Arcano 31. ¿Qué hago?
Así fue que Owen encendió una vela y comenzó a actuar sobre las cartas embalsamadas por gotas leves de aceites que sirvieron para traslucir el cartón. Owen nos había explicado que tanto Zabrina como Celia le habían enseñado para enviar mensajes secretos.
Pusimos la primera carta sobre la vela y esta reflejó una letras en reverso que el rubio tardó en entender. Luego se dio cuenta de que la carta esta al revés y para leer.
- "No todo... está perdido Livia. Apenas Zabrina se está enterando de lo peligroso que puede ser que estás aquí" – recitó Owen. Luego pasó la otra carta.
- "Tienes que... confiar en mi hijo y Roberto. Ellos saben toda la verdadera verdad, no tengas miedo de lo que digan que puedan hacerte. No pueden hacerlo" – leyó esta vez Guss y luego pasó a la última carta.
- "Puedas que no sepas quién soy, y eso no importa mucho ahora, solo tienes que saber que debes actuar lo antes posible, antes de que estén... atrás de ti" – concluyó Xavier, al parecer era el que estaba más entusiasmado.
Los mensajes si estaban completos, estaban completos y eran una advertencia muy clara de que si no actuábamos podía ser que me pasara algo a mí, o aun peor, a todos.
Y por eso estábamos en esa situación. Los tres decidieron hacer una reunión para planear cuál sería el próximo movimiento contra Zabrina, por mi parte me hice la desentendida del tema y me puse a mirar con las cartas bañadas, la pasaba una y otra vez por el leve fuego de la vela para notar la diferencia.
Sin embargo, sin querer choqué con el codo el pequeño botecito de aceite que se vertió casi por completo por en la misiva y me apresuré en retirarlo lo antes posible para que lo escrito si visible no se perdiera. En ese momento empecé a escuchar mejor la conversación sin dejar de remover las hojas.
- Sí, pero no podemos arriesgarla de esa manera – susurró Xavier.
- Lamentablemente tenemos que usarla de carnada para que Javier venga o al menos Helly, y así atajarlo y sacar la información, pero no sé cómo sería posible eso – comentó Guss en el mismo tono.
- ¿Y cómo estás tan seguro de que eso funcionará? También entiende que es muy peligroso. Si Roberto se entera de que estamos poniendo a Livia en peligro para detener a su esposa y a su suegra, nos va a matar.
- ¿Esposa y suegra? – comentó un Owen algo incómodo.
- Lo siento, pero él no ha comentado nada de ningún negocio.
- ¿Y si en vez de estar planeando babosadas nos ponemos a planear verdadera estrategias? – dije desde mi lugar llamando la atención de aquellos tres inútiles. Owen bufó cruzándose de brazos.
- ¿Y qué nos haría pensar que tendrás un plan o una estrategia como dices? Es más, ¿tú piensas?
- Recuérdame eso mismo cuando te estén pateando el trasero y yo tenga que salvarte los huevos de gallinas que llevas en los pantalones.
- A veces se me olvida que comes lo que hace Owen y creo que comes Purina Dog Chog – bromeó Guss.
- Sí, pero de cachorro.
Los tres no evitaron poder reírse a carcajadas ante el comentario del rubio ojos ambarinos. Yo los miraba algo incomoda, así que dejé que se rieran, cuando descansaron de tanto divertirse yo volví a hablar.
- ¿Ya me escucharán?
- Pfff. Sí, claro. Déjanos esto a nosotros, somos los que te cuidamos, tú solo te callas y haces lo que digamos.
- ¿Qué? Estás loco si crees que te voy a hacer caso.
- Pues vete enterando que tendrás que hacer lo que nosotros tres digamos, sea buena o mala la idea.
- Pero yo...
- Esta conversación se acabó.
- Owen no la trates tampoco así – Guss intentó interferir pero el rubio no se lo permitió.
- Ya dije que esta conversación se acabó, harás lo que digamos y punto.
Esa estúpida conversación lo único que había logrado era molestarme. Se estaba comportando como un idiota; bueno, lo que era, pero ahora peor y sin necesidad alguna. Solo quería aportar y ser escuchada.
Miré a Guss algo incomoda y este me observaba con una cara que era evidente lo que decía: "lo siento", sonreí indicando que no importaba.
Me alejé para dejarlos hablando sobre el tema, miré la carta que tenía en mano y suspiré. Eso me había frustrado de mala manera, empecé a recoger todo para guardarlo en un lugar seguro. Pero cuando vi aquellas cartas, aquellas que estaban hechas a puño letra sobre la mesa y la que tenía con el aceite untado sin querer, me vino una idea a la cabeza.
Y sí... Yo pienso.
Recogí el botecito, una vela que quedaba y los fósforos, me fui a mi habitación tranquilamente, allí me encerré con llave y no perdí tiempo. Apagué la luz y sentándome cómo fue posible en la oscuridad, tomé la hoja más que ya estaba con el liquido y firmada "el mago". Pasé la vela por detrás de la hoja luego de encenderla y verter algo de cera en el piso para pegarla, pero no vi nada.
¿Acaso me había equivocado? De seguro.
Pero en un intento de no rendirme tan pronto, voltee la hoja y volví a pasar el anillo por allí. Y ahí si se veía otras letras además de las que estaban escritas, unas tan marcadas y de diferente tipo de composición que estaba en la hoja de color rojo. Me dispuse a leer.
"Si estás leyendo esto, tienes mucha sed de la verdad. Me gusta ese espíritu.
Y si estás leyendo esto significa que encontraste el aceite que dejé en la muñequera de Owen, es un objeto especial para lectura escondida, donde hago una mezcla de hojas para que la escritura solo pueda ser percibida a través de esta luz.
Pero no te escribo para darte clases de rebajes.
Tal vez estés leyendo primero esta hoja, y si es así te debo decir que las cartas que te enviaré de aquí en adelante incluyendo esta serán cartas para advertirte del peligro. Ellos hasta ahora no te pueden hacer nada contra ti, y espero que todo siga así.
Mi enfermedad es algo complicada de sanar, y aunque la única solución sea la operación del corazón, las cosas no son así de sencillas. Simplemente te diré que tú y yo somos compatibles, y mi madre se le ha entrado la idea de que además de salvarme de este terrible destino que me tocó con tus órganos, también está la idea de vengarse de Roberto por algo que él nunca hizo. Pero no importa cuántas veces se lo explique, simplemente no lo quiere entender.
Aun así, sé que no eres hija de Roberto, pero no quiero que un alma inocente sufra por las consecuencias de nuestras inmadureces.
Más adelante seguiré mandándote cartas escondidas a través de estas amenazas que te envían.
Pdta.: Cuídate de todos, no todos son lo que creemos. No le cuentes a nadie sobre mí, para todos estoy muerta.
Atentamente,
Celia."
Me quedé algo impactada. Ahora había un poco más de sentido en el hecho de porqué me quisieran con tanta urgencia, no me querían a su lado, era como había dicho Guss. Roberto si me estaba protegiendo de lo que Zabrina quería hacerme.
Pero, ¿cómo Celia sabía que esa carta llegaría a mí? ¿Qué habría pasado si Owen hubiese encontrado el aceite y visto este mensaje antes que yo? Aun no entendí como él no sabía de este objeto en su propia pulsera, si siempre estaba con ellas.
Pero volviendo al tema, no sabía si Celia estaba usando algo concerniente al tarot para hacer que la cartas llegaran a mi o que simplemente llegara la información solo a mí. Pues han notado el hecho de que fui la única que me di cuenta exactamente en este momento de que la pulsa parecía tener algo dentro, la única que decidió abrirlo y la única que se le ocurrió la idea de leer con las el aceite que se vertió por accidente.
Era demasiada coincidencia.
Sin embargo, disipé esas dudas para interpretar la misiva que quedaba. La tomé he hice lo mismo con cada una, volviendo a ver ese tipo de letras de nuevo sobre el papel además de la letras rojas.
"Livia.
Zabrina ya sabe dónde estás, sabe con quienes estas y todo lo que puede pasar. No sé cómo se dio cuenta pero todo esto me da muy mal presentimiento. No te confíes demasiado como al parecer lo estabas haciendo, está más cerca de lo que crees y de verdad te juro que no quiero que te hagan nada.
No podría vivir sabiendo que por mi culpa alguien como tu podría no volver a respirar.
Livia, desde que leas esta carta, huye. Pero no huyas acompañada de nadie, no le digas a nadie a donde irás. No pienses en quedarte por lo que más quieras. Y no te asustes, intentaré protegerte pase lo que pase. Haré todo a mi alcance para que nadie te haga daño, pero debes hacerme caso en huir.
Si te quedas, mis intentos no servirán de mucho. Es obvio que mi madre tiene más experiencia y fuerza que yo, y he durado mucho tiempo ocultando lo que hago para desviar su atención lo más posible.
Lee bien lo que escribiré y que quede en tu memoria: Ve hacia el horizonte, hacia donde tus ojos se pierden. Luego giras por donde el loco perdió su juicio y sigue hasta donde el sol y la luna tuvieron a su primer hijo.
Por favor, hazme caso, vete de ahí lo antes posible si quieres seguir con vida.
Atentamente,
Celia."
Mis nervios se dispararon, era obvio que lo que estaba diciendo era muy serio. Pero ella estaba hablando de mi vida, estaba hablando del peligro que podría pasar si seguía ahí, estaba hablando de que tendría que abandonar todo lo que tenía hasta ahora.
No pude evitar imaginarme a mi madre llorando por no encontrarme, a mi padre haciendo lo imposible por buscarme y tenerme con vida, en Owen sintiéndose culpable de alguna forma de mi huida, de Xavier rogando porque yo estuviera bien, y de Guss sintiendo toda la presión de saber que no pudo cuidarme como quiso.
¿Debería contarles a ellos sobre la carta?
No.
Celia, fue muy específica en su mandato, no podían saberlo si quería que todo resultara como ella quería.
¿Y si era una trampa? Aunque algo me decía que no era así, no podía arriesgarme ante esta situación tan crítica.
¿Qué hago?
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