Capítulo 6: Declaración

La mañana fue bastante tranquila, Erza disfrutaba de su desayuno mientras hablaba con el resto de chicas del gremio en la mesa, aunque no podía evitar pensar de vez en cuando lo ocurrido en la anterior noche, estaba a punto de declararse.

  — Huelo un perfume bien sabroso por aquí— Ichiya estaba con varias vendas seguido del resto de magos de su gremio.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de las chicas al escuchar su dulce voz.

— Maldito...— Mira agarro del brazo a Erza del brazo porque lo iba a matar.

— Ichiya menudo golpe te dio Erza— comento Natsu entrando al comedor y viendo a este. 

—El perfume del amor siempre sera eterno...men— dijo haciendo una pose mientras señalaba a la pelirroja haciendo que esta se enfadase mas.

— Jajaja, eres muy gracioso— le dio una pequeña palmada que lo tiro al suelo, los compañeros de este le recriminaron su actitud por darle tan fuerte.

Mientras tanto Mira se acerco al oído de Erza.

— Ara ara veo que anoche nadie pudo ser traviesa— dijo lo último con un tono de pena.

La maga se sonrojo al escuchar aquello pensando en lo que pudo haber pasado y no paso, suspiro largamente, le habían quitado las ganas de comer y dejo su plato para levantarse y marcharse afuera a tomar un poco de aire.

Se quedo un buen rato viendo el mar, estaba agotada de tanto pensar en una forma de decirle a Natsu lo que sentía por él, se llevo las manos a su cara tratando de no llorar, de ser fuerte, de no parecer débil ni que alguien que la vea se preocupe por ella.

  — Erza, hay pastel de fresa— dijo una voz familiar.

Al girarse pudo ver al joven pelirrosa comiendo un trozo de carne mientras esperaba que la maga entrase a comer, ella esbozo una sonrisa y entro sin decir nada.

Al cabo de unas horas la maga se encontraba en su habitación probando varios vestidos para la cena, tenía que aprovechar para usarlos sino nunca los podría utilizar, se estaba mirando al espejo cuando llamaron a la puerta, pensaba que sería Lucy para pedirle consejo pero su sorpresa fue ver al mago.

— Na-Natsu...¿que ocurre?— pregunto esta algo nerviosa.

— Tenemos que hablar— respondió este serio y entrando al cuarto.

Erza cerro la puerta y vio el comportamiento de este, se le notaba serio por algo, no entendía que le podía pasar pero era mejor averiguarlo, no quería ver a Natsu preocupado.

— Oye...Erza...has estado actuando rara...¿hay algo que te preocupa?— pregunto directamente este mirando sus ojos.

Ella agacho la cabeza mientras se rascaba la nuca, el mago se acerco aún más y le sujeto por los hombros mientras miraba los ojos de la maga, la poca distancia y el estar ellos solos hizo que su cuerpo temblase un poco.

— Yo...hay algo que...bueno...— balbuceaba ella.

— Dime— dijo este de manera firme.

Erza sintió como su corazón se aceleraba mucho, tenía a una distancia muy corta al joven y no se aguanto más las ganas, le planto un fuerte beso para sorpresa de este, luego le rodeo con los brazos y apretó tanto que el chico se quedo sin aire. Cuando ceso al cabo de unos segundos vio que el joven estaba desmayado debido a la fuerte presión ejercida sobre él.

— Creo que me he pasado— pensaba nerviosa ella dejando tumbado a este en la cama para luego zarandearlo para que despertase.

— ¿Qué?, ¿que pasa?— pregunto este recuperando el conocimiento.

Cuando se miraron ambos se sonrojaron por lo ocurrido, sobretodo Erza quien no sabía como iba a reaccionar el joven. No quería perder a su amigo y mucho menos a alguien que le gusta, ya le había pasado una vez y no fue muy agradable.

— Natsu...me gustas— dijo totalmente roja.

En ese instante tocaron a la puerta y por evitar el incomodo momento ella abrió y vio algo que no le gusto para nada.

— Hola...my honey— dijo el pequeño hombre oliendo su rosa del traje que siempre llevaba.

— Vete al infierno— le dio una fuerte patada en la cara que del golpe se salio del edificio.

Suspiro y cerro la puerta, luego miro a Natsu quien miraba al suelo, luego a ella y así constantemente debido a los nervios.

— Natsu— le susurro sentándose a su lado mientras le acariciaba el brazo.

— Erza yo no se que decir— dijo mirando al suelo.

Verle de esa manera y tan vulnerable saco a la bestia que Erza llevaba dentro, en un segundo se abalanzo sobre él y le miro a los ojos, luego le beso con pasión mientras hacia fuerza en sus brazos para que no escapase.

— Erza— logro decir viendo a esta.

Llevaba como la mirada perdida, veía aquella cara que Erza nunca había mostrado mientras un hilo de saliva caía de sus labios, el corazón de ambos iba a mil.

— Natsu— dijo antes de volver a besarle sin piedad.


Continuara.

En el próximo, Capítulo 7: Una leona y un cordero.  

 

 

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