Amarillo y Naranja
Luz del sol y Sanación.
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Luego de la conversación que tuvo con su ex, JinYoung comenzó a perderse entre sus pensamientos. Una vez más, su mente era toda una enredadera de preguntas e ideas hipotéticas que no llegaban a ninguna parte.
Se la había pasado nuevamente junto a Jae Beom en el receso -desde que lo había conocido, gran parte de los días había hecho lo mismo- y entre su ya habitual tiempo compartido se vieron sumergidos en un ambiente tan agradable que difícilmente podía ser perturbado. Pero durante las horas restantes de clases, Park no se pudo concentrar en absoluto.
Jae Beom le gustaba mucho, en verdad.
No quería irse de su lado ni soltar su mano, quería seguir revoloteando a su alrededor, colmarlo de besitos y que él también se los diera. Se imaginó cuál sería su reacción si llegara a confesarse, tal vez tomando en cuenta la bondad del chico, éste no le rechazaría de manera atroz. Pero al fin y al cabo lo haría, es por eso que sus cuestiones tendían a retroceder antes de llegar a un punto final, no quería arriesgarse a perderlo por sus bobos sentimientos, era algo completamente disparatado e innecesario. JinYoung lo necesitaba, cada día transcurrido el lazo entre ellos se fortalecía, es por eso que deseaba mantener las cosas de esa forma en lugar de que su relación se tornara incómoda y que poco a poco fuese desvaneciéndose hasta desaparecer.
Jae Beom llegó para quedarse aun si sólo llegaba a ser su amigo, él lo necesitaba consigo, aunque fuese de lejos. JinYoung quería ser su confidente, el que escuchara sus pesares y sus alegrías, el que le aconsejara. Quería convertirse en alguien importante para Jae Beom, pero mientras eso sucedía estaba dispuesto a mantenerlo con él y conservar una amistad sólida. De todas formas, un amor no correspondido jamás ha matado a nadie.
¿O sí?
No, JinYoung. ¡Deja de pensar en tonterías!
Las clases finalizaron. Jae Beom sentía su cuerpo tenso, toda la semana se la pasó corrigiendo proyectos durante el día y estudiando hasta el cansancio en las noches. Al menos ya había culminado el curso, sólo tendría que ir por uno que otro asunto cuando entregaran calificaciones y listo, regresaría estando en un curso más avanzado. Todavía le quedaban dos años para terminar definitivamente.
Masajeando su cuello pensó en lo vivido junto a JinYoung esos días. Una sonrisa se instaló en su rostro de manera automática. Park hizo que el mal humor y el estrés no se lo comieran vivo. La tensión se iba de su cuerpo cuando lo veía caminar hacia él, se sentía a gusto cuando el castaño le hablaba sobre lo que le ocurrió en la mañana o la noche. También le contaba sobre sus sueños y aspiraciones, esa era la parte que más le gustaba de su nueva rutina, encontrarse con JinYoung, comer juntos y saber más sobre él. Hasta lo más simple, desde la nueva canción que había descubierto hasta las novelas que había leído.
Su teléfono vibró dentro su bolsillo, con pereza lo sacó y leyó el mensaje.
Jinnie ♡
¿Tienes algo que hacer?
Absolutamente nada.
¡Genial! Vamos a dar un paseo.
¿A dónde iremos?
Quizás... ¿Suncheon Bay Garden?
Nunca he ido ahí, así que bien.
Ni yo. He leído que es un lugar ideal para tomar fotos, por eso es una buena opción.
Luego de saber que JinYoung lo esperaba en la entrada de la escuela, fue hacia él.
Park le dijo que no estarían mucho tiempo ahí, sólo era para disfrutar de la tranquilidad que ese jardín ofrecía. Ambos se encaminaron a dicho lugar, quedaba algo lejos de la zona donde se encontraban, pero no demasiado como para morir en el intento de caminar hasta ahí.
Esa era la segunda cosa que más disfrutaba de la nueva rutina. Caminar junto a JinYoung, en especial cuando el castaño comenzaba a rozar su mano de manera tímida hasta tomarla por completo y entrelazar sus dedos.
Podría decirse que se tomaban de las manos cada vez que salían a la calle, cuando Jae Beom acompañaba al castaño a la parada de autobuses al finalizar las clases o cuando decidían ir a cualquier lado luego de salir de la universidad, justo como estaban haciendo.
No fue molestia para él cuando Park se lo pidió, fue inevitable negarse cuando lo miró con ojitos esperanzados. ¿Cómo podría negarle eso? Era un acto tan simple el hecho de acompañarlo que Jae Beom no entendía por qué eso le hacía sentir contento, mucho menos comprendía el afán de JinYoung por tomarle la mano. El chico desprendía una alegría tremenda cuando permitía el enlace de sus manos.
Ese pequeño acto lo hacía confuso porque JinYoung sonreía genuinamente al sentir su piel contra la suya y porque el corazón de Jae Beom corría como si estuviera en una maratón para posteriormente, cuando se calmara, sintiera un golpeteo suave que llevaba calor a todas partes en su cuerpo que mantenía todo calmo. Además, los pequeños jalones que Park le daba lo hacían reír, parecía un chiquillo haciendo travesuras blancas, mismas que sólo hacian derretir el corazón de Jae Beom.
Se podía sentir un poco de calor ese día, pero las nubes en el cielo indicaban que habría lluvia horas más tarde.
Al llegar al lugar, el pelinegro se dio cuenta de que había muchas personas reunidas. Un vistazo a sus carteles y camisetas le hizo saber que habría algún tipo de evento alusivo al mes en el que se encontraban. JinYoung se dio cuenta minutos después y observó curioso cómo los demás se divertían entre ellos, pero de momento a otro comenzó a mover ansioso los pies, haciendo que Jae Beom se preguntara por su actuar.
—¿Ocurre algo?
—Hmm... ¿Quieres ir a otra parte?
Jae Beom entendió. JinYoung pensaba que se sentiría incómodo si se quedaban ahí. El no tendría problema con eso.
—No realmente. Es agradable.
—¿Seguro?— no se veía muy convencido.
—Si. No tengo problema con esto, además, ¿recuerdas en qué lugar nos conocimos?
—Mm, si.— Park dejó salir una sonrisa apenada. —En un bar.
—Un bar LGBT, Jin. Si piensas que me siento raro estando aquí, te equivocas. ¿A ti te incomoda?
—No.
—¿Entonces por qué quieres irte?
—Simplemente creí que no estarías a gusto. —JinYoung comenzó a jugar con las cuerdas de su mochila. —¿Cómo es que fuiste a ese bar?
—Mark me invitó, en el camino me dijo que de preferencia evitara lucir heterosexual, entonces supe a lo que se refería.
—¿No te dio gay panic al entrar?
—No, hasta que alguien se emocionó mucho y me agarró las nalgas. —desde luego, JinYoung empezó a reír y no se detuvo durante unos largos minutos. Estaba bien, sabe que no hará bromas al respecto, al menos no enfrente de los demás. —Ya olvida eso. Vamos por algo de beber.
Fueron hasta un puestecito donde servían bebidas frías, helados y jugos. El calor de esa tarde ameritaba algo como eso. Luego de comprar jugos, dulces y un par de hot dogs, buscaron un lugar adecuado para sentarse a terminar de comer y fueron hasta un lugar con mesas y sillas hechas de bambú, perfecto para eso.
Al terminar decidieron caminar por el área, era muy lindo con el gran río y los jardines alrededor, cubiertos de tulipanes y otras clases de flores coloridas. Realmente encantador. Fue ahí cuando el pelinegro decidió sacar la pequeña cámara que lleva a todas partes para poder enmarcar paisajes y momentos en el tiempo adecuado.
Cuando ambos se sintieron un poco cansados, se quedaron a descansar bajo un árbol que les brindaba sombra.
Jae Beom sentía el cuerpo pesado y los ojos muy somnolientos, el ambiente era tan tranquilo que una siesta en ese lugar se veía tan tentador.
—JinYoung, ¿te molesta si duermo un par de minutos?
—Para nada.— el castaño comprendía. Toda la semana vio el esfuerzo de Jae Beom por sus proyectos y demás. Pobrecillo, debía estar muy cansado y aun así decidió acompañarlo sin rechistar. Se sintió un poco culpable por eso.
—Despiertame en quince minutos.— una vez dicho eso, el pelinegro se recostó contra el árbol y cerró los ojos soltando un suspiro.
No era la posición más cómoda pero no estaba tan despierto en ese momento como para quejarse, sin embargo, unos minutos después sintió que lo empujaban despacio y lo regresaban a su posición sólo que ya no estaba recostado contra un incómodo tronco, su espalda daba contra el pecho de JinYoung.
—Así estarás más cómodo.— sonriendo dulcemente, Park pasó sus brazos alrededor y lo apretó en un tierno abrazo.
—¿Qué hay de ti? ¿Lo estás?
—Por supuesto. Además, he querido hacer esto desde hace días.
Jae Beom no era alguien tímido y de sonrojos, pero sintió una ola de calor golpearle la cara por lo que JinYoung dijo. Y quizás era la somnolencia que hizo soltar las palabras en su boca, pero acabó diciendo algo tan cursi que si no fuera porque se encontraba más dormido que despierto, habría salido corriendo de ahí debido a la vergüenza.
"Eres cómodo, JinYoung. Me gusta estar entre tus brazos."
Mierda.
El corazón de Park golpeaba emocionado contra su pecho. Solo esperaba que el pelinegro no lo escuchara.
Le había dicho la verdad al chico, quería abrazarlo, quería hacer más que eso en realidad, pero se conformaba con haber llegado hasta ahí. Estando de esa manera podía sentir más la calidez del cuerpo de Jae Beom junto a su aroma tan embriagador y tan característico. Por Dios, ese aroma lo hacía volar por las nubes. No pudo resistir más, apretó tiernamente al chico entre sus brazos y posó sus labios sobre su cabello para después darle un pequeño beso.
Fue rápido, no quería despertarlo, sin embargo, al darse cuenta de que no abrió los ojos, JinYoung se preguntó si podría darle más besos que fuesen un tantito más duraderos. Lo fue averiguando con el pasar de los minutos, dando un par de besitos donde sus labios alcanzaran.
Si no es que se encontraba dando besos de contrabando, se quedaba admirando dormir a Jae Beom para después sentirse valiente y rozar partes de su rostro con sus dedos. Sus mejillas, pestañas, frente y debajo de la ceja, donde estaban esos lunares tan peculiares.
Repetía el proceso una y otra vez. Cuando se cansaba de dar besos, observaba. Cuando se cansaba de observar, acariciaba y luego volvía a los besos, pero no se cansaba de hacer los tres. Lo hacía suave pues no quería interrumpir el sueño del chico y ser descubierto en el proceso, pero no podía detenerse, Jae Beom lo tenía tan bobo. Disfrutó cada segundo y a pesar de que el pelinegro le dijo quince minutos, pensó que no debía despertarlo, así que dejó que continuara descansando y de paso él hacía aquellos traviesos movimientos.
Jae Beom despertó cuando sintió unos labios tersos sobre su oreja y sonrió cuando unos dedos familiares comenzaron a jugar con los piercings en ella. Se removió somnoliento y segundos después cayó en la cuenta de que aun estaba siendo abrazado por Park, quien le observaba con ojos radiantes y cálidos.
Mucho más cálidos y brillantes que la luz del sol.
Se observaron con fervor sin despegar la mirada, con los sentimientos flotando alrededor hasta que el teléfono de Jae Beom comenzó a sonar, cortando el momento que apenas comenzaba a formarse.
—¿Mark?
—No lo vas a creer. ¡YuGyeom tiene novio!
—¿Que?
—¡Ya sé! Es increíble que no me haya dicho. Mañana nos lo presentará, aprovechando nuestra salida. Parece que es el chico del que me hablaste.
—Mark, ¿cuál es el problema? No te oigo muy feliz.
—Es que... Simplemente no puedo creer que mi niño haya crecido tan rápido.
—Bueno, era algo que iba a suceder tarde o temprano.
—Sigo sin aceptarlo, siempre será mi bebé grandote.
JB consoló a Tuan unos minutos más hasta que por fin dejó de lado los lloriqueos para preguntar por él y JinYoung.
—¿Dónde estás?
—Qué te importa.
—¿Estás con él, cierto?
—Qué te importa.
—Vamos, han estado inseparables toda la semana. Algo me dice que ustedes tienen algo.
—Claro que no.
—Pues si no tienen algo ahora, muy pronto lo tendrán. Lo sé.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Porque Mark nunca se equivoca. Jackson también está de acuerdo conmigo, ustedes son uno para el otro. ¡Se tenía que decir y se dijo!
—¿Siempre peleas con Mark por teléfono?
—Es nuestra rutina.
JB miró su teléfono, abrió los ojos sorprendido por la hora que aparecía en la parte superior de la pantalla.
—¿Cuánto tiempo hablé con Mark?
—Alrededor de diez minutos.
—¿Y cuánto tiempo dormí?—JinYoung se removió y desvió su mirada hacia el río. —JinYoung.— le llamó acusadormente.
—No mucho, puede que haya sido media hora... O tal vez una.
¿Una hora? ¿Y todo ese tiempo estuvo entre sus brazos?
—¿Por qué no me despertaste?
—Porque te veías tan tranquilo que pensé en lo descortés que sería de mi parte hacerlo. No has dormido bien, Jae Beom. Lo necesitabas. —JinYoung llevó sus dedos hacia su cabello y comenzó a regalarle caricias sutiles. —Ahora te sientes mejor, ¿cierto?
Así era. Su músculos ya no estaban tan tensos. Agradeció al castaño por haber soportado su pesado cuerpo. "No eres tan pesado" le había dicho y él se lo recompensó comprándole lo que se le antojara.
Todo marchaba bien hasta que la lluvia comenzó a caer sobre ellos, se resguardaron bajo los árboles, pero luego recordaron que de esa manera habría más probabilidades de que un rayo cayera sobre ellos. Corrieron despavoridos hacia un mini restaurante, riéndose de ellos mismos por lo vergonzosos que fueron sus gritos.
La ropa de ambos había quedado empapada, y decidieron que si no querían enfermarse tendrían que cambiarse las camisetas, con los pantalones no había remedio.
Al dejar de llover fueron hasta donde más gente había, allá vendían muchas cosas, entre ellas, camisetas con estampados de arcoíris y frases como "Love Is Love" y "I Feel The Rainbown".
Era eso o resfriarse. También se llevaron unas pequeñas banderitas que comenzaron a agitar cuando los shows de música comenzaron. La lluvia se llevó el calor, ahora se sentía más el frío y JinYoung no había llevado consigo algo que lo protegiera, dio un pequeño respingón al sentir cómo Jae Beom le colocaba su chaqueta sobre los hombros diciéndole que no importaba si él se resfriaba, no permitiría que algo le ocurriera a su querido JinYoung.
Decidieron quedarse hasta tarde, habían oído sobre algunos fuegos artificiales y ambos querían ver. Hallaron un sitio entre el césped seco y se sentaron a esperar a que diera inicio. Apenas dieron las siete en punto, el cielo se llenó de colores y chispas, creando patrones coloridos y tan bonitos.
JinYoung observó a Jae Beom cuando este se concentró bien en los fuegos artificiales. Se veía en calma ahí con él, a su lado. Jamás sintió aquello en otra persona, ni siquiera con su ex. Estaba tan concentrado viendo a Lim que no se percató de la mano ajena que poco a poco fue acercándose a la suya hasta cubrirla.
Jae Beom quedó aturdido al mirar los ojos del castaño. Emanaban tanta felicidad, tanto cariño. Se veían hermosos con las luces reflejándose en ellos, tan celestiales que Jae Beom se vio gustoso de mantener su mirada. La temperatura aumentó y poco a poco dejó de sentir frío a pesar de que el césped se encontraba ligeramente mojado y el viento helado hacía menear las copas de todos los árboles. JinYoung emanaba una luz preciosa desde su interior como la luz del sol.
Se sentía iluminado donde quiera que fuera con el castaño, todo se veía más claro con él y las perspectivas que tenía sobre las cosas cambiaban estando a su lado, mejorándolas.
JinYoung sintió que ese fue momento perfecto. Había sido un día perfecto. Abrazó y besó a Jae Beom -secretamente-, compartió tantas cosas íntimas con él, cosas que podrían catalogarse de pareja; compartieron una banana split, usaron el mismo patrón de camiseta y rieron como si estuvieran enamorados.
El pensar en una relación le hacía dudar, pues no quería volver a la rutina que tuvo con su ex. Pero... No todos los hombres eran como él. Jae Beom sin duda no se parecía en nada a aquél, era muchísimo mejor. Cada momento se sentía especial, con él sentía que su afecto estaba protegido. Comparado con la idea de que fuera otra persona, quería tener una relación con Jae Beom, pensaba en lo magnífico que sería demostrar ante todo el mundo sus sentimientos, imaginar un futuro al lado del pelinegro lo llenó de una extraña sensación que no sentía desde algún tiempo.
Amor, verdadero y lleno de candor.
Esa era la sensación. Estaba enamorado y lo confirmaba en esos instantes, sintiendo millones de explosiones en su interior, justamente como los fuegos artificiales en el cielo nocturno. Era una hermosa sensación. JinYoung supo que Jae Beom era el indicado, él había contribuido a sacarlo del lamentable agujero de recuerdos lastimeros en el que estaba.
El miedo y la inseguridad fueron reemplazados por amor. JinYoung se sentía extraño, pero bien al mismo tiempo, como cuando despertaba después de haber tenido fiebre; luego de verse y sentirse debilitado se ponía de pie con fuerza duplicada.
Jae Beom había curado sus heridas emocionales. La sanación que le brindó lo ayudó a volver al JinYoung de antes, el verdadero JinYoung, el que no tenía miedo de mostrar al mundo quién era, el que no temía hacer cosas porque su motivación era el amor propio y hacia su pareja.
Ese sentimiento le hizo ponerse de pie una vez más. Estaba motivado, lo único que faltaba era que Jae Beom le correspondiera.
Puede que no parezca, pero este ha sido el capítulo más difícil de escribir. No sabía cómo poner los significados, sin embargo, quedé conforme.
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