Arcano 16. Respóndeme


- ¿Qué pensabas hacer? – Un muy furioso Guss me apretó el agarre del brazo mientras yo intentaba asimilar la situación –. Respóndeme.

Silencio.

- Guss. Déjala, no ves que la loca ya acaba de perder el único tornillo que le quedaba – Owen intentó molestarme, pero aunque en algún momento me hubiera hecho molestar, esta vez no lo logró. No lo hizo, y eso los hizo sacar de sintonía.

Seguía sin responder a sus cuestiones, mientras en mi cabeza había un gran escudo que hacía que solo escuchara como murmullos. Mi mente entró en un bucle en el que ni ella misma quería salir.

- ¿Escuchaste Livia? – Volvió la señal a mis sentidos, yo negué ante la cuestión de Owen. Él suspiró –. Dije que ya nos vamos a la casa, tenemos que ver qué te pasa.

Esta vez asentí lentamente al estar de acuerdo, y cuando Guss me soltó del brazo caminé entre ellos, en silencio, encerrada en mi mente con el piso como único paisaje a divisar, solo siguiendo la dirección de los demás pies. Entramos a la camioneta y partimos rumbo a donde vivíamos, mis ojos estaban fijos en un punto en blanco, pero sentía la mirada preocupada de los demás, hasta la de Guss que estaba conduciendo y de vez en cuando miraba por el retrovisor.

Cuando llegamos, al instante me dirigieron a la cocina. Sentándonos en la mesa de una vez se dispusieron a disparar las preguntas.

- Xiaomi, ¿qué le hiciste?

- Xavier, cállate, yo no hice nada. Esta vez no.

- Pero esto es extraño, es como si estuviera en un trance. Como si estuviera...

- Rota. – Completó Guss la oración de Owen, sin dejar de mirarme, esta vez levanté la mirada hacia él. Y sí, me estaba leyendo, desde lo más profundo lo estaba haciendo.

- Tonta. Esqueleto. Idiota. Come libros. Brócoli mal hervido. Salsa dañada. Pitufa. Tablón de construcción. – Owen empezó a insultarme como si eso activara un lado salvaje de mí. Pero no lo hizo, aun así prosiguió –. Boba. Payasa de circo barato. Maquillaje barato. Niña mimada. Malcriada.

- Ya déjala. No ha dicho nada, de seguro pueda que estés hiriendo más lo que sea que haya visto o escuchado para dejarla así. – El mayor de los cinco se quitó los lentes pasándose los dedos por los ojos, como si estuviera cansado de toda la situación.

- Owen – lo llamé y él casi al instante levantó la mirada con sus ojos tan claros como el oro, los demás también miraron –. ¿Puedo hablarte?

Él asintió y se levantó cuando yo lo hice, como lo hicieron también los demás, y allí completé.

- A solas.

Todos excepto nosotros dos se sentaron y se miraron entre ellos. Fui hacia el salón principal y quedándome en pie, suspiré como si lo que fuera a decir, me fuera a quemar.

- Dime.

- Owen. Tú y los muchachos han investigado mucho de mí, ¿no?

Él asintió.

- Y sobre mi padre...

- Sobre tu padre es un caso muy complicado.

- Déjame terminar – Observé al piso pensando las cosas de la mejor manera posible y luego lo miré –. Sobre mi padre. Bueno, el que yo pensaba que era mi padre. – Se tensó.

- ¿Qué acabas de decir?

- Mi padre no es mi padre, aquella chica es hija de él, ¿no es así?

- ¿Qué? ¿Cómo...? Espera, ¿cómo sabes eso?

- No es de tu incumbencia. Soy hija de otro hombre y quien yo creía que era mi padre verdadero tiene otra hija con otra mujer.

El silencio por parte de Owen me dio mucho en qué pensar, tenía la boca media abierta y sus brazos cruzados con los ojos algo más abierto de lo normal, sus orbes de miel bajaron al piso mientras llevó su mano a acariciar su cabello rubio. Suspiró.

- Sí, es cierto. Todo es cierto. – Concluyó. Y le iba a reclamar hasta que siguió –. Pero te lo íbamos a decir, lo juro.

- ¿Cuando? ¿Por qué no me lo dijiste antes? – Había algo de molestia que ni yo misma me había percatado. Él dio un paso hacia atrás.

- Livia. No sé cómo lo supiste pero no era el mejor momento para saberlo. Hay muchos baches que tal vez esa persona no dijo para ponerte en nuestra contra, pero no es lo mejor.

- ¿Cómo sabes que esa "persona" quiere ponerme en contra de ustedes?

El abrió los ojos aún más por lo que dije, ahora que voy interpretando lo que él dijo...

Lo miré.

Lo miré muy detenidamente.

Estaba nervioso, tragó en seco.

Acaso...

- Conoces a la persona.

- No sé de lo que hablas Livia. – Volvió a dar un paso hacia atrás, pero esta vez di dos pasos hacia adelante.

- Dime.

- En verdad no sé qué hablas.

- Dime eso mirándome a los ojos si es verdad – lo intentó, lo intentó por unos segundos pero falló, no pudo ni hablar.

- Livia, yo... Nosotros...

- ¡Habla!

- No sé de qué...

- ¡Qué hables!

- ¡Livia cálmate!

- ¡No me calmaré! ¡Dime todo de una buena vez!

- ¡Que no!

- ¡¿Por qué no?!

- ¡Porque ella es mi madre y es la madre de ella! – Explotó Owen cuando, a su vez, se escuchó en su espalda la voz de un castaño.

- ¿Qué?


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