Alianza momentánea
El fin de semana pasó entre los baños y las tareas acumuladas de la semana. Terminando en los ratos libres los metros de pergamino para las clases de Transformaciones, Pociones y Herbología.
El lunes empezó fuerte. Me quedé dormido al haberme acostado tarde mientras limpiaba el baño de los prefectos. Y tampoco pude pegar ojo por las pesadillas. No llegue a tiempo para desayunar y casi pierdo puntos por llegar tarde.
A la hora del almuerzo, el profesor Snape paso por la mesa de Gryffindor y Slytherin para darnos a Malfoy a mi una nota. En ella ponía lo siguiente:
Las clases impartidas se llevarán a cabo los días: lunes, miércoles y viernes después del almuerzo, en el aula en desuso contigua a la de pociones. Deberá durar una media de dos horas, no menos.
Se prohíbe el acompañamiento de compañeros o demás profesores.
Ante alguna lesión o daño entre ustedes, será notificada una carta a sus tutores y un castigo mayor.
Atte: Profesor Severus Snape.
Resignado a pasar dos horas con Malfoy, me levanté, se me había acabado el poco apetito que tenía. Me despedí de Ron y Hermione, ya advertidos de los castigos. Andando como si llevase piedras en los zapatos fui llegando al aula asignada. La habitación tenia una leve capa de polvo y el aire olía a rancio y sótano viejo. Llevaba bastante tiempo cerrada.
Aún faltaba media hora para que se acabase la hora del almuerzo así que me puse a limpiar. Total, toda mi vida lo he estado haciendo que más da que limpie esto, así me entre tengo mientras espero.
Cuando estaba todo casi reluciente, Malfoy se digno a llegar. Con su aire pomposo y una mueca en su rostro. Tenía tantas ganas de estar aquí como yo.
- Muy bien, San Potter. Parece que sirves para algo.- dijo mirando alrededor.
- Déjate de tonterías hurón, suficiente tengo ya como para tener que oír tus idioteces.
- ¿Cómo has dicho? - ofendido se preparó sacando su varita para hechizarme.
- Snape puso en la nota que nada de lesiones o daños. Varita fuera Malfoy.- al menos nos había dado un seguro de vida.
Refunfuñando y maldiciendo por lo bajo se sentó en el primer pupitre que encontró y sacó los materiales para la clase.
- ¿A qué esperas cara-rajada? No tengo todo el día.
Una vez decidida la poción y copiado cinco veces la receta... Estúpido Malfoy.
Ya con el caldero al fuego y los ingredientes dispuestos en la mesa según su tiempo de uso, empezamos.
- ¡Así no, Potter! Las vueltas al otro lado. - dijo exasperado- Tiene que ser al contrario de las agujas del reloj.
- No es culpa mía...
- ¿Si no es tuya de quien, eh?
-... Soy disléxico. -murmure muy bajito mientras removía el caldero en la dirección que me había señalado Malfoy.
- ¿Qué has dicho?
- Que soy disléxico. - azorado me tapé la cara con el flequillo para que no notaste mi sonrojo.
- ¿Qué es eso, es una enfermedad?- su mirada interrogante me hizo contestarle.
- No distingo la izquierda de la derecha. Por mucho que me lo digan o repitan, se me olvida en segundos y no logro recordarlo, las direcciones se confunden entre ellas y casi siempre me equivoco. - me sentía abochornado.
Por la falta de respuesta o burla de parte de Malfoy, decidí levantar la cabeza. Se encontraba pensativo, mirando el caldero como algo muy interesante. En un momento abrió mucho los ojos como si hubiese tenido una clarividencia.
- ¡Eso es, Potter!
- ¿Qué?
- Por eso eres malo en pociones. Te he estado observando durante la elaboración y no has cometido ningún fallo hasta ahora. ¡Solo cuando remueves la poción! - expuso Malfoy.
- Entonces... ¿Sería bueno en pociones si no fuese por mi dislexia?- giré la cabeza cual gatito confundido.
- Exacto.
Después de averiguar mi problema, que ya sabía, pero al parecer era el único para pociones, las clases resultaron bastante satisfactorias. Con la ayuda de Malfoy en el momento de remover, me señalaba la dirección. La mejora en la clase de pociones fue tan notoria que a la semana siguiente conseguí realizar perfectamente la poción, claro, mirando a Malfoy desde mi sitio para que me guiara en que sentido remover.
Estupefactos, todos vieron como casi a la vez Malfoy y yo entregábamos la poción perfectamente hecha.
Después de eso no iba a creerme que Snape me daría puntos como al hurón, pero al menos tenía aprobados y sin castigos aparte del existente.
Visto el éxito en pociones los demás profesores habían mantenido el castigo para sus materias. Seguiría con Malfoy seis horas a la semana pero estudiando de todo.
Estábamos en nuestra aula, como la habíamos bautizado ya que solo íbamos nosotros, uno al lado del otro con los libros de encantamientos.
- Hey, Malfoy. Aquí dice que la invención de encantamientos no ha evolucionado desde el año 400 después de Merlín. Solo unos pocos hechizos y la mayoría de viajeros de otros países. ¿Es tan difícil crear hechizos?
- Bueno, la creación de hechizos es un nivel muy avanzado y solo se da en séptimo año. Solo como temario y proyecto de investigación. No se exige que funcione, sino dar bases solidas y con criterio.
Me quedé mirando mi pergamino.
-Me gustaría crear hechizos. Suena interesante y emocionante.- dije de verdad. Inventar cualquier hechizo que quieras o desearas. El límite sería tu mente, imaginar que puedes hacer lo que quisieses con solo visualizarlo.
Un silencio nos envolvió cada uno en su mundo.
- ¿Lo intentamos?
No sé que se me pasó por la cabeza para pedirle ayuda al hurón, puede ser que después de pasar tantas horas encerrado con él, y que empezábamos a tener una amistad preventiva...
Nos habíamos unido en un mismo fin, pasar ese tiempo lo menos horrible posible, sorprendiéndonos en una alianza bastante cómoda y fácil de llevar.
Malfoy de buenas era un chico gracioso y cooperativo, con una lengua viperina cuando se exasperaba o se burlaba de mi. Pero me ayudaba en todo y tenía la paciencia que Hermione no me tenía.
Ella me explicaba las cosas cual enciclopedia viviente, sino se me quedaban las cosas me ponía mas libros alrededor. Lo que hacía que siguiera sin enterarme de nada, por lo que copiaba lo que creía que seria la tarea que pedían en el pergamino y lo entregaba tal cuál. Algo de lo que pedían llevaría, digo yo.
El resultado de la conversación fue un Malfoy carcajeándose sobre el pupitre y un yo ruborizado queriendo que me traga la tierra.
Bueno, cuando Malfoy paró de reír estuvo de acuerdo. Ya fuese que saliese mal o bien, al menos tendríamos el trabajo del año que viene adelantado. Como ya iba mejorando en todas las asignaturas, mis clases particulares eran más relajadas y con más tiempo libre. Habíamos decidido dedicarle la segunda hora al proyecto de creación de hechizos.
El poco tiempo libre lo pasábamos en la biblioteca buscando libros de referencias. Sacábamos los que tenían la información que necesitábamos y la investigábamos juntos.
La creación de hechizos requiere de unos puntos a tratar:
Un núcleo mágico más fuerte de la media, ya que requiere un desgaste mágico para el mago o bruja. El inventor pondrá su mente y energía en la visualización del hechizo. No solo hace falta imaginación, sino una creencia y poder tales que la fuerza expulse lo deseado.
La creencia popular indica que para ello se necesitaba la bendición de la Diosa Hecate, Diosa de la magia y madre de todo lo mágico. Sin su bendición nadie podía osar crear algo que solo ella podía otorgar. Ella juzgaba si las intenciones del creador eran benignas o malignas. Es sabido que los hechizos oscuros fueron creado por magos oscuros deseosos de poder, pero también que los recientemente catalogados como hechizos tenebrosos solo desde 1760. Anteriormente los escudos de sangre y runas ceremoniales fueron básicas en toda familia sangre pura.
Por desgracia esta magia solo podía utilizarla magos lo suficientemente poderosos y expertos, sangre puras. El Ministerio decidió prohibir toda magia juzgada por ellos como oscura, sin saber usarla por el miedo de alguna amenaza.
Esto hizo enfadar a la Diosa Hecate y los pocos magos capaces de crear hechizos se les fue negada la bendición. Pues para ella toda magia es importante, la magia es poder puro canalizado. Desde entonces no se ha descubierto ningún hechizo y estamos a la espera de que la Diosa nos perdone y decida bendecirnos.
Para la ceremonia de bendición véase la pagina 213.
Nos miramos uno al otro y supimos que hacer, teníamos trabajo por delante.
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