que acudiría en su auxilio, sin importar que se conozcan desde hace muy poco, un chico que se volvió muy importante para él, aquel joven que creía haber descifrado toda la hostilidad bajo una visión cortés de genuino positivismo.
Tenía a Taehyung.
❝He's inducing sleep to avoid pain
And I think he's got a gun divinely decreed and custom made
He calls on the phone like the old days, expecting the world❞
Dejando de lado todos los botes de pastillas para dormir y tés que le inducían a lo mismo, se dirigió a su habitación dispuesto medianamente a descansar. En cuanto estuvo sobre el colchón, se acurrucó entre las sábanas y cerró los ojos. Había pasado tiempo desde que intentaba conciliar el sueño sin necesidad de nada más que el cansancio.
Hace unas horas despidió a Yoongi en el aeropuerto, guardándose el sentimiento de tristeza con el fin de dejar ir a su amigo sin remordimiento aparente.
Media hora después de estar con los ojos cerrados, tratando de dejar su mente en blanco para obtener paz relajante, se desesperó por no poder ir al mundo de los sueños. Optó por hablar con una de las pocas personas que le quedaban cerca, esperanzado de ser escuchado.
Esperó hasta que respondieron del otro lado de la llamada.
—¿Sucede algo? —la voz grave que le transmitía codiciosa confianza apareció, justo a tiempo para mitigar su creciente ansiedad.
—Tae, no puedo dormir, podrías, no sé, ¿platicar conmigo hasta que tenga sueño? Si quieres, pero probablemente debas descansar...
—No importa, no está mal tener alguna llamada nocturna de vez en cuando —fingió restarle importancia, pero desde luego que había querido tener alguna señal de vida del pelirrojo, se sentía como un tipo de fortuna eufórica.
Hubo silencio por unos minutos, ambos escuchando nítidas respiraciones del otro, el mayor buscaba de qué hablar al mismo tiempo que el pelirrojo luchaba por no dar a conocer su molesto pesar.
—Me siento solo —su garganta tembló formando un nudo de manera irremediable.
—Jungkook... ¿Pasó algo malo? —las alertas de activaron ante la vacilante fuerza del menor, sorprendiéndole pero no por ello estaba menos ofuscado.
—Es sólo que... Un amigo mío se fue hace unas horas, volvió a Corea —y rompió en llanto. —Y es una de las pocas personas en las que realmente confío, disfrutaba que me acompañará ya sea fuera o en el trabajo, pero él tiene pareja y no podía pedirle que se quedara, no me atrevería a ser tan egoísta.
—No tiene nada de malo, después de todo, es alguien a quien quieres mucho, está bien que te sientas triste y que hubieras deseado conservarlo a tu lado un poco más. A todos nos gusta conservar lo que nos hace sentir bien, ¿no? —a pesar de sentir un ápice de celos, sus palabras se clamaron junto al puro instinto de protección y enternecido pensamiento de parecer consolando a un pequeño que ha perdido su juguete, ofreciéndole, taciturno, una alternativa donde pudiera encontrarlo a él como la razón que tomara el lugar recién desdichado.
Después de que Jungkook emitiera un sonido afirmativo, continuó.
—Entonces está bien. Ahora que se ha ido, simplemente desahógate, no dejes que ese tipo de cosas se cuelen profundamente en ti, pronto te sentirás mejor.
El pelirrojo trató de seguir el reciente consejo y lloró lo que sus pensamientos se permitieron derramar. Posterior a ello, se permitió distraerse gracias a los aparatosos cambios de tema que Taehyung podía dar con tal de hacerlo sentir mejor, le hacía sentir extrañamente bien.
Vaya, al parecer Taehyung hacía que su infierno poco a poco retomará rumbo hacia el cielo.
❝Well, your face has got a hold on me
But your brain is proper weird
Are you feeling the same?❞
Finalizó el concierto con notable éxito, dejando satisfecho a todo el staff y a Taehyung. Tenía una recepción que atender para celebrar con todos los resultados que prometían mejores oportunidades, sin embargo, no llegaría a ese lugar aunque fuera el invitado principal.
Sabiendo eso, antes de salir apresurado, se despidió y agradeció a las personas que tanto apoyo le brindaron en esa noche y se dirigió fuera del recinto. Caminó unos cuantos pasos hasta topar con el dueño de su mente, se veía tan bello como siempre, incluso distraído en su celular se veía demasiado bien.
—Deja eso, te quedarás ciego —llamó la atención del chico.
Jungkook se sobresaltó, dejando su aparato de lado, miró al frente y se encontró con Taehyung sonriendo de oreja a oreja, cosa que le hizo imitar la acción.
—Lo lamento, pero estaba aburrido mientras esperaba —guardaba su teléfono.
—¿Quieres ir a algún lugar? —preguntó, posicionándose contiguo a Jungkook.
—¿A la media noche? Claro, podríamos ir al club de la vez pasada —le sonrió.
Taehyung negó, sintiendo celos al recordar lo relevante que fue Jungkook para todos los de ese lugar, definitivamente no se arriesgaría a verlo bailar con alguien que no fuera él.
—No, no quiero tener que cargarte hasta tu departamento en la madrugada —excusó, haciendo que a Jungkook se le colorean las mejillas ante el recuerdo vergonzoso.
—Pues no lo sé, ni siquiera sé para qué me llamaste, se supone que deberías estar con los otros celebrando, no conmigo —clamó nervioso.
—Pero si yo quiero estar contigo —hizo un puchero.
—Eres un maleducado —negó gracioso.
—Y tú eres muy lindo —declaró, pensando en que tal vez era pronto para una confesión pero ya daba igual, quería decir sus más profundas partitura líricas inspiradas al bello muchacho.
—Lo sé —dijo con aires de fingida grandeza pero se sorprendió al ver que Taehyung ya estaba muy cerca, tomándolo de la cintura.
—Kookie... Sé que tal vez sea muy pronto, pero creo que fue inevitable teniendo en cuenta lo grandioso que eres —Jungkook le miraba atento, otorgándole en silencio la continuidad—, no creo que pueda catalogarlo como enamoramiento, tal vez como ¿Una gran atracción? Algo así, realmente quiero tener algo contigo, quiero conocerte aún más, siento la necesidad de tenerte conmigo, tú..., ¿Sientes lo mismo?
Perplejo, el menor se tomó el tiempo para estudiar las palabras de Taehyung, bien, debía admitir que había desarrollado una especie de gusto por el mayor, aún así, ¿debía aceptarlo?
Prácticamente le estaba ofreciendo la oportunidad de trabajar más en ello y saber si podrían llegar a algo más íntimo. No perdía nada, al contrario, Taehyung también se había transformado en la razón de su ansiedad cuando no estaba cerca, cabe añadir que no estamos hablando de lucros obsesivos ni nada de ello, sino algo más sano. Tomó aire y respondió.
—Siento lo mismo, Tae —alzó la vista y la luz se vio ocultada por el rostro del contrario.
Sus labios estaban siendo presionados por los del otro, dándole una agradable sensación. Con parsimonía y fluidez meliflua, profundizaban el gesto, dejando claro que aceptaban el compromiso anteriormente propuesto. Dejando ir un poco las tensiones, coincidieron con el querer de algo más profundo.
Algo elegantemente alejado de lo morboso, dejándole en claro a Taehyung que realmente se estaba enamorando del joven entre sus brazos, poniendo lejos lo que era un momento al ser comparado con la persona que lo integraba, pues, aunque lo verde se fuera transformando en color café y fuera perdiendo su color vívido, Jungkook seguiría siendo el chico que opacaba todo aquello y lo enfrascada en la brisa medianamente irreal del romance.
—Entonces... —rompió el beso y tomó poca distancia, arrastrando sus palabras para que chocaran contra los belfos de Jungkook—, ¿a dónde te gustaría ir?
—Mmm... ¿Corea? No, eso puede esperar un poco más. Podríamos ir a... París.
—De acuerdo, vayamos —las comisuras de sus labios se alzaron gustosas.
El mayor lo tomó de la mano y emprendieron camino a cualquier lugar, sabiendo que ambos sentían lo mismo.
FIN
Mi amada panda, mi primer amiga (después de que cambié de escuela), mi madre, aquella que me indujo al yaoi, que me consiente, que me aguanta casi a diario, la que se une a mí en estupideces, con quien paso a hablar de mensadas a política, la que me ha apoyado tanto, la afortunada de tenerme de novio pansexual; espero que te haya gustado nwn, sé que te gusta el Kooktae pero bien sabes que no puedo escribirlo :'c, pero lo que importa es la intención juju. Me he puesto a pensar últimamente en que ya nos quedan menos de seis meses y es como “¿Qué voy a hacer sin mi panda?”, te amo tanto que no me quiero separar de ti, pero pues así es la vida, ah, soy muy dramática. De todos modos, hace tiempo quería dedicarte algo, y bueno, esto salió, te amu <3
A quien haya leído esta historia:
Espero que haya disfrutado la lectura, traté de hacerlo lo mejor que pude. Hace tiempo que lo tenía planeado pero debido a mis ocupaciones no había logrado terminarlo.
-Efeati
Nota 13/01/2020:
PAnDA, te quiero mucho 💕💕💕💕💕💕, hay que ponernos de acuerdo para tener una sesión de besos virtuales 😳😳😳
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