Otra vez tuve ese sueño maldito,
papito era devorado por la ira,
miraba con rabia a un pobre niñito
rito de gritos, cual hereje a la pira.

Mi razón buscaba una ruta de salida.
Estaba atado, condenado a ver el pecado.
Intenté gritar, la lengua me habían retirado; sin parpados, tuve que ver tremenda paliza.

Papi era diabólico, hasta el diablo salió asustado.
El niño era frágil, inocente, un querubín terrestre.
Yo, voyerista involuntario, con la mente filmando.
La escena, más enferma que un zoofílico inmunodeficiente.

Las costillas de la criatura gritaban a cada patada.
No queria llorar, pero el llanto dejó sin llave la casa.
Y entre más llanto, padre, más drenaba la ira acumulada.
El angelito no lloraba, sangraba, su boca cerraba, a padre justificaba.

Pobre, debe ser porque mamá se fue sin dar aviso,
Asi no es él, todo es culpa del alcoholismo,
Lo mismo mandó a su abuelo al abismo.
Eufemismo mental para proteger su organismo.

Romanticismo fatal para no odiar a papá.
Cristianismo mortal que todo distorcionará.
Optimismo real para nada solucionar.
Altruismo letal que su mente fracturará.

Ya no sé que es peor, soñar al hombre maltratando al pobre niño infeliz, o que el pobre niño maltratado, no pueda soñar con ser un hombre feliz.

Odio soñar con eso, odio despertar con rezos, quisiera despertar con besos, pero no, soy adulto, y de los oscuros, de los que dicen sin pena "Lo juro", de los que aspiran coca de un culo, de los que matan sin ningún tipo de apuro.