Arcano 20. Accidente de metal
Mi madre después de dormir en mi casa decidió irse algo temprano para comenzar los transmites de la renuncia a escondidas de mi padre, ¿por qué? No tengo idea, parece que comenzó a llegar a esa edad en la que se le metían cosas en la cabeza y hasta que no las hiciera no estaba bien. Le aconsejé muchas veces como hija que lo pensara muy bien antes de hacerlo, a lo que me respondió:
- Créeme cariño, llevo algunos años pensándolo, y creo que ya llegó el momento.
Así, con una pequeña despedida de un abrazo y una promesa de vernos en nochebuena, se fue tranquila. Ese jueves lluvioso ella llamó a uno de sus choferes que vino a recogerla con una sombrilla tan negra como sus vestimentas y sin más se marchó.
Era un jueves de esos que se te antojaban el quedarte en tu casa durmiendo todo el día mientras la lluvia refrescaba el ambiente, sin embargo eso no me tocaría a mí ya que tenía que ir a clases de ciencias y cultura en la tarde. Estaba ilusionada en que cualquier momento dijeran por el grupo del curso que se cancelarían, pero simplemente no pasó. Por suerte Guss se comprometió a llevarme como todos los jueves, y este día si era necesario si quería llegar seca y sin ningún retraso al salón.
Cuando ya estaba preparada y lista para irme, salimos con una sombrilla para cada uno y entramos al auto. Íbamos hablando trivialidades y hasta aveces cosas sin sentido, pero en un momento me acordé de Xavier, y me arriesgué en preguntar.
- Guss, ¿Xavier tiene algo malo en la cabeza?
- Que sea un tonto no significa que tenga problemas en la cabeza, tal vez si pero no es el caso.
- Oye, no hables de tu primo así que no es a eso que me refería.
- ¿Entonces?
- Me refería a si sabes si tienes algo de metal en la cabeza o algo por estilo.
- ¿De metal? Ahora me confundiste Livia.
- Mira, en estos días le acaricié la cabeza ... – Uy, no podía decir el por qué fue, si decía que le pasé la mano por la cabeza porque me parecía muy lindo y tierno se iba a mal interpretar. Preferí improvisar aunque me saliera mal –, porque hizo un buen trabajo conmigo limpiando los platos.
- ¿Soy yo o eso suena a como si premiaras a un perro? – Soltó una risa mientras lo decía sin apartar la mirada de la carretera mojada, estaba con sus lentes puestos así que no había nada que preocuparse. Los limpiavidrios pasaban una y otra vez para poder despejar las gotas de lluvia que caían.
- No, o sea, mi punto es que cuando toqué su cabeza sentí algo metálico, algo extraño que no me explico. – Él hizo una mueca de confusión y me observó de reojo como si no entendería a lo que me refería.
- Si tiene algo en la cabeza nunca lo supe y esta vez no te miento.
- No te he dicho lo contrario.
- Por si las moscas. – Me sonrío guiñándome un ojo, sabía que se refería a la pequeña desconfianza que se había creado con nosotros, y con nosotros se refería más a él y su medio hermano.
El momento fue tranquilo tras la conversación, quiso poner una música en la radio para romper un poco el silencio, sin embargo por tener los ojos en la carretera no pudo encontrar el botón de encendido, fue alternando la vista entre la carretera y la radio para poder encenderlo.
- Espera, no hagas eso que es peligroso, yo pondré la música.
- Mientras no pongas nada rosas de tus niñerías pop todo está... – No terminó de hablar cuando una canción con una voz tan chillona como era la de Ariana Grande se escuchó con su canción de "Thank you, next" –. ¡No me jodas Livia!
- Ya, ya, lo quito. – Me reía y fui cambiando de emisora escuchando los diferentes tipos de canciones cuando de repente sentí el auto remenearse de una forma muy poco convencional. Me sostuve del asiento y el cinturón de seguridad con fuerza mientras veía la pista moverse de derecha a izquierda, Guss movía el volante como loco mientras pisoteaba con fuerza algo metálico –. ¡¿Qué pasa?!
- ¡No tengo frenos! ¡NO HAY FRENOS!
Estaba más que alterado pero se le veía que hacia lo imposible porque tener el control del volante del auto, la camioneta de un momento a otro ya estaba dando vueltas por la pista resbaladiza, removiéndose como loca y en ese momento en verdad sentí lo que decía que era como carrete de cinta sobre mi vida, vi pasar frente a mis ojos todas mis decisiones y todos mis pensamientos. Ya antes de cerrar los ojos lo único que vi fue todas las plantas del bosque frente a nosotros y sentí los brazos de Guss rodearme de golpe, todo era cámara lenta, una mezcla de ruidos estrepitosos alrededor con zarandeos fuertes a los lados. Cortaduras, dolor, más removimiento, más sonidos, de repente todo fue calma.
Cuando desperté vi una luz brillante que me hizo entrecerrar los ojos, estaba aturdida en mi lugar. Giré los ojos a mi alrededor y me di cuenta de mi entorno, todo estaba destruido, el parabrisas estaba hecho trizas y la parte delantera de la camioneta estaba hundida al haber chocado de frente con un árbol.
Vi a mi lado, Guss estaba con la cabeza sobre guía del auto, estaba como si durmiera con tranquilidad a pesar de que sus lentes estaban rotos y brotaba algo de sangre de su frente para escurrir por su nariz.
Aún seguía mareada y de alguna forma estaba atrapada en el lado del copiloto, tenía el cinturón encima junto con el gran globo de parachoques desinflado frente a mí. Sin embargo, me sentía adolorida, pero haciendo énfasis en mi pierna izquierda.
En un parpadeo había varias voces alrededor con uno que otro pitido que me parecía familiar pero no podía reconocer de dónde. Mi ropa tenía la sensación de estar empapada. Iba parpadeando entre los lapsos de tiempo, sentía como abrieron la puerta, no me dio tiempo de siquiera pensar cuando ya el paramédicos me llevaba cargada en sus brazos y caminando con la mayor velocidad posible. Me acostaron en una camilla e instalaron la mascarilla sobre mi cara, un gas arropó mi nariz rápidamente y allí la oscuridad asomó a mis ojos.
°°°
Desperté, ahora en una habitación de clínica. No tardé en darme cuenta por cómo está todo dispuesto, yo estaba conectada a una línea a la parte externa de mi mano, ¿acaso estaba interna? Era una experiencia a decir verdad y solo podía tener la necesidad de gritar lo incomodo que era llevar todo aquello puesto. Un suero que se comunicaba a través de mis venas vertía un líquido picante que me dejaba deseos de rascarme rascarme, pero no quise ni intentarlo al imaginarme la aguja que estaba adentro. Ojeé a mi alrededor y me percaté que no estaba sola, allí estaba Owen durmiendo en una silla, Xavier estaba mirando sobre la ventana y Guss apoyado en la pared jugando en su celular, tenía algunas vendas en sus brazos y en la cabeza, si se había lastimado mucho pero al parecer no fue tanto como yo.
Xavier se dio cuenta de que había despertado y no dudó en aproximarse, no esperó a decirle a los otros y simplemente vino rápidamente hacia donde estaba yo.
- Dios mío Livia, ¿cómo te sientes? – Cuando se acercó a mi pude notar esas ojeras. Su lindo rostro se veía cansado, muy agotado para su corta edad, ¿pero por qué?
- Ya despertó. – El siguiente voz fue Guss y al parecer el también el rubio se despertó al escuchar esto, porque detrás de él también se asomó. No sé cuál de los tres se veía más preocupado.
- ¿Qué fue lo que pasó? Solo recuerdo cuando me pusieron en la camilla y más nada.
- Te hicieron una operación para ver si dentro de la herida había cosas externas.
- ¿Operación? – El menor de los tres asintió para continuar.
- Al parecer el vidrio o metal de la camioneta se te clavó cuando te quedaste atrapada, pero el doctor nos advirtió que pudo ser algo más directo.
- ¿Algo más directo?
- Un cuchillo por ejemplo. – Habló el menor de los tres.
- Sí, – continuó el mayor – y dentro de tu pierna encontraron cosas que no necesariamente era piedras ni tierra.
Tuve la necesidad de saber si tenía pierna, porque por lo que me decían parecía haberla perdido por completo. Mi respiración se agitó al imaginar lo peor de la situación.
- Tranquila Livia, no ha pasado nada peor, estarás bien. – Se sentó en la camilla tomando mi mano con cuidado.
- Encontraron una carta dentro de tu pierna. – Continuó un muy agotado Owen como si mi preocupación no fuese nada. Al ser el de tez más claro de los tres se notaba demasiado el cansancio.
- ¿Qué mierda? ¿Una carta en mi pierna? ¿Cómo?
- Así como escuchaste Livia. Una carta de rota a la mitad estaba incrustada en tu pierna. – Continuó el rubio –. No se leía nada en verdad, estaba incrustado de mala manera en la carne, se escuchaba horrible a como lo había descrito el doctor y...
- Owen. – Reprochó el mayor al verme más asustada y este calmó un poco la carretilla.
- Pero por suerte todo quedó como herida superficial.
- Eso quiere decir...
- Presiento que todo fue planeado, incluyendo lo del accidente. – Dijo Xavier.
- Y si lo fue, días antes yo había llevado mi camioneta al repuesto y el mecánico dijo que estaba en excelente condiciones. Y en el levantamiento salió como que mis frenos fueron cortados.
- Entonces si fue planeado. El que haya metido esa carta en la pierna de Livia, fue el mismo que sabía que habría un accidente y sabía dónde sería.
- ¿Crees que fue...?
La duda del rubio se quedó en el aire, no entendí si se refería a Zabrina o a Helly, pero parecía que fuera a alguien que solo ellos conocían, hasta Xavier se quedó algo pensativo mientras acariciaba su cabeza.
- Me suena a él. Pero no estamos seguros.
- ¿De quién?
Se miraron entre ellos algo incomoda pero luego Owen suspiró.
- Prometimos que ya no le ocultaríamos nada chicos, ya mejor vamos a decírselo.
- Sí, pero ni siquiera estamos seguros de que sea él. – Comentó entre un susurro Xavier.
- Aun así tenemos que decírselo. Ella está en "el problema" así que con ella hay que solucionarlo.
- Un problema que digamos que fuiste tú y Zabrina que lo crearon. – Un resentido Guss se cruzó de brazos.
- No comiences, ya hablamos de esto. Sí, es cierto, mi abuela y yo hicimos esto, pero no estuve de acuerdo con lo demás, ella y Helly se pusieron a eso luego de que mamá muriera. No tengo nada que ver con ese punto.
- Entonces no entiendo que hiciste, ¿qué hacías en tan dichoso plan?
- Solo íbamos a buscar clientes para que pagaran por saber su futuro, solo quería dinero para el tratamiento de mi madre, se los expliqué miles de veces.
- Lo siento Owen, pero de alguna forma ya es difícil de creerte. – Un reservado Xavier susurró a la vez que se mantenía alejado de la situación.
- Concuerdo con Xavier. No debiste ocultarnos eso, se supone que somos un "equipo", y mira con qué nos saltas.
- ¿Yo? Pero si tú también nos ocultaste lo de tu madre. – Se defendió el rubio.
- Eso es algo muy diferente.
- En verdad no se separa tanto Guss. – Opinó el pelinegro y el castaño le miró.
- Tú cállate, contigo tengo otra conversación.
- ¿Conmigo? ¿Y qué yo hice ahora?
- Cállate Xavier, y déjame terminar con Owen. – Volviendo a mirar al de las pulseras con cierto recelo –. Más te vale que sea la última vez que ocultes algo, ¿o qué? ¿tienes algo más que agregar?
El rubio bajó la mirada negando como si hubiera sido reprochado por su papá, en ese momento el de los lentes volteó hacia donde su primo nuevamente para enfrentarlo y este se vio indefenso por un momento.
- ¿Y tú? ¿Tienes algo que decirme? – Este negó rápidamente sin pensarlo mucho, y vi como una vena del mayor se alteró –. Xavier, sabes lo que me jode que me mientan en mi propia cara, si quieres que no te rompa la nariz en este mismo lugar frente a Livia...
- Pero estoy diciendo la verdad.
Como si fue un momento colérico, Guss lo tomó del cabello con rabia para levantarlo de su asiento y no importó que Owen lo intentara detener o que el mismo agredido se mantenía luchando para ser soltado, este le hizo agachar la cabeza con mayor fuerza para dejar ver algo de color plateado salir del cuero cabelludo. Y maldita sea, era un metal que casi cubría la mayor parte del centro de su cabeza, el cabello parecía sobre salir de esas líneas de metal que se entrelazaban entre ellas como una cocedura.
Tanto Owen como yo que solo pude ser espectadora del suceso nos sorprendimos.
Esto si se va poner intenso.
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